Juan Carlos Tafur

El Congreso no puede ser tan obtuso

“Si el Congreso no se percata de su descrédito y que es inadmisible, política y socialmente, que haya solo elecciones presidenciales y ellos quedarse hasta el 2026, será el primer y gran responsable de que la crisis social escale”

Más allá de la protesta social –que hasta el momento no es lo suficientemente masiva para generar impacto político inmediato-, queda meridianamente claro que el Congreso debe allanarse a un adelanto de elecciones. Es un clamor ciudadano y la mejor manera de resolver lo antes posible la crisis política gestada desde el gobierno mediocre y corrupto de Pedro Castillo y que ahora ha adquirido un rostro violento, de turba callejera, de saqueo teledirigido.

Dina Boluarte tuvo la inteligencia de percatarse que no podía pretender gobernar hasta el 2026. El Legislativo debe hacer lo propio. Si no lo hace, obligará a que Boluarte renuncie, forzando que asuma la presidencia el titular del Congreso y se vea obligado a convocar elecciones, ya sin tiempo de emprender ninguna reforma y arriesgando que en las elecciones forzadamente adelantadas se vuelva a repetir lo mismo del 2021.

Y lo peor es que hay un número importante de congresistas que estima que aún en ese escenario, la convocatoria a elecciones que pueda efectuar Williams no los debe incluir, contribuyendo así, con su tozuda negligencia, a atizar la hoguera de la protesta social.

Lo que corresponde es seguir las instrucciones presidenciales, y emprender unas cuantas reformas –no muchas- que garanticen una mejor elección y una mejor atmósfera política en adelante (reelección, bicameralidad con una cuota de senadores regionales, ampliación de las causales de acusación constitucional contra el presidente, y poco más; ya habrá tiempo de hacer una reforma profunda en serio y con los consensos debidos entre los actores políticos).

Si el Congreso no se percata de su descrédito y que es inadmisible, política y socialmente, que haya solo elecciones presidenciales y ellos quedarse hasta el 2026, será el primer y gran responsable de que la crisis social escale al punto de que la demanda principal ya no sea solo que se cierre el Legislativo sino que se convierta en protagónica una demanda que hoy aún es marginal, como es el pedido de una Asamblea Constituyente.

En momentos como éste, las reacciones deben ser rápidas. Corresponde que esta semana el Parlamento tome cartas en el asunto y apruebe la iniciativa presidencial, sumando esfuerzos para que se aplaque la protesta social y dejar sin piso a los azuzadores radicales que quieren ganar espacio político en esta crisis para capitalizar luego electoralmente la situación. Un Congreso miope y terco solo hará que la perspectiva del país se vaya en picada.

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Congreso, elecciones presidenciales, Política

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