Cultura

[La Tana Zurda] El libro más importante en el Perú de 2024 es  Memorias: El poder de la ilusión (Axiara Editions, 2024) de Eduardo González Viaña, una obra publicada en Estados Unidos por la Academia Norteamericana de la Lengua Española y en el Perú por el Fondo Editorial de la UCV.

El libro ha sido comentado y aplaudido de esa forma por personalidades de disciplinas diversas como el diplomático y excanciller Manuel Rodríguez Cuadros; embajadora Marcela Pérez Silva, de la Asociación Amigos de Mariátegui; José Carlos Vilcapoma, de la Universidad Nacional Agraria La Molina; José Manuel Camacho, de la Universidad de Sevilla), y Joel Acuña, de la Universidad César Vallejo), entre otros.

Además, por el psicoanalista Max Hernández, los juristas Ronald Gamarra y Julio Arbizu González y los comunicadores Herbert Mujica, Edwin Sarmiento, Alonso Rabi Do Carmo y Gabriel Ruiz Ortega. Por fin, por el extrañado poeta y profesor universitario José Antonio Mazzotti.

Una lectura inolvidable ha sido Memorias: El poder de la ilusión (Axiara Editions, 2024), un texto que combina innovación, profundidad y una sensibilidad única para capturar lo sublime dentro de lo cotidiano. Este libro, con su capacidad para ser tan honesto como esperanzador, no solo toca el corazón del lector, sino que también ofrece una reflexión sabia sobre el poder de la memoria y la ilusión. 

Escribir una autobiografía es un trabajo arduo y difícil porque, si bien hay hechos infatigables que suceden, incidentes inesperados y acciones muchas veces no cómodas, las emociones y nuestros sentimientos se validan cuando regresamos a ese tiempo que en algún momento significó el más bello éxito. Es ahí cuando la ilusión se pone en relieve y permite que uno se distancie y vea cómo la memoria recuerda optimistamente el momento en el que se vivió. Este ejercicio no solo exige un compromiso con la verdad, sino también una capacidad para recrear un tiempo que ya no existe. Así, se entrelazan el pasado y el presente en una danza constante entre lo vivido y lo recordado.  De esa manera se compone el último libro biográfico de nuestro querido escritor Eduardo González Viaña (Chepén, 1941): Memorias: El poder de la ilusión (Axiara Editions, 2024). Esta obra se erige como un testimonio de vida y una invitación a reflexionar sobre cómo la memoria y la ilusión pueden construir una narrativa llena de humanidad y esperanza.

Con un poema del autor brasileño Darcy Ribeiro (1922-1997) como epígrafe, el tono del texto se deja percibir humanamente, impregnado de empatía hacia los menos beneficiados de la tierra. Esta elección no es casual; expresa el compromiso de González Viaña con la justicia social y su profunda sensibilidad hacia las luchas de los marginados. La solidaridad con lo justo y equitativo, el apoyo incansable de ser la voz de aquellos que no tienen espacios en algunas comunidades, constituyen pilares fundamentales de su vida y obra. El libro está configurado por diez partes que destacan la vida cronológica de nuestro estimado narrador, permitiendo al lector adentrarse en las etapas claves de su existencia. Cada una de estas partes está marcada por momentos de lucha, aprendizaje y creación, ofreciendo un mapa emocional que guía al lector a través de las complejidades de su experiencia personal, literaria y profesional.

Después de haber dedicado varias obras a héroes históricos y culturales como Ramón Castilla, Inca Garcilaso de la Vega, José María Arguedas y César Vallejo, en este libro autobiográfico González Viaña nos dedica sus memorias y su historia, enfocándose en su vida como creador. Este giro hacia lo autobiográfico revela no solo su trayectoria como escritor, sino también su compromiso político, social e ideológico a través de sus escritos. Estas memorias son más que un repaso cronológico de su vida; son una exploración profunda de cómo las palabras y las ideas han sido su herramienta para intervenir en el mundo. Cada página muestra la interacción entre el individuo y el contexto histórico, resaltando cómo las grandes figuras que ha narrado también moldearon su pensamiento y su ética. Así, González Viaña nos muestra que la vida del escritor está íntimamente ligada a los ideales que defiende y a las causas que abraza.

Entre líneas, se puede ver el amor y la devoción hacia el acto de escribir, una actividad que para González Viaña no es solo un medio de expresión, sino una forma de vida. Su escritura es un testimonio de su pasión por las letras y de su talento para convertir toda palabra en una ilusión de la memoria. Este amor por las palabras no es un simple ejercicio estético; es una afirmación de la capacidad del lenguaje para resistir, transformar y redimir. A través de su obra, el autor nos invita a recordar que la literatura tiene el poder de trascender las barreras del tiempo y las limitaciones del espacio, conectándonos con lo más profundo de nuestra humanidad. 

Además, esta obra autobiográfica nos lleva a entender cómo la escritura puede ser un refugio frente a las adversidades y una herramienta para la esperanza. El enfoque de González Viaña sobre la memoria y la ilusión va más allá de la mera evocación personal; se convierte en un puente que une generaciones y contextos. Al relatar su vida, el autor no solo comparte sus experiencias, sino que también construye un diálogo con los lectores, especialmente aquellos que buscan en la literatura un espacio para encontrar sus propias voces. 

Este libro, entonces, se convierte en un testimonio colectivo, donde las historias individuales se entrelazan con las luchas y sueños de una comunidad más amplia.  Por otro lado, la autobiografía también sirve como una afirmación del poder transformador del arte y la narrativa. González Viaña nos muestra cómo la literatura puede ser un espacio de resistencia frente a la injusticia, un medio para preservar las tradiciones y un acto de amor hacia quienes han sido silenciados. En este sentido, Memorias: El poder de la ilusión no es solo un recuento personal, sino una invitación a repensar el papel de la cultura en la construcción de un mundo más justo. El libro de González Viaña es, en última instancia, una celebración de la vida y de la capacidad del ser humano para imaginar y construir nuevas realidades. Con su tono melancólico y optimista, y mirada de acertados guiños pícaros, el autor nos recuerda que incluso en los momentos más difíciles, la memoria y la ilusión pueden ser fuentes de fortaleza y creatividad. Así, Memorias: El poder de la ilusión se erige como una obra imprescindible para quienes desean comprender cómo la literatura y la vida pueden entrelazarse en una búsqueda constante de significado y trascendencia.

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Cultura, ilusión, Literatura, Memorias, narrador

[La Tana Zurda]  Carne cruda de María del Carmen Yrigoyen Arbulú (Lima, 1987) es un poemario publicado en abril de este año en Lima por la editorial Alastor como parte de su colección “Esplendor en la hierba” dedicada a novísimas poetas peruanas en la que ya han sido incluidas, entre otras, Victoria Mallorga, Gloria Alvitres Aliaga, Gabriela Atencio, Noraya Ccoyure o Guadalupe García Blesa. Esta colección no solo celebra la frescura y la originalidad de voces jóvenes, sino que también contribuye a la visibilización de perspectivas diversas en la literatura actual, ofreciendo un espacio vital para que estas autoras exploren y cuestionen la realidad desde su propia experiencia de escritura. A través de su lenguaje audaz y su mirada incisiva, Yrigoyen Arbulú se suma a esta rica tradición, aportando relevancia y frescura a la escena poética actual.

Carne cruda impacta por su visceralidad y su tratamiento del cuerpo como un campo de batalla donde lo físico y lo emocional se entrelazan de manera brutal y, a la vez, sublime. En esta obra, la autora explora los límites del lenguaje poético para expresar los abismos insondables de la existencia humana, recurriendo a imágenes potentes y sensoriales que evocan tanto dolor como belleza. Desde los primeros versos, se siente una intensidad que atraviesa cada palabra, como si la poeta quisiera arrastrar al lector hacia una experiencia de lo crudo, de lo no filtrado, donde la carne —metáfora del ser— es desgarrada por el lenguaje. Y es que precisamente el cuerpo es un tema recurrente en la obra, no como objeto pasivo, sino como un sujeto que sufre, goza y se enfrenta a su propia vulnerabilidad. Dividido en tres secciones (“Aéreos”, “Subterráneos” y “Submarino”), Carne cruda incluye poemas como “Órgano alado” o “Esqueleto” que convierten al cuerpo en un vehículo que transita entre lo material y lo metafísico, en una constante oscilación entre la realidad concreta y la metáfora poética. Incluyamos ambos poemas para que el lector aprecie de manera directa lo que estoy señalando:

ÓRGANO ALADO

No palpita

el corazón de papel 

pero aletea zumba

y se bate a duelo con las pestañas

ESQUELETO

Emerjo

vértebra por vértebra

¡crezco tanto!

Parece que tuviera

más huesos en la espalda

Mi cabeza juega a hacer ochos 

hasta soltarse

y rueda

rueda

rueda

junto a otras calaveras

a las que un extraño levanta 

les llora

y a todas les dice POBRE YORICK

Como puede apreciarse, María del Carmen Yrigoyen utiliza el cuerpo para explorar temas como la identidad, el tiempo y el desgaste, pero siempre desde una óptica realista y directa, sin adornos innecesarios. En “Órgano alado”, el cuerpo se presenta como un espacio de resistencia y vitalidad, donde el “corazón de papel” simboliza fragilidad y artificialidad, mientras que el aleteo y el zumbido sugieren un deseo de escapar o liberarse de las limitaciones físicas. Asimismo, el lector es llevado por las sensaciones a escuchar ritmos internos y externos.  Este dinamismo lúdico contrasta con el enfoque más sombrío de “Esqueleto”, donde el proceso de emerger “vértebra por vértebra” evoca la lucha y el crecimiento a través de la experiencia del sufrimiento. La imagen de la cabeza que “juega a hacer ochos” refuerza la idea de la búsqueda de identidad en medio del caos y la inevitabilidad de la muerte, simbolizada por las calaveras que ruedan en una danza macabra.

Ambos poemas, aunque distintos en tono y enfoque, comparten una preocupación por la transformación del cuerpo y su relación con el tiempo y la memoria. Yrigoyen desafía lo convencional, rompiendo con las expectativas del lector y lanzándolo a un viaje de imágenes provocadoras y, a veces, desconcertantes. La crudeza de sus palabras invita a una reflexión sobre lo efímero de la vida y la lucha por encontrar significado en un mundo que a menudo parece desvanecerse. La voz poética se convierte así en un medio para confrontar y reconciliarse con las experiencias de pérdida, crecimiento y renacimiento. El siguiente poema ilustra perfectamente lo que vengo diciendo:

LICÁNTROPO

Tu nariz empapada

me estremece los muslos

Puedo clavarte estacas 

sumergirme en vino

pero la zanja es más bella

 Aguardo la mordida

“Licántropo” evoca una mezcla de sensualidad y violencia, creando una atmósfera intensa y cargada de simbolismo. La imagen de la “nariz empapada” sugiere un instinto primal y animal, lo que conecta con la figura del licántropo, que simboliza la dualidad entre lo humano y lo salvaje. La primera línea establece un tono de intimidad y deseo, mientras que el estremecimiento en los “muslos” implica una vulnerabilidad ante una fuerza poderosa. La mención de “clavarte estacas” introduce una referencia a la figura del vampiro, pero en este contexto parece aludir a un intento de contener o enfrentar esa fuerza primitiva. La línea “sumergirme en vino” sugiere una búsqueda de escapismo o entrega, reforzando la idea de rendirse a la seducción de lo salvaje. De ahí la mención a la “zanja” que se menciona como “más bella” lo que se relaciona con el atrevido verso final —“aguardo la mordida”—, una declaración que encapsula tanto el deseo como la aceptación del riesgo. La mordida, un acto de consumo y de entrega, puede simbolizar la unión de lo humano con lo bestial, la atracción y la inevitable pérdida de control. En conjunto, el poema ofrece una reflexión sobre la atracción por lo oscuro y lo desconocido, donde el deseo y el peligro coexisten de manera intrincada en una escena de corte erótico-sexual.

Este tipo de temas se entrelazan con brillantez en el estilo preciso y, a la vez, abierto a la ambigüedad de María del Carmen Yrigoyen, lo que permite múltiples lecturas de sus poemas. La autora recurre a metáforas que juegan con la fragilidad del cuerpo y lo violento del mundo, invitando al lector a una reflexión lúcida (desde una madura conciencia del lenguaje literario) sobre la vida, el deseo, el sufrimiento y la muerte. Carne Cruda no es un libro fácil ni complaciente, pero precisamente en su sutileza y complejidad radica su belleza. A seguir con atención la trayectoria literaria de esta interesante escritora.

 

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Aniversario, Arte, barranco, Cultura

Quiero comenzar este artículo, diciendo una verdad comprobada: la sociedad peruana es joven. Y podemos decir que es casi una necesidad el tenerlo presente siempre, sobre todo al momento de apuntar a la gestión de políticas de desarrollo. Y digo esto porque, parecería que desde las escuelas, se ha olvidado (es mi percepción),  el reflexionar siempre, sobre este tema, que parte de un  rápido recorrido de nuestra historia. Ahí es fácil percibir que desde la época prehispánica, o la época colonial, siempre hemos sido divididos o desmembrados como población por el antojo de los grandes poderes, que en su momento dominaron nuestros territorios. Los incas por ejemplo, generaron invasiones pacíficas y/o sangrientas que permitían su control geográfico, además del otro dominio, el político-administrativo, siendo que con la presencia de los llamados mitimaes, aquellos grupos de determinadas etnias que eran reubicadas por el Imperio en otras zonas de su territorio, cumpliendo funciones económicas, sociales, culturales, políticas y militares, llegaban a todos lados. Sin desconocer que la práctica de los mitimaes podía ser tanto un castigo como una recompensa, el punto era que el desarraigo era una constante en esos tiempos. Por otro lado, ya en la Colonia las famosas reducciones toledanas, concentraban o «reducían» aldeas pequeñas y dispersas, para formar pueblos de mayor envergadura y con traza urbana, es decir también era un desarraigo. La colonia se encargó de esos divisionismos.

En la República, los inicios no fueron distintos, no hubo claro esa movilidad forzada que tendía al desorden pero sí se comenzaban a agudizar las diferencias sociales y culturales,  y las zonas urbanas se consolidan y la ruralidad se hermetiza en las llamadas comunidades  campesinas. Esto es historia pura, que de vez en cuando se debería revisar, la historia económica en el Perú parte por este análisis que se debería detallar más. Quizás en otra colaboración. Entonces, era pues muy difícil ir consolidando un país con la idea de serlo, dividido, desconocido y ausente, desmembrado y con la mirada al mar, costeñizado. Ya los años posteriores de una “consolidación” republicana lo muestran, guerra del pacifico, fue un ejemplo de esa división y proyecto país trunco. 

La mitad del siglo XX es el inicio de un cambio y es ahí donde el Perú se comienza a conocer y a reconocer, el paso masivo de lo rural a las capitales y sobre todo a la capital limeña, marca el inicio de un nuevo tiempo. El comienzo de la construcción de un país. El Perú. 

¿Por qué menciono y resumo esta parte de nuestra historia? Pues para probar de alguna forma, con esta reflexión, lo que indiqué al inicio, que nuestra sociedad es joven. Una sociedad que se comienza a reconocer en diversos campos, el cultural sobre todo, pues se masifican nuestras ciudades y todo el caos que la historia genera en nuestra construcción social, se obliga a ordenarse, a reconocerse, a aceptarse y a convivir con un mismo norte. Vemos desde aquí, que toda nuestra realidad en todos los sentidos es producto de un doble esfuerzo y seguimos en ese rumbo. Somos un país que tiene menos de cien años de encontrarse, reconocerse, tiene todas las posibilidades para, pues, poder hacerlo, encontrar un camino hacia el crecimiento. 

Después de todo lo expuesto, emprender en un país joven, en pleno proceso de reconocimiento, con todas las posibilidades para descubrir e innovar, no debería ser complicado, sin embargo, no es tan fácil, en la realidad misma, es necesario contar con políticas que ayuden a hacerlo, que se comprenda este fenómeno social, que se entienda el proceso mismo de construcción de identidad. Tener menos de cien años de existencia real como país, nos presenta un gran reto a futuro, en todo sentido, en el cultural, en el económico, en el político y en lo social sobretodo.

Los momentos para comprender a la juventud, los momentos para analizar la violencia, el momento para evaluar la pobreza o las alternativas que encontramos cuando queremos terminar con la informalidad en el Perú, nos llevan a considerar los tiempos y nuestra historia que hace de nuestro país, uno en construcción. No estoy justificando errores, lo que pretendo es indicar que es tiempo de buscar enrumbar para no seguir cometiéndolos. El joven aprende, un país joven tiene aún futuro y por eso pienso yo, se podría construir ese futuro. A pensarlo.

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Cultura, Historia, país

La ministra de Cultura, Leslie Urteaga, fue recibida con abucheos durante su participación en el Festival de Cine de Lima, un evento que refleja no solo el rechazo de la audiencia, sino también la frustración generalizada del sector cultural peruano debido a las recientes normativas que han afectado negativamente al cine nacional. Esta situación no es un hecho aislado, sino el reflejo de un descontento profundo con la gestión estatal hacia el arte y la cultura en Perú, particularmente en un momento en que la industria cinematográfica enfrenta serias amenazas debido a nuevas legislaciones que restringen la libertad creativa y de expresión.

La noche de ese día, la titular del sector cultura mientras comenzaba su discurso en el Teatro Nacional, la audiencia la interrumpió con abucheos, gritos de «¡hipócrita!» y «¡fuera!», y hasta pancartas que exigían la defensa del cine peruano. Pese a que intentó continuar hablando y pidió respeto para terminar su intervención, los gritos no cesaron, obligándola a abandonar el estrado.

Este incidente refleja una creciente frustración entre los cineastas y ciudadanos, quienes critican las acciones recientes del gobierno en relación con la cultura y el cine. Urteaga, una aliada cercana de la presidenta Dina Boluarte, ha sido blanco de críticas por su apoyo a una ley que regula y limita el financiamiento para producciones que aborden temas sensibles como las violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado interno. La normativa, impulsada por la congresista Adriana Tudela, también restringe los fondos para cineastas de regiones y cine independiente, lo que ha generado rechazo entre más de 70 asociaciones y cientos de trabajadores del sector cultural.

No es la primera vez que Urteaga enfrenta manifestaciones en su contra. En febrero, durante una visita a Puno, también fue abucheada y expulsada por ciudadanos que exigían justicia por las víctimas de las protestas antigubernamentales. A pesar de estos episodios, la ministra ha declarado que continuará con su labor y sus visitas a diferentes regiones, asegurando que las críticas no detendrán su trabajo.

El clima de rechazo hacia las autoridades no se limita a Urteaga. En los últimos días, otras figuras políticas, como la legisladora Patricia Chirinos y el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, también han enfrentado situaciones similares, lo que evidencia un creciente descontento social hacia el gobierno actual.

Hace unos meses conversamos con la cineasta Patricia Wiesse quien detalló los numerosos obstáculos que encontró al crear su documental «Mujer o Soldado», un proyecto que explora temas incómodos para ciertos sectores del poder, como la violencia sexual ejercida por las fuerzas militares en el sur andino. Wiesse señala que, debido a la nueva legislación, es improbable que un documental como el suyo reciba el mismo nivel de apoyo que en el pasado. «Es el tipo de película que ellos no quieren que se haga», menciona la cineasta, subrayando que las restricciones actuales dificultan enormemente la realización de obras que aborden temas sensibles o que puedan ser interpretadas como críticas al Estado.

La nueva legislación impuesta por el Estado peruano ha generado un clima de censura y autocensura, donde los cineastas temen que sus proyectos sean vetados o que no reciban el apoyo necesario debido a su contenido. Esto ha llevado a una mayor presión sobre la comunidad cinematográfica, que ahora debe sortear un entorno cada vez más restrictivo y hostil hacia las voces críticas.

A pesar de los desafíos, el trabajo de Patricia Wiesse y su equipo en «Mujer o Soldado» no solo resalta la resiliencia de las mujeres de Manta, sino también la lucha constante de los cineastas peruanos por mantener viva la memoria histórica y por contar historias que el poder intenta silenciar. Su documental ha tenido un impacto significativo en la discusión sobre la violencia sexual en los conflictos armados en Perú, y ha servido como una herramienta educativa y de sensibilización tanto en el ámbito académico como en la esfera pública.

El futuro del cine en Perú está en peligro debido a estas nuevas normativas que podrían convertir a DAFO en un ente censor, afectando la diversidad y la libertad creativa en la producción audiovisual. Sin embargo, la cineasta también subraya la importancia de la resistencia y la creatividad en la comunidad cinematográfica para enfrentar estos desafíos y continuar produciendo contenido que refleje las realidades y las historias que necesitan ser contadas.

La abucheada participación de Leslie Urteaga en el Festival de Cine de Lima no es solo un acto de desaprobación hacia una figura política, sino una manifestación del descontento con la situación actual del cine en Perú. Es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, los cineastas como Patricia Wiesse continúan luchando por su libertad de expresión y por la preservación de la memoria histórica a través del cine.

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Cine, Cultura, Leslie Urteaga, Patricia Wiesse

Muchos países en el mundo consideran trabajar el concepto de cultura como un eje determinante para la aplicación de políticas de asistencia social, tratamiento de actividades que conllevan a fortalecer el trabajo conjunto para toda una sociedad. El análisis está siempre presente a manera de involucramiento previo a cualquier aplicación de políticas públicas.

En el Perú se debería considerar dicha línea, pues como país multicultural y pluricultural, toda decisión depende, aunque no creamos, de un concienzudo análisis en ese sentido. De esta forma podríamos acercarnos a corregir falsas percepciones construidas por terceros, muchos de los cuales enfocan un débil conocimiento de la realidad cultural que actualmente vive nuestro país, generando irreales percepciones  a nivel de nuestra muy diversa sociedad.

El ser humano es un ser cultural, que asimila su cultura y la construye, asimilándola, influenciado por el tiempo y las situaciones de las historias de vida de las familias generadoras previas (padres, abuelos). Es inherente a la especie humana y las sociedades comienzan a crear a sus individuos a su imagen y semejanza desde su cultura. Se comienza a pertenecer a una cultura, se comienza a modelar identidades y se pretende poder reforzar una cohesión social, donde se comienza a englobar modos de vida, religión, ley y ciencia, tradición e innovación, arte y música, idioma y literatura. Resumiendo, se puede apreciar que por definición la cultura es el conjunto de elementos y características propias de una determinada comunidad humana, donde existen particularidades  que son  costumbres, tradiciones, normas  modos para poder  pensarse a sí mismo, de comunicarse y de construir una sociedad. Y esta cultura no puede existir sin una sociedad, la sociedad, no las sociedades sino una gran sociedad, que se vuelve diversa y al pasar los años se vuelve más diversa aún.

Tratar este tema de manera seria, permitiría desde los acostumbrados constructos sociales tener una base enfocada en la pertinencia a futuro para cualquier mirada política, o económica de Estado ò de lo privado empresarial. No está lejos la experiencia que los constructos sociales son dejados llevar muchas veces por las ideas, los romanticismos y motivan los errores muchas veces en la percepción que tenemos de nosotros mismos. Es una gran verdad que la sociedad cumple un papel fundamental en la formación de las construcciones sociales. Desde el momento en que nacemos, la población es bombardeada con expectativas y normas sociales, que van cambiando con el pasar de los años y con las variaciones poblacionales o movilidades humanas, las identidades van cambiando, la población va cambiando y la historia va variando también. Es peligroso cuando no se tiene la base fortalecida y aparece una sociedad que privilegia y da importancia a ciertos rasgos, como el atractivo físico, la inteligencia, la riqueza o el éxito o en contraposición risible exalta los rasgos de poblador indígena para validar una región. 

En consecuencia, al interiorizar estándares sociales nos juzgamos a nosotros mismos y generamos una falsa idea de lo que somos, distorsionando nuestra propia percepción, sin considerar los cambios sociales que son generadores de nuevos rostros o mismísima nueva cultura,  más popular, más peruana, más diversa.

Ya es tiempo que tengamos claro y busquemos adaptarnos como una nueva cultura peruana, mestiza, distinta, las polleras no es símbolo de miseria, tampoco de riqueza, el campesino es resiliente, un hombre para el mercado, el hombre de la calle es parte de una sociedad distinta, es decir, no son esquemas cuadriculados. Muchas veces, no tener claro esta realidad nos hace romantizar nuestras percepciones, un comercial publicitario que baja los canones de belleza ficticia y foránea, no debería buscar los mismos estándares en lo indígena, pero pintados con otro color de lápiz, por poner un ejemplo recurrente que muchos entienden, esto daría risa y ofendería. El ser humano es uno y categorizarlo desde una mirada errada, no suma, más bien resta.  En situaciones de crisis, es más productivo dejar atrás las percepciones y abocarse al conjunto determinado de atención social. La pobreza está en todos los sectores, el rural y el urbano, y en todas las regiones, el campesino y el empleado. 

En el Perú, multicultural y pluricultural, receptor de movilidades humanas, la realidad ya es distinta, debemos comenzar a construir nuestra autopercepción, definirnos como peruanos, sin entrar en los chauvinismos, ni mostrar solo un lado de nuestra historia, no solo somos incas, moches, o huancas, ya somos peruanos, desde todas las sangres, ya se está  construyendo una sola. Sino trabajamos en eso, las políticas públicas, las inversiones comerciales, los emprendimientos y todos los que pretendan describirnos no van a saber cómo hacerlo.  No quiero parecer nuevamente un romántico, pero la realidad social, la sociedad misma, nos muestra cambios y la necesidad de adoptarlos obliga a considerarlos. La historia en el Perú nos ha enseñado que nunca supimos cuál era nuestro norte. Estamos en el momento de tentar construir uno, sin dividirnos entre blancos y cholos o pobres y ricos, siempre habrá categorizaciones tontas pero la construcción de un país está por encima de eso. Fortalecer la nueva cultura peruana es un reto obligado.

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crecimiento, Cultura, sociedad

El panorama informativo de hoy es el siguiente: mucho contenido + poca rigurosidad. Buscar, confiar, aprender, y —principalmente— dialogar es difícil. Lo fácil es el odio, la emocionalidad, la intolerancia, la opinión, la discusión, la batalla, el debate, la tontería y la generosa ignorancia. Las redes sociales son la máxima ejemplificación de la perversión de la verdad y la autoridad. Hoy, es la masa, el mercado y el capital económico, quienes deciden a quién dar autoridad y, en consecuencia, a quién creer. Prueba de ello son los miles de seguidores que tienen los sujetos que muestran sus zapatillas, sus cuerpos, o lo maravillosa que es su vida. Pero no solo son seguidores que dan likes, sino receptores de mensajes y opiniones cuya única exigencia para evaluar la importancia de estos es si el personaje gusta o no en función de lo anteriormente mencionado. Es muy peligroso.

Quienes hemos trabajado en periodismo sabemos lo que esto significa y es inevitable no sentir desesperanza por el devenir de este fenómeno. Basta con el revisar superficialmente las redes sociales de cualquier medio local o sus mismas páginas web —incluso las de los medios más serios— para comprobar que la inversión de publicidad y producción está puesta directamente en ‘lo que vende’. ¿Qué es lo que vende? Lo mismo que siempre persiguió la prensa del corazón: sacadas de vuelta, farándula local y extranjera, escándalos políticos. En resumen: titulares, fotos, show. Rara vez, contenido, profundidad, investigación. Que no nos sorprenda el programa que cierto cacaseno ofrecía hasta hace poco en la televisión local…

El capitalismo obsceno que representan las redes sociales, defendido en un cuestionable discurso democrático de libertad de expresión, nos ha llevado a eliminar toda rigurosidad y respeto por la autoridad. Hoy los referentes y las autoridades no son otros que “los que venden”. X, Instagram y el ya más olvidado Facebook están repletos de opinólogos que para muchos de mi generación y la de mi madre son fuentes de “conocimiento” constante (información). El culto al individuo nunca se había visto más expuesto. La falacia de autoridad es cuestión todos los días. Cualquier crítica al usuario como autoridad será aplastada —tanto por derechas como por izquierdas— bajo el precario argumento famoso entre los peruanos de ‘es mi opinión’ y el reclamo será tildado inmediatamente de elitista. Adjetivo que se ha vuelto sumamente negativo, ignorando que —como bien señalaba Luis Jaime Cisneros— toda institución que se respete debe estar dirigida por una élite. ¿O acaso confiaríamos nuestras inversiones a opiniones y no a estudios financieros? ¿O confiaríamos en la opinión del vecino antes que en la de un cirujano cuando se trate de operarnos el corazón? ¿O recurriríamos a un piloto cuando tengamos que diseñarnos una casa? Quiero creer que no hemos llegado tan lejos (no aún). Pero cuando hablamos de cultura o de política, toda autoridad se anula…

El culto al individuo, exacerbado por las redes, vive mucho de la discusión y de la aprobación masiva (no del reconocimiento por la rigurosidad). Si bien Husserl, entendió que la intersubjetividad es lo que más nos acerca a la verdad, es difícil creer en la masa cuando está no está preparada sobre el tema, y es emocional y no racional. Las verdades, así como los diálogos, son ajenas a las opiniones. Bien entendió Platón que el conocimiento verdadero (episteme) nada tenía que ver con las meras opiniones. El conocimiento verdadero, decía Platón, es objetivo, universal y solo se alcanza a través del razonamiento filosófico y la dialéctica. Mientras que la opinión (doxa) es la percepción subjetiva y mutable de la realidad sensible, es decir, del mundo material y cambiante que nos rodea. Así para el autor de La República, las opiniones se basan en las apariencias y son influenciadas por los sentidos, por lo tanto, son inconsistentes y relativas. Platón critica la forma en que las opiniones afectan el gobierno y la justicia. Al igual que quien escribe, argumenta que la mayoría de las personas, incluidos los gobernantes en las democracias, operan basándose en opiniones en lugar de en el conocimiento. Esta dependencia en opiniones lleva a decisiones irracionales y corruptas. Por eso, Platón propone que los filósofos, que buscan y alcanzan el conocimiento verdadero, sean los gobernantes.

Nunca me ha gustado la vocación antidemocrática de Platón, pero sí creo importante la distinción que hace. Si bien jamás apostaría por una política autoritaria, creo que la autoridad y la meritocracia son cuestiones esenciales para mantenernos en una sociedad que no pervierta la realidad (algo que sucede en nuestros días todo el tiempo). 

A veces pienso que, precisamiente, el mal entendimiento de lo que es una democracia nos lleva a tal situación. Que exista la libertad de expresión no implica que se otorgue el mismo valor y que no se filtre rigurosamente los actos y enunciados de todas las personas. Es democrático en tanto las exigencias deben ser las mismas independientemente de quién sea el individuo. Pareciese que las opiniones hubiesen empezado a ser consideradas como verdades y he ahí el problema. Jean Paul Sartre (pensador al que no suelo volver) explica con claridad lo inútiles que resultan las discusiones cuando recuerda las que solía mantener con Raymond Aron cuando joven. Y, sí, es lo que tenemos en los medios y en las redes. Discusiones, no diálogos. La discusión sigue el modelo del idealismo clásico que busca arrinconar a alguien en el momento en que su pensamiento falquea. Se trata de quien gana. Una pelea de egos. En ese sentido, no aporta nada. No acerca a la verdad. No construye. 

Por el contrario, los diálogos, constuyen en tanto buscan trabajar en conjunto y presuponen la posibilidad de equivocarse. Ya decía Gadamer en Verdad y método, que solo es posible ampliar tu horizonte si es que aceptas que el del otro debe tener algo de verdadero que, de momento, te es invisible. Así, explica que el entendimiento no es un proceso aislado, sino un diálogo continuo en el que el horizonte del intérprete se fusiona con el horizonte del otro, permitiendo una comprensión más profunda y matizada.  Esta fusión de horizontes implica una apertura a lo nuevo y un reconocimiento de la historicidad y la influencia mutua en el proceso de interpretación. 

Es todo lo contrario a los embistes retóricos que vemos en televisión y en redes. Los usuarios que participan en ellos solo persiguen la sensación del triunfo (como los participantes de los clubes de debate) y olvidan la resolución del problema en cuestión. Se trata de individuos defendiendo sus opiniones para alcanzar la validación social. 

Como bien explicaba Sarte, no deja de ser interesante escuchar lo que la gente puede decirle. Pero, claro, —y esta es la cuestión— siempre sin olvidar que son meramente comentarios, opiniones. Craso error sería entrar en la discusión cuando de opiniones se trata, pues estás se construyen en base a impresiones y preferencias subjetivas. De ahí a que tanto oigamos el dicho de los gustos y colores… Los diálogos constructivos son relaciones lingüísticas que implican una acción en común para decidir algo en conjunto. En resumen, una búsqueda o pretensión de acercarse a la verdad con respecto a algo. Y, para acercarse a la verdad o al conocimiento, las opiniones no nos sirven de nada. 

Pero no me tomen en cuenta. Finalmente, esta es solo una opinión más.

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Cultura, discusiones, Gadamer, Opinión, opinólogos, Periodismo, Platón, redes, Sartre

El Perú es uno de los países que aún no se recupera del golpe económico y anímico que la pandemia del Covid-19 ocasionó dejando a miles de familias en duelo y a una economía en recesión, ahora con algunos visos de recuperación, pero insuficientes para crear empleo y bienestar.

Dentro de los sectores más afectados se encuentra el sector turismo. De 4.5 millones de turistas extranjeros se llegó a unos 2.5 millones en el 2023 y según la última cifra dada por la flamante ministra del Mincetur, Elizabeth Galdo, el objetivo del 2024 es sobrepasar los 3 millones. Cifra aún lejos del 2019 y más lejos aún si nos comparamos con países del continente latinoamericano.

Los hechos violentos de finales del 2021 y principios del 2022, la crecida de la extorsión y el sicariato y últimamente, paros en el Cusco por el tema de la venta de entradas online de Machu Picchu, han dificultado una efectiva promoción de los atractivos turísticos del país en detrimento de un sector caracterizado por su dinamismo y que da empleo directo e indirecto a cientos de miles de compatriotas.

A estos hechos, debemos también hacer referencia a que se percibe que no siempre están alineadas las instituciones que están directamente involucradas en las políticas públicas que repercuten en el turismo, como son el Ministerio de Cultura, a través de su Vice Ministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, a través de su Vice Ministerio de Turismo.

Vimos años atrás, cuando asombrados y apenados observábamos el derrumbe de un sector de la fortaleza de Kuélap, que, en vez de tomar al toro por las astas y establecer inmediatamente un grupo de especialistas para su nueva puesta en valor en conjunto con mayores elementos de prevención de nuevos desastres, estas dos instituciones parecían estar en una cancha de pingpong pasándose la pelota.

Siempre hemos comentado la poca transversalidad del Estado peruano y que a veces las instituciones miran a sus propios pies sin considerar que una acción suya, puede afectar a otro sector. 

Sino miremos lo que ha pasado estos días, cuando nuestra Cancillería, por una reciprocidad diplomática anticuada y poco práctica, decide imponer visas para los turistas mexicanos sin ninguna consideración por el sector turismo ya que México es el cuarto país no fronterizo emisor de turistas hacia nuestro país. Felizmente, y ante la presión de los gremios y seguramente del mismo Mincetur, se revocó rápidamente esta equivocada decisión.

Pero regresando al tema específico de turismo y patrimonio cultural, y sin ahondar en las voces que hace años piden a gritos una fusión ministerial que integre a ambos sectores, es imprescindible que ambos trabajen alineados bajo algunos conceptos que deben estar claros de los dos lados : protección y fomento de nuestro patrimonio cultural ( material e inmaterial ), su puesta en valor y la promoción tanto en el exterior como en el todo el Perú.

A trabajar más unidos y viendo siempre el impacto en el bienestar de los ciudadanos cuando se hace gestión pública. Bien dice el lema de la OCDE : “Mejores políticas para una vida mejor”.

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[MÚSICA MAESTRO]  Un año más se va y con él, destacados músicos se despiden del mundo físico dejando detrás de sí la estela inolvidable de sus voces, composiciones e instrumentos.

En este nuevo recuento de obituarios encontramos esa amplia diversidad de estilos musicales que, en décadas pasadas, conformaron un panorama artístico que nos fue educando el oído y la capacidad apreciativa, hoy tan degenerada por culpa de las Shakiras y los Bad Bunnies que han convertido el gusto de las masas en un sonsonete balbuceante, homogéneo y simiesco, opuesto a la colorida y multiforme creatividad que se nutría tanto de las tendencias globales como de los sonidos típicos de cada país. Así, íconos del punk irlandés se reúnen con astros japoneses de la música vanguardista, estrellas mundiales del pop-rock e ídolos locales de la música popular.

La muerte de Jeff Beck (10 de enero, 78) fue un golpe muy duro para los amantes del rock clásico y la guitarra virtuosa. Respetado por sus pares y adorado por las siguientes generaciones de guitarristas, el ex integrante de The Yardbirds y gravitante figura del jazz-rock, falleció sin mostrar señales de desgaste físico. Seguía tocando y sorprendiendo a su público hasta semanas antes de su deceso, en un hospital de Sussex.

Una de las partidas más dolorosas en el universo pop-rock fue la de Tina Turner (24 de mayo, 83), representante de la élite del R&B y el rock de los setenta y ochenta. En Brasil, ese mes, sintieron la muerte de Rita Lee (8 de mayo, 75) y Astrud Gilberto (5 de junio, 83). Otra diva, la británica Jane Birkin (16 de julio, 76), recordada por Je t’aime… moi nun plus, tema compuesto por su esposo, el francés Serge Gainsbourg (1928-1991), controvertido en su época por su abierto erotismo -y que fuera tema central de la película del mismo nombre, de 1976- dejó de existir causando conmoción en el panorama musical europeo y, particularmente, en Francia, donde desarrolló la mayor parte de su carrera.

El mundo del rock clásico sufrió la pérdida de varias de sus figuras emblemáticas, como David Crosby (18 de enero, 81), protagonista de la generación Woodstock; Robbie Robertson (9 de agosto, 80), cantante, guitarrista y líder de los canadienses The Band; Randy Meisner (26 de julio, 77), bajista original de los Eagles; Gary Rossington (5 de marzo, 71), único sobreviviente de la formación original de Lynyrd Skynyrd; y, recientemente, el 5 de diciembre, Denny Laine (79), lugarteniente de Paul McCartney en los Wings (1971-1981), y miembro fundador de The Moody Blues.

Del mismo modo, Bernie Marsden (24 de agosto, 72), primera guitarra de Whitesnake y devoto del blues antiguo; y el norteamericano Jimmy Buffett (1 de septiembre, 76), estrella de la época dorada del country-pop. Jim Gordon, baterista que trabajó con Eric Clapton, George Harrison, entre otros, recluido en un centro psiquiátrico de por vida tras asesinar a su madre en un ataque de esquizofrenia, murió a los 77 años, el 13 de marzo. Michael Rhoades (4 de marzo, 69), legendario bajista de sesiones en los estudios de Nashville; Ralph Humphrey (25 de abril, 79), baterista de Frank Zappa & The Mothers of Invention entre 1972-1974; Ray Shulman (30 de marzo, 73), bajista y violinista del grupo británico de prog-rock Gentle Giant; y Clarence “Fuzzy” Haskins (16 de marzo, 81), uno de los vocalistas originales del combo de funk Parliament-Funkadelic; engrosan esta lista de célebres fallecimientos.

Shane MacGowan (30 de noviembre, 65), fue una de las personalidades esenciales del punk irlandés. Aunque nació, fue criado y educado en Londres, el origen de sus padres marcó su forma de pensar y desarrollo artístico. Sumergido en los oscuros callejones de la subcultura punk desde 1977, fundó y lideró, entre 1984 y 1991, una pandilla de rock celta llamada The Pogues que, en su momento de mayor éxito (1987-1988) llegó a ser telonera de U2, Bob Dylan y los Rolling Stones, con su arrebatada fusión de punk, rock y folklore irlandés. Cantautor de afilada y polémica pluma, su excesivo consumo de alcohol y drogas lo fue debilitando paulatinamente, convirtiendo en legendarias sus constantes peleas, accidentes y esa dentadura destruida por tanto desarreglo. Rockeros de fuste como Bono, Bob Geldof, Bruce Springsteen, entre otros, consideran al autor de Fairytale of New York (1987) o Dark streets of London (1984), como uno de los mejores letristas que han conocido. Sinéad O’Connor, una de sus admiradoras, falleció tempranamente a los 56 (26 de julio). Ambos dejan un vacío enorme en la música contemporánea irlandesa.

Yellow Magic Orchestra, trío japonés que revolucionó el pop electrónico y el ambient desde finales de los setenta, perdió este año a dos de sus integrantes: el baterista y cantante Yukihiro Takahashi (11 de enero, 70) y el pianista y compositor Ryuchi Sakamoto (28 de marzo, 71). Tras su disolución, Takahashi se enfocó en el mercado japonés mientras que Sakamoto hizo lo contrario, abriéndose a múltiples colaboraciones y géneros -electrónica, música para películas, bossa nova, sinfónica-, interactuando con luminarias como David Bowie, Jacques Morelenbaum, Adrian Belew y David Byrne. Otro destacado vanguardista, el norteamericano Brian McBride, creador, en 1993, de Stars of the Lid, proyecto que combinaba post-rock con shoegaze y música orquestal, falleció a los 53 años, el 27 de agosto.

La muerte del saxofonista Wayner Shorter (2 de marzo, 89) enlutó a los conocedores de jazz del mundo entero por su trabajo junto a Miles Davis, primero; y al frente de Weather Report, después. También fallecieron otros importantes jazzistas: el pianista Ahmed Jamal (16 de abril, 92), la compositora de free-jazz Carla Bley (17 de octubre, 87); el contrabajista Bill Lee (24 de mayo, 94), padre del cineasta Spike Lee; el crooner Tony Bennett (21 de julio,96), de impresionante carrera de más de ocho décadas; y el cantante, actor y activista por los derechos civiles Harry Belafonte (25 de abril, 96), conocido como “El Rey del Calypso”. Burt Bacharach, compositor y director de orquesta de pop sinfónico, se mudó al otro barrio el 8 de febrero a los 94 años.

También fallecieron este año los hermanos Tim (28 de abril, 71) y Robbie Bachman (12 de enero, 69), guitarra y batería del grupo canadiense de rock setentero Bachman-Turner Overdrive (B.T.O.); el cantautor Gordon Lightfoot (1 de mayo, 84), también de Canadá; Tom Verlaine (28 de enero, 73), guitarrista fundador de Television, influyente banda de la escena post-punk norteamericana surgida en el CBGB; y el guitarrista sueco Lasse Wellander (7 de abril, 70), integrante del famosísimo cuarteto Abba, desde 1975 hasta su separación en 1981.

Los fans del rock británico lamentaron la muerte de integrantes de tres icónicas bandas de post-punk y new wave de los ochenta: Andy Rourke (19 de mayo, 59), bajista de The Smiths; Geordie Walker (26 de noviembre, 68), guitarra de Killing Joke; y Mars Williams (20 de noviembre, 68), saxofonista de The Psychedelic Furs. Asimismo, los bajistas Steve Mackay (2 de marzo, 56) y Pete Garner (3 de octubre, 61), de Pulp y The Stone Roses, importantes grupos de rock alternativo. Por el lado norteamericano, Gary Young (17 de agosto, 70), baterista de Pavement; Van Conner (18 de enero, 55), de Screaming Trees; y Rob Laakso (4 de mayo, 44) guitarrista en las bandas de Kurt Vile.

Un caso especial es el de Sixto Rodríguez (8 de agosto, 81), cantautor norteamericano de country rock y psicodelia de padres mexicanos que fuera recién descubierto a través de un documental ganador del Oscar, titulado Searching for sugar man (2012), donde se reveló que había sido muy conocido en Sudáfrica y Australia. La noticia de su muerte fue muy comentada en redes sociales, a pesar de que su música no trasciende más allá de las influencias del rock chicano (Los Lobos) o sureño (Lynyrd Skynyrd, Little Feat).

Cada vez que se hacen estas semblanzas, las miradas se centran en aquellos artistas de mayor popularidad y perfil mediático. Sin embargo, es relevante recordar a quienes, sin haber estado nunca bajo los reflectores, dejaron su huella como compositores. Por ejemplo, tenemos a Barrett Strong (28 de enero, 81), coautor de clásicos soul como I heard it through the grapevine, Papa was a Rolling Stone o Money (That’s what I want), grabadas por Marvin Gaye, C. C. Revival, The Temptations o The Beatles; Tom Whitlock (17 de febrero, 68), quien compusiera junto al italiano Giorgio Moroder, Take my breath away, balada icónica de los ochenta interpretada por Berlin para la banda sonora de Top Gun (1986); Pete Brown (19 de mayo, 82), letrista de varios himnos de Cream como Sunshine of your love o White room; Lord Creator (30 de junio, 87), compositor de Kingston town, grabada por él mismo en 1970 y popularizada en 1989 por los ingleses Ub40; Richard Kerr (11 de diciembre, 78), que escribió varios éxitos de los setenta como Brandy (You’re a fine girl) (Looking Glass, 1972), Looks like we made it (Barry Manilow, 1977) o I’ll never love this way again (Dionne Warwick, 1978).

2023 fue también un mal año para quienes trabajan tras bambalinas en la industria musical. Por ejemplo, tenemos a Jerry Moss (16 de agosto, 88), fundador junto con el trompetista Herb Alpert del sello A&M Records; el creador de Sire Records, Seymour Stein (2 de abril, 80), responsable del ascenso de superestrellas como Talking Heads, Ramones o The Pretenders; Glen “Spot” Lockett (4 de marzo, 2), productor de Minutemen o Black Flag, bandas emblema del sello independiente SST Records, especializado en punk. Por su parte, nos dejaron Bruce Gowers (15 de enero, 82), director del icónico videoclip de Bohemian Rhapsody de Queen; Nora Forster (6 de abril, 80), promotora alemana que apoyó a varios artistas y fue, desde 1975, esposa de Johnny Rotten. Y ya que hablamos de los Sex Pistols, el 8 de agosto falleció Jamie Reid (76), creador del logo del grupo, la carátula de Never mind the bollocks, su único LP oficial, y otras irreverentes imágenes como aquella del single God save the Queen, en que aparece una foto de la Reina Isabel II con un imperdible en los labios y esvásticas en los ojos.

En cuanto a la música en nuestro idioma, supimos de la muerte del compositor y guitarrista argentino Chico Novarro (18 de agosto, 88), integrante junto a Palito Ortega del Club del Clan y, posteriormente, conocido por sus composiciones en diversos géneros, desde boleros como Algo contigo (1976), reactualizada por el vocalista de Los Fabulosos Cadillacs, Vicentico, en el 2003, tangos y nueva trova, como la entrañable Carta de un león a otro, grabada por el rosarino Juan Carlos Baglietto en 1983.

También desde Argentina, llegaron las noticias del deceso de Ricardo Iorio (24 de octubre, 61), punta de lanza del heavy metal gaucho, fundador de tres importantes grupos, V8 (1979-1987), Hermética (1988-1994) y Almafuerte (1995-2016), y Pablo Molina (2 de septiembre, 58), cantante y multi-instrumentista del conjunto de rock fusión Todos Tus Muertos, al que ingresó en 1994, año de su tercer álbum, Dale aborigen, que definió su estatus como animador de la movida alternativa del rock en español, con su combinación de reggae, punk, ska y sus letras de contenidos políticos y sociales.

La salsa noventera perdió a uno de sus one-hit wonders, el boricua Héctor Rey, conocido por la canción Te propongo, de su álbum debut, Al duro (1991). Otro histórico de la salsa nacido en Puerto Rico, el locutor de radio Hipólito “Polito” Vega (9 de marzo), la voz que presenta el disco de Willie Colón y Héctor Lavoe, Asalto navideño (1970); y el cantante y percusionista cubano Óscar Valdés (19 de octubre), de la primera formación de Irakere, fallecieron a los 85 y 86 años, respectivamente. El folklorista Tito Fernández “El Temucano” (11 de febrero, 1980) y el bajista original de Los Jaivas, Julio Anderson (25 de noviembre, 75), pusieron de luto a los melómanos chilenos. El productor y músico belga Lou Deprijck (19 de septiembre, 77), del grupo Two Man Sound, que hizo bailar a toda Latinoamérica con sus temas Disco samba (1979) y Coco loco (1991). Y Francesc Picas, integrante de Loco Mía, el recordado cuarteto español de los abanicos, falleció el 18 de noviembre, a los 53 años, activando la nostalgia de toda una generación.

Los seguidores del rock nacional quedaron estupefactos cuando se anunció, el 28 de diciembre, el prematuro fallecimiento de Pedro Suárez Vértiz, a los 54. Entre las dudas de quienes pensaban que era una broma del Día de los Inocentes, la muerte del ex vocalista de Arena Hash (1985-1992) y exitoso solista (1993 en adelante) se confirmó antes del mediodía. El compositor y guitarrista venía padeciendo, desde casi una década, de una extraña enfermedad neurológica que le fue quitando la capacidad de comunicarse, situación que lo alejó de los escenarios. Aun cuando la calidad de sus canciones es un tema debatible, nadie puede discutir su enorme popularidad y simpatía, conocido por su actitud relajada y carismática, ajeno a escándalos y apegado a su familia y amigos.

Otros artistas peruanos cuyas muertes ocuparon titulares fueron el bolerista Iván Cruz (6 de noviembre, 77); el compositor y maestro Jorge Madueño (2 de agosto, 80), padre de José Luis y Jorge “Pelo” Madueño; o el cantautor Raúl Vásquez (18 de abril, 74), compositor del hit de la nueva ola La plañidera (1969).

Los casos de Milagros Soto “La Princesita Mily” (22 de mayo, 57) y Abelardo Gutiérrez “Tongo” (10 de marzo, 65) son dignos de resaltarse, por pertenecer a una subcultura popular con la cual muchos no nos identificamos pero que no deja por ello de tener una dimensión propia. Ambos formaron parte del movimiento urbano-marginal conocido como “música tropical-andina” o chicha. Ella limeña y él huancaíno, lideraron dos importantes grupos de esa época, Pintura Roja e Imaginación, entre 1983 y 1989.

Desde el año 2000 en adelante, “Tongo” se concentró más en un género diferente, la parodia musical, convirtiéndose en una personalidad de internet, muy popular entre las clases bajas y la farándula, por sus estrambóticas y, muchas veces, ridículas, versiones de conocidas canciones de pop y rock, reemplazando las letras originales por frases sinsentido, burlándose de su incapacidad para pronunciar el inglés. También tuvo temas propios como La pituca o Sufre, peruano sufre, de nulo valor musical pero muy replicadas en programas cómicos, de entretenimiento y redes sociales.

Finalmente, dos días antes de la Navidad, el público peruano lamentó el fallecimiento de Lisandro Meza (23 de diciembre, 86), cantante, acordeonista y compositor que fuera muy popular en nuestro país entre 1992 y 1998, con canciones como Senderito de amor, El macho, Trompo sarandengue, El hombre feliz y muchas otras. Conocido como “El Macho de América”, el artista colombiano visitó en varias ocasiones nuestro país, animando festivales populares en Lima y provincias. La trayectoria de Lisandro Meza comenzó en los años sesenta, como integrante de Los Corraleros de Majagual, probablemente la orquesta más importante de cumbias y vallenatos de esa época.

Otros notables que nos dejaron este 2023: Lisa Marie Presley (12 de enero, 54), hija de Elvis y ex pareja de Michael Jackson; el cantante y actor israelí Chaim Topol (8 de marzo, 87), conocido por su papel de Tevye en el musical Fiddler on the roof; la soprano lírica italiana Renata Scotto (16 de agosto, 89); Kaaija Saariaho (2 de junio, 70), compositora vanguardista de Finlandia; Angelo Bruschini (23 de octubre, 62), guitarrista británico de Massive Attack; George Winston (4 de junio, 73), pianista norteamericano de new age.

IN MEMORIAM 2022

IN MEMORIAM 2021

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[LA TANA ZURDA] Esta vez celebran su décimo aniversario con el XI Festival de Arte y Cultura, enfatizando su interés multiartístico y multimedial, pues no se trata de un simple festival de poesía –como hay tantos– en que los poetas se paran a leer sus versos en una maratón interminable. La Huaca es Poesía combina distintos lenguajes (música, teatro, danza, artes plásticas y arqueología) para brindar al público una imagen integral de lo que está pasando en distintas disciplinas y sus interesantes combinaciones.

Como se recordará, esta valiosa iniciativa surgió del encuentro feliz de un poeta, Rafael Hidalgo, y un arqueólogo, Santiago Morales que tuvieron la idea de llamar la atención sobre el Complejo Arqueológico Mateo Salado, en el límite del cercado de Lima con el distrito de Pueblo Libre, a media cuadra de la Plaza de la Bandera. Desde aquel ya lejano 2013 han convocado a decenas de artistas no solo en sus festivales previos, sino también en diversas actividades como conferencias académicas, entrevistas en línea, participación en eventos nacionales e internacionales y una larga lista de muestras de su vitalidad imparable.

El núcleo de La Huaca es Poesía lo conforman hoy los dos dos fundadores, Rafael Hidalgo y Santiago Morales, junto con los otros miembros de su Comité Central: Valeria Chauvel Moscoso, Brenda Vallejo Mezarina, Francesca Federico, Sandra Luna, Lesley Costello, Santiago Morales Erroch, Rafael Hidalgo Osorio, José Antonio Mazzotti y Raúl Bueno Chávez, a los que se han aunado recientemente el novelista Eduardo González Viaña y los músicos Yazmín Cuadros y Rudy Rivera. Todos ellos se organizan para cumplir diversas funciones, entre otras su primera publicación impresa, como fue la antología que compuse con sus textos este año y que dio a conocer en algunos casos la producción inédita de los más jóvenes del grupo. Y digo los más jóvenes porque algunos de los miembros de La Huaca son poetas mayores y consagrados como Raúl Bueno y José Antonio Mazzotti, que aportan una amplia experiencia internacional.

El XI Festival de La Huaca se realizará este sábado 25 y domingo 26 de noviembre en el ya mencionado recinto de Mateo Salado. Hay una multitud de poetas participantes, como José Aguirre, Úrsula Alvarado, Dina Ananco, Daysy Arévalo, Dalgys Bautista Sánchez, Alberto Benavides, Virginia Benavides, Chonon Bensho, Andrea Cabel, José Gabriel Cabrera Alva, Lesley Costello, Valeria Chauvel, Yazmín Cuadros, Rosa María Díaz, Pedro Favarón, Gabriel Gargurevich, Rafael Hidalgo, Milagritos Huertas, Manuel Kentore, Carlos López Degregori, Manuel Liendo, Sandra Luna, José Antonio Mazzotti, Alejandra Monterroso, Santiago Morales Erroch, Edián Novoa, Domingo de Ramos, Piero Ramos Rasmussen, Mercedes Tinoco, Rubén Quiroz Ávila, Enrique Sánchez Hernani, José Guillermo Saravia, Sixto Sarmiento, Becky Urbina y Brenda Vallejo.

Asimismo, se cuenta con la participación del artista plástico Alberto Huapaya y se rendirá un sentido homenaje-conversatorio al recientemente fallecido Luis Guillermo Lumbreras, extraordinario arqueólogo e historiador cuyo hijo, también arqueólogo y del mismo nombre, contribuirá con una semblanza de su padre.

La danza de las tijeras estará a cargo de los grupos Warmi Danzaq Killari y Puka Kichka de Andamarca; la danza folclórica correrá por cuenta del Club Provincial Canchis; el rock lo pone la Banda LSM; y los conciertos la Agrupación Pacha Wakay Munan, los cantautores e intérpretes Piero Bustos, Dante Ayala, Yazmín Cuadros, Rudy Rivera, Mauricio Moquillaza y MUKURA blues y cajón.

Como se ve, La Huaca es Poesía abarca una gran variedad de producciones culturales de diversas partes del Perú a través de sus increíbles manifestaciones verbales, musicales, plásticas y performáticas. Y todo esto lo hacen sin recibir un centavo del estado ni de instituciones privadas.

Ya es hora de que las autoridades reconozcan el valioso aporte y el esfuerzo de estos escritores y artistas y que tomen cartas en el asunto. Ya estuvo bueno, pues.

Vamos a La Huaca este fin de semana.

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