En los años 90 del siglo pasado, estando aún en la universidad, uno de mis primeros trabajos de campo marcó ese camino que los siguientes años se encargaron de fortalecer en mí la pasión por la antropología: la realidad urbana tradicional, los barrios históricos, los barrios antiguos muy limeños motivaban mirar comparativamente a aquella población que había conquistado grandes espacios y que ya criaban terceras generaciones de nuevos limeños en lugares que habían sido habitados productos de las llamadas “invasiones”. Una realidad que sin dar cuenta avizoraba un gran tema a tratar a futuro cercano, el pase al siglo XXI, y la gran “conquista de Lima”.

Mi trabajo, comparaba jóvenes de los Barrios Altos frente a jóvenes del distrito de el Agustino, propiamente la primera etapa de la Cooperativa Huancayo, demás está describir que aquella población había establecido una red social del centro de nuestro pais, y por allí se explica el nombre de la cooperativa. Los barrios tradicionales contaban con jóvenes que en su mayoría mostraban características muy conformistas, muy metidos en los proyectos de corto plazo, la sociedad de las esquinas primaba en las juventudes, junto con la salsa y a veces el rock, mientras que muchos jóvenes de la cooperativa Huancayo tenían una mirada más cuesta arriba, proyectos largos y las conquistas habían sido su pan de cada día, la luz, el agua, las pistas y Chacalón era verdaderamente el descriptor de su historia. Momento clave perdido para el aprovechamiento pensado para el desarrollo y crecimiento socioeconómico.

  En los años 90, repito esta comparación barrial se podía dar, aun existían esas marcadas diferencias poblacionales, aun había rasgos culturales que condicionaban actitudes y la cultura y la personalidad se veían asociadas. Pero luego de muchos años, esta historia se equilibró y la zona urbana se hizo una y la pobreza urbana se estancó y se perdió en el olvido. La ciudad “no es pobre” pareciera pensarse.

A simple vista no interesa tal resumen y descripción, sin embargo, sirve para pensar una realidad que motiva muchos temas de análisis a futuro, pues los barrios tradicionales como los Barrios Altos por ejemplo se han estancado, ya las casas señoriales son almacenes de emprendedores y negociantes, la historia comienza a tener amnesias en la población y los barrios que fueron emergentes, ahora entran en ese conformismo y la cascada de decepciones sociales alimentan los estudios de la historia de la población en el Perú.

Pues bien, ahora se habla de pobreza urbana que, como forma de exclusión económico-social, es un problema grave y las dimensiones en el que se advierte son las dificultades de acceso al trabajo principalmente vinculante a otras carencias, aquellas que sufren las personas para alcanzar una vida digna, bien sean de salud, educación y cualquier otra, independientemente del lugar de la población afectada. Sin embargo, es importante conocer las brechas en que se manifiestan a fin de poder diseñar políticas adecuadas para atenderlas. En las últimas décadas las situaciones de privación que padecen las personas han ido mostrando cada vez más formas diferenciadas según habitan en zonas urbanas o rurales. Con la salvedad que los rurales, por cuestión natural tienen más posibilidades de ser atendidos y de crecer en emprendimientos comunales o desarrollo productivo agrícola, por esa razón es que los nuevos enfoques metodológicos de medición de la pobreza hacen la salvedad para el estudio de la pobreza urbana y rural; y, sobre todo, para conocer los procesos de empobrecimiento que hacían surgir esas formas específicas y distintas de pobreza en una y otra área.

He allí entonces una explicación de ambas partes. La sociedad sin asistencia, conocimiento y acompañamiento se estanca, se vuelve conformista y lo peor de todo invisible. La mayor pobreza que existe está en las zonas urbanas tradicionales, el olvido de los barrios antiguos que rodean Lima es latente y el caos y los temores que se viven son producto de la falta de atención. Las autoridades mucho miran a los cerros y la atención siendo necesaria es muy lírica, muy asistencial, y no está mal, pero los cerros son emprendedores, son comunales, son diferentes. En la ciudad tradicional, hasta las polladas ya perdieron la esencia de la ayuda en cooperación. 

Hay mucho pues por desarrollar, mientras ustedes seguro dicen, qué mirada tan corta de la pobreza urbana en el Perú, y yo les respondo, NO, las consecuencias las genera el mismo Estado. Hace muchos años un estudiante se dio cuenta que el conformismo de la ciudad pasaría factura, los primeros “conquistadores” se sumaron al conformismo y esto se repetirá siempre que haya falta de oportunidades, de mirada, de lectura, de atención. 

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Conformismo, Economía, Urbano

Es un buen proyecto el propuesto por el abogado constitucionalista Natale Amprimo. Consiste en plantear una reforma constitucional para que los expresidentes del Tribunal Constitucional conformen una comisión reorganizadora que reemplace a los miembros de la Junta Nacional de Justicia y que, de inmediato, remueva a los fiscales supremos y elija a los nuevos entre los fiscales superiores, previa evaluación.

El proyecto ha sido recogido ya por varias bancadas y ojalá hagan lo propio las mayoritarias, especialmente Fuerza Popular. No se ve otra manera de salir del entrampamiento en el que se halla el sistema de justicia, plagado de corrupción y de politización.

Los fiscales todopoderosos abusan de su poder, avasallando derechos constitucionales y la JNJ no hace absolutamente nada al respecto. Hay una connivencia que merece ser cortada de raíz.

Consolidado el proceso, será necesario que el nuevo gobierno, a partir del 2026, reforme por completo el sistema de justicia. La de Amprimo es una solución de emergencia, pero lo que debe lograrse es un cambio radical de uno de los pilares fundamentales de la democracia, como es el sistema de justicia (uno de los pocos en los que el Estado debe invertir sin cortapisas).

El Estado de Derecho democrático es condición imprescindible para que funcione correctamente una economía de mercado. Sin una justicia justa, valga la redundancia, no hay tutela de los derechos individuales, piedra angular de la vida social y económica.

El Poder Judicial, en sus instancias superiores y supremas mal que bien se salva de la ignominia, pero el Ministerio Público es un antro de injusticia y abuso, impune y sin control alguno.

Hay fiscales honestos e institucionalistas que ven con espanto lo que se ha hecho con su institución, convirtiéndola en una chaveta contra los que conviene destruir y en un manto de impunidad en beneficio del amigo o del poder del dinero.

La república pocas veces en su historia ha visto el grado de descomposición moral y profesional del Ministerio Público que hoy apreciamos. Se espera que la propuesta de Amprimo, que ayuda a mejorar la situación, tenga el eco merecido en el Congreso y pronto veamos una calificaciónsustantiva del problema.

[TIEMPO DE MILLENIALS] En los últimos días hemos sido testigo de las consecuencias de omitir funciones por parte de la empresa pública Corpac tras las fallas del sistema eléctrico de la piesta de aterrizaje del aeropuerto Jorge Chávez. Asimismo, hemos escuchado las declaraciones o excusas dadas por sus representantes. En buena cuenta hemos visto la falta de cultura de accountability.

¿Qué es accountability?

No existe una traducción formal para el término accountability al español. Pero se relaciona directamente con la responsabilidad y la actitud que se percibe de una persona dentro de un ambiente laboral, representando su capacidad de ubicarse de manera activa en cuanto a los problemas. Es un compromiso propio y con los demás para entregar resultados específicos, respondiendo por las acciones que se tomen para alcanzarlos, asumiendo sus consecuencias, positivas o negativas, la rendición de cuentas.

Para poder desarrollar esta habilidad, necesitamos trabajar en dos elementos: El Accountability Personal y que la empresa tenga una Cultura de Accountability que permita el desarrollo de las personas.

Accountability personal

Hace referencia a la responsabilidad individual de asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Implica conocer cuales son nuestras responsabilidades y compromisos, y actuar de manera ética y transparente en todas las áreas de nuestra vida, buscando siempre mejorar.

Además, significa reconocer nuestros errores, aprender de ellos y tomar medidas para corregirlos. Al ser accountables, cultivamos un sentido de integridad y confianza tanto en nosotros mismos como en los demás, contribuyendo así al crecimiento personal y a relaciones más sólidas y honestas en todas las facetas de nuestra vida.

Cultura de Accountability 

Promover el accountability en una empresa tiene muchos beneficios ya que los trabajadores se sienten y están empoderados para cumplir con sus obligaciones y compromisos, rendir cuentas por sus logros y admitir responsabilidad en caso de errores.

Esta cultura promueve la transparencia, la confianza y la honestidad en todos los niveles de la organización, lo que contribuye a un ambiente de trabajo saludable y productivo además de generar satisfacción laboral en los trabajadores.

El accountability se basa en cuatro pilares principales, descritos por los autores Craig Hickmann, Roger Connor y Tom Smith:

Este pilar prevé el reconocimiento de un cuello de botella. Aquí, es importante estudiar los problemas e identificar todos los puntos que no están alineados con las políticas empresariales o la legislación de un determinado lugar.

En este pilar, los líderes deben asumir su responsabilidad y buscar soluciones. Se trata de un proceso que exige el compromiso del equipo, centrado en la mejora del rendimiento y la optimización de los procesos organizativos.

Este es el pilar de la solución. Las respuestas deben ser racionales y factibles, con posibilidades reales de resolver el problema. La creatividad es un factor de éxito, así como la previsión de nuevos posibles cuellos de botella.

Por último, el accountability contempla las acciones de mejora, es decir, la ejecución de las propias soluciones. Es importante medir los resultados y seguir promoviendo mejoras continuas.

Nombre del artículo: La necesidad del accountability a propósito del caso Corpac

Nombre de la columna: Tiempo de Millenials

Columna semanal de opinión

Autora: Fiorella Danjoy

No existe una traducción formal para el término accountability al español. Pero se relaciona directamente con la responsabilidad y la actitud.

Para poder desarrollar el accountability, necesitamos trabajar en el accountability personal y que la empresa tenga una cultura de accountability.

El accountability personal hace referencia a la responsabilidad individual de asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones.

La cutltura del accountability promueve la transparencia, la confianza y la honestidad en todos los niveles de la organización.

El desastre del aeropuerto ocasionado por la desidia de Córpac (hace diez años que no hacía mantenimiento al sistema eléctrico), la situación calamitosa de la autopista de los Libertadores, que ocasionara recientemente un trágico accidente, el brutal abandono de un hospital emblemático como el Arzobispo Loayza, como revelara un programa dominical, el increíble hecho informado por Semana Económica de que 41 colegios públicos al borde del colapso no puedan ser reconstruidos a pesar de que existen, desde hace diez años, por lo menos cuatro iniciativas privadas cofinanciadas para ponerlos a punto, no hace sino poner en clara evidencia que quizás el mayor problema a resolver por quien nos gobierne desde el 2026 es el propio Estado peruano.

Ya es hora de reducirlo al máximo, privatizando o entregando en concesión todo aquello que no le corresponde administrar (agua, petróleo, aeropuertos, carreteras), invirtiendo sus pocos recursos en materias esenciales como salud, educación pública, seguridad y justicia. Y en lo que haga, permitir el apoyo de la inversión privada al máximo, que claramente es más eficiente que la burocracia estatal para lograr los fines buscados.

El estatismo que nuestra izquierda aún pregona, es anacrónico y destructivo. Su aplicación destrozaría la economía y los ingresos de los más pobres. Hoy lo vemos en vivo y en directo. No hay nada que el Estado haga bien y por eso la única fórmula es reducirlo, modernizarlo con meritocracia (encima este Congreso se empeña en cargarse Servir), y convertirlo así en un facilitador y regulador eficaz del mercado, para evitar que éste se desborde y ejecute prácticas anticompetitivas.

Aparte de lo dicho, puede eventualmente desplegar políticas de apoyo social, necesarias en un momento de tránsito hacia ser una sociedad medianamente desarrollada, donde la pobreza disminuya drásticamente. Y punto, paremos de contar.

Uno de los grandes pasivos de Alberto Fujimori -ahora que se ha puesto memorioso- es haber frenado en seco la reforma del Estado que el entonces premier, Alberto Pandolfi, y un equipo de tecnócratas de primer orden, tenían listo para desplegar en su segundo mandato de los 90. Por intereses reeleccionistas, Fujimori prefirió no romper huevos y saboteó la que hubiera sido su mejor herencia.

El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, ha generado controversia al solicitar a la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) permiso para que su vehículo pueda circular por las vías exclusivas del Metropolitano. 

La solicitud se formalizó mediante un oficio enviado el 16 de mayo de 2024, en el cual López Aliaga argumenta que la congestión vehicular, especialmente en los accesos al centro de Lima, le impide cumplir con su agenda municipal de manera eficiente.

Los detalles de la solicitud del alcalde

En el Oficio N° 061-2024-MML-ALC, dirigido a la presidenta de la ATU, Marybel Vidal, López Aliaga solicita un permiso de acceso «temporal y excepcional» para su camioneta Nissan de placa EGW 176. El alcalde justifica esta solicitud mencionando la necesidad de atender asuntos municipales urgentes sin ser afectado por el tráfico vehicular. Además, hace referencia al Protocolo Operativo sobre la Circulación Temporal y Excepcional en las vías exclusivas del Corredor Segregado de Buses de Alta Capacidad (COSAC 1), normativa que normalmente se aplica sólo en casos de emergencia según la Resolución Directorial N° D-000017-2024-ATU/DO.

 

¿Justificable lo de López Aliaga?  

El alcalde indica que la congestión vehicular dificulta el cumplimiento adecuado de sus funciones como alcalde. Según el documento, la congestión en los accesos a Lima impide cumplir con su agenda, especialmente en casos que requieren su presencia urgente. El alcalde cita el protocolo mencionado, aunque este está destinado a situaciones de emergencia, y no específicamente para evitar el tráfico regular. Es una realidad que la congestión vehicular es una mini pandemia que ha venido sufriendo Lima en toda su historia. Muchos alcaldes prometieron y algunos aliviaron esta problemática, pero nadie ha podido darle una solución eficaz a este problema. 

El accionar de López Aliaga busca beneficiarse personalmente de una normativa destinada a emergencias más allá de intentar mejorar su trabajo. La solicitud ha sido criticada por diversos sectores, incluyendo al expresidente de la ATU, quien señaló que el pedido del alcalde «no entraría dentro de los considerandos del protocolo«, ya que este está diseñado para garantizar la atención adecuada de emergencias y no para evitar el tráfico cotidiano.

El uso de las vías exclusivas del Metropolitano está regulado para garantizar que las entidades que las utilicen lo hagan únicamente en situaciones de emergencia. Las entidades autorizadas incluyen la Comandancia General de la PNP, la jefatura de la Región Policial Lima, la Dirección de Tránsito, Transporte y Seguridad Vial de la PNP, y el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, entre otras.

Ahora bien, este no es el primer intento de López Aliaga de utilizar las vías exclusivas del Metropolitano. En 2021, durante su campaña electoral, fue intervenido por la Policía Nacional del Perú (PNP) por utilizar esta vía sin autorización. La reiteración de este comportamiento ha llevado a cuestionamientos sobre el uso de su cargo para obtener beneficios personales, en lugar de buscar soluciones estructurales para los problemas de tráfico en Lima, que caen bajo su responsabilidad como alcalde.

Benjamín Zevallos

Respuesta de López Aliaga ante las críticas de ese entonces  

Es difícil creer que, a pesar de lo escandaloso e innecesario pedido del alcalde de Lima, la ATU ha confirmado que la solicitud se encuentra en trámite, mientras que la Municipalidad Metropolitana de Lima no ha emitido ninguna respuesta oficial sobre el tema. Este hecho ha generado una ola de críticas y ha reavivado el debate sobre la gestión del tráfico en Lima y el uso adecuado de las vías exclusivas del transporte público.

No cabe duda que la solicitud de Rafael López Aliaga para utilizar las vías exclusivas del Metropolitano ha sido vista como un intento de eludir responsabilidades y aprovechar su posición para obtener beneficios personales. La medida ha sido ampliamente criticada y pone de relieve los desafíos y controversias en la gestión del tráfico y transporte en Lima. La decisión final de la ATU sobre esta solicitud tiene que ser determinante en cómo se percibe la equidad y la integridad en la administración de las vías públicas de la ciudad, así venga por solicitud del mismo alcalde.  

Benjamín Zevallos

Accidente en el carril del Metropolitano por un vehículo que invadió el carril preferencial del servicio. Foto: Panamericana Televisión

¿Es factible utilizar las vías del metropolitano para los buses y vehículos particulares?

Estamos hablando de carriles de uno o dos carriles que intentan beneficiar el libre tránsito de los buses del Metropolitano que ya se va por su Expreso 12. Aun así, estos pocos carriles no son suficientes para este servicio. Entonces, a esta insuficiencia poner sobre carga y darle acceso a otros buses y carros fuera del servicio del Metropolitano, ¿Para solucionar la congestión vehicular? Está fuera de toda probabilidad, sin embargo, el alcalde parece que prefiere ser beneficiado por el cargo representativo que está ejerciendo como burgomaestre de la capital. 

La izquierda peruana no está condenada a verse enajenada a la actuación de sus candidatos radicales (Antauro Humala, Guido Bellido o Aníbal Torres). Hay otras opciones, democráticas ellas, que empiezan a aparecer en el panorama y merecen ser tomadas en cuenta.

Está, por ejemplo, Alfonso López Chau, quien apuesta por una opción de izquierda, pero democrática y con márgenes de acción de la economía de mercado. Merece atención. Verónika Mendoza dice lo mismo, pero no es confiable, luego de ver su apoyo desembozado al gobierno de Pedro Castilllo y todas sus tropelías corruptas y autoritarias.

Pero está surgiendo un nuevo líder, que además tiene una ventaja: basamento gremial. Es Lucio Castro, secretario general del Sutep, quien es responsable de haber organizado hace pocos días una marcha multitudinaria en Lima, en defensa de reclamos magisteriales. Goza de elocuencia, solvencia ideológica y probada trayectoria de lucha contra los sectores radicales que en un momento poblaron el magisterio y que fueron los que le dieron la red de apoyo a Castillo.

López Chau es más centrista que Castro, pero ambos son demócratas y no comportan los riesgos autoritarios de la tríada mencionada al inicio, quienes de ganar nos conducirían, sin lugar a dudas, por la senda de Nicaragua o Venezuela.

Se necesita en el país no sólo una derecha liberal, sino también una izquierda democrática renovada, lejana de aquella que se achicharró con su apoyo no solo electoral sino gubernativo al tremendo fiasco del régimen de Pedro Castillo, que en poco más de un año destruyó la economía y la política peruanas.

Hay que seguir con interés sus pasos y alentar su desarrollo. Una izquierda renovada, con cuadros formados y alejada de las tentaciones autoritarias, es una buena noticia para la democracia peruana. Se necesita que maduren, superando el macartismo de cierta derecha peruana que lo único que logra es arrinconar en la radicalización a los liderazgos izquierdistas democráticos.

López Chau y Lucio Castro son, por ahora, dos figuras que merecen atención. La izquierda se merece liderazgos de ese tipo y no el desquicio que suponen los Guido Bellido, Antauro Humala o Aníbal Torres. Las propias bases de izquierda, si ven más opciones, sabrán bajarle la expectativa antisistema a los mencionados, que hoy disfrutan de un páramo que debe ser superado.

En el escenario político nacional, hay una especie en particular que ha captado la atención de todos: los adulones de la presidenta Dina Boluarte. Estos incondicionales defensores, más leales que un perro faldero y más entusiastas que un niño con su primer helado, se han convertido en una institución dentro y fuera de los pasillos del poder palaciego.

Primero, tenemos a los campeones del aplauso. No importa lo que diga o haga la presidenta, ellos están ahí, al pie del cañón, aplaudiendo con la energía de una barra brava. Si Boluarte decide que hoy es un buen día para declarar el Día Nacional de la Bisutería Fina, ahí están ellos, listos para organizar marchas de apoyo con “portátiles” ad hoc y escribir emocionados comunicados de prensa. 

Luego están los poetas de la alabanza, aquellos que podrían hacer que incluso los elogios más trillados suenen como discursos memorables. Cada discurso de la presidenta es para ellos una oda a la sabiduría, cada gesto un símbolo de la gracia divina. Si Boluarte se decide a lanzar caramelos en un evento, organizado por su wayki Oscorima, estos bardos modernos escribirán crónicas sobre cómo tal acción simboliza su empatía con el pueblo y su habilidad para endulzar a la nación. 

No podemos olvidar a los defensores del honor, esos guerreros intrépidos que patrullan las redes sociales y los medios de comunicación en busca de cualquier comentario negativo o crítica hacia su bienamada gobernante. Como caballeros medievales, se lanzan al ciber combate, listos para proteger el honor de Boluarte con una combinación de fervor militante y creatividad delirante. 

¿Una crítica a su política económica que ha empobrecido a miles de familias? Sin duda, es una campaña de desinformación orquestada por Soros y Gorriti. ¿Y si se le recuerda su mentira colosal de que sus Rolex fueran de antaño y producto de su trabajo? ¡Inaceptable! A la hoguera del descrédito con esos detractores. Mientras tanto, otros fieles escuderos vociferan que la presidenta sufre de “acoso”, como el ministro de Salud, Villena, quien denuncia “acoso político”, o el ministro de Educación, Quero, quien habla de “acoso sistemático”.

Este exclusivo club de aduladores no está abierto a cualquiera. Requiere una habilidad especial para ver solo lo positivo, ignorar cualquier crítica y, por supuesto, una pasión inquebrantable por todo lo que Boluarte hace. En entornos políticos inestables como el nuestro, adularla puede ser una estrategia para asegurar la estabilidad laboral y buscar beneficios personales, como ascensos, favores, acceso a recursos o posiciones de poder. Su adulación militante se convierte en una herramienta para avanzar en sus particulares intereses.

Así que, mientras el resto de los conciudadanos navega por las complejidades de la realidad política con una mezcla de escepticismo y esperanza, los aduladores de Boluarte siguen adelante, con sus aplausos y defensas, construyendo un mundo donde todo es perfecto bajo el aura presidencial. Y quién sabe, tal vez algún día logren convencer al 95% de la población de que se vive en un paraíso terrenal, gracias a su inigualable e insustituible presidenta.

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aduladores, Dina Boluarte, mentiras, Ministro de educación, Ministro de salud

Hace pocos días escuché a un precandidato presidencial disertar acerca de   Mariátegui, Haya, Belaúnde (Víctor Andrés) y Basadre. Tiempo que no escuchaba a un político hablar en términos ideológicos. ¿Qué tienen en común los cuatro pensadores antes señalados?: todos propusieron proyectos nacionales. Mariátegui desde un socialismo peruano, que no debías ser ni calco, ni copia; Haya desde un antimperialismo continental que negociara de igual a igual con los yanquis para obtener de ellos capitales y tecnología para impulsar nuestro propio desarrollo. Basadre, cuya referencia critican algunos que preferirían ser citados ellos mismos, defendió la promesa republicana, la modernidad, la sociedad de iguales, aquella que propugna el bien común. Víctor Andrés aportó la veta socialcristiana pues quién puede negar que somos un país cuya ecuación nacional debe incluir la pasión religiosa de casi todos.

Estoy hablando del Dr. Alfonso López Chau, actual rector de la UNI. Recién leí una columna suya, en la que plantea algunos conceptos fundamentales. Uno de ellos es la cultura de la corrupción. La aritmética es sencilla, sin probidad, sin políticos que entiendan su oficio como un servicio, sin líderes utópicos que imaginen el Perú del mañana como hicieron los cuatro pensadores mencionados al principio, el futuro solo será peor que nuestro presente, y no me imagino los dantescos escenarios que podrían abrirse paso en un mañana así.

Alrededor de la figura de López Chau se está formando un movimiento de centro izquierda social, cuya manifiesta vocación es realizarle una profunda profilaxis a la función pública. Al rector de la UNI, quien aún no oficializa su participación en nuestra política, lo siguen los jóvenes universitarios que enfrentaron el terror estatal de diciembre y enero de 2022. Es un hombre mayor, rodeado de una nueva generación de estudiantes y profesionales que está a punto de coronar la inexpugnable cima de la transversalidad, en un país pensado para dividirse y subdividirse, y así hasta el infinito. Por eso se le están sumando colectivos de las más diversas procedencias.

Habrá que seguir de cerca este proyecto. La cháchara del diagnóstico repetitivo y previsible, más allá del verbo florido, no nos sirve de nada. Hace tiempo que nos merecemos algo mejor, mucho mejor en realidad. Mucho mejor de lo que tenemos, de aquella pauperización política hedionda que dispersa el voto hasta límites liliputienses.

Y también nos merecemos propuestas. Por ello, a la referida dispersión, López Chau antepone la iniciativa de un sistema de partidos dividido en tres grandes organizaciones: una de derecha, una de centro y una de izquierda democráticas que confronten, pero también que dialoguen y alcancen consensos para enrumbarnos hacia el desarrollo del Perú. Consolidar la nación recuperando la democracia y las instituciones republicanas parece ser laconsigna.

Veremos pues si se nos viene un milagro cívico, un amanecer democrático en un país, como diría el gran tacneño Jorge Basadre, de tantas noches tormentosas. ¿Será cierto?

Fuente foto: ipsnoticias.net

La insólita estrategia que habría utilizado el exministro Juan Carrasco Millones para consolidar su poder en el inicio de su carrera.

La consolidación del poder es una tarea clave para cualquiera que pretende convertirse en un líder. Sin embargo, existen muchas maneras de lograrlo y es ello lo que expone la clase de liderazgo que se obtendrá. Mientras algunos optan ser líderes tras convencer al grupo de una forma de trabajo que será exitosa para el bien de todos, otros optan por utilizar el miedo como herramienta para que su poder no sea cuestionado.

En este último grupo parece que entraría el exministro Juan Carrasco Millones según la historia que Carlos Cabrejos Vega expone en “El falso Sheriff”. Acorde a lo que se relata en el libro, Carrasco no se habría vuelto incuestionable por sus colegas gracias a su eficiente trabajo sino a otras estrategias más que cuestionables.

“Ya no llores, amiga. Ya vendrá otro”

Tras hacerse conocido por encabezar casos que tuvieron una gran repercusión, Juan Carrasco Millones se había convertido en un personaje al que nadie criticaba y, según cuenta Cabrejos Vega, incluso se podía decir que era temido en épocas de la creación de la Fiscalía Especializada Contra la Criminalidad Organizada.

Pero, aunque para el exterior nadie se animaba a convertirse en la imagen de las críticas a Carrasco Millones, los comentarios, o mejor dicho cuestionamientos, sobre su trabajo sí existían tanto en los pasillos del Ministerio Público como en la Policía y exponían que, por aquellos años, se había convertido en, como se describe en el libro de Cabrejos, un hombre empoderado y avasallador.

Uno de estos rumores que se relata, y posiblemente el más grave, indicaba que Carrasco Millones “chuponeaba a medio mundo”. El periodista Carlos Cabrejos cuenta que una fuente, quien también era fiscal, señaló que existía miedo a hablar por celular porque sospechaban que Carrasco y sus policías aliados los estaban escuchando.

Aunque para algunos esto podría ser tomado como un afirmación exagerada y hasta paranoica, lo cierto es que el episodio que relata esta trabajadora del Ministerio Público dista mucho de una sospecha infundada. Según lo que contó, Carrasco Millones saludó a una asistente fiscal a la que había encontrado en las escaleras con un “Ya no llores, amiga. Ya vendrá otro”.

La asistente fiscal fue a reclamarle a la persona a la que le había contado su problema personal. Pero, para su sorpresa, esta persona le respondió que no le había contado a nadie sobre esta situación que habían conversado por teléfono. Este episodio terminó por encender las alarmas de quienes creían que ya sospechaban de los chuponeos avalados por el ahora exministro y aumentó el temor que sentían hacia él.

Extorsión o cárcel

Pero así como aumentaba el poder de Carrasco Millones también aumentaban las irregularidades en los casos que se involucraba. Uno de ellos tuvo lugar en 2016 cuando se anunció, con todo el ruido mediático posible, la desarticulación de una red criminal llamada “Las Rocas” y se señaló que su líder, Marco Seclén Míñope, había sido el chofer  de la banda delictiva “La Gran Familia”.

Sin embargo, para sorpresa de muchos que sospechaban sobre el detrás de escena de estos operativos, el nombre de Marco Seclén era un desconocido en el mundo del hampa y parecía que nadie lo tenía como un personaje involucrado en actividades delictivas y, por supuesto, menos con una agrupación como “La Gran Familia”. Lo que se sabía de él era que trabajaba como conductor de colectivos.

 Este caso se tornó todavía más extraño al conocerse que, días previos a la famosa desarticulación de la agrupación criminal, Seclén Miñope se había acercado al Ministerio Público para denunciar que estaba siendo extorsionado por un policía. Casualmente, este policía al que acusaba era Víctor Chafloque, uno de los oficiales más cercanos a Carrasco Millones y que ha estado involucrado en sus casos más cuestionados. 

Por una aparente fuga de información, Chafloque nunca acudió al punto de encuentro con Seclén Míñope y no pudo ser capturado. Acorde a lo que el propio Marco Seclén le explicó al periodista Carlos Cabrera, el hombre de confianza de Carrasco Millones le exigía treinta mil soles o la entrega de un automóvil para no ser incluido en la investigación.

Como es historia conocida, Seclén y otras seis personas fueron detenidas en esta desarticulación de una supuesta red criminal y, hasta la fecha, cinco de ellos siguen intentando demostrar su inocencia en un caso que, sin lugar a dudas, ha tenido un sinnúmero de grises que lo alejan de ser el gran logro de la justicia que se intentó mostrar a la opinión pública. 

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Carrasco Millones, Ministerio público, PNP
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