cambio climático

El sábado pasado, en diferentes partes de nuestro país, se apagaron las luces entre las 8:30 y 9:30 para darle un respiro al planeta.

¿Qué es la Hora del Planeta?

La Hora del Planeta es una acción global creada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y es uno de los movimientos ambientales más grandes del mundo. La primera Hora del Planeta se celebró en Sidney, Australia, el 31 de marzo de 2007 y contó con un ahorro de energía que se estimó entre el 2,1 % y el 10,2 % y con una participación que se calculó en 2,2 millones de personas.

La acción consiste en un apagón eléctrico, en el que se pide a los hogares y empresas que apaguen las luces y otros aparatos eléctricos no indispensables durante una hora. Con esta acción simbólica, se pretende concientizar a la sociedad sobre la necesidad de adoptar medidas frente al cambio climático así como ahorrar energía. 

Participan más de 190 países, millones de personas que apagan sus luces durante 1 hora. Existen varios puntos de de referencia mundiales —como la Ópera de Sídney, la Puerta de la India, el Phoenix Center de Beijing en China, la Puerta de Brandenburgo en Alemania, el Coliseo en Italia, el Empire State Building en Estados Unidos y el Cristo Redentor en Brasil— apagaron sus luces para mostrar su apoyo.

De acuerdo con WWF, Perú se unió por primera vez en el 2009 y se estimó que 8 millones de peruanos participaron.

¿Es suficiente?

Si bien es una acción positiva cuando millones de personas se ponen de acuerdo para generar un  ahorro de energía y reducción de la contaminación lumínica… pero no, no es suficiente ya que sigue siendo solo una acción al año y lo que necesitamos para un tema tan urgente, son acciones diarias convertidas en hábitos.

Es necesario que empecemos a cuestionar nuestro impacto ambiental en el planeta y asumamos compromisos más ambiciosos en torno a su cuidado. Podemos empezar con nuestro consumo y los residuos que estos generan.

La sostenibilidad no es un asunto de moda, es una cuestión de supervivencia.

Nombre del artículo: ¿Solo la Hora del Planeta?

Nombre de la columna: Tiempo de Millenials

Columna semanal de opinión

Autora: Fiorella Danjoy

La Hora del Planeta es un movimiento ambiental creado para concientizar sobre la necesidad de adoptar medidas frente al cambio climático.

Si bien es una acción positiva, no es suficiente ya que es solo una acción al año y necesitamos  acciones diarias convertidas en hábitos.

Es necesario que empecemos a cuestionar nuestro impacto ambiental y asumamos compromisos más ambiciosos.

La sostenibilidad no es un asunto de moda, es una cuestión de supervivencia.

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cambio climático, Hora del Planeta, Sostenibilidad

Los últimos tres meses han sido los más calurosos registrados y, con febrero, son nueve los récords mensuales consecutivos provocados, de acuerdo con el último boletín climático mensual publicado por el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S).

Según los datos de C3S, la temperatura terrestre en febrero superó en 1,77 °C, el promedio de la era preindustrial. En un lapso de 12 meses, comprendido entre marzo del 2023 y febrero del 2024, hemos vivido el año más caluroso registrado, con temperaturas que sobrepasaron en 1,56 °C los valores de referencia históricos

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) atribuye estas temperaturas extremas tanto al fenómeno El Niño como a la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, impulsada por las actividades humanas con el uso de los combustibles fósiles.

Así, si bien se baten records mensuales de calor también batimos otros récords que son producto de nuestras malas decisiones: 

  • El 26 de noviembre de 2023 se registró un récord de pasajeros en los aeropuertos de Estados Unidos. En total, hubo 2,884,783 millones de viajeros en un día.
  • El consumo de carbón en el mundo alcanzó un récord en 2023, después de que se quemaran 8.530 millones de toneladas de este combustible fósil.

Ya no hay que tener cuidado con el cambio climático si no que está pasando. Perú es uno de los países más afectados por la crisis climática debido a nuestra diversidad de ecosistemas y que nos pueden llevan a tener una inseguridad alimentaria además de un estrés hídrico.

 Es tan urgente como una obligación que todos nos involucremos y tomemos medidas, desde el sector privado y público pero también desde la comunidad.

También, debemos acelerar nuestra capacidad de adaptación. Realizar procesos de ajuste al clima real o proyectado.  Por ejemplo, nuevas variedades vegetales que resistan las sequías y el calor.

Como verán, este no es un llamado a la desesperación si no a la acción.

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[CARTAS A MANUELA SÁENZ] Querida Manuela,

Estoy de regreso en Lima, la ciudad que tan poco te gustaba. Es mi ciudad, tiene sus fallas, claro que sí, pero a mí me encanta que tenga las montañas y el mar tan cerca. El problema es el tráfico, así como un casco histórico lleno de misterio pero que se está cayendo a pedazos o un río Rímac contaminado. En fin, es una ciudad que no puede más.

Cuando estás en la Amazonía y ves a tantas niñas y niños libres corriendo por la naturaleza no dejo de pensar qué diferentes son de los de la capital. Tengo varios ahijados fuera de Lima y mis comadres, que no bajan de tener 3 o 4 hijos, me piden que me los lleve. Piensan que Lima es el lugar de las oportunidades, que es la Gran Ciudad. No quieren vivir de la pesca, la caza y de sus chacras porque se sienten “primitivos”. Prefieren ir a Iquitos y gastar sus ingresos comprando pollo a la brasa, tomar coca cola y vestir de jean. Eso es ser moderno. No saben que el mundo está girando hacia la naturaleza porque como modernos, no sobreviviremos. Mis comadres me piden que me traiga a sus hijas e hijos a Lima. Yo les pregunto cómo saben si seré una buena persona, si los voy a cuidar, si estarán contentos en la ciudad. Me miran con los ojos bien abiertos.

Nunca quise tener hijos, no los voy a tener y no me arrepiento. Fue mi elección. Converso con mis comadres y les pregunto por qué tanto hijo. Me miran, bajan los ojos y me contestan: “así nos tocó”. A veces creo que son los rezagos de la época del caucho, por eso también la alta tasa de mujeres víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, con un colonialismo que llenó de violencia los bosques y que esta sociedad actual no aporta para cambiar eso. Son patrones que se van arrastrando de generación en generación. En este año, la mayor cantidad de embarazos en niñas y adolescentes fueron en Ucayali y Loreto. El 2022 fue el año con el mayor número de niñas y adolescentes menores de 15 años que se convirtieron en madres en Perú: 1.623 nacimientos cuyas madres tenían entre 11 y 14 años. Para este 2023, esta situación se mantiene, ya que hasta el 1 de junio de 2023, hubo 364 nacimientos cuyas madres tenían entre 11 y 14 años, según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV).

Tú tampoco fuiste madre, Manuela. Dicen que biológicamente no podías embarazarte. Yo creo que no querías embarazarte de un marido que no amabas, con el que te forzaron a casar y del que pudiste escapar uniéndote a la causa independentista. No en vano fuiste la Caballeresa de la Orden del Sol en Lima el 28 de julio de 1821 y obtuviste los rangos militares de Coronel del Ejército Colombiano, en diciembre de 1824; General del Ecuador, en mayo de 2010; General de Brigada del Ejército Bolivariano de Venezuela, en julio de 2010. En tu historia de vida, con todo lo que lograste, no podrías haber hecho tantos viajes, participado en tantas batallas y acompañado a Bolívar si hubieras tenido descendencia. Conociendo lo leal y apasionada que fuiste, libertadora del libertador, no hubieras podido abandonar a un hijo/a por tus ideales de libertad. La independencia fue tu legado, aunque te lo hayan querido quitar y borrarte de la historia.

La tierra quema, en especial la Amazonía. Regresé a Lima y las temperaturas seguían subiendo. Actualmente están llegando a 40 grados bajo la sombra. Este verano amazónico está tan caluroso que la radiación de los rayos UV llegaron al nivel de 13 en Iquitos, Loreto, siendo el rango más alto el nivel 15. Tuve que quedarme bajo techo y salir al alba y al anochecer. La sensación térmica en algunas zonas de la selva alcanza los 44 grados, es un aire mojado, caliente, el que se respira. Tenemos 11 regiones (Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Pasco, San Martín y Ucaya) declaradas en alerta. Esta ola de calor ha afectado los ríos y las cuencas amazónicas e inclusive al lago Titicaca. Es el verano en la Amazonía, cuyo clima tropical combina calor y lluvias, pero este verano ha venido sin lluvias.

Los ríos majestuosos han bajado impresionantemente su caudal. El que más me ha impresionado es el río Amazonas, el nivel del agua en la estación Tamshiyacu, donde queda el ACP Ni Meraya, donde trabajo, presenta un nivel de 109.69 metros (1.70 metros por debajo de su valor normal). Es impresionante ver al Amazonas tan pequeño. La estación Santa Rosa presenta un nivel de 55.65 metros (2.15 metros por debajo de su valor normal). Conforme se van dirigiendo al sur, los ríos de la cuenca del Amazonas van disminuyendo su caudal, tanto que la navegación se está volviendo cada vez más difícil.

No me malinterpretes, me encantan los niños, he trabajado años protegiendo sus derechos, por ello, no podemos soportar ni ser tolerantes ante esta ola de violaciones sexuales a niñas y adolescentes, amazónicas en su mayoría. ¿Qué pasa con el sistema de salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en este país? ¿Cómo es posible que estas pequeñas lleguen a tener embarazos tan adelantados, cuando recién las autoridades y sus responsables los identifican? ¿Dónde está el Estado para ellas?  Las mujeres de la Amazonía son violentadas y a nadie le importa. En este año han muerto niñas por embarazos no deseados y otras han sido forzadas a abortos terapéuticos con embarazos bastante avanzados que no solucionan en sí el problema. Se debe evitar que más niñas sean madres. Para ello, se debe transversalizar el enfoque de género, las autoridades locales con sus servicios de asistencia a las mujeres, niñas y adolescentes, así como las regiones que tienen gerencias de la mujer, servicios para las mujeres, Defensorías Municipales de los Niños, niñas y Adolescentes (Demunas) así como las asociaciones de padres de familia, la sociedad civil y los servicios del Ejecutivo coordinen en un solo objetivo: desaparecer el embarazo en niñas y adolescentes. Tal vez por eso la Amazonía arde, porque sus mujeres, sus hijas, están siendo violentadas.

Mientras la Amazonía arde, sus mujeres necesitan con urgencia mejorar sus servicios para que sean integrales a todo nivel de gobierno y la sociedad civil. En Lima Metropolitiana, 22 distritos nos quedaremos sin agua por 48 horas o más. El alcalde de la ciudad ha disuelto la gerencia de la mujer, todas sus comisiones, así como los programas de prevención y atención a mujeres frenando todo lo avanzado, ya que el 2021 la Municipalidad Metropolitana de Lima recibió el Sello de Igualdad de Género otorgado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en alianza con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en miras de llegar a cumplir con el objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al 2030. Un país al revés.

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Amazonía peruana, cambio climático, Derechos de las mujeres, violencia sexual

Siempre considera al Universo como a un ser viviente, con una sustancia y un alma. Observa cómo todas las cosas tienen referencia a una percepción, la percepción de este ser viviente; y cómo todas las cosas actúan en un solo movimiento; y cómo todas las cosas son las causas que cooperan para que todo exista. Observa el movimiento continuo del hilo y la contextura del tejidoMarco Aurelio (121-180 d.C.)

El encuentro de jefes de Estado sobre cambio climático, en Glasgow, llegó a acuerdos limitados, y sin garantías. Se logró un acuerdo entre 130 países para la reducción en 30% del gas metano hacia 2030, acuerdo del que participan Estados Unidos, la Unión Europea, y también Brasil, Indonesia, Canadá, Arabia Saudí, el Reino Unido. Aunque, al no incluir a países altamente contaminadores como China – sobre todo – y otros como Rusia, India, Australia, y no ser acuerdo vinculante, nos deja aún en vilo (sabiendo, además, de los antecedentes de varios de esos países, como Brasil, por hablar de un vecino, es fácil imaginar la fiabilidad de esas palabras empeñadas: nula). Algo sobre detener la deforestación, mínimos fondos para mitigación en países no contaminantes y con menos recursos monetarios, algo para pueblos originarios…No gran cosa. Como resumió la activista Greta Thunberg: “bla, bla, bla”. 

El problema es que lo relativo a cambio climático sigue siendo tratado, y de manera interesada, como un problema puramente técnico, atmosférico si se quiere decir así, que tiene, por lo tanto, soluciones tecnológicas a la mano. Y que es asunto de ponerse de acuerdo, aguzar la imaginación, buscar la voluntad, encontrar esas soluciones. 

Nada más lejos de la verdad. Obviamente que hay a la base un tema de buenas y malas tecnologías, de invenciones mal implementadas, de respuestas que se dan por ese lado, pero se olvida que el uso de la tecnología depende de criterios que van desde políticos hasta éticos, pasando por los de interés económico, y también de adecuación o inadecuación de su uso. Es decir que hay un diseño de vida, de sociedad, vigente, al que tanto el cambio climático como las pandemias (las que hubo, la que vivimos, las que vendrán indefectiblemente) cuestionan a fondo. Fenómenos todos que se originan en el maltrato a la tierra que nos nutre, para lucrar, para persistir en modos de vida a los que no se quiere renunciar. Y eso es el origen de todos los problemas, y la valla insalvable de todos los encuentros de las élites políticas y económicas, que acuden obligadas por la presión de la gente.  

Eso: replantear modo de vida, me temo, es el debate de fondo que no se quiere dar, que se impide dar. Sobre la intención de impedir ese debate no queda duda alguna, tras la intromisión de varios países y grandes empresas ante el Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC). Los grandes poderes políticos y económicos buscaron modificar las conclusiones de los Informes para Políticos, luego que se filtraran los borradores, y que se podrían resumir aquí en una frase de esos mismos informes, que dio la vuelta al mundo:  «La vida en la Tierra puede recuperarse de un cambio climático drástico evolucionando hacia nuevas especies y creando nuevos ecosistemas. La humanidad, no.» 

La desaparición de especies, tema también central en esta situación grave, y sobre lo cual miramos distraídos alguna noticia que informa de la nueva extinción de otra especie, nos tiene a los humanos en lista de espera. Somos una especie en peligro de extinción. Mejor tenerlo claro. 

¿Libertad o igualdad?

El debate entre igualdad y libertad que suele darse entre izquierdas y derechas aparece de pronto obsoleto. Y ambos bandos discutiendo y tomando decisiones, en conjunto, que descuidan lo esencial. 

Dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si que “…el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a ‘estrujarlo’ hasta el límite y más allá del límite.” Con ello subraya, desde la idea religiosa creacionista, y por lo tanto antropocéntrica, lo que la ciencia más biocéntrica, ecocéntrica, ha constatado hace tiempo: que el planeta es limitado, que debemos ser austeros, que no es posible hacer lo que nos viene en gana. Y que no hay razón que justifique ningún tipo de libertades que afecten al colectivo. 

La búsqueda de lucro no nos da derecho a depredar, y la pobreza tampoco. “Nuestra supervivencia supone un buen funcionamiento de nuestras organizaciones sociales en armonía con el ambiente, o, dicho de otra manera, supone el sometimiento a normas que nos protejan de la desmesura y de la ilimitación”, por ponerlo en palabras de Serge Latouche, teórico del decrecimiento. El cambio climático, las pandemias por patógenos, la extinción de especies, son todos problemas que se originan en ya centenarios diseños políticos globales, y que, por lo mismo, requieren de decisiones sobre nuevos diseños políticos para enfrentarlos. 

No hay intención de cambiar nada

El climatólogo Michael E. Mann, uno de los pioneros en difundir advertencias sobre lo que se viene, también nos advierte sobre otro mito difundido, en reciente entrevista en The Guardian: “Por supuesto, los cambios de estilo de vida son necesarios, pero por sí solos no nos llevarán a donde debemos estar. Nos hacen más saludables, ahorran dinero y dan un buen ejemplo a los demás. Pero no podemos permitir que las fuerzas de la inacción nos convenzan de que estas acciones por sí solas son la solución y que no necesitamos cambios sistémicos.” Obviamente, cada uno debe practicar lo que sea posible para ahorrar energía, agua, no contaminar, pero eso por sí solo tampoco nos sacará del hoyo. 

Se trata de que se convierta en política general la vida adaptada a un entorno que ya superó su capacidad de abastecernos y que, hagamos lo que hagamos, es imposible de reemplazar por ningún artificio. 

El sueño de los dirigentes mundiales que arrastran los pies para tomar medidas decisivas, radica en la fe ciega – como toda fe – en las virtudes de la inventiva humana para encontrar salidas artificiales, a la amenaza que se cierne sobre nosotros. Y así, dejan para la generación siguiente la solución del asunto, mientras se lavan las manos para proseguir con un modo de vida basado en el altísimo consumo en sociedades habituadas a ello, la prosecución en el uso de energía fósil, la producción de bienes con obsolescencia programada, todo lo que beneficia también a ciertas élites minoritarias de los lugares en los que se practica el despojo insensato de los recursos de la Tierra. 

Los países europeos occidentales se enriquecieron a costa de acumular mediante la trata de esclavos, el rapto de tecnología ajena, el saqueo de bienes del territorio de otros, idea que germinó en los Estados Unidos que siguió esa ruta, y luego la China más recientemente. Hubiera sido imposible que estos países llegaran a esos niveles de consumo con tan solo sus propios recursos. 

Entonces, negarse a ceder en temas tan cruciales como el consumo de carbón, no ceder en el tema del combustible fósil, ni siquiera asumir plenamente el apoyo solidario a los países afectados por el cambio climático y que no tienen responsabilidad alguna en ese fenómeno, es la decisión egoísta de quienes saben que, además, las afectaciones por cambio climático serán menores en el hemisferio norte que en el sur. Y qué importa que se esté ahogando, desapareciendo, ahora mismo el Estado isla de Vanuatu, si pueden seguir comiendo salchichas asadas con madera tropical africana de selvas devastadas, y arrojar al basurero toneladas de alimentos, o construir edificios lujosos que nadie habita en China, porque ese es su modo de vida, y para ese modo de vida es que se ha diseñado el soñado desarrollo. 

El indicador digital

Otra de las fábulas modernas sobre la modernidad salvadora, se refiere a las posibilidades de la digitalización del mundo. Es etéreo, se supone. El periodista de investigación Guillaume Pitron, resume así lo que es, en realidad, una amenaza: “El daño al medio ambiente proviene primero de los miles de millones de interfaces (tabletas, computadoras, teléfonos inteligentes) que abren la puerta a Internet. También proviene de los datos que producimos en cada momento: transportados, almacenados, procesados ​​en vastas infraestructuras que consumen recursos y energía. Esta información permitirá, a su vez, crear nuevos contenidos digitales para los que necesitaremos … ¡siempre más interfaces! Para realizar acciones tan intangibles como enviar un correo electrónico a Gmail, un mensaje a WhatsApp, un emoticón en Facebook, un video en TikTok o fotos de gatitos en Snapchat, hemos construido, según Greenpeace, una infraestructura que, próximamente, probablemente será la cosa más grande construida por la especie humana «.

Es decir que la famosa “nube” a la que enviamos nuestra información, como todo en la vida, es perfectamente tangible y se almacena en enormes infraestructuras que cada vez requieren de más espacio y que, además, se construyen por triplicado para evitar que cualquier incidente – un terremoto, no vaya a ser – interrumpa el proceso. 

Según Pitron “Los números son reveladores: la industria digital global consume tanta agua, materiales y energía, que su huella ecológica es tres veces mayor que la de un país como Francia o el Reino Unido. Las tecnologías digitales ahora movilizan el 10% de la electricidad producida en el mundo y emitirían casi el 4% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), un poco menos del doble que el sector de la aviación civil mundial.”¹

Esta certidumbre, que ya genera preocupaciones, nos confirma en los límites, incluso de aquello que dábamos por gratuito.  Y señala que la interconexión del mundo que comenzó, hace unas centurias, con unas cuantas carabelas y otros botes más o menos grandes o pequeños que, desde la pequeña Europa, salieron a conquistar el mundo y a plantear un solo modo de vida como ideal, una sola estética, unos valores únicos como deseables, un mundo de proveedores pobres y adquisidores cada vez más sofisticadamente ricos, ha llegado a su fin.  

Lo que se viene

Según el activista y pensador ecologista Eduardo Gudynas, tomando con realismo los compromisos asumidos por los países, los antecedentes en el cumplimiento de sus compromisos, y lo que efectivamente hacen – como los subsidios a los combustibles fósiles que se mantienen a un ritmo de cientos de miles de millones de dólares (11 millones de dólares por minuto, dice Gudynas) y sin perspectivas de remisión – lo más probable es que nos estemos acercando a los 2.7° Celsius de incremento de temperatura global para fines de siglo, bastante más de los 2° C que se afirman aún como objetivo máximo, y lejísimos de los 1.5° C que se esperaba como tope al inicio de los encuentros COP. 

Todo ello significa, casi con seguridad, miles de millones de personas víctimas de sequías, con hambrunas extendidas, y conflictos por recursos como el agua para beber, alimentos, además de catástrofes como la inundación de ciudades costeras, la desaparición de islas y quizá de archipiélagos enteros, y en general un mundo de migraciones constantes de millones de personas en busca de lugares donde sobrevivir. Sin dudas, también guerras de todo tipo, convencionales, de guerrilla, terroristas, lo que valga para prevalecer. 

Dice también Gudynas, ante ello, que “Hemos llegada a la situación donde el propósito de sobrevivir a la modernidad exige abandonarla. Ante esa misión, tal vez Nietzsche tuviese razón al decir que aquellos que desearan volverse sabios, en primer lugar, deberían escuchar a los perros salvajes que ladran en sus sótanos.”  Volver a los inicios, es decir, donde el contacto directo con toda la naturaleza, entendida como esa totalidad de la que somos parte y no un espacio ajeno, se convierte en el norte de nuestras decisiones y objetivos. 

Rediseñar la vida

Un contraste dentro de la literatura, creo que ayuda a entender lo que hay que pensar con la vida por delante. Frente al Robinsón Crusoe de Daniel Defoe, que llega a una isla y la domina, la controla, la hace suya, establece el imperio de su saber occidental con criado sumiso al que educa y saca de un salvajismo al que desprecia, el novelista francés Michel Tournier recreó la misma historia en una novela recomendable que se llama “Viernes o los limbos del Pacífico”, donde Robinson primero se deja acoger como feto en una hendidura profunda de la isla a la que llama Speranza, y luego de renacer de la Tierra, la desposa: “Su rostro cerrado escarbaba en la hierba hasta las raíces y con la boca sopló un aliento cálido en pleno humus. Y la tierra respondió: le envió al rostro una bocanada sobrecargada de olor que enlazaba con el alma de las plantas fenecidas y el olor a cerrado, pegajoso de las simientes de los brotes en gestación. (…) Su sexo agujereó el suelo como si fuera la reja de un arado y se vertió allí en una inmensa piedad por todas las cosas creadas.

Sin temor acepta que Viernes haya hecho explotar, jugando, con pólvora toda la civilización que había creado en la isla, en un afán dominador similar al del personaje original de Defoe, y se somete al aprendizaje al que lo lleva Viernes quedescubre de pronto a Robinson la realidad que lo rodea y que este no había podido percibir. Desde la relación con los vientos, la cocina simple pero creativa, el juego como poderoso medio de estar, el ocio necesario, la relación horizontal donde ya Viernes no es criado ni esclavo sino amigo, camarada, un igual. Las formas de aprovechar mejor de lo que se dispone, el uso y el no uso de las cosas para preservar el equilibrio, la pérdida de la noción del tiempo: el limbo. Y así, la compenetración con todo se vuelve total.”²

Los Viernes no literarios, más tangibles, son los protagonistas de los procesos a los que el ilustre economista catalán Joan Martínez Alier llama ecologistas populares, que son los que se movilizan con todas aquellas miles de organizaciones sociales, entre poblaciones en todo el mundo no rico, que reaccionan ante la invasión de sus tierras, la amenaza de sus fuentes de agua, de sus territorios, por actividades extractivas invasivas y descontroladas. Es indiferente si esas actividades provienen de iniciativas privadas o estatales, ese no es el debate, si acaso importa de dónde provenga cualquier invasión. Lo primero es proteger las fuentes de vida. 

Si hasta hoy son vistos como un estorbo para grandes inversiones dinerarias, quizá haya que tomarlos ahora como adelantados de un mundo al que hay que ir antes que se nos imponga por la fuerza. La recuperación del territorio, y la contención del desarrollismo desenfrenado al que nos llevan las grandes potencias, quizá pueda paralizarse cuando se les deje de aprovisionar de materias primas para sus excesos, al tiempo que ponemos en orden y cuidamos nuestro territorio. 

Emilio Romero, sabio peruano que estuvo entre los fundadores del legendario Partido Descentralista, a inicios del siglo XX, junto con Jorge Basadre, Hildebrando Castro-Pozo, y otros, y fue su representante ante el congreso como diputado, testimonia de sus discusiones con sus “amigos de la izquierda” sobre la necesidad de descentralizar y organizar la vida en el territorio peruano, precisamente para garantizar la justicia social. Eso va antes que lo otro. 

Esa descentralización, que supone mucho más que distribución de funciones y recursos, implica sobre todo la ocupación armoniosa del territorio. La monstruosidad de ciudades como Lima, donde 9 millones de personas viven apiñadas en 2500 kilómetros cuadrados, explica desempleo, delincuencia, pobreza, mucho más que cualquier evaluación micro o macroeconómica. Y garantiza desgracias venideras. 

Ahora sí, una re-evolución

No hay fantasma que recorre el mundo, no hay necesidad de comunismos, y tampoco de capitalismos. La revolución, entendida como un cambio radical en nuestras vidas, ya se está dando, la estamos viviendo, y es una re-evolución. O nos adaptamos a esos cambios, y mitigamos sus efectos, o rediseñamos la vida y obligamos a los grandes contaminadores a dejar de contaminar, o no habrá salida posible. 

La evolución implica aceptar, dice el sociobiólogo Edward O. Wilson, que “en la evolución social genética existe una regla de hierro, según la cual los individuos egoístas vencen a los individuos altruistas, mientras que los grupos de altruistas ganan a los grupos de individuos egoístas. La victoria nunca será completa; el equilibrio de las presiones de selección no puede desplazarse hacia ninguno de los dos extremos. Si tuviera que dominar la selección individual, las sociedades se disolverían. Si acabara dominando la selección de grupo, los grupos humanos acabarían pareciendo colonias de hormigas.” 

En tiempos de cambio climático, tras un proceso de primacía de los grupos egoístas, toca el equilibrio que ha de salvar la vida en el planeta, y no solo de los humanos, mediante la primacía de valores de los grupos altruistas.  O comenzamos otra vida juntos, solidarios, o no habrá vida.


  1. Artículo publicado en el mensuario “Le Monde diplomatique” – agosto 2021
  2. https://www.academia.edu/31075909/DE_ROBINSONADAS_Y_REALIDADES (texto de David Roca Basadre)

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Respecto del cambio climático sabemos que el dióxido de carbono es uno de los más temidos gases de efecto invernadero que afectan directamente la temperatura y los ciclos climáticos en el mundo entero. En América Latina, el Perú es un país que emite poco más de una tonelada per cápita de carbono, Bolivia un poco menos de dos toneladas y Brasil un poco más de dos. Si nos comparamos con otros países, China produce más de ocho toneladas y Estados Unidos más de trece. Ser conscientes de nuestro impacto es importante para comprender cuál es el rol de nuestros países en la Conferencia sobre el cambio climático (COP26) que se está llevando a cabo en Escocia, la cual se considera la sucesora de la COP21, en la que se firmó el Acuerdo de París. Ese acuerdo busca impedir el aumento de la temperatura global y limitar en el futuro más cercano el aumento a 1.5 °C.  De lograrse, se reduciría significativamente los efectos del cambio climático. Además de centrarse en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, el acuerdo de París propone aumentar las medidas de mitigación, adaptación y resiliencia al cambio climático, y generar flujos financieros indispensables para lograr estos fines, como el mercado de carbono.

Perú, sin negar que es un país contaminante, es uno de los países más frágiles respecto del impacto del cambio climático, pues la salud, la agricultura, la pesca y nuestros sistemas de recursos hídricos son sectores claramente vulnerables. Y por ello mucho más frágiles resultan las poblaciones rurales que dependen del trabajo familiar de subsistencia, al igual que los pescadores artesanales. Cuencas, bofedales, humedales, glaciares corren un gran peligro. Las emergencias climáticas que afectan al país crecen año tras año y se tiene absoluta claridad que los costos de las acciones de adaptación son muchos menores que los gastos ante los grandes desastres que se pueden producir. 

Para conseguir el financiamiento, la COP26 es el espacio fundamental para movilizar fondos de países desarrollados a países como Perú, Bolivia y Brasil. Pero cada uno enfrenta situaciones muy distintas. La deforestación en Brasil ha aumentado 10% el año pasado y cada vez parece improbable que pueda cumplir con su compromiso de reducir la deforestación ilegal para el año 2030. El Presidente Bolsonaro no se apareció en la COP26 aduciendo que su presencia sería fuente de protestas. Él insiste en que logrará acabar con la deforestación y la emisión de gases, pero como resaltan los especialistas brasileros, no se han tomado hasta ahora medidas concretas. Con una actitud distinta, el presidente de Bolivia, Luis Arce, tras reunirse con el presidente Castillo para acordar medidas ambientales vinculadas a la zona del lago Titicaca, llegó a Glasgow con su propia agenda. Al igual que Costa Rica ha compartido un serio cuestionamiento al sistema de créditos del mercado de carbono, pues no permite medidas inmediatas y al parecer es irregular. 

Desde la firma del acuerdo de París, el Perú ha avanzado con las contribuciones determinadas a nivel nacional para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación al cambio climático, de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París. Sin embargo, la pandemia y las restricciones han afectado los resultados que esperábamos presentar, sobre todo por las condiciones inesperadas del año pasado: el 2020 se redujo la presencia de funcionarios del Estado en las zonas rurales porque sus tareas quedaron limitadas a las áreas urbanas. Los bosques quedaron en manos de actores corruptos y actividades ilegales como la tala ilegal y las mafias vinculadas al narcotráfico. Un factor inesperado fue la migración de retorno desde las ciudades hacia las zonas rurales incluida la Amazonía. Se ha calculado que cerca de 250 mil personas regresaron a las comunidades rurales provocando la deforestación y presionando los recursos naturales. Ayer, Perú y Brasil firmaron la “Declaración de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra”, para detener la deforestación e impulsar la conservación, protección, manejo sostenible y restauración de los bosques, compromiso que defendió el presidente Castillo a través de un video. Bolivia se mantuvo firme en su postura sobre el cambio de su matriz energética, su rechazo al mercado de carbono y decidió no firmar. Pronto, porque nos quedan pocos años para llegar a las metas previstas para el 2030, veremos si pudimos cumplir con los compromisos firmados, porque defender nuestros bosques y glaciares ya es defender nuestro presente y las condiciones de vida de las peruanas y peruanos más vulnerables. 

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El debate del modelo económico está en el tapete, pero no hay elaboraciones ni propuestas claras. Se pide el cambio por el cambio, la Asamblea Constituyente porque sí, sin reparar en el qué con atención y menos aún en el cómo. Es entendible que se pidan mejoras, se necesitan muchas. Creo que el consenso al que debemos apuntar es que necesitamos más y mejor Estado que trabaje de la mano con un sector privado más fuerte y audaz en un proceso de fortalecimiento institucional progresivo con mayor inversión en protección social y desarrollo de oportunidades

El debate sobre el modelo también se está dando a nivel global, aunque de manera más sofisticada y atendiendo problemas críticos como el cambio climático, la regulación necesaria para las nuevas tecnologías y la reducción de la desigualdad estructural creciente. Se empiezan a crear consensos para los nuevos pactos verdes para mitigar y adaptarse al cambio climático. También se destaca que es necesario regular y orientar el desarrollo tecnológico de modo que sea favorable a las personas. A nivel corporativo se está pasando de hablar de “shareholders” a “stakeholders” y a vigilar supranacionalmente o coordinadamente la evasión tributaria. Estas reformas deberán tener dientes e influenciarán todo el sistema. 

Cada revolución industrial ha generado incremento de la productividad con el consecuente incremento de bienestar, aunque también desigualdad. En el siglo XIX, Marx y Engels formulan una crítica y afirman que los Estados Nación que sirven a los propósitos de las empresas y no de la población en general o trabajadores. Si bien la crítica tiene asidero, el modelo comunista y estatista que surgió en el siglo XX no fue la única opción de ajuste. También ajustes al sistema capitalista con mayores niveles de redistribución y servicios públicos responden a esa demanda. 

El colapso de la Unión Soviética dio fin a la economía centralmente planificada estatista-comunista. China hizo reformas de mercado y tuvo una transición hacia un capitalismo de estado desde fines de los 70s. Antes de China, diversos países del Asia tuvieron una transición al desarrollo como Japón y los Tigres Asiáticos con un modelo capitalista con políticas públicas muy activas. Europa tiene un modelo capitalista, regulado y promovido por el Estado, y un sistema de protección social muy fuerte. Estados Unidos, tiene un sistema capitalista con apoyos y regulación el Estado y un sistema de protección social menor al de Europa. 

En América Latina, luego de la crisis de la deuda de los 80s vino el Consenso de Washington que aplicó programas de liberalización drásticos. Si bien un programa de liberalización puede ayudar a reactivar una economía, para que sea suficiente, requeriría que todos los agentes (empresas, trabajadores y el mismo gobierno) fueran capaces y con recursos. Al no serlos, la liberalización funciona para la burbuja con mayores capacidades que sobreviven el shock inicial. Para el resto de la población quedaba el chorreo

Al escoger un modelo, debemos ser prácticos y tener claros los objetivos. Como dijo Deng Xiaping, no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones. Nosotros queremos generar crecimiento económico, oportunidades y bienestar para todos.

El nivel de desarrollo y tus condiciones son claves al evaluar el modelo o las características del modelo que sea más conveniente. La desigualdad en Perú es históricamente alta. Desde la colonia y antes, siempre ha sido una élite o burbuja pequeña que disfrutaba del crecimiento y recursos y una mayoría oprimida o ignorada en el sistema. El crecimiento de los últimos 30 años, ha permitido que la burbuja crezca. Pero la gran mayoría, a pesar de la importante mejora que ha tenido, todavía vive con ingresos bajos, con bajo acceso a servicios y también bajo acceso a oportunidades. Además, la pandemia ha deteriorado la situación pues muchas familias que mejoraron sus condiciones de vida han sufrido importantes retrocesos. 

¿Hacia el futuro, qué se necesita en el modelo? Creo que lo fundamental es entender que empresa y estado son ambos necesarios. La polarización anti-estado o anti-empresa solo dificultan y dañan nuestras oportunidades de crecimiento y desarrollo. Se necesita un estado más capaz y efectivo y también empresas más fuertes y audaces para generar crecimiento y desarrollo.

Para impulsar la modernización del Estado necesitamos como prerrequisito fortalecer sistema de partidos políticos para asegurar un mínimo de rendición de cuentas y seriedad para implementar las políticas que prometen. Además, se deben impulsar reformas claves. En la gestión del sector son claves el fortalecimiento del servicio civil, la mejora de la gestión por prioridades estratégicas y resultados, el uso de PMOs para impulsar proyectos claves mientras se construyen capacidades y la promoción del gobierno electrónico y la transparencia

Parte crítica del modelo es dar un marco adecuado para la relación Estado – Empresas. El Estado es Rector y debe dar lineamientos. También debe promover actividad empresarial, crear condiciones y dar soporte. Es clave que la regulación mejore y se centre en el ciudadano y el interés público sin que esto signifique un choque con el sector privado. Más bien se trata de un alineamiento de intereses. Que las empresas ganen utilidades es muy positivo, siempre que no lo hagan en detrimento de la sociedad o el ambiente.

El tamaño del Estado debe crecer y paralelamente deben crecer sus capacidades. Las políticas públicas y servicios públicos de calidad generan externalidades positivas. Se debe ampliar como parte del modelo la protección social para todos. El incremento de presión tributaria debe venir por impuestos a personas, rentas de primera y segunda categoría, formalización y reducción de exoneraciones tributarias, evasión y elusión. Se deben implementar incentivos tributarios para las inversiones que generen externalidades positivas al tejido productivo del país. 

Sobre las empresas públicas, dada las bajas capacidades del Estado peruano y sus instituciones deben tener un rol secundario. Empresas públicas deben promover contratos con privados a precios competitivos para incrementar eficiencia manteniendo control de los objetivos. Debe fortalecerse la gobernanza y la gestión de incentivos con los fondos públicos y otros mecanismos disponibles. Parte clave de la reforma es modernizar la gestión de FONAFE. Se puede implementar un Fondo Soberano de Riqueza con mandatos específicos.

Sobre los recursos naturales, no creo que estos deban ser gestionados directamente por el Estado con empresas estatales por la falta de capacidad de gestión y la fragilidad institucional. Es necesario tener buenos marcos regulatorios e institucionales, y cobrar impuestos y regalías de manera equilibrada que permitan que se realicen las inversiones y que brinden ingresos al Estado. Más ingresos generaría el incremento de la producción de recursos naturales que su nacionalización pues se pondría en riesgo todas las operaciones además de la credibilidad como país para recibir inversión extranjera que necesitamos en diversos sectores. 

¿Qué ajustes de los mencionados requieren una reforma constitucional? La reforma política que brinde condiciones para la modernización y fortalecimiento de la gestión pública es probablemente la más importante. En el capítulo económico de la Constitución probablemente no se requiera ninguna reforma directa en sentido estricto. En mi opinión, la discusión más profunda en el capítulo económico sería sobre el rol subsidiario del Estado que ha servido de límite a su accionar empresarial. Mientras no contemos con un sistema de partidos políticos robusto que garantice una buena gestión pública, parece un candado razonable. Hay mucho por hacer antes de que una reforma constitucional sea la restricción clave para cambiar el modelo que nos conduzca al desarrollo. 

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“Nos han ignorado olímpicamente”, dice Jorge Chávez, director ejecutivo del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL). Le acabamos de preguntar cómo ve el futuro de la comunidad LGTBIQ+ en los próximos cinco años, sea quien sea el ganador de las elecciones generales de mañana 6 de junio. “Vemos un futuro poco esperanzador”, añade con resignación.

“Pensamos que en los próximos cinco años podíamos avanzar un poco más [en temas de derechos hacia nuestra comunidad], pero gane quien gane, la tendremos difícil. Lucharemos para no retroceder en lo avanzado”, insiste.

 

La preocupación de Chávez no se basa en especulaciones. En estas elecciones, los peruanos tendremos que elegir entre dos opciones que tienen planteamientos totalmente opuestos en sus planes políticos, sociales y económicos, pero con una gran coincidencia: ambos son conservadores y se han manifestado abiertamente en contra, por ejemplo, de la unión civil y el enfoque de igualdad de género.

“Este último proceso electoral ha sido muy triste. Han salido quienes están más en contra de nosotros”, reclama Chávez al recordar los vínculos de Keiko Fujimori con grupos evangélicos y el respaldo que Pedro Castillo le dio, en el 2019, al movimiento ‘Con mis hijos no te metas’. Se trata de grupos que se han encargado de obstruir temas como la Unión Civil.

“En el siguiente gobierno, seguro, recibiremos ataques de congresistas. Tal vez querrán desaparecer la Mesa de Trabajo para promover los derechos de Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales GTBI trans en el Ministerio de la Mujer. Seguro que esto se irá diluyendo”, señala.

Recordemos que varias de bancadas tienen propuestas conservadoras y juntas harían que iniciativas que apoyen a las minorías no prosperen en el próximo Congreso. Perú Libre (37 congresistas); Fuerza Popular (24); Acción Popular (15) y Renovación Popular (13); por mencionar las más resaltantes.

Todo eso -afirma Chávez- sin contar que es muy probable que no se haga nada por crear políticas de estado que eduquen contra la discriminación que sufre la comunidad LGTBIQ+ en nuestro país. “Estas elecciones demuestran que en el Perú nos odian», dice de manera categórica Leyla Huerta, activista trans y coordinadora del proyecto Féminas.

Cuando uno revisa cifras, llega a comprender la contundencia con la que ella se expresa. Según la primera Encuesta Virtual para Personas LGBTI realizada en el año 2017 por el INEI, el 63% de los encuestados manifestó haber sido víctima de algún acto de discriminación y violencia.

Otro informe de la Universidad Peruana Cayetano Heredia del 2016 indica que un 70% de las mujeres trans en Lima se ven obligadas a ejercer el trabajo sexual por falta de oportunidades laborales.

“Muchos medios de comunicación nos quieren hacer ver como prostitutas. Otros sectores buscan hacernos creer que no tenemos los mismos derechos. Debemos aspirar a un país que nos mire por igual y no fomente los discursos de odio”, señala Huerta.

Ante un eventual gobierno de Fujimori o Castillo, la comunidad LGTBIQ+ seguirá luchando por la Ley de Identidad de Género, el reconocimiento de las parejas del mismo sexo, ya sea a través de la unión civil o el matrimonio igualitario; así como el compromiso de las instituciones de estado para hacer campañas por un país más inclusivo y menos violento.

Naturaleza en riesgo

El pasado domingo 30 de mayo, Vanesa Escobar Marcavillaca, participó en el bloque ‘Pregunta Ciudadana’ del segundo debate presidencial. La joven cusqueña lanzó una consulta sencilla a los candidatos Castillo y Fujimori: ¿Qué medidas tomarán para garantizar los derechos humanos de los defensores ambientales? Su pregunta -además- recordaba que el Perú, según la organización internacional Global Witness, es el cuarto país más peligroso del mundo para un defensor ambiental.

Fujimori respondió que respetaría el cuidado del medio ambiente y luego habló sobre la desnutrición infantil. Castillo, en tanto, recordó su lucha como rondero en la defensa de nuestra naturaleza y -de manera enfática- señaló: “Me ratifico: Tía María y Conga no van”.

Después mencionó a los extranjeros que delinquen en nuestro país. Ninguno de los dos contestó la pregunta y la incógnita se instaló. ¿Qué peso le dará -sea quien sea el ganador- a la defensa del medio ambiente y el cambio climático?

“Es evidente la orfandad del tema ambiental [en ambos candidatos]. Nos encontramos con dos opciones cortoplacistas, populistas y que expresan bastante bien la crisis de nuestra sociedad”, dice Diego Saavedra, especialista del Programa Gobernanza y Gestión Ambiental de la Asociación Civil DAR (Derecho, Ambiente y Recursos Naturales).

Saavedra recuerda cuando oyó la pregunta de Vanesa Escobar y luego cómo la consulta fue toreada por los postulantes al sillón de Pizarro. “Me generó frustración e indignación. Sensación de quienes tratamos de sumar con un grano de arena a que esto cambie. Con Keiko Fujimori la posibilidad de diálogo será limitada y Pedro Castillo, seguro, tendrá una estrategia de reacción permanente. Seguro va a meter la pata y tendremos que salir a hacer nuevas propuestas técnicas y reforzar la defensa de la gestión sostenible de los recursos naturales. Habrá muchos desafíos en la agenda”, señala el ambientalista.

Según DAR, uno de esos desafíos es el fortalecimiento del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), con la incorporación de la opinión técnica previa del sector Salud que sea vinculante a los Estudios de Impacto Ambiental (EIA). Además, el nuevo gobierno debe responder al pedido de las organizaciones indígenas de impulsar la consulta previa de los EIA de los proyectos de inversión.

También pierden…

“Ideología de género” es el término que usan los candidatos Castillo y Fujimori para referirse con desprecio al enfoque de igualdad de género del Currículo Nacional de Educación Básica, implementado por el Ministerio de Educación desde el 2017.

Durante la campaña, la candidata de Fuerza Popular aseguró que “eliminará” la “ideología de género”; mientras que el postulante de Perú Libre dijo estar “en contra” del enfoque de género. Aunque lo avanzado todavía es incipiente, ¿se retrocederá? Le consultamos a Diana Miloslavich Túpac, vocera del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan.

“Nosotros seguiremos insistiendo en levantar nuestra agenda de los derechos sexuales y reproductivos, el derecho a vivir libres de violencia”, insiste Miloslavich Túpac, ante el panorama incierto. “Estaremos vigilantes a quién gane, para que los avances que hay en el Ejecutivo, donde están las políticas de igualdad de género en los ministerios de la Mujer, Salud y Educación, continúen y no haya retrocesos y más bien tengamos avances”, añade.

De algo está segura la activista: con Fuerza Popular ya tienen experiencias desagradables. En el 2018, por ejemplo, desde la sociedad civil se inició la campaña ‘Déjala decidir’, que promovía la despenalización del aborto para los casos de violaciones y malformaciones congénitas. Pero la iniciativa fue sepultada por el Congreso de ese año, cuando los naranjas tenían la mayoría parlamentaria.

En una columna publicada en la web Pata Amarilla, Miloslavic, en una reflexión más íntima escribió: “Quiero imaginar un Congreso que dialogue y un Estado cuyo centro sean las personas, las mujeres, nuestros pueblos olvidados, la comunidad LGTBI. Quiero imaginar un lugar de diferentes en diálogo permanente. Lo que hemos vivido las últimas semanas es una guerra entre peruanos y peruanas”.

Al cierre de esta edición, el candidato Pedro Castillo, que recientemente ha tenido frases misóginas y transfóbicas, se reunió con organizaciones y activistas de diversos espacios sociales, entre ellos la comunidad LGTBIQ+. Rechazó ser machista, pero no se conoce compromisos concretos hasta ahora.

 

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