Fue Luis Bedoya Reyes quien construyó la definitiva frase “los técnicos se alquilan”. Como se sabe, la dijo en un debate electoral para la alcaldía de Lima, en 1966. Buscaba reelegirse e imponerse sobre el ingeniero Jorge Grieve, de imagen menos ideológica y más ejecutiva. El aserto ha sido harto repetido, pero quizá no lo suficientemente razonado. De ahí que la estratégica e insistente demanda del fujimorismo a  Pedro Castillo, sobre la urgencia y trascendencia de mostrar equipos técnicos y propuestas de gestión, haya calado tanto entre keikistas e indecisos diversos.

El alquiler de los técnicos no sólo hace alusión a la evidencia de que éstos suelen no tener consideraciones ideológicas para contratar con el Estado, lo que los hace muy asequibles, sino también al hecho de que la acción tecnocrática ofrece soluciones y planes a partir de un contexto doctrinario valorativo, donde se definen los objetivos políticos de las medidas a plantear. No existe la solución técnica absoluta e irrebatible frente a los grandes problemas de un país, porque eso sería  poseer teorías éticas y económicas definitivas, o contar con una capacidad cognitiva que ningún humano posee. Existen políticas públicas procedentes de un ideario – explícito o implícito – que las delimita y hace predecibles. Por eso no es tan difícil ubicarlas o diseñarlas, sobre todo si se tiene algo de experiencia en el ámbito. Todo es cosa de googlear, preguntar sobre un problema público específico y cruzarlo con la perspectiva o escuela que se utilizará de lente ideológico. A partir de ello, toca un laborioso camino que, sin ninguna duda, llevará a las soluciones buscadas. Sí, la revolución digital es muy democratizadora en innumerables aspectos.

Pero si la importancia de lo técnico es así de relativa durante una gestión de gobierno, en una campaña presidencial casi que se pulveriza. En el ideal, el grupo tecnocrático se dedica a evaluar – semanas antes – la factibilidad de las propuestas que los líderes políticos presentan, a partir de la doctrina partidaria y con respaldo de las bases. Luego pasan consolidarlas con datos y argumentos. Si los líderes políticos no han hecho planteamientos sobre algún tema relevante, los técnicos tienen espacio para proponer y dejar a decisión de aquellos. Salvo en la foto periodística de rigor, durante el proceso electoral mismo la tecnocracia interactúa muy ocasionalmente con el candidato, o tal vez nunca. Se entiende que el aspirante a palacio ya tiene interiorizados los conocimientos esenciales que expondrá, lo que por fuerza de formato son pocos y de escaso detalle, incluso para situaciones de entrevistas amplias. No compiten los planes de gobierno, sino las ideas fuerza que emiten y sugieren los líderes.

Los fujimoristas creen, con cierta lógica, que el único terreno en el que pueden competir – según ellos con superioridad – es el de las ideas y propuestas, y por eso han denunciado la ausencia de especialistas en el entorno de Castillo, han exigido la aparición del profesor en medios y han fomentado cuanto debate han podido. Al final ni ha sido cierta su desubicada impresión de preminencia, ni lo técnico – y más en una segunda vuelta – tiene la trascendencia que le quieren atribuir.

Muestra de lo aquí comentado es el debate entre equipos técnicos de este fin de semana. El cómodo alquiler, en el sentido de Bedoya, se observa en la conformación de los grupos. En ambos casos, la mayoría son invitados, e incluso Perú Libre convocó a sus cuadros muy recientemente. Como se pudo observar, los contenidos estuvieron lejos del ideal, pero aun si no lo hubieran estado, tampoco se habría dicho mucho más, porque el tiempo siempre queda corto para tantos temas. Veamos, por ejemplo, el desempeño de Luis Carranza, el distinto de la jornada según el sentido común periodístico. El cada vez más polémico ex-ministro no hizo otra cosa que decir en orden unas cuantas ideas repetidas – vinculadas a perspectivas que ya fracasaron – y ofrecer políticas de gasto que hoy no tienen discusión. Es mentira que apoyarían a los micro-empresarios si ganaran, pues no tienen forma de hacerlo en este modelo, dado que sus niveles de productividad son tan bajos que tienen anulada toda posibilidad competitiva, y más bien pelean por evitar la quiebra. Mucho menos impulsarían el desarrollo de la gran agricultura, porque el esquema que defienden apuesta por la agro-exportación como único camino, y eso no incluye a más del 5% de todo nuestro universo de tierras cultivables. Las cifras reactivadoras que dio el ex-ministro son números grandes, pero juntas son insuficientes y no lograrían que el 80% de la economía eleve irremediablemente su precariedad. Al final, todo fue una receta para rescatar el capitalismo subdesarrollado peruano a cualquier costo, lo que sólo es bueno para unos pocos.

Más bien Carranza fue innovador en aquello que siempre han negado sus aliados y correspondería explicar, que es la oferta de universalizar y mensualizar Pensión 65. También fue muy didáctico, y narrativamente oportuno, para meter miedo subliminal con una realidad y una inflación venezolanas que de ninguna manera están en nuestro horizonte, y que merecen un análisis mucho más sistémico que comparar las capacidades de compra entre dicha economía y la nuestra, en uno o dos productos. Ese fue el desempeño del “técnico” del debate: reiteraciones conceptuales, sencillez, claridad y secuencia narrativa a partir de las muy cuestionadas y declinantes premisas de la economía liberal ortodoxa. El fujimorismo no puede decir que superó a Perú Libre, aún cuando tuvo más momentos de orden argumentativo, pues no dijo nada nuevo, ni de enfoque ni de propuestas concretas. Y debió, porque su fórmula no sólo ha fracasado en los últimos treinta años, sino por dos siglos. Lo novedoso en todo caso – aunque muchas veces no pasó de la perspectiva a la operatividad – lo dijeron Pari, Cevallos, Guillén y Alencastre, con diferentes niveles de elocuencia.

El efecto de la discusión técnica y su reciente debate será muy marginal, porque como sugirió Bedoya, los técnicos se consiguen con relativa facilidad. Lo que no se alquilan son los líderes políticos con volumen, pues ni abundan ni se contratan, y tienen la muy exigente tarea de mostrar con claridad el norte de país que nos ofrecen, en cuanto a valores y grandes rutas de acción. En una confrontación electoral, y más sí es de segunda vuelta, son los liderazgos políticos los que discuten y confrontan. Mientras tanto, nuestros votantes están buscando asegurase de tres cosas sobre su próximo presidente: que haga propuestas razonables (cada cual lo entiende a su manera, pero importa), que sea honesto y que esté verdaderamente comprometido con la mayoría. Casi nadie está pensando que la democracia está en juego.

En ese comparación de liderazgos políticos, no es un exceso decir que no hay punto de comparación en cuanto a la calidad moral y las motivaciones personales de los candidatos, por más que los medios, el fujimorismo y los conservadores inconscientes hayan intentado equipararlos. Así como tampoco puede negarse que Pedro Castillo todavía tiene pendiente explicarnos con claridad el gobierno que tiene pensado, para lo que no debería desaprovechar el debate final de la campaña. No sólo porque sería incauto no reparar en que su rival no tendrá reparos ni escrúpulos para reducirlo públicamente – lo que siempre puede hacer peligrar su favoritismo por más cómodo que esté en las encuestas -, sino porque las profundas transformaciones y cambios de sentido común que quiere iniciar – en nuestro polarizado país – lo obligan al diálogo para convocar y convencer, y eso pasa por explicar con sencillez y seguridad lo que se piensa y lo que se intentará implementar.

Aunque Pedro Castillo todavía no ha logrado una presentación que despeje toda duda sobre su capacidad de argumentar para liderar (siempre ha escapado o ha sido derrotado cuando las preguntas han profundizado un poco), me queda bastante claro que posee las herramientas para superar airoso este pendiente, sobre todo si consideramos su condición de docente y las funciones divulgativas que en ello cumple. Tiene todo a la mano para imponerse sobre Keiko Fujimori el 30 de mayo: promueve valores igualitarios y olvidados, tiene planes progresistas que hoy la gente está dispuesta a escuchar, y su rival está llena de debilidades y explicaciones pendientes, en responsabilidades casi innegables y de gravedad penal. Castillo debe simplemente esforzarse en explicar con orden y calma lo que busca, y llenarse de argumentos (tenerlos a la mano) para responder los cuestionamientos y encajar puyas de su rival. No es importante la corrección lingüística, menos cuando se tiene semejante superioridad moral. Tampoco que se deje algún vacío poco trascendente. El punto es la convicción del líder, su coraje adulto y su razonabilidad para defender las causas justas y sus correspondientes medidas.

Visto en perspectiva, el profesor Castillo tiene, en el debate de este domingo, la oportunidad de empezar a construir el liderazgo genuino, dialogante y comprometido que todos esperamos. El país de hoy no puede perder un solo minuto, y está realmente urgido de confianza y calma. Así que quien quiera ser presidente de nuestro bicentenario debe estar, a toda hora, en capacidad de satisfacer dicha demanda de gobierno, con el solo peso de sus verdades y su existencia.

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Elecciones 2021, Perú

Este mes se aprobó la nueva Ley del Teletrabajo, con el fin de impulsar el uso de esta modalidad laboral durante la pandemia del COVID-19. Dado que pasaremos cierto tiempo más bajo estas medidas, es importante saber cómo destacar en el ámbito laboral incluso desde la virtualidad que el teletrabajo brinda como plataforma de comunicación.

Una encuesta realizada en más de 50 países por Cegos, firma global en servicios de consultoría, reveló algunas de las habilidades blandas más valoradas en el mercado en este contexto.

Colaboración remota

Las empresas están conectadas a través de la red y cuentan con equipos adaptables, remotos y multiculturales. Además, las comunidades virtuales y redes sociales toman el relevo de las organizaciones verticales. Colaborar y cooperar a distancia es imprescindible. Para lograrlo se requieren habilidades interpersonales, en el uso de herramientas de colaboración, y saber entender posibles diferencias culturales.

Comunicación digital

Es necesario ser un usuario competente, pero no es suficiente. La alfabetización digital implica tres habilidades complementarias:

Gestionar la información, mediante la búsqueda, acceso, clasificación, filtros y síntesis de información relevante de forma crítica y sistemática.

Producción de contenido que aporte un valor agregado real para otros.

Producción y publicación de contenidos multimedia adecuados.

Agilidad y adaptabilidad

La agilidad y capacidad de las personas para liderar el cambio es un factor clave de éxito, pues es necesario trabajar una gran tolerancia a la incertidumbre y a las nuevas ideas, mientras se adquiere conocimiento en varias disciplinas y se es capaz de asumir el cambio continuo.

Espíritu emprendedor

La libertad de empresa, tanto dentro como fuera de las organizaciones, nunca ha sido tan grande como en este contexto. La capacidad de una persona para convertir ideas en acciones requiere una gran motivación, asumiendo riesgos y administrando proyectos que busquen alcanzar objetivos concretos.

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Espíritu emprendedor, Liderazgo, Teletrabajo

Absurda y estéril la campaña de los grandes medios por tratar de sacar provecho político al ataque narcoterrorista en el VRAEM buscando de afectar la candidatura de Pedro Castillo, dadas sus probadas vinculaciones pasadas y presentes con sectores del Movadef.

La narrativa “Perú versus el comunismo” ya se agotó. Surtió efecto al inicio de la campaña porque fue una ecuación la suficientemente potente para competir con la de “pobres versus ricos” de Castillo -que parecía invencible-, pero el objetivo de reconquistar a la derecha ya está prácticamente cumplido (aunque según la última encuesta de IEP aún hay un 24% de personas que se autoidentifican de derecha que piensan votar por Castillo) y no es allí donde se debe librar la gran batalla electoral de acá al día de las elecciones.

La derecha representada en esta contienda por su peor candidata, como es Keiko Fujimori, tiene que invocar al cambio del país. La narrativa “salud, comida y trabajo” que estrenó Fuerza Popular en el debate técnico es la pauta a seguir. La mayoría de la gente quiere cambios al modelo e identifica como tales a aquellos vinculados a seguridad, salud, educación y empleo.

Acierta el lema de campaña. pero no vemos traducido ese mensaje en las presentaciones mediáticas o políticas de la candidata Keiko Fujimori. Tampoco en la campaña publicitaria que recién se ha estrenado y que insiste en los programas sociales como medio de conquistar al D y E, sin percatarse del voto furioso contra el statu quo que existe en estos sectores, con más razón que sinrazón (la pandemia ha sido apocalíptica para ellos y les ha demostrado, sin necesidad de palabras, que el Estado-modelo no les ha funcionado para nada).

Si Keiko logra hacer el match con los sectores populares y dentro de ellos con los indecisos que desconfían de ella (¿por qué el mea culpa se limita a una portada de un diario capitalino y no lo vemos en medios masivos y más reiterado?), podrá lograr que ese mensaje antiestablishment sea creíble y cale, y de esa manera la permita remontar la diferencia que le ha sacado Pedro Castillo (quien con su radicalidad le ha dejado libre el camino del centro a Keiko).

Tiempo tiene aún para hacerlo. En las últimas dos semanas PPK y Ollanta crecieron ocho puntos cada uno de ellos en las campañas del 2011 y el 2016. La pelota está en la cancha de Keiko. Si no rectifica rápido, va perdida.

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Elecciones 2021, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Jorge Montoya, congresista electo de Renovación Popular
“‘El ojo que llora’ es un monumento pro-terrorista”
Fuente: https://twitter.com/Alm_Montoya/status/1396798383382306816


Fecha de publicación: 24 de mayo del 2021

FALSO

A través de una publicación en su cuenta oficial de Twitter, el virtual congresista Jorge Montoya, del partido Renovación Popular, afirmó que el memorial ‘El ojo que llora’ es un “monumento pro-terrorista”. Luego de revisar los antecedentes sobre la postura del Estado peruano sobre el tema y otros documentos oficiales, la red Ama Llulla concluye que esto es falso.

Al cierre de este chequeo, la publicación contaba con más de 1.800 interacciones en Twitter.

En principio, ‘El ojo que llora’, diseñado por la artista holandesa Lika Mutal, fue inaugurado en el Campo de Marte (Jesús María) en agosto del 2005. Consiste en una escultura de granito rodeada por once círculos formados por alrededor de 32 mil cantos rodados en los que están escritos los nombres de las víctimas de la violencia terrorista que asoló al Perú entre 1980 y el 2000, en base a los reportes oficiales que proporcionó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) y la Defensoría del Pueblo.

Ahora bien, contrario a lo que señaló Montoya, ‘El ojo que llora’ es en realidad un memorial destinado a preservar la memoria de las víctimas de la guerra contra el terrorismo. Incluso está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el mapa de los ‘Lugares de memoria vinculados a graves violaciones de los derechos humanos’.

Su existencia está oficialmente reconocida por distintos niveles de gobierno. En principio, el distrito de Jesús María lo incluye tanto en el plano general del distrito como en el plano de parques, que identifica los espacios públicos de la jurisdicción.

Captura: Sitio web del Municipio de Jesús María.

Ahora bien, el propio Estado peruano ha reconocido de manera oficial y en dos ocasiones a ‘El ojo que llora’ ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como monumento de reconocimiento a las víctimas de agentes del aparato estatal.

Esto ha ocurrido de manera específica en los alegatos del representante del Estado en los procesos por la ejecución extrajudicial de internos del penal Miguel Castro Castro, ocurrida en 1992, y la ejecución extrajudicial de un profesor y 9 estudiantes de la universidad La Cantuta, ocurrida en 1993, cuyas sentencias se emitieron en noviembre del 2006.

En la sentencia por el caso La Cantuta, el Estado peruano alegó, ante las medidas de reparación dispuestas por la justicia internacional, que “ya existe en Lima un monumento en homenaje a todas las víctimas de la violencia denominado ‘Ojo que Llora’ [sic]. En tal sentido, este es una medida de reparación en homenaje y memoria de todas las víctimas del conflicto armado en el Perú” [pág. 99].

En el caso Castro Castro, el Estado alegó [pág. 137] no estar de acuerdo con colocar una placa conmemorativa al episodio en el lugar de los hechos, “debido a que ya se ha erigido en un lugar público de la capital un monumento en favor de todas las víctimas del conflicto [denominado ‘El Ojo que Llora’]”.

La misma CIDH indica en la sentencia lo siguiente: “Al respecto, la Corte valora la existencia del monumento y sitio público denominado ‘El ojo que llora’, creado a instancias de la sociedad civil y con la colaboración de autoridades estatales, lo cual constituye un importante reconocimiento público a las víctimas de la violencia en el Perú”.

Ahora bien, la polémica alrededor del memorial se originó porque este último fallo estableció que, como parte de una serie de medidas educativas y de reparación, el Estado Peruano debía incluir en el monumento los nombres de los 41 internos senderistas fallecidos durante los hechos. Esto, tras concluir que: “Las violaciones imputables al Estado en el presente caso fueron perpetradas por personal de la policía, del ejército y de fuerzas especiales de seguridad, en violación de normas imperativas de Derecho Internacional”.

La indicación fue cuestionada tanto por el gobierno de turno de Alan García como por Lika Mutal, autora del memorial, según narra el historiador Paulo Drinot en su artículo ‘El ojo que llora’, las ontologías de la violencia y la opción por la memoria en el Perú”, publicado en la edición 50 de la revista Hueso Húmero.

Poco después del fallo de la Corte, medios de prensa en el Perú revelaron que algunos nombres de los fallecidos en la llamada ‘masacre de Castro Castro’ ya figuraban en ‘El ojo que llora’ -según señala el historiador Drinot, en base a recortes de la época-, debido a que la CVR los incluyó entre las víctimas de ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas del orden en la década de los noventa.

Consultado por Ama Llulla respecto a su definición de ‘El ojo que llora’ como un monumento “pro-terrorista”, Jorge Montoya respondió que “yo lo califico así”.

A continuación, comentó que la inclusión de los nombres de senderistas ejecutados extrajudicialmente en Castro Castro desvirtúa el sentido del memorial. “El tema es que hay [nombres] de terroristas, si no estuvieran ellos no habría ningún problema”, explicó.

En resumen, el memorial ‘El ojo que llora’ ha sido reconocido oficialmente por el Estado peruano, en al menos dos procesos judiciales frente a la CIDH, como un monumento en favor de todas las víctimas de la violencia entre los años 1980 y 2000. También es reconocido como un espacio público por el Municipio de Jesús María y figura en el mapa de la Unesco de ‘Lugares de memoria vinculados a graves violaciones de los derechos humanos’.

La controversia alrededor de este monumento se debe a la inclusión -ordenada por la máxima instancia judicial del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos (SIDH)- de los nombres de senderistas ejecutados extrajudicialmente en Castro Castro. Eso representa 41 nombres de un total de más de 20 mil.

En función a lo expuesto, la red Ama Llulla concluye que la declaración del virtual congresista Jorge Montoya, del partido Renovación Popular, acerca de que el memorial ‘El ojo que llora’ es un monumento pro-terrorista, es falsa.

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Elecciones 2021, Fake news, Terrorismo

Don Ramón es un restaurante dirigido a la clase media y ubicado en la ciudad de Lima, que cayó en ventas debido a la pandemia. Los clientes habituales, oficinistas de edificios aledaños al sector, ya no consumen en el local porque se encuentran en casa realizando home office y, además, el aforo recomendado por el gobierno no ayuda a encontrar el punto de equilibrio que necesita para seguir funcionando.

Don Ramón es uno de los cientos de casos que aquejan a emprendedores y empresas a nivel nacional. Así lo comenta el experto consultor de negocios de la Clínica Empresarial del CIDE-PUCP, Luis Malpartida. Sin duda alguna, el COVID-19 ha impactado fuertemente al sector empresarial, por ello el especialista nos comenta cómo podemos resolver diversos problemas y encontrar alternativas de solución, a través de 4 pasos fundamentales:

Diagnóstico

El primer paso se centra en el reconocimiento de la problemática, por lo que deben participar todos los colaboradores de la empresa. Una herramienta sencilla para ayudar en este proceso es el análisis FODA.

Luego de la observación respectiva, el experto detectó que el restaurante no había tomado acciones de atracción de clientes: al encontrarse en una zona de clase media limeña de fácil acceso para los oficinistas y contar con un local atractivo, los consumidores acudían prácticamente por costumbre. Con la pandemia, los consumidores perdieron capacidad adquisitiva y los oficinistas laboraban desde sus hogares.

Para solucionar este impase y con el fin de mantener la imagen y estatus de clase media de Don Ramón, los dueños del local deciden abrir otra marca: Don Pepe.

Planificación de la respuesta

El siguiente paso es la planificación. Don Pepe permitirá ofrecer servicio de comida por delivery a menor precio a un target distinto. Esta nueva marca se centrará en familias del sector y oficinistas que viven solos y no cuentan con tiempo para cocinar. Es importante resaltar que la solución no deja de lado la marca Don Ramón, que mantendrá su nivel gama media: ambas empresas funcionarán en el mismo local, lo que permitirá que se aproveche de manera inteligente los activos de la empresa.

En este punto se realiza un plan de acciones a seguir. Se detalla la cantidad de motorizados que se contratarán bajo demanda, el protocolo de desinfección al entregar el producto, la nueva carta de presentación, el plan de redes sociales y los nuevos proveedores de alimentos. Toda acción debe tener un plazo determinado.

Implementación

Todo lo presentado en la planificación debe ser ejecutado paso a paso. Si una de las acciones proyectadas fue conversar con anteriores comensales e introducir esta nueva marca, esta tarea debe ser realizada en el tiempo planeado.

Para poder ampliar el conocimiento de las personas sobre este nuevo servicio, la implementación de un plan de redes sociales con una correcta segmentación y con contenidos enfocados en este nuevo público objetivo debe ser revisada con periodicidad para enmendar cualquier error.

Seguimiento

Para comprobar que la propuesta al problema cuenta con el impacto esperado, es necesario monitorear diariamente las ventas e inventario. En el caso de Don Pepe podría utilizarse herramientas sofisticadas, pero para disminuir costos una hoja de Excel bien elaborada será de gran ayuda.

Los gerentes deben calcular, por ejemplo, cuántos platillos necesitan vender diariamente para cubrir los costos y generar ganancias. Si no se logran las métricas esperadas, la estrategia debe ajustarse, ya que todo es un proceso de mejora continua.

Por último, el experto Luis Malpartida considera que los principales problemas de las empresas provienen de una mala gestión. Recomienda realizar las acciones en el tiempo planificado: la compra de insumos para el restaurante, la capacitación a los empleados. Si la empresa solo se encarga de solucionar problemas, no tendrá tiempo para la innovación.

 

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Empresa, Planificación, Problema

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 138: El Comando Conjunto y su imprecisión conceptual. Los temores que crecen y crecen a poco de la segunda vuelta. Y una combinación de factores hace necesaria la pregunta: ¿estamos al borde de una crisis enorme?

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Elecciones 2021, Perú, Terrorismo

El psicoterapeuta Alonso Bedoya Servat explica que la autoestima es la consideración que tienen las personas sobre sí mismas, la capacidad de establecer la propia identidad y atribuirse valor. La autoestima tiene que ver con nuestra habilidad de pensar y afrontar los retos básicos de la vida.

De esta manera, la autoestima es esa forma de mirarnos, de valorarnos y de querernos. Esta es producto de una evaluación y comparación de nuestras cualidades con las de las otras personas. Es decir, cuanta mejor valoración tengamos de nuestros atributos personales más alta será nuestra autoestima, y cuanto peor sea esta valoración, más baja será.

Si sientes que puedes potenciar tu autoestima y confianza en ti mismo, puedes poner en práctica algunos de estas acciones en concreto:

Elabora una lista de tus fortalezas

Es mucho más sencillo recordar las críticas y las cosas que no nos salen tan bien, que nuestros éxitos, logros y habilidades con las que contamos. Un buen ejercicio es hacer una recopilación de los propios aspectos positivos. Para ello sirve elaborar varias listas: elogios que hayas recibido, capacidades y fortalezas que posees, y otra para cosas que te hagan sentirte orgulloso de ti mismo.

Al inicio puede ser complicado recordar con qué llenar estas listas, pero es necesario que tomes este acto con calma. Incluso puedes dedicar varios días a ello, para que puedas ir llenando las listas cuando recuerdes algún ítem positivo. Una vez que culmines con estas listas, reflexiona sobre ellas.

Autoregalos

Este ejercicio busca fomentar el autocuidado, y el respeto propio. Empieza haciendo un listado de pequeñas cosas agradables que puedes hacer por ti mismo en el día a día. Se trata de actividades que te brinden bienestar. Dedícale tiempo a elaborar esta lista y procura que sea lo más larga posible. No se trata de poner grandes cosas sino pequeños actos cotidianos, como escuchar un disco que te gusta, hacer ejercicio, probar un nuevo peinado, pasear un rato por un parque, u otras actividades.

Otros métodos para mejorar tu autoestima es dejar de tener pensamientos negativos sobre ti mismo; ponerte como objetivo el logro en vez de la perfección. Además, considera los errores como oportunidades de aprendizaje; identifica lo que puedes cambiar y lo que no; siéntete orgulloso de tus opiniones e ideas. No tengas miedo de expresarlas. Y algo muy importante: Intenta, pese a todo, pasártelo bien.

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autoconfianza, autoestima

De acuerdo con Osiptel, los usuarios de Internet en el Perú incrementaron en 19.7% la demanda de WhatsApp en sus conexiones fijas, convirtiendo a esta aplicación en la más utilizada durante la primera cuarentena. Si bien se trata de una herramienta muy útil que permite comunicarnos día a día, su uso excesivo podría generar una adicción.

El estudio “WhatsApp addiction and borderline personality disorder: A new therapeutic challenge”, elaborado por el Indian Journal of Psychiatry indica que el uso excesivo de Internet tiene una alta correlación con un mayor aislamiento social, baja autoestima, agresión y conductas impulsivas. Esto también puede ser aplicable a la adicción a WhatsApp.

Proceso de la adicción a WhatsApp

Según expertos, el proceso de esta adicción se da a modo de proceso y de la siguiente manera:

  • Usar WhatsApp es agradable y gratificante para la persona. Esto es lógico debido a las características de la aplicación.
  • El usuario comienza a pensar más en usar la aplicación cuando no la usa.
  • Empiezan a usar WhatsApp con mayor frecuencia. En consecuencia, comienzan a perder interés por otras actividades que antes les interesaban como leer, escuchar música, hacer deporte, u otros.
  • La persona tiende a minimizar el interés que tiene en la aplicación. A esto se le llama el mecanismo psicológico de la negación.
  • Existe un intenso deseo periódico de usar WhatsApp. Tiene expectativas muy altas sobre el alivio de la incomodidad que se sentirá después de usar la aplicación.
  • Sigue usándolo incluso después de experimentar consecuencias negativas.
  • Por lo general, estas personas justifican el uso de la aplicación e intentan convencer a los demás de que están bien. Ven sus acciones a través de una distorsión acentuada de la realidad.
  • A medida que aumentan los efectos adversos del uso de WhatsApp, el adicto comienza a tomar conciencia de la realidad. Intenta y fracasa en controlar su comportamiento sin ayuda. Lo que mantiene el comportamiento en marcha no es el hecho de que sea placentero. Más bien, sienten que tienen que seguir usando la aplicación porque alivia las molestias. Este alivio se vuelve menos intenso y dura menos a medida que pasa el tiempo.
  • La persona muestra una capacidad cada vez menor de aguantar frente a las emociones negativas y las frustraciones cotidianas. Las estrategias de afrontamiento se agotan debido a la frecuencia con la que la persona adicta usa la aplicación. Por lo tanto, usar WhatsApp se convierte en la única forma de lidiar con el estrés.
  • Una crisis externa, como una ruptura, lleva a la persona o la familia de la persona a buscar ayuda y tratamiento.

Según el experto en temas de liderazgo, Diego Peralta, para reducir la adicción a esta aplicación, limita su uso. Entendemos que por temas laborales mucha comunicación se desarrolla por esta vía; pero pasado el horario laboral, busca reducir el tiempo que le dedicas al WhatsApp e inviértelo en otras actividades, como la lectura. Durante ese periodo, aconseja el experto, puedes desactivar las notificaciones de la app.

Según el experto las personas adictas al WhatsApp pueden pasar una hora 15 minutos a la semana leyendo y escribiendo mensajes. Es decir, unas cinco horas al mes. ¿Qué otra actividad podrías hacer durante ese tiempo que pasas en la app?

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adicto al WhatsApp, WhatsApp

El debate técnico del domingo fue ganado por Fuerza Popular en líneas generales. No fue una goleada, pero en los rubros importantes marcó la diferencia, especialmente en el tema económico (¡qué broncas debe haber al interior de Perú Libre que no permitieron la participación de los economistas de Juntos por el Perú, Oscar Dancourt, Pedro Francke o Alan Fairlie, que de hecho hubieran desempeñado un mejor papel que un deslucido Juan Pari, apabullado por Luis Carranza).

Patricia Juárez perdió con Dina Boluarte (ésta la llevó al terreno político y la vocera de Fuerza Popular no supo cómo responder); José Recoba fue más claro que Hernando Zevallos, pero podemos suponer un empate en este segmento; Fernando Rospigliosi apabulló a Avelino Guillén; Carlos Bruce tuvo más oficio que Andrés Alencastre; y, finalmente, si bien Nano Guerra García estuvo poco inspirado, le ganó por walk over a Celeste Rosas, quien nunca entendió de qué trataba este debate.

Fue, como se esperaba, más un debate político que técnico. Y en esa medida habrá que ponderar su impacto en la campaña electoral. El leve triunfo de Fuerza Popular puede ayudar a revertir la diferencia que le ha sacado Castillo a Keiko Fujimori en las últimas encuestas.

Fue visto masivamente. Han sido como 33 puntos sumando todos los canales de señal abierta. Actualizando valores, 1 punto = 25,000 familias (que representan 3.5 personas por cada una): igual 2’887,500 ciudadanos. A ello hay que sumarle los canales de cable, las radios nacionales (RPP y Exitosa), las radios regionales (que son líderes en sus respectivas localidades) y todos los portales digitales que lo transmitieron.

En total deben haber sido alrededor de cinco millones los espectadores, más que los que vieron el de Chota, el cual marcó un punto de inflexión en la campaña y le permitió remontar la gran diferencia inicial que Castillo le llevaba a Keiko Fujimori.

Pero sin duda, la gran definición va a ser el próximo domingo en el debate presidencial. Allí la audiencia seguramente se duplicará y considerando la estrecha diferencia que existe entre los candidatos, puede ser el factor decisivo para marcar la tendencia final en la última semana. Ya en otras elecciones, los debates inclinaron la balanza a favor de un candidato en desmedro del otro. Esta vez, probablemente no sea la excepción.

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Debate, Elecciones 2021, Perú
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