Como es sabido, en este país los peruanos somos muy bien recibidos. Y esto debe, sobre todo, por el apoyo que décadas atrás les brindáramos en la guerra de las Malvinas. Y como no podía faltar, muchos compatriotas que lustros atrás traspasaran la cordillera de los andes en busca de un mejor futuro en este país hermano, se unieron a la fiesta con los centenares de argentinos que rodeaban el lugar de mayor celebración, por excelencia, de esta ciudad, el mítico Obelisco. Esta fiebre argentina representada por Messi, la “Araña” Álvarez, Enzo Fernández, Otamendi o el “Dibu” han traspasado las fronteras, llevándolo, incluso, a países como Bangladesh, al punto que parecieran mismos argentinos celebrando. Al terminar del día, el Obelisco ha sido una fiesta, una entrañable postal que el domingo espera llegar a la eternidad. Esta única e incomprensible pasión se ha transportado desde Qatar al país donde nacieran jugadores memorables como Di Stéfano y Maradona, que seguramente desde el cielo celebran y, sin duda, estarán alentando para que el domingo la copa llegue a nuestro continente. Hoy se abrió un nuevo capítulo para dejar marcado el nombre de estos jugadores en la historia del fútbol argentino. Y si hay alguien que lo merece, es Lionel Messi, pero no solamente los 40 millones de argentinos que están detrás de sentimiento, sino todos los que amamos este mágico deporte. Este domingo, la mitad más uno del mundo, antes del pitazo inicial, gritaremos seguramente: ¡¡¡Vamos Argentina, carajo!!!