Todo esto ha ido acumulando. Y ahora el vaso está por rebalsar. El mensaje de paz tiene que venir acompañado de hechos, no de floristerías. Y anticipo este mensaje porque lo que acaecerá en los próximos días en el país será una “sorpresa” para muchos desentendidos por oficio y obligación y otros por compromisos. Pero también porque una virtud diferencial de un periodista y analista político es de predecir lo que vendrá y el no hacerlo con el facilismo del diario del lunes. Basta de caretismo que en vez de construir un consenso genera más apetitito de bronca, impotencia y destrucción.
Ya hay una puerta abierta y esta no se va a cerrar con la indiferencia. Hay mucho que cambiar. ¿Y los jóvenes a dónde vamos sino es momento de volver a propagar nuestra voz? De hacer renacer nuestro compromiso social.