Desarrollo

En el análisis constante que los estudiosos hacen de los países, (sobre todo en Latinoamérica), de sus sociedades y de su economía, es muy común leer artículos que tocan el tema con frases que tratan de explicar una realidad latente. Frases como  crecimiento económico”, “desarrollo social” y también  “desarrollo económico”. Por esta razón, considero necesario el buscar entender las circunstancias que crean estos conceptos entendiéndose como generadores o creadores de  dependencia que se da como una cadena de resultados.

Entiendo que el desarrollo social se centra en la necesidad de poner en primer orden a la población o más directamente a la sociedad, en un proceso que apunta al desarrollo propiamente dicho. La atención de la pobreza no solo se dirige a paliar las bajas remuneraciones o los mínimos ingresos económicos, sino también se trata de la atención directa de las vulnerabilidades, de evitar la exclusión, quizás de optimizar funcionalmente a las instituciones, consolidando la toma de decisiones y evitando la exposición constante, inclusive, de la violencia en las calles. Solo así entenderíamos, creo yo, que el camino al desarrollo social está llano. Una sociedad en desarrollo genera la inclusión social, empodera a las personas, cohesiona poblaciones y genera resiliencia en muchos casos. El acceso a la convivencia real es la estabilidad que se busca en el llamado desarrollo social. 

Todos los esfuerzos para atender a la sociedad y lograr su desarrollo, involucra no solo a los gobiernos, sino también a la comunidad misma, donde también consideramos a la llamada sociedad civil, al sector privado, y a los grupos que aún siguen al margen de las decisiones claves, como los pueblos indígenas o todos aquellos grupos que se muestran como minorías en la población. Todo ello debería aproximar a la sociedad y los estados para considerar acciones concretas. Dicho esto, podemos comenzar a evaluar si este desarrollo social está listo para fortalecer otro desarrollo que es el económico. Dos desarrollos que van muy asociados. Uno genera y aporta al otro y viceversa. 

En el contexto de una modernización del estado y de la generación de estrategias de desarrollos productivos, en este aspecto, cobra relevancia el comportamiento de las economías locales que reflejan directamente esta alianza de desarrollo social con desarrollo económico, venciendo poco a poco las concentraciones económicas e inequitativas que suelen darse en la realidad. Pero lo que promueve el fortalecimiento de esta alianza socioeconómica, es la generación de un crecimiento sostenido de la economía de un país. Pues el crecimiento económico de un país contribuye directamente en la construcción de un desarrollo social que se desarrolla con economías que emergen y se posicionan. La cadena de una fuerte estructura socio económica, la propone el crecimiento de las economías de los países. No hay desarrollo sin crecimiento. 

Cuando hay crecimiento económico en un país, se asume que los desarrollos  se darán por generación natural (exagerando) pero la aplicación de políticas de atención social basadas en las oportunidades que se generarán por el ingreso mayor de los presupuestos generales normalmente no se lo asocia a desarrollar la sostenibilidad y por ende no se desarrolla nada. El crecimiento económico repercute de manera importante en el desarrollo social de un pueblo. El factor financiero y la estabilidad económica aportan un estilo de vida a las familias e incrementa la tranquilidad emocional en relación con el futuro.

En estas circunstancias entonces, entiendo que no es lo mismo hablar de desarrollo económico y crecimiento económico, el primero es el resultado de una concienzuda política de buen uso del incremento ganancial de las economías de los países, el país crece económicamente y se dan las oportunidades para contribuir al desarrollo de la sociedad en fortalezas que las necesidades obligan: educación, salud, empleo, proyectos productivos reales, el apoyo a los emprendimientos serios y reales con apuestas fuertes futuras, las micro y pequeñas empresas con apoyo concreto y la  mediana y gran empresa con una visión proyectada al interior y al exterior. Tema importante a trabajar en otro artículo.

Resumiendo entonces, puedo decir que al hablar de desarrollos económico y social se considera el fortalecimiento en el crecimiento general de un país. Deberíamos hablar solo de crecimiento económico y no limitarnos a compararlo con el desarrollo solamente, pues este es el resultado de la buena aplicación y redistribución lógica cuando las arcas se manejan en azul extremo. Para ello hay que considerar además que para que haya un buen desarrollo económico es importante que el Estado elabore, implemente y ejecute políticas orientadas a este desarrollo y no solo al crecimiento, teniendo en cuenta que el crecimiento se da en el corto plazo pues se carece de políticas diseñadas para ese fin, en cambio el desarrollo tiene un alcance a mediano y largo plazo. Solo ahí, estaremos avistando el gran desarrollo social que la economía permite y desarrolla, apoyándose en conjunto con lo económico. No es lo mismo. Veamos que sigue……..

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crecimiento, Desarrollo, sociedad

[REFLEXIONEMOS PERÚ]  Saludos estimados lectores, es grato nuevamente escribir para inaugurar el año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho.

El 2023 fue el año de la unidad, la paz y el desarrollo. Lamentablemente, seguimos luchando por la paz y en vez de avanzar, vamos en retroceso como el cangrejo. Este año, nos toca celebrar el Bicentenario de nuestra Independencia y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho. Muy pocos, por no decir, nadie, conoce el motivo anual.  El propósito de estos lemas es trabajar durante todo el año la importancia que tuvieron dichos acontecimientos históricos para nuestra identidad peruana. Sin duda, bastante debilitada y dañada.

Saber el futuro siempre ha despertado la curiosidad de los humanos. Y es que, el hecho de conocer qué nos depara el destino implica comprender cómo cambiaríamos y a qué desafíos y oportunidades podríamos enfrentarnos.

La conquista española del Perú

La conquista española del Perú, operada a partir de 1532, va a significar en buena cuenta, un proceso de invasión y copia. Este proceso provocó en las poblaciones más oriundas un schok cultural. Toda ruptura de la tradición o las creencias a nuevos valores, en muchos casos impuestos, por la falta de educación en todos los niveles, trae conflicto. Cambios, luchas.

Definitivamente sabemos que nuestros pobladores andinos no aceptaron la nueva situación que se estaba gestando. La resistencia y la reacción ante lo nuevo, era el tono del contexto.

Los españoles trajeron la cultura de occidente, la religión cristiana – católica, las Iglesias, entre otras cosas. La conquista del Perú significó todo un cambio ideológico, entre ello, la educación. Desde la época del incanato, vinculada a las clases más privilegiadas. Entre 1777 y 1820, etapa plenamente colonial, el desarrollo de algunos cambios en el pensamiento colectivo, impulsados por la Ilustración europea comenzaban a sentirse. Las mejores muestras las vemos con el nacimiento del Mercurio Peruano (1791 – 1795), primer periódico bisemanal, publicado en Lima y difundido ampliamente en Hispanoamérica. Este periódico podría considerarse como la primera fuente o el medio que protagonizó los sentimientos patrióticos de nuestra Independencia, influyendo en el pensamiento de los criollos coloniales, los peruanos de aquella época.

La Independencia

Todos recordamos el 28 de julio de 1821 como el día en que nos “liberamos” del Virreinato y nos convertimos en República. Pero, ¿esto fue así? Para Raúl Chanamé, en su libro “La república inconclusa”, fue un simple sueño ideal de los liberales peruanos de la independencia. Esto debido a que, al no contar con ciudadanos, concluye que esta proclamación de la libertad careció de protagonistas. “Para ser ciudadano – en el concepto decimonónico – se debía ser criollo; para ser elector, tener renta; para ser sufragante, ser alfabeto”. [1]

La República se inauguró con el primer congreso constituyente en 1822. Este congreso fue la primera institución política elegida democráticamente en el Perú. Ojo que, el voto de la mujer y de los esclavos, recién se dio en 1955 durante el gobierno de Manuel Odría. Y ojo de nuevo, estas mujeres debían ser alfabetizadas.  Los indios fueron la tropa de lucha por esa ansiada libertad de la independencia. Pero a pesar de su lucha, no fueron liberados, ya que los indios no votaban al ser analfabetos.

¿De qué libertad democrática estamos hablando?

Primero: Cómo podemos hablar de verdadera democracia sin cultura electoral. Segundo: Cómo podemos celebrar la independencia si la libertad no ha sido ejercida verdaderamente, ya que la historia del Perú nos ha demostrado que la opresión, el abuso, la ignorancia, y la corrupción escandalosa de hoy, nos evidencia esclavitud y pobreza mental. Al hoy. Tercero:  De qué libertad estamos hablando si los indicadores de pobreza se han disparado junto al nivel de analfabetismo.

Lo cierto es que la República del Perú fue un acto fallido y desleal con los mismos peruanos.

El propio Túpac Amaru II, José Gabriel Condorcanqui Noguera, fue un héroe indígena que dio su vida para liberarnos en lucha sangrienta contra la corona española del Perú. Encabezó la mayor rebelión contra el abuso y la opresión hacia los “cholos” como le llaman algunos limeños clasistas que gozan de los privilegios y herencias.

Hoy vivimos los mismos problemas, en épocas más modernas. Existe Constitución, leyes, pero no hay igualdad ni respeto hacia las personas, ni hacia las mujeres. La forma de gobierno que inició la Independencia de nuestro Perú trajo anarquías, desgobiernos, exclusión, marginaciones, y abusos.

La desfigurada y anhelada igualdad en el Perú tomó cuerpo recién en 1978 que le otorgaba el derecho a votar, a los peruanos no analfabetos. Quienes, por primera vez en la historia, en 1980, votaron. Si no hubiera sido por el caudillo Ramón Castilla, que buscó integrar al indio y al esclavo en la comunidad política, estos quedaban marginados.

Según la Encuesta Nacional de Hogares de 2021, el 5.2% de la población enfrenta esta situación. Huánuco encabeza la lista de regiones con mayor analfabetismo con un 14.6%, seguido por Apurímac 10.9%, Cajamarca 10,7%, Cusco 9.6% y Ayacucho 9.4%. Si a estos datos le sumamos el contexto de la Pandemia, 1.3 millones de peruanos de 15 a más años reportaron no saber ni leer ni escribir. Los llamamos NINIS. Una generación de jóvenes y mujeres – muchas de ellas, de área rural- votarán en las siguientes elecciones, siendo analfabetos.

¿Somos conscientes del nivel de frustración -que se vive en el Perú- de esta parte de la ciudadanía que no pertenece a las clases altas?

Creo que no, porque la Historia del Perú nos la han contado de modo sesgada y sin apelar a la reflexión del problema de fondo que afecta a nuestra calidad de democracia que tenemos. Creo que no, porque las clases, abusos, y marginaciones, se fortalecen también en familias que no educan en valores y principios y dejan que los maltratos machistas queden impunes. Creo que no, porque la mujer todavía no es respetada ni considerada como se merece. Creo que no, porque la indiferencia del ser humano al prójimo es consecuencia de su falta de Dios en la vida.

Tengamos presente que sin valores humanos y principios de vida que reflejan nuestra moral y ética con el prójimo, solo seguiremos construyendo una democracia ilusoria de naipes. No existe verdadera caridad al prójimo, sin considerar que el otro es criatura divina, como yo, reflejo de Dios. Nadie ama al prójimo por el mero prójimo. Si lo ama por sí mismo es egoísmo. Pero si amamos al prójimo por la compasión divina que existe en nosotros, estamos amando con un corazón como el de Dios. Los fundamentos de los valores se encarnan en el reflejo de la personalidad y los sentimientos nobles, desde esa luz divina que habita en el interior, cuando se cultiva mediante la fe.

Sin educación en todos los niveles, tampoco habrá ni democracia, ni desarrollo.

Los peruanos que menos han tenido y más marginados se encuentran, ¡esperando a gritos!, De las oportunidades que las personas ciertamente más preparada que ellos, sientan al menos un poco de compasión, tras esa historia de nuestro Perú sufrido.

Para que la libertad viva, debe venir de la mano de la verdad. Y esta, de la justicia. No hay justicia verdadera si no es en la equidad del bien que todos merecen. Y con ello, no me refiero a bienes materiales, están los bienes de la mente, del espíritu, del corazón, de la educación. Los bienes de la calidad de vida, los bienes del saber sus derechos y deberes, el bien del trabajo, el bien de la salud y de una calidad de vida digna, como ser humano que todos somos.

Para recuperar la confianza hay que cumplir con las promesas. Para hacer política de verdad, hay que hacer el Bien al Otro.

[1] Chanamé Orbe, Raúl. La República Inconclusa. Séptima edición. 2023. Pág. 5.

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Democracia, Desarrollo, Equidad social, independencia, valores

Las nuevas teorías que hablan de competitividad no definen propiamente cosas concretas muchas veces, es por eso que existe la necesidad de comenzar a voltear la mirada al fortalecimiento de la competitividad de unidades territoriales que suman en conjunto a una economía nacional. Desarrollar políticamente un territorio es crear las condiciones sociales, económicas, culturales y ambientales que permitan a las empresas localizadas en su territorio aumentar la productividad.

En los últimos años, la tendencia entre las unidades territoriales en todo el mundo es la de desarrollar y fortalecer desde la tecnología los productos y servicios que son base primaria, apelando a la transformación y a los escalamientos productivos, desarrollando al final una marca por región, trabajo interesante que abre una puerta para los desarrollos auto sostenidos y asistidos.

En consecuencia, muchas de las herramientas que se pueden utilizar para plasmar el concepto de marketing territorial llevan a la investigación, a la autovaloración misma para promover el territorio estimulando el desarrollo local y el regional.  El reto es poder construir una respuesta ante los constantes retos que trae la globalización. El tema está en debate, y deviene en una interesante oportunidad para la creación de estrategias que desarrollen el cambio. Abrazos.

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Competitividad, Desarrollo, Estrategias, marketing, Marketing territorial

Por último, en esta lluvia de ideas y de reflexiones, se encuentra una muy importante, que es la necesidad de las capacitaciones específicas para fortalecer la oferta tecnológica, pues la información debe transformarse en conocimiento y la tecnología debe convertirse en el soporte necesario, con ella se encuentran elementos que ayudan a la innovación pues desde el conocimiento se genera la creatividad y la innovación en todo proceso productivo.

Podemos seguir viendo el tema, es muy recurrente, las asociatividades permiten acceder a nuevos mercados también, un mismo giro, varios empresarios, competencia, todos estos conceptos son potenciales y refuerzan la importancia de hablar de las empresas populares como ejes de desarrollo, las pymes, o las mipymes , o los emprendedores, todos se constituyen en actores de un mercado interno que está luchando de tiempo por posicionarse y marcar las pautas de un desarrollo país. Si leen esta colaboración presto a debatir. Como siempre.

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Desarrollo, Emprende, Mercado

Es verdad que hay cosas que se deben mejorar en la relación entre cliente y proveedor cuando el cliente tiene una posición de dominio, pero eso se logra propiciando una sociedad emprendedora unida sobre bases positivas. Un entorno formal, un emprendedor que tributa y que usa los servicios de factoring, billetera móvil, venta a crédito y demás que el mercado ofrece y permite, no son rompemuelles sino por el contrario, son aceleradores y viabilizadores de crecimiento. Es verdad que hay mucho que mejorar, pero esa mejora no puede venir de un 80% de informalidad ni de un Estado opresor y corrupto.

El cambio debe nacer de una sociedad unida y solidaria, pero formal. El partido se gana desde dentro de la cancha, así que no usemos excusas como falsos rompemuelles y juguemos todos el partido que nadie lo va a hacer por nosotros, y mucho menos el Estado.

Hoy cuando pases un rompemuelles, piensa en tu rol en la sociedad para hacerlo desaparecer.

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Desarrollo, Formalidad, sociedad

Nací en el año 89, lo que quiere decir que soy de esa generación a la cual le tocó vivir los mejores años en términos económicos para el Perú, y que creció escuchando que aquí había oportunidades para los jóvenes. Recuerdo con emoción un discurso de graduación en mi universidad de Gastón Acurio que cerraba diciendo: “Quisiera decirles, en realidad pedirles, que no se vayan del Perú: ustedes son sus hijos más afortunados, sus hijos más preparados. Si salen a estudiar una maestría, regresen. No se vayan: es aquí donde están las oportunidades, es aquí donde está la riqueza, es aquí donde la vida encuentra un sentido. No se vayan porque su pueblo los necesita; el Perú los necesita; la historia los necesita”.

Qué difícil se volvió en los últimos años mantener el optimismo y abrazar las palabras de nuestro querido chef. En un escenario de crisis política, económica y social, que no parece tener cuando acabar, ¿vale la pena mantener la fe en el Perú? ¿Debemos considerar que es nuestro rol como jóvenes luchar y cambiar nuestro país para mejor, o después de estos últimos años es mejor tirar la toalla e irnos?

Es una pregunta difícil, y de seguro la respuesta es personal, y no existe una sola, ni correcta. Argumentos a favor y en contra de quedarse en el Perú deben pasar por la cabeza de miles de jóvenes en este momento.

Por un lado, a pesar de las voces de izquierda que celebran que la economía creció en el 2021, y que este gobierno no ha resultado ser “comunista” o “chavista” (sino solo incompetente), la realidad es que la cosa no viene bien. Para el 2022, la economía crecerá solo 1.9%, la menor tasa en los últimos 13 años*. Este bajo porcentaje se debe principalmente al deterioro de la confianza empresarial, y una inversión privada que proyecta -9%. Evidentemente esto entierra consigo la posibilidad de recuperar los empleos formales perdidos durante la pandemia. 

Para cualquier joven, este es un momento difícil tanto para buscar trabajo como para emprender un negocio. A esto se le suma un gobierno que demuestra día a día incapacidad de mejorar, o de implementar si quiera algunas de las banderas tradicionales de la izquierda, como la mejorar de los servicios públicos. Durante el 2021, la inversión pública no llegó a un % de ejecución mayor a 45% en ninguna región*, y las cuestionables designaciones a todo nivel de gobierno no auguran una situación mucho mejor para el 2022.  Ante este escenario, muchos jóvenes talentosos consideran que podrán encontrar mejor calidad de vida para ellos y sus familias en otros países, y han migrado, o están buscando hacerlo, con justa razón. 

Por otro lado, estamos los necios optimistas. Quienes pensamos que los países que hoy se consideran desarrollados, lo son en parte porque en algún momento de su historia, sus ciudadanos lucharon y trabajaron para que así sea. Alemania y Japón son ejemplos de países que lograron reconstruirse luego de situaciones muy duras de guerra. Los países bálticos, por ejemplo, pasaron de ser comunistas y extremadamente pobres durante la existencia de la Unión Soviética, a ser las economías más prometedoras de Europa, gracias a sus políticas anticorrupción y de libertad económica. Pero ningún país (u otro tipo de organización) se construye, o reconstruye solo. Se necesitan personas dispuestas a trabajar en ello. Y las preguntas pertinentes son las mismas que surgen cada vez de que nos enfrentamos a una situación que quisiéramos que cambie: si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo? *, ¿quién va a trabajar por este país si no son sus propios ciudadanos? ¿alguien lo va a hacer por nosotros? El Perú, como bien dijo nuestro maestro cocinero hace más de 10 años, necesita más que nunca que no le perdamos la fe. 

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

** Fuente: IPE

*** Tomado del discurso de Emma Watson en la ONU, 2014. 

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crecimiento económico, Desarrollo, Perú, Reflexiones para el desarrollo

La población tiene dos necesidades urgentes: salud y empleo. En paralelo atravesamos una turbulencia política e institucional y una tercera ola. Por un lado, tenemos que evitar el crecimiento de los contagios y por otro, volver al diálogo y dejar los insultos y las agresiones. Si no tratamos de entendernos, perdemos todos, pues la vida no mejorará para nadie. Hoy más que nunca el entorno que rodea a la economía es fundamental, pues no se crece ni se desarrolla en un vacío.

Para que el empleo aumente es necesario crecer. Y para crecer se requiere antes aumentar la inversión privada, pues esta representa el 80% de la inversión total. Sin embargo, ¿es suficiente el crecimiento? Claramente no. Lo que sucede es que el crecimiento es un medio, que puede servir para aumentar el bienestar. Y digo “puede” porque hay muchas economías que atraviesan por una fase de crecimiento, medido por los aumentos en el PBI, pero no desarrollan. El crecimiento significa producir más, mientras que el desarrollo está vinculado con el bienestar.

Se requiere elevar la inversión privada.  Negarlo es ponerse de espaldas a toda la evidencia empírica e histórica. También es fundamental tener instituciones creíbles, algo que se observa es difícil de lograr, pero indispensable.

¿Por qué es necesario crecer? Porque es un paso intermedio para apuntar hacia el desarrollo. Existen dos razones por las que es necesario crecer: por un lado, si las empresas producen más, el Gobierno recauda más y por lo tanto, aumenta la capacidad de gasto del Estado; por otro, genera empleo. Ya no podemos engañarnos: fue la caída del PBI de 2020 la que originó el aumento del desempleo. Y fue el mal funcionamiento del estado, tanto antes como en 2020, lo que impidió que estemos preparados en salud y en educación para afrontar una situación como la vivida.

Entonces, ¿qué ocurre?; en primer lugar, el hecho que el Estado tenga dinero como consecuencia del crecimiento, no significa que sepa cómo gastarlo; una de las grandes reformas ausentes en lo que va del siglo es la del Estado; en segundo lugar, los efectos de las políticas sociales no se ven en el corto plazo sino en el mediano y largo plazo, suponiendo que hayan estado bien diseñadas e implementadas y no alteradas por los nuevos gobiernos; en tercer lugar, existe un alto nivel de desigualdad, no solo de ingresos sino también de oportunidades y regional; este último problema es una característica histórica de América Latina. En cuarto lugar, el Estado no está garantizando un acceso a servicios básicos de calidad; educación y salud de baja calidad son centrales para sostener el crecimiento y cruciales para elevar el bienestar. En quinto lugar, la infraestructura es deficiente, en especial en la conexión entre sectores rurales y los mercados. En sexto lugar, la corrupción en instituciones básicas, como el poder Judicial. En séptimo lugar, el gran ausente es la reforma institucional. No pretendo ser más extenso en la lista, pero así no es posible desarrollar.  Sólo crecer, no alcanza, aunque es indispensable para poder desarrollar.

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Carlos Parodi, crecimiento, Desarrollo, Entendiendo de Economía
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