Fabiola Hablutzel

A propósito de mamá, Fabiola Hablützel

"Quedé fascinada con la historia de Fabiola el día de la presentación de su libro "La hermana del medio" en La Rebelde, una librería café en Barranco."

[NOS INSPIRAN] Quedé fascinada con la historia de Fabiola el día de la presentación de su libro «La hermana del medio» en La Rebelde, una librería café en Barranco. Fuimos un grupo de amigas que nadamos en el mar, Las Truchas. Dos de ellas eran amigas de la universidad de Fabiola, fueron las que nos pasaron la voz y una era prima de Rene Gastelumendi, así que todo era muy familiar.

Fabiola, una niña normal, luego joven, después casada, con dos hijitos ya jóvenes y cada vez más independientes, empieza a preocuparse cada día más por los animalitos, y se pone a escribir lindas historias en Facebook de sus gatos adoptados. Lo hacía de corazón, con tantas ganas como las que ella sintió cuando los adoptó y era tan conmovedor que provocaba adoptar uno.

Ella se ríe por la coincidencia, empezó escribiendo por unos gatitos y luego escribió la historia de su propia adopción y lo hace de una manera tan verídica que uno se pone a leer sin parar, porque a ella le pasa cada cosa en este recorrido de sus antepasados y todo fue como un exabrupto: como quién abre una puerta y siente un vacío mientras el cuerpo da vueltas y una no sabe a dónde va a llegar a parar.

Fue exactamente eso lo que yo sentí cuando Fabiola empezó a contar cómo su madre, estando con alzheimer, con el miedo de que otra persona le cuente la historia de su origen de sangre y le revelara que es adoptada y comenzaran a saltar historias a borbotones, una más loca que la otra, porque la mamá había prendido una mecha guardada casi 50 años y, cuando explotó, la familia de Fabiola había crecido por todos lados: 5 hermanos de papá (de sangre como decía su madre) y 5 hermanos de mamá, 25 sobrinos y 20 sobrinos nietos. En ese escenario, ella cae bien parada al medio.
Fabiola nos cuenta que luego de publicar sobre animalitos adoptados, y al enterarse de que ya en la familia se empezaba a correr la voz, prefirió adelantarse ella misma y escribir en Facebook cómo había tomado la noticia, insistiendo en que no estaba molesta con sus padres peruanos y fin de esa historia. Adiós comentarios.

Luego empieza la búsqueda de sus orígenes y eso la invita a escribir porque era desenredar la madeja para llegar hasta encontrar a su último hermano. Sin pensar demasiado, comenzó preguntándose quién fuera su madre. Encontrar una foto con su progenitora la dejó impactada, a tal punto que no paró hasta no llegar hasta los lugares que había recorrido, incluso el centro donde la fue a buscar su madre adoptiva. Conforme iba leyendo imaginaba lo ansiosa que me pondría yo en sus zapatos.

Libro La hermana del medio
Lo lindo del desprendimiento de Fabiola para hacernos partícipes de cada día de este capítulo de su vida, es que muchas veces callamos o sentimos que somos menos si somos adoptados, que somos los menos privilegiados y no, ella se encargó de encarar su realidad de la manera más positiva. Ella, muy lejos de sentirse mal, se siente la niña elegida.
Luego de leer toda la parte de la búsqueda de documentos vienen los capítulos deliciosos de los reencuentros con sus hermanos. Primero los de la parte materna y luego los de la parte paterna.

Cuando le pregunto por qué decidió contar esta historia, relata que ella quería ayudar a personas que estaban en esa misma búsqueda y que no sabía por dónde empezar. También, por el hecho de compartir su propio proceso, sentía que estaba apoyando y ayudando a normalizar la condición de adoptada para no sentir nunca marginación. Cuando uno está con ganas de ser papá o está dispuesto a todo, nada puede quebrar el amor de unos padres, al contrario, la entrega es fuerte y firme, tal como ella la vivió. “A nuestra sociedad le falta mucho por aprender”, apunta Fabiola.
“Hay que ser valientes para ser papás” esa es la frase con la que me quedé porque, como dice Fabiola, no importa si es adoptado o no, los niños ya tienen sus genes, pasado, mochilas etc. como los no adoptados. “Basta que tú tengas poder para que tengas obligación con ese niño”.

Una de los sueños de Fabiola es lograr cambiar la ley para que en el Perú se pueda adoptar sin declarar a un niño en abandono. Los trámites son muy engorrosos en el Perú, porque primero tiene el niño que ser declarado en abandono en un juzgado, algo que estigmatiza al niño, como si llevara un sticker en la frente diciendo “abandonado”. Es traumático, muy fuerte.

Fabiola fue adoptada en Chile, donde la ley si protege a los niños y también protege a los padres biológicos mientras están vivos, pero cuando ella empieza la búsqueda se le abrieron las puertas porque sus padres biológicos habían fallecido. En el Perú existen más de 5,000 niños abandonados, en Chile existe el Servicio Nacional de Menores, organismo que pertenece al Ministerio de Justicia, que se encarga de proteger a los niños y de reinsertarlos a la sociedad, pueden participar extranjeros en los procesos de adopción, el trámite demora máximo 1 año y medio. En el Perú para dar en adopción a un bebe, tienes que ir al Ministerio de Justicia y hacer una declaración en el juzgado que lo estás abandonando. Y para que alguna familia lo quiera adoptar demora de 3 a 4 años para los que ya se encuentran en los albergues.

“Dar en adopción es un gesto de amor”. Ese desprendimiento que me pone la piel de gallina y me acelera el corazón tiene que ver con los prejuicios con los que hemos sido “criados”, porque no todos hemos deseado traer al mundo a los niños, hay varios casos de embarazos no deseados, y la suerte está para los dos, te puede tocar una buena o mala madre biológica o adoptiva, así que no hay porqué marginar, no hay porque sentirse mal. Nunca.

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adopción, albergues, Chile, escritora, Fabiola Hablützel, La hermana del medio, Libro, Perú

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