Hospital Casimiro Ulloa en cuidados intensivos

Hospital Casimiro Ulloa en cuidados intensivos

“El doctor Raúl Hinostroza Castillo, como director del Hospital de Emergencias José Casimiro Ulloa está rehusándose a dar solución a los problemas que están aquejando y que está en sus manos tomar las acciones correspondientes para darles solución, a pesar de que tiene conocimiento pleno de la falta de medicamentos y de la situación calamitosa de los equipos usados para atender a los pacientes”.
[INFORMES] El pasado 20 de julio, Sudaca advirtió a las autoridades del Ministerio de Salud que el único hospital de emergencias con el que cuenta una ciudad de más de 10 millones de habitantes tenía dos de sus tres quirófanos inoperativos, sus emergencistas no contaban con vendas, esparadrapo, algodón y gasa para tapar las heridas de los pacientes y las ingenieras que tenían el control administrativo del Hospital Casimiro Ulloa desde el ingreso del último director a fines del año pasado habían decidido quitarles el lonche a los trabajadores del nosocomio miraflorino.

Esa situación de extrema gravedad había sido denunciada por el cuerpo médico del hospital a las autoridades del sector Salud, pero, como la mayoría de las denuncias que no tienen la suerte de ser recogidas por la gran prensa capitalina, no había sido atendida por los burócratas de la cartera que peor se maneja, como había sido evidenciada durante la crisis sanitaria derivada de la epidemia de la Covid en el bienio 2020-2021.

Como los pedidos de los médicos del hospital de emergencias eran desoídos hasta la publicación de nuestro informe en julio pasado, ellos aprovecharon la luz de esperanza abierta por nuestro informe para volver a reclamar. Este es el derrotero de la segunda queja, explicado por la doctora Jaddy Ladrón de Guevara, abogada de los médicos:

“La Asociación del Cuerpo Médico del Hospital de Emergencias Casimiro Ulloa presentó un memorial al ministro de Salud Carlos Vásquez, con copia a las distintas entidades del Gobierno, a efectos de que se evalúe y se pongan en conocimiento las distintas precariedades del hospital, como el tema de la infraestructura deteriorada, como el tema de la contratación del personal y las demás deficiencias anotadas en sus quejas anteriores. En respuesta a ese memorial, tanto la representante del sindicato de trabajadores del hospital como el representante del cuerpo médico han recibido sendas cartas notariales, conminándolos a no emitir ningún pronunciamiento a los medios de prensa e ‘invitándolos’ a retractarse de los comunicados emitidos. Adicionalmente a esto, los funcionarios ligados a la dirección del hospital han notificado a los trabajadores sobre la obligatoriedad de ‘proteger’ la información, con la finalidad de amedrentarlos e impedir las denuncias. El cuerpo médico ya ha comunicado esa situación al ministro de Trabajo Antonio Varela Bohórquez, pidiéndole que tome acciones conducentes a ponerle coto a esa campaña de amedrentamiento”.

En paralelo, se produjeron dos hechos: el hospital Casimiro Ulloa recibió una inspección ordenada por las autoridades de Salud y el propio Casimiro Ulloa emitió un documento, sosteniendo sin el menor rubor de las ingenieras al mando de la administración del hospital que el único nosocomio encargado de atender todas las emergencias médicas de la capital está en perfectas condiciones y plenamente abastecido.

Sin embargo, como todos los tripulantes no quieren sucumbir en el naufragio, la Contraloría interna ha evacuado un informe que concluye que existen problemas de desabastecimiento de medicinas y de materiales médicos esenciales. Para ilustrar esas deficiencias, tenemos una serie de fotografías que prueban fuera de toda duda que tanto la que tanto la primera como la segunda denuncia están sustentadas en hechos no solo en palabreras. Véanlas ustedes mismos.

Por su parte, la abogada penalista que defiende los intereses del cuerpo médico del Hospital Casimiro Ulloa, doctora Gabriela Navarro nos dice:

“La inacción del director de la institución, luego de haber sido informado de la situación en la que está ‘funcionando’ el hospital, ha hecho que el cuerpo médico nos haya solicitado denunciarlo penalmente por los delitos de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales. El doctor Raúl Hinostroza Castillo, como director del hospital está rehusándose a dar solución a los problemas que están aquejando y que está en sus manos tomar las acciones correspondientes para darles solución, a pesar que en reiteradas oportunidades se le han puesto en su conocimiento los mismos, y que él, como médico, puede observar. Es más, el doctor Hinostroza tiene conocimiento pleno de la falta de medicamentos y de la situación calamitosa de los equipos usados para atender a los pacientes. En ese sentido, el otro delito grave en el que estaría incurriendo el doctor Raúl Hinostroza es la exposición de personas al peligro, justamente porque él tiene el dominio del hecho al conocer plenamente los peligros a la vida y a la salud de los pacientes.

Esperamos que el Ministerio Público haga una investigación diligente de todos estos hechos que están ocurriendo en este mismo momento en el hospital, que encuentre al o a los responsables y pida a una autoridad judicial que les aplique las sanciones correspondientes, pero, principalmente, que tome acciones para obligar a las autoridades hospitalarias a subsanar en el plazo más breve las carencias, las deficiencias y los severos deterioros de la infraestructura”.

Infraestructura deteriorada, camillas que se tienen que sostener con bancos para poder atender a los pacientes.

¿Por qué lo hacen?

Probablemente en ninguna capital del mundo civilizado haya un solo hospital de emergencias de las características del Casimiro Ulloa para atender a una población que se calcula en unos 10 millones de personas. Probablemente en ningún país del planeta que haya recibido cada año más y más divisas por la exportación sostenida y creciente de sus minerales, de sus productos agrícolas elaborados con el auxilio de la tecnología y de su harina y aceite de pescado de alta cotización en el mundo desarrollado, los presupuestos de salud y de educación se dediquen a la contratación de asesores, de consultores y de expositores de mil y un asuntos probablemente importantes, pero no esenciales ni vitales para las personas. Si además nos enteramos que el hospital Edgardo Rebagliati, el más grande y el mejor equipado de los hospitales de EsSalud (que tiene solamente un resonador magnético malogrado desde hace meses y que subcontrata las resonancias para los pacientes privilegiados para que se efectúen 6 y 9 meses después de ordenadas por sus médicos), fue construido por el gobierno del general Odría en los años cincuenta. Si además nos enteramos que los nombramientos de los directores de los hospitales dependientes del Ministerio de Salud -entre ellos el Casimiro Ulloa- son hechos por las burocracias enquistadas por años en el sector y que los nombramientos o designaciones son hechas a dedo por cada nuevo director, dándose el caso que los altos funcionarios del Casimiro Ulloa son ingenieras. Si sumamos todas esas causas directas o indirectas de muertes tempranas, de largas agonías y de miles de horas de personas enfermas a la espera de un turno de atención, de un medicamento o de un diagnóstico largamente esperado, entenderemos porqué los últimos gobiernos han acabado como acabaron.

 

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