Evo Morales ejerce de mediador en la política peruana. El 22 de octubre pasado un grupo de izquierdistas le pidió al expresidente de Bolivia tender puentes entre el presidente Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, distanciados en este momento por pugnas internas. El boliviano aceptó de buena gana la misión, aseguran a Sudaca dos testigos directos de la conversación. El encuentro privado se realizó en la tarde, en el piso 14 del hotel Fiesta Americana, en Ciudad de México. Fue en medio de un foro político internacional organizado por el Partido del Trabajo del país azteca.
La delegación peruana estuvo representada por diez personas, entre ellas la congresista de Perú Libre, Silvana Robles; Leonel Falcón, del Partido Humanista; y la exministra de la Mujer y representante del Partido Socialista, Aída García Naranjo. Los peruanos, aprovechando un receso en el seminario, pidieron la cita con Morales. “Le sugerimos [a Evo Morales] que levante el teléfono, converse con Castillo y Cerrón y busque limar asperezas. Porque, al final de cuentas, Perú Libre ha ganado la elección y Castillo es militante de Perú Libre. Evo se comprometió a ser un interlocutor válido”, dice una de las fuentes, que pidió reserva de su identidad.
“Se ha expresado una profunda preocupación por la situación de Perú y, particularmente, por la ofensiva que existe frente al presidente Castillo y la demanda de la vacancia presidencial de grupos conservadores y fundamentalistas”, acepta a Sudaca, por su parte, García Naranjo. Sobre el pedido de mediación a Evo Morales, añade: “Me reservo la información de esa reunión”.
El líder boliviano ha visitado el Perú en tres oportunidades desde que Castillo asumió el poder. Incluso, su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), tiene una filial en Cusco, según un reportaje del programa “Panorama”.
De acuerdo a las fuentes, Morales ofreció a la delegación peruana en México llamar a Castillo y Cerrón el domingo 24, un día antes de que la primera ministra, Mirtha Vásquez, pidiese el voto de confianza al Congreso. Y, precisamente, cuando soplan vientos de fractura en la bancada oficialista.
En el evento en México, los asistentes firmaron un comunicado de respaldo a Vladimir Cerrón y con un ataque velado a la jefa del Gabinete. Adolfo Mendoza, representante del MAS, fue uno de los adherentes. “En el Perú se busca separar al partido Perú Libre que llevó a la presidencia a Pedro Castillo con la finalidad de aislarlo y someterlo a una ‘Hoja de Ruta’ que no se cambie las políticas neoliberales, contratos lesivos y privilegios de monopolios, grupos económicos y transnacionales”, dice el documento.
La eventual mediación de Morales aún no surtió efecto. Cerrón y el ala dura del lápiz siguieron enfilando sus baterías contra Mirtha Vásquez en la sesión del Pleno.
“He estado en Cajamarca, donde los cajamarquinos me han dicho […] que los hermanos campesinos que eran defendidos por la primera ministra aún siguen con su proceso y, sin embargo, la ONG que los ha defendido ha cobrado más de S/30 mil. Eso no da confianza”, dijo en el debate el exprimer ministro y congresista de Perú Libre, Guido Bellido. El legislador hacía referencia en su ataque al organismo no gubernamental Grufides, en el que Vásquez fue directora.
Ese mismo día, Waldemar Cerrón, el vocero del ala dura y hermano de Vladimir, comparó en un tuit a la premier con una “loba”, que sometió a 17 parlamentarios del bloque moderado de la bancada -a los que llamó “corderos” y sin principios- por recibirlos en la PCM.
El jefe del Estado y la primera ministra no han querido saber nada del bloque cerronista por sus posturas belicosas. El ala dura solicitó una reunión con el mandatario el pasado viernes 22, pero Castillo nunca respondió a la petición. “Se pidió la reunión, pero no ha habido respuesta. Si tiene interés por nosotros, nos convocará”, dice el parlamentario de Perú Libre -leal a Cerrón- Alfredo Pariona.
Vásquez ha intentado marcar su terreno en el Ejecutivo y distanciarse de los radicales. La primera ministra, en ese sentido, bloqueó el nombramiento de Ricardo Belmont como asesor, de acuerdo a fuentes cercanas a la premier. A Castillo, Belmont le había dicho en sus redes sociales que iba a “terminar en la cárcel” y a Vásquez la tachó de “caviar”. Además, en la PCM aseguran que Belmont hubiese sido “incontrolable” y una “fuente permanente de conflictos”.
Vásquez, en cambio, no pudo convencer a Castillo para remover al ministro del Interior, Luis Barranzuela, promovido por el legislador Guillermo Bermejo. Según dos fuentes cercanas a la primera ministra, ella pidió la salida de Barranzuela porque lo considera un promotor indirecto del paro cocalero en Puno, al mostrarse en contra de la erradicación de la hoja de coca.
Vásquez, tras conversar con los dirigentes cocaleros de Puno, logró que levantasen la protesta iniciada el 12 de octubre. En las negociaciones no estuvo Barranzuela. “La primera ministra no va a aceptar cambios en el Gabinete por cuestiones ideológicas. Ella ve la idoneidad de las personas y, en ese sentido, tenía preocupación por el ministro Barranzuela”, dice una fuente cercana a la premier.
El ministro de Justicia, Aníbal Torres, agrega que la posición que adoptó el Parlamento, de regular a rajatabla la cuestión de confianza, restó credibilidad a la oposición, que pide la cabeza del titular del Interior.
“No creo que el Ejecutivo tome una decisión en base a las críticas del Congreso. ¿Qué autoridad moral tiene el Congreso para criticar a Barranzuela si acaba de violar, flagrantemente, la Constitución? Los violadores de la Constitución no pueden cuestionar a otros personajes. Se ha debilitado totalmente la posición del Congreso con relación al ministro que usted menciona. El Ejecutivo ha hecho todos los esfuerzos para suprimir el ruido político. Lo máximo que hizo fue recomponer el Gabinete. Y el gobierno recibió como respuesta una puñalada por la espalda con la modificación de la cuestión de confianza, dejando intacta la vacancia presidencial”, dice Torres a Sudaca.
“Ellos [los de la oposición] están esperando el momento para ir por la vacancia presidencial por cualquier razón, con el pretexto de que hay incapacidad moral”, añade.
En medio de estas pugnas, Evo Morales asoma como un posible facilitador del diálogo entre Castillo y Cerrón. El líder de Perú Libre, acorralado por investigaciones judiciales, parece estar buscando apoyo internacional. Por lo pronto, ha recibido una comunicación del expresidente de Ecuador, Rafael Correa.
Sin embargo, un acercamiento entre Castillo y Cerrón se ve difícil en este momento, por los venenosos dardos que recibe la premier Mirtha Vásquez. Y eso, aunque el mediador sea un amigo en común, como Evo Morales.