El investigador principal de Grade asegura que hay un exceso de autoempleo en el país y este se encuentra en una situación precaria. Afirma que al próximo gobernante le toca repensar los temas en materia laboral. Esta situación, dice, no puede seguir así

El investigador principal de Grade, Hugo Ñopo, recordó que una gran parte del empleo en el país es autogenerado. La mala noticia -asegura- es que este empleo resulta precario: La mitad de los hombres en el autoempleo ganan menos de una Remuneración Mínima Vital (RMV) al mes.

Más dramático -afirma- es entre las mujeres: 90% de las autoempleadas ganan menos de una RMV al mes.

A propósito del Día del Trabajo, ayer primero de mayo, analizamos los desafíos que tendrá el próximo presidente para la generación de empleo en medio de la crisis sanitaria.

En la actualidad ¿Cuál es el panorama del trabajo en el Perú?

Hay exceso de autoempleo. Además, tenemos un exceso de trabajo familiar no remunerado. La sumatoria de ambos son la mitad del empleo en el país. Y ambos son muy precarios. El autoempleo genera muy pocos ingresos para las personas que trabajan. Y el trabajo familiar no remunerado, como el mismo nombre lo dice, genera cero remuneraciones. Entonces es más precario. Tenemos un serio problema con el trabajo. Y no nos hemos dado la tarea de repensarlo. Debemos hacerlo profundamente. No puede seguir esta situación.

Los candidatos que pasaron a segunda vuelta tampoco han hecho muchos esfuerzos para tener propuestas concretas en material laboral.

Siendo justos, ninguno de los 18 candidatos tenía propuestas concretas. Esto es sintomático de lo siguiente: 1) No nos hemos dado la tarea de reformar, o sincerar la legislación laboral: ¿Qué se puede financiar y qué no? 2) Simplificar la legislación laboral. Esto no necesariamente significa recortar derechos. 3) Luego hacer más efectiva la fiscalización.

¿Cuánto ha cambiado la situación del empleo en el Perú comparada a la era prepandémica?

Este último año es bastante atípico y toca pensar en el mediano plazo. Así como hemos tenido dos o tres décadas de crecimiento económico, gracias a buenas políticas macro; toca pensar en buenas políticas micro para las siguientes dos o tres décadas.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué en las últimas décadas se precarizó el trabajo y no se desarrollaron las condiciones para un trabajo digno?

Voy a la primera parte de la pregunta qué es muy importante. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no nos damos a la tarea de repensar el mercado del trabajo? La discusión alrededor de esto es como estar en un campo minado. Es un terreno de posiciones dogmáticas en ambos extremos. Un ejemplo de eso son los planes de gobierno de los candidatos a la segunda vuelta. Cada uno se posiciona en un extremo dogmático y se ha abandonado el justo medio. Lo que necesitamos es que esas dos posiciones extremas y dogmáticas se acerquen. Cada una, un poquito, hacia un centro equilibrado y encuentren puntos de concordancia que hoy no la hay.

¿Por ejemplo?

Lo que para unos son derechos laborales, para otros son sobrecostos. Lo que para unos es estabilidad laboral, para otros es inflexibilidad de la contratación. Es verdad, son dos caras de una misma moneda. Lo que toca es reconciliar ambos para que se genera esta situación de gana-gana. Debe verse la integración. Y eso se consigue con diálogo, que hemos abandonado como sociedad. Necesitamos retomarlo.

Cómo usted lo ha señalado, pareciera que los planes de Perú Libre y de Fuerza Popular están mirando a la misma luna, pero siempre en dos caras opuestas. En esa línea ¿Cuán complicado es este diálogo? Parecería inviable…

Es complicado, pero no por eso vamos a abandonar la tarea. Toca enfrentarla. Que no sabemos dialogar, que no tenemos la institucionalidad para un buen diálogo, es cierto. Pero toca aprender y generar los espacios para ese buen diálogo.

Para darnos una cachetada de realidad, podría recordarnos ¿Cuáles son las condiciones de precariedad en las que están los trabajadores hoy en día?

Esto lo hemos visto múltiples veces. Con los jóvenes que murieron incendiados en Las Malvinas, con los jóvenes electrocutados en Mcdonalds. El afán desmedido de lucro en un contexto que la regulación no se fiscaliza adecuadamente hacen que tengamos esta situación tan precaria. Y cuando la situación es precaria, la pita se rompe por el lado más débil.

¿Por qué este crecimiento económico no ha servido para generar mejores condiciones laborales? ¿En qué hemos fallado todos?

Parte del diagnóstico de hace dos décadas era que los sindicatos eran una piedra en el zapato. Entonces la tarea consistió en minimizarlos. Eso se ha conseguido pero lo que hoy tenemos es un desbalance de poderes. Por eso estamos en esta situación. Esa es una de las razones. Puede haber una legislación, una normativa que equilibre un poco más la cancha. Lamentablemente, la normativa que hoy tenemos es abundante, de 1800 páginas. Y barroca. Cuando uno lee la legislación encuentra múltiples zonas grises, vacíos, contradicciones. Es muy compleja la legislación laboral. Toca simplificarla.

Pero no solo debe quedar en un tema de legislación…

Hay un tercer punto. Por más que la normativa sea perfecta. Aquí de lo que se trata es ser una mejor sociedad. Una donde todos nos podamos mirar como iguales. Y no una donde un empresario se sienta en condiciones o capacidad de explotar a sus operarios. Eso no debería suceder. Y más allá de cualquier legislación, debería estar en la consciencia de cada persona, de cada empresario que decide dar condiciones dignas de empleo, de cada empresario que juzga lo que han sido sus ganancias previas y después decide si pone en suspensión perfecta a sus empleados o no. Hace falta un poco más de consciencia. Eso se resuelve con que cada uno de nosotros cambie un poquito.

¿El emprendedurismo está muy romantizado en el Perú?

Exactamente. La legislación está hecha de forma tal que un microemprendedor no tiene incentivos para crecer, porque si crece ya le toca pagar más impuestos. Entonces la legislación pese a sus buenas intenciones termina condenando a las empresas al enanismo. Esto trae problemas de productividad. Ese es el problema.

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Día del trabajo, Grade, Hugo Ñopo, Trabajo

No encuentro las condiciones autoritarias predisponentes que Steve Levitsky halla en el proyecto fujimorista actual. Nadie duda, por cierto, del gen autócrata que anida en una candidata que, inclusive, basó su estrategia de primera vuelta en resaltar la “mano dura”.

Pero no le sería posible emprender esa ruta, reeditando los parámetros autoritarios de los 90, así lo quisiera. ¿Puede controlar el Poder Judicial y el Ministerio Público? No puede. Hay una flamante Junta Nacional de Justicia que ha reemplazado al corrupto Consejo Nacional de la Magistratura y la JNJ está blindada constitucionalmente. Para tumbárselo necesitaría controlar siete poderes del Estado.

¿Puede tumbarse el Tribunal Constitucional y lograr así una última instancia que avale sus eventuales devaneos autoritarios? Es imposible. Es cierto que toca cambiar a seis de los siete magistrados del TC que ya cumplieron su mandato, pero para hacerlo, se requiere de 87 votos que no tiene.

Keiko Fujimori podría lograr en el Parlamento una coalición de 65 parlamentarios a lo sumo, sumando los propios de Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Renovación Popular, Avanza País y hasta los de Somos Perú. Con ese número apenas logrará aprobar leyes, evitar que la vaquen o que le censuren ministros a cada rato. No más que eso.

Levitsky no le da relieve a que el experimento autoritario de los 90 fue posible gracias a un golpe respaldado por las Fuerzas Armadas y a una elección posterior del Congreso Constituyente Democrático donde Fujimori obtuvo mayoría absoluta. Y Montesinos labró el control de ciertos circuitos del Poder Judicial en labor de años, con el objeto paralelo de administrar la autoridad electoral.

¿Eso puede o quiere hacer Keiko? Es imposible. Los poderes fácticos que supuestamente la podrían respaldar están muy venidos a menos. Los gremios empresariales, los medios de comunicación y la tecnocracia liberal -la trenza derechista- no pesa hoy ni la mitad de lo que podía hacerlo hace diez años. Y las FFAA de hoy están dirigidas por quienes eran jóvenes oficiales que vieron la podredumbre del montesinismo y la cárcel de sus superiores. ¿Se sumarían graciosamente a un proyecto autoritario?

Keiko va a tener una oposición fuerte en el Congreso por más que Perú Libre se parta en tres si Castillo pierde. Y tendrá además una calle antikeikista dispuesta a movilizarse al menor atisbo de autoritarismo. Y ya vimos cómo bastaron algunos miles para tumbarse a un gobierno.

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Encuestas, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Irene Salvador y las mujeres de “La Masacre de Huacho”.

Las primeras décadas del siglo XX, tuvieron especial importancia en la historia del movimiento obrero peruano, pues son los años en los que confluyen las grandes reivindicaciones por los derechos de los y las trabajadoras. Este momento convulsionado por huelgas y movilizaciones, tiene como uno de sus grandes hitos, el derecho a la jornada laboral de ocho horas de trabajo, obtenido en 1919.

Esta victoria, sin embargo, fue producto de sostenidas huelgas en años previos, una de ellas, fue la huelga de Huacho en la que pierden la vida un grupo de mujeres, reconocidas como las primeras mártires del movimiento de trabajadores.

A inicios del 1900, las haciendas en Huacho, estuvieron caracterizadas por contar con trabajadores que, a la vez de jornaleros, eran pequeños propietarios de tierras. Esto significó que las mujeres tuvieran que participar activamente de las actividades agrícolas para cubrir las dobles jornadas necesarias, para cubrir el trabajo en sus tierras y las de las haaciendas.

Cabe señalar que, además de las labores del campo y las tareas domésticas, las mujeres también trabajaron como placeras o seroneras, comercializando su propia producción en el mercado de abastos.

La primera huelga de trabajadores agrícolas de Huacho se lleva a cabo en 1916, entre su pliego de demandas estaba la reducción de las horas de trabajo de 10 a 8 horas y el aumento de salario. Las exigencias de los jornaleros fueron aceptadas a cambio del cese del paro. Lamentablemente, los dueños de las haciendas no cumplieron ninguno de los acuerdos producto de la negociación.

Es así que el 7 de junio del 1917 se retoma la huelga en Huacho en la que las mujeres agricultoras y seroneras tendrían un rol protagónico. El 11 de junio y por decisión de la Sociedad Unión Jornaleros de Huacho se dio inicio a la Huelga de Placeras. Irene Salvador, dirigenta visible, organiza el cierre del mercado de abastos. De acuerdo a lo señalado por el Diario El Tiempo del 12 de junio de 1917, “esto se realizó para ejercer presión por medio del desabastecimiento de alimentos e influir en la terminación de la huelga”.

Otra labor importante que ejercieron las mujeres, fue gracias a su desplazamiento constantemente del campo a la ciudad en su labor de comerciantes. Durante la huelga, ellas se encargaron de recolectar las donaciones de las Sociedades Obreras y de los pequeños comerciantes de la ciudad, para garantizar el sostenimiento de la olla común.

El 14 de junio de 1917 se dio lugar lo que se conoce como La Masacre de Huacho. Ese día, debía llevarse a cabo una negociación entre los hacendados y los huelguistas, teniendo como mediador al subprefecto. Las mujeres, lideradas por Irene Salvador, se movilizaron en dirección a la subprefectura para exigir una intervención justa y pronta solución al conflicto, que para entonces ya llevaba varios días.

Las mujeres son reprimidas por aproximadamente 300 gendarmes armados. La dirigente Irene Salvador, solicita que le sea permitido entrevistarse con el subprefecto y ante la negativa se producen forcejeos y enfrentamientos.

Las fuerzas del orden, en clara posición de ventaja y abuso de poder, hacen uso de armas de fuego y bayonetas, una de ellas atraviesa en el pecho a Irene Salvador y seguidamente a la dirigenta Manuela Chaflojo, posteriormente, van cayendo muertas y heridas más seroneras.

El Diario El Tiempo del 16 de Junio de 1917 publicó la relación de nombres de las trabajadoras muertas en el enfrentamiento: “Luz Díaz (bala en el pecho), Margarita Estupiñan ( bala en el pecho), Isabel Rosadio (bala en el vientre), María liecho (atravesada por un bayenotazo), Jesús Muñoz (bala en el pecho), Micaela Estupiñan (bala en la cabeza), Ruperta Montes (atravesada por un bayenotazo)”.

María Jesús Alvarado, intelectual y activista por los derechos de las mujeres, levantó su voz de protesta y escribió en distintos periódicos anarcosindicalistas sobre la participación y masacre de las mujeres en la huelga de Huacho.

Señaló lo siguiente: “Mientras en la capital se respetaba el derecho de los huelguistas varones, fuesen justos o exagerados en sus reclamaciones, a un paso de la ciudad se mataban a las mujeres que por primera vez elevaban su voz al capitalismo, pidiéndole un trozo más de pan para acallar el hambre…”

Tenemos una gran deuda con la memoria de las mártires de la masacre de Huacho, su sacrificio ha quedado en el olvido, y tanto sus nombres como sus imágenes se han ido borrando con el tiempo.

No las olvidemos y sigamos su ejemplo, pues es gracias a estas valientes mujeres que hoy en día nosotros y nosotras tenemos condiciones laborales más dignas.

Sin luchas no hay victorias.

¡ Feliz día de las y los trabajadores !

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1 de mayo, Día del trabajo, Irene Salvador

Hubo un tiempo en que escuchar radio o ver videoclips en televisión era garantía de sano entretenimiento, aprendizajes múltiples y buena música, interpretada con creatividad y talento. Pensaba en esto a propósito del cuarenta aniversario de Business as usual, álbum debut de Men At Work, lanzado en 1981, a través del sello discográfico Columbia Records.

El quinteto formado en 1978 en Melbourne se convirtió en uno de los animadores de los nacientes ochentas, con un estilo fresco y divertido que no por eso dejaba de ser interesante y agudo, en medio de una escena que iba recomponiendo sus propuestas y valores estéticos, tras la asonada punk británica y el rock norteamericano para estadios. En solo dos años, esta banda lanzó producciones que hasta hoy forman parte de la programación emocional de nuestros recuerdos, y que ayudaron a definir el espíritu de aquella década, como Billy Idol, Cyndi Lauper y Culture Club.

Colin Hay (voz, guitarra), Ron Strykert (guitarra), Greg Ham (vientos, teclados), John Reese (bajo) y Jerry Speiser (batería) llegaron portando el estandarte australiano, como lo hicieron los Bee Gees en los sesenta o Little River Band en los setenta. El pop-rock producido en la tierra de los canguros no tiene un sonido propio pero condensa, en sus multiformes manifestaciones, su capacidad de adaptación y aprendizaje. Así, artistas tan diversos como Nick Cave & The Bad Seeds, Air Supply, Kylie Minogue, Crowded House, The Go-Betweens, Dead Can Dance o Tame Impala han mantenido a Australia en el radar mundial de los fanáticos de la buena música como un país pródigo en la formación de talentos capaces de competir, de igual a igual, con sus pares de EE.UU. y el Reino Unido.

Si INXS fue el grupo cosmopolita y fashion, Midnight Oil la conciencia social política y Ac/Dc la aplanadora rockera por excelencia, Men At Work representó la sensibilidad comercial y relajada de la new wave australiana, una alternativa divertida y ajustada a las coordenadas estilísticas de una década en que la imagen lo era todo. Con su sonido prístino y sus alocados e histriónicos videos, los hombres trabajando se pusieron a la vanguardia pero de manera ingeniosa, con un alto nivel de aceptación por parte de los nuevos públicos consumidores de MTV. Para cuando lanzaron su segundo LP, ya habían alcanzado el estatus de clásicos que los acompaña hasta ahora.

Podríamos definir el sonido y look de Men At Work como una mezcla del reggae-punk de The Police y la sofisticación de Roxy Music o Spandau Ballet. La voz aguda de Hay, a ratos similar a la de Sting; las guitarras reverberantes de Strykert y Hay; la sólida base rítmica de Speiser y Reese; y el amplio rango de acción de Ham; hicieron que sus canciones tuvieran, a contramano de las mencionadas influencias, una personalidad propia, reconocible de inmediato. Esa capacidad para hacerse notar, en una década tan rica en opciones y géneros, los colocó por encima de sus contemporáneos durante una breve y muy exitosa carrera discográfica, que los convirtió en orgullo de su país.

Down under es, desde luego, su canción más emblemática y recordada. Considerado un himno australiano moderno, por la forma tan sencilla que usa para definir elementos de su cultura, clima e idiosincrasia, el tema fue el single principal de Business as usual e incluso fue tocada en la clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney, en el año 2000, por Hay y una alineación totalmente diferente de Men At Work, cuya formación original se había disuelto a mediados de los gloriosos ochenta. La línea de flauta que caracteriza a esta canción generó controversia por una acusación de plagio presentada en el año 2007, en la que se aseguró que el grupo había usado, sin autorización, la melodía de un antiguo tema infantil muy popular en Australia, titulado Kookaburra sits in the old gum tree (Kookaburra es el nombre de una pequeña ave de los bosques de Australia y Nueva Guinea). Al final de engorrosos cuestionamientos, el grupo tuvo que desembolsar una fuerte suma de dinero en regalías a los albaceas de la profesora de escuela Marion Sinclair, que había escrito originalmente la melodía en los años treinta.

Pero hay otras canciones notables en aquel LP de la carátula amarilla: Underground, Helpless automaton, Be good Johnny, I can see it in your eyes. Y, especialmente, Who can it be now?, un satírico ejercicio de crítica al sistema de cobranzas coactivas con el que la banda se dio a conocer. Todas estas canciones le aseguraron la posteridad a Men At Work y permitieron que el público aguardara con suma expectativa su segunda placa, la cual llegó en 1983, bajo el título de Cargo. Aun con Down under triunfando en las listas de éxitos de todo el mundo –fue #1 simultáneamente en EE.UU., Inglaterra, varios países europeos y latinoamericanos ese año- la banda colocó tres temas más en las radios: Dr. Heckyll & Mr. Jive (una graciosa alteración de la clásica novela gótica del siglo 19 del escocés R. L. Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll & Mr. Hyde), It’s a mistake y No restrictions, con divertidos videos de alta rotación en los principales programas de la época, que privilegian una actitud burlesca, cómica, a mitad de camino entre Devo, The B-52’s y Talking Heads. Sin embargo, en Overkill mostraron una faceta melancólica, ligeramente oscura, diferente al festival de personajes desfachatados, videos infantiles y funny faces de sus singles previos. El tema se convertiría en uno de sus más grandes éxitos.

Lamentablemente, para su tercer y último disco oficial, Two hearts de 1985, los Men At Work ya había iniciado su prematuro descenso, con la salida de Speiser y Reese. Aunque hubo posteriores reuniones, esporádicas giras -como la que generó el disco en vivo Brazil, en 1996- y apariciones públicas –como la de las Olimpiadas de Sydney- el grupo desapareció formalmente de escena antes de iniciarse la década de los noventa.

En el siglo 21, el cantante y guitarrista Colin Hay dio un nuevo impulso a su carrera como integrante de la All-Starr Band, el proyecto liderado por el Beatle Ringo Starr, en el que reúne a destacados ex integrantes de grupos famosos de los setenta y ochenta. Paralelamente, lanzó varios álbumes como solista y permaneció de gira con diversas encarnaciones de Men At Work (incluso tocó en Lima, en el año 2006, en el María Angola). La muerte, en el año 2012, de Greg Ham, a los 58 años, acabó con las posibilidades de reunión de la banda original, siempre abiertas hasta entonces, a pesar del amargo alejamiento entre Hay y los demás, especialmente del co-fundador Ron Strykert, a quien incluso denunció por amenazarlo de muerte hace diez años.

Durante el 2019, Colin Hay armó una nueva versión de Men At Work, acompañado de una banda de músicos de sesión de Los Angeles, la mayoría de ascendencia latinoamericana, entre los que destaca la multi-instrumentista Scheila González (saxos, flautas, teclados, percusiones, guitarras), conocida para los fans de Frank Zappa por su trabajo junto a Dweezil, hijo del legendario guitarrista. La cantante peruana de fusión y ritmos latinos Cecilia Noël, radicada en EE.UU. y casada con Hay desde el 2002, también formó parte de ese relanzamiento que incluyó algunas presentaciones antes de la llegada del COVID-19.

En 1983, Men At Work fue el primer grupo australiano en obtener el Premio Grammy a Mejor Artista Nuevo, categoría en la que compitió con otros pesados de la new wave –The Human League, Stray Cats, Asia- que son hoy considerados clásicos, cuarenta años después. Me pregunto, escuchando sus canciones y recordando aquellos tiempos en que niños y adolescentes éramos expuestos a sonidos más agradables y mejor concebidos que los soporíferos bostezos de Billie Eilish o los escarceos porno-style de Megan Thee Stallion, las dos últimas ganadoras de tan desprestigiado trofeo… ¿Qué provocó este encanallamiento de la industria musical? ¿Alguien se acordará de ellas o sus competidoras el 2061?

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Melómano, Música, New wave

Es creador de chambea.la, plataforma que conecta emprendedores con más clientes. En el Día del Trabajo, recuerda que creó su app para cumplir la promesa que le hizo a su madre, quien falleció por Covid-19: Ayudar a más peruanos a sacar adelante sus negocios.

 

Emprender es un camino complejo, y lo es aún más cuando el único camino es empezar de cero en una nueva tierra. Con el negocio quebrado de su padre y en busca de mejores oportunidades, José Soto y su familia se vieron en la necesidad de emigrar cuando tenía tan solo 17 años. Hoy, a sus 45 años, el ingeniero de sistemas que reside en Florida, es también el creador de Chambea, un espacio para conectar a clientes y proveedores de servicios a través de una aplicación.

“Chambea es una oportunidad para que los trabajadores puedan tener su propio negocio virtual totalmente gratis, con la ventaja de gestionar sus propios horarios, precios y distancias”, comenta Soto, sobre esta aplicación que impulsa el trabajo independiente incluyendo servicios de todo tipo, como educación, construcción, peluquería, y más.

En el Día del Trabajo, José Soto cuenta que esta plataforma nace de su deseo de hacer más sencillo el camino del emprendimiento a los peruanos, pues conoce las dificultades muy de cerca. Tras haber trabajado en áreas de sistemas en bancos y canales de televisión e invertido en bolsa, José Soto decidió que era momento de elegir el camino del emprendimiento. Ya de joven había visto buenos resultados al realizar ventas de equipos tecnológicos desde el garaje de su casa, de la mano de su hermano. El camino independiente nunca le fue ajeno. Y por eso, verlo ahora, como CEO de Chambea es consecuencia de una vida de trabajo. Su objetivo, dice, es que su aplicación se convierta en una especie de Amazon o Mercado Libre de los servicios.

“Lo más difícil de emprender es la inseguridad. Cuando trabajas para alguien, sabes que vas a recibir un pago fijo a fin de mes, pero para mí, los empleos no son eternos pues siempre está la posibilidad de que te den de baja y eso puede arruinarte la vida. Cuando sales de esa zona de confort, puedes explotar todas las cosas que eres capaz de hacer”, asegura el emprendedor.

Promesas por cumplir

Previo al lanzamiento de Chambea, José conversaba siempre sobre sus proyectos con su madre. “Ella me decía ‘papito, tienes que ayudar a la gente’ y el proyecto se volvió más personal”, cuenta. Hace unos meses, su madre falleció a causa del Covid-19 y la promesa de ayudar a más emprendedores y peruanos trabajadores resonó por completo en José. “Mi objetivo es que quienes no cuentan con los fondos requeridos para empezar un negocio, puedan encontrar chambas, empleos, y dar a los clientes más opciones para que ahorren contratando a gente independiente”, indica Soto.

En Chambea, los trabajadores independientes, llamados “chambeadores”, pueden indicar en sus perfiles, los servicios que ofrecen, consignando precios, experiencia, antecedentes y zona de trabajo. Esta aplicación permite la búsqueda rápida y eficaz de servicios, diferenciada de otras plataformas de empleo ya que no cobra membresías, sin retención a los pagos de los trabajadores, ni necesidad de inversión en publicidad. Por lanzamiento, esta aplicación es gratis para todos y eventualmente, Chambea cobrará un monto mínimo a los proveedores de servicios sólo cuando consigan una chamba. Además, la aplicación manejará una filosofía de cargo mínimo, en lugar de cobrar a partir de comisiones.

“Yo quiero que el teléfono sea una oficina virtual. Que los mecánicos, gasfiteros, estilistas, tutores, trainers o abogados puedan ser contactados en Chambea y así poder trabajar a domicilio. Incluso algunos trabajos ya no requieren de la presencialidad”, apunta Soto, entendiendo que la pandemia afectó el empleo de millones de peruanos.

Esta plataforma, además, cuenta con una sección de comida, para que los restaurantes pequeños que no tienen la facilidad de aparecer en las aplicaciones más populares de delivery, tengan la oportunidad de alcanzar a más clientes. “Queremos darle la oportunidad de vender más a las personas fuera de las zonas de reparto, o lejos de las grandes ciudades”, indica.

El futuro de Chambea

Si bien esta nueva plataforma está disfrutando de la etapa de lanzamiento con las inscripciones de chambeadores y clientes, para José no hay límites sobre cuánto seguir creciendo. Lo que desea en un futuro próximo es que Chambea sea también una plataforma educativa, donde los chambeadores puedan dar seminarios y workshops especializados en base a su experiencia.

La aplicación ya se encuentra disponible para dispositivos Android y iOS. Adicionalmente, Chambea también estará disponible para territorios como Latinoamérica, España y Estados Unidos, ofreciendo soluciones a millones de trabajadores, así como a clientes, quienes podrán disfrutar de una búsqueda eficaz e inmediata de servicios desde su hogar. Puedes acceder a la web, ingresando a www.chambea.la.

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Chambea, chambea.la, José Soto
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