Juan Cadillo, Ministro de Educación, en la sesión del Consejo de Ministros del último 4 de agosto, compartió algunas “cifras de espanto” sobre su sector como consecuencia de la pandemia. ¿Acaso se refería a la cobertura de la educación a distancia brindada por las instituciones educativas públicas y privadas o al acceso a la misma de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar? ¿Acaso a los resultados de la medición del desarrollo de habilidades de los estudiantes para conducir su aprendizaje de manera autónoma o a la pérdida de aprendizajes? Difícil saberlo. 

Sin embargo, algunas cifras, contenidas en el Plan de Emergencia del Sistema Educativo Peruano, de reciente emisión, ya no son de “espanto” sino de “terror”. Aquellas bosquejan apenas un escenario complejo e incierto de la Educación Básica en el país. Así, por ejemplo, poco más de 700 mil estudiantes de Educación Básica Regular y Educación Básica Especial, entre el 2019 y el 2020, interrumpieron sus estudios o estuvieron en riesgo de hacerlo. 2,4 millones de estudiantes, que equivale al 69% del total de estudiantes en el sector público, de 4° de primaria a 5° de secundaria no tienen computadora con internet. A ello se suma, la afectación socioemocional de niños, niñas y adolescentes.  

Datos importantes pero insuficientes para tener una aproximación mucho más certera de la actual situación de la educación nacional y de los efectos de la pérdida de clases presenciales. En ese sentido, algunas estimaciones hechas por el Banco Mundial, en relación con tales efectos, son devastadoras. Así, para el caso peruano, señala que, luego del cierre de escuelas y colegios de 13 meses, “la proporción de estudiantes por debajo del nivel mínimo de rendimiento en la prueba PISA podría aumentar en por lo menos 22 puntos porcentuales”. Es más, ello implicaría que “los resultados nacionales de PISA en comprensión lectora serían inferiores a los obtenidos en PISA 2012”. O, para el caso chileno, en un escenario de cierre de escuelas y colegios durante todo un año académico, la pérdida de aprendizajes oscilaría de un 64% a un 95% dependiendo del quintil de ingresos. Es decir, los más pobres perderían más aprendizajes que aquellos que se encontrarían en mejores condiciones económicas. 

No tenemos investigaciones que permitan saber con meridiana claridad cuánto han perdido de aprendizajes los estudiantes durante el 2020 y el 2021. Tampoco conocemos, bajo las excepcionales circunstancias que les ha tocado vivir, cuánto han logrado en aprendizajes en el mismo lapso de tiempo. Ahora, que los niños, niñas y adolescentes han vuelto a clases semipresenciales, en más de 6,000 colegios públicos y privados y en varias regiones, es posible llevarlas a cabo. En las cuales, merecería una particular atención la evaluación de la  situación socioemocional de los niños, niñas y adolescentes. Los hallazgos encontrados permitirían, es lo esperable, diseñar medidas que mitiguen, en el corto plazo, los efectos de la pérdida de aprendizajes y el impacto a nivel socioemocional padecido por los estudiantes;   y saber, en buena cuenta, qué es lo que está pasando y cuáles han sido sus consecuencias. La tarea está en manos del gobierno. Hacerla o no hacerla será un indicador de la importancia que le confiere a la misma.     

 

 

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Juan Cadillo, Ministerio de educación

Isabel Cristina López Eguren hilvana y teje con singular maestría la fascinante travesía de José María Ernán Eguren Rodríguez y su familia desde su abuelo don Andrés de Eguren, quien arribó al puerto del Callao alrededor de 1810, hasta sus generaciones posteriores. En cinco capítulos, analiza información inédita conservada por sus familiares de generación en generación y otras fuentes documentales y reconstruye más de siglo y medio del quehacer familiar, laboral, intelectual y político de los Eguren. Investigación que le permite corregir y subsanar vacíos en la biografía del poeta como cuando señala con meridiana claridad que el 8 de julio de 1874 fue el día de su nacimiento. 

Asimismo, traza el perfil del abuelo, los padres, los tíos y demás familiares de José María Eguren con detalle y cuidadoso esmero, gracias a lo cual el lector conoce sus maneras de pensar y actuar en distintos campos de la vida nacional desde fines del virreinato hasta mediados del siglo pasado. Por ejemplo, al abuelo del poeta el Rey de España Fernando VII le asignó el cargo de Factor y Administrador General de las Rentas del Tabaco de Chachapoyas, luego de cumplir con los requisitos de ser “súbdito leal, estar libres de cualquier deuda o de contratos vinculantes con comerciantes o con el gobierno, y tener alguna experiencia en la burocracia imperial. [De igual modo] (…) contar con suficiente riqueza como para pagar la media anta y depositar una fianza, pagada a la Caja como garantía de su honestidad”.   

En el capítulo que le dedica al poeta, López Eguren muestra con rigurosidad aspectos desconocidos de su vida. Varios de ellos, estrechamente vinculados entre sí, permiten conocerlo ya no solo como el bardo sin igual sino también como el hermano, el pintor, el amigo, el intelectual, el corresponsal, el funcionario público entre otras facetas más. Un aspecto, que la autora revela con particular esmero, es el vínculo amical de José María Eguren con sus pares y otros intelectuales, académicos y políticos no solo nacionales sino también extranjeros. Casi todos sin excepción le profesan admiración y respeto y así se lo hacen conocer. Como la dedicatoria de José de la Riva Agüero y Osma: “Al ilustre poeta limeño, Dn. José María Eguren. Su amigo y colega de la Academia”.

Amigos a los cuales José María Eguren les reconoce sin reserva alguna sus éxitos, sus publicaciones y su producción intelectual. “Une a su sentimiento maravillosa fantasía, cada día me sorprende con un nuevo aspecto del arte. Tiene impresiones muy originales de mis versos (…) tiene el don de fantasía y embellece lo que toca”, así se expresa el poeta de su entrañable amiga Isajara, seudónimo de Isabel Ramos Bodero de Jaramillo. Un amigo ideal como decían Abraham Valdelomar y José Carlos Mariátegui. 

En suma, Rastros Familiares: José María Eguren, orígenes y trayectoria de la familia Eguren en el Perú es una invitación a conocer otras facetas del poeta, a sus familiares, sus afectos y querencias, a sus amigos entre otras más, las cuales enriquecen la comprensión de su vida y época de manera sólida y documentada. Un libro de lectura imprescindible para todos aquellos que quieran conocer más a José María Eguren el poeta. 

 

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