[Cosecha Roja] Desde que empezó la actual legislatura, se han presentado en el Congreso más de 45 proyectos de ley que proponen el endurecimiento de penas y condenas en aras de frenar la actual arremetida de crimen y delincuencia que mantiene a la población en vilo. Es decir, en promedio se ha presentado un proyecto y medio por mes en los últimos dos años y pico que tiene el actual parlamento en funciones. De todas estas iniciativas, 10 han tenido el mismo objetivo: crear la figura penal de “terrorismo urbano” e incorporarla al Código Penal. Ante tanta insistencia, finalmente, la semana pasada, la Comisión de Justicia del Congreso decidió aprobar el dictamen de ley que incorpora el delito de terrorismo urbano en el Código Penal y establece penas de entre 23 a 30 años, así como sus causales. 

¿En el país donde una película, una obra de teatro, una presentación de libro y una manifestación pueden ser calificadas de “terroristas” o de “apología al terrorismo” (y lo han sido) qué significa que ahora el crimen también pueda serlo? 

Ciertamente, el terrorismo urbano existe: los atentados del 11 de setiembre de 2001 en los Estados Unidos, los ataques terroristas de Paris en 2015 y la explosión provocada en el Manchester Arena de 2017 son solo algunos ejemplos recientes. Pero, a diferencia del crimen que actualmente agravia al país, todos estos ataques fueron motivados por objetivos ideológicos, religiosos y políticos de organizaciones extremistas como Al-Qaeda y el Estado Islámico. 

Con esto no estamos buscando invisibilizar el trágico legado que ha dejado el accionar de organizaciones que en el pasado ejercieron la violencia para avanzar sus respectivas plataformas ideológicas y políticas como Sendero Luminoso y el MRTA. Pero equiparar el accionar de estas organizaciones y, sobre todo, las estrategias para combatirlas con el de organizaciones criminales como el Tren de Aragua, Los Gallegos, Los Pulpos, entre otros, puede terminar siendo más perjudicial a la larga. 

Tampoco pretendemos negar el hecho de que muchas de estas organizaciones criminales recurren a la violencia extrema y tácticas terroristas para instalar el miedo en poblaciones enteras y/o ejercer un control territorial tiránico en los espacios donde despliegan sus actividades delictivas: trata de personas, extorsión, tráfico de drogas y muchas más. Pero su lógica sigue estando motivada por las ganancias económicas de sus negocios ilícitos y no necesariamente por cuestiones ideológicas. 

Es fundamental reconocer que etiquetar la violencia y las tácticas de organizaciones criminales bajo el término de “terrorismo urbano” no solo puede diluir el significado del terrorismo verdadero, sino también complicar los esfuerzos para abordarlo eficazmente. La militarización de la respuesta al crimen organizado (y nuestra sociedad) es un riesgo real que este dictamen podría precipitar. En el país donde potencialmente todo puede ser terrorismo, esta realidad no parece estar tan alejada.  

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En casi todas las sociedades latinoamericanas se vivieron muchos cambios luego de ser parte de un fuerte ingreso de la globalización y algunas, sino muchas, reformas neoliberales que la precedieron, motivando la modificación de las perspectivas de los estados para entender y generar las formas de enfrentar los problemas que originaban la pobreza y generaban la exclusión, dando de esta manera un giro conceptual de las políticas sociales. Por esta razón, creo yo, que se puso en debate actual el tratar de encontrar el verdadero sentido de la aplicación de una política social, y de esta forma poder encontrar los mecanismos para atender este problema, poniendo énfasis en la llamada inclusión social.

Con la presencia de un nuevo orden mundial en materia económica se impulsan nuevas metodologías para aliviar la pobreza estructural de las poblaciones excluidas y necesitadas de apoyo en muchos sentidos. Por eso es válida la generación y en muchos casos la continuidad de programas asistenciales que buscan atender a priori las necesidades básicas insatisfechas, por ende la tendencia y misión actual es la de promover y fortalecer programas sociales que velen por las personas pobres y se consiga apartarlas de este círculo vicioso de pobreza, y por eso es que por ahí existen las transferencias condicionadas por subsidios monetarios, asistencias en la promoción de emprendimientos y/o generación de espacios de capacitación para el descubrimiento de habilidades innatas en la población para que puedan desarrollar auto sostenidamente crecimiento económico, de esta forma se va generando una gran cantidad de beneficiarios dependientes del Estado. Cuidado que estos planes generan dependencia en la sociedad.

Entonces, para el caso peruano no encontramos la diferencia, la situación como país latinoamericano es la misma, por eso me permito tratar de analizar dos situaciones que tendrían que revisarse con mayor profundidad y además es clave que las instituciones estatales involucradas en el tema de lucha contra la pobreza lo consideren para encontrar un camino óptimo para el desarrollo.

Advertir la dependencia es darnos cuenta que al ejecutar las políticas sociales, el beneficiario entra en una condición de espera, que lo motiva a generar dinámicas de subsistencia que dependen de la intervención directa del Estado, todo su desarrollo habitual toma como base de inicio las condiciones proteccionistas que le brinda la ayuda monetaria y su mínima estabilidad generada. El diseño de asistencia y protección no es malo pero la mayoría de las veces tienen un impacto de corto plazo y si no se le encuentra un cierre, los costos para la atención que genera esta dependencia implica un aumento del gasto social que no tendría retribución, sino que incrementaría los presupuestos, por ende, se conseguirá generar un vínculo extremo que será muy difícil de romper y por ende no es una salida sostenida de la pobreza. En resumen, son paliativos que se desintegran con el pasar de los años. Triste realidad, pero cierta.  

Por otro lado, promover la autogestión, el encontrar los mecanismos necesarios para revertir la pobreza y entrar en franca lucha para ello, hace que las posibilidades de la población beneficiaria incrementen y los fortalecimientos de sus habilidades y capacidades, los emprendimientos promovidos o las vinculaciones laborales, tendrían un efecto de sostenibilidad, creando autonomía y el comienzo de lograr ciertas estabilidades económicas. De esta forma, la política social que promueva la autogestión encontrara niveles de impacto al observar que se puede ir superando la pobreza de a pocos, permitiendo además la inclusión de más personas en los circuitos económicos, de la provisión de servicios. Son dos caras de una misma moneda, exageradamente vinculadas.  

Muchos beneficiarios asistidos por los programas sociales presentan características que validan su situación económica y los presenta como potenciales pobres, son parte de fichas de atención que certifican su condición, sin ellas no habría asistencia monetaria o de cualquier tipo, pero ayuda al fin, y esta situación genera pasividad y subsistencia pura. Por otro lado también, los mismos beneficiarios por lo general también son considerados con características resilientes que permitirían la autogestión, el cambio y crecimiento autosostenido. Los emprendimientos permitirían, por ejemplo, la existencia de circuitos comerciales que ayuden a salir de la pobreza. 

Sin embargo, la apuesta por salir de la pobreza esta anclada con la duda de tener lo seguro. La población curiosamente entiende que la formalización que sustente su mirada autogestionaria, de superación económica, quita la asignación de recursos asistenciales. Es muy cierto que las funciones del Estado son absolutamente necesarias, como ordenador y protector de los intereses nacionales de los pobladores, la gran tarea de reactivar la economía, y la atención de poblaciones vulnerables no debería traslaparse. Lo pongo mas sencillo: “Te subsidio como pobre extremo, te saco de la pobreza, tú decide” “Formalízate y comienzas a salir de pobre” “saliste de la lista de extrema pobreza ya no recibes nada”. Cuidado con eso, no debemos sin pensarlo promover la informalidad. Somos un país emprendedor, si emprendemos hagámoslo con seriedad y el estado deberá ser parte de esta discusión, y lograr la inclusión social.

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El destino, que algunos llaman suerte o azar, y otros, los que simplemente lo asocian a la buena fortuna, nos dice que hace 25 años, los hermanos David y Felipe Novoa, sacudidos por una quiebra familiar que les provocó enormes desafíos y, además, las dificultades derivadas de la aparición de una grave enfermedad en un hermano menor, los llevaron a imponerse un reto mayor y fundaron Teoma.

Luego de luchar sin descanso para abrirse paso en el modelo de negocio que escogieron desde muy jóvenes, la persistencia y la resiliencia de los hermanos Novoa encontraron un camino que los llevó a convertir a Teoma en un faro de inspiración y compromiso con la comunidad en la industria del mercadeo en red en el Perú y en otros diez países de América Latina, impulsándolos a construir un legado que promueve el poder de la naturaleza y la sabiduría ancestral andina en pro del bienestar y la salud.

Por otro lado, el espíritu emprendedor de un mexicano, impulsado únicamente por su coraje, dio origen a una compañía cuya historia es un compromiso de 14 años dedicados a una filosofía encuadrada en el enriquecimiento de la vida y el respaldo permanente a sus colaboradores y los familiares de estos.

Inspirado en los valores del Código Bushido, conocido también como el camino del guerrero, la honorabilidad fue desde el inicio de la compañía un pilar fundamental en la consolidación de esta historia, marcando un sendero de integridad y de excelencia.

En octubre de 2009, después de haber superado todos los obstáculos existentes en la vida empresarial, Alejandro López Tello, hoy CEO y Presidente de Sanki Global, viajó al Japón en la búsqueda de oportunidades que, sin saberlo, le abriría las puertas al futuro de la industria de la longevidad.

A partir de ese momento, López Tello se adentró en un mundo donde la investigación e innovación dieron origen a lo que es ahora Sanki Global, una compañía que hasta el día de hoy ha ayudado a transformar la vida de cientos de miles de personas en México, los Estados Unidos, Colombia y el Perú.

En 2024, la unión de estas dos marcas en una Alianza Estratégica sin precedentes, se alinean con un propósito contundente: impulsar el progreso en la industria y convertirse en un movimiento de Bienestar Ancentral y longevidad imparable.

Esta poderosa alianza surge de un enfoque innovador, donde la contribución es el motor para transformar positivamente la vida de muchas personas, desde la creencia en el poder de la tierra hasta la búsqueda de la longevidad y el equilibrio espiritual.

Uniendo nuestras fortalezas para crear un movimiento inspirador, una historia que no sólo cambiará vidas, sino que dejará un legado que perdurará por generaciones, fusionando lo mejor de dos mundos para crear un movimiento de bienestar y longevidad.

¡El momento de la transformación es ahora!

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[Sin título] Hace algunos días, se cumplieron treinta y ocho años de la muerte de uno de lo más grandes escritores que ha tenido la humanidad. Como pocos, se desempeñó con maestría en la prosa, el ensayo y la poesía. La musicalidad que lo caracterizaba recorre cada una de sus líneas. Y me parece imposible no fascinarse cuando uno lee por primera vez a Jorge Luis Borges, ese sabio que se divertía tanto tomándole el pelo a todo el mundo —como alguna vez se lo señaló descaradamente un periodista peruano—. 

Recuerdo mi primer acercamiento a él. Un librito azul y pequeño con una hermosa carátula: un fragmento del famoso tríptico del Bosco. No entendí nada. Se trataba de una reunión de poemas que para mi versión de apenas trece años eran inaccesibles (aún me cuestan). La segunda vez intenté por los cuentos. Aún siendo menor de edad, abrí la edición de Debolsillo de Ficciones que mi abuela me acababa de comprar. “Tlön, Uqbar y Orbis Tertius” me derrotó. Pensé que nunca podría entrar en ese autor. Hasta que mi profesor de matemáticas, Fernando Torres —un gran lector e influencia—, mientras me preparaba para entrar a la universidad (le debo mi ingreso) fue quien me ayudó con un comentario muy atinado:‘Tranquilo, nos pasa a todos. Ficciones comienza difícil y se va haciendo fácil. El Aleph, en cambio, es lo contrario. Comienza fácil y acaba difícil’. Retomé Ficciones y acepté la incomprensión del primer cuento. Algo cogí del libro, pero no sería hasta llevar con Alonso Cueto un curso de cuento en mi último ciclo de Letras que me cautivaría absolutamente con ese viejecito ciego que escuché por mucho tiempo hasta como playlist para dormir cada noche. Escribí un largo ensayo sobre “El Aleph” en el que lo vinculé a buena parte de las ideas de los autores que había estudiado en los cursos de filosofía de generales. Encontraba y buscaba referencias por todos lados. Y comprendí lo que sigo pensando: Borges es un autor genial en tanto es un autor versátil. Uno puede leer uno de sus cuentos sencillos y divertirse con una historia fantástica (en todo el sentido del término) o irse a buscar referencias, textos y enigmas que se esconden en las sonoras oraciones de cualquiera de sus párrafos. 

Me encontré absolutamente excitado. Quería leerlo todo, quería conocer todas las genialidades de las que hablaba Borges. Hoy, a la distancia, pienso que lo más genial de todo era Borges. Era él quien hacía brillantes a todos esos autores. No niego el valor de todos los referidos, pero Borges (como sucede con lo propuesto en “Kafka y sus precursores”) crea a sus referencias, encuentra lo borgeano en ellas, y les da ese toque que en no les es intrínseco. Borges es capaz de vincularlo y unirlo todo a sus temas de interés. Claro, se ocupa de los grandes temas, pero no deja de tener ese aire que todos podríamos reconocer como “borgeano”. 

Me sucedió. Empecé a encontrar borgeano todo lo que veía y vivía. No solo en los textos, veía Borges en los edificios, en las noticias, en los museos, en la música, en las plantas. En todo. Y es que eso pasa. Borges influencia la vida y, por desgracia, también la prosa. En ese aspecto, aprendí de él la anáfora, la adjetivación y otros recursos. No obstante, a Borges no se le puede copiar. La adjetivación solo en él funciona, solo en él no es pretenciosa. Esa musicalidad solemne esperó a ser inventada por él y murió con él. A nadie más le queda. Todos quienes apuestan por ella, rápidamente, son descubiertos como seguidores del argentino. Te enamoras perdidamente, tanto que te alejas de todo lo que no encaja. La única que vez en los últimos años que pasé cerca de un mes sin leer fue cuando, aún metido en Borges, decidí leer Crimen y castigo. La prosa dura de Dostoyevski me era insufrible. No había nada de esa musicalidad que me acompañaba hasta en los sueños. Y, confieso, que hasta ahora no he retomado esa lectura que me hizo padecer un frustración tan grande que estuve un mes temiendo agarrar una novela. 

Alonso —entre tantas cosas— me enseñó a Borges y le estaré siempre agradecido por eso. El curso acabó y nosotros seguimos hablando de sus cuentos. Es más, luego dictó un curso en la maestría de escritura creativa dedicada a él, a Onetti y a Cortázar, al cual me invitó y asistí encantado. Borges me acompañó por mucho. Y, por más de que no lo haya leído todo —con el afán de guardarme algunos libros para más tarde— sí creo que se quedó en mí una idea e impresión fuerte de lo que era lo borgeano. 

Con el tiempo me alejé de él y creo que hice bien, pues este tema de que se meta en tu vida de tal forma y, peor, en lo que escribas resulta muy pesado y aterrador. Visité sus restos en Ginebra junto a una amiga francesa que me creyó un bobo por hacerla padecer una escala en “el país más aburrido mundo” antes de visitar a sus padres en Grenoble. Al ver la tumba, me dijo ‘tenías razón, es una tumba preciosa. Voy a leerlo’.Y Lo hizo y nunca más cuestionó alguna de mis propuestas durante los viajes que hicimos. 

No vuelvo con mucha frecuencia a mis libros de Borges. Sí lo llevo mucho a conversaciones con amigos. Es muy divertido conversar sobre sus ocurrencias, ingenios y artificios. Pero a leerlo creo que le temo un poco. Aunque, las pocas veces que releo algunos de mis cuentos favoritos, confirmo tanto mi motivo de distancia como el de admiración. Insisto, no creo que haya muchos autores de su tamaño en la historia de la humanidad. Tampoco creo que aparezcan muchos más. A casi cuarenta años de su partida, sus textos no se permiten el envejecimiento.

[TIEMPO DE MILLENIALS] Fabricar un nuevo producto requiere muchos materiales y energía, desde la extracción de materias primas hasta la fabricación del producto y su transporte al lugar de compra, por ello el reciclaje es una excelente alternativa: ahorra energía, reduce desechos y crea puestos de trabajo.

¿Qué es un material reciclable?

Los materiales reciclables son aquellos que tienen potencial de ser reciclados. Es decir, que después de ser descartados se pueden utilizar para convertirlos en nuevos productos. Los más comunes son: plástico, vidrio, aluminio, papel, cartón.

Sin embargo, es importante entender que de todo el universo de materiales potencialmente reciclables no necesariamente llegan a ser reciclados todos ya que no siempre existe una cadena de reciclaje favorable para ello en nuestro país. Un ejemplo de un material reciclable que no se recicla es el cuero.

¿Qué es un material reciclado?

Es un material que ha pasado por el proceso de reciclaje. A su vez, ereciclaje es el proceso de recoger y procesar materiales, que de otro modo se desecharían como basura, para convertirlos en nuevos productos, define la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

El reciclaje es la tercera de las llamadas “tres erres” de la economía circular: reducir, reutilizar y reciclar y permite conservar energía y recursos naturales, indica la EPA.

¿Existen productos que son reciclables y reciclados?

Sí! Son el ejemplo perfecto de la economía circular, ya que su materia prima es reciclable y al mismo tiempo reciclada, por lo que se pueden convertir en algo nuevo al terminar su vida útil.

En Perú hay una botella de plástico que cumple con estos aspectos: la botella de agua San Luis. Esta botella está hecha con resina reciclada al 100% y además tiene la posibilidad de regresar nuevamente a botella grado alimenticio, lo cual la vuelve altamente sustentable.

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[La columna deca(n)dente] Las declaraciones de Morgan Quero, ministro de Educación, según las cuales «la violación de niñas indígenas es una práctica cultural que lamentablemente sucede en los pueblos amazónicos para ejercer una forma de construcción familiar con las jovencitas, entonces nosotros vamos a ser muy prudentes», plantean varias cuestiones críticas desde la perspectiva de los derechos humanos y el papel del Estado en la protección de los derechos de todos sus ciudadanos y ciudadanas.

Una primera cuestión es la normalización de la violencia. La afirmación de Quero de que la violación de niñas indígenas es una «práctica cultural» sugiere una normalización de la violencia sexual como parte de ciertas costumbres. La violencia sexual nunca puede justificarse como una práctica cultural. Justificar o minimizar la violación bajo el pretexto de la cultura perpetúa la violencia y vulnera gravemente los derechos humanos de las niñas y las adolescentes, específicamente su derecho a la integridad física y mental, y a vivir libres de violencia.

Una segunda cuestión es la promesa de ser «muy prudentes», que podría interpretarse como una falta de acción decisiva del Estado para abordar esta grave violación de derechos humanos. Como bien sabe el ministro de Educación, el Estado tiene la obligación de proteger a todas las personas bajo su jurisdicción, especialmente a los grupos más vulnerables, como las niñas y adolescentes indígenas. Esto incluye la implementación de medidas efectivas para prevenir la violencia, proteger a las víctimas y llevar a los perpetradores ante la justicia.

Asimismo, su declaración parece caer en el relativismo cultural, donde las prácticas culturales se consideran inmutables y respetadas sin importar si violan los derechos humanos. La mutilación genital femenina es una práctica común en algunas culturas y viola los derechos humanos de la salud, la integridad física y la dignidad de las niñas y mujeres. El matrimonio infantil antes de la mayoría de edad viola los derechos humanos a la vida, la salud y el bienestar, especialmente en el caso de las niñas.

El ministro Quero olvida que los derechos humanos son universales y no deben ser comprometidos por prácticas culturales. El respeto a las culturas debe coexistir con la protección irrestricta de los derechos fundamentales, y ninguna práctica cultural puede justificar la violación de estos derechos. 

Sus declaraciones y las de la ministra de la Mujer, Ángela Hernández, que ratifican que las violaciones sexuales son “prácticas culturales”, pueden perpetuar estigmas y prejuicios hacia las comunidades nativas, presentándolas como inherentemente y culturalmente violentas. Esto no solo perpetúa la discriminación y estigmatización de dichas comunidades, sino que también desvía la responsabilidad del Estado para abordar estos problemas de manera integral, respetuosa y justa con los derechos de todas las personas.

Dada la gravedad de sus declaraciones, es imperativo exigir la renuncia inmediata del ministro de Educación, Morgan Quero, y de la ministra de la Mujer, Ángela Hernández. Al justificar la violación de niñas indígenas como una «práctica cultural», ambos funcionarios no solo muestran una falta de comprensión y respeto por los derechos humanos universales, sino que también perpetúan la violencia y discriminación contra las comunidades más vulnerables. Sus palabras, lejos de promover la protección y el bienestar de estas niñas, las exponen a más abusos y estigmatización. Un liderazgo que minimiza y relativiza tales atrocidades es inaceptable y contrario a los principios fundamentales de justicia y dignidad. Es crucial que el gobierno de Dina Boluarte demuestre un compromiso genuino con la defensa de los derechos humanos y la igualdad, comenzando con la destitución de funcionarios que no cumplen con estos estándares.

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Hace pocos años, algunos voceros de la derecha peruana equipararon la institución de la asamblea constituyente con el poder absoluto debido a que supuestamente atentaba contra la división de los poderes del Estado. El contexto en el que se expresaron estas ideas era otro: gobernaba el Perú Pedro Castillo, y la pretendida nueva Constitución levantaba banderas de la izquierda radical que llevó al chotano a Palacio de Gobierno. 

Sin embargo, esta definición de asamblea constituyente, cuyo fruto es una Carta Magna (Contrato Social que organiza al Estado) solo puede interpretarse como un oxímoron perverso. El patricio político Víctor Raúl Haya de la Torre no negaba el poder conferido por el pueblo a dicha asamblea, pero la entendía como el fruto indiscutido y legítimo de la soberanía popular, la matriz de la democracia, lo contrario a una dictadura.

Los últimos días, la urgencia de una nueva Constitución ha remecido nuestra agenda política. Ha pasado poco tiempo, pero mucha agua ha corrido bajo el puente. Unos cuestionan la Carta del 93, la consideran ilegítima por dotar de un “marco de legalidad” a la dictadura que encarnó Alberto Fujimori. 

Otras posturas, sin embargo, han ido más allá y recrean la idea de la existencia de una Constitución de 2023-2024 que, en el efecto y en la praxis, ha destruido la división de poderes en el Perú. Asimismo, se cuestiona la aprobación por el Congreso de un paquete de reformas constitucionales que socaban, en lo más básico, el aludido equilibrio de poderes, factor determinante y fundamental de la democracia.  A esto se le suma la aprobación de leyes y decretos que favorecen a poderes fácticos e, inclusive, limitan la actuación de la justicia en la lucha contra la delincuencia1. 

Al respecto, han asomado varias propuestas: Antauro Humala y Alfonso López Chau coinciden en la vuelta a la Constitución de 1979. Sin embargo, para el primero lo más destacable de ella es que contiene la figura de la pena de muerte, que para el líder nacionalista resulta fundamental para combatir la traición a la patria y algunas modalidades de corrupción y del crimen organizado. A su turno, López Chau coloca el consenso político de un amplio sector democrático por delante de la asamblea constituyente y de la nueva Constitución, a la que podrían incorporársele aspectos de la de 1979, como, por ejemplo, su brillante preámbulo. 

Lo que entiende el líder de Ahora Nación es que ante la grave crisis institucional por la que atraviesa el país, hace falta un diálogo que involucre a la derecha, centro e izquierda democráticos. De allí la posibilidad y necesidad de una nueva Carta Magna que sea el fruto del consenso de las partes, y de allí también su reiterada referencia a la Constitución de 1979 pues fue la ruta de salida de una implacable dictadura militar y fue firmada por liberales de derecha, centroderechistas, centroizquierdista y hasta por marxistas. En suma, un auténtico contrato social.

Nunca fui adepto a nuevas constituciones. Creo, más bien, en el gradualismo y la reforma constitucional. En otras palabras, las constituciones, y la de 1993 no es la excepción, poseen los mecanismos para ser reformadas y esta fórmula siempre me ha parecido mejor que las reiteradas “refundaciones republicanas”. 

Sin embargo, la inefable realidad peruana me ha conducido hacia un obligado replanteamiento. Ocurre que el artículo 206 de la Constitución de 1993 (que permite la modificación del texto constitucional con el respaldo de 2/3 del número legal de congresistas  (87) en doble votación) ha sido prostituido con tanta reiteración por la actual representación congresal que ha dado lugar a la referida carta del 2024. Como hemos señalado, esta ha cooptado el Tribunal Constitucional, los poderes electorales, la JNJ, varias potestades del Presidente de la República, entre otras. 

De esta manera, el riesgo que evocamos al principio de estas líneas, en el que a través de una asamblea constituyente podía imponerse la agenda de un sector político específico con claras tendencias autoritarias, se ha superado largamente: ya se ha instituido un régimen autoritario en el país, ya colapsó nuestra democracia.  

¡Ay, Perú! de tantas noches tormentosas, se lamentaba Jorge Basadre. La propuesta de un gran pacto nacional y democrático se cae de madura, la de una refundación republicana auténtica también y, por consiguiente, la de una nueva Constitución que enrumbe el camino. Ojo con los enemigos, son enormes, poderosos, le llevan siglos de ventaja a una nación a la que no se le ha permitido nacer hasta ahora. Nunca la historia presenció una gestación tan larga y dolorosa. Pero Basadre, al contemplar el problema, también contempló la posibilidad. Sigamos su ejemplo. 

1.- Léase Francke, Pedro. La Constitución de facto del 2023. Hildebrandt en sus trece, Lima, 14 de junio de 2024. 

El organismo encargado del licenciamiento y fiscalización de la educación superior en el Perú habría pasado por alto una grave denuncia por violencia de género al contratar a un exdecano del Colegio de Periodistas del Perú.

La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria viene enfrentando lo que, indiscutiblemente, es su periodo de mayor cuestionamiento desde la fecha de su creación en el año 2014. La decisión del Congreso para cambiar la estructura del consejo directivo de la Sunedu y la posibilidad de un regreso del modelo que representaba  la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) encendieron las alarmas sobre lo que podía representar un golpe letal a la reforma universitaria.

Sin embargo, además de las críticas relacionadas estrictamente al ámbito educativo, dentro de Sunedu también han estado ocurriendo situaciones que exponen un deterioro considerable de este organismo. Sudaca ha encontrado que, a los pocos días de haber sido denunciado públicamente, Sunedu contrató a un personaje denunciado por violencia de género.

UNA HISTORIA DE TERROR

En noviembre del año pasado, el programa “Al estilo Juliana” emitió un informe periodístico que relataba la tormentosa relación de una pareja compuesta por Max Obregón Rossi, quien entonces había sido electo como decano del Colegio de Periodistas del Perú, y la comunicadora Mercedes Ayala Machado.

Este vínculo había comenzado cuatro años atrás, pero el historial de violencia empezó tras el primer año de la relación cuando decidieron convivir. Fue desde ese momento que, tal como relató Ayala Machado, iniciaron los malos tratos de Max Obregón en su contra. Uno de estos episodios quedó registrado en un parte policial de febrero del 2020 en el cual se detalla que Mercedes fue encontrada por la policía con un corte en la mano luego de un episodio de violencia en el que Obregón Rossi, además de insultarla, le habría arrogado excremento de perro, según relató la propia Mercedes Ayala.

Cristian Rebosio

Sin embargo, y tal como se detalló en el programa de la periodista Juliana Oxenford, fue hasta octubre del 2023 que Mercedes decidió denunciar a Obregón Rossi por violencia psicológica y agrega que, en tres oportunidades, vivió episodios de violencia física a manos de su entonces pareja.

“Agarró la correa y me dio correazos en las piernas”, relata Ayala sobre las agresiones que padeció durante su relación y agrega que también la agarró de los cabellos y la arrastró de la cama al piso. Pero, además, en su testimonio relata que Obregón Rossi la amenazó con expulsarla del Colegio de Periodistas del Perú si ella se animaba a denunciarlo.

Cristian Rebosio 

En su descargo, Obregón Rossi descartó haber agredido a Mercedes Ayala y señaló que “todo lo que está diciendo es falso”. Además, indicó que esta situación era producto de una relación tóxica. En el informe presentado por ATV se explica que, hasta el momento de la emisión del programa, el Colegio de Periodistas del Perú no había emitido pronunciamiento alguno sobre esta denuncia. 

No obstante, tras la emisión de este programa y la difusión de un video de estos episodios violentos, el entonces electo decano, pese a haber negado las agresiones, decidió apartarse del cargo para el que había sido electo, tal como se puede leer en la siguiente carta que le envió el presidente del Comité Electoral Nacional.

Cristian Rebosio

El mismo 4 de noviembre, el Colegio de Periodistas del Perú emitió un comunicado en el cual había anunciado que citarían a Obregón Rossi para escuchar su descargo por esta denuncia en su contra. Además, en el mencionado comunicado manifestaron su rechazo a cualquier acto de violencia contra la mujer.

Cristian Rebosio 

BIENVENIDO A SUNEDU

Pero lo que había sido un hecho lo suficientemente grave como para que Obregón Rossi se deba apartar del cargo para el que había sido electo y que el propio Colegio de Periodistas del Perú aborde de forma inmediata tras hacerse pública la denuncia, no fue visto de la misma forma por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu).

No había pasado ni un mes de la difusión de la denuncia y Sunedu ya estaba emitiendo una orden de servicio para Obregón Rossi por ocho mil soles. Tal como se puede observar en la información publicada en el sitio web de proveedores del Estado, esta orden de servicio data del 1 de diciembre del año pasado.

Cristian Rebosio 

Paradójicamente, Sunedu intenta mostrarse en favor de campañas, como la que se observa en la siguiente imagen, contra el hostigamiento sexual. Sin embargo, en los filtros usados al momento de contratar personas parecen haber pasado por alto situaciones tan graves como las denuncias por violencia física y psicológica.

Cristian Rebosio

Si bien la situación de la Sunedu ha causado más escándalo por el perjuicio a la educación superior en el Perú y la grave crisis que puede ocasionar, la falta de interés por cuidar los filtros al momento de contratar personas también expone que la crisis también está dentro de la propia Sunedu.

Un día de sol en inverno. Mucho viento repentino. Lluvia un poco fuerte, sólo un poco más que la llovizna a la que estamos acostumbrados. Basta un poco de clima anómalo para sospechar que va a ocurrir un terremoto en cualquier momento. A pesar de que no tenga nada que ver una cosa con la otra, es verdad. Parte de la peligrosidad de un sismo es que no se puede predecir y debido a que nos encontramos sobre la convergencia de la placa de Nazca y la Continental suelen ocurrir. Es un miedo comunal y nunca falta quien cree que el siguiente va a ser catastrófico.  Yo comparto el temor. Si bien no vivo pensando en eso, sí me asustan. 

En el 2007, tenía 13 años cuando se dió el terremoto de Pisco. Me estaba alistando para mi clase de Karate y comenzó. Esperé unos segundos antes de salir disparado. Cuando me di cuenta de que estaba durando más de lo normal salí. Creo que me salté todas las escaleras porque llegué afuera en un segundo. Estábamos todos afuera, mi perro asustado a nuestro costado. Los vecinos también en la calle. No paraba. Las rejas temblaban y los carros parecían saltar. Las ventanas iban a explotar en cualquier momento. No podía creer cuánto estaba durando y lo peor era que había gente diciendo que todavía no comenzaba. Pensaba que si todavía faltaba se iba a caer la ciudad completa. Duró un poco más de tres minutos. Cuando se detuvo fuimos todos a la sala, cerca de la puerta, para esperar un rato. Hubo unas cuantas réplicas. Fue de 7.9 grados en Pisco. 

Francisco Tafur 

Al día siguiente todos hablábamos de eso en el colegio. Varios amigos me contaban que sus abuelas se tiraban al suelo para rezarle a dios, diciendo cosas como: Dios, ten piedad de nosotros. Eso me hubiera asustado más que el terremoto mismo. Mis padres y mi abuela me contaban del terremoto de 1974 que fue mucho más fuerte para los limeños porque el epicentro fue cerca de la ciudad y la magnitud fue mayor. Dicen que los árboles se tambaleaban como si fueran de plástico y que los vidrios sí reventaron. Da miedo pensar que eso puede ocurrir en cualquier momento y de magnitudes fuertísimas. Esta semana en Miami, donde estoy, hubo alertas de inundaciones por lluvias fuertes, pero se pueden prevenir. Te llegan mensajes de emergencia en el teléfono para avisarte. Lo mismo ocurre con los huracanes. A pesar de eso pueden ser letales. Yo que no estoy acostumbrado igual me asustaba con los truenos que parecen bombas y con el viento extremadamente fuerte. 

Todos hemos visto noticias sobre desastres naturales en los últimos años. A veces me pregunto si ahora son más frecuentes o simplemente hay más noticias. Los que más recuerdo fueron el terremoto en Chile el 2010 que tuvo una magnitud de 8.8; si ocurre eso en Lima, no quedaría nada en pie. En el 2004 los tsunamis que afectaron Indonesia, Tailandia, Malasia y más países de la zona fue terrible. En Perú, en teoría, también pueden ocurrir, pero nunca he escuchado. Y recientemente el terremoto en Turquía y Siria que arrasó con todo. 

En el 2017, viajé con un amigo a Tarapoto para hacer un trabajo en Chazuta, un pueblo a una hora de la ciudad. En el camino nos tuvimos que desviar porque una roca gigante había destruido la carretera. Felizmente no había nada alrededor porque se hubiera llevado lo que sea que esté delante. Había ocurrido durante los huaicos del mismo año. Los más cercano que vimos en Lima fue en Punta Hermosa. Un video se hizo famoso en todo el mundo donde una chica salía del huaico totalmente embarrada y herida. En ese viaje hicimos un tour hacia una catarata, pero no pudimos llegar debido a las fuertes lluvias. Nunca había estado tan asustado de caerme. Tengo miopía y un poco de astigmatismo así que no veo nada. La lluvia y el vapor empañaban mis lentes, no podía ver ni dónde pisaba. Fuimos irresponsables por ir en esa temporada. Estábamos caminando en un sendero angosto al costado de un acantilado, si te caías te ibas directo al río lleno de rocas. Lo peor es que cuando estábamos caminando se escuchó un trueno y le dijimos al guía, nos respondía que era un avión, lo quería matar. Puse la mano en el hombro de mi amigo y caminé casi ciego. Llegamos a bajar, pero el río había crecido y no podíamos cruzar. No nos importó y nadamos. Pusimos celulares y ropa en una bolsa y al agua. Después nos demoramos el doble en regresar por todo el barro y agua. Cortamos, cada uno, una rama y la usamos como bastón, si no hubiera sido imposible. Igual me caí como 5 veces. Fue divertido, pero pudo terminar mal. 

Francisco Tafur 

Espero no tener nunca una experiencia de un desastre natural fuerte. Ahora que ya conocí Japón donde todo está preparado para terremotos y tsunamis espero que en Perú tomen conciencia de lo que puede ocurrir. No seguir construyendo en lugares por donde pasan los huaicos y tener el equipamiento necesario para posibles daños de terremotos. No tener que esperar a que suceda una tragedia para recién pensar en qué hacer. 

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