Y esto sucede a cuadra y media de una sede policial, y que en aquel parque brillan en una ausencia poco justificable. Como a su vez, a pocas cuadras, donde se ofrecen hoteles que como discoteca albergan cuartos donde menores de edad hacen su “party”, siendo la entrada solo 10 soles en esas viejas casonas, bares y hoteles donde amanecer perdiendo la consciencia es de lo más, por triste que suene, común.

Otro modus operandi de muchos desalmados, es darles clonazepam. Si ya esos tragos “suben” rápidamente, añadir esas pastillas o invitarlas como si fueran “inofensivas”, para que “estén relajadas” hacen que muchas chicas hasta olviden qué hacen allí, poniéndolas en un estado de total inconsciencia. Hay hasta tipos que les doblan la edad, que podrían tranquilamente hasta ser sus profesores o sus padres por los años de diferencia, que cometen ese vil y asqueroso actuar con el fin de violarlas.

Hay plataformas donde se puede ver parte de este mundo, o el lado más “romántico” del loquerio como en TikTok o Facebook, donde se puede ver besos hasta entre ¡¡8 a más personas!! O del mismo sexo con naturalidad. Lo que resulta extraño es que ante hechos que atentan la integridad de los jóvenes y ante las muchas cámaras que vigilan como búhos en las noches que recuerdan el Gran Hermano de la clásica obra 1984 del gran escritor Indio, George Orwell, no se actué. Y es que esta nueva gestión municipal ha empezado con el pie izquierdo, hasta ahora lo único “bueno” que ha hecho es quejarse que le han dejado las arcas vacías, clásica verborrea que se emplea para endeudar países o capitales con préstamos que se pagan con intereses hasta en ¡¡un siglo!!, como lo hiciera Sagasti o implorar a los “santos” antes de actuar ante las urgencias que necesita imperiosamente la ciudadanía como con estas trágicas inundaciones. “Lima, potencia mundial” cada vez más  pareciera ante tanta delincuencia y descontrol, “Lima, Sodoma mundial”. Esta Casita de Cartón cierra un ciclo con un profundo penar por la grave situación social que atravesamos como país.

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Centro Cívico, fin de semana

Y en su vasta obra, que iniciaría desde los 23 años, con su cuento The Catch, que relata la captura de un piloto norteamericano durante la II Guerra Mundial, del cual recibiría el Premio Akutagawa para jóvenes promesas en 1958, que es el más importante de ese país. Y en otros donde casi todos llevan los matices de lo autobiográfico. Como cuando retrata los trágicos testimonio de aquellos sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima, en “Cuadernos de Hiroshima” (1965). Y en especial de un libro que a cualquiera de carne y hueso lo lleva a percibir lo más hondo del alma, y el primero que leería de él, “Una cuestión personal” (1964). Quizás el hecho que más marcó su vida, del cual relataría en la piel de Bird, su alter ego, un joven profesor de inglés, y que de alguna forma nos muestra su sensibilidad que lo llevó hasta su último suspiro. En la disyuntiva de la infancia y la promesa de volver al valle que tanto amaba de niño – y del cual diría en múltiples entrevistas esa “alienación” de la que fue envuelto en sí mismo”-, la culpa y remordimiento del incumplimiento y dentro de un notable paralelismo que tuviera con la vida de su hijo, quien al nacer le dijeron sus padecimientos que acarrearía por el resto de su vida con enfermedades como la epilepsia, hidrocefalia, autismo, ceguera, entre otros. Y que lo más “sensato” era dejarlo partir a una mejor vida. Tenía un tumor igual al tamaño de su cabeza, era, según se lee, un “monstruo de dos cabezas”. Pero él no lo permitiría, y como en su obra describiría, esa indescriptible pulsación que atravesaría como cuando están trasladando a su retoño a otro hospital con la cabeza vendada y ensangrentada. Y en eso aparece un poema de Apollinaire y se pregunta: “¿En qué batalla habrá estado mi hijo?”. Y que con estas palabras aceptaría su destino: “Solo tengo dos caminos: o lo estrangulo con mis propias manos o lo acepto y lo crío”. Al final no le negaría la vida, y el tiempo le daría razón. Ya que Hikari Oé, quien gracias a los sonidos de las aves desarrollaría un extraordinario sentido audible que al día de hoy le ha permitido ser un insigne compositor de música de conservatorio, llegando a vender con su primer disco casi un millón de discos. Y del que haría un tierno y sensible libro sobre él, al que llamaría, “Un amor especial”.

A pesar de que hace casi diez días murió, y del que recién la información ha salido a la luz. Estos días envuelven de un velo tétrico la literatura, como la lluvia que arrecia en Lima. Y pensar que su madre nunca depositó ni la más mínima esperanza en su oficio como escritor, como si lo hiciera su abuelita, con la que seguramente esté ahora con ella, leyéndole libros que alguna vez su nieto mimado escribiera. Hasta alguna próxima ocasión, maestro.

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Kenzaburo Oé, Literatura

Pero para colmo, no solamente aquellos querubines han sido gratos beneficiados, sino también las primas hermanas, Yorka Marina Gamarra Boluarte y Victoria Volodia Dávila Boluarte, sobrinas también. Y con cantidades exorbitantes de miles de soles. Pero esto también salpica al hermano y el cuñado, Nicanor Boluarte Zegarra y Alfredo Pezo Paredes, con relación a la Municipalidad de Pueblo Libre y la Controlaría que encontraría conflictos de intereses en contrataciones. Y para la cereza del pastel, la mismísima máxima mandataria, se mantiene como presidenta del Club Departamental Apurímac, resquebrajando el artículo 126 de la constitución, donde, a pesar de englobar a los ministros de estado, también cala al presidente: “Los ministros de Estado no pueden ejercer otra función pública, excepto la legislativa. No pueden ser gestores de intereses propios o de terceros ni ejercer actividad lucrativa, ni intervenir en la dirección o gestión de empresas ni asociaciones privadas”. Por este caso, meses atrás casi termina inhabilitada por 10 años de la función pública. Y que curiosamente, justo dos días antes del autogolpe de Castillo, sería archivado. Todos estos tenían, a priori, la restricción jurídica por las razones ya mostradas, pero poco o nada pareció importarles. Como se dice en la calle, “a la prepo”.

Estas historias nos demuestran, por enésima vez, que la meritocracia es un cuento muy romántico de nuestra democracia. Y es que como decía el brillante dramaturgo y pensador irlandés, Bernard Shaw: «A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido… y por las mismas razones». Y con estas ignominias parasitarias que abundan en el congreso y el ejecutivo nos es tan imperante. Esta casita de cartón cierra su puerta ante tanta conchudez e indignación.

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Dina Boluarte

Y en representación a ellos estaría Carlos Pascual, más conocido como “Tula”, de 82 años, y quien en su haber están los 3 mundiales que Argentina llevaría la codiciada copa del mundo a casa. En sí, 13 mundiales ha presenciado, desde Alemania 74 hasta este último, e hincha de Rosario Central, fue el que, con las letras de una clásica canción del repertorio de la hinchada albiceleste: “Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos a ganar, que esta banda quilombera no te deja, no te deja de alentar”. Le dio ese toque especial a una noche de ensueño para el país del tango y el asado.

Con el dólar casi rozando los 400 pesos, pero aún con la voz de la La Mosca Tsé-Tsé en las eternizadas letras de “muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”, y por toda aquella gente que vendería hasta sus casas, autos y que incluso perderían hasta sus noviazgos por emprender aquella odisea de viaje desde Argentina a Qatar. De un pueblo quien dijera alguna vez, Juan Domingo Perón sobre esa música extraordinaria que llevan en sus entrañas: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”. Es que lo tienen bien merecido. Esa música dentro de su inexplicable pasión vibró una vez más en el país de la furia que también, sin duda, es el país de la pasión.

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Argentina, Fútbol

Más allá de los lineamientos políticos, qué falta hace en esas curules de ratas, cucarachas y serpientes que pareciera ahora el congreso, a congresistas de antaño, que entregaban debates íntegros, con defensas alturadas e ilustradas, a pesar de las distintas posiciones, como personajes como Luis Bedoya Reyes, Javier Diez Canseco, Luis Alberto Sánchez, etc. Pareciera hasta un cuento de hadas que menos de un siglo atrás estaban sentados, donde estan ahora estos “representantes de la patria” malgastando los asientos, tamañas personas. Este congreso se supera cada vez más en brutalidad e indiferencia. Donde al final todo pareciera ser un penoso circo. En esta casita de cartón, se espera que la población tome muy en cuenta sus futuros votos para no volver a padecer esta pesadilla maquiavélica que pretende alargarse miserablemente unos tres años más.

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Congreso de la República

En aquella pequeña ciudad llegaban gentes de todas partes del Perú con enfermedades graves porque había un hospital alemán (allegada a una religión), que solo cobraba 4 soles la consulta y las operaciones y tratamientos a un precio de ensueño. ¡Era milagroso! El hospital, según me dijo, es Diospi Suyana. Allí él aprendería a conocer el Perú real, me contaría alguna vez, al oír y ver tantas carencias y necesidades de muchas personas que tenían que viajar miles de kilómetros para poder ser atendidos con calidad y a un precio que se ajusten a los bolsillos. Luego de ese periplo, irían a Lima a vivir otro año. Y como el amor no conoce de geografía, por ende no hay frontera que lo imposibilite, viajarían para vivir su locura de amor a México 4 años llenos de mucha ternura, aprendizajes, tristezas, luchas, vida, sí, vida, porque de eso se trata el vivir, el de descubrir nuevos comienzos como horizontes. Al final de todo, solo serían dos en la ciudad, y él la inmortalizara en un libro, y ella, seguramente, entre sus más entrañables recuerdos.Como alguna vez dijera Pablo Neruda: “si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida”. Ellos en su momento parecieron aferrarse a esa máxima para emprender su loca y bella historia de amor. 

Para dar una definición personal sobre el amor, este es como un verano descalzo y rubio, descalzo por lo desinteresado que es y rubio porque ilumina transparentemente al punto de dar esperanzas únicas y raras a nuestro existir. Pero a su vez, tal como alguna vez escribí al final de mi libro ante mi experiencia personal, hasta el amor para toda la vida es un “say hello wave goodbye”. Y de eso también se trata vivir. Cada alcohol tiene una pena. Y eso lo sabe bien un viejo aventurero de la noche y los bares como Sabina: “No hay ni una historia de amor que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz”.

Termino esta columna oyendo la canción que le hiciera Leonard Cohen a su eterna musa Marianne, “So long, Marianne”, mientras leo su última carta de despedida que le hiciera justamente al enterarse de su deceso, y no puedo dejar caer unas lagrimitas, será el día, la ocasión, la soledad o porque todavía soy un soñador, todavía soy un romántico decadente. De qué hablamos cuando hablamos de amor, tal vez a esto se defina con estas letras y recuerdos: “Bueno, Marianne, hemos llegado al momento en que somos realmente viejos y nuestros cuerpos se están rompiendo en pedazos. Creo que te seguiré muy pronto. Quiero que sepas que estoy tan cerca, justo detrás de ti, que si estiras la mano, podrás alcanzar la mía. Sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduría, pero no hace falta que diga nada más porque tú ya lo sabes todo. Ahora, solo quiero desearte un muy buen viaje. Adiós, vieja amiga. Amor eterno. Te veo por el camino”. En esta casita de cartón aún se sueña con el amor.

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San Valentin

Ahora la división entre peruanos está muy exacerbada, con más de 60 muertes y con la deleznable narrativa del terruqueo a todo aquel que piensa distinto. Estas elecciones fueron históricas. Nos han abierto los ojos más que cualquier libro o documental del momento y que pasado los años seguramente tomaremos mayor dimensión. Me pregunto a dónde irán a parar ahora los sueños de aquellos peruanos, a quiénes irán a parar sus votos… 

El sentimiento del hombre andino es una expresión insondable, lleno de sufrimiento dentro de su aún esperanza. Como buscando entre sus memorias rememorar épocas gloriosas dentro de un sueño que pareciera no acabar. Y el cantar de su alma puede verse reflejado en letras como de la Coca Quintucha o como en los huaynitos que cantara el gran José María Arguedas. Cuánta falta nos hace ahora entender nuestro Perú entre el quechua y el castellano.

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ex presidente, Pedro Castillo

Al volver por el sentido contrario, buscando a los otros miembros del grupo, como uno que sufre de ceguedad, encontraría con la cabeza rota e inconsciente, alrededor de un charco de sangre desparramado a otra persona en plena esquina. Pedimos a la policía que deje de tirar gases y reprimir. Pero siguieron. Para entonces estaba tan ahogado y pasmado, que comencé a vomitar. Yo tengo problemas de salud en relación a la respiración. Pero de alguna forma tenía que vivir todo esto en carne propia para poder escribir y así dar la mayor objetividad posible a los que me leen. Estos son los gajes del oficio. Pero, a decir verdad, nunca imaginé que algo así pudiera desencadenarse. Me sentí como en las crónicas que leía muy joven de Hemingway en la guerra civil española. Y el solo hecho de pensar que pude haber sido yo o cualquiera de los del grupo alguna de las víctimas muertas o heridas, me aterra. En eso, entre los mareos y llantos, me detuve agitado y vi una pancarta en los suelos inscrito con las siguientes palabras: “Mamá, estoy aquí. ¡Volveré, te lo prometo!”. Pero muchos no volvieron como pasaría días atrás en el interior del país, y como esa noche tampoco volvería a ver más a su familia, Víctor Santisteban Yacsavilca.

Acompañé a la gente que lo llevaba al hospital EsSalud de Grau en una camilla. Del que entraría una familiar o esa era la intención, puesto que entró una chica que de la impresión ni podía esgrimir ninguna palabra. Dentro, había un tipo haciendo mimos burlescos, riéndose asquerosamente de lo que veía. Y que lastimosamente representa cierto sector fascistoide que ya no solo lo piensan sino que abiertamente dicen: “deben matarlos a todos”. Muchos de los presentes estuvimos allí, en espera y vigilia. Luego, como se ven en videos, la policía una vez más actuó de manera desproporcionada y sacó a la gente de la puerta de emergencia a golpes.

Esa noche otra vez Lima fue manchada de sangre. La única ciudad en donde si pareciera importar los fenecidos de nuestro país. Al escribir esto, sigo absorto y con la perplejidad en la mirada ante estos hechos que nunca pensé vivir y como del cual dudo mucho poder olvidar. Y ya al terminar, agradezco entrañablemente a las personas que me acompañaron el jueves después del accidente, como el abogado Arturo Morales, mi hermana, quien es mi mejor amiga, y una de mis compañeras de vida, Grecia. ¿Cuánto más seguirá todo esto como cuánto más podremos aguantar? Cuántas sangres más tendremos que ver derramadas para decir “ya basta”. Ahora hay un canto al cielo y me pregunto con una tristeza tan grande depositada en los ojos, a dónde irán sus esperanzas y sueños de todos nuestros hermanos peruanos fallecidos estas últimas semanas. A dónde…


Fotografía: Pua Nozi

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protestas, Víctor Santisteban Yacsavilca

El sur, quien fuera hace cinco mil años el bastión andino y cuna de una de las más grandes civilizaciones, pareciera tener una postura innegociable: la salida de Boluarte y el cierre del congreso. El autoritarismo seguirá dando sus últimos saltos sobre los aludes ante una crónica con un final inevitable.

Después de oír el mensaje presidencial de Dina Boluarte, pareciese que se ha creado un monstruo de “siete cabezas” que probablemente, y que al parecer no quiere darse cuenta, terminará sus últimos días de vida en la cárcel.

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Dina Boluarte
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