Los envases ecológicos tienen un impacto ambiental menor que el de los convencionales ya que no provienen de derivados del petróleo y por ende, su fabricación y eliminación no incrementa la emisión de gases de efecto invernadero.

Entonces, si optamos -por ejemplo- por consumir tortas de una pastelería que utiliza empaques ecológicos, ¿ya hicimos nuestra parte? La respuesta es no y veremos por qué.Primero, entendamos la diferencia.

Empaques biodegradables

Un empaque biodegradable es aquel que puede descomponerse de forma natural y segura en el medio ambiente, gracias a la acción de microorganismos presentes en la naturaleza. A diferencia de los empaques convencionales que pueden persistir durante décadas o incluso siglos, los empaques biodegradables se desintegran en un período de tiempo mucho más corto.

Ahora, ¿se biodegradan realmente? Una publicación de National Geographic señaló que se han hecho estudios sobre bolsas biodegradables y que, tras permanecer enterradas por tres años,  las bolsas no se degradaron como se esperaba, es más, podían seguir siendo utilizadas para cargar hasta 2 kilos de productos. 

Lo anterior, podría deberse a un mal proceso de acopio de este tipo de materiales. En otras palabras, que no tuvieron un proceso de eliminación adecuado según el tipo de empaque biodegradable al que pertenecían. 

Empaques compostables

Los envases compostables son aquellos que se descomponen en un tiempo relativamente corto y se convierten en compost, es decir, en materia orgánica que puede utilizarse como abono para plantas. Estos envases se fabrican a partir de materiales renovables y no contaminantes, como el almidón de maíz, la celulosa o la caña de azúcar.

Para que los empaques compostables sean una alternativa sustentable es importante que sean desechados correctamente desde las casas y oficinas. Es decir, deben ser reconocidos, categorizados y separados de acuerdo con sus propiedades, como el cartón o papel, para que puedan ser compostados en instalaciones especializadas.

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ECOLOGÍA, empaques ecologicos

Al hablar del cuidado del medio ambiente, suelen surgir varios términos relacionados con los protectores. Sin embargo, históricamente se han mencionado dos corrientes, ambientalistas y ecologistas que si bien para muchos parece lo mismo,  existen diferencias importantes entre ambos tipos de pensamiento.

La corriente ecologista

El ecologismo es un movimiento político y social que defiende la protección del medio ambiente poniendo al ser humano como el centro y buscando satisfacer sus necesidades sociales y de salud ya que lo consideran como parte de la naturaleza y no algo separada de ella.

Asimismo, el ecologismo cuestiona el modelo económico que rige a las sociedades actuales, ya que para ellos el capitalismo y la doctrina neoliberal causa graves impactos en los ecosistemas debido a sus prácticas que utilizan o abusan de los recursos naturales. Los ecologistas exigen cambios estructurales en el sistema económico y político. 

En esos términos, los ecologistas hacen una crítica social más o menos implícita, proponiendo la necesidad de reformas legales y concienciación social tanto en gobiernos, como en empresas y colectivos sociales. 

La corriente ambientalista

Cuando se habla de ambientalismo, es importante tener en cuenta que desde su enfoque los problemas ambientales se solucionan a partir de la racionalidad económica del mercado.  Así, plantean soluciones con normativas, nuevas tecnologías y es aquí donde surge el mercado verde y el desarrollo sostenible.

Es decir, un ambientalista se enfoca en problemas específicos del medio ambiente y busca soluciones para ellos. A menudo, trabajan en temas como la conservación de la biodiversidad, la protección de la calidad del aire y del agua, y la gestión de residuos.

Tanto los ecologistas como los ambientalistas son importantes para la protección del medio ambiente, pero tienen enfoques diferentes. Lo importante es que cada quien, pueda aportar algo y sumar esfuerzos para subsanar el daño que hemos causado al planeta.

[TIEMPO DE MILLENIALS] La creación de empleos verdes constituye una de las herramientas fundamentales para la construcción de un modelo económico y social sostenible a largo plazo, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 establecidos por la Asamblea General de Naciones Unidas en el Acuerdo de París en 2015.

¿Qué es un empleo verde?

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los empleos verdes son empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética.

Asimismo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que se tratan de empleos de calidad: aquellos que incluyen ingresos justos y suficientes, acceso a seguridad social y protección social, y la tranquilidad de un buen ingreso en la vejez a la hora de jubilarnos.

Por su lado, El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) define los empleos verdes como «los trabajos en agricultura, actividades de fabricación, investigación y desarrollo, administración y servicio que contribuyen sustancialmente a preservar o restaurar la calidad medioambiental».

¿Cuáles son los beneficios para una economía sostenible?

De acuerdo con la OIT los empleos verdes permiten:

  • Aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas
  • Limitar las emisiones de gases de efecto invernadero
  • Minimizar los residuos y la contaminación
  • Proteger y restaurar los ecosistemas
  • Contribuir a la adaptación al cambio climático

A nivel empresarial los empleos verdes pueden producir bienes o prestar servicios que beneficien al medio ambiente y también pueden contribuir a procesos de producción más respetuosos con el medio ambiente en las empresas. Por ejemplo, pueden reducir el consumo de agua o mejorar el sistema de reciclaje.

¿Y en Perú?

De acuerdo con Vinatea & Toyama, en nuestro país, se identifican dos principales problemáticas con respecto a los empleos verdes:

  • La primera, relacionada a la presencia de empleos no verdes, es decir, los empleos formales e “informales” en la economía formal y los empleos en la economía informal dentro de los sectores verdes priorizados, que cumplen con todos, algunos o ninguno de los criterios de empleo decente, pero no cumplen ningún criterio ambiental.
  • La segunda, relacionada con el porcentaje de empresas que cumplen con los criterios ambientales: no superan el 10% del total.

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[TIEMPO DE MILLENIALS] No todo es alegría y felicidad durante la Navidad. Especialmente para el planeta. Las fiestas empiezan en los primeros días de diciembre con las diversas celebraciones en los trabajos, con clientes, encuentros con amigos, entre otros y van hasta el 2 de enero.

Para gran parte de la población mundial, el desperdicio de alimentos se ha convertido en costumbre: comprar más alimentos de los que necesitamos en los mercados, dejar que las frutas y verduras se estropeen en casa o servir porciones más grandes de lo que podemos comer.

En medio de las festividades de fin de año, la generación de desechos alimentarios se convierte en un desafío crucial que afecta tanto la economía como el medio ambiente.

Con toneladas de comida desperdiciada durante la temporada navideña y año nuevo, es necesario abordar este problema y adoptar estrategias que nos permitan disfrutar de las celebraciones sin contribuir al desperdicio alimentario.

De acuerdo con el Banco de Alimentos Perú, se desperdician 9 millones de toneladas de alimento al año en Perú y con ellos, 2 millones de peruanos podrían alimentarse. Esta cifra se incrementa -de acuerdo con un estudio de Too Good To Go- a más del 20% en las celebraciones navideñas.

Para contribuir de manera individual a reducir este impacto, pongamos en práctica los siguientes consejos:

  1. Planificar el menú semanal y para las fiestas, las cenas navideñas y de año nuevo.
  2. Comprar solo lo que necesitamos.
  3. Entender el etiquetado de los alimentos: la fecha de caducidad indica la fecha a partir de la cual no se puede consumir un alimento, mientras que a partir de la fecha de consumo preferente puede disminuir su calidad, pero sigue siendo comestible.
  4. Congelar las sobras.
  5. Comprar productos locales que reducen la huella de carbono al no necesitar trasladarse en distancias largas.
  6. Comprar al pequeño comercio.
  7. Preferir productos de temporada.
  8. No descartar las frutas y verduras por su aspecto.

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[TIEMPO DE MILLENIALS] Entre una botella de plástico y otra de vidrio, ¿Cuál crees que contamina más? A lo largo de este post hablaremos sobre estos dos materiales para saber cuál de los dos es más perjudicial para el medio ambiente

Sin embargo, es necesario entender dos conceptos importantes: el ciclo de vida de un producto y la unidad funcional.

El ciclo de vida de un producto

El ciclo de vida del producto ofrece una manera de hacer un seguimiento del recorrido de un producto de principio a fin. Revisemos el ciclo tomando como ejemplo una botella:

  1. Comienza con la extracción de los materiales, de la naturaleza, para su fabricación.
  2. La producción de la botella.
  3. Transporte de la botella a la tienda, supermercado, etc.
  4. Terminado el contenido de la botella, la disposición de esta: reciclaje o basura.

El análisis de ciclo de vida estudia los materiales y la energía que se utilizan en cada fase del proceso. Cuantifica también las emisiones de cada fase y el daño que hacen al medioambiente.

Unidad funcional

La unidad funcional es una unidad cuantitativa que nos va a permitir comparar dos o más sistemas de productos. Es una forma de analizar qué elemento es más sostenible.

Para nuestro ejemplo, utilizaremos una botella de 500 ml. Así, la unidad funcional es la cantidad de vidrio o plástico que necesitamos para envasar 500 ml de agua en la botella.

¿Qué es mejor para el medio ambiente?

Resulta mejor para el medio ambiente la cantidad de emisiones de CO2 en cada fase de su ciclo de vida, siendo menos mejor. Así:

  1. El vidrio está hecho en su mayoría de sílice, que constituye el 59% de la corteza terrestre.
  2. La extracción de arena de sílice para fabricar vidrio puede tener efectos dañinos en el medio ambiente y la salud de los trabajadores.
  3. El vidrio requiere temperaturas más altas que el plástico y el aluminio para fundirse.
  4. Las materias primas para fabricar vidrio virgen también liberan gases de efecto invernadero durante el proceso de fusión, lo que aumenta su huella ambiental.
  5. Según la Agencia Internacional de Energía, la industria de envases y planchas planas de vidrio emiten más de 60 megatoneladas de CO2 al año.
  6. El vidrio no es tan práctico como el plástico, su transporte es más caro debido a su peso y la necesidad de embalaje adecuado para evitar roturas.

Sin embargo, no es correcto suponer que el vidrio es más sostenible simplemente porque sea infinitamente reciclable. Esto no quiere decir que el plástico sea la solución al problema ambiental, sino que, en comparación con el vidrio, el plástico es menos perjudicial para el medio ambiente.

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[TIEMPO DE MILLENIALS] A nivel mundial existe una alta generación de residuos que es dispuesta de manera inadecuada, es decir, sin tratamientos o manejos previos. Esto tiene como consecuencia una alta contaminación al medio ambiente.

Por esto, es sumamente importante separar la basura de lo que sí se puede valorizar y reinsertar en la cadena de reciclaje. 

¿Qué es segregar en la fuente?

La segregación en la fuente consiste en la separación de residuos -como aprovechable o no aprovechable – en el lugar y en el momento en los cuales se generan. Está directamente relacionado con las buenas prácticas en el hogar, pero también en las oficinas, los edificios, los comercios o los colegios, entre otros espacios.

La segregación en la fuente es una parte fundamental de la economía circular ya que impacta en la evolución hacia un planeta sostenible. Para lograrlo, necesitamos que esta actividad se convierta en un hábito cotidiano de todos los hogares y demás grupos de la sociedad. 

¿Cuál es el objetivo de un programa de segregación en fuente?

Tiene por objetivo principal, sentar las bases de un plan de manejo integral de residuos, que disminuya el impacto ambiental, aumente la separación en origen, y posibilite tanto la reducción de residuos, como la incorporación a la cadena de valor de los materiales recuperados.

¿Cómo funciona en Perú?

En nuestro país se llama Programa de Segregación en la Fuente y Recolección Selectiva de Residuos Sólidos (“Programa”) y de acuerdo con el Ministerio del Ambiente (“MINAM”), es un sistema para el reaprovechamiento de los residuos sólidos desde la generación en la fuente; velando que en él participe la población de un determinado ámbito geográfico mediante la separación de sus residuos, su almacenamiento y entrega al personal encargado de realizar la recolección.

Las municipalidades son las encargadas de implementar el Programa en sus municipios y lo vienen realizando desde 2011. En la mayoría de municipios, que cuentan con el Programa, los encargados de recoger los residuos casa por casa son los recicladores formales de cada distrito. En menor proporción los residuos son recolectados por empresas gestoras de residuos sólidos.

¿Cuál es la importancia?

  1. Se reduce el consumo de recursos naturales (materia prima virgen) destinados a la producción industrial ya que se utilizan materias primas recicladas.
  1. Se reducen las emisiones de gases en las industrias ya que la huella de la materia prima reciclada es menor. 
  1. Ahorra costos de energía, insumos y disposición final cuando se usa materia prima reciclada.
  1. Fomenta el trabajo digno para los recicladores de nuestro país.

[TIEMPO DE MILLENIALS]  Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fueron establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se pretende alcanzarlos para 2030. Son 17 objetivos globales interconectados diseñados para poner fin a la pobreza, reducir las desigualdades y combatir el cambio climático. Es una agenda universal que busca que todos adoptemos medidas para garantizar que nadie se quede atrás.

Sin embargo, estos ODS solo pueden lograrse con alianzas y cooperación entre gobiernos, sector privado, sector público y la sociedad civil. Así, esta realidad tiene su propio ODS:  el ODS 17 que se llama “Alianzas para lograr los objetivos” y señala que los 16 ODS restantes solo se pueden lograr con asociaciones mundiales sólidas y cooperación.

Estas alianzas deben ser inclusivas y construidas sobre valores comunes con  una visión y metas compartidas en la que coloquen a las personas y al planeta en el centro de la estrategia.

¿Por qué es tan importante?

Porque según el Informe sobre los progresos en el cumplimiento de los ODS de 2023, los avances en el cumplimiento han sido desiguales. El informe señala que se ha avanzado en ámbitos como la ayuda para el desarrollo, el flujo de remesas y el acceso a la tecnología. Sin embargo, la ONU considera que la financiación para el desarrollo sigue siendo un gran desafío, en particular en los países de ingreso bajo.

El mismo informe indica que los niveles de deuda de muchos países alcanzaron máximos históricos durante la pandemia; de hecho la deuda externa total de los países de ingresos bajos y medios alcanzó los 9 billones de dólares en 2021, es decir, un aumento del 5,6 %. A finales de 2022, más de la mitad (37 de 69) de los países más pobres del mundo corrían un alto riesgo de endeudamiento excesivo o ya lo estaban sufriendo. Estos niveles de deuda representan una potencial amenaza para el crecimiento económico.

Revertir esta realidad se ha convertido en un objetivo primordial en el ámbito internacional. Entonces, es necesario proteger, generar y continuar con las alianzas para no dejar a nadie atrás.

¿Qué podemos hacer?

Todas las empresas, sociedades civiles, independientemente de su sector, pueden tomar medidas para contribuir al ODS17.

A nivel interno:

  • Alinear la estrategia de la empresa con los objetivos de desarrollo sostenible.
  • Identificar los ODS relacionados con el núcleo de negocio de la empresa, para trabajarlos prioritariamente.
  • Crear puestos de trabajo dignos y fomentando la transferencia de conocimientos, capacidad técnica y tecnología.

A nivel externo:

  • Crear alianzas público-privadas con la sociedad civil, sector público y privado, para realizar proyectos de co responsabilidad.
  • Realizar proyectos de cooperación internacional e impulsar el crecimiento de los países en desarrollo.

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[TIEMPO DE MILLENIALS]  Existen muchas conversaciones e interés alrededor de lo que es el cambio climático y la necesidad de hacer algo al respecto. Principalmente porque este año hemos experimentado las consecuencias con un verano mucho más caluroso y largo. Sin embargo, ¿realmente sabemos de qué se trata el cambio climático?

En primer lugar, aclaremos los conceptos básicos:

  1. El clima: se define como el conjunto de las condiciones atmosféricas típicas de una región específica durante un período de tiempo de mínimo 20-30 años. Por ejemplo, podemos decir que el clima de la sierra es frío.
  2. Cambio climático: es el cambio en el estado del clima que es identificado por la variabilidad en sus propiedades, que persiste por un período prolongado. El cambio climático puede ser causado de forma natural o por las acciones del ser humano. Por ejemplo, las olas de calor.
  3. Calentamiento global: resulta del aumento de temperatura de la tierra como consecuencia de la intensificación del efecto invernadero.

Así, es importante entender que el calentamiento global es la causa del cambio climático. Es decir, el aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad del ser humano que están provocando variaciones en el clima que de manera natural no se producirían.

Ahora entendamos:

  1. Gases de efecto invernadero: componente gaseoso de la atmósfera, que puede ser natural o por las acciones humanos y que sus propiedades causan el efecto invernadero. El aumento de estos gases se ha dado principalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) para la generación de electricidad, el transporte, la calefacción, la industria y la edificación. También provocados por la ganadería, la agricultura (principalmente el cultivo del arroz), el tratamiento de aguas residuales y los vertederos entre otros.

¿Cómo nos afecta el cambio climático?

Este aumento global de la temperatura trae consecuencias que ponen en peligro la supervivencia de la flora y la fauna de la tierra, incluido el ser humano. Entre los impactos del cambio climático están, el derretimiento de la masa de hielo en los polos, que a su vez provoca el aumento del nivel del mar, lo que produce inundaciones y amenaza los litorales costeros.

El cambio climático también aumenta la aparición de fenómenos meteorológicos más violentos, sequías, incendios, la muerte de especies animales y vegetales, los desbordamientos de ríos y lagos, la aparición de refugiados climáticos y la destrucción de los medios de subsistencia y de los recursos económicos, especialmente en países en desarrollo.

Ahora que sabemos las consecuencias es necesario involucrarnos en las soluciones:

  1. Mitigación: acciones humanas que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o que buscan mejorar a los sumideros de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, segregar correctamente los residuos.
  2. Adaptación: proceso de ajuste de los sistemas humanos al clima real o proyectado. Los sistemas naturales también pueden adaptarse y la intervención humana puede facilitar ese proceso. Por ejemplo, nuevas variedades vegetales que resistan las sequías y el calor.

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[TIEMPO DE MILLENIALS] En los últimos años mucho de lo que se ofrece es ecológico, orgánico, hecho de materiales reciclados, reciclable, sostenible, bajo en emisiones de gases de efecto invernadero y hecho con fibras naturales. Pero ¿es de verdad?

El término ‘Greenwashing’ proviene de la unión de ‘green’ (verde) y ‘washing’ (lavado) y fue ideado por el investigador Jay Westerveld en 1986, tras detectar que las campañas ‘verdes’ realizadas por determinados hoteles, en las que se defendía el ahorro del uso de toallas, respondían más a intereses publicitarios, y económicos, que a ecológicos. Un concepto que se ha mantenido hasta el día de hoy.

Así, entendemos al ‘Greenwashing’ como una táctica de marketing cuyos objetivos principales son esconder sus prácticas reales (normalmente dañinas con la naturaleza) y, aprovechar la creciente preocupación de los consumidores por el medio ambiente, aumentar las ventas, y evitar críticas.

En el mercado existen muchas tácticas de ‘Greenwashing’, unas mucho mejores que otras. Sin embargo, TerraChoice definió un listado en 2007 que se ha mantenido hasta hoy. Son los denominados “7 pecados del Greenwashing”:

  1. Afirmar que un producto es totalmente ‘verde’ cuando, en realidad, solo cuenta con un conjunto reducido de características sostenibles, siendo el resto dañinas con el medio ambiente, solo con el fin de venderlo mejor, y en ocasiones, más caro.
  2. Asegurar que un producto es sostenible sin aportar pruebas o certificados de tercero objetivo que lo verifiquen.
  3. Utilizar un reclamo ambiental de forma vaga o escueta o, también, bajo una definición muy genérica, de forma que pueda provocar o inducir a interpretaciones erróneas en los consumidores.
  4. Usar etiquetas falsas que indiquen que el producto posee una certificación ‘ecológica’ que en realidad no tiene.
  5. Ofrecer al consumidor información sostenible que, a pesar de ser cierta, le resulte irrelevante o poco útil para la elección del producto en base a su característica más ‘eco’.
  6. Desviar la atención del consumidor hacia factores que resultan menos dañinos para el medio ambiente, distrayéndole de aquellos que son más peligrosos.
  7. Incluir información falsa en los productos.

Para evitar caer en el ‘Greenwashing’ debemos volvernos proactivos al verificar con mayor detalle la información que generan las marcas. También debemos ser más curiosos sobre el origen de lo que estamos consumiendo, de qué está hecho, o cómo se produce.

 

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