Entre las redes sociales y la inteligencia artificial la gente parece estar volviéndose más tonta. El hecho de que crean todo lo que ven sumado a poder opinar bajo un perfil distinto al de su identidad ha creado una plataforma de opiniones vacías. La pregunta es qué tanto refleja esto de la sociedad. Si funciona como un espejo o sólo retrata un pequeño pedazo de la misma. Tendría que saber cuánta gente pierde el tiempo discutiendo en estos lugares virtuales. Según las cifras, 6 de cada 10 personas las utiliza, pero todos le dan usos distintos. Actualmente, todo funciona a través de estas plataformas, al punto que es necesario tener una para los trabajos o estudios. En realidad, son muy útiles, pero como cualquier avance, también tiene efectos negativos.
La principal conclusión a la que he llegado tras pasar un rato entre las publicaciones es que se siente un profundo descontento con todo. Siempre hay una queja o un reclamo hasta para el tema más insignificante. Estos lugares funcionan en base a un algoritmo que te va mostrando cosas que saben que te gustan. En mi caso aparecen videos y noticias de fútbol, historia, deporte en general, películas y animes.
Ayer, antes de dormir, me apareció un video sobre el actor Tom Holland, más conocido por su rol como Spiderman, en la que explica su decisión de alejarse de las pantallas de Hollywood porque no siente pertenecer ahí y porque no le gusta todo lo que conlleva. También decidió alejarse de las redes sociales por temas de salud mental. Me parece admirable, no sólo es un buen actor, también parece ser una gran persona. Junto a esa noticia anunciaban una obra de teatro de Romeo y Julieta en la que el actor participaría junto con una actriz afroamericana. Entré a la sección de comentarios y la cantidad de personas racistas era algo repulsivo. Se ocultan tras la tendencia actual de estar en contra de la supuesta apropiación. Es decir, que el elenco de un espectáculo o película debe limitarse a la descripción física de un personaje. Francamente, es ridículo. Qué parte de la palabra actor o actriz no entienden. La sustancia de esa profesión es justamente tomar la personalidad de una persona que no es uno mismo, en eso consiste. Quien sea puede hacer el papel que quiera, la actriz podría ser Romeo y no debería haber problema. Lamentablemente, la necesidad de aprobación y la falta de tino e inteligencia conlleva a que las personas comenten tonterías ofensivas sin pensar en las consecuencias que puede traer para quien está implicado.
Lo mismo ocurre en distintas bases de fans de distintas sagas de ficción. En las recientes secuelas de Star Wars o el Señor de los Anillos una de las principales quejas es poner un elenco inclusivo. Las series pueden ser fantásticas, pero eso no parece importarles. Dicen que es incongruente con las bases del mundo ficticio, pero la realidad es que sólo son racistas, homofóbicos o, en general, gente que discrimina por razones absurdas. Felizmente, los actores generalmente no entran en rodeos y saben poner en su sitio a los consumidores. Tal fue el caso de Ewan Mcgregor, quien interpreta al famoso jedí Obi Wan Kenobi, que soltó un video en el que expresaba una profunda tristeza por las quejas y que quienes pensaban así no eran unos verdaderos fans de Star Wars. Bien hecho. Toda la vida estas historias han servido como refugio para todo tipo de personas, en la que yo me incluyo. No importan las diferencias, en estos mundos ficticios se puede encontrar consuelo, heroínas y héroes, compañía, escape e incluso un espacio terapéutico para personas a las que la realidad externa los ataca constantemente. Eso es lo importante y ningún fanático debería ir en contra.
El odio desmedido se está saliendo de control. Las personas ni siquiera se toman el tiempo de enterarse antes de insultar. El internet está inundado de videos e imágenes creados por inteligencia artificial que simulan ser verdaderos. Están muy bien hechos y efectivamente parecen reales. Y si bien están hechos para engañar, estos no son los principales culpables. Ya me cansé de pensar que las personas son tan poco críticas. Es también culpa nuestra por dejarnos llevar por sinsentidos. Casi todos deberían tener la capacidad de darse cuenta lo que leen y lo que escriben. Una cosa es que te engañen desde fuera y otra es engañarse a sí mismo.
Lo peor es ocultar este odio en coyunturas e ideologías políticas y sociales sobre hechos actuales. De lo más indignante que he visto en redes sociales ha sido en los comentarios de un video sobre Auschwitz. Unos viajeros contaban su experiencia en el museo del campo de concentración nazi y lo conmovidos que estaban al salir. Los comentarios con mayor cantidad de likes son los que insultan a los judíos echándoles la culpa de los atentados contra Palestina en la actualidad y, después, los que dicen ya no sentir tristeza por el Holocausto. Ya es patológico.
Hablar en nombre de la justicia, moral y verdad es muy fácil cuando no muestras la cara. Nadie se debería apurar en determinar qué está bien y qué está mal. No existe peor obsesión que la justicia y verdad. Esa característica la comparten los dictadores y grupos terroristas. Yo no creo que todas las opiniones importen y lo he comprobado sólo viendo lo que dicen en internet. Si la gente se deja llevar por la tendencia en la opinión pública estamos recibiendo con aplausos una etapa oscura para la libertad.