Hay mucho en juego respecto del futuro de la república, para que el Congreso se adormezca y no actúe en consonancia con el grave riesgo social que implica dejar a Castillo culminar su mandato.
Hay mucho en juego respecto del futuro de la república, para que el Congreso se adormezca y no actúe en consonancia con el grave riesgo social que implica dejar a Castillo culminar su mandato.
¿Qué lo llevó a renunciar a Perú Libre?
Un cúmulo de episodios. Primero fue el tema de las firmas [Bermejo firmó dos fichas para inscribirse en Perú Libre] que no aparecieron. Es muy raro. Creo que hubo gente, que estaba a cargo de estas cosas, que tenía celos de que yo, una vez inscrito en el partido, apunte a un cargo partidario. Hay gente súper tóxica al lado de Vladimir. Es un buen compañero, pero le gusta andar con gente que le dice ‘sí, Vladimir’, ‘ten cuidado, Vladimir’, ‘quieren tu lugar, Vladimir’. Lo han convertido en un pequeño rey y es gente del nivel de Guido Bellido. Y lo digo con nombre y apellido. ¿Qué era antes de la elección? Era un pirañita, un chupamedias de Vladimir en Cusco. Le dice ‘comandante’, pero Vladimir no ha comandado ni una marcha.
¿Nunca le preguntó a Cerrón qué fue lo que ocurrió [con las fichas]?
Le comuniqué. Cuando reviso en el ROP [Registro de Organizaciones Políticas] y no aparezco, le digo: ‘¿qué pasó?’, porque me inscribí dos veces. Me dijo que iba a consultar y luego, tratando de solucionar, me dijo que no importaba, que iba como invitado. Era muy complicado porque venía siendo parte de la Comisión Política del partido. Luego, fueron bastante desleales. Cuando les pareció que mi presencia era incómoda para algunos decían que solo era invitado, que no era militante.
¿Pero hubo un detonante para que identificaran un riesgo en usted?
Una de las cosas que les incomodó mucho fue la Asamblea [Constituyente]. Nosotros sacamos el kit electoral para el tema de la Constituyente hace más de 10 años. Cuando ganamos la primera vuelta [de 2021], a los días Vladimir me dice si había la posibilidad de cambiar el nombre del promotor [de la iniciativa del referéndum]. Le dije que íbamos a dar una especie de carta poder para que otros compañeros sean parte y puedan presentar ante la ONPE si era necesario. No me respondió y luego presentaron un nuevo kit.
Ese fue un primer obstáculo.
Luego, no es desconocido que hubo momentos intensos entre el partido y el profesor. Conversé con Vladimir muchas veces y, si comencé a ir a Palacio fue por eso: para mediar las broncas. El que ya hubiésemos ganado no significaba que íbamos a poner a amigos [en los ministerios], así no cumplan el perfil. Cuando se habló de cuotas de poder, a mí me ofendió.
¿Quién presionaba por estas “cuotas de poder”?
Por el lado del partido… Hubo errores. Cuando se cedió ante el chantaje caviar para que no sea premier a Roger Nájar, no se le defendió. Se puso a una persona como Guido Bellido que será compañero, miembro del partido y congresista, pero no tiene la experiencia. Te puede gustar que sea muy pechador, pero esa no es la chamba de un premier. Se necesita un mínimo de experiencia en el Estado.
¿La propuesta de poner a Bellido fue de Cerrón?
La propuesta fue de Vladimir y supongo que coordinó con el presidente. No dio los frutos que se esperaba y el segundo Gabinete fue de crisis, de desgaste por la lógica de Guido con el presidente, a quien buscó pechar. Lo otro que sucedió es que Vladimir y Guido personalizan mucho la política. Si por ellos no pasaban las decisiones, todo era cuestionable. Ellos sí pueden ir a Palacio, salir y tomarse una foto con Pepe Luna y otros grupos de derecha, y eso no es cuestionable. Es medio esquizofrénico y es desgastante.
¿Fueron estas decisiones incoherentes las que pusieron en marcha el rompimiento?
Han ido minando. Si alguien evitó el rompimiento de la bancada, fui yo. Yo hablé con las facciones, que son varias. Hay hasta cuatro sectores dentro. No se ve en el fujimorismo u otras bancadas. Seguramente tienen discrepancias, pero no lo manifiestan públicamente.
¿Por qué se han dado estas divisiones?
Porque no hay liderazgo en la bancada. Las reuniones de bancada son poco asistidas. He estado en reuniones donde había apenas cuatro congresistas. En su mejor momento, he llegado a ver 22. No vienen todos, no existe una agenda parlamentaria. ¿Ustedes pueden ver una agenda en Perú Libre? No tenemos. Por amor a Cristo, tenemos cinco meses como congresistas. No se trata de que me des tu proyecto de ley, y te lo firme yo y cinco más.
[Trabajan] a manera de feudos.
Sí. Algunos no me dejarán mentir incluso con cómo se manejan las asesorías en la bancada. Todas las semanas entra y sale gente. No tiene ni pies ni cabeza. Revisa la cantidad de rotación de asesores dentro de la bancada.
¿Nunca hubo una iniciativa para no autosabotearse?
Hablé con Vladimir, el profesor y Waldemar infinidad de veces. El presidente siempre fue manifiesto a la unidad de la bancada. Del sector del partido, sentía que tenían muy claro que había dos bandos y que así era. Waldemar [vocero de la bancada] es una buena persona, pero carece de un norte, de una brújula política. Nos estábamos dejando llevar por la marea que dictaba la derecha. Todas las semanas ponían un ministro a la guillotina.
¿Nunca aterrizaron en una solución?
Nunca. Antes de que me vaya, se seguía debatiendo el reglamento de la bancada, cinco meses después. Hablan de disciplina, pero esto es hacer lo que ellos digan. Lo de la votación de María del Carmen Alva fue vergonzoso. Cuando dijeron luego que no era un acuerdo de la bancada [la moción de censura contra Alva], no fue verdad. El viernes a última hora, presenté una moción. Si la bancada presentaba la suya, yo les dije que retiraba la mía o sumábamos ambas. El día anterior de la votación, a las dos de la tarde, en la famosa reunión de bancada que éramos seis, creo, se acordó que: o la bancada presentaba la moción o yo presentaba la mía. Pero esa mañana [el día de la votación], Waldemar Cerrón me dijo que no iba el tema. Me dieron argumentos vergonzosos como: no somos colonia de España.
¿Qué le respondió?
Le advertí que si la bancada votaba dividida, yo renunciaba. Me llamaron otros congresistas y les expliqué la situación. Waldemar me dijo que era libre de tomar la decisión que quisiera. Me argumentó que no había ninguna prueba, que no éramos juzgado y que se requería un video o audio de ella.
¿En qué momento presentó su renuncia a Perú Libre?
La presenté sentado en el Pleno. Le dije al asesor Tito Wanka que redacte mi renuncia. En una línea y media porque las explicaciones largas se dan a personas que valen la pena. No pensaba desgastar ni un minuto más con esta gente. No solo pienso que son desleales, sino que luego Vladimir dijo que no habían perdido nada y no sé qué.
¿Cree que Waldemar tenía otros argumentos para motivar indirectamente su salida?
También hay celos políticos. No querían que me catapulte con la Asamblea Constituyente o [querían] que no esté en el partido para que no agarre ningún cargo. Cuando presento mi renuncia, varios congresistas se paran y encaran a Waldemar y a Guido con términos que no puedo repetir. Insultos, cuadradas en el mismo Pleno.
¿Tuvo un encuentro posterior con él?
Me escribió por mi estado de salud [Bermejo salió hace días de alta por Covid]. Cerrón [Vladimir] también me llamó hace unos días, haciéndose el graciosito.
¿En qué sentido?
“Compañero, ¿en qué estás?”, como si no hubiera pasado nada. “Le he dicho a la gente que es un amague tuyo nada más, que vas a seguir con nosotros”, me dijo. Le di por su lado y lo dejé ahí. Me volvió a escribir, pero le respondí escuetamente. Tengo 46 años y 33 haciendo política. Si hay algo para lo que no estoy, es para payasadas. Sé que en esta lucha no existe espacio para individualismos, ni celos, ni mediocridades. Si yo pienso que uno es traidor, no lo saludo, no le hablo, no le pido favores.
¿Y por qué esperó para tomar la decisión de renunciar?
Siempre hay un detonante. Cuando decides algo de esta naturaleza, no es poco. En el Congreso no conviene porque sales de comisiones, te quedas solo. Pero hay cosas que van por encima. He intentado desde mayo mediar, pero, lamentablemente, hay gente que le gusta manejar todo como si fuera su club, por no decir su chacra.
Se refiere a Vladimir Cerrón.
A los que mandan en Perú Libre.
¿Quiénes son, además de Cerrón?
El vocero [Waldemar] y Bellido, quienes todo el día se mueven y dan vueltas, tratando de torcer la voluntad a los demás. Yo he sido atacado por meses desde las redes sociales del partido cuando empecé a tomar opiniones particulares sobre algunos temas. Ellos no quieren que ni opine sobre mí. Están locos. He sido el único que daba escuela [clases] de formación política a los chicos. Y luego venía la orden desde arriba cuestionando por qué hacía eso. Es la del perro del hortelano.
¿Cuáles serán los objetivos de su nueva bancada Perú Democrático?
Vamos a defender el proceso de la Asamblea Constituyente de manera seria. Los otros objetivos son la defensa del gobierno, la nueva Constitución y leyes en favor del pueblo.
Además, se ha asociado al movimiento Vamos Pueblo.
Con algunos del movimiento nos conocemos hace como 20 años. Entendemos que hemos logrado un capital político en este tiempo que hay que conducir y que no daba más en Perú Libre. Han visto liderazgo en mí en un futuro, aunque falta mucho para el 2026. El día que renuncié conversé con Pedro Castillo. Me escribió muy amablemente, es un tipazo. Me felicitó por mi sustentación de la moción de censura. ‘Obviamente íbamos a perder, pero te felicito’, me dijo. Le expliqué que no era un berrinche ni una decisión tomada en caliente. Me pidió que no me alejara.
¿Cuál es su relación con Pedro Castillo?
Tenemos una relación muy de ida y vuelta. Tengo el honor de reunirme con él al menos una vez cada 10 días. Es una relación muy honesta.
Volviendo a Vamos Pueblo, ¿cuál es el ideario de esta organización?
Es el de la izquierda toda la vida, una izquierda que no se siente avergonzada de ser y que no puede convertirse en un feudo, que necesita liderazgos, pero en plural.
¿Bajo qué términos se adhirió a Vamos Pueblo?
Es un proceso de formación. Tenemos que cumplir con la recolección de firmas, armar los comités a nivel nacional. Me convenció el tema generacional. Necesitamos refrescar la izquierda. Cuando trabajé con Barrantes Lingán el último año de su vida, siempre me decía que la izquierda nunca aprendió bien las matemáticas. Que solo aprendieron a restar y dividir, y nunca a sumar o multiplicar.
¿Eso vivió en Perú Libre?
Una de las grandes críticas a lo que pasó con PL fue eso. Pasan dos cosas cuando la izquierda gana: abres un frente o abres el partido. Perú Libre no hizo ninguno.
¿Qué fue lo que más le decepcionó de Perú Libre?
Creo que floreció un espíritu muy sectario en el triunfo. Y eso es un cáncer en la izquierda porque no te permite ver. Conviertes al partido en una iglesia, en una secta donde solo los que te dicen ‘amén’ o ‘sí señor’, están bien. Y todos los demás no son vistos como compañeros ni equivocados.
¿Nunca se lo dijeron a la cara?
Nunca. Tal vez lo bueno de la generación que se fue es que tiene formación ideológica. Ningún panfletario o barra brava que se aprendió dos canciones y tres frases me va a venir a decir caviar.
Usted tiene un lastre: el juicio sobre sus vínculos con los remanentes de Sendero Luminoso que se resolverá en las próximas semanas.
Un hombre es libre cuando tiene la conciencia tranquila. Me pusieron testigos sin rostro, con triple código. Tú, con tres códigos, diciendo lo mismo para corroborar la misma versión. Dijeron que había un video mio sentado con los Quispe Palomino y que había un acta de sujeción firmada por mí a Sendero. Han pasado como 12 años y nunca se presentaron ambas cosas.
¿Nunca ha conocido a los Quispe Palomino?
Nunca. Es absurdo. Si vas ahí, te darás cuenta que es un tema muy focalizado en sitios donde no llega nadie. Que la mayoría de la gente que vive ahí son comités de autodefensa y, más bien, combatieron a Sendero. Con ellos hemos trabajado nosotros.
¿Aspira a candidatear a la Presidencia el 2026?
Desde Perú Libre creían que era la carta para el 2026 y desde otros espacios de izquierda también me han hecho llegar su sentir. Hoy vi videos de Salvador del Solar donde se hacía referencia que la disputa sería con él. Con él tendría el mejor debate político en mucho tiempo. Me alegraría mucho que sea candidato. Tu vas a Chile y pueden ser fachos, pero al menos sostienen cinco minutos una idea. Aquí tienes unos personajes sacados de cuentos de horror. Mira la discusión entre Bellido y Bustamante, llamándose a la calle para agarrarse a golpes. El país no se merece eso.
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-La cruzada de denuncias de fraude en el proceso electoral, que agitó medios y movilizó activistas dentro y fuera del Perú, y al final, como quedó demostrado palmariamente, no pasó de ser un bluff. Keiko Fujimori perdió, ajustadamente, pero perdió. Y lo lamentamos, porque seguimos creyendo que era mejor opción que el desastre de gobierno que tenemos ahora, pero la lideresa de Fuerza Popular no entendió razones, hizo una mala campaña en segunda vuelta y se dejó derrotar por un mediocre e improvisado como el candidato de Perú Libre.
-Las campañas mediáticas y médicas contra la vacuna Sinopharm, que llegaron a asustar a un sector de la población, injustificadamente. En base a bulos o papeles, prejuiciosa y malintencionadamente leídos, se quiso hacer creer que dichas vacunas eran “agua destilada! (¡!). Hoy se sabe que la vacuna en cuestión es eficaz, ha salvado miles de vidas, sobre todo del personal de primera línea, y es aceptada, además, en casi todo el planeta. Los causantes del bulo siguen campantes haciendo periodismo o sentados en el Congreso perorando con presunta autoridad académica.
-La expulsión fallida de los venezolanos. Un operativo mendaz, encima fracasado porque no se hizo la coordinación diplomática debida, dirigido por el propio presidente Castillo y con la complicidad del titular del Interior, Avelino Guillén, sumándose a los ultras xenófobos que circulan, felizmente en minoría, por estos lares.
-La complicidad de la izquierda, dizque moderna y progresista, con los desaguisados contrarreformistas y conservadores de un gobierno como el de Pedro Castillo. Verónika Mendoza, su lideresa máxima, se ha prestado a brindarle apoyo a un inefable exministro de Educación, como Carlos Gallardo o un expremier como Guido Bellido. Ojalá la izquierda completa se achicharre luego de tan mediocre gestión y no reaparezca en el escenario electoral peruano por un buen tiempo, hasta que no haga suyos los criterios de modernidad y respeto a las libertades que, otras izquierdas, en diversas latitudes, sí exhiben, y permiten un saludable ejercicio de rotación política con las derechas nativas.
-La votación del Congreso otorgándole la confianza al gabinete presidido por Guido Bellido, que cayó al poco tiempo por su absoluta impericia y desmadres políticos causados por sus miembros. Fue un voto vergonzante del Congreso, particularmente de las bancadas del centro. Nos atreveríamos a decir que este ha sido el papelón político del año, por encima de los otros mencionados. Gracias a ese voto, el país perdió meses cruciales, la economía se deshizo y la confianza empresarial y ciudadana se vino por los suelos.
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Lima – Perú
Todavía no se llega a un acuerdo y Las Bambas para por completo. ¿El gobierno entregará la lista de visitas a Breña? ¡Y Bellido sigue soñando con PCM!
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Todos los días de lunes a viernes «Si el Río suena» con Patricia del Río, entrevistas exclusivas. Este es nuestro episodio número 66.
El Presidente Castillo se salvó de la vacancia luego de que el pedido de la congresista Patricia Chirinos no se admitiera a trámite por falta de votos, entre ellos los de la bancada de Perú Libre que se encontraba dividida.
El expremier y congresista, Guido Bellido, afirmó que su grupo parlamentario ya había decidido apoyar al mandatario antes de la reunión que mantuvieron en Palacio de Gobierno. Además, recalcó que el plan y las reformas que plantea Perú Libre no están en torno a un solo Presidente; y que ellos le han pedido tres cosas a Castillo: Que tenga un rol más protagónico, que hable más con la gente y que designe ministros alineados al plan que manejan.
Por su parte el congresista de Alianza Para el Progreso, Roberto Chiabra, aseguró que no estaríamos en esta situación política de no ser por el mismo Presidente, ya que le falta tener un gabinete bien conformado. Por ello indicó que en este momento el mandatario necesita un Presidente del Consejo de Ministros con trayectoria y aceptado por todos.
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El presidente del BCR, Julio Velarde, dijo en octubre que se podría llegar a recuperar la producción perdida por la pandemia. ¿Esto podría ser interpretado como resultado de un manejo responsable de la economía por parte del gobierno?
Lo que estamos viviendo es un efecto rebote. Todo lo que ha caído la economía, se perdió poco más del 11% del PBI el año 2020 comparado con el 2019, posiblemente lo recuperemos en el agregado en una cifra similar. Un rebote no quiere decir que hayan muchas políticas que lleven a eso. Por otro lado, hay un efecto importante del sector minero y agroexportador con crecimiento por encima de este rebote que, a su vez, están compensando el sector servicios, sobre todo en turismo y restaurantes, que cerrará el año sin señales claras de cuándo se va a recuperar. El empleo todavía no ha llegado a niveles pre pandemia. El problema es que el empleo se ha precarizado. Alrededor de dos millones de puestos de trabajo han dejado el empleo por uno de menos tiempo y menos ingreso.
¿Cuál es el panorama de la inversión privada para el 2022?
Todavía no sentimos que estemos con un clima de estabilidad y confianza como para que las inversiones importantes se puedan retomar y, dentro del factor de confianza, uno que genera bastante inestabilidad y no permite tener predictibilidad es el riesgo de una Asamblea Constituyente que no está dentro de la Constitución actual. Genera incertidumbre porque, al no tener visibilidad de cuales van a ser las reglas de juego, las inversiones más grandes difícilmente se van a ver concretadas. Por ahora el BCR estima que la inversión no va a crecer. Otras previsiones de analistas financieros dicen que podría decrecer entre 8% y 10%, lo que es muy grave pensando en salir de esta crisis.
Según el INEI, la economía peruana ha tenido importantes periodos de crecimiento durante este siglo. ¿Usted diría que esta época de bonanza económica se ha reflejado en la calidad de vida de la mayoría de peruanos?
Sí, pero no lo suficiente. En los últimos 30 años hemos sido uno de los países que más ha crecido y ha sido gracias a la Constitución y el modelo de desarrollo que ha generado crecimiento. Sin embargo, el problema se ha dado en el proceso de descentralización que no se ha acompañado de un desarrollo de capacidades, control de presupuestos y obras y capacidad de gestión. El otro factor ha sido los actos de corrupción. A veces le queremos echar la culpa a Lima, la Constitución y hasta a los mismos empresarios, pero la principal causa por la que no hemos podido hacer que este crecimiento sea inclusivo no ha sido porque los empresarios no paguemos nuestros impuestos. Que lo hacemos y financiamos más del 60% del presupuesto anual.
¿El sector empresarial actuó de forma responsable durante la pandemia?
En términos generales, diría que sí. En primer lugar, el sistema de salud en más del 95% es manejado por el Estado. Entonces, cuando colapsó ese 95%, nadie estaba preparado para manejar la pandemia y se voltearon a ver al sistema privado. Aquí lo que ha fallado es que no hubo los convenios para que las personas cubiertas por el sistema estatal puedan ser atendidas en las clínicas. El otro aspecto que no se supo manejar fue el tema del precio de los medicamentos en las farmacias. Lo que pasó ahí es que las compras estatales fallaron: había un desabastecimiento en las farmacias que maneja el Estado y toda esa demanda se dirigió a las farmacias privadas que no contaban con los genéricos y tenían que ofrecer los de marca. Estos eventos causaron ruido y una percepción de que el sector empresarial quiso lucrar con la pandemia. Yo diría que el sector empresarial mostró un nivel de solidaridad sin precedentes ante un país en emergencia y un Estado que no tenía la capacidad de respuesta. En Confiep hemos hecho un levantamiento parcial y todo lo que se contribuyó está valorizado en más de U$233 millones.
No obstante, una investigación del portal Ojo Público reveló que subsidiarias del Grupo Intercorp, que pertenece a Carlos Rodriguez Pastor (el hombre más rico del Perú), recibieron más de S/152 millones de Reactiva Perú. ¿El sector empresarial no debió mostrar su solidaridad dejando este programa para las empresas más pequeñas?
Así estaba diseñado el Reactiva Perú. No solamente era para empresas pequeñas. Hubo empresas que perdieron el 100% de sus ingresos por más de un año. Entonces, ¿queremos que las empresas quiebren? Si hay mecanismos como Reactiva Perú que estaban disponibles a las empresas a tasas de interés bajas, se pide el préstamo y se paga. Simplemente es usar los recursos que da el gobierno para paliar la crisis. Creo que a veces no se entiende que son justamente empresas grandes que generan el 58% del empleo formal y pagan el 82% de los impuestos.
Uno de los propósitos del programa Reactiva Perú era que no se rompan las cadenas de pago. Sin embargo, las empresas grandes que recibieron más de S/3.000.000 fueron las que más aplicaron la suspensión perfecta a sus trabajadores. ¿Por qué recibir el préstamo si se va a suspender a los trabajadores?
Reactiva Perú tenía una serie de controles. No tengo esos detalles. Las empresas grandes no queremos quebrar. Nosotros tenemos una PEA ocupada que sobrepasa los 17 millones. Las empresas grandes empleamos al 58% del empleo formal que es 3,7 millones. Cada persona o puesto suspendido afecta y es algo que no se quisiera hacer, pero es una situación en donde o la empresa quiebra y después no puede volver a contratar o tiene que tomar una medida extrema. Cuando no hay ingresos, hay que buscar medidas para salvar la viabilidad de la empresa.
En una entrevista para Perú21 mencionaba la importancia del dinero que deja la minería en el Perú. ¿Considera que los conflictos relacionados con la minería podrían deberse a que se está encarando la situación únicamente pensando en lo económico y dejando de lado los problemas ambientales?
Siempre que he hablado del tema, se ha mencionado la minería responsable y que no dañe el medio ambiente. Hoy en día, todas las empresas mineras son serias y de primer nivel. Pero no estamos minimizando. Parte del sector minero, y en general el sector empresarial, está empleando altos estándares de sostenibilidad. Eso está por descontando. La preocupación es que somos jugadores globales y las inversiones son miles de millones de soles. Si perdemos competitividad, vamos a estar sacrificando el futuro.
Entre las empresas más sancionadas por infracciones ambientales, siete de las más multadas se dedican a la minería. ¿Eso no contradice que se hable de sostenibilidad?
Si vamos a tener algún tema ambiental, lo más probable es que sea del sector extractivo. Pero se debe sobreentender que esos casos serán del sector extractivo minero por el tipo de trabajo que se hace. Ojala que vaya disminuyendo con el tiempo.
Tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente Pedro Castillo, ¿observó predisposición para una mejor dinámica entre el sector privado y el gobierno?
La reunión fue hace dos meses. Fue una reunión protocolar para presentarnos y contar el compromiso del sector privado con la generación de empleo, generar un impacto positivo en el país y apoyar en el proceso de vacunación, que es una continuidad de lo que veníamos haciendo en el gobierno de Sagasti. Podemos ver que ha habido pocos mensajes con respecto a la inversión privada como motor de desarrollo. No ha sido hasta el viaje a Estados Unidos que, de una manera más explícita, el presidente ha reconocido la importancia. Sin embargo, luego estuvo acompañado de algunos anuncios que preocuparon al sector privado y los inversionistas, como Camisea y la expropiación o nacionalización, y hasta ahora no hay tanta claridad de qué es lo que se busca.
¿El nuevo Gabinete genera mayor confianza?
El Gabinete de Bellido nos sometió a niveles de tensión que nunca antes habíamos visto. Comparado con el primer Gabinete y el señor Bellido que provocaba y lo sigue haciendo, el Gabinete de Mirtha Vásquez generó un alivio al ser una persona que fue presidenta del Congreso y cree en la institucionalidad. Aunque se mantuvieron algunos nombramientos de personas cuestionables. Finalmente, este es un gobierno de coalición de izquierda y parece que la primera prioridad es mantener esos acuerdos políticos y creemos que es para promover la agenda política.
¿La reforma tributaria planteada por el ministro Pedro Francke será positiva para el país?
Debemos ser uno de los países con mayor informalidad en el mundo y debe haber empeorado con la pandemia. Tenemos prácticamente a ocho de cada diez trabajadores sin contrato. Hay como 10,3 millones de contribuyentes y de esos 0,15% son las grandes empresas que generamos el 58% del empleo formal. Mira la gran concentración que hay en la parte de arriba. La presión tributaria de los pocos que pagan impuestos es altísima. En este momento que salimos de una crisis con niveles de desconfianza y fuga de capitales, no es oportuno.
¿Confiep debió tener un rol de mayor protagonismo durante las elecciones?
Nosotros tomamos la decisión de ser absolutamente neutrales en el proceso electoral. Hasta fuimos criticados por sectores empresariales, pero el consejo directivo que me honra presidir tuvo esta conversación a la luz de antecedentes del pasado que se interpretaron como apoyo a candidatos. Cualquier cosa que hubiéramos dicho se hubiera interpretado como apoyo a uno o a otro. Creemos que esta decisión fue correcta.
¿Estas críticas vinieron de personas que pertenecen a Confiep?
Es un tema que lo discutimos internamente en su momento dentro de la gobernanza de la Confiep y lo acordamos por unanimidad y consenso. Lo mantuvimos en primera y segunda vuelta. Somos 22 gremios con 32 directivos y son ellos los que toman la decisión. No la tenemos que tomar para lo más amplio del sector empresarial, sino en representación de los 22 gremios que nosotros representamos.
Para mejorar la imagen del sector privado, ¿sería bueno que se pida disculpas por los aportes a las campañas de candidatos cuestionados?
Estos son temas específicos de ciertos empresarios. Cada uno deberá manejar su caso particular. Todos hemos aprendido del pasado. Había formas de hacer las cosas y leyes que las definían de manera diferente. Esa era la forma de financiarse en su momento y ya conocemos los resultados y consecuencias de ello.
¿Le preocupa un avance de ultraderecha en la política peruana?
Me preocupan los extremos, porque con cualquier extremo es difícil de buscar el diálogo y consensos para trabajar. Ningún extremo es positivo. Creo que es un fenómeno global y uno empieza a radicalizarse y aislarse. No quiere decir que uno no quiera convivir con izquierda o derecha, pero creo que ninguno de los dos extremos es positivo.
Desde el 28 de julio, Pedro Castillo ha propuesto al Perú tiempos de confrontación política. Si bien la opinión pública y la oposición política exigían moderación y políticas de convocatoria nacional, el Ejecutivo -en diversos tramos de estos meses del año- ha propuesto razones de tener cuidado con la estrategia que tienen en mente, que es llevar adelante la Asamblea Constituyente.
Una primera prueba de esta atmósfera de confrontación que ha generado Pedro Castillo fue la designación de Guido Bellido como premier. Durante su gestión, hemos podido apreciar discursos que generaban incertidumbre en las inversiones nacionales e internacionales. Otra prueba de dicha atmósfera es el discurso radical que presenta el presidente en regiones (léase continuar con los planes de campaña electoral, de intentar estatizar el gas de Camisea y de -en reiteradas ocasiones- polarizar contra el Congreso) para legitimar políticamente las estrategias que viene llevando adelante: como dividir a Lima y las provincias.
Por otro lado, podemos apreciar que los cambios que se han realizado en las Fuerzas Armadas -vinculados para el caso del Ejercito a su aliado Antauro Humala- no es más que otro indicio que nos tiene que poner en alerta. Los golpes de estado siempre han venido de la mano, o teniendo como aliado, al Ejército. A esto agregamos que -desde el lunes pasado- se ha puesto en estado de emergencia a Lima y el Callao (bastión de la oposición al gobierno) por razones de “seguridad ciudadana”. ¡Qué tal coincidencia!
Podemos apreciar también que las designaciones de Pedro Castillo de personas vinculadas a Sendero Luminoso y el narcotráfico en carteras ministeriales de vital importancia para el país, como Trabajo, Interior y Educación son señales que nos tienen que poner en alerta. En dichos sectores, la entrada de estos personajes cuestionables (Maraví, Barranzuela y Gallardo respectivamente) han puesto bombas de tiempo que -en cuestión de meses o años- tardaremos en ver los resultados desastrosos para la estabilidad del país.
Dicho esto, la oposición política debe quitarse la venda de los ojos y tener en cuenta que lo que estamos viviendo no son tiempos de normalidad política. Que al otro lado de la orilla no perciben adversarios sino enemigos políticos. Que al otro lado de la orilla tenemos un proyecto político que no busca consensos para reactivar la economía de nuestro país, que ha sido puesto críticamente durante la gestión de Martín Vizcarra. Y que al otro lado de la orilla tienen en mente la premisa: “salvo el poder, todo es ilusión”.
Necesitamos más Churhills que Chamberlains; en otras palabras, necesitamos más generales políticos estos tiempos de confrontación que estamos viviendo.