Verónica Zavala es miembro del Comité de Líderes por la Equidad de Género de IPAE Asociación Empresarial. Conversamos sobre cómo lograr una sociedad y un Estado que levante la bandera de la equidad y la igualdad de oportunidades. Nos recuerda que toda violencia contra la mujer debe ser rechazada y señala cómo la pandemia ha afectado más a las mujeres en cuánto a pérdida de empleo, al asumir -en la mayoría de casos- el cuidado del hogar impidiéndole buscar trabajo, si es que no lo tiene; dificultándole el acceso a estudios y haciendo más difícil su crecimiento profesional en las empresas.
Esta semana, Héctor Valer dejó su breve cargo de primer ministro luego denuncias de violencia familiar, específicamente contra su esposa e hija. Lo mismo sucedía con el exministro de Defensa José Gavidia ¿Cómo hacer para que todos, como sociedad, asumamos esta lucha por la igualdad, equidad y rechazo a la violencia contra la mujer?
Lamentablemente, tristemente e ilegalmente hay mucha violencia contra la mujer. Sea violencia física o psicológica. Esta es, lamentablemente, muchas veces tolerada.
Usted, en un TEDx, comentó que, muchas veces, pareciera que tenemos una catarata, una especie de telaraña sobre los ojos que no nos permite ver con claridad y rechazar temas como la violencia de género.
Tuvimos (por tres días) un ministro de Defensa (José Gavidia) que dijo que este tema era un asunto personal. Eso demuestra esa telaraña. No se entiende que esto es una conducta absolutamente fuera de la ley. No se puede tolerar en los espacios más altos de la autoridad a personas que tienen serias denuncias de violencia de género, tampoco se puede tolerar o pasar por agua tibia esas conductas rechazables, porque todo ello sigue dejando a las mujeres en una situación de debilidad por la violencia; y en una falta de capacidad para desempeñarse al máximo de su potencial.
En estos años de pandemia la mujer ha sido la más afectada. ¿Cuál es el costo de la Covid-19 en contra de la mujer en términos de pérdida de empleo y falta de oportunidades?
La pandemia ha sido más injusta con las mujeres que con los hombres. Muchas mujeres trabajan en segmentos del mercado que han sufrido demasiado. Trabajan -por ejemplo- en el ámbito hotelero o en restaurantes que pertenecen a sectores que han sido muy golpeados.
Las mujeres, en nuestro país cargan mucho más con la economía del cuidado. El cuidado de la casa, de los niños, de los adultos mayores. En pandemia esta carga aumentó. Ahora que estamos normalizando nuestra vida, las mujeres tienen menos tiempo para salir a buscar trabajo porque siguen cargando el costo del cuidado.
La pandemia también ha traído mucha frustración para todos, pero en especial para los hombres que han perdido su empleo, que han disminuido sus ingresos y esas frustraciones, encerrados en la casa termina con violencia en los hogares. Todo esto demuestra que la pandemia ha sido más dura para las mujeres que para los hombres.
El 73% del cuidado de la casa lo asumen las mujeres. Esto significa que el desarrollo profesional y académico de las mujeres se ve relegado, al existir esta inequidad en los roles de género.
Totalmente. Imagínese en su casa. ¿Quién cocina?, ¿Quién limpia?, ¿Quién cuida a la abuelita que no puede moverse?, ¿Quién lleva a los niños al parque? De 10 horas, 7 horas con 30 minutos las pone la mujer (en el cuidado de la casa). Son horas donde no puede salir a buscar empleo; son horas en las que la mujer no puede hacer networking en su trabajo. Sin embargo, son horas que el hombre dispone de más para apostarle a su carrera. Mientras no resolvamos los temas del cuidado, la mujer siempre partirá la carrera con una mochila más pesada.
¿Cuáles son los costos sociales de la violencia contra la mujer?
Uno de los grandes flagelos de nuestra sociedad es la desigualdad de género y la violencia contra la mujer que es moralmente inaceptable. Los costos sociales son muchísimos. Más del 1% del PBI se afecta porque hay mujeres que no pueden ir a trabajar o faltan al trabajo, por ejemplo. Pero también está el costo psicológico de mujeres que sienten que no pueden hacer las cosas bien porque sus maridos o parejas les quitan la autoestima. Hay costos físicos, emocionales y psicológicos. Todo esto impide que las mujeres puedan desarrollarse con todo el potencial que tienen.
¿Cómo hacer para que -como sociedad- entendamos que se debe rechazar todo tipo de violencia contra la mujer y contra todo ser humano?
Aquí lo que todos necesitamos es cambiar.
Hombres: no tolerar que el amigo haga el comentario sexista.
Mujeres: no tolerar que se nos trate de una manera menor. Y si una persona es tratada como si otra fuese menos, nosotros debemos actuar. El silencio cómplice es lo que debemos romper. La risita que tolera una cosa menor, permite a ese que hizo un chiste machista que después no se sienta tan mal para ir un paso más, un paso más y un paso más. Hay que tener una tolerancia cero con la violencia. Y es cero, cero.
Por otro lado, los medios de comunicación muchas veces presentan valores que se expresan de una manera, pero después vemos el programa de chistes, de relajo el día sábado, y los valores que muestran no son los mismos.
¿Desde el Estado se puede hacer algo más?
Lo primero que debe hacer el Estado es cumplir con las políticas de Estado. Yo sé que suena tautológico, pero eso es lo primero. Y para eso debes nombrar personas que están en la capacidad profesional y moral de cumplir las políticas de Estado. No se trata de sacar más leyes, porque las tenemos. Se trata de cumplir el marco normativo y los compromisos internacionales que el país ha asumido.
En las empresas hay pocas mujeres en puestos de liderazgo, ahí también hay una tarea pendiente. ¿Qué hacer desde el sector privado?
Aquí creo que hay tres espacios del empoderamiento de la mujer. Uno es el financiamiento de las mujeres emprendedoras. Los bancos deben entender que existe una necesidad de productos financieros para las mujeres. No es sacar tarjetas rosadas. La idea es bancarizarlas. Bancarizar a las mujeres más humildes, y con el programa Juntos se ha bancarizado y durante la pandemia lo hemos visto.
Otro tema es el de la representación de la mujer en los puestos más altos de las empresas. En el Perú, el 37% de las empresas que cotizan en bolsa ya tienen a una mujer directora. Se está avanzando.
Lo otro es hacer que la mujer progrese en la empresa. Que en las organizaciones se tenga tolerancia cero al acoso laboral. Lo que hace GenderLab con ELSA es súper importante. Hacer que los gerentes sean responsables, que los ascensos no sean para los amigos hombres, sino que sea con igualdad de oportunidades.
Foto de portada: Agencia Andina.