Política

[EN EL PUNTO DE LA MIRA] Acabo de terminar de leer La política va al cine (Universidad del Pacífico, 2015), de Manuel Alcántara y Santiago Mariani. Una recomendable compilación que reúne textos de un grupo de politólogos de ocho países que, desde la mirada del cine, ponen de relevancia a la política como un aspecto importante del ser humano.

Desde el estudio de películas y de sus directores, los autores abordan diversas temáticas de la ciencia política; como el entramado complejo que representa el poder y su relación con lo transgresor y sumiso del ser humano. Por solo mostrar un ejemplo, tenemos el texto del español Manuel Alcántara sobre la “complejidad, subjetividad y poder en Kubrick”. En dicho ensayo, el profesor Alcántara analiza la trayectoria del judío neoyorquino, dando a conocer su formación y la capacidad de este de desenmarañar las diversas tramas de sometimiento (político, tecnológico y de convivencia) a la que está expuesto el ser humano.

Asimismo, hace un estudio minucioso sobre las películas de este director: Senderos de Gloria, Spartacus, Lolita, La naranja mecánica, 2001: Una odisea en el espacio, Resplandor, entre otras. En ellas estudia el poder y la violencia, el poder y la confianza, y el poder y la subjetividad. El despliegue de estas relaciones complejas e interconectadas manifiestan ese carácter poliédrico del poder. Representa también el sino en el que está envuelto el ser humano, no solamente en el aspecto racional de la política. Alcántara nos demuestra que Kubrick apela a las emociones para interpelar el carácter mismo de los protagonistas y de los que aprecian la película.

El cineasta Bergman decía que “ningún arte traspasa nuestra conciencia de la misma forma que lo hace el cine, tocando directamente nuestras emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas”. Así es.

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[MIGRANTE DE PASO] La humanidad se forjó en base a migraciones, desde tiempos en que la historia, como estudio, no pertenecía al imaginario colectivo. Previo a la escritura e ismos. Anterior a las religiones y cunas de civilización. Hace 100 mil años, nuestra especie recién evolucionada, vivió en movimiento constante. Era supervivencia y desarrollo. Este carácter fundamental de la naturaleza humana se encuentra bajo amenaza. Una tendencia antimigratoria va creciendo exponencialmente y de manera global. La fobia al recién llegado está reviviendo políticas de extremo signo. Aparentemente, jamás fueron enterradas. La gama sociopolítica se extiende y los polos contienen mayor respaldo. La xenofobia y el odio están ganando poder ¿Por qué la inmigración está despertando extremismos?

El escritor del aclamado libro, “Cometas en el cielo”, nacido en Kabul y exiliado en Estados Unidos, mencionó: “Los refugiados son madres, padres, hermanos, hermanas, hijos, con las mismas ilusiones y ambiciones que el resto de las personas, excepto que un giro del destino ha vinculado sus vidas con una crisis humanitaria global a una escala sin precedentes”.

Inmigrantes no son solo extranjeros en otros países. Están los desplazados que se vieron obligados a dejar todo por causas económicas y sociales (Invasiones, guerras y más tragedias). Los refugiados son personas fuera de su región por causa de uno de los temores primarios del ser humano: la persecución. Ya sea por etnia, religión, nacionalidad u opiniones políticas (término definido por las Naciones Unidas).

Suena inhumano, pero los hechos demuestran lo contrario. Las ideologías extremistas, en la actualidad, tienen una diferencia particular en comparación al fascismo, que destruyó Europa durante las guerras mundiales, y al comunismo de la vieja escuela que divulgaba ríos de sangre como medio. Los movimientos mencionados respondían a periodos de intensa confrontación social. Igual fueron injustificables.  Lo que sucede hoy, me atrevo a decirlo, son manotazos ahogados, xenófobos, racistas y conservadores que despiertan principalmente a la ultra derecha y, en menor medida, a la extrema izquierda.

Percepciones conservadoras sobre inmigrantes

El despecho anti migrante se ha consolidado como una ideología política. El conservadurismo está al acecho y no se encuentra escapatoria. Lo que está claro es que los Estados se han rendido ante el negacionismo y ahora son cómplices de la exclusión, presentándose como reivindicadores de una nación de antaño.

Gran parte de los ciudadanos se han unido para acabar con lo que llaman hordas invasoras. Cohesionados, buscan controlar el orden público de sus territorios. Se basan en excusas poco sustentadas y disparatadas. ¡Expulsen a los venezolanos, sirios, mexicanos, a todos! ¡Nos están quitando el trabajo! ¡Los ilegales deben ser extraditados! ¿Por qué el Estado debe mantenerlos? ¡Están erosionando nuestra cultura! Escuchar estas quejas se ha vuelto cotidiano. Normalizarlo, un síntoma de decadencia.

Consideran a los extranjeros como agentes que atentan contra la seguridad nacional. Pasaron a ser enemigos de la democracia y humanidad, cuando son los imputadores los que ensucian la libertad y no se percatan. Hay un perjuicio que correlaciona directamente la delincuencia con la inmigración. Son discriminados y marginados, tachados como un otro generalizado. Esto deriva en un racismo institucional de los Estados.

Los acusan de vulnerar los derechos laborales. No olvidemos que arquitectos, científicos, abogados, doctores, psicólogos y matemáticos forman parte de estos “otros”. Hay profesionales de alto calibre. Les echan la culpa de quitarles trabajo a los ciudadanos oriundos y de incrementar la competencia ¿De verdad es culpa suya?

Acusan su estadía como un factor para exceder el gasto público. Los aborrecen por el aumento del costo de vivienda y renta por falta de vacantes. Todo esto es indicio de personalidades miedosas y cobardes. Temen ser desplazados por diferencias étnicas y culturales que podrían dañar el sentido de comunidad. Patriotismo frágil y arcaico. Conociendo un poco de historia: el progreso nace de la interculturalidad ¿Acaso quieren mantenerse iguales para siempre?

Es gracias a esto que la extrema derecha se ha vuelto tendencia en Europa, continente pionero de la libertad. El virus se está propagando a Estados Unidos y Sudamérica. Nos enfrentamos a una pandemia ideológica y, espero me equivoque, puede fulminar la igualdad.

La inmigración y los ultras: una relación estrecha

El anhelo social ya estaba marcado por un nacionalismo excluyente. Se había esparcido de forma general en una gran cantidad de partidos políticos. El populismo fue el gran incentivo, respondía al apetito de las masas. Prometían reforzar y endurecer las medidas inmigratorias. Creando países blindados. En las últimas décadas, una ola imparable apoyaba a la extrema derecha. Esto coincide con la marea de inmigrantes que sucedía al mismo tiempo.

En 1990, se estimaban 154 millones de migrantes. En el 2000, aumentó a 174 millones. Fueron 221 millones en el 2010. Para la siguiente década, creció drásticamente a 281 millones. Es aproximadamente 3.5% de la población mundial. India, Rusia, China, México, Venezuela y Siria son los de mayor emigración. Podemos ver que los desplazamientos no son novedad, solo fueron pasados por alto. Un manejo paupérrimo de la problemática radicalizó a las masas y a ellos les responden los gobiernos. Justamente durante estas décadas incrementaron las políticas extremas.

Hungría fue pionero en el despertar ultraderechista. Viktor Orbán, primer ministro de 1998 al 2002, inicio una cacería inquisidora de inmigrantes. Incluso amenazó con pena de cárcel para quienes los ayudaran. Desde el 2010, retomó su cargo y continuó con el asedio. La índole xenófoba fue tan grande que en el 2015 se construyeron kilómetros de alambres de espinas a lo largo de las fronteras con Serbia y Croacia. Un caso menos radical fue el de Japón. En el 2009 ofrecía 3 mil dólares a los latinos nacidos en el país nipón para que se vayan. Luego fueron ablandando las medidas.

Italia es un caso particularmente brusco. Durante el gobierno de Sergio Mattarella comenzaron a supervisar los puertos y amagaron con cerrarlos para impedir desembarcos. En el 2018 aprobaron el “Decreto Salvini”, tomando el nombre del ministro del Interior. La primera arremetida fue el desalojo del segundo mayor centro de acogida migrante. Se limitaron las protecciones de refugiados y facilitaron las expulsiones.

En octubre del 2022, Giorgia Meloni asumió el cargo de presidenta en Italia. “De Giorgio a Giorgia” fue su eslogan haciendo referencia al dictador Benito Mussolini. Eso ya explica bastante. Los migrantes que cruzan el mediterráneo, en muchos casos haciendo de ese mar su tumba, tienen acceso negado al territorio. Pero eso no es lo más escandaloso. Los que llegaron de manera clandestina son escogidos al azar y encerrados en “centros de repatriación permanente”, funcionan como cárceles, pero con convictos inocentes.

En Australia, 2019, ganó el partido conservador Coalición Liberal-Nacional. Bajo la estrategia “Fronteras Soberanas” regularon los flujos migratorios, dificultaron el acceso a la visa e impedían el desembarco de refugiados, principalmente indonesios.

En Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump se inició la construcción de una muralla que se prolonga por toda la frontera con México.  Un ataque letal sumado a las balas rancheras que apuntan a quienes cruzan el Rio Bravo. Echando leña al fuego dijo: “fue un gran error en toda Europa dejar entrar a millones de personas que cambiaron tan fuerte y violentamente su cultura”. Luego de su mandato la tendencia no se detuvo. El actual gobernador de Florida, Ron DeSantis pone limitaciones inviables para los trabajadores ilegales que sostienen la economía del país.

La ultraderecha no es la única enaltecida y contagiada por políticas antinmigrantes, los países nórdicos socialdemócratas también han caído en la misma inclinación. Dinamarca, que era reconocida por el buen trato hacia los refugiados, pasó de un paraíso liberal a una isla de destierro. Estos comenzaron a ser expulsados a otros países fuera de la Unión Europea. Se anunció que los refugiados ya no eran bienvenidos.

Finlandia, con su nuevo gobierno conservador, tras desbancar a la socialdemocracia, se une a la dinámica que se extiende en los países nórdicos. Todo detonado por la explosión migratoria del 2015 que intoxicó las tendencias sociales. Los permisos de residencia y ciudadanía han sido endurecidos. Las condenas penales serán más duras para extranjeros y las brutales medidas fronterizas han reducido la entrada de ilegales.

La xenofobia colectiva se propaga rápido y en Perú ya se respira. El líder etnocacerista, Antauro Humala, quiere crear campos de concentración para los venezolanos y dice: “Soy xenófobo y a mucha honra”. El actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga mencionó: “Creo que el Perú debería ir más allá de expulsar: empadronar a todas las personas extranjeras y darles un plazo. Si no lo hacen se les expulsa. No podemos ser tan buena gente”.

La explosión migratoria de refugiados y desplazados vino con racismo, xenofobia y actitudes excluyentes de parte de los países donde llegaron. Surgió una tendencia antimigratoria plagada de discursos de odio. Los partidos políticos lo usaron como alimento y con medidas populistas llegaron al poder mandatos de extrema. Es increíble cómo algo tan humano como la migración haya despertado un monstruo hambriento de aversión. Tanto la derecha como la izquierda. Los ultras han renacido por la inmigración y la tendencia no parece detenerse ¿Qué será de aquellos cuya patria los ha abandonado? Las políticas antimigratorias, el extremismo y la xenofobia populista son hechos que van en contra del valor más sagrado que debería preservar Occidente: la libertad.

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Parece sensata la preocupación de la presidenta Boluarte por recomponer presencialmente la figura del país a través de la diplomacia presidencial (sin soslayar los cuestionamientos constitucionales que existen respecto de sus anunciados viajes al exterior), pero pareciera que el orden de prioridades palaciegas anda un poco de cabeza.

Antes que ir a Brasil, Europa o Estados Unidos, Dina Boluarte debe poder ir a Cusco, Ayacucho o Puno, entre otras regiones, donde en estos momentos su presencia es inadmisible. No es aceptable que haya localidades del país a las cuales la primera mandataria no pueda siquiera acudir.

El sur andino es el más refractario a la presencia presidencial. Razones de sobra existen. Y no se ve del lado del régimen un proyecto de recomposición política al respecto. Se ha hablado de una suerte de plan Marshall. Nada de nada. Vinculación política directa con las autoridades locales. Tampoco nada. Políticas de reparación a los deudos de las víctimas. Menos.

Es clave, en términos políticos, que el gobierno logre esa reconciliación. Si se mantiene la situación como está, el sur andino va a votar en bloque por una opción radical de izquierda, con lo cual aquella tiene asegurado su pase a la segunda vuelta. Y conocido el ánimo antiestablishment de gruesos sectores de la ciudadanía, es probable que se repita el fenómeno Castillo. Y esta vez, con mayor presencia o mayoría congresal, asegurando así que se pierda el país democrático y el régimen económico en menos de un lustro.

A la propia Boluarte debería interesarle que eso no ocurra. Si le sucede un gobierno de esas características, conocida la ineludible influencia de Palacio en el Ministerio Público y el Poder Judicial, lo más probable es que la dupla Boluarte-Otárola termine en prisión.

Si es auténtico el giro a la derecha del gobierno, a una derecha mediocre y sin luces, pero derechista, con mayor razón debería tener en claro que no es posible dejar el sur andino librado a esta suerte de emulsión radical creciente que se aprecia. Se necesita de un gran operativo sociopolítico y económico para remediar ese problema. Y ello debería ser prioridad política número uno, muy por encima de los arrellanados viajes al exterior.

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¿Alguien ha escuchado a alguna de las listas oficiales o extraoficiales que existen para hacerse de la mesa Directiva del Congreso, pergeñar siquiera un mínimo plan de acción legislativa para el periodo 2023-2024?

¿Alguna reforma? ¿Quizás retomar la político-electoral? ¿Tal vez retroceder en alguna de las barbaridades cometidas, como la de la Sunedu? ¿Cesar en su intento de maniatar a la Junta Nacional de Justicia o los organismos electorales? ¿Sorprender radicalmente y sugerir un paquete legislativo que, por ejemplo, corrija el desastre logístico que implica nuestra fallida regionalización? ¿Detener la vorágine de proyectos populistas regulatorios que tanto daño le hacen a la actividad económica?

De lo dicho ni un pelo. Nadie en el Congreso piensa en ello. Ni por asomo. Lo único que interesa es que la sumatoria de votos, en base a los acuerdos alcanzados (como el de Fuerza Popular y Perú Libre), les permita hacerse de la directiva congresal.

A estas alturas, con un Congreso tan fragmentado (en el 2021 eran nueve bancadas, ahora son trece), nadie debería escandalizarse porque se junten partidos de diferente ideología, pero ello admite comprensión si es que va acompañado de un consenso relativo respecto de algunas acciones a tomar una vez que tomen el poder, si finalmente lo logran.

No parece que ese sea el camino. Se trataría solamente de una sumatoria simple de votos para alcanzar un objetivo político, para, una vez instalados en el estrado del Legislativo, seguir dedicándose a lo mismo a lo que este Congreso se ha dedicado desde el 28 de julio del 2021. Y con las otras listas pasa exactamente lo mismo.

A este paso, el Legislativo va a seguir arrastrando el inmenso desprestigio que lo embarga. La última encuesta del IEP le da un índice de aprobación de 6.2% y una desaprobación de 90.4%, e Ipsos le otorga una aprobación de 9% y una desaprobación de 85%. Son cifras nunca antes vistas, por lo menos desde que se hacen encuestas y es, claramente, un factor que contribuye a la crisis social y política por la que transita el país.

No se ve salida a la estabilidad mediocre a la que han arribado tanto el Legislativo como el Ejecutivo. Y mucho menos se ve cercana la posibilidad de que juntos, racionalmente, acuerden el adelanto de elecciones que la población demanda. Se quedarán los dos poderes del Estado, orondos ellos, sin importar el clamor popular o el daño que le están produciendo a la democracia (sus efectos los apreciaremos en las elecciones presidenciales venideras).

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[PAPELES VIRTUALES] 

UNO

Es muy perturbador para mí. Hemos hablado sobre las fuerzas disruptivas en este negocio y todos los desafíos que enfrentamos, la recuperación de COVID que está en curso, no ha regresado por completo. Este es el peor momento del mundo para aumentar esa interrupción…. Hay un nivel de expectativa que tienen, que simplemente no es realista.

Bob Iger – CEO de Disney

El ejecutivo, es judío, un setentón que se mantiene en buena forma. Desde sus inicios, los grandes magnates de la industria fueron judíos. Hace unos días, sus declaraciones fueron el punto de quiebre, en la huelga de actores y guionistas de Hollywood.

  • ¿Por qué?

 Porque es un Directivo que ganará 27 millones este 2023. Así de simple.

Mientras actrices como Kimiko Glenn mostró, hace unos días, el monto que recibió por regalías – actuó en la exitosa serie “Orange is the New Black, que se emite en Netflix – el ridículo de 27 dólares.

Sin ir muy lejos, al año pasado, los actores de Pedro el Escamoso y Escobar el Patrón del Mal, indicaban que no recibían ni un dólar por la retransmisión –de las mencionadas telenovelas– en las plataformas. Claro, esta parte del mundo no es Hollywood.

Volviendo al país del norte, El reclamo de los guionistas y actores es por el aumento de los pagos residuales (regalía por retrasmisiones). Antaño, las series se extendían toda la temporada. Ahora son cortas. Lo que repercuten en salarios. Ambos sindicatos reúnen un total de 171.500 miembros.

Es fachero, negro y con un bigote a lo Tom Selleck. Talento joven. Es uno de los guionistas, de una de las mejores series de la actualidad.

  • The Bear.

Dio a conocer la situación de muchos colegas. Y la suya.

  • Los guionistas como yo, especialmente los jóvenes, los guionistas negros, nativos, los guionistas de color, hemos aportado una nueva ola de creatividad al proceso. Pero nos encontramos incapaces de sobrevivir en lugares como Nueva York y Los Ángeles, donde necesitamos estar para asistir a las salas de los guionistas. No clasificaría a todos los guionistas como pobres o arruinados, pero puedo decir que tengo $6 en mi cuenta bancaria

      Alexander O’Keefe

Un dato, por demás revelador: las Plataformas se han negado a la mayoría de ajustes propuestos, debido a que –el acuerdo– las obligaría a hacer más transparentes sus números de audiencia. Algo, que dichas empresas guardan con excesivo celo.

Lo interesante de la huelga, es que lo encabezan los intérpretes más renombrados.

  • ¿Qué sucede si se logra un acuerdo?, ¿Quiénes serán los más beneficiados?

Pues la mayoría de actores, ignotos, para el gran público.

  • ¿Que dirán los de WIllax ahora con respecto al tema?
  • ¿Utilizarán con Matt Demon, Meryl Streep, Tom Cruise y demás, también el termino caviar?
  • ¿La llamaran terruca a Fran Drescher?

 

DOS

Los líderes empresariales peruanos han abrazado a la presidenta Dina Boluarte, incluso cuando sus índices de aprobación caen en picada entre una población enfadada por la debilidad de la economía y las protestas mortales que siguieron a la destitución de su predecesor hace siete meses.

Marcelo Rochabrun – Bloomberg

Un sondeo indica que el 71% de los CEO aprueba la gestión de Dina Boluarte. Increíble. La Oligarquía –como siempre– buena para hacer negocios y dinero. A pesar de ello, inepta para leer la realidad social de un país.

  • ¿Siempre fue así?

Sí, lamentablemente. Para muestra un botón.

En los noventa, la misma Oligarquía que apoyó a MVLL; al perder éste, se alió sin tapujos con Fujimori. Estuvieron de su lado, incondicionalmente.

  • ¿Qué dijeron con respecto a los abusos y muertes de parte de la dictadura?

Miraron para otro lado. Sino apoyaron lo dicho por el abyecto hombre de Dios.

  • Los derechos humanos son una cojudez.

Entonces, consulto.

  • ¿Porque deberíamos esperar otra cosa, de las clases privilegiadas?

Cuando en su columna semanal, Piedra de Toque, Vargas Llosa se pregunta, perplejo, por qué los países del continente se esfuerzan en elegir candidatos de izquierda como Presidentes. Debería replantearse la pregunta.

  • ¿Porque los gobiernos de derecha son tan ineficientes?

Para mayor inri, se cayó el modelo de Chile.

  • Tiene que venir una especie de Dictador de Derechas – luego viene la contradicción – que no viole los derechos humanos, pero que tome decisiones, que las haga.

Declaró –hace un tiempito– la oligofrénica de Adriana García-Belaunde.

Ese es el pensamiento retrogrado de la extrema derecha. Nunca cambio. Sostuvo a Odría, Fujimori y ahora lo hace con Dina.

  • ¿Porque lo hace?

Por conveniencia.

 

TRES

El día de la Toma de Lima ha ahondado en el cisma político y social. No nos soportamos. No tenemos políticos capaces. Y los pocos rescatables son vilipendiados por la oposición. Olvidamos que un político es aquel que logra acuerdos, no es aquella persona que insulta o grita más fuerte.

Se extraña a un Barrantes, Fernando Belaunde, Francisco Belaunde, Henry Pease, Javier Diez Canseco, entre otros. Eran gente leída, culta; enseñaban en Universidades. Quienes, en tiempos de crisis, en plena coyuntura, ponían paños fríos.

El Perú, creo yo, nunca ha estado en una situación tan áspera. Y sí, todo esto es consecuencia de una política dictatorial. Es la consecuencia lógica.

Uno no puede ser uno catalogado por terrorista por ir a una marcha. Es inadmisible. Las dicotomías solo pueden ser aceptadas por extremistas. Tampoco es plausible que alguien amenace de muerte, y las autoridades digan.

  • No hay delito.

Cuando marcha La Pestilencia es un derecho democrático; sin embargo, cuando protestan los demás es inconstitucional.

  • El que no está conmigo, está en contra mío.

Ridiculeces.

O la supina ignorancia de otros.

  • Puno, es la segunda capital de Sendero Luminoso.

Así se construye una narrativa falsa.

Las redes sociales y la prensa adicta, están sirviendo para ahondar en los extremos. No para clarificar las ideas.

Si piensan que con esta marcha termina todo, pues están equivocados. Vendrán muchas más.

Si ahora no cae este gobierno nefasto, lo intentaremos una y otra vez.

Una y otra vez.

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¿Cuáles son las brechas de representación en el caso del Perú?

En el Perú tenemos varias líneas de división, pero creo que la más representativa es la que ha estado detrás de la protesta post golpe de fines de 2022 y comienzo de 2023.

Los principales elementos de esa línea de división son la diferencia entre la visión de los pobladores de la costa versus los de la sierra, conectada con la diferencia de la visión entre los que viven en grandes ciudades y los que viven en el campo, conectada con la dinámica de poder entre la capital y las provincias y finalmente, conectada con la diferencia de la visión de las culturas y razas andinas versus la cultura criolla y mestiza de la costa.

Esa es la gran línea de división que atraviesa al Perú en este momento y que lo ha atravesado toda su historia. En el Perú esta diferencia es más relevante que la diferencia entre la élite y la clase media y la clase baja.

Sin embargo, en el Peru también hay una división entre valores progresistas y conservadores, temas como los derechos LGTBQ, el derecho al aborto, el uso de lenguaje inclusivo, la lucha contra la discriminación racial y de género, forman parte también de una guerra cultural en la que participan la izquierda, el centro y la derecha.

Es interesante que, en el Perú, la extrema izquierda y la extrema derecha utilizan la misma estrategia de defensa de valores conservadores. Por otro lado, nuestra élite intelectual peruana, representada por la centro izquierda y centro derecha, suele coincidir con los valores post-materialistas, lo cual la pone en desventaja frente a una población mayoritariamente conservadora.

¿Cuál es la mejor manera de cerrar la brecha de representación en el Perú?

En el caso del Perú, sin duda, combinar una propuesta económica que satisfaga la demanda por buenos empleos y mejoras económicas, con un simbolismo cultural que muestre respeto por la cultura y valores de las clases medias y bajas, tanto andinas como costeñas.  A lo cual añadiría, plantear una posición de valores culturales más conservadores que post-materialistas, sintonizando con el sentir de las mayorías en el Perú.

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Más allá de ese análisis, el libro -dentro de un panorama general de las democracias latinoamericanas- presenta los avances y estancamientos en la que se encuentran la democracia y lo liberal. Al respecto, Vergara propone una mirada republicana, que se sitúa por sobre las premisas presentadas anteriormente, en la que se haga necesario plantear análisis sobre la República desde el punto de vista del gobierno, de los ciudadanos y de la sociedad.

Y es a través de estos planteamientos de análisis que se puede apreciar el malestar permanente en el que se encuentra América Latina.

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