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El trágico panorama que dejó el paso de la pandemia originada por el Covid-19 destacó, entre muchas otras lecciones, la importancia de un proceso de vacunación eficiente y la necesidad de anticiparse a aquellos factores que amenazan la salud de la población. Sin embargo, no siempre las autoridades valoran las experiencias que dejaron estos episodios y subestiman o actúan con pasividad ante signos de alerta.

Esta situación es la que estaría ocurriendo en el Ministerio de Salud con respecto a las decisiones que se han tomado para afrontar la influenza, una problemática que, si bien no es desconocida, no se estaría combatiendo con las mejores armas disponibles. Esto se debería a que el sector encabezado por la ministra Rosa Gutiérrez Palomino únicamente planea usar las vacunas trivalentes en lugar de las tetravalentes.

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

Si bien se viene hablando de las campañas de vacunación contra la influenza desde hace un tiempo razonable, la diferencia entre la vacuna trivalente y la tetravalente radica en un punto clave. Aunque ambas están enfocadas en la influenza, la segunda sí incluye la protección ante el linaje tipo B Yamagata. Este punto ha captado la atención de los especialistas debido a que su circulación ha incrementado considerablemente al punto de triplicarse entre 2014 y 2020.

Teniendo en cuenta estos factores, la Organización Mundial de la Salud ha optado por incluir la vacuna tetravalente entre las recomendaciones para afrontar la temporada gripal durante 2023 y, de la misma manera, numerosos países, como Uruguay, Paraguay, Costa Rica y otros más, se encuentran aplicándola para la población que pertenece al grupo de riesgo.

En el caso peruano, no sólo no se utiliza la vacuna tetravalente sino que la cobertura de vacunación de los últimos años ha mostrado cifras alarmantes en la población de sesenta años a más, quienes son de los grupos más vulnerables a la influenza. Mientras que, en 2020, la cobertura de vacunación sólo llegó al 69%, este número cayó al 30% un año después.

No obstante, el sector privado sí cuenta con la posibilidad de aplicar esta vacuna tetravalente que, tal como señala la evidencia, podría evitar un riesgo considerable para la población. Aunque, como se evidenció durante la pandemia, el porcentaje de la población que depende de la salud pública es mayor y, por lo tanto, que sea este sector el que mire con indiferencia este panorama ha encendido las alarmas.

UN PEDIDO A LA MINISTRA

Ante el riesgo latente de afrontar una nueva emergencia sanitaria, que indudablemente sería grave al ocurrir en un contexto en que las autoridades no logran elaborar una estrategia eficiente contra el dengue, las organizaciones civiles han alzado su voz. Este es el caso de Voces Ciudadanas, quienes han enviado una carta a la titular del sector solicitando el uso de esta vacuna que ofrece mayor protección.

En la carta firmada por María del Pilar Collantes Torres, presidenta de esta iniciativa regional, se advierte sobre la importancia de realizar un cambio en el enfoque que actualmente tiene el Ministerio de Salud. Además, se resalta que se ha experimentado un incremento mundial de casos de influenza tipo B y se señala que, a raíz de esta circulación, aparecerán nuevas cepas en los próximos doce a catorce meses.

Sin embargo, aunque la Norma Técnica de Inmunizaciones que fue publicada en el año 2022 permitiría la adquisición de las vacunas tetravalentes, el Ministerio de Salud ha intentado justificar su negativa a adquirir dichas vacunas alegando que “en el último año y medio año y medio no había circulación del linaje Yamagata a nivel mundial” pese a que los expertos advierten que se ha producido un silencio inmunológico producto de los años de pandemia y se ha advertido que el rol preventivo de la vacuna debe ser valorado y que por esa razón es que los países que venían aplicando la vacuna tetravalente no han dejado de usarla.

A estas opiniones se sumaron las conclusiones que dejó el Simposio Internacional sobre Influenza realizado en el mes de mayo por el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. En este evento que incluyó a especialistas de Argentina, Colombia, Costa Rica, Paraguay y expertos peruanos en inmunizaciones se advirtió que emplear sólo la vacuna trivalente deja en riesgo de desarrollar una enfermedad severa e incluso la muerte a mayores de 65 años, personas con obesidad, con enfermedades oncológicas y hasta a niños menores de cinco años.

El desconcierto experimentado durante los años más crueles de la pandemia y la situación que actualmente padece el país a causa del dengue han expuesto la precariedad del sistema de salud y un nuevo descuido ante la influenza podría llevar a un nuevo colapso que dejaría un número de víctimas que con una apropiada campaña de vacunación se podría evitar.

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Lo anterior ha causado, según Edson Aguilar, vicepresidente de Voces Ciudadanas, que la Organización Panamericana de Salud (OPS) considere al Perú –junto a Brasil y República Dominicana– como uno de los países de alto riesgo en la región para el retorno de enfermedades desaparecidas, gracias a sus planes de vacunación.

“Si bien no se puede cuestionar el valor de las vacunas, ya no tenemos un buen esquema de vacunación. Estamos desfasados”, afirmó Abel Salinas, ex ministro de Salud y también miembro del Comité Consultivo de Inmunizaciones del Minsa en representación de la Sociedad de Pediatría.

Precisamente esta instancia, dependiente del Viceministerio de Salud, es una de las encargadas de revertir esta situación. De acuerdo al Minsa, tuvieron su primera reunión en abril. Y según dijo Abel Salinas a Sudaca, se han reunido una vez al mes desde entonces con el objetivo de tener una norma técnica que mejore el panorama de vacunación nacional.

“Es urgente actualizar la norma técnica sanitaria de inmunizaciones, con mayores metas de vacunación, con especial foco en los niños y niñas de riesgo, en la primera infancia, para evitar que enfermedades controladas vuelvan a aparecer en el país”, agregó el ex ministro de Salud.

Habrá que esperar novedades de esas y más propuestas de salud pública para evitar brotes problemáticos de otras enfermedades en el Perú.

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Al momento, más de 12 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19 ya fueron aplicadas a nivel nacional. Las tres “Vacunatones” han permitido un rápido avance en el proceso de inmunización de los peruanos. Esto podría representar una pronta reactivación de las actividades presenciales, igualmente manteniendo todos los cuidados necesarios para evitar los contagios.

Frente a la pandemia, las empresas tuvieron que digitalizar sus procesos y adaptarse rápidamente al teletrabajo. ¿Cómo se encuentran ahora las empresas con este modelo laboral?

Según la segunda edición de la encuesta “Retos y desafíos en la gestión de la compensación y el impacto del COVID-19”, elaborada por EY Perú, el 95% de empresas en nuestro país indica que cuenta con colaboradores trabajando a través de home office. Asimismo, el 90% de las empresas que ha implementado este sistema de trabajo, afirma que la productividad de los colaboradores en esta modalidad se ha mantenido o aumentado durante la pandemia.

Permanencia del teletrabajo

“Pese a una resistencia inicial, por una cultura ‘presencialista’, se han ido rompiendo paradigmas, y las empresas han observado las ventajas del home office, tales como la disminución de gastos operativos, la disminución de costos en estructura física y la contratación de talento sin fronteras”, indica Alejandra Osorio, Líder de Capital Humano de EY Perú.

El estudio de EY Perú reveló que la virtualidad también ha sido adoptada por las empresas para sus procesos de selección, pues 51% de ellas adoptaron este proceso y ahora lo realizan netamente de forma virtual, mientras que el 40% ha implementado un mix virtual y presencial.

Los inicios de la pandemia generaron cierto temor en el sector empresarial por la migración al mundo digital debido a una posible reducción de la productividad durante la jornada, pero según la encuesta solo el 10% observó una disminución en los niveles de productividad de sus colaboradores. Esto responde a características propias del teletrabajo: no se pierde tiempo en el traslado entre el hogar y centro de trabajo, hay mayor flexibilidad horaria. Aunque también ha traído complicaciones como el sedentarismo, dolores musculares por la cantidad de horas en las que se permanece sentado, estrés, ya que muchas personas no encuentran el límite entre lo personal, familiar y laboral, generándote estrés y afectando tu sueño, pues tomarás parte de tu tiempo para descansar en cumplir las actividades que tenías programadas.

Igualmente esta modalidad de trabajo podría mantenerse de forma total o parcial en algunos sectores. Según la encuesta de EY, los sectores que destacan el home office son: educación (74%), finanzas y seguros (62%), y petróleo energía (61%).

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