Hay pues un universo referencial que privilegia varios aspectos de la existencia y da sentido a La mujer. Más allá de la ironía cincelada de poemas como “La mujer” (p.19), del evidente sarcasmo de “Autorretrato (con ex marido)” (p.31) o esas urgentes imágenes que dan forma a la quimioterapia en “El éxtasis –por la agonía–” (p.49), los intertextos y el diálogo vivo y creativo con ellos ilumina territorios a veces velados o envueltos en una pátina de ambigüedad u opresión.
Las poetas aquí presentes (el recuerdo de su lectura, la verbalización de las alusiones a sus vidas o pensamientos) forman un coro que ordena el espectro temático del libro: la enfermedad, lo autobiográfico, la escritura, la soledad y la desesperanza, todo ello bajo el paraguas de la condición femenina y sus problemas. Un ejercicio de desnudamiento y un libro de poemas intenso (y recomendable) de comienzo a fin.
