Tappers es un emprendimiento de comida cacera que se envía por delivery. Los platos son hechos por mamás de buena sazón y a un día de celebrar el Día de la madre ya han repartido más de 76 mil platillos. Ganan dinero y pasan más tiempo con su familia. Esa es su receta ideal.

A poco tiempo de quedar embarazada, Carol Valencia, una joven secretaria, se tomó un año sabático para pasar más tiempo con su bebé. Quedarse en casa le daba tranquilidad, pero no le permitía tener más ingresos. Al menos eso era lo que pensaba. Buscaba alternativas, buceaba en internet. ¿Cómo ganar dinero estando en casa?, se preguntaba. Entones encontró una publicación de Tappers.pe, un emprendimiento que conecta a las amas de casa con los clientes que buscan probar una comida 100% casera vía delivery.

“Las secretarias a veces tenemos un cargamontón de trabajo, siempre tenía como una presión en la cien. Esta empresa me permite no solo hacer lo que me gusta, sino pasar tiempo de calidad con mi familia. Termino temprano y valoro mucho eso”, comenta Carol, un jueves por la tarde y minutos antes de salir con su hija de un año y medio a dar unas vueltas por el parque.

Así como Carol, existen “mamás Tapperas” de todas las edades y con distintas motivaciones que se ponen a cocinar en base a una programación semanal que Tappers les alcanza por Whatsapp. La idea es que incluso puedan usar los mismos ingredientes para su hogar y para los pedidos.

“Cocinamos con el mismo amor que lo hacemos en casa y es reconfortante que nuestros platos les encanten a personas que no conocemos”, cuenta Anabel, mamá Tappera.

“Ahora tengo un trabajo flexible que me permite cuidar de mi hijo mientras hago lo que me encanta”, dice Nina Becerril, otra mamá Tappera.

De acuerdo a Martín Pasache, uno de los fundadores de Tappers, en esta comunidad se han sumado muchas mamás que buscan seguir sintiéndose activas desde su hogar.

“Se ha creado un grupo muy bonito que no siempre tiene que ver con temas de comida, a veces les damos clases de yoga, charlas de empoderamiento porque mientras más motivadas estén, el proyecto podrá crecer más”, refiere.

Probar la sazón de casa

La motivación detrás de los fundadores de este emprendimiento, los hermanos Martín y José Pasache, fue las ganas de probar una sazón casera, aunque trabajaran en oficina y no tuvieran tiempo de prepararse la comida por ellos mismos. “Para nosotros, que tenemos una madre del norte, donde el tema del almuerzo familiar es muy importante. Queríamos ver cómo captar esa sensación de la comida de casa”, explica.

Desde que fundaron el proyecto, hace dos años y medio, han ido evaluando cada fase desde el pedido y la preparación del plato, hasta su entrega en el domicilio y la satisfacción del cliente con el servicio. En base a esos datos, se han ido incorporando platos bajos en calorías o vegetarianos dentro del menú.

En total, se han establecido 40 variedades de platos desde lentejitas con arroz para un clásico lunes o un tallarín saltado, hasta postres como el suspiro de chirimoya o complementos como una ocopa. Los platos de fondo tienen un costo de entre S/12 a S/16 a lo que se suma el precio del envío. Los precios también son flexibles en función a la reserva, que puede ser para toda la semana.

Para ser una “mamá Tappera”, han establecido que un jurado pruebe antes la sazón de la madre que va a sumarse al proyecto y que las condiciones en las que cocina sean las adecuadas. Una vez que se empieza a trabajar con la plataforma, las madres siguen siendo evaluadas, lo que les permite saber incluso qué platos cocinan mejor.

Los cambios de la pandemia

Con la llegada de las cuarentenas y el cierre de las oficinas, el público objetivo al que apuntan tuvo que modificarse, pero Pasache precisa que también se abrieron nuevos nichos de mercado en hogares que tenían dificultades para cocinar por sí mismos.

“La demanda original era de oficinas, pero con la pandemia ha ido mutando y aparecieron otros rubros como los adultos mayores o gente que hace home office en casa. Hay muchos tipos de clientes”, precisa.

Como también había restricciones para salir a comprar los productos, decidieron impulsar los planes semanales entre los clientes, de esa manera, la madre sale una sola vez por semana a hacer el mercado para atender los pedidos. Asegura que es un cambio que tuvo buena acogida entre el público y también les ha permitido mejorar el sistema de reparto.

De cara a los próximos años, Pasache confía en que puedan ampliar el proyecto en otras ciudades y que Tappers pueda lanzarse incluso en otros países con similares características al mercado de Lima. Además de tener una segunda iniciativa similar.

“Tenemos dos proyectos; crecer en algunas ciudades del Perú y a nivel regional y tener un portal de venta de productos hechos en casa, no solamente hechos por madres, sino por cualquier pequeño emprendedor que tiene un producto por exponer. Es un modelo fácilmente replicable y escalable”, comenta.

Dato:

Para pedidos pueden ingresar a: https://tappers.pe/

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delivery, Día de la madre, Emprendimiento, Tappers

«Mother, did it need to be so high?» («Madre, ¿era necesario estar tan alto?») suspira Roger Waters al final de esta extraordinaria canción del álbum conceptual The wall (1979) de Pink Floyd, en la que el cantante y bajista describe, con desgarradora oscuridad, el profundo daño psíquico que puede ocasionar una madre controladora, sobreprotectora, castrante, en la mente frágil de su hija/hijo adolescente, hasta el punto de convertirlo en una persona insegura, medrosa, antisocial y/o egoísta.

Esta versión críptica de la relación madre-hijo -que existe, por cierto, y es muchísimo más común de lo que hubiésemos querido en nuestras sociedades y familias-, colisiona frontalmente con el tratamiento más bien romántico y convencional que se suele darse a las madres en la música popular contemporánea. La chocante confesión del personaje central de aquel díptico floydiano respecto del carácter manipulador de su mamá puede ser dura, difícil de procesar para quienes hemos tenido madres que más parecían ángeles, pero es una realidad cuyas secuelas tienen una onda expansiva que afecta a muchos adultos de por vida.

Como es fácil de suponer, abundan más los ejemplos de composiciones que ensalzan el cariño, la inspiración, el bonito recuerdo de una madre perfecta, ideal(izada), mezcla de religiosidad y amor filial. Tenemos, por supuesto, a Paul McCartney cantándole, a un tiempo, a su madre Mary –fallecida cuando él tenía solo 14 años y a la que había visto en sueños durante la etapa más difícil de los Beatles diciéndole que “debía dejar ser las cosas para que salgan bien”- y a la Virgen María en Let it be («When I find myself in times of trouble Mother Mary comes to me…» / “Cuando me encuentro en problemas, Madre María se me acerca…”). O a John Lennon, declarando su devoción a la mujer que lo trajo al mundo, también fallecida prematuramente, en Julia («Half of what I say is meaningless but I say it just to reach you…» / “La mitad de lo que digo no tiene sentido pero solo lo hago para alcanzarte…”).

Ambos temas, clásicos de la última etapa del inmortal cuarteto de Liverpool (1968-1969), ofrecen ese homenaje tradicional a la madre, aquella persona incapaz de hacerte daño o hablar mal de ti, aunque cuando te haya dejado en ciertos momentos de tu vida. Lennon mismo compuso, ya como solista, Mother, en la que le reclama a Julia por haberse ido durante su infancia. El tema aparece en el primer LP de la Plastic Ono Band, publicado apenas unos meses después de la separación formal de los Fab Four.

A diferencia del Día del Padre, en el que solo escuchamos una canción (Mi viejo, del ítalo-argentino Piero, grabada originalmente en 1969), en el Día de la Madre las opciones son muchas y muy diversas. Podemos mencionar, al vuelo, el vals Cabellitos de mi madre, composición del arequipeño Elisbán Lazo, que grabara en 1974 Carmencita Lara pero que se hiciera más conocida en nuestro país en la versión de bolero cantinero de Ramón Avilés (uno de los cinco hijos del recordado guitarrista criollo Óscar Avilés). O las populares A la sombra de mi mamá (1964) y Se parece a mi mamá (1972), de los ídolos de la nueva ola argentina Leo Dan y Palito Ortega, respectivamente, ideales para actuaciones escolares. O el melodramático ruego de Camilo Sesto en Perdóname (1980), en que el atribulado cantautor español se postra ante una madre a la que hizo padecer por su personalidad desordenada y llena de conflictos. O Amor eterno, ranchera que la española Rocío Dúrcal grabó en 1984 en el sexto volumen de su serie de LPs, Canta a Juan Gabriel. La versión del mexicano, incluida en el álbum en vivo desde el Palacio de Bellas Artes (1986), se convirtió en un clásico del Día de la Madre, infaltable en serenatas y homenajes en toda Latinoamérica. En estos últimos dos casos, más de un psicólogo clínico nos sorprendería con sus hallazgos detrás de los mensajes emotivos, de amor exacerbado, escondidos en sus versos.

Pero si el autobiográfico Roger Waters construyó en los seis minutos de Mother un panorama psicopático de terror filial, a Jim Morrison -otro poeta maldito del rock- le bastó una línea inserta en un tema épico que dura el doble para tocar un tema tabú: el incesto, llevando al extremo el Complejo de Edipo. Me refiero, por supuesto, a The end, tema estrenado en el LP debut del cuarteto californiano The Doors, allá por 1967. Unos años después, en 1976, Brian May se conectó mentalmente con todos los palomillas del Perú y del mundo que, hasta ahora, hacen bromas y memes sobre la relación con sus suegras, y compuso la brillante y poderosa Tie your mother down, un guitarrero grito de liberación de la opresión materna, para el álbum A day at the races de Queen.

Pero volvamos a las madres buenas. Silvio Rodríguez, el genial trovador cubano, escribió en 1973 uno de sus mejores poemas musicalizados, titulado simplemente Madre, dedicado a los soldados vietnamitas que desactivaban minas antipersonales en 1969, por orden de Ho Chi Mihn, en pleno Día de la Madre. La letra es conmovedora y valiente, ubicando nuestra imaginación en la mente de hijos que, en guerra, piensan en sus madres («Madre, que tu nostalgia sea el odio más feroz. Madre, necesitamos de tu arroz…»). El tema no figura en ninguno de sus álbumes oficiales, pero vio la luz en una recopilación de 1977, Antología. También vale la pena recordar aquí la intensa relación que tuvo Facundo Cabral con su madre, Sara, la misma que era permanente protagonista de sus reflexivos y divertidos monólogos, en los que nos hablaba de una mujer poco instruida pero capaz de las respuestas más agudas. Cabral contaba que, antes de un concierto, el ex Presidente Carlos Menem se acercó al camerino y, tras rendirle sus respetos, le confesó que era gran admirador de su hijo, para luego preguntarle qué podía hacer por ella. «Con que no me joda, es suficiente», dijo la señora, dejando en claro su personalidad indomable.

Una carta al cielo es, probablemente, el vals que todo hijo peruano dedica a su madre fallecida. La imagen del niño que roba un ovillo de hilo hacer llegar su cometa «allá donde se ha ido mi adorada mamá» posee una potente e innegable efectividad emotiva. Compuesta por el trujillano Salvador Oda y popularizada por Lucha Reyes, «La Morena de Oro del Perú», en 1971, condensa el sentimiento de amor irreductible por la madre como esa entidad inmaculada, que no admite reproches. Amor de madre, éxito de Los Embajadores Criollos de fines de los años cincuenta, es otro de esos valses lacrimógenos que, en este caso, tiene como protagonista a un hombre huérfano que no puede creer cómo “hay hijos inconscientes que, lejos de adorarla, ultrajan a la madre con sus viles acciones”.

En la otra orilla -y de una forma mucho más brutal y agresiva- nos encontramos con el rapero blanco Eminem quien, el año 2009, grabó My mom, la peor de las varias diatribas que ha perpetrado contra su madre, Debbie Rae Nelson, a través de los años. En el tema, contenido en su sexta producción discográfica Relapse, el deslenguado artista urbano acusa a su mamá de haberle pasado, prácticamente desde la infancia, su adicción a los antidepresivos; y, en el colmo de lo terrible, haber envenenado a su perro con el coctel de fármacos que ella tomaba mañana, tarde y noche. Ya los Rolling Stones, en 1966, habían explorado el tema de las madres dependientes de pastillas en su clásico Mother’s little helper, del LP Aftermath (1966).

Como vemos, no solo las buenas madres han inspirado a los músicos del mundo, hasta las más desnaturalizadas y nocivas tienen su canción. En ese contexto no puedo dejar de mencionar dos temas, poco conocidos, con madres como protagonistas y temáticas diametralmente opuestas: Canto a la madre/Canto a la muerte, del panameño Rubén Blades (álbum Amor y control, 1992) y Yo’ mama, de Frank Zappa, que cierra el collage sonoro Sheik Yerbouti de 1979. En la primera, «El Poeta de la Salsa» llora la muerte de su progenitora. En la segunda, el líder de The Mothers Of Invention habla de una madre apañadora de sus hijos engreídos (“Maybe you should stay with yo’ mama, she can do your laundry and cook for you…” / “Quizás debas quedarte con tu mamá, ella puede lavar tu ropa y cocinar para ti…”). Hoy que las madres, más superficiales y vacías que nunca, quieren, de regalo, celulares 5G y son capaces de crearle un perfil en Tinder a sus hijos, en lugar de enseñarles a lidiar con sus fracasos amorosos de manera normal, resulta difícil pensar en madres que calcen con historias como las de Amor eterno, Una carta al cielo o Let it be.      

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Anécdotas, Madres, Música

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 126: La última encuesta de Datum marca el inicio del camino esperado: la distancia entre Castillo y Keiko se acorta. ¿Habrá final ajustada o le alcanzará al profesor el tapón del antifujimorismo?

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Elecciones 2021, Encuesta, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Evita compararte con la imagen que otras personas puedan proyectar en redes sociales.

El psicólogo Arturo Torres explica que la inseguridad tiene múltiples causas, aunque varias son comunes. Se trata de una visión distorsionada sobre las propias capacidades, desde un punto de vista pesimista. El hecho de tener expectativas muy bajas acerca de lo que uno mismo es capaz de hacer, hace que no se tengan gran iniciativas. Con el paso del tiempo, esta percepción refuerza otras inseguridades y mantiene el autoestima baja.

Para superar esto, Pilar Jericó, doctora en Organización de Empresas explica que si aprovechamos esa inseguridad, podemos convertirla en una aliada. Para que eso ocurra, el primer paso es la aceptación de esta inseguridad. Si revisamos nuestros pequeños o grandes éxitos, veremos que muchos de ellos comenzaron por un deseo de mejora de nuestra vida personal y profesional.

“La inseguridad que nos motiva a la acción de mejora es un buen aliado. Aquella que nos lleva a lamentarnos, que nos deja lamiéndonos las heridas y repitiendo lo desafortunados que somos, es paralizante”, indica la experta. “Necesitamos ponernos manos a la obra y aceptar que vamos a convivir con ella, como con el miedo, nuestra personalidad o nuestros gustos. Aceptarnos en todas nuestras dimensiones, incluyendo las que no nos gustan tanto, es un buen camino para la serenidad y la felicidad”, finaliza.

Superar la inseguridad

Anota tus fortalezas e inseguridades: Todas las personas, incluso las más inseguras, son capaces de reconocer ciertas cosas que se les dan bien. Por eso, un gran punto de partida es anotar una lista de debilidades y otra de fortalezas personales. Es importante que evites compararte con otras personas en este proceso. Destacar tus fortalezas te ayudará a centrarte más en lo bueno que tienes.

Revisa las tendencias a la paranoia: Muchas personas basan su inseguridad en pensamientos casi paranoicos, pensando en las supuestas intenciones de herirnos o de burlarse por parte de otros que se esconden tras una apariencia de normalidad. Por eso, es positivo dedicar unos cinco minutos, al final del día, a ver en retrospectiva si hemos caído en ese tipo de pensamientos de forma injustificada.

No te compares con personas desconocidas: Con el auge de las redes sociales, es fácil dar una imagen falsa. Esto es algo que facilita la aparición de inseguridades. Cada vez que te asalte un pensamiento de inferioridad frente a lo visto mediante Facebook, Instagram o similares, recuerda que se trata de un espejismo. No hay ningún motivo para pensar que esa persona sea perfecta.

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éxito, inseguridad, Trabajo

Adrián Cavero se vacunó en una farmacia, dentro de un hospital, en el estado de Virginia. Apenas le hicieron algunas preguntas previas sobre síntomas y alergias. “Fue tranquilo y sin mucho trámite. Me pidieron mi pasaporte, llené mis datos y ya. Es súper libre, aunque en la segunda dosis me dolió el brazo, tuve una leve fiebre y estuve cansado durante todo el día. No me preguntaron si era extranjero”, cuenta.

 

Para Cavero, que tiene una visa de turista, no fue difícil tomar la decisión de irse a Estados Unidos para vacunarse. Tiene principios de obesidad e indicios de diabetes.  En su horizonte, incluso, ronda la idea de quedarse por allá. “Fue una decisión muy personal al ver que el ritmo de vacunación es muy lento en el país. Tengo familiares en Estados Unidos y me dijeron que era más fácil. No la pensé”, cuenta a Sudaca.

No le falta razón. Hasta inicios de mayo, en Perú se ha vacunado a menos del 4% de la población. El promedio en el mundo es de poco más de 8%, según información de Our World in Data. Recientemente el presidente Francisco Sagasti anunció que, con la adquisición de 12 millones de vacunas del laboratorio Pfizer, se tendrá al menos 60 millones de dosis aseguradas para antes de fin de año. Sin embargo, hay peruanos que no están dispuestos a esperar y jugarse las chances de caer enfermos antes de que les toque.

Hasta la primera semana de este mes, más del 45% de estadounidenses (alrededor de 150 millones) ya había tenido al menos una inyección de la vacuna, principalmente de las que implican una sola dosis. Tal es el ritmo de aplicación que el promedio en el país norteamericano ha alcanzado más de 2 millones de inyecciones al día.

En Perú el ritmo de la vacunación se ha acelerado ligeramente en la última semana, pero llegando a aplicar solo hasta 40.000 dosis por día en los 617 puntos de vacunación distribuidos a nivel nacional. Con estas cifras, no es extraño pensar que la manera más eficaz para sobrevivir sea tomar un vuelo, si se cuenta con visa, a uno de los países que ha acaparado la mayor cantidad de vacunas en el mundo, según denunció la ONU en febrero pasado.

De acuerdo a Migraciones, el ritmo de viajes hacia Estados Unidos se ha acelerado vertiginosamente en los últimos meses. En febrero se trasladaron 8.199 personas; en marzo, 17.108; y en abril, 40.871. Solo en los primeros cinco días de mayo, 5.736 peruanos enrumbaron a dicho país.

Incluso los influencers han explicado sus recorridos. A inicios de este mes, las videoblogueras ‘Misias pero viajeras’ publicaron un video en el que narran su camino de tres horas desde Miami hasta Texas, uno de los primeros estados en flexibilizar sus condiciones de vacunación y donde cualquier persona mayor a 16 años tiene permitido el acceso al antídoto.

Un comunicado de la embajada estadounidense en Perú del 25 de marzo despejó cualquier duda respecto a la legalidad de la vacunación a los turistas. “Los visitantes pueden visitar los EE.UU. con una visa B-1/B-2 por una variedad de motivos, que incluyen los tratamientos médicos. La elegibilidad para recibir una vacuna permanece bajo la autoridad de los servicios de salud de cada estado”, se lee en la publicación.

Varios estados se han sumado a la apertura. Es el caso de Nueva York, cuya ciudad indicó -el pasado 6 de mayo, a través de sus redes sociales- que se administrarán las vacunas de Johnson & Johnson en sitios icónicos a lo largo de la ciudad para vacunar a turistas y que estos se aseguren de tener un «souvenir incorporado para llevar a sus casas con ellos».

En este estado vive el peruano Álvaro Ledgard, estudiante de postgrado en la Universidad de Columbia de 31 años, quien recibió una dosis de Pfizer mucho antes de que se oficializara la noticia, en el mes de abril. Lo que más le sorprendió del proceso no fue que no le hayan preguntado si era extranjero, sino la eficiencia de la organización. “Yo estoy legal por los estudios y tuve que buscar mi zip code (código postal) para sacar cita, aunque estaba saturado varios días cuando lo hice. La organización fue llevada por militares, lo más increíble que he visto en mi vida. Desde que entré hasta que salí habrán pasado 20 minutos y eso que era una cola de 4.000 personas”, recuerda.

En Florida, por ejemplo, las exigencias se reducen a documentos de residencia y pago de servicios. Pedro -el nombre ficticio que le pondremos a este peruano de 75 años- cuenta que viajó a este estado con su esposa tras conocer que no había mayores restricciones. Tuvo que entregar una cuenta corriente estadounidense y un contrato de alquiler, así como recibos de luz o agua de la residencia donde se estaba quedando.

“Sé de muchos acá que sin traer información se han vacunado, porque hay muchos sitios y en todas las farmacias vacunan. Incluso, si uno va por la tarde, usan las Pfizer porque si no las tienen que botar. Es el caso de Walmart donde, cuando uno va, llaman a la gente a vacunarse”, narra.

Diariamente se pierde una gran cantidad de vacunas. La agencia de protección de salud estadounidense ‘Centros para el Control y Prevención de Enfermedades’ (CDC por sus siglas en inglés) registró más de 182.000 dosis desechadas (casi 60% eran Pfizer) a fines de marzo, tres meses después que dicho país empezara a vacunar de forma masiva. De estas, la cadena farmacéutica CVS fue responsable de casi la mitad y, la cadena Walgreens, del 21%, sumando ambas más de 128.000 dosis.

Aunque sigue siendo un porcentaje nimio, según un informe de la Universidad de Duke, Estados Unidos podría tener un exceso de 300 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 para fines de julio. Muchas podrían utilizarse para extranjeros y turistas antes de que acaben en el tacho de basura.

 

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estados unidos, vacunas

Los negocios también utilizan esta red para campañas publicitarias con un público objetivo definido, para generar oportunidades de venta

Aunque Linkedin suele estar asociada a los ejecutivos y el mundo de la selección de personal, en el Perú, tiene más de 5 millones de usuarios, con muchas actividades económicas distintas. Para Tomás Atarama, profesor e investigador de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Piura, que una empresa tenga presencia en LinkedIn genera una mayor vinculación con su público interno y externo, haciéndola muy atractiva para otras compañías.

“Es importante destacar el valor que ha adquirido LinkedIn en las transacciones B2B (Business to Business), ya que es el espacio de las comunidades empresariales y profesionales. Además, la nueva herramienta de formularios para la generación de leads revela el horizonte de esta red social también para posicionarse en los negocios y la generación de valor de las empresas”, indica.

Por su parte, Daniel Chicoma, profesor de posgrado de Esan, explica que cuando las redes sociales están bien trabajadas, se genera un “embudo de conversión”, que es todo el recorrido que hace el cliente desde el pedido hasta la venta y la recomendación que pueda incluir y esto también incluye a LinkedIn.

“Lo que se busca en el ‘social selling’ es captar datos para lograr la venta después. Esta plataforma sirve para captar clientes potenciales y que después puedas con otras cosas. También se puede ofrecer contenido de calidad”, explica.

Estrategias para utilizarlo mejor

Cuando se trata de generar contenido de valor, Mauricio Solís, CEO de la consultora LNK y especialista en social selling, refiere que las publicaciones deben reflejar que la empresa es especialista en su sector y tener una frecuencia periódica. Además, existen otros tres pasos que son de mucha utilidad con esta red social:

  1. Crear una marca corporativa. Se debe completar el perfil de LinkedInpara que los contactos tengan una información precisa sobre la empresa y se genere más confianza respecto a los productos o servicios que ofrece; con una foto formal y una sonrisa agradable”, recomienda.
  2. Encontrar a los decisores de negocios. Para encontrar a los decisores de negocios aconseja aprovechar los filtros gratuitos de búsqueda que ofrece LinkedIn por sectores empresariales, tipos de cargo. Luego de ubicar a las personas clave, se debe mandar una invitación.

“Vía un mensaje personalizado, sino desperdicias el primer impacto. Se puede buscar el vínculo con la persona, quizá por experiencia profesional, quizá trabajaron en la misma empresa o estudiaron en la misma universidad. Se debe evitar ser invasivos, no intentar vender de forma inmediata”, aconseja.

  1. Conservar el vínculo. Una vez que ya se ha hecho contacto con las personas de interés se debe tratar de mantener el vínculo. Esto permitirá que, en el futuro, cuando requieran de un producto o servicio que brinda su empresa, la puedan considerar como opción.

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LinkedIn

Corroborando lo que venimos diciendo desde hace semanas, la diferencia inicial entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori se ha ido reduciendo paulatinamente. De acuerdo a la última encuesta de Datum, ésta pasó de 41-26% (15 puntos) el 22 de abril, a 44-34% (10 puntos) el 30 de abril, y ahora se reduce a 5 puntos (41-36%).

El punto de quiebre claro parece haber sido, sin duda, el debate de Chota, que los keikistas consideran en la interna una “gesta” por las circunstancias adversas en las que se libró, y que ello le habría otorgado a Keiko la imagen de arrojo y valentía necesaria para proyectar un talante presidencial.

Keiko sube en casi todos los segmentos en que se divide la encuesta (hombres, mujeres, edades 18-24, 25-34, 35-44, 45-54, Norte, Centro, Sur, Oriente, A/B, C y D (solo cae un punto en el E y dos puntos en Lima). En cambio, Castillo cae en todos, menos en el Norte que crece 3 puntos.

De hecho, el parteaguas ha sido el debate. Según la propia encuesta de Datum, un 44% considera que Keiko Fujimori lo ganó y un 32% que lo hizo Castillo. Allí se puso en evidencia una prueba de carácter, pesando ello más que el contenido mismo del debate.

A sabiendas de las tendencias, Castillo ha intentado una jugada ansiosa con este pacto mostrenco con Juntos por el Perú, que no se sabe siquiera en qué consiste y nuevamente pone en evidencia la absoluta falta de tino y criterio político de Verónika Mendoza (con justicia bautizada como la “Lourdes Flores de la izquierda”).

Si se mantiene la tendencia de Datum, la próxima semana, aún a tres semanas de la elección, estaríamos hablando de un empate técnico entre ambos candidatos, con la ventaja para Keiko de la imagen proyectada de ir en ascenso frente a un Castillo estacionado o en plan descendente.

Está funcionando la estrategia keikista de conquistar primero el reducto derechista propio (de allí el mensaje “peruanos versus comunismo”) y empieza a rendirle frutos la inclusión de una narrativa disruptiva antiestablishment que la haga mejorar en los sectores populares. Lo que aún no se aprecia es la profusión de gestos necesarios para reducir el antivoto, considerando que en verdad lo que la presencia de los mendocistas en la campaña de Castillo le va a brindar es la facilitación de equipos publicitarios especializados en el antifujimorismo (por allí van a venir las balas de la izquierda en esta fase final).

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Datum, Encuestas, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Pregúntate cuál es la razón de la existencia de tu negocio, más allá de generar rentabilidad

Todo negocio tiene definida su misión y visión al momento de lanzarse al mercado, pues es parte de las bases que toda empresa necesita. Un aspecto importante que no se debe dejar de lado es el propósito. Este responde a qué busca la empresa a nivel macro, qué desea aportar a la sociedad en la que se desarrolla, cuál es la razón de su existencia, más allá de generar rentabilidad. Por lo tanto, el propósito de una marca es su razón de existir y no tiene que ver solo con obtener un beneficio.

Para encontrar el propósito de mi marca debo seguir los siguientes pasos:

Primero debemos preguntarnos el “qué”. Todas las empresas del mundo saben lo que hacen y ese “qué”, son los productos y servicios que ofrecen al mercado y sus consumidores.

Luego identifiquemos el “cómo”. Algunas de esas empresas saben cómo lo hacen y ese “cómo”, es aquello que hace la diferencia y que los diferencia de la competencia, haciéndolos especiales.

Después identifiquemos el “Por qué”. Son pocas las empresas que saben «por qué» hacen lo que hacen, ya que ganar dinero es solo el resultado. El propósito,  en cambio, es la razón principal por la cual tu empresa existe.

Saber exactamente “el por qué” tu empresa, producto, marca o servicio existe, proporciona los fundamentos para construir todo lo demás — tu «cómo» (cultura organizativa, experiencia de marca) y tú «qué» (los productos y/o servicios que ofreces).

Un ejemplo: Vendo productos de belleza, pero estos no han sido experimentados en animales. El propósito de mi marca no es solo vender algo que te hagan sentir bien, sino que sea sostenible con la naturaleza.

Empatía, el corazón de todo

Expertos de la Universidad ESAN explican que el encuentro del propósito de una marca se puede reducir a la empatía. Sin embargo, las marcas suelen tener una visión centrada en el producto. Cuando se promete ser la cura para todos los problemas, se está usando un enfoque product centric. Es decir, está centrado en lo que la marca es y no en lo que brinda. En ello radica el propósito de la marca, en ver cómo el producto mejora o transforma la vida de sus clientes.

Puedes inspirarte en los propósitos de otras marcas para saber cuál es el camino. Por ejemplo, el propósito de Google es “Organizar la información de mundo y hacerla accesible a todos”, y el de Kellogg’s: “Nutrir familias para que puedan florecer y prosperar».

Otras preguntas que te servirán para hallar tu propósito son:

¿Para quién hago lo que hago?: Cuando definimos el propósito hay que desprenderse de la visión del cliente como generador de rentabilidad. Lo recomendable es tomar la visión del grupo de interés, es decir, a quienes se desea beneficiar. ¿Quién o quiénes son la razón de ser de tu empresa?

¿Qué necesita de mí?: Es necesario comprender los insights de tu consumidor. Ten presente cuáles son sus problemas, cómo puede tu marca resolverlos, qué estilo de vida lleva, qué motivaciones tiene y cómo puedes ayudarlo.

¿Cómo lo que hago mejora su vida?: Esta es probablemente la pregunta más relevante. El propósito de la marca se enfoca en el usuario, y la manera en que se transforma gracias a la marca. La clave es comprender los insights del consumidor para que la propuesta de valor de la marca aparezca como una solución.

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marca, Negocio, propósito

No es difícil imaginar que las vidas de algunos escritores pueden contener material suficiente como para un ambicioso biopic o una serie de varias temporadas. Unas vidas a caballo entre la aventura del lenguaje, innumerables viajes, importantes premios, homenajes en cantidades industriales, el testimonio directo y vivido de muchos hechos trascendentes y la aparición de personas igualmente relevantes. Sin duda, un arsenal de experiencias que podría terminar en la construcción de un mito, el mito de sí mismo.

Quienes leemos textos autobiográficos sabemos que ese es un riesgo siempre presente: que el autor, al seleccionar los materiales que conformarán ese discurso –por lo general ordenado y secuencial– de la propia vida, puede terminar eligiendo las máscaras más convenientes porque, al fin y al cabo, la ficción en sí misma no ofrece la posibilidad tan fluida de crear una identidad entre el autor y el narrador, como sí suele ocurrir en las memorias.

Hago este apunte por la reciente reedición de un clásico del discurso autobiográfico en América Latina: Confieso que he vivido, del poeta chileno Pablo Neruda. La reedición incluye textos inéditos, hallados en los archivos de la fundación que lleva el nombre del poeta; los textos pueden identificarse fácilmente en el tramado del texto, pues llevan una tipografía diferente. Se dice que Neruda quería publicar este libro en 1974, cuando cumpliera setenta años, pero falleció a pocos días del golpe de Pinochet, en 1973. La abnegación de su viuda, Matilde Urrutia, cumplió el deseo de manera póstuma.

Confieso que he vivido presenta una estructura fragmentaria, a pesar de su orden secuencial. ¿De qué otra manera puede recordarse o reconstruirse una vida si no es a través de retazos de la memoria que van entretejiéndose en la ilusión de que el tiempo transcurre? La infancia es la primera estación, donde no falta la escena de lectura como motivo central: “Fui creciendo. Me comenzaron a interesar los libros. En las hazañas de Buffalo Bill, en los viajes de Salgari, se fue extendiendo mi espíritu por las regiones del sueño” (p.24). 

Hay otra escena fundadora, aunque con un final no exento de ironía: el primer poema. “(…) tracé unas cuantas palabras semirrimadas, diferentes del lenguaje diario. Las puse en limpio en un papel, preso de una ansiedad profunda, de un sentimiento hasta entonces desconocido, especie de angustia y tristeza”. Luego de mostrárselo a su padre, este se limitó a preguntarle de dónde lo había copiado. “Me parece recordar –anota el poeta– que así nació mi primer poema y que así recibí la primera muestra distraída de la crítica literaria” (p.33).

También hay lugar para el primer libro, Crepusculario, de 1923, publicado no sin penurias: “Para pagar la impresión tuve dificultades y victorias cada día. Mis escasos muebles se vendieron. A la casa de empeños se fue rápidamente el reloj que solemnemente me había regalado mi padre (…) El crítico Alone aportó generosamente los últimos pesos, que fueron tragados por las fauces de mi impresor; y salí a la calle con mis libros al hombro, con los zapatos rotos y loco de alegría” (p.67-68). 

El retrato de César Vallejo es otro momento interesante en el recuento. Ocurrió en Montparnasse, en 1927. “Por esos días conocí a César Vallejo, el gran cholo; poeta de poesía arrugada, difícil al tacto como piel selvática, pero poesía grandiosa, de dimensiones sobrehumanas (…) Tenía un hermoso rostro incaico entristecido por cierta indudable majestad” (p.87).

Otra presencia peruana en esta memoria es la visita a Machu Picchu, que inspiraría uno de sus poemas más conocidos: “Me detuve en el Perú y subí hasta las ruinas de Machu Picchu (…) Me sentí infinitamente pequeño en el centro de aquel ombligo de piedra; ombligo de un mundo deshabitado, orgulloso y eminente (…) Había encontrado en aquellas alturas difíciles, entre aquellas ruinas gloriosas y dispersas, una profesión de fe para la continuación de mi canto” (p.193).

Exceptuando el deplorable episodio de la violación de la mujer tamil –que provocó justas e indignadas relecturas en años recientes– el relato va construyendo una imagen plenamente literaria y libresca de la persona. Amoríos, viajes, la evolución de la propia poesía, su amistad profunda con poetas españoles, entre ellos Lorca y Alberti, su militancia comunista, su vínculo fraternal con Salvador Allende, personaje que cierra la edición canónica del libro con notas de enorme tristeza: “aquella gloriosa figura muerta iba acribillada y despedazada por las balas de las ametralladoras de los soldados de Chile, que otra vez habían traicionado a Chile” (p.402).

Esta memoria, sin embargo, no está exenta de cuestionamientos que reseña muy bien Sergio R. Franco en su libro In(ter)venciones del Yo, donde se contrasta la opinión de varios críticos que descreen, por la fecha de composición, que Neruda hubiera escrito aquellas páginas finales, con el testimonio brindado por Matilde Urrutia quien expresa tajante y brevemente que nada fue quitado o añadido. Tras esta estela de suspicacias y sombras, nos esperan muchas vibrantes páginas de Confieso que he vivido. En todo caso, hay que decir que las infamias y las dudas que pesan sobre esta memoria le pertenecen plenamente y deben ser leídas en su dimensión precisa. 

Confieso que he vivido. Memorias. Bogotá: Planeta, 2020.

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Pablo Neruda
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