Perú

UNO

Fue a mediados de los setenta que viajamos, la familia completa, de vacaciones a Tingo María. Teníamos que cruzar Ticlio (a 120 km de Lima) para llegar a destino. Nunca olvidé esa experiencia. Fue pesadillesca para los 3 hermanos. Sufrimos mareos, vómitos, el famoso mal de altura, que me aturdió hasta llegar. Nos recibió mi tío Lucio, hermano de mi mama, quien nos llevó raudamente a su casa, ubicada a 40 minutos de la discreta ciudad selvática.

Ese año, ellos vivían en un pueblito llamado La Roca, a orillas del rio Huallaga, y era el típico pueblo salido de una novela costumbrista: 2 hileras de casuchas sin asfalto, ni vereda y al fondo, el imponente Rio Huagalla.  Había una ausencia total de luz eléctrica, por ende, no teníamos tv (una huevada). Empezábamos mal las vacaciones, nos dijimos entre los hermanos; y si bien mi tío tenía 4 hijos, ellos eran más pequeños, y no les dábamos bolilla. 

Pasamos cerca de 2 meses allí. La primera noche, pregunté dónde estaba el baño me señalaron la agreste vegetación detrás de la casa y me dieron un rollo de papel higiénico: me quedé de una pieza. 

La casa era, típica de la selva, de madera, con techo a dos aguas. Cuando llovía podía durar todo el día. En las noches, con el calor, emergían toda clase de bichos y arácnidos. Dormíamos con mosquitero sino era imposible dormir. Ahora debo ser justo, las calideces de mis tíos aplacaban los inconvenientes. Los almuerzos eran pantagruélicos. 

DOS

La Roca era un pueblito que estaba en la línea invisible de lo pintoresco y patético. Uno de aquellos personajes inolvidables era el Tío Lino. Era un personaje canoso, petiso y gordito, de edad indescifrable (podía tener entre 50 y 60 años) y siempre son una gorrita de color níveo que ocultaba su calvicie. Poseía un colectivo de los años cuarenta, creo, con carrocería de madera y bancas dispuestos en forma horizontal. Hacia viajes a Tingo María los cuales duraban cerca de una hora y media. Avanzaba siempre por la ruta, con o sin asfalto, a 20 km por hora. Bamboleante llevaba en su interior, aparte de pasajeros, mercaderías, maletas e incluso animales. En pocas palabras, el Tío Lino manejaba la carcocha del pueblo. 

En cierta ocasión, subí a su carricoche. Al lado mío, iba una señora que llevaba unos polluelos, en una caja de cartón, la cual tenía unos huequitos laterales para que el animal no se asfixie. Todo iba bien, hasta que el pollito saca su cola y deja caer su mierda en mi pantalón nuevecito. Ante mi estupor, la selvática mira lo que hizo su animalejo y se rio a carcajadas. Lógicamente monté en cólera, pero cuando tienes 10 años, generalmente, la gente no te hace caso y menos a tus cóleras.

TRES

Las veces que las pasamos mejor fue cuando coincidíamos con mi tía Marionila y sus hijos. Eso sí era un despelote. Jugábamos sin descanso y jodíamos a todo el mundo. Ahí degustamos el popular Juanes, del cual me convertí en fanático. 

El rey de ese lugar era mi primo Grimaldo, tenía 25 años. Mis hermanos, primos y el que suscribe, lo reverenciábamos: Poseía auto y era de contextura mediana, morocho y con barba tupida. Su ropa era bacán, pero lo más importante: tenía éxito con las mujeres. Estar al lado de él, era un cague de risa, y nunca nos ninguneaba, sabia tratar a sus primos menores.

Ese verano descubrí la música de Juaneco y su Combo. Sin mentir, deben haber tocado más de una veintena de veces, en la radio. En cualquier parte, donde íbamos, en el ambiente sonaba la canción “Mujer Hilandera”. Hace unos años atrás, les conté a los alumnos, de Informática aquella anécdota, y se cagaron de risa. Incluso varios buscaron en Youtube la canción y me mostraban las versiones de la susodicha canción.

CUATRO

En 1980 fue el último año que fuimos toda la familia a Tingo. Contaba con 14 años y le pedí a mi tío para trabajar con él ese verano. Había comprado un camión nuevo y transportaba gente con sus mercaderías a la ciudad. Me despertaba tempranito y lo acompañaba a laburar. Al llegar, a Tingo María, el tío Lucio me llevaba a un restaurante para desayunar opíparamente. Era un hombre callado, pero con una gran calidez. Era fachero y poseía unos bigotes que lo hacían parecer actor de cine mexicano. 

Luego al año siguiente mis hermanos y yo nos negamos rotundamente a viajar. Vivíamos en nuestro microcosmos adolescente y no permitíamos que el recuerdo de la Selva lo invadiera. Nunca más volvimos. En los noventa volví a ver al hermano de mi mama, en Lima, más viejo, pero siempre con la misma calidez con que me trataba de chico. Nos saludamos efusivamente. 

Ahora con más de cincuenta años, el tiempo ha suavizado las incomodidades que pase. El conocer una cultura distinta enriquece y es cierto cuando dicen que en el Perú subsisten varias realidades. Pero más que nada fue conocer a gente siempre dispuesta a recibirte con los brazos abiertos, y sin prejuicios. Tal como son descriptos la gente del interior. Esas personas no se olvidarán jamás, siempre estarán en el recuerdo.

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El paso de Evo Morales por Lima hace dos semanas no solo tuvo motivos políticos, sino también comerciales. Minutos antes de su presentación frente a los profesores de la Federación Nacional de Trabajadores en Educación (Fenate-Perú) -el sindicato vinculado a Pedro Castillo-, un empresario boliviano aprovechó la audiencia para ofrecer la ‘Virus Block Out’ o ‘tarjeta bloqueadora’. Se trata de un producto similar a un fotocheck que emana un gas de dióxido de cloro. Al hacerlo, aseguró el hombre de negocios, el químico “limpia” las partículas de Covid-19 que se encuentren en el aire. ¡Otra falsa proeza de la lejía milagrosa!

Riky Moppi, quien se presenta como representante legal de la empresa boliviana Jaitana Group, anunció aquel 11 de agosto que estas tarjetas pronto se comercializarán oficialmente en nuestro país, a pesar de que -como veremos más adelante- otra empresa ya lo hace con un producto similar y al margen de las leyes sanitarias. Expertos aseguran que la sustancia que sale del artefacto no previene el Covid-19 y es potencialmente dañina.

Riky Moppi, representante legal de Jaitana Group – Tarjeta 360, envió este video donde aparecen Pedro Castillo y Dina Boluarte usando la tarjeta ‘Virus Block Out’. La imagen de Castillo con la tarjeta ha sido manipulada. En la foto real no se aprecia ese producto sobre su cuello (ver fotos abajo).

Pedro Castillo y Dina Boluarte

“Es una tarjeta de bioseguridad que desinfecta el medio ambiente. El clorito de sodio más el dióxido de titanio, esos dos químicos con el oxígeno, activan el químico. Ese momento de activación libera el gas de dióxido de cloro con doble oxigenación. Pero para el ambiente, no para ingerirlo […] No es para tomar, como el té, actúa en el exterior”, intentó explicar Moppi a Sudaca.

En aquella oportunidad, el empresario boliviano aprovechó en vender unas 100 tarjetas a S/10 cada una. “Hoy la vendemos a mitad de precio, a precio de introducción”, dijo en el auditorio de la Universidad Las Américas, una de las instituciones organizadoras del evento. Minutos después, Evo Morales haría su presentación -con la ‘Virus Block Out’ colgando del cuello- y aseguraría que la pandemia responde a una “guerra biológica” del capitalismo.

UN DUDOSO EMPRESARIO

Las ‘tarjetas bloqueadoras’ han sido ya criticadas por especialistas alrededor del mundo. En julio del año pasado, el portal Bolivia Verifica recogió información de expertos internacionales que desmienten la supuesta efectividad de este producto. Este empezó a venderse sin autorización sanitaria en su país. Según la BBC, por ejemplo, la Administración Federal de Drogas de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dice que la sustancia liberada por las tarjetas, el dióxido de cloro, es dañina para la salud. 

“Si se acerca el dispositivo a la cara, el ingrediente activo, el dióxido de cloro, podría causar irritaciones respiratorias y oculares graves y quemaduras en la piel, ya que es altamente corrosivo”, señaló, además, la viróloga e inmunóloga Ariane Davison a la página The Bipartisan Press. Como ya ha explicado Sudaca, el consenso internacional es absoluto: el dióxido de cloro no sirve para combatir la Covid-19

El 11 de agosto, Riki Moppi presentó la ‘Tarjeta Block Out’, que emana dióxido de cloro, en un evento organizado por la Fenatep con Evo Morales. La tarjeta no previene la Covid-19 y es potencialmente dañina. 

 

A pesar de las advertencias, en Bolivia permitieron la comercialización del dióxido de cloro a fines del año pasado y las tarjetas tuvieron vía libre para venderse. Hasta la entonces presidenta Janine Yáñez la usaba en público.

Riky Moppi, uno de los principales promotores de estas tarjetas en su país, puso la mira en el mercado peruano. El empresario nos compartió un video promocional de ‘Virus Block Out’. Allí aparece un hombre que luce un sombrero similar al de Pedro Castillo. Mirando a la cámara, el sujeto dice: “Los peruanos se protegen con la tarjeta 360”.

En el mismo video se muestra una imagen de Castillo y la vicepresidenta Dina Boluarte luciendo una tarjeta similar al ‘bloqueador’ durante la presentación del equipo técnico, en mayo pasado. En los registros fotográficos de aquel día, sin embargo, únicamente Boluarte aparece con una tarjeta celeste sobre el pecho. Castillo no tiene ninguna. Desde Palacio aseguran a Sudaca que el presidente nunca ha usado ese producto.

¿Modificó Moppi la fotografía para sus fines comerciales? Todo indica que sí. En comunicación con este medio, el empresario niega alguna mala intención de su parte y señala que comerciantes de Paruro, a quienes les vendió el producto, le pasaron esa foto. Moppi asegura además que le regaló algunas tarjetas a Dina Boluarte el día de la proclamación en Ayacucho. 

En el despacho de la vicepresidenta no recuerdan lo narrado por Moppi. “En la campaña de la segunda vuelta electoral un colega de Arequipa tuvo a bien obsequiarme un dispositivo que supuestamente protegía contra el Covid-19. Sin embargo, lamento que los promotores de dicho producto usen mi imagen para fines comerciales”, dice Boluarte para este informe. Ya ha pedido que su imagen sea retirada de cualquier publicidad.

Riky Moppi también aparenta estar bien contactado en el entorno del nuevo gobierno. Asegura, por ejemplo, que algunos docentes de la Fenate-Perú -que recientemente han formado el nuevo Partido Político Magisterial y Popular- consumen dióxido de cloro y que le han propuesto hablar con la bancada de Perú Libre para que lo inviten a exponer los beneficios de este producto en la comisión de Salud. Se retomaría así el propósito de la polémica comisión que promovía el uso de la ‘lejía milagrosa’ en el parlamento anterior.

Pero nuevamente Moppi es desmentido. En el gremio magisterial rechazan haberle propuesto algo similar al empresario y niegan estar promoviendo el uso del dióxido de cloro, ni como sindicato ni como partido, dice el secretario general transitorio de la Fenate-Perú, Segundo Vásquez.

En la Fenate tampoco sabían que Moppi iba a participar en el evento del pasado 11 de agosto. El ubicuo empresario dice a Sudaca que lo invitaron representantes de la Universidad Las Américas y la delegación boliviana.

 

EL FACTOR EVO

Riky Moppi deja claro que comparte con Evo Morales la teoría de que la pandemia es producto de una conspiración mundial. De hecho, el expresidente boliviano no titubeó en aquella jornada frente a los profesores cuando dijo: “Por ejemplo, sobre la pandemia, yo estoy casi convencido que esta pandemia es una guerra biológica. ¿El capitalismo qué exporta? Armas químicas, armas nucleares y hasta esta guerra biológica. Hace cuatro o cinco años, ¿qué decían? En la política del nuevo orden mundial, es importante una planificación». Morales llevaba la ‘Virus Block Out’ colgando del cuello.

La presentación de Evo Morales en la charla organizada por la Fenate-Perú. Usa la tarjeta ‘Virus Block Out’ y dice que el Covid-19 es una «guerra biológica» (ver minuto 1:18)

El cocalero no solo lanzó teorías conspirativas, también cuestionó la medicina occidental. Dijo, por ejemplo, que desde pequeño su mamá y su papá le curaban la tos haciéndole tomar su propia orina y con una planta oriunda de su país llamada “wira wira”.

“No me avergüenzo. Cuando estaba empezando como dirigente sindical, estaba en un encuentro nacional del movimiento indígena. Un viejito dijo [algo que] se me ha quedado grabado en la mente hasta ahora: ‘Desde Occidente, solo llega la sifilización; no la civilización. Me quedé sorprendido y parece que es verdad. Después de la sifilización, de esta pandemia, llega el medicamento, ¿quién gana [con] eso?”, señaló.

Lo cierto es que la tarjeta boliviana de nombre anglosajón está muy lejos de los respetables medicamentos ancestrales. Y es una amenaza para los incautos.

Moppi anunció aquel 11 de agosto que pretendía ingresar al Perú un lote de medio millón de estas ‘tarjetas bloqueadoras’. Dijo que se encontraba realizando los trámites de homologación del registro sanitario a través de un supuesto “convenio» entre ambos países por ser miembros de la Comunidad Andina (CAN).

“Si un producto peruano tiene registro en su país puede ir a Bolivia, a la Cancillería, y lo registra. Igual, para un boliviano que tiene un producto, puede ir a Perú con su registro sanitario y lo puede homologar para que ese producto tenga comercialización en dicho lugar. Es un convenio”, aseguró.

El ministro de Salud, Hernando Cevallos, lo desmiente. “No tengo la menor idea de qué [homologación de registro sanitario] está hablando ese señor. Mientras no haya una evidencia científica que le dé seriedad a esas tarjetas, no hay forma de que el Ministerio de Salud las valide. Ningún trámite se puede hacer sin que el Ministerio de Salud lo autorice. Todo lo que ingresa al país que tenga que ver con la salud pública tiene que ser validado por el ministerio”, dice Cevallos para este informe.

Sudaca ha podido confirmar, sin embargo, que otra empresa ya madrugó a Ricky Moppi y al Minsa. Se trata del ‘Consorcio Vive Salud’, ubicado en el distrito de Jesús María, que ofrece la tarjeta en redes sociales y en dos presentaciones: la de S/20, que tiene una duración de 30 días; y la de S/25, que puede ser usada el doble de tiempo. Nos comunicamos por teléfono con la empresa peruana y nos confirmaron que el producto “no posee registro sanitario”.

En comunicación con este medio, Riky Moppi dice que, a diferencia de otras empresas, la suya quiere contar con el registro sanitario en nuestro país. Mencionó, incluso, que ha enviado sus peligrosas propuestas a las tiendas Metro y Tambo para que sean puntos de venta.

Según el abogado Mario Amoretti, si el producto no demuestra ser efectivo -como que no lo es-, así tenga el registro sanitario, podría incurrir en los delitos de suministro infiel de productos farmacéuticos o estafa.

Preocupa que, ad-portas de una tercera ola, las ideas de Evo Morales y los empresarios que parecen rodearlo puedan calar en el aún indescifrable Pedro Castillo y su entorno. El ministro Cevallos será un filtro importante.

(*) Fotocomposición de portada: Leyla López

Fotos: Evo Morales aparece en el evento organizado por la Fenate-Perú, realizado el pasado 11 de agosto, en el auditorio de la universidad Las Américas. Porta la tarjeta ‘Virus Block Out’. (foto: Juan Carlos Chamorro)

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Esta semana la cocinera peruana Pía León fue elegida como la mejor chef femenina del mundo, según la lista The World’s 50 Best. Es la primera mujer peruana en obtener ese galardón. La dueña de Kjolle, y que junto a su esposo Virgilio Martínez lidera Central, Mayo Bar y Mil Cusco nos habla en la siguiente entrevista de cómo es el difícil camino de emprender y convertirse en la mejor del planeta.

Tienes 15 años de carrera. ¿Cuáles han sido los principales retos que has sorteado? Me atrevo a plantearte uno ¿Tal vez el hacerse camino en un terreno -como la industria gastronómica- habitualmente dominado por hombres?

Es visible, es evidente que en el mundo de la gastronomía hay un mayor porcentaje de hombres en una cocina frente a las mujeres. Antes, incluso, era más notorio. Con el tiempo esto ha ido cambiando y ha ido aumentando. Justamente este tipo de reconocimientos sirven para que seas un referente para las personas que están iniciando, no solo en la cocina sino en cualquier otra profesión. Es una demostración de que se puede.

¿Cuánto de disciplina hay en todo esto para lograr un objetivo como el que has obtenido?

Son largas horas de trabajo, hay que ser muy constante y perseverante. Es muy fácil rendirse porque es una carrera con resultados a largo plazo. El “éxito”, por llamarlo así, no viene rápido. Son muchos años de estar detrás de una cocina, de aprender, de saber escuchar, de conocer. Uno no solo aprende en la cocina, sino también viajando, conociendo otras culturas, otras personas, otras técnicas, otras costumbres. Es un trabajo difícil pero muy gratificante.

Llegas a Central como asistenta, terminas siendo jefa de cocina y eres creadora de Kjolle ¿Qué habilidades desarrollaste para destacar en un rubro tan competitivo como el gastronómico?

Encontrar el equilibrio mental. No ha sido fácil aguantar. No solo por las largas horas trabajando de pie. También resignarte a no estar con tu familia o estar agotada para ciertas ocasiones. Nosotros los cocineros trabajamos domingo, feriados, Navidad, Año nuevo. Es un trabajo muy repetitivo y eso mentalmente te puede cansar. Entonces hay que tener mucha resistencia mental y ser un apasionado, esa es la clave.

Una vez me pregunté ¿Qué es lo que tú quieres para tu vida? Al hacerte esa pregunta y siendo muy honesta contigo mismo puedes encontrar el equilibrio, la paz mental y disfrutar el camino. Al inicio toca trabajar, trabajar y trabajar. Además, como en todo lado, es importante hacer equipos y saber amoldarse.

¿Lo más difícil fue sacrificar tiempo con tu hijo?

Me organicé muy bien con Virgilio [Martínez], mi esposo. Cuando decidimos tener un hijo habíamos armado un equipo de cocina y de sala súper sólido. Entonces me permitió darme ese tiempo para salir embarazada y dar a luz. Lo bacán es que siempre viví muy cerca al restaurante, entonces tuve esa ventaja. A mi hijo lo incluí mucho en el restaurante. Lo llevo a todos lados. La organización me ayudó mucho. Pero tengo algo muy claro: mi familia es lo primero. Quizás, cuando era joven te hubiera dicho otra cosa, que primero era mi trabajo. Yo la verdad muy poco me pierdo las clases virtuales de mi hijo. Por las tardes me doy un espacio para estar dos o tres horas con él y, si no, él viene al restaurante. Tengo que encontrar ese equilibrio, ser muy constante. Lograrlo es muy difícil.

-Mencionaste que este trabajo también podía ser muy reiterativo. ¿Cómo despertar la creatividad y la innovación desde un momento que puede resultar muy plano en el trabajo?

Eso se une a lo que te comentaba hace un momento. Uno necesita salir para motivarse, para inspirarse, para aprender y así aparece la creatividad. Uno necesita ver cosas distintas. Nosotros con el equipo viajamos mucho, no solo afuera del Perú, sino adentro, para conocer desde los andes a la Amazonía y aquí en la costa. Es necesario eso para ser creativo y generar experiencias únicas para las personas que nos visitan.

– ¿Cuán importante es trabajar en equipo en la industria gastronómica y cómo mantener un buen clima laboral?

Es indispensable, es importantísimo. Sin eso no hay resultados buenos y esto se aplica a cualquier tipo de negocio. No solo para un restaurante. El equipo son tus brazos y tus piernas. Ellos deben tener tu misma misión, tu misma filosofía. Tienen que ir por el mismo camino; y eso toma tiempo. No es sencillo. Hay que motivarlos, y me incluyo. Aquí hemos logrado tener un equipo que es una familia. Hemos logrado que el venir a trabajar no sea un pesar.

¿Y desde el liderazgo, cómo se logra eso?

Virgilio y yo somos muy cercanos, les damos mucha confianza. Si tienen problemas nos lo pueden contar y tratamos de ayudarlos. He tratado de crear esa conexión de cercanía y eso ha sido clave. Sin ellos no existiría este reconocimiento y estos resultados. Espero no equivocarme, pero siento que el equipo está muy contento, siempre tratando de mejorar o escuchar. La comunicación es clave.

¿Cuál es tu propósito de tu cocina?

Que con nuestra comida puedas recorrer el Perú en dos o tres horas y que te lleves una experiencia enriquecedora. La idea no es solo ir a un lugar y comer rico, sino aprender.

¿Cómo lograron adaptarse o reinventarse durante cuarentena?

Seguimos en la lucha, pero al inicio fue peor. Fueron tres meses donde todo estuvo cerrado. Hubo momentos de desesperación. No sabíamos qué se iba a hacer. Cada día era una noticia diferente, entonces había que tomar decisiones muy rápido, pero tenemos un buen equipo y buenos líderes. Tomamos decisiones con miedo, pero visto a la fecha, fueron muy acertadas.

¿Cómo cuáles?

Hacer delivery. Nunca lo habíamos hecho y no teníamos la idea de cómo hacerlo. Hubo mucha cabeza para lograr que los clientes reciban en sus casas nuestra esencia y tengan esta experiencia única que siempre nos ha identificado.

Empezamos con el delivery, con platos que puedan terminar en su casa. Las rotulaciones, la papelería fue muy detallada. Les dábamos [a los clientes] instrucciones del paso a paso. Nos dedicamos mucho a ese tipo de detalles. Luego hicimos sanguches grandes y las bombas rellenas… aprendimos un montón. Creo que fue el año en que aprendimos más.

¿Despidieron gente o la mandaron a suspensión perfecta? ¿Cómo manejaron esa situación?

No aplicamos la suspensión perfecta. Al principio nos esforzamos y cumplimos con los sueldos. Fuimos reincorporando a las personas poco a poco. Muchas entendieron que unas personas tenían más necesidades que otras. No te voy a mentir ni a decir que todo fue color de rosas. Hubo gente que era del extranjero y tuvieron que irse.  Otros no pudieron seguir esperando. Con el tiempo la gente ha ido reincorporándose y a la fecha creo que ya estamos casi todos los que estábamos antes.

¿Qué recomendaciones les daría a los emprendedores?

Para arrancar recomiendo, analiza si te gusta emprender y si te apasiona. Será duro, te van a criticar. A algunos no les va a gustar lo que haces, a otros sí. Pero si estas con la conciencia tranquila y haces las cosas de manera honesta, los resultados siempre se darán. Si uno trabaja bien, el resultado siempre será bueno.

Luego, ten mucha paciencia. Las cosas no vienen rápido. No es fácil y puede tomar mucho tiempo. Genial si los resultados son espectaculares en poco tiempo. Pero anímense, no tengan miedo. Hay que lanzarse. La vida es muy corta como para no hacerlo.

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Continuando esta breve serie sobre el Perú ad portas de cumplir 200 años, desarrollamos ahora en qué condiciones vivimos los peruanos. Descubriremos los datos más relevantes de los avances en las condiciones de vida de los peruanos, pero también de las grandes desigualdades que aún nos caracterizan.

En el Perú existen cerca de 9 millones de hogares. Para el INEI, hogar es “el conjunto de personas, sean o no parientes, que ocupan en su totalidad o en parte una vivienda, comparten las comidas principales y atienden en común otras necesidades vitales básicas.” Es decir, aquellas personas -familia o no- con las que compartimos vivienda y  la comida y cubrimos en conjunto las necesidades básicas. Los más de 30 millones que somos nos reunimos en 9 millones de hogares. Cada hogar tiene entre 3 y 4 personas.

También tenemos un número similar de viviendas ocupadas. Anualmente el número de viviendas crece 3% aproximadamente. Llama la atención eso sí que la tasa anual de viviendas para alquilar o vender crece al ritmo de 10% anual. Sin embargo, el crecimiento de viviendas en cada departamento es dispar. En Madre de Dios, Tacna, Ica, Tumbes, Ucayali y Moquegua las viviendas crecen anualmente a niveles significativamente superiores al promedio nacional. Se va construyendo cada vez más oferta habitacional.

Aun así, son 5 departamentos los que concentran más de la mitad de las viviendas del Perú: Lima (nada menos que el 30%), Arequipa, Piura, La Libertad y Cajamarca tienen el 53% del total de viviendas que existen en el país. Oportunidades para el desarrollo de viviendas hay muchas como vemos.

El ratio hogar / viviendas da cerca de uno, por lo tanto, en general podemos afirmar que cada hogar comparte una vivienda. Cerca del 90% de viviendas en el Perú es casa independiente y apenas el 10% es departamento en edificio. Pero además somos un país de propietarios. El 75% de viviendas es casa propia y el 16% alquilada. Aunque solo la mitad de las viviendas particulares propias tienen hoy título de propiedad

Con respecto a la construcción de las viviendas, se tiene que el 56% de las paredes de las viviendas del Perú son de ladrillo o cemento. Esto era apenas el 35% en 1993, para que se comprenda como ha ido la mejora de la calidad de la vivienda en el país. Además, el 23% tiene paredes de adobe (43% en 1993) y el 9% de madera.

Pero este no es tampoco un dato uniforme. En Lima el 86% de sus viviendas presenta material noble en sus paredes exteriores y en Arequipa el 82%. Pero en Huancavelica apenas el 13%, en Amazonas el 17%, en Apurímac el 21% y Cajamarca el 22%. Una muestra más de la desigualdad que encontramos en el país. Aún más, el 58% de los 1874 distritos del país solo tienen hasta 10% de sus viviendas con esta condición. Más de la mitad.

Si analizamos el dato por material predominante en los pisos de las viviendas, encontramos que el 42% de éstas es de cemento, pero el 32% solo tierra. El 23% lo tienen de parquet o madera pulida o loseta, entre otros. Este es un indicador que ha avanzado también en los últimos años. El cemento predominaba apenas en el 32% en 1993, pero la tierra representaba el 50% de viviendas en ese año. En ratios departamentales, Madre de Dios, Arequipa, Ica, Lima y Tumbes son aquellos que superan largamente el promedio nacional. Pero Huancavelica (18%), Apurímac (24%), Cusco (26%) y Cajamarca (27% son los que están aún muy lejos de dicho promedio.  Otra vez la desigualdad.

Desigualdad que entendemos mejor si consideramos los departamentos que  tienen en mayor proporción que otros pisos de tierra en las viviendas: en Huancavelica, 8 de cada 10 viviendas lo tienen; en Apurímac 7 de cada 10; y en Cajamarca, Puno, Ayacucho y Amazonas, 6 de cada 10 viviendas tienen piso de tierra. Pero qué distinta es la situación cuando la vemos por piso de parquet o madera o loseta: Lima, Callao y Arequipa son los departamentos que tienen estos pisos en mayor proporción que los demás departamentos del país.

El 80% del total de viviendas, más de seis millones, cuentan ya con acceso al agua por la red de pública domiciliaria. Este porcentaje ha duplicado el porcentaje que se tenía reportado en el Censo del 2007. No deja de preocupar el 7% de viviendas que aún obtiene agua de pozos subterráneos o el 5% que la encuentra en un pilón de uso público y otro tanto que se abastece directamente en ríos, acequias o manantiales. Lo que es terrible es el 4% de viviendas que hoy compran agua a nivel nacional. Ahora bien, si hemos avanzado en el alcance de la disponibilidad de agua en las viviendas, no deja de ser preocupante que haya un 12% de quienes reciben agua por red pública que no la recibe los siete días de la semana y el 36% que no la recibe las 24 horas del día.

Asimismo, hay 35% de viviendas que no tienen servicio de cobertura de alcantarillado por red pública dentro de la vivienda. Por el contrario, el 21% de la viviendas del Perú dispone de pozo séptico o pozo ciego o pozo negro. Un problema que urge solución por las repercusiones sanitarias que tienen.

Viendo la situación de las viviendas y los hogares en el país, queda claro que se repiten los nombres de las regiones menos favorecidas en el país, las que deberían haber crecido en sus indicadores y no ocurre. También notamos un mejor desarrollo del alcance a mejores servicios y materiales, pero aún es insuficiente. En la siguiente entrega, culminaremos este breve repaso de qué Perú recibimos en el Bicentenario.

Nota: toda la información es del INEI y se encuentra en su portal institucional: www.inei.gob.pe

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Bicentenario, Perú

“Somos uno de los países más afectados en lo que se refiere al mercado turístico, no sólo a nivel regional sino también a nivel mundial”. La respuesta es de Gabriela Fiorini presidenta del gremio de Turismo de la Cámara de Comercio de Lima. A ella le consultamos sobre el impacto negativo que ha tenido el sector turismo en nuestro país con la llegada del Covid-19, hace más de un año y medio.

Para darnos más luces al respecto, un informe de la empresa de análisis de datos GlobalData, nos describe la realidad: “Perú fue el país más afectado por el declive del turismo en la región, con un descenso del 73%. Detrás de nuestro país, quienes más sufrieron están Venezuela (71%) y Ecuador (70%). Luego -aunque bastante detrás- vienen Chile (25%); Argentina (27%); y Colombia (30%).

“MINCETUR ha estimado que aproximadamente 450 mil turistas extranjeros llegarán este año al Perú. Es una cifra bastante baja en comparación con los más de cuatro millones de turistas internacionales que recibimos en el año 2019”, afirma Fiorini.

Siguiendo con el panorama, Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), indicó que más de 50 mil empresas turísticas se vieron golpeadas con la crisis económica, social y por la pandemia, lo que provocó la pérdida de 650 mil empleos formales.

Para Canales, programas de soporte económico como el FAE Turismo han tenido una baja cobertura entre las empresas de turismo. Por lo que las propuestas de su gremio para salir de la crisis son: la exoneración del IGV, hasta que termine la emergencia sanitaria y que el Estado brinde créditos con tasas de interés muy bajas, cercanas a cero y que estos préstamos puedan ser devueltos en dos o tres años.

Ante este panorama ¿qué necesita el turismo para salir de esta crisis?

“Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), el avance en la aplicación de vacunas y la adopción en soluciones digitales permitirán una recuperación más rápida en lo que a viajes internacionales se refiere”, señala Fiorini.

Claves para la reactivación

Pero además de la inmunización, señalan los expertos consultados para esta nota, se requiere promover la conectividad aérea local y con el extranjero, además de invertir en infraestructura; y difundir los atractivos turísticos del Perú en todo el mundo. Esto se lograría con presencia peruana en ferias y eventos internacionales donde se promocionen los destinos de nuestro país.

“Otro factor que influirá en gran medida la recuperación del turismo local es la estabilidad social y política, de la cual todos los peruanos somos responsables. En medio de un clima electoral tenso producto de las impugnaciones de actas y reclamos de nulidad, es vital que se reconozca y acepte cuanto antes al ganador de las elecciones”, escribió Otto Regalado, profesor del MBA de ESAN Graduate School of Business, en una columna de opinión publicada en la revista América Economía.

“Si hay libertad de movimiento, un adecuado costo de viaje y una manejable incertidumbre, el despegue del turismo, tanto receptivo como local, será posible y esta es una tarea de todos”, señaló.

En la misma línea responde Monica Lovera, docente de la carrera de Administración de Negocios Hoteleros y Turísticos de la Universidad Le Cordon Bleu: “El turismo es una actividad muy sensible a todos estos hechos y en estos momentos en los que el mundo tuvo que retraerse por temas sanitarios, a nosotros, además, nos tocó afrontar la inestabilidad que a todo nivel se vivió en torno a las elecciones. Por ahora, nos toca ver cómo se va generando nuevamente ese clima de estabilidad para que los turistas retornen a nuestro país”, señaló.

Un proceso lento

En las últimas semanas Promperú lanzó la campaña Volver a viajar donde se incentiva a la ciudadanía a viajar de manera responsable. En ese escenario, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo, señaló que actualmente hay 16 regiones del país y más de 300 atractivos turísticos certificados con el sello ‘safe travel’. De esta forma podemos ver cómo el turismo -poco a poco- se va reactivando en algunas regiones del Perú.

En ese contexto ¿cuáles son las proyecciones para este sector en el 2021?

“La recuperación post pandemia ha marcado nuevas rutas de preferencia: los viajeros eligen ahora destinos de naturaleza, tales como playas y otros espacios abiertos y prefieren efectuar viajes hacia destinos familiares, optando por viajar mayormente a los lugares percibidos como “bajo riesgo”, señala Fiorini. “El turismo urbano será el último en recuperarse y por ende las ciudades como tales deben rediseñarse en su oferta turística para ser más atractivas”, añade.

De similar opinión es Monica Lovera. “Aún podría haber un poco de temor para realizar desplazamientos largos por lo que en la actualidad las nuevas demandas de un mercado joven, principalmente apuntan a la búsqueda de espacios naturales”, remarca. “En ese sentido, las propuestas orientadas a un mercado nacional, deben considerar esta característica y reinventar una oferta tradicionalmente cultural. Debemos adecuarnos a lo que el cliente, hoy más joven, empieza a demandar”, enfatiza la docente. Cusco es una de las ciudades que viene teniendo la recepción de estos turistas, jóvenes y que buscan espacios naturales. Uno de los lugares con mayor demanda viene siendo Urubamba.

De todos modos -insiste Lovera- se debe realizar una labor de sensibilización con la población y los demás actores de la actividad turística para desarrollar un turismo interno responsable.

Veremos qué sucede en un futuro próximo y con la llegada de un nuevo gobierno.

 

CIFRAS:

-Según datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), el 29% de los destinos del mundo tienen cerradas sus fronteras al turismo internacional; el 34% de los destinos están cerrados parcialmente y el 36% solicitan un resultado negativo de pruebas COVID, entre ellos nuestro país.

-El 13% de los destinos europeos se encuentra totalmente cerrado frente al 70% en Asia y el Pacífico, el 20% en América, 19% en África y 31% en Medio Oriente.

-En cuanto al continente americano, Costa Rica y República Dominicana tienen completamente abiertas sus fronteras a los turistas.

 

Foto de portada: Andina.

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Perú, Reactivación, Turismo

Han pasado 15 meses desde que nuestro país adoptó medidas restrictivas para cuidar de la salud de los peruanos frente a la pandemia por Covid-19. Estas medidas implicaron un cese temporal de actividades económicas que poco a poco fueron reactivándose.

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la producción nacional logró recuperarse gracias a la reactivación progresiva sectorial, pues durante abril, se registró un crecimiento de 58,49% comparado con el mismo mes del año pasado.

El economista de Oxfam Armando Mendoza explicó que esta cifra se debe a un rebote estadístico considerando que, durante la mitad de marzo, abril y mayo, la economía estuvo paralizada al adoptar una de las cuarentenas más estrictas del mundo. “Es una noticia alentadora, pero todavía estamos muy lejos de haber alcanzado un nivel para decir que se ha superado la crisis económica y social generada por la pandemia”, indicó el especialista, que además señaló la amenaza de una tercera ola de contagios y la aún tensión política electoral como elementos importantes a tomar en cuenta.

La posibilidad de una tercera ola

Hasta la fecha, el comportamiento de la pandemia en el Perú ha sido similar al mostrado en el Viejo Continente, pues tras el colapso de la sanidad durante la primera ola, se vio una recuperación en los indicadores económicos, para nuevamente ver el colapso de la sanidad en una segunda ola. Estos fenómenos, es importante recordar, se han registrado meses antes que en nuestra región, donde fueron similares.

Estando ya a mediados de año, el economista David Tuesta avizora, para el escenario 2022-2026, un camino difícil para que el Perú consiga superar un crecimiento del 3,5%, incluso con un impacto positivo de metales.

“En este contexto ya incorporo el hecho que la administración que llegue en julio podrá gestionar el escenario fiscal, que implica que tendrá que realizar ajustes presupuestarios necesarios a partir del 2022 (yo dejaría el 2021 tranquilo el ámbito tributario, salvo introducir necesarias políticas de eficiencia en el gasto) para darle un perfil sostenible de convergencia dado el nivel de alto endeudamiento en que hemos quedado”, indica el economista.

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Covid-19, Perú, Tercera ola

Perú clasificó a los cuartos de final de la Copa América. Luego de recibir una goleada frente a Brasil en el debut, Perú reaccionó, mejoró y le ganó a Colombia, le empató a Ecuador tras ir perdiendo por dos goles y, finalmente, venció a Venezuela. Este último partido deja una prudente sensación positiva, pues confirma que los dirigidos por Ricardo Gareca atraviesan por una dinámica de crecimiento que, en un torneo de esta naturaleza, puede ser determinante. Las relaciones al interior del colectivo cada vez adquieren un superior grado de compenetración, lo cual permite que la aplicación de la propuesta de juego peruana se muestre con mayor solidez y convencimiento.

Si bien el planteamiento conservador de José Peseiro, articulado sobre un 5-4-1 con las líneas bastante juntas, dificultó la creación de ocasiones de peligro para la selección peruana en la primera mitad, careció de sorpresa ofensiva y, más allá de algunas incursiones individuales de Jefferson Savarino y Sergio Córdova, no encontró la profundidad necesaria para dañar sostenidamente a la estructura defensiva ‘bicolor’. De hecho, la rápida salida de Alexander Callens —reemplazado por Luis Abram— no mermó el funcionamiento su última línea, ya que esta se mostró bastante aplicada y segura, aplicando de forma correcta las conductas requeridas para neutralizar el juego ofensivo venezolano. Más allá de consideraciones sobre los nombres y las ausencias del ataque ‘vinotinto’, puede ser vista como una señal positiva que, luego de doce partidos, el conjunto peruano  haya mantenido su valla invicta.

Sin haber desesperado en la búsqueda del objetivo, el complemento se presentó idóneo para los intereses de la ‘blanquirroja’. Encontrar rápidamente el gol vía un inspirado André Carrillo le permitió al equipo dirigido por Ricardo Gareca ganar confianza, sostener el orden y terminar el cotejo imponiendo condiciones a partir del manejo fluido de balón. En ese marco, Renato Tapia, Yoshimar Yotún, apoyados por un participativo Sergio Peña, los encargados de dotar de equilibrio a la escuadra peruana, cumplieron con su rol y estuvieron certeros no solo para la recuperación y el despliegue, sino también, en la mayoría de ocasiones, los pases para relacionar a las demás líneas y permitir que el equipo ‘viaje junto’ en los diversos sectores del campo.

Con sus respectivas cualidades individuales, lo de Christian Cueva y André Carrillo —que acertadamente se ubicó con mayor libertad en el frente ofensivo en el segundo tiempo— por su movilidad, conducción y capacidad para tejer situaciones favorables en ataque, fue de lo más destacado del conjunto peruano. Ejerciendo un liderazgo futbolístico, siempre ofrecieron apoyos para superar líneas y ser opción para ir al frente. Vale resaltar también el ingreso de Raziel García que, en los minutos que estuvo en el campo, mostró atrevimiento para encarar y asociarse, lo cual da la impresión de ser una aparición interesante en materia ofensiva para el cuadro ‘rojiblanco’. Y, marcado al milímetro por los tres zagueros venezolanos, Gianluca Lapadula, si bien luchó y generó lo que estaba a su alcance, no encontró los espacios necesarios para disponer de mayores chances de gol. El que sí tuvo una clara fue Alex Valera que, aunque no logró marcar, demuestra que su ‘olfato de gol’ es un activo valioso en esta selección.

Entonces, tras ir de ‘menos a más’, a Perú le tocará esperar, con unos días de descanso, a su próximo rival para la siguiente ronda del torneo. Tomando como referencia lo visto en los últimos cotejos y, como siempre, el carácter dinámico del fútbol, al parecer Perú está reencontrándose con su versión más fructífera a partir de una serie de ajustes tácticos, en los cuales destaca la conformación de una especie de rombo en el mediocampo con Tapia como eje junto a Yotún y Peña; la ubicación de Cueva como ‘enganche’ y André Carrillo más cerca de la portería rival como segundo delantero acompañando a Gianluca Lapadula. Así pues, superada esta primera prueba competitiva, solo queda adaptarse y responder ante un escenario que se presenta desde un creciente, y cómo no, desafiante rigor.

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Gianluca Lapadula, Perú, Ricardo Gareca

Ante Colombia, funcionó todo. Ante Ecuador, días atrás en Quito, también. Y ha vuelto a suceder ayer, al menos en el segundo tiempo. Perú ha librado tres partidos con lo justo, sufriendo, como en los viejos tiempos. Esto es solo posible cuando todo funciona, si todos juegan bien, si cada uno de los peruanos tienen rendimiento alto. 

Perú es un equipo corto y frágil. Corto porque cuenta con doce o trece jugadores al mismo nivel, no más. De hecho el único suplente que parece titular es Aquino. El resto son muy nuevos, están ya de salida, o necesitan más minutos para demostrar.

Es frágil porque en la cancha, si una pieza falla, se desmorona el colectivo. Si se falla un penal. Si un foul termina en roja. Si el árbitro inclina la cancha. Si el lateral no cierra la banda. Si al arquero se le escapa la pelota. Si la que tenemos no entra.

Perú solo gana si se alinean los planetas. Si ese palo salva el gol en contra. Si Gallese saca una mano milagrosa. Si Bolivia pierde puntos de local. Si Guerrero la aguanta y saca la pierna. Si la toca (la tocó!) Ospina. Si la pelota entra por dos centímetros y hay VAR. O si el VAR le quita cuatro, cinco goles a Suárez y Cavani.

Perú gana si es que no hay eclipse ese día. Gana si los once en cancha están metidos y cumplen sus roles. Más aún, si no faltan Advíncula y Trauco, Abram, Tapia y Yotún, el mejor Guerrero, Carrillo y Cueva. Es decir, gana si podemos alinear el mismo once un partido tras otro, como cuando fuimos a Rusia. Y esa es, sí, una utopía. 

Que López y Callens funcionen no es un descubrimiento, es una casualidad. Hasta que se confirme lo contrario. Lo van a demostrar partido a partido, cuando en uno la hagan bien y en otro ya no tanto. Y para lograr consistencia se necesita rodaje. Lo mismo con Peña siendo un volante confiable o con un Ormeño siendo opción de cambio.

Lo único que parece confirmarse es Lapadula. Y qué buena noticia es esa. Que ese nueve italiano, que corre como trotando, que parece va cojeando por el campo, que ese sea el nuevo guerrero (con minúscula) es hoy una hipótesis que se va validando. Ante Ecuador en Quito hizo la diferencia. Ante Colombia fue pieza clave. Y de nuevo ante Ecuador encontró dos y las convirtió en gol.

Gianluca Lapadula parece destinado a hacer algo grande con esta selección. Y todo se debe a su actitud. Juega bien y el equipo lo entiende. Pero su mayor virtud es la mentalidad. Su cerebro está programado para encontrar espacios, ir al choque, buscar el balón largo, marcar el pase, gambetear, y celebrar los goles como si de una final del mundo se tratara.

Para Perú, un equipo sin recambios, hacer un gol es una epopeya. Y eso Lapadula, tirado de rodillas en el piso en cada celebración, lo siente. A Gareca hoy le toca plantear el ataque peruano alrededor del italiano, como hace cuatro años se hizo con Guerrero. Hay que cuidarlo, seguir acogiéndolo, y darle ese lugar protagonista que él busca. No se me ocurre mejor alimento para un delantero con su estilo que la titularidad, la camiseta 9 y el sistema de juego orientado para él. 

Así y todo, Gareca no tiene recambios, los tiene que crear. Y esa es una de sus virtudes más notables. El argentino ha entendido desde siempre que el fútbol peruano es una cuna de talento inestable y espontánea. Su triunfo es ganar con todo ello, aunque parezcan eventualidades o casualidades. Pero no lo son. Gareca pone a disposición del equipo la mentalidad adecuada. Es una pausa. Es el pensá convertido en un estándar permanente. Y el equipo lo recibe. Con esa docilidad de jugador de liga menor, que para ganar sólo puede cumplir. 

Porque es una utopía pensar que Perú puede ganarle siempre a sus rivales. No se le puede exigir tanto. A un Brasil donde todo los once titulares pelean la Champions League cada año. O una Colombia con jugadores protagonistas en Europa. O la Argentina aún de Messi y Chile con una generación de oro que resiste irse. 

Pero Perú, pierda o gane, su gran motivación es dar pelea y hacerle la vida imposible al rival. Tiene jugadores para eso. Y, sólo si todos juegan bien (y Lapadula) tenemos opción de ganar. 

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Gianluca Lapadula, Perú, Ricardo Gareca

Subtanjalla. Ese es el nombre del distrito iqueño en el que 86,3% de su población adulta mayor ha sido vacunado contra la Covid-19 a doble dosis. Solo superado por poco por el distrito de Chachapoyas, en Amazonas. Así lo indica el Repositorio Único Nacional de Información en Salud (Reunis) que, entre otras, lleva la cuenta más esperanzadora a nivel nacional, la de la vacunación contra el coronavirus.

 

Ica (58,3%) y Tacna (57,3%) son las dos regiones con mayor cobertura de una vacunación completa entre adultos mayores. Le siguen Lima Este (53,6%), Lima provincias (53,6%), y La Libertad (53,4%) .

“¡Vamos bien!” titula optimista un afiche de la región Tacna compartido por Aníbal Novoa, presidente de la Federación Médica de la región, con Sudaca. Y es que sin encontrarse originalmente entre las seis regiones priorizadas, Ica y Tacna han tenido un remonte progresivo a través de puntos de vacunación descentralizados en distintas provincias.

En Ica se ha cumplido estrictamente la recomendación del Minsa de que las personas reciban la segunda dosis en el mismo punto de vacunación en que recibieron la primera. “Es importante recordarle a la población que las dosis que nos envía [el Minsa] es en base a cuántas personas se vacunaron con la primera dosis. […] Si van a diferentes puntos de vacunación, entonces unos van a tener deserción, otros aumentos [de vacunados]. Sería un desequilibrio total. Es [una medida] en aras de la transparencia de la vacunación”, explica la coordinadora de inmunizaciones del Hospital Regional de Ica, Ana Córdova.

Los mejores resultados de la vacunación a adultos mayores en la comparativa nacional. Fuente: Reunis-Minsa

En Trujillo, las personas mayores de 58 años ya están recibiendo su segunda dosis, según ha informado la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de La Libertad.

“Desde un principio se ha tenido una buena organización y ha sido una buena decisión descentralizar los puntos de vacunación en una variedad amplia de distritos. Hasta nosotros nos hemos sorprendido, en ese sentido sí hay que felicitarlo”, explica Carlos Valderrama, secretario general de la Federación Médica de Trujillo.

En Iquitos, el primer epicentro local de la pandemia, el avance no se iguala al de Ica, Tacna o La Libertad. Sin embargo, Luis Runciman, decano del Colegio Médico de Loreto, cuenta a Sudaca que el proceso vacunatorio está cumpliendo con el calendario y que son los colegios de la región los que han servido de puntos de encuentro para la inmunización. 

“Hasta el momento hay una buena aceptación de la población, cada vez que hay un anuncio de vacunación las colas se forman adecuadamente, sin desorden”, comenta el médico. Según Reunis, el 26% de los mayores de 60 de la región ha recibido las dos dosis de la vacuna. El porcentaje sube a 34% si consideramos aquellos con solo la primera.

El futuro incierto de la vacunación

A nivel nacional, el 60.9% de los mayores de 60 años ha recibido ya la primera dosis de la vacuna. Es decir, 2.762.167 personas. Y a 38,2% (1.729.835 personas) ya se le aplicaron ambas. 

Pero las cifras totales aún distan de este éxito. Solo el 11,46% de la población peruana ha recibido al menos la primera dosis. Estamos hacia el final de la tabla en Sudamérica, aunque compensa el alivio de ver a los mayores de nuestras familias ya vacunados.

“El gobierno ha contratado 62 millones de vacunas de los diferentes laboratorios”, subrayó el sábado pasado el ministro Óscar Ugarte, y agregó que en julio de este año ya estarán en territorio nacional 11 millones de estas. “Le estamos dejando al otro gobierno 50 millones, lo que es suficiente para vacunar a toda la población mayor de 18 años hasta fin de año”, dijo en la campaña de inicio de vacunación a pacientes oncológicos y VIH positivos.

Un anuncio esperanzador ad portas del cierre del gobierno de transición de Franscisco Sagasti y que representa el primer parteaguas de un proceso vacunatorio que inició de la peor manera, con el indignante caso del “Vacunagate” y la lista de más 400 personas que se habían saltado la cola, entre ellos el expresidente Martín Vizcarra y la entonces ministra de salud Pilar Mazzetti.

La antítesis es quizá esta prioridad reciente para aquellas personas que hacen frente a enfermedades tan difíciles como el cáncer y el Sida. Para ellos, el proceso vacunatorio se hará principalmente en los centros donde llevan regularmente su tratamiento. Esto porque resulta necesario el conocimiento de su médico tratante para definir si es el momento apropiado para que su cuerpo reciba la vacuna. 

Al 17 de junio, la tabla de posiciones de la vacunación contra la Covid-19 en Sudamérica. Fuente: Our World in Data.

Hace más de dos meses arrancó la nueva estrategia territorial del Minsa y con ello intentó mejorarse la efectividad del proceso vacunatorio que tuvo inconsistencias en el padrón utilizado para la primera etapa liderada por EsSalud en Lima, como reportó Sudaca. Antes, incluso, también hubo fallas más serias en el padrón del personal médico. 

“Le remití una carta a la exministra de Salud, Pilar Mazzeti, manifestándole nuestra preocupación por los fallos detectados. En ese momento, el principal problema era las inconsistencias detectadas en el padrón [del personal médico]”, dice a Sudaca Luis Robas, jefe de megaproyectos de la Contraloría General de la República.

Robas recordó otros dos puntos débiles del inicio: la falta de conocimiento de los protocolos de vacunación a cabalidad por el personal a cargo en las regiones y los problemas en la plataforma electrónica que el Ministerio de Salud había implementado para que el personal pueda registrar la información y llevar la cuenta de quién fue vacunado y quién no. 

Para el jefe de megaproyectos de la Contraloría, el gran problema sigue siendo la disponibilidad de vacunas. «Si bien es cierto que ya se ha anunciado los contratos por más de 60 millones de vacunas, lo cual alcanzaría para vacunar a toda la población peruana, no es que las 60 millones ya estén presentes en el territorio nacional y podamos hacer como otros países desarrollados que comienzan a vacunar en farmacias, en clínicas, hasta en lugares públicos, como centros comerciales, donde ya es cuestión de cada persona decidir cuándo va a vacunarse o no», apunta. 

“Todavía nosotros tenemos una limitación, una restricción de la disponibilidad de vacunas, y la demanda es tan grande que las personas podrían querer saltarse la cola para acceder al tema de la vacuna”, agrega.

Según Reunis, el 76% de las vacunas colocadas a nivel nacional han sido de la marca Pfizer-BioNTech. Fue a finales de abril último que Ugur Sahin, cofundador de la empresa alemana BioNTech, anunció que una dosis adicional sería necesaria para el nivel de protección que ofrece la vacuna y sostuvo que debería ser administrada entre 9 y 12 meses después de la primera dosis. La tarea de lograr asegurar una tercera dosis para todos los peruanos parece aún lejana.

Fotocomposición de portada por Leyla López. Fotos: Minsa.

 

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