Querida Manuela,
Hace unos meses me encontré con una solicitud de mujeres de diferentes zonas del Perú pidiendo justicia ya que consideraban haber sido víctimas de esterilizaciones forzadas durante el periodo de 1995-2001. Son mujeres de zonas rurales andinas que sustentan que fueron a los servicios médicos estatales durante esos años y que, sin su consentimiento, recibieron procedimientos para esterilizar sus cuerpos.
Esta práctica fue sistémica, a nivel nacional en mujeres de zonas rurales, bilingües y de escasos recursos económicos. Como siempre se politizó el tema, se fueron a buscar justicia y esta aún no les llega.
Quisiera comentarte sobre una película que me ha impresionado Ellas hablan (título original en inglés: Women Talking). Es una película dramática estadounidense, dirigida y escrita por Sarah Polley, basada en la novela homónima de la escritora Miriam Toews. La película está protagonizada por excelentes actores como Rooney Mara, Claire Foy, Jessie Buckley, Judith Ivey, Ben Whishaw y Frances McDormand (también la productora). Acaba de ganar el Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos al mejor guión adaptado para una película y es una de las diez mejores películas de 2022 según la National Board of Review, así como del American Film Institute.
La novela se basa en los hechos reales ocurridos en Monitoba, una colonia menonita insular en Bolivia en 2009, cuando nueve hombres de esta fueron detenidos y acusados de violar a 151 mujeres y niñas dentro de esta cerrada colonia. Cabe precisar que los menonitas no son uno grupo desquiciado, sino son religiosos fundamentalistas que datan de 1537, cuando Menno Simons, un exsacerdote católico y su nueva orden religiosa protestante en Holanda, el norte de la actual Alemania y el noroeste de Polonia, participó en numerosas polémicas con reformadores luteranos y calvinistas, así como con anabaptistas unitarios. Fueron perseguidos sin cuartel en Europa occidental: comunidades enteras de menonitas fueron forzosamente desplazados estableciéndose en Europa oriental, así como en Pensilvania en 1683 y durante el siglo XVIII. Posteriormente se van a Rusia y vienen a América.
Este caso real y contemporáneo inspira a Toews a escribir una novela que termina siendo una metáfora de la vida de las mujeres en el mundo y de los dilemas que deben enfrentar. Son ocho mujeres que conversan sobre qué decisión tomar con respecto a la violencia sistémica en la que se encuentran. Su religión las limita, así como su falta de educación e ignorancia del mundo exterior porque nunca salieron de la colonia. Son diálogos poderosos que muchas mujeres van a entender y con los que se puede identificar. Las mujeres eran violadas sexualmente, las niñas y hasta las infantas, así como maltratadas físicamente. No podían educarse y se dedicaban a atender a los hombres de la colonia. Encontramos en este diálogo a mujeres de todas las edades, así como de diferentes perfiles y personalidades.
Me emocionó mucho la película, sabes Manuela, el cine, como te comenté antes, es un arte moderno que te lleva a vivir y conocer diferentes historias. Recordé los dilemas de las mujeres víctimas de violencia al no querer denunciar a sus parejas por miedo o por lealtad; las conversaciones con las abogadas de las víctimas de esterilizaciones forzadas que solo piden acceso a la justicia para las mujeres que aún no pueden dar sus testimonios porque viven en las alturas del sur andino; y las conversaciones de las madres de las víctimas de feminicidio que piden la peor sanción para el feminicida y que sufren por tener a nietos hijos del asesino de sus hijas.
Recuerdo revisar el caso de Ximenita con las mujeres de la PNP, niña desaparecida, violada y asesinada. Estos casos los leemos a diario en el periódico: esta semana hemos tenido una actriz aclamada presunta víctima de violencia física violentada por la prensa, y una joven de 18 años que discutía en el lugar público con su expareja que fue bañada en gasolina por este, quien luego le prendió fuego. Ese mismo día, en otra zona de la capital, una mujer joven fue atacada a cuchillazos por su expareja, a la altura del cuello, la mañana del sábado. Hasta la fecha hay nueve mujeres trans fallecidas sin justicia y la prensa de espectáculos se dedica a juzgar a las mujeres solteras que tienen romances con futbolistas casados.
La película tiene una fotografía impresionante y una sensibilidad muy especial en las tomas, así como los colores. Hay un personaje muy importante que es August, un joven que fue expulsado de la colonia, pero regresó como profesor de la escuela y es el escribano de la reunión de mujeres. Como su nombre, el representa una masculinidad diferente. Es el aliado de las mujeres sin interferir en sus decisiones, dejándolas a ellas decidir lo mejor para sus vidas. El miedo que tienen las mujeres nos lleva a analizar a quien o a qué es que se tiene miedo. A los hombres, que como bien le preguntan a August, si todos son violadores y a partir de qué edad son una amenaza a las mujeres.
La gran metáfora de la película es ver la realidad de las mujeres del mundo oprimidas por la religión, el hombre y el miedo. No hay que tener miedo, un grupo de mujeres víctimas vienen luchando hace más de 20 años por justicia y en noviembre de 2022, el Quinto Juzgado Especializado en lo Constitucional del Poder Judicial ordenó al Ejecutivo implementar una política integra de reparaciones a mujeres afectadas y registradas como víctimas. La justicia para estas mujeres recién está empezando, pero aún hay muchas que no han contado su historia. Necesitamos que ellas hablen. Me gustaría que pudieras ver esta película con una amiga, hermana, madre o abuela. Yo fui con mi madre.