Aborto

[ENTRE BRUJAS] Durante siglos el patriarcado (no hay que tener temor a nombrarlo) se ha sostenido y reproducido teniendo como base el control del cuerpo, la sexualidad y la reproducción de las mujeres.

Uno de los mecanismos institucionalizados para sostener dicho control son las leyes que sancionan la posibilidad de autonomía. La penalización del aborto es un ejemplo claro.

Este, es un dispositivo que durante siglos no solo ha sancionado la posibilidad de que las mujeres tomen una decisión sobre su cuerpo y proyectos de vida, sino que a la vez les ha quitado dignidad a través de la criminalización.

Las leyes también saben de clases sociales y de estatus diferenciados. Aunque la penalización afecta a todas, tiene un impacto mayor en las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes en condiciones de pobreza o sobrevivientes de violencia.

Es decir, las mujeres que tienen recursos económicos y entornos de apoyo pueden acceder a este procedimiento sin poner en grave riesgo su vida y libertad. Quienes no, suelen quedar expuestas a la clandestinidad abusiva y al aprovechamiento de personas inescrupulosas que lucran con la desesperación.

Por ello se dice que la despenalización del aborto es un asunto de derechos, pero también de justicia social. Son las mujeres y niñas pobres, violentadas y en situación precaria las que sufren el impacto de normas sexistas y abusivas.

La penalización del derecho a decidir de las mujeres es un indicador de sociedades machistas y discriminadoras. Pero, la penalización del aborto aún en casos de violación sexual pone en evidencia sociedades indolentes, en donde la dignidad de las mujeres no vale y se vulnera sistemáticamente. Tal es el caso peruano.

En el Perú, el aborto aún en casos de violación se encuentra criminalizado. Es decir, se obliga a las mujeres y a las niñas a continuar con embarazos producto de un crimen atroz. Las dramáticas cifras dan cuenta de ello:

En el 2022 a nivel nacional 1623 niñas entre los 111 y 14 años fueron obligadas a parir, luego de una violación. Hasta agosto del 2023, corrieron el mismo destino 636 niñas.

Criaturas forzadas a ser madres, impedidas de disfrutar de una infancia plena y con ello destinadas a continuar en un circulo de violencia y exclusión.

Feministas y defensoras de los derechos de las mujeres durante décadas han reclamado que el Estado corrija este error, y, despenalice la interrupción del embarazo en casos de violación. Aunque para avanzar en materia de igualdad es importante que esta figura penal desaparezca y no haya criminalización por ninguna causal; se reconoce que es urgente – al menos- proteger a las sobrevivientes de violencia sexual. Es decir, no condenarlas a la tortura de un embarazo forzado. Un mínimo de dignidad aun negado por el sistema patriarcal.

El reclamos de autonomía, derechos y dignidad vuelven a materializarse este 28 de septiembre, fecha en la que desde la Asamblea Verde (espacio de confluencia feminista) se ha organizado una movilización en el marco del Día internacional por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe. Organizaciones, activistas y colectivas feministas se unen para levantar en las calles y públicamente su voz de protesta frente a un Estado indolente. Se exige así que se deje de criminalizar a las mujeres y se brinden garantías para su autonomía.

Una marcha por el derecho a decidir, una movilización para que el Estado garantice el aborto legal y seguro. Una movilización vestida de verde, con pañuelos,  con historias reales de dolor y desesperación  en donde una vez más se vuelve a disputar la libertad y la dignidad de las mujeres.

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Aborto, Derechos de las mujeres, feminismo, Penalización del aborto, violencia sexual

La presidenta de Ositran, Verónica Zambrano, ha señalado que le ha pedido a Lima Airport Partners, LAP, concesionaria del aeropuerto Jorge Chávez, que retire los carteles inclusivos en los baños del terminal, que permiten que la gente, de acuerdo a su identidad de género, elija qué servicio emplear. Puntualmente, que una mujer trans pueda usar el baño femenino.

“Puede dar lugar a confusión porque a partir de ese anuncio podrían entrar hombres vestidos de mujeres a baños de mujeres y ese no es el sentido que se le está dando actualmente a todas esas normas y declaraciones que hemos mencionado. [Con carteles inclusivos] alguien como Arnold Schwarzenegger puede entrar al baño de damas”, ha berreado la titular del organismo supervisor.

Lo que la presidenta de Ositran pone de manifiesto es transfobia y afán violatorio de derechos consagrados en diversos documentos internacionales, como la Convención Americana de Derechos Humanos.

Es una tragedia realmente la existencia de un espíritu conservador tan arraigado en el Perú. En todo lo que tenga que ver con lucha de derechos, salen sujetos de las cavernas a tratar de frenar todo avance y hacer que el Perú se quede encerrado en el establishment más segregacionista posible.

Así, se oponen al aborto, inclusive al terapéutico (el comunicado de la Conferencia Episcopal sobre el caso MILA es de una bestialidad brutal), al matrimonio gay, a la educación con políticas de equidad de género, a la tolerancia, en suma, a los vientos modernos que ya en otros países -muchos, inclusive, de la región- vienen recogiéndose y adoptándose.

Desde Locke y su Ensayo sobre la tolerancia, se identificó al liberalismo con ánimos respetuosos de la diversidad. En nuestro país, hay, sin embargo, “liberales” que se autodenominan conservadores, al mismo tiempo, como si fuera normal, cuando lo que en verdad son es libertarios en lo económico y conservadores en lo moral, no son liberales, y harían bien en señalarlo así y no ensuciar un término que arrastra siglos de acompañamiento a las libertades económicas, políticas y morales.

Ojalá LAP insista en su postura inicial y no haga caso de la monserga conservadora de la jefa del Ositran, cuyo nivel de indigencia intelectual nos llama la atención respecto de su idoneidad para ocupar el cargo que ocupa. La lucha por la libertad es permanente y desde todos los ámbitos que se pueda, se debe ir librando a diario.

La del estribo: muy recomendable una joya bibliográfica recientemente publicada. Cajamarca, belleza, soledad y coraje, un libro de fotografías de la bella ciudad andina tomadas durante los tiempos de la pandemia, efectuadas por el pintor cajamarquino José Luis Chávez Tejada. Los textos son de Alonso Rabi y la calidad gráfica es de primer orden. El libro se alinea con el pedido, que compartimos, de que la UNESCO declare a Cajamarca, cuyo centro histórico es una maravilla y su historia es icónica en nuestro país, como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Lo encuentran en la librería El Virrey.

 

 

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Aborto, Aeropuerto Jorge Chávez, Ositran, transfobia

[ENTRE BRUJAS: FEMINISMO, GÉNERO Y DERECHOS HUMANOS] Hace unos días se conoció el caso de una menor de 10 meses que fue violentada sexualmente por su progenitor y producto de este ataque, falleció. Su madre era una adolescente de 15 años. Es decir, habría salido en estado de gestación cuando tan solo tenía 14 años y no tenía la edad para brindar consentimiento alguno, por lo que se habría cometido una violación sexual en su agravio. Esta noticia ocasionó una gran indignación colectiva.

El agresor -pese a haber sido denunciado- se encontraba en libertad. Aunque la adolescente víctima tenía medidas de protección, estas no fueron cumplidas ni garantizadas por las autoridades peruanas. Tampoco se tuvo acceso al Kit de Emergencia[1] que cuenta con un grupo de medicamentos y pruebas para prevenir un embarazo forzado o Infecciones de Transmisión Sexual. Sucedió lo mismo con el acceso a un aborto terapéutico, legal desde 1924[2] para aquellos casos en donde haya un gran peligro para la vida y/o la salud de la mujer.

La violencia sexual en nuestro país es una de las grandes tragedias que tenemos. Cuando analizamos las cifras, estas son más que dolorosas. Parece inútil repetirlas, pero hoy más que nunca necesitamos la sensibilidad de la ciudadanía para exigir respuestas estatales reales y serias para la atención, sanción, prevención y erradicación de esta problemática. Recordemos que es obligación del estado garantizar una vida digna, lo que va en el marco del derecho que tenemos todas las mujeres a vivir una vida libre de violencias.

En el 2022 se han registrado 25 909 (94,7%) casos de violencia sexual en agravio de mujeres. Hasta mayo del 2023, se tiene el registro de 11 085 casos de violencia sexual a mujeres, los que representan 94,5% del total de denuncias.

Así también, en el 2022 se registraron 11 080 casos de violaciones sexuales a mujeres y en el 2023, 4776 casos. En este tipo de violencia sexual, los registros visibilizan a las niñas, niños y adolescentes como los/as principales afectados/as, en lo que va del año se han cometido 3 297 violaciones sexuales, representando al 65,9% del total de denuncias.

Este crimen ha sido considerado por las instancias internacionales como una forma de tortura, así como lo es obligar a las mujeres a continuar con un embarazo producto de esta agresión: embarazos forzados. Diferentes Comités de derechos humanos han recomendado al país que se despenalice el aborto en casos de violación sexual, entendiéndolo como el estándar mínimo con el que se debería contar. Esta medida en parte representa una restitución de la dignidad a las víctimas y no perpetuar más su sufrimiento. Esto ha sido recogido en las recomendaciones hechas por el Comité de los Derechos del Niño, el Comité CEDAW, el Comité de los Derechos Humanos y recientemente en las recomendaciones del último Examen Periódico Universal hecho al Perú por otros estados.

En nuestro país vemos con indignación la recurrencia de la violencia sexual, pero es necesario apoyar acciones que realmente se orienten a lograr que este crimen sea erradicado y proteger a las víctimas.

Despenalizar el aborto en casos de violación sexual es una medida urgente, una deuda histórica del Estado con las mujeres y las niñas. Una medida que, al menos, ayudaría a no exponer a las víctimas  a la extensión de su sufrimiento, salvaguardando su vida y salud.

De otro lado, se necesita romper con la impunidad. Cada agresor impune es un peligro para otras niñas y mujeres. La falla de nuestro sistema de justicia para sancionar estos crímenes impacta directamente en el incremento de otras víctimas.

PREVENCIÓN: si bien queremos sanción, este ámbito es sumamente importante para que estos casos no se repitan, que ninguna otra niña/adolescente o mujer adulta se vea expuesta a esta tortura que daña su vida para siempre. Para prevenir este crimen resulta primordial la educación sexual integral en las escuelas, lamentablemente esta ha sido bloqueada por un congreso antiderechos que responde a intereses subalternos.

Estás medidas a largo plazo son impopulares, en la medida que no brindan soluciones inmediatas, pero sino empezamos a abordar el problema de forma seria y responsable seguiremos lamentando casos. La indignación sin acción no alcanza.

[1] De acuerdo a la Directiva Sanitaria N° 083/2019/DGIESP el “Kit para la Atención de Casos de Violencia contra la Mujer – Violencia Sexual” es un grupo de productos preestablecidos que deben ser entregados en la atención de un caso de violencia sexual y que tienen la finalidad de prevenir embarazos forzados.

[2] Artículo 119° del Código Penal: “No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer embarazada o de su representante legal, si lo tuviera, cuando es el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente”

 

*Nota realizada con la colaboración de Cecibel Jiménez

 

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Aborto, adolescencia, CEDAW, violencia sexual

[UNA TERCERA MIRADA] La posición pro-vida, o más bien la posición a favor del aborto clandestino, es muy fácil de sostener, pues no requiere de ningún trabajo real. Frente a los recientes casos de abusos sexuales (y abortos forzados) por parte de pastores y dirigentes de movimientos pro-vida; es importante explicar por qué los no-nacidos son un grupo al que resulta muy conveniente defender.

Los no-nacidos nunca demandarán nada de ti. Jamás te van a pedir nada, ni pedir nacer bajo alguna condición de bienestar. No interrumpirán tu día con una protesta que tome una calle que transites. Así, nunca te harán cuestionar el uso y abuso de la fuerza policial. No harán ninguna declaración pública que te incomode al estar en contra de otras posiciones que sostienes, ni te harán rendir cuentas sobre la pertinencia y alcance de tu posición sobre sus derechos.

Es un grupo moralmente poco complicado, jamás han hecho ni harán nada malo. Por ejemplo, en comparación a los presos o a los adictos, no hay nada que calificar o contextualizar al defender sus derechos. Enfrentar su problemática no requiere de un análisis serio y profundo. Y así, es muy fácil sumar a tus filas a personas con poca educación crítica.

No resienten tu condescendencia ni te piden que seas políticamente correcto. No hacen uso de palabras nuevas para ti, ni necesitas estar especialmente atento a situaciones diarias donde debas cuestionar tu propia forma de pensar y actuar. No tendrás que ponerte en su lugar para encontrar la real causa de su injusticia, ni de cómo contribuyes sin querer a su precariedad. Y en el intento de empatizar; jamás te reclamarán que observes tu privilegio de ya-nacido, ni exigirán su agencia en la lucha por nacer.

No te piden dinero, educación, salud, ni manutención. A diferencia de los enfermos y los huérfanos, tampoco necesitan ni de tu tiempo para recaudar dinero en los semáforos. A diferencia de luchar contra la desnutrición crónica, la pobreza o ayudar a las viudas; no requieren de ningún gasto público que justificar, ni programa social cuyo impacto haya que monitorear y evaluar. Puedes defenderlos sin desafiar tu estabilidad económica, tu poder o privilegio.

Su defensa no requiere que reimagines estructuras sociales más justas donde quepan todos. No necesitas disculparte en nombre de tus antepasados, aprender de la historia para no repetirla, reparar daños a nadie, o cuestionar la apropiación de artefactos culturales ajenos. A diferencia de defender la igualdad entre personas que respiran, no te piden que cuestiones estructuras sociales que podrías pensar que son beneficiosas para ti mismo, como el patriarcado, la homofobia, el clasismo o el racismo.

A diferencia de defender a los inmigrantes, los no-nacidos no traen ninguna carga racial, sexual, religiosa o cultural que pueda asustar a los mayores de tu distrito. No necesitas aceptar, incluir o tolerar ningún nuevo elemento de diversidad en tu ciudad. No tienes que aprender un nuevo idioma, probar nuevas comidas, o acostumbrarte a escuchar un nuevo acento en tu país. No necesitas entenderte a ti mismo como un miembro de una comunidad más grande para incluirlos.

¡Son geniales! Defender a los no-nacidos te permite sentirte bien contigo mismo sin el trabajo de crear y mantener una relación con ellos. Pues en unos meses te puedes olvidar de ellos para siempre, porque dejan de ser no-nacidos. En especial si nacen homosexuales, mujeres, extranjeros o en algún lugar lejos de la capital; al contrario, puedes despojarlos de todos los derechos que les otorgaste.

Son las personas perfectas para amar si quieres solo aparentar que eres un cristiano que ama a Jesús, sin que te tenga que importar los pobres, viudas, prisioneros, inmigrantes, enfermos y huérfanos; los que la biblia te pide específicamente que protejas.

Este es un parafraseo contextualizado de las muy populares palabras del pastor David Barnhart, opinando sobre la anulación de Roe V. Wade, la protección federal del aborto en EEUU. Hoy quisiera que estas ideas resuenen en el Perú también.

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Aborto, no-nacidos, PRO-VIDA

Las feministas luchamos por el derecho a decidir de las mujeres, muchas otras mujeres abortan. Es tiempo de unir las voces colectivas y demandar de forma más masiva educación sexual y aborto legal para no morir.

Hoy 28 de septiembre, diversas activistas y organizaciones se movilizarán demandando al Estado la despenalización del aborto, como un asunto pendiente para garantizar igualdad, libertad y justicia social. Habrá una marcha a las 6pm, cuya concentración inicial será en la Plaza San Martín. Tiempo de unir voces. #AbortoLegalPeru #28S

Las razones por las que las mujeres abortan son muchas y diversas. Y estas mujeres, con muchas razones tras sí, son solo eso, mujeres. Seres humanos con dignidad, ciudadanas que el sistema ha situado como de segunda clase, limitando su libertad.

Las feministas luchamos por el derecho a decidir de las mujeres, muchas otras mujeres abortan. Es tiempo de unir las voces colectivas y demandar de forma más masiva educación sexual y aborto legal para no morir.

Hoy 28 de septiembre, diversas activistas y organizaciones se movilizarán demandando al Estado la despenalización del aborto, como un asunto pendiente para garantizar igualdad, libertad y justicia social. Habrá una marcha a las 6pm, cuya concentración inicial será en la Plaza San Martín. Tiempo de unir voces. #AbortoLegalPeru #28S

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Aborto, AbortoLegalPeru

Pero el feto no tiene derecho a vivir, y en ese sentido el argumento de la realidad social del aborto se enriquece al complementarse con el de las capacidades cognitivas: El feto no tiene las capacidades cognitivas relevantes para que sus derechos compitan con los derechos de las mujeres que portan un feto. Esto lo tienen muy claro las millones de mujeres alrededor del mundo que abortan a pesar de los marcos legales de los lugares en los que viven. Ellas no se van a dejar persuadir con argumentos absurdos basados en la premisa injustificada del derecho a la vida de toda vida humana. Ya que las personas que se oponen al aborto no tienen buenos argumentos, es una realidad que las mujeres abortan y seguirán abortando, al punto que se trata de un problema de salud pública. Hagamos por lo tanto que el aborto sea legal para que sea seguro. 


* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. 

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Aborto, Filosofía, primer trimestres, Religión

 

Hablar sobre el aborto o interrupción del embarazo es un tema muy tenso en el Perú. Buena parte de la población peruana, usualmente de formación católica o evangélica, se opone tajantemente porque lo considera tanto crimen como pecado. Otra parte de la población, considera que puede haber razones válidas para llevarlo a cabo en las primeras 14 semanas, pero que se trata de un tema íntimo a la par que violento y por ello es mejor esconderlo. Tocar el tema entonces, es per se una agresión que, apenas salta a la luz, de inmediato se debe acallar. Es una cuestión de creencias encontradas que puede dividir familias, separar amistades y enfrentar movimientos anti aborto contra las marchas a favor de un aborto libre. No se habla en los colegios ni en las universidades, la prensa escrita se atreve en tanto replica noticias de otros países, pero no lo discute el periodismo televisivo. La prensa religiosa es además muy dura cuando trabajadoras del sector eclesial comparten alguna publicación en redes sociales a favor del aborto libre.

Los estudios de las organizaciones que defienden el derecho de las mujeres sobre su cuerpo se acumulan desde la década de 1970 en el Perú, pero el aborto continúa penado desde 1863. Es cierto que desde 1924 se declara fuera de castigo el aborto terapéutico, pero fue ignorando hasta que recién el año 2014 se aprobó el reglamento para que pudiera ejercerse. Así que hasta hoy sólo es aprobado cuando es el único medio para salvar la vida o evitar un daño grave y permanente en la salud de la mujer, quedando como delito cuando el embrazo es producto de una violación sexual, cuando existen malformaciones fetales incompatibles con la vida extra uterina, y cuando se trata de una inseminación no consentida.

Como señaló Elizabeth Salazar Vega (Ojo Público, 2019), en nuestro país, las mujeres y adolescentes que sólo lo pueden realizar de manera ilegal son perseguidas por el Estado. Y quienes las denuncian son las personas a quienes acuden precisamente a buscar ayuda: personal de hospitales, policías y fiscales. Son ellos quienes las denuncian amparados en los artículos 114 y 120 que establecen desde tres meses hasta dos años de cárcel para ellas. ¿Y por qué lo hacen? Porque el artículo 117 establece que los profesionales que “abusen de su ciencia o arte para causar el aborto”, tendrán pena privativa de libertad de 1 a 5 años, dependiendo del consentimiento de la paciente, y serán inhabilitados para ejercer su profesión y privados de grados policiales, títulos honoríficos y demás distinciones propias de su oficio.

Desde fines de los años 90 en adelante, el espacio donde sí se discute a pesar de que no quisieran muchos congresistas, es en el ámbito legislativo. Pronto sabremos del debate en la comisión de Justicia y Derechos Humanos, pues en diciembre del año pasado, congresistas encabezados por Ruth Luque presentaron nuevamente el proyecto de Ley para despenalizar el aborto por violación, y una semana después, la congresista pastora evangélica María Jáuregui, presentó como contraparte el proyecto de Ley que reconoce los derechos al concebido.

Colombia aprobó el aborto el año 2006. Lo que ha ocurrido el lunes pasado es que la Corte Constitucional lo ha despenalizado hasta la semana 24, acción que se ha celebrado en la región, pero que levantó preguntas en las redes del por qué se aprobó hasta el segundo trimestre del embarazo si, como es sabido, es un estado de gestación que pone en riesgo la salud, es más doloroso e implica una prolongada recuperación. La Corte no puso plazo por dos razones: porque hay casos en los que la vida de la madre se pone en riesgo recién al final de la gestación, como en el caso de la mortal preeclampsia que solo se puede diagnosticar después de la semana 20. Y porque son tantos los obstáculos que establecen muchas veces las familias y las instituciones, públicas y privadas, que el plazo de 14 sólo se cumple en los países donde los programas llevan décadas y el personal está capacitado. Colombia ahora pondrá sus esfuerzos en la educación sexual. Ojalá que aquí perdamos miedo de mentarlo y aprendamos a escuchar.

 

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Aborto, Colombia

El “Día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe” o el “Día de Acción Global por el Aborto Legal y Seguro”; es una fecha emblemática en el calendario feminista que convoca a la movilización de millones de mujeres por el derecho a decidir. Es un día para hablar de libertades, así como de injusticias sociales, de barreras y de exclusiones en el ámbito de la salud sexual y reproductiva. 

Ayer #28S, diversas expresiones de los feminismos se volcaron a las calles y a las redes sociales para expresar su indignación frente a estados patriarcales que limitan el derecho a decidir de las mujeres; recordando que la lucha por la autonomía sexual y reproductiva ha sido y es una de las principales batallas que ha librado el movimiento feminista global en su diversidad.

Recordemos que en el Perú solo se encuentra despenalizado el aborto terapéutico, aunque acceder a este derecho no es una tarea fácil. Según un reciente Informe de la Defensoría del Pueblo¹ existen una serie de barreras como el exceso de burocratización, la estigmatización y la falta de información en el funcionariado que limitan una adecuada atención a las mujeres y niñas.

Así mismo, en nuestro país, el Estado obliga a las víctimas de violación sexual a continuar con embarazos forzados, ya que no se ha despenalizado el aborto en casos de violación o incesto. 

Según cifras del MINSA, entre el 2019 y el 2020, se registraron 2,482 niñas menores de 14 años que fueron obligadas a tener partos producto de una violación sexual. En lo que va del 2020 ya se han registrado 796 partos en niñas, de los cuales 10 fueron menores de 10 años. Es decir, el embarazo infantil forzado es uno de los principales dramas que tiene el país. 

En varias oportunidades, diversas instancias de las Naciones Unidas como el Comité de Derechos Humanos, el Comité contra la Discriminación hacia la Mujer y el Comité contra la tortura, han recomendado al Estado Peruano despenalizar el aborto por causal violación, como una medida para evitar la extensión del sufrimiento de las víctimas de crímenes sexuales. El Estado se ha mantenido indiferente frente a estas demandas. 

Desde las organizaciones y colectivas feministas se sigue trabajando por lograr la despenalización del aborto; en años anteriores se han promovido procesos ciudadanos y propuestas legislativas para – al menos- lograr la despenalización por causal violación; la respuesta ha sido siempre la indiferencia o el insulto. Es decir, se le sigue dando la espalda a las mujeres y a las niñas, se sigue perpetuando la discriminación, la injusticia social y la doble moral. 

Si bien hablar de la despenalización del aborto es un asunto de derechos humanos, también lo es de justicia social; son las mujeres y jóvenes en condiciones de pobreza las que se ven expuestas a espacios de clandestinidad que lucran con su dolor y desesperación.  La realidad es que las mujeres abortan, sólo que aquellas que tienen recursos lo pueden hacer salvaguardando su salud y las otras no. 

La siguiente consigna feminista, voceada en marchas y con mayor fuerza este 28S, clarifica las demandas pendientes que el Estado debe atender para construir una democracia real, la cual debe incluir a las mujeres y sus luchas históricas: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.  Es tiempo de avanzar. 

¹Informe sobre la supervisión de la atención integral en niñas y adolescentes embarazadas producto de violación sexual en establecimientos de salud. Defensoría del Pueblo, 2021. Disponible en: https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2021/07/INFORME-DE-ATENCI%C3%93N-EMBARAZO-EN-NI%C3%91AS-Y-ADOLESCENTES-DP-UNFPA-PER%C3%9A.pdf

 

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28 de setiembre, Aborto, derecho a decidir, mujeres y niñas
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