Cultura

[MÚSICA MAESTRO]  Un año más se va y con él, destacados músicos se despiden del mundo físico dejando detrás de sí la estela inolvidable de sus voces, composiciones e instrumentos.

En este nuevo recuento de obituarios encontramos esa amplia diversidad de estilos musicales que, en décadas pasadas, conformaron un panorama artístico que nos fue educando el oído y la capacidad apreciativa, hoy tan degenerada por culpa de las Shakiras y los Bad Bunnies que han convertido el gusto de las masas en un sonsonete balbuceante, homogéneo y simiesco, opuesto a la colorida y multiforme creatividad que se nutría tanto de las tendencias globales como de los sonidos típicos de cada país. Así, íconos del punk irlandés se reúnen con astros japoneses de la música vanguardista, estrellas mundiales del pop-rock e ídolos locales de la música popular.

La muerte de Jeff Beck (10 de enero, 78) fue un golpe muy duro para los amantes del rock clásico y la guitarra virtuosa. Respetado por sus pares y adorado por las siguientes generaciones de guitarristas, el ex integrante de The Yardbirds y gravitante figura del jazz-rock, falleció sin mostrar señales de desgaste físico. Seguía tocando y sorprendiendo a su público hasta semanas antes de su deceso, en un hospital de Sussex.

Una de las partidas más dolorosas en el universo pop-rock fue la de Tina Turner (24 de mayo, 83), representante de la élite del R&B y el rock de los setenta y ochenta. En Brasil, ese mes, sintieron la muerte de Rita Lee (8 de mayo, 75) y Astrud Gilberto (5 de junio, 83). Otra diva, la británica Jane Birkin (16 de julio, 76), recordada por Je t’aime… moi nun plus, tema compuesto por su esposo, el francés Serge Gainsbourg (1928-1991), controvertido en su época por su abierto erotismo -y que fuera tema central de la película del mismo nombre, de 1976- dejó de existir causando conmoción en el panorama musical europeo y, particularmente, en Francia, donde desarrolló la mayor parte de su carrera.

El mundo del rock clásico sufrió la pérdida de varias de sus figuras emblemáticas, como David Crosby (18 de enero, 81), protagonista de la generación Woodstock; Robbie Robertson (9 de agosto, 80), cantante, guitarrista y líder de los canadienses The Band; Randy Meisner (26 de julio, 77), bajista original de los Eagles; Gary Rossington (5 de marzo, 71), único sobreviviente de la formación original de Lynyrd Skynyrd; y, recientemente, el 5 de diciembre, Denny Laine (79), lugarteniente de Paul McCartney en los Wings (1971-1981), y miembro fundador de The Moody Blues.

Del mismo modo, Bernie Marsden (24 de agosto, 72), primera guitarra de Whitesnake y devoto del blues antiguo; y el norteamericano Jimmy Buffett (1 de septiembre, 76), estrella de la época dorada del country-pop. Jim Gordon, baterista que trabajó con Eric Clapton, George Harrison, entre otros, recluido en un centro psiquiátrico de por vida tras asesinar a su madre en un ataque de esquizofrenia, murió a los 77 años, el 13 de marzo. Michael Rhoades (4 de marzo, 69), legendario bajista de sesiones en los estudios de Nashville; Ralph Humphrey (25 de abril, 79), baterista de Frank Zappa & The Mothers of Invention entre 1972-1974; Ray Shulman (30 de marzo, 73), bajista y violinista del grupo británico de prog-rock Gentle Giant; y Clarence “Fuzzy” Haskins (16 de marzo, 81), uno de los vocalistas originales del combo de funk Parliament-Funkadelic; engrosan esta lista de célebres fallecimientos.

Shane MacGowan (30 de noviembre, 65), fue una de las personalidades esenciales del punk irlandés. Aunque nació, fue criado y educado en Londres, el origen de sus padres marcó su forma de pensar y desarrollo artístico. Sumergido en los oscuros callejones de la subcultura punk desde 1977, fundó y lideró, entre 1984 y 1991, una pandilla de rock celta llamada The Pogues que, en su momento de mayor éxito (1987-1988) llegó a ser telonera de U2, Bob Dylan y los Rolling Stones, con su arrebatada fusión de punk, rock y folklore irlandés. Cantautor de afilada y polémica pluma, su excesivo consumo de alcohol y drogas lo fue debilitando paulatinamente, convirtiendo en legendarias sus constantes peleas, accidentes y esa dentadura destruida por tanto desarreglo. Rockeros de fuste como Bono, Bob Geldof, Bruce Springsteen, entre otros, consideran al autor de Fairytale of New York (1987) o Dark streets of London (1984), como uno de los mejores letristas que han conocido. Sinéad O’Connor, una de sus admiradoras, falleció tempranamente a los 56 (26 de julio). Ambos dejan un vacío enorme en la música contemporánea irlandesa.

Yellow Magic Orchestra, trío japonés que revolucionó el pop electrónico y el ambient desde finales de los setenta, perdió este año a dos de sus integrantes: el baterista y cantante Yukihiro Takahashi (11 de enero, 70) y el pianista y compositor Ryuchi Sakamoto (28 de marzo, 71). Tras su disolución, Takahashi se enfocó en el mercado japonés mientras que Sakamoto hizo lo contrario, abriéndose a múltiples colaboraciones y géneros -electrónica, música para películas, bossa nova, sinfónica-, interactuando con luminarias como David Bowie, Jacques Morelenbaum, Adrian Belew y David Byrne. Otro destacado vanguardista, el norteamericano Brian McBride, creador, en 1993, de Stars of the Lid, proyecto que combinaba post-rock con shoegaze y música orquestal, falleció a los 53 años, el 27 de agosto.

La muerte del saxofonista Wayner Shorter (2 de marzo, 89) enlutó a los conocedores de jazz del mundo entero por su trabajo junto a Miles Davis, primero; y al frente de Weather Report, después. También fallecieron otros importantes jazzistas: el pianista Ahmed Jamal (16 de abril, 92), la compositora de free-jazz Carla Bley (17 de octubre, 87); el contrabajista Bill Lee (24 de mayo, 94), padre del cineasta Spike Lee; el crooner Tony Bennett (21 de julio,96), de impresionante carrera de más de ocho décadas; y el cantante, actor y activista por los derechos civiles Harry Belafonte (25 de abril, 96), conocido como “El Rey del Calypso”. Burt Bacharach, compositor y director de orquesta de pop sinfónico, se mudó al otro barrio el 8 de febrero a los 94 años.

También fallecieron este año los hermanos Tim (28 de abril, 71) y Robbie Bachman (12 de enero, 69), guitarra y batería del grupo canadiense de rock setentero Bachman-Turner Overdrive (B.T.O.); el cantautor Gordon Lightfoot (1 de mayo, 84), también de Canadá; Tom Verlaine (28 de enero, 73), guitarrista fundador de Television, influyente banda de la escena post-punk norteamericana surgida en el CBGB; y el guitarrista sueco Lasse Wellander (7 de abril, 70), integrante del famosísimo cuarteto Abba, desde 1975 hasta su separación en 1981.

Los fans del rock británico lamentaron la muerte de integrantes de tres icónicas bandas de post-punk y new wave de los ochenta: Andy Rourke (19 de mayo, 59), bajista de The Smiths; Geordie Walker (26 de noviembre, 68), guitarra de Killing Joke; y Mars Williams (20 de noviembre, 68), saxofonista de The Psychedelic Furs. Asimismo, los bajistas Steve Mackay (2 de marzo, 56) y Pete Garner (3 de octubre, 61), de Pulp y The Stone Roses, importantes grupos de rock alternativo. Por el lado norteamericano, Gary Young (17 de agosto, 70), baterista de Pavement; Van Conner (18 de enero, 55), de Screaming Trees; y Rob Laakso (4 de mayo, 44) guitarrista en las bandas de Kurt Vile.

Un caso especial es el de Sixto Rodríguez (8 de agosto, 81), cantautor norteamericano de country rock y psicodelia de padres mexicanos que fuera recién descubierto a través de un documental ganador del Oscar, titulado Searching for sugar man (2012), donde se reveló que había sido muy conocido en Sudáfrica y Australia. La noticia de su muerte fue muy comentada en redes sociales, a pesar de que su música no trasciende más allá de las influencias del rock chicano (Los Lobos) o sureño (Lynyrd Skynyrd, Little Feat).

Cada vez que se hacen estas semblanzas, las miradas se centran en aquellos artistas de mayor popularidad y perfil mediático. Sin embargo, es relevante recordar a quienes, sin haber estado nunca bajo los reflectores, dejaron su huella como compositores. Por ejemplo, tenemos a Barrett Strong (28 de enero, 81), coautor de clásicos soul como I heard it through the grapevine, Papa was a Rolling Stone o Money (That’s what I want), grabadas por Marvin Gaye, C. C. Revival, The Temptations o The Beatles; Tom Whitlock (17 de febrero, 68), quien compusiera junto al italiano Giorgio Moroder, Take my breath away, balada icónica de los ochenta interpretada por Berlin para la banda sonora de Top Gun (1986); Pete Brown (19 de mayo, 82), letrista de varios himnos de Cream como Sunshine of your love o White room; Lord Creator (30 de junio, 87), compositor de Kingston town, grabada por él mismo en 1970 y popularizada en 1989 por los ingleses Ub40; Richard Kerr (11 de diciembre, 78), que escribió varios éxitos de los setenta como Brandy (You’re a fine girl) (Looking Glass, 1972), Looks like we made it (Barry Manilow, 1977) o I’ll never love this way again (Dionne Warwick, 1978).

2023 fue también un mal año para quienes trabajan tras bambalinas en la industria musical. Por ejemplo, tenemos a Jerry Moss (16 de agosto, 88), fundador junto con el trompetista Herb Alpert del sello A&M Records; el creador de Sire Records, Seymour Stein (2 de abril, 80), responsable del ascenso de superestrellas como Talking Heads, Ramones o The Pretenders; Glen “Spot” Lockett (4 de marzo, 2), productor de Minutemen o Black Flag, bandas emblema del sello independiente SST Records, especializado en punk. Por su parte, nos dejaron Bruce Gowers (15 de enero, 82), director del icónico videoclip de Bohemian Rhapsody de Queen; Nora Forster (6 de abril, 80), promotora alemana que apoyó a varios artistas y fue, desde 1975, esposa de Johnny Rotten. Y ya que hablamos de los Sex Pistols, el 8 de agosto falleció Jamie Reid (76), creador del logo del grupo, la carátula de Never mind the bollocks, su único LP oficial, y otras irreverentes imágenes como aquella del single God save the Queen, en que aparece una foto de la Reina Isabel II con un imperdible en los labios y esvásticas en los ojos.

En cuanto a la música en nuestro idioma, supimos de la muerte del compositor y guitarrista argentino Chico Novarro (18 de agosto, 88), integrante junto a Palito Ortega del Club del Clan y, posteriormente, conocido por sus composiciones en diversos géneros, desde boleros como Algo contigo (1976), reactualizada por el vocalista de Los Fabulosos Cadillacs, Vicentico, en el 2003, tangos y nueva trova, como la entrañable Carta de un león a otro, grabada por el rosarino Juan Carlos Baglietto en 1983.

También desde Argentina, llegaron las noticias del deceso de Ricardo Iorio (24 de octubre, 61), punta de lanza del heavy metal gaucho, fundador de tres importantes grupos, V8 (1979-1987), Hermética (1988-1994) y Almafuerte (1995-2016), y Pablo Molina (2 de septiembre, 58), cantante y multi-instrumentista del conjunto de rock fusión Todos Tus Muertos, al que ingresó en 1994, año de su tercer álbum, Dale aborigen, que definió su estatus como animador de la movida alternativa del rock en español, con su combinación de reggae, punk, ska y sus letras de contenidos políticos y sociales.

La salsa noventera perdió a uno de sus one-hit wonders, el boricua Héctor Rey, conocido por la canción Te propongo, de su álbum debut, Al duro (1991). Otro histórico de la salsa nacido en Puerto Rico, el locutor de radio Hipólito “Polito” Vega (9 de marzo), la voz que presenta el disco de Willie Colón y Héctor Lavoe, Asalto navideño (1970); y el cantante y percusionista cubano Óscar Valdés (19 de octubre), de la primera formación de Irakere, fallecieron a los 85 y 86 años, respectivamente. El folklorista Tito Fernández “El Temucano” (11 de febrero, 1980) y el bajista original de Los Jaivas, Julio Anderson (25 de noviembre, 75), pusieron de luto a los melómanos chilenos. El productor y músico belga Lou Deprijck (19 de septiembre, 77), del grupo Two Man Sound, que hizo bailar a toda Latinoamérica con sus temas Disco samba (1979) y Coco loco (1991). Y Francesc Picas, integrante de Loco Mía, el recordado cuarteto español de los abanicos, falleció el 18 de noviembre, a los 53 años, activando la nostalgia de toda una generación.

Los seguidores del rock nacional quedaron estupefactos cuando se anunció, el 28 de diciembre, el prematuro fallecimiento de Pedro Suárez Vértiz, a los 54. Entre las dudas de quienes pensaban que era una broma del Día de los Inocentes, la muerte del ex vocalista de Arena Hash (1985-1992) y exitoso solista (1993 en adelante) se confirmó antes del mediodía. El compositor y guitarrista venía padeciendo, desde casi una década, de una extraña enfermedad neurológica que le fue quitando la capacidad de comunicarse, situación que lo alejó de los escenarios. Aun cuando la calidad de sus canciones es un tema debatible, nadie puede discutir su enorme popularidad y simpatía, conocido por su actitud relajada y carismática, ajeno a escándalos y apegado a su familia y amigos.

Otros artistas peruanos cuyas muertes ocuparon titulares fueron el bolerista Iván Cruz (6 de noviembre, 77); el compositor y maestro Jorge Madueño (2 de agosto, 80), padre de José Luis y Jorge “Pelo” Madueño; o el cantautor Raúl Vásquez (18 de abril, 74), compositor del hit de la nueva ola La plañidera (1969).

Los casos de Milagros Soto “La Princesita Mily” (22 de mayo, 57) y Abelardo Gutiérrez “Tongo” (10 de marzo, 65) son dignos de resaltarse, por pertenecer a una subcultura popular con la cual muchos no nos identificamos pero que no deja por ello de tener una dimensión propia. Ambos formaron parte del movimiento urbano-marginal conocido como “música tropical-andina” o chicha. Ella limeña y él huancaíno, lideraron dos importantes grupos de esa época, Pintura Roja e Imaginación, entre 1983 y 1989.

Desde el año 2000 en adelante, “Tongo” se concentró más en un género diferente, la parodia musical, convirtiéndose en una personalidad de internet, muy popular entre las clases bajas y la farándula, por sus estrambóticas y, muchas veces, ridículas, versiones de conocidas canciones de pop y rock, reemplazando las letras originales por frases sinsentido, burlándose de su incapacidad para pronunciar el inglés. También tuvo temas propios como La pituca o Sufre, peruano sufre, de nulo valor musical pero muy replicadas en programas cómicos, de entretenimiento y redes sociales.

Finalmente, dos días antes de la Navidad, el público peruano lamentó el fallecimiento de Lisandro Meza (23 de diciembre, 86), cantante, acordeonista y compositor que fuera muy popular en nuestro país entre 1992 y 1998, con canciones como Senderito de amor, El macho, Trompo sarandengue, El hombre feliz y muchas otras. Conocido como “El Macho de América”, el artista colombiano visitó en varias ocasiones nuestro país, animando festivales populares en Lima y provincias. La trayectoria de Lisandro Meza comenzó en los años sesenta, como integrante de Los Corraleros de Majagual, probablemente la orquesta más importante de cumbias y vallenatos de esa época.

Otros notables que nos dejaron este 2023: Lisa Marie Presley (12 de enero, 54), hija de Elvis y ex pareja de Michael Jackson; el cantante y actor israelí Chaim Topol (8 de marzo, 87), conocido por su papel de Tevye en el musical Fiddler on the roof; la soprano lírica italiana Renata Scotto (16 de agosto, 89); Kaaija Saariaho (2 de junio, 70), compositora vanguardista de Finlandia; Angelo Bruschini (23 de octubre, 62), guitarrista británico de Massive Attack; George Winston (4 de junio, 73), pianista norteamericano de new age.

IN MEMORIAM 2022

IN MEMORIAM 2021

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Cultura, Músicos que fallecieron 2023, Obituarios 2023, QEPD

[LA TANA ZURDA] Esta vez celebran su décimo aniversario con el XI Festival de Arte y Cultura, enfatizando su interés multiartístico y multimedial, pues no se trata de un simple festival de poesía –como hay tantos– en que los poetas se paran a leer sus versos en una maratón interminable. La Huaca es Poesía combina distintos lenguajes (música, teatro, danza, artes plásticas y arqueología) para brindar al público una imagen integral de lo que está pasando en distintas disciplinas y sus interesantes combinaciones.

Como se recordará, esta valiosa iniciativa surgió del encuentro feliz de un poeta, Rafael Hidalgo, y un arqueólogo, Santiago Morales que tuvieron la idea de llamar la atención sobre el Complejo Arqueológico Mateo Salado, en el límite del cercado de Lima con el distrito de Pueblo Libre, a media cuadra de la Plaza de la Bandera. Desde aquel ya lejano 2013 han convocado a decenas de artistas no solo en sus festivales previos, sino también en diversas actividades como conferencias académicas, entrevistas en línea, participación en eventos nacionales e internacionales y una larga lista de muestras de su vitalidad imparable.

El núcleo de La Huaca es Poesía lo conforman hoy los dos dos fundadores, Rafael Hidalgo y Santiago Morales, junto con los otros miembros de su Comité Central: Valeria Chauvel Moscoso, Brenda Vallejo Mezarina, Francesca Federico, Sandra Luna, Lesley Costello, Santiago Morales Erroch, Rafael Hidalgo Osorio, José Antonio Mazzotti y Raúl Bueno Chávez, a los que se han aunado recientemente el novelista Eduardo González Viaña y los músicos Yazmín Cuadros y Rudy Rivera. Todos ellos se organizan para cumplir diversas funciones, entre otras su primera publicación impresa, como fue la antología que compuse con sus textos este año y que dio a conocer en algunos casos la producción inédita de los más jóvenes del grupo. Y digo los más jóvenes porque algunos de los miembros de La Huaca son poetas mayores y consagrados como Raúl Bueno y José Antonio Mazzotti, que aportan una amplia experiencia internacional.

El XI Festival de La Huaca se realizará este sábado 25 y domingo 26 de noviembre en el ya mencionado recinto de Mateo Salado. Hay una multitud de poetas participantes, como José Aguirre, Úrsula Alvarado, Dina Ananco, Daysy Arévalo, Dalgys Bautista Sánchez, Alberto Benavides, Virginia Benavides, Chonon Bensho, Andrea Cabel, José Gabriel Cabrera Alva, Lesley Costello, Valeria Chauvel, Yazmín Cuadros, Rosa María Díaz, Pedro Favarón, Gabriel Gargurevich, Rafael Hidalgo, Milagritos Huertas, Manuel Kentore, Carlos López Degregori, Manuel Liendo, Sandra Luna, José Antonio Mazzotti, Alejandra Monterroso, Santiago Morales Erroch, Edián Novoa, Domingo de Ramos, Piero Ramos Rasmussen, Mercedes Tinoco, Rubén Quiroz Ávila, Enrique Sánchez Hernani, José Guillermo Saravia, Sixto Sarmiento, Becky Urbina y Brenda Vallejo.

Asimismo, se cuenta con la participación del artista plástico Alberto Huapaya y se rendirá un sentido homenaje-conversatorio al recientemente fallecido Luis Guillermo Lumbreras, extraordinario arqueólogo e historiador cuyo hijo, también arqueólogo y del mismo nombre, contribuirá con una semblanza de su padre.

La danza de las tijeras estará a cargo de los grupos Warmi Danzaq Killari y Puka Kichka de Andamarca; la danza folclórica correrá por cuenta del Club Provincial Canchis; el rock lo pone la Banda LSM; y los conciertos la Agrupación Pacha Wakay Munan, los cantautores e intérpretes Piero Bustos, Dante Ayala, Yazmín Cuadros, Rudy Rivera, Mauricio Moquillaza y MUKURA blues y cajón.

Como se ve, La Huaca es Poesía abarca una gran variedad de producciones culturales de diversas partes del Perú a través de sus increíbles manifestaciones verbales, musicales, plásticas y performáticas. Y todo esto lo hacen sin recibir un centavo del estado ni de instituciones privadas.

Ya es hora de que las autoridades reconozcan el valioso aporte y el esfuerzo de estos escritores y artistas y que tomen cartas en el asunto. Ya estuvo bueno, pues.

Vamos a La Huaca este fin de semana.

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Arte, Complejo Arqueológico Mateo Salado, Cultura, festival, poesía, teatro

[PAPELES VIRTUALES]

UNO

En los peores momentos de la II Guerra Mundial, unos asesores económicos propusieron a Winston Churchill que suprimiera el dinero destinado a la cultura para emplearlo en la compra de armamento. Él respondió.

  • ¿Quitarle el presupuesto a la cultura? ¿Entonces para qué luchamos?

En estos días, una polémica congresista ha elaborado un proyecto de ley para limitar el presupuesto asignado a la golpeada, de por sí, industria del cine. Perjudicando, no solo los proyectos existentes de la capital, sino el de las regiones. Por quienes, la blonda no tiene mucha consideración. Pareciera que le jode las producciones, en quechua o aimara. Incluido, los documentales del tipo Rojo Profundo o La Revolución y la Tierra. Piensa, cojudamente, que estas producciones tienen un sesgo político. Por ende, son inadmisibles. Quieren controlar todo. No solo el Ejecutivo, el Jurado Nacional de Elecciones; sino también, lo que vemos y consumimos.

Mucha gente opinó en las redes sociales; especialmente, en contra de malgastar el dinero público. Un tema muy sensible, en estos tiempos. Otros, los entendidos, defenestraban el proyecto. En resumidas cuentas, se polarizaba la discusión. Lo cual no ayuda en absoluto. El Perú, como país, está enredado en una dicotomía sempiterna, desde que Keiko perdió en 2016. No tenemos políticos creíbles, que nos saquen de ese bucle maniqueísta.

DOS

En primer lugar, excepto Hollywood y Bollywood, en todos los demás países, el cine está subvencionado. Incluido, Gran Bretaña, Francia y España, que cuentan con las entregas de premios más importantes, amén del Oscar. Por estos lares, tenemos la importante producción cinematográfica de Argentina. El INCAA, es el organismo a cargo de la promoción, regulación y fomento de las producciones, hechas en el país vecino. Merece una mención especial, la indudable madurez que han alcanzado sus realizaciones. Buena parte de ellas, tiene un cariz personal, reflexivo y critico a la vez. Si bien, hay del tipo que produce Tondero; esto es, meramente cojudas o livianas.

En segundo término, las subvenciones no alcanzan el 100% del presupuesto de los proyectos, ni en pedo. Hay un jurado especializado que designa a los ganadores de los subsidios. Todo está presupuestado.  Dichos proyectos demoran años en poder realizarse. Incluso, buscan financiación en el exterior. Luego viene el vía crucis para la exhibición en salas. Desde hace más de 50 años, que cuesta, un ojo de la cara, hacer películas. Uno de los primeros cineastas fue Armando Robles Godoy. Su incesante trabajo dio frutos. En 1972, la película El Espejismo fue nominada a Mejor Película Extranjera, en los Globos de Oro.

En tercer lugar, los directores y actores no viven de esto. Es un argumento risible, el pensar que ganan millonadas dirigiendo o actuando. Ellos cubren sus necesidades gracias a una segunda profesión. Generalmente enseñan en universidades, dirigen talleres de actuación o, simplemente, de su propio peculio. No más. Ser artista está infravalorado en un país como el nuestro. Donde la mayoría no lee novelas, tampoco le interesa el teatro, los museos y menos el cine local.

En cuarto lugar, pensar que el cine, como industria es igual o parecida a la industria láctea – por ejemplo –  es desconocer la naturaleza del cine. Ni siquiera hay punto de comparación. En un espejismo creer que, al producir una película, ipso facto se generará una cuantiosa ganancia. Puede ser una buena película y recaudar poco o generar pérdidas. Ni Hollywood tiene la receta mágica, para tal efecto.

Para terminar, muchos hablan de la sorprendente industria coreana y se preguntan cómo hicieron para expandir su cultura (K-Pop, cine y series). Ha sido un proceso largo y el gobierno ha invertido millones de dólares (en 2020, destinó 80 millones de dólares). He ahí el resultado. Otro ejemplo, es el cine mexicano, en plena Segunda Guerra Mundial –aprovechando que USA estaba en pleno conflicto armado– aumentó considerablemente sus producciones. Mis padres crecieron viendo películas mexicanas. Como aditamento, a dichas pelis, nos endilgaron su música, comidas y modismos. En los setenta, la televisión nos introdujo dos paradigmas inconmensurables.

  • El Chavo del Ocho y las telenovelas.

Así quedó establecida la cultura mexicana en Sudamérica.

TRES

Yo he suscrito el proyecto. (…) No veo una sola película que haya ganado absolutamente nada. Son muy malas estas películas, nadie las va a ver al cine. Y finalmente se lo reparte la misma argolla de siempre.

El congresista Cavero.

La viñeta del genial Carlín – sábado 30 -pone en relieve los dislates del congresista- meme. No es de extrañar que el dúo dinámico –Tudela y Cavero– esté detrás del funesto proyecto. Lo que si me asombra es que ambos egresaran de la U de Lima y la PUCP.

  • ¿Acaso, en ambos centros de estudios, no les enseñaron la materia de Antropología Cultural, o reprobaron?

Ni siquiera consultaron con los cineastas más renombrados para elaborar su borrador.

  • ¿Cómo es posible que prepares un proyecto y no hables con los interesados?

La caricatura, ahondando en sus nimios conocimientos, piensa que las películas solo sirven si ganan algo. El cine es memoria, en el mejor de los casos. No solamente sirve para entretener. Es arte y belleza. Combinando los fotogramas, el guion, vestuarios, paisajes y música. Dando lugar al lenguaje cinematográfico.

Por ejemplo, Canción sin nombre, esta filmada en blanco y negro. Su fotografía es de lo más exquisita. Un guion impecable y actuaciones medidas. La acción se desarrolla en los, posiblemente, peores años del país, finales de los ochenta. Es la ópera prima de Melina León.

  • Un país sin cine, es un país sin memoria.

La Boca del Lobo es posiblemente una de las mejores obras, sino la que mejor retrata los horrores de la violencia senderista y la insania militar.

  • ¿Se hubiera podido hacer en estos tiempos?

Recordemos que el Arte es, posiblemente, lo que nos mantiene cuerdos en este mundo tan acelerado y deshumanizado, por momentos.

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La cultura es gasto, pérdida de tiempo, distracción del metal. Acabemos con la cultura. Porque crea ciudadanos críticos. Porque afina sensibilidades. Porque promueve la discusión y ataca a la pasividad ciudadana que buscan algunos desde sus encumbradas sillas. 

Total, si no se invierte en cultura, habría más plata que pasar por el tamiz de la corrupción. No me vengan a decir, pues, que el Estado preocupado por sus arcas quiere retacearle unas monedas al cine para calmar el hambre, la desnutrición o las infernales desigualdades que marcan la vida nacional. 

La inteligencia es el enemigo. Por eso hoy se educa mayormente para el trabajo y no para la formación humana: hacer es mejor que pensar, que es un pasatiempo de caviares, académicos resentidos y otras especies incómodas al autoritarismo y la pacatería de muchos de quienes conducen el país.

Un reciente proyecto de la congresista Tudela ha puesto en evidencia el poco o nulo interés que existe por la cultura desde esa parte de la esfera pública en que se deciden cosas. Se pretende dejar sin piso a un naciente cine regional que ha dado muestras de su potencia. 

El estímulo eterno, sin fecha de caducidad, no es buena idea, de acuerdo. Pero no puedes matar a la criatura antes de que aprenda a correr sola. El circuito de exhibición limeño practica como deporte ignorar la producción regional, aunque de vez en cuando se lava la cara y pone en pantalla alguna película que, como Willaq Pirqa, remontó la valla del desprecio y ganó el favor de un público enorme.

Por otra parte, IRTP, que depende del Ministerio de Cultura, viene dando señales alarmantes. Es un medio a la deriva, a merced de decisiones erráticas y arbitrarias, como cerrar programas con una tradición consolidada y reducirlos a microespacios dentro de otros, como ha ocurrido con El placer de los ojos, un magazine dedicado, precisamente, al cine.  Sumar a esto la confusión reinante en relación con la función de TV Perú: televisión ciudadana no es el remedo de televisión comercial que quieren ser.

El próximo mes vencerá la exoneración del IGV al libro, algo que debería tener una prórroga natural y mas extensa, habida cuenta de los míseros índices de lectura que hay en el país y, sobre todo, esas estadísticas que revelan un espantoso porcentaje de maestros que tienen problemas de comprensión lectora. No faltará el talibán que desde su curul proclame que el libro es inservible.

Este año no contaremos con la feria La Independiente. Un duro golpe a editores pequeños y medianos de diversas partes del país, que tienen en esta feria una oportunidad para mostrar sus catálogos y poner a la venta libros que, en su mayoría, no existen para las librerías limeñas. El Ministerio de Cultura ha cometido gruesos fallos que han conducido a la suspensión del evento.

¿Qué más podría pasar en un país en el que la universidad más antigua intentó sacudirse de su propio centro cultural e incluso de la librería que se ha formado en convenio con una entidad mexicana?  ¿Qué más puede pasar en un país en el que el Museo Nacional es un elefante blanco? ¿Qué más, en un país en el que las instituciones solo muestran diariamente su indiferencia por la cultura?  Siempre hay más. Esa es nuestra condena. 

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[LA TANA ZURDA] Ya sabemos que nunca volvió a su Perú natal y menos a su materno Santiago de Chuco. Quizá por eso en su poesía y en sus crónicas el Perú y el terruño liberteño aparecen con frecuencia y son la fuente de una nostalgia conmovedora que infaliblemente nos araña las pupilas.

Por eso hay que saludar la gran iniciativa de la investigadora vallejista Gladys Flores Heredia de organizar el congreso internacional «Vallejo en el siglo XXI» con motivo del centenario de las primeras dos obras de narrativa del portentoso César, Escalas y Fabla salvaje, y, por supuesto, el centenario de su viaje definitivo.

Y lo hace nada menos que en el contexto y como parte del programa de la Feria Internacional del Libro de Lima que se inaugura mañana, viernes 21 de julio, en el ya habitual Parque de Los Próceres de la Independencia en el distrito de Jesús María, antes conocido como Parque Matamula.

¿Por qué es peculiar la celebración de este congreso en la FIL? Pues porque le da un toque de dignidad y por supuesto le eleva el nivel intelectual a la programación de un evento que año tras año se ha distinguido por exaltar «piononos de vitrina» o figuras de la farándula que dan vergüenza ajena en lo que se supone es una fiesta de la cultura en el mejor sentido de la palabra.

Ocurre que con el deterioro de las relaciones diplomáticas con el hermano país de México, que iba a ser este año el invitado de honor de la FIL, el país azteca decidió dejar «tirando cintura» al Perú y su feria más importante, lo que obligó a la Cámara Peruana del Libro a buscar una solución que le salvara el paso. Y ninguna mejor idea que dedicarle la feria al gran César Vallejo, tratándose no solo de los centenarios que se cumplen este 2023, sino también de la enorme producción bibliográfica que ha surgido desde el 2022 con motivo del centenario de esa obra cumbre de la vanguardia mundial que es Trilce.

Al congreso llegan notables vallejólogos como Antonio Merino, desde España, Mara García y José Antonio Mazzotti, desde Estados Unidos, Valentino Gianuzzi, desde Inglaterra, Ricardo González Vigil y Miguel Pachas Almeyda, gran biógrafo de Vallejo, desde la propia Lima, así como numerosos investigadores que completan una programación sumamente interesante.

Desde su mismo nombre de «feria» el evento general parece destinado a cumplir su mera finalidad comercial. Pero gracias a Vallejo y al desplante de México el efecto paradójico de una mejor calidad en la programación se hace palpable y convoca así a gente que se dedica con rigor y profundidad a la investigación sobre nuestro poeta bandera.

Hay cerca de 600 actividades de todos los calibres en esta FIL, pero albergamos la esperanza de que la inclusión de un evento académico como el congreso vallejiano siente un precedente que pone a la FIL-Lima a la altura de otras grandes ferias internacionales, como la de Guadalajara o la de Frankfurt, que siempre le dan un lugar importante a los cónclaves de investigadores, lo cual conecta esa producción especializada con el gran público fuera de los campus universitarios.

El congreso «Vallejo en el siglo XXI» es organizado por la Universidad Ricardo Pama y la Cámara Peruana del Libro, con el auspicio de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina, y la Asociación Internacional de Peruanistas. El programa completo puede verse AQUÍ.

Dése una vuelta por la FIL de este año y báñese de Vallejo, que no solo es saludable, sino, sobre todo, placentero. Sin duda descubrirá muchas cosas que Ud. no sabía.

 

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PASSION – PETER GABRIEL (Real World Records, 1989)

La imagen de carátula de este álbum, titulada Drawing study for self image (1987), pertenece al artista plástico británico Julian Grater y no fue encargada de manera específica para ilustrarlo. Sin embargo, hay algo en su oscuridad, textura espinosa y perfil indefinido -una obra que usa desde flores marchitas hasta carboncillo sobre lienzo-, que la une a la mágica combinación de sonidos del Medio Oriente, África y el Sudeste Asiático que el músico británico Peter Gabriel creó para el soundtrack de The last temptation of Christ, la controversial película que Martin Scorsese filmara en 1989, con guion basado en el libro homónimo del griego N. Kazantzakis (1883-1957), publicado en 1955.

Passion representa uno de los puntos más altos de la discografía de Peter Gabriel e impone una valla muy alta para el género conocido como «world music», un membrete que, sin quererlo, el compositor ayudó a acuñar con el Festival World of Music, Arts and Dance (WOMAD), creado por él en 1980. Precisamente, de la cantera de músicos no-europeos que saltaron a la palestra internacional gracias al apoyo y vocación de Gabriel, es que salió el variado y talentoso personal que dio vida a estos orgánicos sonidos.

Suele ocurrir que las bandas sonoras de películas basadas en historias bíblicas son grandilocuentes y obvias, interpretadas por monumentales ensambles sinfónicos. Aquí pasa todo lo contrario. Sobre la base de lo que podríamos considerar como representaciones más pegadas a la realidad de los desiertos, las calles empedradas y montañas de Judea en el año 1, Peter Gabriel y sus brillantes cómplices consiguen un efecto mucho más convincente que los violines y trompetas de procedencia europea.

Passion es el octavo álbum solista del ex líder de Genesis y además de la voz -a veces natural y otras, procesada electrónicamente-, teclados y ocasionales flautas del autor; cuenta con un selecto equipo multinacional de músicos entre los que destacan los vocalistas Youssou N’Dour (Senegal), Nusrat Fateh Ali Khan (Pakistán), el percusionista Hossam Ramzy (Egipto), Vatche Housepian (Armenia), intérprete del duduk y otros instrumentos de viento, el violinista L. Shankar (India), entre otros. Asimismo, músicos como David Rhodes (guitarras) y Manu Katché (batería), habituales en sus bandas, colaboran también e intercalan sus apariciones con otros destacados músicos de sesión como Nathan East (bajo), Billy Cobham (batería) y David Sancious (teclados). Escuchar temas como Zaar, A different drum, Of these hope, Troubled, It is acomplished y With this love (choir), solo por mencionar algunos, hacen que uno se convenza de que está delante de una obra maestra de la música contemporánea: sus melodías van de lo misterioso y atemorizante a lo celestial y triste, como la historia que cuenta la película.

BONUS TRACK: Nada más irreverente en Semana Santa que recordar al colectivo Monty Python y la última escena de Life of Brian (Terry Jones, 1979). Si no la han visto, se pierden una de las más inteligentes parodias de todos los tiempos. En la última escena, un Gólgota particularmente lleno de crucificados, en trance de agonía, silban y cantan una melodía que podría haber inspirado, por su rebosante optimismo, al clásico Don’t worry be happy de Bobby McFerrin (1988). Always look on the bright side of life, escrita por Eric Idle -uno de los Monty Python- se convirtió en el emblema de este genial sexteto de actores y humoristas británicos que tuvo, entre sus más grandes fans y financistas, al ex Beatle George Harrison.

 

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El compositor disloca el concepto de lo panóptico –“todo lo que se ve”- con fines positivos, altruistas. Proteger la tierra para ser capaces de esparcir la medicina que esta necesita dice Gabriel en uno de sus versos. En ese sentido, Panopticom está en la misma línea conservacionista de clásicos de su discografía como Red rain (álbum So, 1986), Here comes the flood (Peter Gabriel 1, 1977) o su éxito radial Shock the monkey (Peter Gabriel 4, 1982) aunque con un tono mucho más optimista. También ha abordado este asunto, desde diferentes enfoques, a través de sus colaboraciones con Deep Forest -la canción While the Earth sleeps de 1995- o aquella divertida melodía que coescribió junto a Thomas Newman para la película animada Wall-E (Disney/Pixar, 2008), Down to Earth que inclusive fue nominada ese año al Oscar por Mejor Canción Original.

Por supuesto que el medioambiente no es la única preocupación de Peter Gabriel. Desde sus inicios como solista, el ex líder de Genesis se definió como un artista capaz de abarcar un amplio espectro de causas humanitarias y políticas, las mismas que musicalizó desde sus obvias raíces en el prog-rock matizadas con pop, soul y música electrónica -siempre rodeado de colaboradores de fuste como Robert Fripp, Daniel Lanois y Brian Eno- a lo cual incorporó un profundo interés por conocer y dominar las expresiones musicales de África, el Sudeste Asiático y el Medio Oriente, con ayuda de los mejores artistas de estas zonas, adelantándose por lo menos una década al concepto “world music”. Sus grabaciones, durante los ochenta y noventa, junto a artistas como Youssou N’Dour (Senegal), Angelique Kidjo (Benin), Nusrat Fateh Ali Khan (Pakistán) o Hossam Ramzy (Egipto), entre otros, impulsaron sus carreras hasta convertirlas en globales. In your eyes, uno de los temas de su aclamado quinto disco So (1986), es una clara muestra de este aprendizaje.

En este campo Peter Gabriel es un verdadero pionero, capaz de arriesgar incluso su estabilidad económica con tal de conseguir que el mundo occidental abriera sus oídos a las músicas diferentes y exóticas de otras latitudes. En 1980, por ejemplo, organizó un festival llamado Mundo de Música, Arte y Danza -WOMAD por sus siglas en inglés (World Of Music, Arts and Dance)- para dar vitrina a artistas de países como India, Camerún, Burundi, Nigeria, Turquía, entre otros. En aquella primera edición, el WOMAD Festival generó unas inmensas pérdidas y deudas para Gabriel y su equipo organizador. 

Ante la posibilidad de caer en bancarrota, su amigo y productor Tony Stratton-Smith le sugirió reunirse con sus ex compañeros de Genesis para un único concierto, el mismo que se realizó el 2 de octubre de 1982. El histórico reencuentro de Peter Gabriel con Phil Collins, Mike Rutherford, Tony Banks y Steve Hackett, acompañados por Chester Thompson y Daryl Stuermer, se llamó Six Of The Best y generó enorme expectativa entre los fans del grupo, que asistieron masivamente a esta cita irrepetible (de hecho, esta formación de Genesis no volvió nunca a tocar en vivo, solo se juntaron nuevamente en 1999, para grabar una nueva versión de The carpet crawlers, clásico de 1975. Lo recaudado en aquel concierto sirvió para superar el fracaso financiero del WOMAD y le permitió continuar. Del 28 al 31 de julio del año pasado, para celebrar la edición 40 del festival, Peter Gabriel reunió a una constelación de artistas africanos y asiáticos, entre los que destacaron Angelique Kidjo y la legendaria banda de afro-beat Osibisa (Ghana). También estuvieron los norteamericanos The Flaming Lips y el brasileño Gilberto Gil.

El activismo integracionista, político y medioambiental de Peter Gabriel lo motivó también a fundar un moderno y extremadamente bien equipado complejo de estudios de grabación y sello discográfico, Real World. Construidos en la hermosa e histórica ciudad de Bath, al sur de Inglaterra, los Real World Studios son, desde 1989, de los más solicitados por importantes artistas de todo el mundo y, por supuesto, los cuarteles generales de todo lo relacionado a Peter Gabriel y sus colaboradores más cercanos. Uno de los primeros discos que allí se grabó fue Passion, la extraordinaria banda sonora del film The last temptation of Christ de Martin Scorsese, compuesta por Gabriel y por la que recibió un Grammy como Mejor Álbum de New Age en 1990.

Pero en su obra musical también hay espacio para el humor relajado y la ironía, por si están pensando que se trata de un artista dedicado en exclusiva a fruncir el ceño y poner el dedo en las llagas de múltiples injusticias y vicios sociales. Canciones como The Barry Williams Show (Up, 2002) o Big time (So, 1986) muestran ese lado más lúdico que potencia con una muy interesante propuesta audiovisual, tanto en sus videoclips como en sus shows en vivo, en que ofrece un amplio despliegue técnico y creativo -como en esta versión de Growing up de su gira mundial 2002-2003. Sea desde la seriedad de Biko (Peter Gabriel 3, 1980) o Don’t give up (So, 1986, a dúo con Kate Bush); o desde la diversión de Steam (Us, 1992) o la popular Sledgehammer (So, 1986), la coherencia de Peter Gabriel está asegurada.  

Panopticom también se grabó, por supuesto, en los estudios Real World, entre enero y febrero del 2022 y tiene un sonido luminoso, entre lo acústico y lo eléctrico que recuerda ligeramente a su primer single como solista, Solsbury Hill, de 1977. Junto a Peter Gabriel en voz, bouzouki y teclados, sus eternos compañeros de ruta Tony Levin (bajos), David Rhoades (guitarras), Manu Katché (batería) y un invitado especial, Brian Eno (teclados, efectos). Cada ciclo lunar, como decíamos al principio, traerá consigo una nueva canción de i/o acompañada de una pieza de arte que representará al tema. En el caso de Panopticom, el artista plástico David Briggs ofrece una hipnotizante composición de lo que asemeja ser un torbellino rojo sobre fondo negro, hecha a base de transparencias. La creatividad e integridad artística de Peter Gabriel está de regreso. Una buena noticia. 

POST-DATA: Una nueva pérdida para el ecosistema sonoro se produjo mientras cerraba este texto. David Crosby, legendario integrante de The Byrds y Crosby, Stills, Nash & Young, una de las principales voces de la contracultura musical de los sesenta en adelante, dejó de existir el 18 de enero, rumbo a los 82 años. Aquí lo homenajeamos cuando llegó a los 80. Ver nota.

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Lo cierto es que, aunque hay evidentes similitudes entre estas y otras canciones de Klaatu con la etapa más experimental de los Beatles -mellotrones, metales y armonías que van de lo sinfónico a lo psicodélico-, no dan como para confundir a sus intérpretes con los autores de Strawberry fields forever, Penny Lane, All you need is love, Hello goodbye o tantas otras composiciones de ese periodo comprendido entre 1966 y 1969 que produjo fantásticos discos como Revolver, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band o Magical Mystery Tour. De hecho, a las pocas semanas de la publicación de Smith, el norteamericano obtuvo una furibunda respuesta en un artículo titulado “Deaf idiot journalist starts Beatle rumor” –“Periodista sordo e idiota inicia rumor sobre los Beatles”-, publicado en la prestigiosa revista New Musical Express. Sin embargo, la aclaración de los hechos no llegó sino varios años después y Klaatu se benefició de toda esta confusión con la gran expectativa que generó su siguiente álbum, Hope (1967), en el que también hallamos cercanías con los Beatles, en canciones como Long live Politzania o la abridora We’re off you now que suena casi como una copia del clásico Maxwell’s silver hammer, del LP Abbey Road (1969).

En realidad, Klaatu era un grupo canadiense integrado por John Woloschuk (voz, bajo, teclados), Dee Long (voz, guitarra, teclados) y Terry Draper (batería, percusiones), inquietos músicos que admiraban no solo a los Beatles sino también a bandas de pop sinfónico como The Carpenters o progresivas como Pink Floyd, Genesis o 10 cc. Sus primeras grabaciones, que terminarían formando el disco 3:47 EST, las hicieron en los estudios de su “cuarto integrante”, el productor inglés Terry Brown, conocido por trabajar entre 1975 y 1982 con otro famoso trío proveniente de Canadá, Rush.

El disco, editado por un sello local llamado Daffodil Records, llegó a oídos de Frank Davies, productor principal de Capitol Records, quien decidió contratar a Klaatu. Y, efectivamente, fueron Woloschuk, Long y Draper quienes solicitaron de manera explícita mantenerse en el más absoluto anonimato, pero no con la intención premeditada de crear rumores o usurpar identidades sino como una estrategia para medir el impacto de su música sin necesidad de exponerse demasiado. De hecho, entre sus condiciones estaban también no ofrecer entrevistas ni hacer conciertos. Los músicos que únicamente querían proteger sus vidas privadas jamás imaginaron el inmenso éxito comercial que llegó a partir de una nota periodística. “Se convirtió en un monstruo, más allá de nuestro control” dijo, años después, John Woloschuk, uno de los principales compositores de Klaatu.

Gerardo Manuel, en varias ediciones de su sintonizado espacio televisivo de videos musicales Disco Club, contó la anécdota en repetidas ocasiones. Durante buena parte de los años ochenta, el recordado programa finalizaba con una canción de Paul McCartney, la excelente Goodnight tonight (1979), la misma que era acompañada por una simpática secuencia de dibujos animados, de tonos claroscuros, en que veíamos el andar de un hombre común por las calles de Londres. Las imágenes correspondían al videoclip de un tema de Klaatu, A routine day, incluido en su tercer álbum Sir Army Suit (1978). El corto, dirigido por los artistas canadienses Al Guest y Jean Mathieson, es considerado el primer video musical animado.

Aquel primer álbum de Klaatu recibió tanta atención que incluso los Carpenters, por aquel entonces uno de los conjuntos más populares en el mundo entero, decidieron hacer un cover de Calling occupants of interplanetary craft, extraño título de claras influencias beatlescas que incluyeron en su octavo disco Passage (1977). En la melodiosa voz de Karen Carpenter, el tema se convirtió en un éxito radial e incluso televisivo, a través de un especial titulado The Carpenters… Space Encounters, que se transmitió al año siguiente en la cadena ABC. Aquí podemos escuchar la versión de los Carpenters, a la que añadieron un subtítulo aun más raro, The recognized anthem of World Contact Day, en referencia a un movimiento que alucinaba con la posibilidad de establecer contactos extraterrestres, al estilo de la mencionada película de 1951 que fuera reactualizada muchos años después, en el 2008, con Keanu Reeves como protagonista.

Como grupo, Klaatu disfrutó mientras pudo de su accidental popularidad pero, una vez que quedó claro que no eran los Beatles, su carrera fue perdiendo interés a pesar de convertirse en una banda de culto en Canadá. Oficialmente, publicaron dos álbumes más –Endangered species (1980) y Magentalane (1981)- de sonido más pop-rock, antes de separarse en 1982. En el 2005, los tres miembros originales de Klaatu se reunieron para ofrecer un concierto acústico, en un evento denominado KlaatuKon, organizado por sus seguidores. En cuanto a Steve Smith, el periodista que inició el rumor considera que el público fue injusto al ignorar al grupo cuando la verdad salió a la luz. “Siempre creí que era una banda muy talentosa. Hasta hoy lo creo”.

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En Brasil fue un año duro en lo relativo a la pérdida de varias de sus estrellas musicales. Las más notables, por supuesto, fueron las de Gal Costa (9 de noviembre, 77) y Erasmo Carlos (22 de noviembre, 81). Mientras que la primera fue protagonista central del movimiento tropicalista en los setenta, el segundo coescribió junto a Roberto Carlos algunos de sus más grandes éxitos. Canciones como Amada amante, Un millón de amigos, Lady Laura, Detalles, entre muchísimas otras, pertenecen a ambos, compañeros de ruta desde los tiempos de La Joven Guardia. Además, Erasmo Carlos tuvo una sólida carrera en solitario, más orientado al rock. También fallecieron Luiz Galvão (22 de octubre, 87), uno de los fundadores de Os Novos Baianos, banda de rock de enorme influencia en la difusión de los nuevos sonidos brasileños en los años setenta; y el concertista de guitarra Carlos Barbosa Lima (23 de febrero, 77), quien se insertó en la movida jazzera de New York gracias a sus grabaciones junto a Charlie Byrd. Y hablando de jazz, este año partieron el pianista Ramsey Lewis (12 de septiembre, 87), el saxofonista Pharoah Sanders (24 de septiembre, 81) y el también saxofonista Ronnie Cuber (7 de octubre, 80). Mientras que Lewis y Sanders lideraron sus propios conjuntos tras trabajar con estrellas como Ornette Coleman y John Coltrane, Cuber fue un extraordinario músico de sesión, que paseó su saxo barítono con gente como The J. Geil’s Band, Billy Joel, Frank Zappa, Steve Gadd, Eddie Palmieri y la banda residente del conocido programa Saturday Night Live, entre otros.

La música latina también tiene más de un motivo para estar de luto este 2022. Comenzamos recordando al autor de La bikina, el violinista mexicano Rubén Fuentes (5 de febrero, 95), del famoso Mariachi Vargas de Tecalitlán. Fuentes escribió también otros clásicos mexicanos como Cien años o Flor sin retoño, grabados por Pedro Infante, Javier Solís, Pedro Vargas y un largo etcétera. Hace pocas semanas el mundo de la salsa se sorprendió al enterarse de la muerte de Lalo Rodríguez (13 de diciembre, 64), conocido por sus versiones de Ven devórame otra vez o Después de hacer el amor, éxitos de la “salsa sensual”. Otro histórico de la salsa, Héctor Tricoche dejó de existir a los 66 años, el pasado 17 de julio. Tricoche se hizo famoso como vocalista de la orquesta de Tommy Olivencia, con éxitos como Lobo domesticado y Periquito Pin Pin. Y el vocalista/bajista de Los Enanitos Verdes, icónica banda de rock argentino de los ochenta y noventa, Marciano Cantero, falleció el 8 de septiembre, a los 62. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a estrellas de otros géneros como el guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar (27 de agosto, 78), el cantautor argentino Diego Verdaguer (27 de enero, 70), la soprano española Teresa Berganza (13 de mayo, 89), y la cantante Ana Bejerano (2 de enero, 60), quien reemplazara a Amaya Uranga en Mocedades, durante la segunda mitad de los ochenta.

En el ámbito local, el público quedó estupefacto ante la trágica partida de Diego Bertie, quien perdió la vida tras caer desde el piso 14 del edificio donde vivía. Aunque se le asocia normalmente con la actuación, Bertie inició su carrera en la música, como cantante de la banda pop-rock Imágenes, con la que tuvo un par de éxitos radiales –Caras nuevas y Los buenos tiempos- allá por 1987-1988. Años después, se relanzó como cantante con un disco solista del que sonó fuertemente Qué difícil es amar (1997) y, posteriormente, tuvo uno o dos intentos más por reactivar su faceta musical, aunque su popularidad en cine, teatro y televisión fue mayor. Por su parte, Ramón Stagnaro, genial guitarrista que alternó con músicos internacionales en infinidad de sesiones de grabación y conciertos, falleció el 16 de febrero a los 76 años. Ese mes fue particularmente duro con la música nacional pues partieron, casi en seguidilla, el cantante nuevaolero Pepe Miranda (9 de febrero, 80) y, tres días antes, el compositor de fusiones instrumentales Manuel Miranda (6 de febrero, 62). El fundador y director de la popular orquesta de cumbia norteña Armonía 10, Walther Lozada, murió tras una larga enfermedad a los 61 años, el 25 de julio. Finalmente, el 22 de abril el público amante del folklore andino lamentó la partida de la compositora y activista política Martina Portocarrero, a los 72 años.

Otros notables que nos dejaron huérfanos este 2022: Angelo Badalamenti (11 de diciembre, 85), compositor de importantes bandas sonoras; Gregg Philbin (24 de octubre, 75), bajista original de REO Speedwagon; Radu Lupu (17 de abril, 76), pianista rumano de música clásica; Sir Harrison Birtwistle (18 de abril, 87), compositor británico de música instrumental contemporánea y óperas con temas mitológicos; el rapero Artis Leon Ivey, alias Coolio (28 de septiembre, 59), quien se hizo famoso en 1995 sampleando un clásico de Stevie Wonder, Pastime Paradise, con el título Gangsta’s paradise; Martín Carrizo (11 de enero, 50), bajista de la banda metalera argentina A.N.I.M.A.L.; los integrantes de la banda escocesa de hard-rock Nazareth, el vocalista Dan McCafferty (11 de agosto, 76) y el guitarrista Manny Charlton (5 de julio, 80); el vocalista de Screaming Trees y Queens Of The Stone Age, Mark Lanegan (22 de febrero, 57); el saxofonista de Earth Wind & Fire, Andrew Woolfolk (25 de abril, 71); y Calvin Simon (6 de enero, 79), una de las voces originales de los Parliament Funkadelic de George Clinton.

Toda una nueva constelación de estrellas que serán recordadas por siempre por sus aportes al mundo de la música, cada vez más desamparado y sepultado por el mal gusto y la chabacanería repetitva del reggaetón y afines.

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