Castillo no se ha moderado ni se va a moderar. Sabe que a la gente no le importa que tenga vínculos con grupos filosenderistas, que no tenga plan de gobierno orgánico, que tenga un equipo técnico improvisado a última hora, que aparezca a su lado un psicópata ideológico como Cerrón (o su deslenguado congresista Guillermo Bermejo, quien ha mostrado las reales intenciones totalitarias de Perú Libre en audio difundido anoche).

Castillo no se va a poner el polo blanco. No se va a “ollantizar”. La izquierda en el Perú considera lo de Humala una traición imperdonable. Y lo demuestra con la publicación de su plan de gobierno “Perú al Bicentenario libre de corrupción”, que no hace si no ratificar el esquema estatista e intervencionista acorde a su pretensión final: aumento de la inversión social estatal, economía mixta, subsidios temporales (agua, luz e internet), no competencia desleal de importaciones, crédito barato a agro y pymes a través del Banco de la Nación, disminuir la importación de alimentos, revisar el “acaparamiento” de tierras (golpear los grandes proyectos agroexportadores), nuevas reglas e impuestos y regalías a las “sobreganancias”, renegociación de los contratos de estabilidad tributaria, la construcción de elefantes blancos como los gasoductos estatales en el sur, etc.

Y la cereza del postre, la convocatoria abiertamente inconstitucional a un referéndum y a una posterior Asamblea Constituyente. Castillo juramenta ante la Conferencia Episcopal, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Transparencia que va a respetar los cauces constitucionales para cualquier reforma y a renglón seguido anuncia en su plan de cien días zurrarse en la Carta Magna y en la práctica proponer un autogolpe constitucional.

Allá quienes se quieran creer el cuento de que el de Castillo es un proyecto de izquierda transformadora y democrática. Estamos ante una amenaza autoritaria que conducirá al país el caos, y que conllevará la destrucción de todo lo bueno que se ha avanzado en estos años de vigencia del modelo económico, y en el agravamiento de los problemas subsistentes.

No se viene una alternancia a la chilena, si gana Castillo. Estamos ante un proyecto de control total del poder, de perennización en él y de descalabro de la economía nacional y el empobrecimiento masivo de la población, entre ella la que irracionalmente expresa su intención de votar por él, proyecto al que increíblemente se ha sumado un sector de la izquierda dizque moderna y profesionales independientes cuya ingenuidad linda con la complicidad.

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Elecciones 2021, Pedro Castillo, Perú Libre

Emprender requiere de determinación, organización y un capital base para empezar. Aunque uno crea que se necesita juventud para hacerlo, la edad no es un factor decisivo. Según el Global Entrepreneurship Monitor, el 15.5% de los emprendimientos establecidos en el Perú son administrados por personas entre los 55 y 64 años.

Por ello, nunca es tarde para emprender. Se necesita tener una buena idea, muchas ganas de materializarla, una perspectiva de negocio, conocer las posibilidades que ofrece el mercado actual y conseguir financiación.

La historia más conocida a nivel mundial sobre emprender a la tercera edad es la del “Coronel Sanders”, que tenía 62 años cuando formó la franquicia Kentucky Fried Chicken.

En el Perú, la pandemia obligó a muchos adultos mayores a emprender, ya sea por necesidad, por ausencia de ingresos o por oportunidad, pues vieron un nicho en el mercado que podían explotar con sus negocios.

Dos ejemplos peruanos son: Gloria Ramos y Enrique Cuadros, una pareja de adultos mayores de 70 y 80 años con discapacidad auditiva que crearon Gloren, un emprendimiento surgido en pandemia que ofrece juegos de mesa hechos en madera y pintados a mano. Iniciaron su negocio de venta de juegos de ajedrez, damas y ludo como una forma de pasar las horas de encierro producto de la cuarentena. Ya han vendido más de 500 juegos.

También se encuentra Ebert Tassara, del Taller de Ebert. Un emprendimiento de un electricista de 78 años que creó trípodes para colocar los celulares y ya ha puesto en el mercado más de 1000 unidades.

Se trata de ejemplos que nos demuestran que, para emprender, no hay edad.

Claves para emprender en la tercera edad

Pablo Coloma, gerente general de Emprende, entidad del grupo de la Fundación Microfinanzas BBVA, indica que una de las claves de estos negocios es desarrollarlos en tamaños que puedan ser adecuadamente administrados. “Lo ideal es que los emprendedores comiencen sus servicios de modo pausado, primero con una pequeña actividad que puedan controlar y comercializar adecuadamente y que vayan creciendo de a poco”, señala Coloma.

Lo atractivo de las oportunidades laborales autogeneradas para los jubilados es que pueden seguir teniendo ingresos y realizar actividades a tiempo parcial desde el propio hogar. Dirigir la propia Mype puede ayudar a mantenerse motivado, feliz, saludable y activo en los próximos años, así como a complementar los ingresos.

Entre los años 2000 y 2050, la proporción de la población mundial con más de 60 años se está duplicando y llegará al 22% al final del período, pasando de 605 millones a 2.000 millones, de acuerdo a información de la OMS. En ese sentido, emprender y sostener un negocio durante la tercera edad no será un hecho extraño, más bien es parte de la nueva y antigua normalidad.

Finalmente, un emprendedor de 65 años demuestra tener experiencia en los negocios, pues ha trabajado gran parte de su vida.  Encuentra una motivación laboral pasada la jubilación y le permite mantenerse activo. Además, tiene sabiduría laboral, lo que significa que puede ser un buen mentor. Esto servirá para guiar y formar nuevos trabajadores bajo un modelo de disciplina y responsabilidad. Como ven, para emprender, no hay edad y les sobra experiencia.

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65 años, emprender, experiencia

Junto a Alba Ñaupas

Luego de la actuación aplastante de su mayoría parlamentaria, la nueva bancada de Fuerza Popular dice querer enmendar los errores del pasado. ¿Qué hace para lograrlo? Buscan los consejos de quienes les hicieron ganarse a pulso la etiqueta de obstruccionistas.

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Congreso, Elecciones 2021, Fuerza Popular, Keiko Fujimori

Imagínate una conversación con alguien que conoces desde hace muchos años. Por lo tanto, tú “sabes” cómo es esa persona. Tú “conoces” muy bien a esa persona, tú sí “sabes” cómo es que esa persona piensa y actúa. Entonces, tomando en cuenta este contexto, que debe ser lo que muchas veces sucede en tu vida, te pido te hagas una pregunta con total honestidad: Cuándo esa persona te está hablando, ¿Realmente crees que escuchas lo que la persona te dice, o escuchas lo que tú crees que te está diciendo? Me imagino que, para muchos de ustedes podría haber aparecido una segunda pregunta: ¿De qué me está hablando? Así que antes de que te quedes atrapado por la pregunta o dejes de leer este artículo, que te puedo asegurar te permitirá abrir muchas posibilidades, voy a explicártelo de la mejor manera posible.

Todos tenemos diferentes personas en nuestras vidas. Algunas han estado por mucho tiempo y otras por un corto periodo.  Sin embargo, de todas y aseguro de todas, tenemos una idea de cómo es esa persona, cómo piensa y cómo actúa.

En algunos casos más, en otros casos menos, pero aseveramos como verdad, y en algunos casos no somos conscientes de estos pensamientos, que tal o cual persona es como nosotros nos hemos “inventado” que es.

No es el punto si tenemos razón o no (te invito a leer un artículo de esta columna ¿Tener éxito o tener la razón?). La pregunta es: si eso que nosotros creemos de la persona (lo cual genera ciertos filtros), ¿realmente es la verdad? Y si eso será, en mayor medida, lo que determina la forma y lo que escucho cuando habla. O, mejor dicho, lo que creo que está diciendo esa persona, que como ya te dije, puede ser lo que escucho pasado por los filtros de lo que creo de la persona.

Digamos que Pedro es una persona que usualmente no habla, o habla poco. Pero esas pocas veces que habla usualmente es para decir algo que no funciona o negativo sobre una persona, situación o cosa. Es bastante “lógico” suponer que lo próximo que diga va a estar alineado con su “modus operandi” y será algo destructivo más que constructivo. Más desde lo que no funciona, que de lo que sí funciona. Pero ¿Y eso es la verdad absoluta? o ¿Eso es lo que nos hemos inventado por los filtros que tenemos?, ¿Será posible que en realidad ya ni siquiera escuchamos lo que él dice, sino que escuchamos lo que nosotros creemos que va a decir?, ¿Podría ser que estamos condicionados a escuchar lo que ya sabemos o creemos que va a decir?

Cuántas veces nos puede estar pasando que nos perdemos escuchar lo que las personas a nuestro alrededor nos dicen, cuantas oportunidades no vemos, en este caso no escuchamos, porque creemos conocer lo que esa persona va a decir. ¿Cómo sería no saber?, porque en realidad, sí queremos escuchar lo que esa persona está diciéndonos. Lo primero que debemos hacer es abrirnos a la posibilidad que necesitemos dejar de “saber” para poder escuchar aquí y ahora. Es decir, debemos dejar de tener la razón que nosotros ya sabemos que es lo que va a decir.

Imagínate por un momento que Pedro te está hablando y en vez de escuchar selectivamente lo que quieres escuchar para tener la razón de lo que tú sabes de Pedro, escuches “todo” lo que Pedro tiene para decirte.  Más aún, que cuestiones si lo que hasta ahora pensabas de Pedro, es cierto o es solo un invento que has ido creando.  Que te abras a la posibilidad de estar equivocado y escuches una nueva versión de Pedro, una que te funcione de él.

Cómo sería si a cada una de las personas de tu vida, les dieras la oportunidad de escucharlos como si fueran “nuevas”.  Es decir, como si no supieras nada de ellas, como si toda la información acumulada no fuera cierta y que no quieres verificar.  Como sería dar un lienzo en blanco a cada persona en cada momento. Un lienzo en el cual se puede escribir una historia que funcione y lleve a mejorar la relación, sea cual ésta sea. Piensa en la cantidad de veces que por escuchar lo que quisiste o lo que creíste que la persona dijo, desencadenaron resultados negativos.  Ahora piensa en los nuevos resultados que podrías tener si aplicas “un lienzo en blanco” a cada persona al momento de escucharlos y los resultados que ahora son posibles. Comienza a practicar el escuchar a las personas y dejar de escuchar lo que ya sabes. ¿Qué posibilidades ves o, mejor dicho, qué nuevas posibilidades escuchas?  Éxito en tu nueva forma de escuchar.

Hace menos de una semana el congreso peruano aprobó, con 49 votos a favor, la creación de una comisión para investigar los posibles efectos positivos del dióxido de cloro en relación al COVID-19. Muchas personas han señalado que con esto el congreso le está abriendo formalmente la puerta a la pseudociencia. Pero, ¿qué es la pseudociencia?

Cuando hablamos de pseudosciencia no nos referimos a casos de ciencia ‘mal hecha’, en la que los malos resultados se obtienen debido a errores metodológicos o de razonamiento (ej. cuando quieres hacer generalizaciones acerca de todos los adultos, pero estudias solamente a adultos hombres). Tampoco estamos hablando de casos de fraude científico, en los que científicos inescrupulosos alteran sus resultados o métodos intencionalmente con el propósito de engañar (ej. el famoso estudio de los noventas que reclutó niños con tendencia genética al autismo para ‘probar’ que las vacunas causan autismo). Del mismo modo, no nos estamos refiriendo a disciplinas o prácticas no científicas que ni siquiera pretenden serlo, como la literatura o la mayoría de las religiones. El asunto que nos ocupa es más profundo: ¿Cómo sabemos si una disciplina o una afirmación que pretende ser científica en verdad lo es? En filosofía, a este se le llama el problema de la demarcación.

Muchas ciencias han hecho afirmaciones equivocadas, y muchas pseudociencias de vez en cuando atinan a decir la verdad. Por lo tanto, no podemos resolver el problema de la demarcación diciendo simplemente que las ciencias dicen la verdad, y las pseudociencias se equivocan siempre.

Desde mediados del siglo pasado, ha habido varios intentos de solucionar este problema, siendo el más famoso el del filósofo austriaco Karl Popper. Aquí sin embargo me quiero ocupar de las soluciones más contemporáneas, las cuales suelen poseer dos características principales. En primer lugar, no se enfocan solo en las afirmaciones que se producen en una determinada disciplina, sino que incorporan también las actitudes de aquellos que practican dicha disciplina. Por otro lado, no buscan un criterio único sino más bien definen una serie rasgos comunes que distinguirían la ciencia de la pseudosciencia.

Por ejemplo, el filósofo inglés James Ladyman señala cuatro rasgos de las pseudociencias. En primer lugar, sus afirmaciones usan jerga científica, pero sin asignarle su contenido real (ej. sanación cuántica). Además, los que practican estas disciplinas no se esfuerzan en clarificar sus ideas, sino que las mantienen ambiguas y obscuras. En tercer lugar, suelen trabajar en círculos cerrados, sin molestarse en comparar sus resultados con los de otras disciplinas, y afirmando haber encontrado ciertas verdades que el ‘establishment científico’ quiere ocultar. Y, por último, los practicantes de pseudociencia suelen seguir a líderes de culto ‘que nunca se equivocan’. La idea es que solo las disciplinas que poseen estos cuatro rasgos son pseudocientíficas, sino que, digamos, poseer algunos de estos indica que hay algo de pseudocientífico en dicha disciplina.

La pseudociencia es popular por varias razones. En primer lugar, impresionada por la cantidad de casos de fraude científico o malas prácticas, mucha gente generaliza y concluye que es mejor no confiar en los científicos en absoluto. Lo que aquí se ignora es que en la gran mayoría de los casos son los mismos científicos los que descubren y hacen públicas estas malas prácticas. Otra razón es que los científicos suelen lidiar con asuntos complejos, y muchas veces no tienen respuestas para dichos asuntos: se desconoce el origen de algunas enfermedades, la efectividad de distintos tratamientos, etc. No pudiendo tolerar la incertidumbre científica, y muchas veces motivadas por la desesperación, las personas recurren a tratamientos alternativos que prometen soluciones a estos problemas. Lo que estas personas no toman en cuenta es que la investigación científica se da por definición en el límite entre lo conocido y lo desconocido, ¡si no fuera así no habría nada que investigar! Por naturaleza, la ciencia tiene que lidiar con la incertidumbre. Esto es algo que todos hemos podido ver de cerca durante la pandemia, pero no es ninguna novedad para los científicos.

Es difícil tener absoluta claridad respecto a la distinción entre ciencia y pseudosciencia, pero sí conviene darle vueltas al asunto, sobre todo ahora que nuestros ilustres congresistas han puesto sobre la mesa el tema de designar recursos públicos a la investigación de patrañas como el dióxido de cloro.

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.

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Covid-19, Filosofía, Pseudociencia

Debido a la pandemia por el covid-19, las grandes y pequeñas empresas se han visto obligadas a adaptarse a esta nueva normalidad para gestionar con mayor éxito sus modelos de negocios. El miembro del Gremio de la Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Jorge Ochoa, afirmó que en el país hay más de 2.5 millones de empresas, de las cuales el 99.8 % son mypes y generan alrededor del 85% del total de puestos de trabajo en el país.

Por ello, es necesario conocer cuáles son los servicios básicos que deberían utilizar estas empresas para impulsar su productividad y competitividad en un panorama marcado por los desafíos que trae consigo la pandemia. En ese sentido, el subdirector de Mercado Negocios en Claro Perú, Gonzalo Tali, comparte cinco consejos.

1.-Impulsa tu tienda virtual. En estos tiempos es fundamental que los negocios cuenten con una página web que genere ventas en línea de manera rápida, sencilla y segura.

2.-Olvídate de las facturas tradicionales. Emitir facturas electrónicas ayudará, sin duda alguna, a optimizar las gestiones del negocio generando ahorro de tiempo y dinero. Es importante trabajar este aspecto con un Proveedor de Servicios Electrónicos (PSE) autorizado por la Sunat.

3.-Personaliza tu correo. Al momento de compartir tu correo electrónico con clientes potenciales, asegúrate de personalizarlo con el nombre del negocio para inspirar seguridad y confianza. Asimismo, no dejes de lado los antivirus y antispam en los correos para garantizar el buen funcionamiento de los dispositivos de tus clientes.

4.-Prioriza la seguridad en línea. La nueva normalidad nos ha obligado a proteger nuestros dispositivos contra virus, malwares y piratas informáticos.

5.-Respalda tu información. La información que maneja tu empresa es considerada uno de los activos más valiosos, por lo que respaldarla es un proceso elemental para evitar sufrir las consecuencias de la pérdida total o parcial de los datos.

Es bueno recordar que Lieneke Schol, presidenta de la CADE Digital 2021, señaló en entrevista con Sudaca.pe que los emprendedores deben caminar -una vez que retorne la normalidad post pandemia- a un sistema de negocio híbrido. Es decir, donde lo digital conviva con el negocio físico o tradicional. Señaló que los emprendedores que aspiran a digitalizar sus negocios no deberían apostar por sistemas complejos, sino haciendo un cambio paulatino como los señalados líneas arriba.

“En el tema de los emprendedores se habló que no deberían irse a lo grande o lo complejo desde el principio, como colocar una gran infraestructura para el tema logístico”, aconsejó. Por lo que el proceso, puede ser paso a paso.

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 132: Castillo logra aterrizar al menos un documento. ¿Fujimori aprovechó Santa Mónica? Vientos de cambio en Chile. Y varios seleccionados endosan la K: ¿es político el fútbol?

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Chile, Elecciones 2021, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Según cifras de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), 7 de cada 10 trabajadores son contratados a plazo fijo, es decir bajo un contrato con tiempo determinado. Estos contratos se rigen bajo la ley de Productividad y Competitividad Laboral, que contiene las reglas que deben de tener en cuenta los empleadores para celebrar contratos de trabajo a plazo fijo, bajo nueve modalidades contractuales.

Víctor Zavala, gerente legal de la CCL, explica que los trabajadores contratados a plazo fijo tienen derecho a percibir los mismos beneficios que por ley, pacto o costumbre, tienen los trabajadores con contrato de duración indeterminada del respectivo centro de trabajo y a la estabilidad laboral durante el tiempo que dure el contrato.

En caso el empleador decidiera poner fin al contrato, deberá abonar al trabajador las remuneraciones dejadas de percibir hasta el vencimiento del contrato, considerando un límite de doce remuneraciones. Estas tienen carácter indemnizatorio, pero no resultan aplicables si un contrato es resuelto durante el periodo de prueba.

Aviso de renovación

Abel Elías, especialista de la Dirección de Capacitación y Difusión Laboral del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo explicó que los contratos a plazo fijo no tienen una fecha de ‘preaviso’ para la no renovación. «Se entiende que al momento que el trabajador firmó el contrato con el trabajador ya sabía hasta cuándo duraba. Entonces ahí no hay una hostilidad laboral y tampoco habría una infracción porque ya había un acuerdo de hasta cuándo habría este contrato», precisó.

Por otro lado, si al momento de culminación del contrato, el trabajador continúa desempeñándose en sus labores en activa coordinación con el jefe directo o empleador, su contrato de trabajo a plazo fijo se convierte en un contrato indeterminado, explica Angela Culqui, abogada y co-founder del portal tuconsultalaboral.pe.

Para asegurar claridad en tu situación laboral, lo mejor es mantener una comunicación directa con tu empleador. Plantea esta conversación dos semanas previas a la culminación de tu contrato.

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CCL, Contrato a plazo fijo, Ley de Productividad y Competitividad laboral

Al momento de obtener una tarjeta de crédito, las entidades financieras les asignan a sus clientes un límite a los gastos que pueden realizar con la tarjeta, lo que se conoce como línea de crédito. Este monto se establece en función a criterios como los ingresos del cliente y tiempo después, las entidades financieras pueden ofrecer incrementarlo.

En algunos casos se piensa que aceptar este incremento de línea va a mejorar el historial crediticio que tenemos. Según Javier Mori, gerente legal de Equifax – Infocorp para el Perú y Ecuador, en realidad, ocurre exactamente lo contrario.

“Todas las ofertas para aumentar la línea de crédito vienen después de que el banco observó el buen comportamiento crediticio de sus clientes por un periodo de tiempo y aumentar dicha línea de crédito podría incrementar el nivel de riesgo de una persona”, refiere.

Para conocer el perfil crediticio que se tiene, explica que se puede revisar el reporte de deudas de uno mismo de forma gratuita en Equifax-Infocorp. Cuando se acepta el aumento de la línea de crédito, crece también lo que se conoce como el nivel de endeudamiento. El especialista advierte que poder financiar mayores montos de compra no significa que se esté “ganando” más dinero, ya que este sigue siendo prestado.

 

Puntos a favor y en contra

Si bien incrementar la línea de crédito puede ser riesgoso si nos excedemos con los gastos, también es posible darle un uso positivo, financiando un emprendimiento. Mori indica que este podría ser un buen uso de la extensión, si el emprendimiento produce resultados a muy corto plazo. En cambio, no es buena idea emplear este dinero en cubrir emergencias.

“Por regla general, no es recomendable tomar una línea de crédito para responder a una emergencia. Para ese fin, es mejor prever y generar un fondo de ahorro específico”, precisa.

De la misma forma, Marcela Pinzon, Head Middle Office de Experian Perú, considera que solamente se debe aceptar cuando sea necesario y pueden realizarse nuevos gastos. Por ejemplo, cuando reciba un aumento o consiga un ingreso adicional, porque se contará con la capacidad de pagar un monto más alto al que paga actualmente.

“Se sugiere que una línea se amplíe solo hasta ser 50% mayor al ingreso de una persona; asimismo, se recomienda que solo se utilice hasta un 50% del límite de crédito. La clave para manejar correctamente un aumento crediticio está en elaborar un flujo de caja que le permita visualizar sus gastos y así poder afrontar mejor sus pagos”, explica.

En caso de tener otras tarjetas de crédito, recomienda evaluar cuál le conviene más. Si decidió quedarse con la que brinda mayores beneficios, aceptar el aumento de la línea no es una mala idea, ya que es la única tarjeta que usará, y todos los pagos serán destinados a ella.

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bancos, línea de crédito, tarjeta de crédito
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