Violencia contra la mujer

[CARTAS A MANUELA SÁENZ] Querida Manuela,

Te cuento que actualmente estoy en la región Loreto, en la quebrada del río Tamshiyacu, donde actualmente hay 127 caseríos. Alberga cerca de 10 mil personas, siendo el pueblo de Tamshiyacu uno de los que tiene mayor población en la zona. Para que logres ubicarme, estoy en el distrito de Fernando Lores, cerca de Iquitos, a la margen derecha del río Amazonas, aproximadamente a una hora de viaje en bote fuera de borda. Tamshiyacu es la capital de la piña, el humai y el cacao. Un pequeño detalle: solo accesible por río. Estoy aquí, escribiéndote mientras veo el río Amazonas desde mi ventana porque estoy trabajando en un proyecto de conservación en la zona. No soy especialista en medio ambiente, pero estoy interesa aprender.

Los días en el bosque han permitido conectarme con los cantos de miles de aves, pero en especial con la garza gris, el martín pescador, el bien te vi y el águila mama vieja. Además, observar al oso perezo y a los monos traviesos que bailan sobre las copas de los arboles y se bañan en el agua al atardecer. Los espío a todos. El calor es insoportable, esta semana parece que llega a 36o C y, por las pocas lluvias, los ríos están pequeños. Inclusive ha bajado el caudal del Amazonas y se ha vuelto casi innavegable, cuando en abril de este año estaba por desbordarse. Así es la naturaleza, creo que hoy más que nunca en el calentamiento global y el riesgo del planeta. Al observar el bosque, vemos un sistema perfecto de colaboración entre especies y elementos donde lo humanos debemos sumar y no restar. Estos cambios tan dramáticos deben de tomarse como alertas.

En la Amazonía los problemas urbanos pierden sentido, se sienten lejanos. Escuchar o leer noticias de Lima es como escuchar de un universo paralelo. Esta semana han declarado Estado de Emergencia en dos distritos de Lima. Manuela, Lima no es la ciudad que tu conociste. Ahora esta compuesta por 43 distritos y tiene 13 millones de habitantes. A ti nunca te gustó mucho vivir en la capital, a diferencia de tu amado libertador. Hace 200 años (20 de setiembre de 1823), en una carta a quien en ese momento era su hombre de confianza en Colombia, Francisco de Paula Santander, comentaba que el Congreso Constituyente del Perú le había entregado la suprema autoridad militar bajo la denominación de libertador y comenta “Yo cada día más contento en Lima porque hasta ahora voy bien con todo el mundo; los hombres me estiman y las damas me quieren; esto es muy agradable para los que pueden pagarlos. Todos nuestros colombianos se han quejado mucho de Lima, mientras que yo estoy encantado… la mesa es excelente, el teatro regular muy adornado de lindos ojos y un porte hechicero; coches, caballos, paseos, toros, te deums, nada falta”. A ti nunca te gustó Lima porque las mujeres vivían escondidas, ya sea tapadas o mirando por las ventanas o balcones, y los padres o esposos tenían el derecho de castigar o juzgar el comportamiento de “sus mujeres”. No podíamos caminar solas por la ciudad porque se ponía en riesgo la reputación. Pero tú no solo caminabas libremente, sino cabalgabas vestida de húsar causando terror entre los y las limeñas.

La violencia contra la mujer y, en especial, contra las niñas, niños y adolescentes, se mantiene en todo el Perú, pero Lima concentra las estadísticas más altas tanto de violencia psicológica, física, sexual, así como de femicidio y desapariciones. Es más, durante el Estado de Emergencia sanitaria de 2020-2022 nos limitaron nuestros derechos, las mujeres quedamos encerradas con nuestros agresores. Las estadísticas incrementaron no solo en Perú sino en el mundo. Ayer empezó a regir la declaratoria del Estado de Emergencia en los distritos de San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres (Lima), así como en la localidad de Sullana (Piura), ante el preocupante avance de la criminalidad en el Perú. El detonante ha sido la explosión de dos granadas de guerra en menos de 72 horas al este de la capital por extorsionadores, así como los altos índices de delito en esas jurisdicciones. Tras su anuncio, expertos recordaron que la medida ya fue aplicada con el presidente Pedro Castillo, pero sin resultados realmente valiosos. Es más, la actual presidenta también dispuso el Estado de Emergencia en Lima y Callao, pero con fines políticos, para frenar las protestas ciudadanas que, entre otras cosas, exigían su renuncia. Lima es la región que registra la mayor cantidad de feminicidios en todo el Perú. ¿Cuál es el plan del gobierno para proteger a las mujeres de los distritos con Estado de Emergencia? San Martín de Porres, San Juan de Lurigancho y Sullana. ¿Cómo va a intervenir la PNP y las FFAA en casos de violencia contra la mujer en los horarios de inamovilidad? ¿Los(as) miembros de las FFAA están capacitados para atender estos casos? ¿Conocen los procedimientos de la Ley No 30364? ¿Van a patrullar por las casas de la víctimas de violencia en el distrito según el mapa georeferencial que se menciona en la Ley No 30364? ¿Van a apoyar a los policías en cautelar las medidas de protección a las mujeres víctimas de violencia en los distritos?

En Loreto y en Ucayali el miedo generalizado es contra el “pelacara o pishtaco’. Ha habido varias denuncias, inclusive en Tamshiyacu, todas de jóvenes con lesiones y con traumas severos. Se dice que son ‘seres’ extraños, vestidos de negro, con porte militar, luces que vuelan y que los visitan inesperadamente. Coordinando con la policía, parece que son mineros ilegales que están entrando en las noches con drones, pero los pobladores afirman que son “seres” extraños. Cabe precisar que a la fecha la minería ilegal en Loreto ha aumentado llegando a comprometer hasta 7 ríos, como el río Nanay, lugar donde coincidentemente se dio la primera denuncia contra el “pelacara”.

Se han organizado las rondas y yo estoy elaborando el plan de seguridad con el guardaparque del Área de Conservación Privada Ni Meraya, donde trabajo. Queda claro aquí que los rifles o armas no son la solución, que deben patrullar los varones, cuidar de sus hijos e hijas, salir siempre en grupo, comunicarnos entre los vecinos, así como estar en cercana comunicación con la comisaría del distrito. Enfrentarse a esta amenaza es más real aquí que cualquier robo, por ello tenemos que evitar el bosque en las noches y estar unidos: el pelacara no perdona. Siento que la respuesta de esta comunidad es más coherente que la salida del Ejecutivo. Pensándolo bien, entre el pelacara o los mineros ilegales no sé quién es más peligroso para la humanidad.

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Segundo, el accionar de la Policía y el Poder Judicial no siempre es el adecuado. La Policía a veces falla en actuar rápido para capturar a los agresores, y en diversas ocasiones los dejan libres a las pocas horas “por falta de pruebas”. La fiscalía juega un rol importante en estos casos, ya que siempre escuchamos en las noticias que algún juez dejó libre al agresor o no solicitó detención preventiva. Pero qué podemos esperar, si en el 2022, más de 180 servidores públicos fueron sancionados por acoso, abuso y violación sexual. De estos, casi el 70% pertenece al sector Educación [El Comercio]. Y no olvidemos que, en el 2017, el exjuez César Hinostroza liberó en a un condenado por violar a una niña de 13 años.

Esto demuestra lo mal que estamos como sociedad, y esta es la principal causa del aumento de violencia contra mujeres y niñas. Así el marco legal sea el adecuado, nuestra idiosincrasia es paupérrima. No vamos a avanzar como sociedad y seguiremos siendo #muchasmenos mientras tengamos una clase política que se oponga a enseñar educación sexual en colegios, mientras los padres de familia sigan transmitiendo la masculinidad tóxica en casa, mientras no aceptemos que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, mientras no avalemos la libertad de la mujer.

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Aún en este contexto de agresiones y dolor, los sectores conservadores y antiderechos que han cooptado los espacios de decisión continúan con su agenda basada en odios, siguen desplegando esfuerzos para atacar a las mujeres, la lucha contra la violencia y la igualdad. Ayer, por ejemplo, se aprobó en Comisión de Educación el Proyecto de Ley 3464 que retira el lenguaje inclusivo de los textos escolares, propuesta impulsada por la congresista Milagros Jáuregui.

Es decir, sin importar el contexto violencia y crueldad contra las mujeres, las autoridades insisten con  desaparecernos simbólicamente de los textos escolares, mientras que feminicidas desaparecen nuestros cuerpos.

Ante tanta dejadez, impunidad y crueldad, es la ciudadanía la llamada a insistir y demandar cambios concretos, transformaciones culturales a favor de la paz, la igualdad y una vida sin violencia ni discriminación.

Que la indignación nunca se pierda. #VivasNosQueremos.

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Recuerdo revisar el caso de Ximenita con las mujeres de la PNP, niña desaparecida, violada y asesinada. Estos casos los leemos a diario en el periódico: esta semana hemos tenido una actriz aclamada presunta víctima de violencia física violentada por la prensa, y una joven de 18 años que discutía en el lugar público con su expareja que fue bañada en gasolina por este, quien luego le prendió fuego. Ese mismo día, en otra zona de la capital, una mujer joven fue atacada a cuchillazos por su expareja, a la altura del cuello, la mañana del sábado. Hasta la fecha hay nueve mujeres trans fallecidas sin justicia y la prensa de espectáculos se dedica a juzgar a las mujeres solteras que tienen romances con futbolistas casados.

La película tiene una fotografía impresionante y una sensibilidad muy especial en las tomas, así como los colores. Hay un personaje muy importante que es August, un joven que fue expulsado de la colonia, pero regresó como profesor de la escuela y es el escribano de la reunión de mujeres. Como su nombre, el representa una masculinidad diferente. Es el aliado de las mujeres sin interferir en sus decisiones, dejándolas a ellas decidir lo mejor para sus vidas. El miedo que tienen las mujeres nos lleva a analizar a quien o a qué es que se tiene miedo. A los hombres, que como bien le preguntan a August, si todos son violadores y a partir de qué edad son una amenaza a las mujeres.

La gran metáfora de la película es ver la realidad de las mujeres del mundo oprimidas por la religión, el hombre y el miedo. No hay que tener miedo, un grupo de mujeres víctimas vienen luchando hace más de 20 años por justicia y en noviembre de 2022, el Quinto Juzgado Especializado en lo Constitucional del Poder Judicial ordenó al Ejecutivo implementar una política integra de reparaciones a mujeres afectadas y registradas como víctimas. La justicia para estas mujeres recién está empezando, pero aún hay muchas que no han contado su historia.  Necesitamos que ellas hablen. Me gustaría que pudieras ver esta película con una amiga, hermana, madre o abuela. Yo fui con mi madre.

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A la par tenemos el incremento del odio hacia las feministas y defensoras de los derechos de las mujeres. Sectores contrarios a la igualdad quieren invisibilizar las raíces estructurales del problema y quitarle especificidad. Lo más fácil es restarle seriedad a una lucha que es global, buscando estigmatizarla.  A falta de razones para sustentar sus propuestas, producen discursos de odio que calan profundamente en una sociedad escindida por las desigualdades.

En este complejo escenario, las feministas y defensoras de derechos perseveramos.

En el marco de este día emblemático, el 26 de noviembre, diversas expresiones del movimiento feminista vienen organizando una serie de acciones públicas, además de una movilización. Esta partirá del Parque Washington en el centro de Lima, a las 4:00 pm. Con el lema: “Perú Machista, nos violan, nos matan y desaparecen”; se quiere llamar la atención de la ciudadanía, para que se comprometa con esta lucha y rechacen los retrocesos que se vienen dado. A la vez, se les recuerda a las autoridades que, garantizar el derecho a una vida libre de violencia de género es su obligación.

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Niños, niñas, adolescentes y mujeres, siguen desapareciendo día a día, y la agenda para avanzar en la prevención de la violencia sigue siendo enorme. Lo sucedido con Gabriela, que conmocionó a tantas personas, que se hizo viral y puso a todos en alerta, debería ser motivo para que nuestras autoridades pongan foco en la realidad de nuestro país y se lleven a cabo los esfuerzos necesarios para prevenir y luchar contra la trata de personas, violencia contra la mujer y desapariciones.

Como mujer, ¿cómo me siento yo viviendo en Perú? Cuando tomo un taxi “seguro” jamás me siento segura, cuando saco a pasear a mi perro de noche entro en estado de alerta si siento que alguien camina detrás de mí, si voy a un bar siempre tengo que ver lo que me sirven y “vigilar” mi trago, si camino sola por la calle tengo que aguantar “piropos” desagradables. Ser mujer es vivir con miedo, es estar alerta 24/7 porque nunca me siento segura más que en mi propia casa, es salir sin saber si voy a regresar. ¿Hasta cuándo?

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Verónica Zavala es miembro del Comité de Líderes por la Equidad de Género de IPAE Asociación Empresarial. Conversamos sobre cómo lograr una sociedad y un Estado que levante la bandera de la equidad y la igualdad de oportunidades. Nos recuerda que toda violencia contra la mujer debe ser rechazada y señala cómo la pandemia ha afectado más a las mujeres en cuánto a pérdida de empleo, al asumir -en la mayoría de casos- el cuidado del hogar impidiéndole buscar trabajo, si es que no lo tiene; dificultándole el acceso a estudios y haciendo más difícil su crecimiento profesional en las empresas.

Esta semana, Héctor Valer dejó su breve cargo de primer ministro luego denuncias de violencia familiar, específicamente contra su esposa e hija. Lo mismo sucedía con el exministro de Defensa José Gavidia ¿Cómo hacer para que todos, como sociedad, asumamos esta lucha por la igualdad, equidad y rechazo a la violencia contra la mujer?

Lamentablemente, tristemente e ilegalmente hay mucha violencia contra la mujer. Sea violencia física o psicológica. Esta es, lamentablemente, muchas veces tolerada.

 

 

 

Usted, en un TEDx, comentó que, muchas veces, pareciera que tenemos una catarata, una especie de telaraña sobre los ojos que no nos permite ver con claridad y rechazar temas como la violencia de género.

Tuvimos (por tres días) un ministro de Defensa (José Gavidia) que dijo que este tema era un asunto personal. Eso demuestra esa telaraña. No se entiende que esto es una conducta absolutamente fuera de la ley. No se puede tolerar en los espacios más altos de la autoridad a personas que tienen serias denuncias de violencia de género, tampoco se puede tolerar o pasar por agua tibia esas conductas rechazables, porque todo ello sigue dejando a las mujeres en una situación de debilidad por la violencia; y en una falta de capacidad para desempeñarse al máximo de su potencial.

En estos años de pandemia la mujer ha sido la más afectada. ¿Cuál es el costo de la Covid-19 en contra de la mujer en términos de pérdida de empleo y falta de oportunidades?

La pandemia ha sido más injusta con las mujeres que con los hombres. Muchas mujeres trabajan en segmentos del mercado que han sufrido demasiado. Trabajan -por ejemplo- en el ámbito hotelero o en restaurantes que pertenecen a sectores que han sido muy golpeados.

Las mujeres, en nuestro país cargan mucho más con la economía del cuidado. El cuidado de la casa, de los niños, de los adultos mayores. En pandemia esta carga aumentó. Ahora que estamos normalizando nuestra vida, las mujeres tienen menos tiempo para salir a buscar trabajo porque siguen cargando el costo del cuidado.

La pandemia también ha traído mucha frustración para todos, pero en especial para los hombres que han perdido su empleo, que han disminuido sus ingresos y esas frustraciones, encerrados en la casa termina con violencia en los hogares. Todo esto demuestra que la pandemia ha sido más dura para las mujeres que para los hombres.

El 73% del cuidado de la casa lo asumen las mujeres. Esto significa que el desarrollo profesional y académico de las mujeres se ve relegado, al existir esta inequidad en los roles de género.

Totalmente. Imagínese en su casa. ¿Quién cocina?, ¿Quién limpia?, ¿Quién cuida a la abuelita que no puede moverse?, ¿Quién lleva a los niños al parque? De 10 horas, 7 horas con 30 minutos las pone la mujer (en el cuidado de la casa). Son horas donde no puede salir a buscar empleo; son horas en las que la mujer no puede hacer networking en su trabajo. Sin embargo, son horas que el hombre dispone de más para apostarle a su carrera. Mientras no resolvamos los temas del cuidado, la mujer siempre partirá la carrera con una mochila más pesada.

¿Cuáles son los costos sociales de la violencia contra la mujer?

Uno de los grandes flagelos de nuestra sociedad es la desigualdad de género y la violencia contra la mujer que es moralmente inaceptable. Los costos sociales son muchísimos. Más del 1% del PBI se afecta porque hay mujeres que no pueden ir a trabajar o faltan al trabajo, por ejemplo. Pero también está el costo psicológico de mujeres que sienten que no pueden hacer las cosas bien porque sus maridos o parejas les quitan la autoestima. Hay costos físicos, emocionales y psicológicos. Todo esto impide que las mujeres puedan desarrollarse con todo el potencial que tienen.

¿Cómo hacer para que -como sociedad- entendamos que se debe rechazar todo tipo de violencia contra la mujer y contra todo ser humano?

Aquí lo que todos necesitamos es cambiar.

Hombres: no tolerar que el amigo haga el comentario sexista.

Mujeres: no tolerar que se nos trate de una manera menor. Y si una persona es tratada como si otra fuese menos, nosotros debemos actuar. El silencio cómplice es lo que debemos romper. La risita que tolera una cosa menor, permite a ese que hizo un chiste machista que después no se sienta tan mal para ir un paso más, un paso más y un paso más. Hay que tener una tolerancia cero con la violencia. Y es cero, cero.

Por otro lado, los medios de comunicación muchas veces presentan valores que se expresan de una manera, pero después vemos el programa de chistes, de relajo el día sábado, y los valores que muestran no son los mismos.

¿Desde el Estado se puede hacer algo más?

Lo primero que debe hacer el Estado es cumplir con las políticas de Estado. Yo sé que suena tautológico, pero eso es lo primero. Y para eso debes nombrar personas que están en la capacidad profesional y moral de cumplir las políticas de Estado. No se trata de sacar más leyes, porque las tenemos. Se trata de cumplir el marco normativo y los compromisos internacionales que el país ha asumido.

En las empresas hay pocas mujeres en puestos de liderazgo, ahí también hay una tarea pendiente.  ¿Qué hacer desde el sector privado?

Aquí creo que hay tres espacios del empoderamiento de la mujer. Uno es el financiamiento de las mujeres emprendedoras. Los bancos deben entender que existe una necesidad de productos financieros para las mujeres. No es sacar tarjetas rosadas. La idea es bancarizarlas.  Bancarizar a las mujeres más humildes, y con el programa Juntos se ha bancarizado y durante la pandemia lo hemos visto.

Otro tema es el de la representación de la mujer en los puestos más altos de las empresas. En el Perú, el 37% de las empresas que cotizan en bolsa ya tienen a una mujer directora. Se está avanzando.

Lo otro es hacer que la mujer progrese en la empresa. Que en las organizaciones se tenga tolerancia cero al acoso laboral. Lo que hace GenderLab con ELSA es súper importante. Hacer que los gerentes sean responsables, que los ascensos no sean para los amigos hombres, sino que sea con igualdad de oportunidades.

 

Foto de portada: Agencia Andina.

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