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¿Dónde cree que podría estar su hijo un fin de semana? | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

¿Dónde cree que podría estar su hijo un fin de semana?

“Decenas de menores de edad hacen del parque de Centro Cívico, una Sodoma y Gomorra ante numerosos robos, violaciones y muertes en pleno corazón de Lima”.

Este columnista se sorprende del paso del tiempo y lo rápido que ha llegado el mes de mi despedida de la que fuera la capital del virreinato desde mi llegada en diciembre. Con todo estos cambios tan abruptos socialmente que hemos vivido en estos pocos meses que pareciera como sacada de una pesadilla o una película terrorífica, pero a su vez, y tristemente, de un círculo vicioso que pareciera definir nuestra política. Así que recorro mis últimos días las calles, y veo a escolares retomando sus días de escuela ante este sol abrumador que empaña Lima, adolescentes, como los que cada fin de semana se ven por decenas entre las telarañas nocturnas del Centro de Lima, en especial en el parque más conocido como Centro Cívico. Es allí donde a menudo se puede ver a muchos jovencitos cuyas edades no rozan la mayoría de edad en un estado totalmente descontrolado, ebrios y drogados, como algunos dopados u otros siendo robados ante las miradas de las fuerzas del orden que poco o nada parece importarles. “Pariasca, tienes que ver esto y denunciarlo en tu columna”, me llegaría un mensajes semanas atrás el extraordinario músico y amigo, Noah Shy, y al que junto a él y algunos de los misteriosos miembros de La Hermandad de los Bohemios Rotos, nos encaminamos para comprobar, in situ, en estas últimas semanas esa sodoma y gomorra en el seno de nuestra capital.

En este vasto y conglomerado parque, donde se reúnen a tomar distintas culturas urbanas, como kpopers (seguidores de esa corriente de moda de la música coreana), otakus (fanáticos de los animes), metaleros, góticos como también gente común de todas las edades, desperdigados en comunidad como en pequeñas aldeas. En eso, dentro de las llamadas “comunas”, llegan muchos púberes por primera vez de todos los distritos como conos o cerros, como ellos mismo dicen, de la “capital de todas las sangres”. Llegan con el entusiasmo de pasar noches llenas de “adrenalina”, como así se ventila abiertamente por redes más usadas. Y al dar su primera pisada al césped, como acto de iniciación, comienzan bebiendo Four Lokos, que es la bebida predilecta de la juventud de ahora. Y que contiene 12 % de alcohol dentro de sus diversos abanicos de sabores como mora, sandía, entre otros. Pero no siempre todos corren con esa “suerte” o tienen el dinero para comprarse, y es por eso que muchos recurren a comprar tragos de dudosa procedencia como los “Rebeldes” o los “Éxtasis”, que tiene como precio 6 a 7 soles por botella de 2 litros. Incluso, en el peor de los casos, los nocivos “Punto de Oro”, que meses atrás dejó a múltiples personas con ceguera, intoxicación y muertes a causa de sus cantidades elevadas de metanol. Si antes los brebajes dudosos te dejaba con signos de ceguera, como en la cuna de una de las primeras culturas urbanas, donde paraban los “emos” y que más de uno de nuestra generación pertenecía, y que aterrorizando a nuestros padres por sus looks extravagantes y cortes en los brazos formaban su trinchera en el Parque España para ingerir el estratosférico trago llamado “Lolos” -valían dos botellas de 2 litros por 4 soles-, ahora son aquellos cuyos precios baratos y sabores inofensivos muchas veces son mortales. Lo penoso es que llegado los albores de la madrugada, varios llegan a ser víctimas de robos y, en el peor de los casos, hasta violaciones. Y eso se debe a la cantidad navegable que consumen, como si no hubiera un mañana a la vida o como si acarrearán profundas depresiones. Ya meses atrás acuchillaron a un joven de 19 años para robarle a las ¡¡7 de la noche!! Provocándole la muerte.

Y esto sucede a cuadra y media de una sede policial, y que en aquel parque brillan en una ausencia poco justificable. Como a su vez, a pocas cuadras, donde se ofrecen hoteles que como discoteca albergan cuartos donde menores de edad hacen su “party”, siendo la entrada solo 10 soles en esas viejas casonas, bares y hoteles donde amanecer perdiendo la consciencia es de lo más, por triste que suene, común.

Otro modus operandi de muchos desalmados, es darles clonazepam. Si ya esos tragos “suben” rápidamente, añadir esas pastillas o invitarlas como si fueran “inofensivas”, para que “estén relajadas” hacen que muchas chicas hasta olviden qué hacen allí, poniéndolas en un estado de total inconsciencia. Hay hasta tipos que les doblan la edad, que podrían tranquilamente hasta ser sus profesores o sus padres por los años de diferencia, que cometen ese vil y asqueroso actuar con el fin de violarlas.

Hay plataformas donde se puede ver parte de este mundo, o el lado más “romántico” del loquerio como en TikTok o Facebook, donde se puede ver besos hasta entre ¡¡8 a más personas!! O del mismo sexo con naturalidad. Lo que resulta extraño es que ante hechos que atentan la integridad de los jóvenes y ante las muchas cámaras que vigilan como búhos en las noches que recuerdan el Gran Hermano de la clásica obra 1984 del gran escritor Indio, George Orwell, no se actué. Y es que esta nueva gestión municipal ha empezado con el pie izquierdo, hasta ahora lo único “bueno” que ha hecho es quejarse que le han dejado las arcas vacías, clásica verborrea que se emplea para endeudar países o capitales con préstamos que se pagan con intereses hasta en ¡¡un siglo!!, como lo hiciera Sagasti o implorar a los “santos” antes de actuar ante las urgencias que necesita imperiosamente la ciudadanía como con estas trágicas inundaciones. “Lima, potencia mundial” cada vez más  pareciera ante tanta delincuencia y descontrol, “Lima, Sodoma mundial”. Esta Casita de Cartón cierra un ciclo con un profundo penar por la grave situación social que atravesamos como país.

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Centro Cívico, fin de semana

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