Lo último avivó las protestas en varios puntos del país y provocó que se desdiga y plantee el adelanto de elecciones para abril del 2024. Propuesta que se condice con que haya Elecciones Generales antes del 2026 como opina el 87% del Perú urbano y el 83% del Perú rural; y el 91% del Sur y el 88% del Centro. Hoy nos encontramos en una encrucijada. En mucho dependerá de lo que hagan o no el poder ejecutivo y el legislativo para salir de ella. La presidenta sin partido ni bancada congresal ni mucho tino político; y los congresistas sin mayores incentivos para adelantar las elecciones pueden exacerbar aún más las tensiones sociales y generar, por lo tanto, las condiciones para una intensificación de las movilizaciones y protestas ciudadanas. En tal escenario, solo queda, en un acto de desprendimiento, la renuncia de Boluarte, la asunción del presidente del Congreso o de un congresista como Presidente de la República de un gobierno de transición y la convocatoria inmediata a elecciones generales. Así se restituiría algo de dignidad al ejercicio de la política.
Política indigna
Por:
Juan Carlos Guerrero
21.12.2022