Si el escenario fuera que estuviéramos bajo un gobierno de izquierda democrática legítimamente elegido, otra sería la historia y tendríamos que hacer oposición en democracia y esperar pacientemente las próximas elecciones para cambiarlo. Así lo manda nuestra Carta Magna y hay que respetarla nos guste o no. Pero NO es el caso. Estamos ante un Gobierno grotescamente corrupto de izquierda radical que quiere cambiar la Constitución, para quedarse por tiempo indefinido y quitarnos poco a poco las libertades hasta convertirnos en un estado policíaco.
Se acabó el recreo. Ya no hay espacio para medias tintas y posiciones tibias. La historia nos ha puesto ante un desafío que nos obliga a sentar posición y a entrar en acción. LA NEUTRALIDAD HA MUERTO.