Perú

Siendo la “Tana Zurda”, no podía menos que destacar esta semana el gran evento cultural del año, que reúne a connotados intelectuales internacionales y lleva nuestra producción académica al mismísimo corazón del Renacimiento: Florencia. Se trata del Décimo Congreso Internacional de Peruanistas, que finalmente se realiza desde este lunes 20 de setiembre en Italia, luego de dos postergaciones por motivo de la maldita pandemia.

La iniciativa forma parte de un largo ciclo de congresos sobre el Perú realizados por la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), una entidad sin fines de lucro conformada por académicos de diversos países bajo la dirección del poeta y crítico peruano José Antonio Mazzotti. La AIP comenzó sus labores en 1995 en Washington DC con algunas publicaciones, centralizando la enorme producción académica sobre nuestro país en una sola entidad de su tipo. Hoy agrupa a la mayor parte de los peruanistas del mundo.

El primer Congreso Internacional de Peruanistas se dio en la Universidad de Harvard en 1999. A este siguieron los de Sevilla el 2004, Nagoya (Japón) el 2005, Santiago de Chile el 2006, Boston el 2011, Washington DC el 2013, Poitiers (Francia) el 2015, Ottawa (Canadá) el 2017 y Burdeos el 2018.

En este décimo Congreso se cuenta con la colaboración del Centro Jorge Eduardo Eielson de la Universidad de Florencia, que dirige la destacada poeta y estudiosa Martha Canfield. Hay, como es lógico, algunas mesas dedicadas a Eielson, nuestro valioso poeta y artista plástico que vivió en Italia la mayor parte de su vida, pero también muchas ponencias que destacan la relación entre Perú e Italia. Como señalan los especialistas, Italia llega al Perú desde el mismo siglo XVI a través de comerciantes y navegantes que cruzan el Atlántico en busca de mejor vida.

A fines de esa centuria inicial de la conquista europea viene nadie menos que el turinés Antonio Ricardo, que instala la primera imprenta de Sudamérica en 1584. Durante los siglos coloniales llegaron pintores como Bitti y virreyes como el príncipe de Caracciollo y más adelante, aún por iniciarse la república, músicos como Andrea Bolognesi, que firmaron nuestra acta de independencia. Uno de sus hijos, don Francisco Bolognesi, sería con el tiempo el héroe máximo del Ejército Peruano.

Y así los italianos, en su mayoría ligures y lombardos, han desembarcado en territorio peruano en sucesivas oleadas que han enriquecido nuestra cultura de manera importante. ¿A quién no le gustan, por ejemplo, unos tallarines verdes, o un mondonguito a la italiana? Estos platos ya aclimatados al paladar peruano son solo parte de una inmensa gama de aportes, que incluyen, sin duda, a los descendientes de italianos como el gran poeta Carlos Germán Belli, el novelista Manuel Scorza, las poetas Giovanna Pollarollo y Rosella Di Paolo, sin olvidar al mismo José Antonio Mazzotti, por destacar solo algunos de los más notables. Pero hay muchos más en campos como la arqueología, la música, la pintura, la investigación académica, etc. 

El Décimo Congreso Internacional de Peruanistas incluye también a catedráticos italianos que estudian las contribuciones de nuestros compatriotas en la hermosa península del Mediterráneo. Ya son hoy decenas miles de peruanos que viven en Italia y día a día la luchan para mejorar y aportar desde sus remesas a nuestra economía. Ellos han llevado al Señor de los Milagros a Italia y lo sacan a pasear cada octubre. Han llevado también nuestra culinaria, manifiesta en numerosos restaurantes peruanos en casi todas las ciudades italianas. Y no hablemos ya de los escritores y artistas peruanos que se han radicado o han pasado por Italia, asimilando su huella.

En la península hay una brillante estela de peruanistas como Antonello Gerbi, Ruggiero Romano, Roberto Paoli, Giuseppe Bellini y Antonio Melis, renovada hoy por nombres como los de Giovanna Minardi, Riccardo Badini, Stefano Pau, Alessandro Rocco, Paola Mancosu, Domenico Branca, Francesca Federico y muchos más.

En suma, este Congreso Internacional de Peruanistas, sobreponiéndose a todas las dificultades de estos tiempos de pandemia, está como se pide. Incluye un hermoso volumen titulado Perú-Italia: más allá del Bicentenario, con ponencias del Congreso, y cuenta con el apoyo de la Embajada del Perú en Italia.

En conclusión, un evento rojo, verde y blanco al que vale la pena acudir. Ya veremos las grabaciones en el debido momento.

 

Ci vediamo!

Mas allá del Otre

 

El interesante volumen Perú-Italia: más allá del Bicentenario, editado por César Jordan, José Antonio Mazzotti y Rafael Sánchez-Concha, puede descargarse en este enlace:

https://drive.google.com/file/d/1HVjfe2QW50EHH2Hs5R6K08W2VfyLo7Ws/view?fbclid=IwAR1sm1D5OmHz1yycBvrtmybK2DBsrTXPD8XMzTI6OENIcgINi9JgqumWQuA

 

X Congreso Internacional de peruanistas en el extranjero

 

El Programa completo del Décimo Congreso Internacional de Peruanistas puede verse aquí:

https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2021/07/programa-del-x-congreso-internacional.html

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congreso internacional, extranjero, Italia, Perú

Pocas veces se ha visto un gabinete ministerial tan mediocre como el que ha conformado la coalición de izquierdas que hoy nos gobierna y que no excluye a ninguno de los segmentos ideológicos de ese sector político.

Durante muchos años, la izquierda disfrutó a placer burlándose de los cuadros tecnocráticos de la derecha, cuestionando su idoneidad profesional e inclusive moral para ejercer los distintos cargos para los que eran nombrados en los últimos lustros.

Pues bien, hoy la izquierda tiene el encargo de gobernar y están todos: hay castillistas, filosenderistas, cerronistas, mendocistas, aranistas, caviares e independientes de izquierda en una amalgama indigesta, de la que se salvan apenas cuatro o cinco ministros. El resto es para llorar.

¿Tanto tiempo se pasó la izquierda preparando cuadros, gastando en ONGs que nutrieran expertos en diversas políticas públicas para que a la hora de asumir el desafío real de gobernar, produzca el resultado nefasto que hoy se aprecia?

Desde la izquierda suelden regodearse diciendo que la derecha tiene tecnócratas, pero no intelectuales. La izquierda celebra su abundancia académica, pero, en contraposición, es una lágrima a la hora de ejercer y desplegar políticas concretas desde el aparato estatal.

Desde hace poco más de 50 días tiene el poder entre manos y no hay, ni siquiera desde su propia perspectiva ideológica, nada que pueda ser al menos controversial o merecedor de discusión. Lo suyo es piloto automático con un mapa de navegación errado.

Hoy la izquierda, en todas sus variantes, se refugia en la idea de que solo con una Asamblea Constituyente podrá ejercer el tipo de poder socialista y revolucionario al que aspira. La verdad, como bien lo dijo uno de los pocos ministros que se salva, como es Pedro Francke, se pueden hacer políticas públicas disidentes del por ellos llamado modelo liberal, sin necesidad de cambiar la Carta Magna. Si no lo hacen, es por pura medianía y falta de perspectiva gubernativa.

Hizo bien, por lo que se ve, dicho sea de paso, Ollanta Humala en desprenderse rápidamente de la izquierda cuando fue gobierno. Con ella a bordo, el suyo hubiera sido un desastre de inacción y de indecisiones, o discusiones estériles. La izquierda lo acusa de traidor. El país le debería agradecer su perspicacia para darse cuenta prontamente de que la izquierda era un desastre ejecutivo.

Las pruebas están al tanto. El gobierno de Castillo, el candidato de las izquierdas, no da ni para adelante ni para atrás. Y no es solo responsabilidad de un Presidente diletante o incompetente. Es la izquierda en su conjunto, la responsable del desastre.

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Para el año 2025 se espera que el comercio electrónico en el Perú se incremente en un 110%, representando el 22% del crecimiento total de las ventas del sector minorista, de acuerdo al estudio “El futuro del retail” de la empresa de investigación de mercado Euromonitor International, desarrollado para Google. Dicha investigación también revela que las ventas electrónicas en el país aumentaron un 87% en el 2020, el más alto porcentaje registrado en América Latina por encima de Brasil (61%), Colombia (53%), México (50%), Chile (46%) y Argentina (39%).

El incremento del uso de la tecnología generó un cambio radical en las expectativas y el comportamiento de los consumidores, que impactó especialmente en el mundo del retail. En el último año, frente a la llegada de la pandemia, los consumidores peruanos se volcaron al mundo online para realizar sus compras y esto se vio reflejado en el buscador: las consultas en Google del término “comprar en línea” o «compra online» aumentaron 36% en 2020 en comparación al año anterior.

Otro dato resaltante de la investigación señala que, para el 2025, el e-commerce alcanzará un 10% de la participación del mercado de ventas de retail en Perú. Esta es una cifra relevante si se tiene en cuenta que el comercio electrónico sólo representó entre 2% y 5% de las ventas totales en el país entre 2019 y 2020. Sin embargo, según los analistas a cargo de la investigación, este crecimiento no significará la desaparición de las tiendas físicas. Se estima que éstas cobrarán un nuevo rol como centros de distribución, puntos de experiencias y de venta, dado que seguirán representando el 78% del crecimiento de las ventas totales hacia 2025. 

¿Tienda física o virtual?

“Hoy, los clientes no solo quieren elegir lo que más se acomode a sus necesidades, sino que tienen más opciones y hoy pueden elegir entre más canales. Por eso, decimos que el mejor canal es el que funciona para el consumidor. Y esto va más allá de pensar en términos de sitios web versus tiendas físicas. Los consumidores van a usar ambos, según cuál les funcione mejor”, expresó Gonzalo Mariátegui, director Comercial para la industria de Retail de Google Perú y agregó: “Por ejemplo, durante la primera mitad del año el interés por las búsquedas en Google relacionadas a «comprar en línea y recoger en tienda» han aumentado 58% en comparación al mismo período en 2020”.

Por su parte, Marcos Aramburu, Gerente de Investigación de Google explicó: “Hoy el 75% de los consumidores en Perú disfrutan comprar tanto de forma online como en tiendas físicas, pero quieren contar con el mismo nivel de servicio y variedad en ambas experiencias, así como poder pasar del sitio online al offline o viceversa en el transcurso del proceso de compra. Además, los consumidores peruanos usan en promedio 7.9 canales para la investigación y 5.9 para efectuar la compra. Entre los canales preferidos para la primera etapa, está el video online, los buscadores y las redes sociales. Mientras que, para la compra, prefieren las tiendas físicas y online, los sitios de retailers o las apps.”

Nueva experiencia de compra

De acuerdo con el estudio, las tiendas online generan una mayor lealtad a la marca que las tiendas físicas: durante la compra, 16% cambia de una tienda física a online cuando no encuentra su marca preferida, mientras que 25% al no encontrarla en internet recurrirá a visitar una tienda física. Por otro lado, el 80% declara que su celular es una parte fundamental del proceso.

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El 5 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Indígena. Es una fecha que reconoce la lucha de las mujeres de pueblos originarios por la igualdad y su constante contribución a nuestro país. Sin embargo, lo que obtuvo más relevancia fueron comunicados de mujeres feministas, académicas, funcionarias públicas y de ONGs exigiendo una agenda de género y cambios en el gabinete. A la vez en los últimos días el terruqueo ha llegado a su clímax con la muerte de Abimael Guzmán. La derecha se ha posicionado como la única víctima del conflicto armado exigiendo más sangre y criminalización, sorprendentemente apoyados por algunos grupos considerados progresistas. En estas discusiones no se ha escuchado la voz de las mujeres andinas o amazónicas tanto en las demandas feministas o en relación a A. Guzmán, a pesar que fueron las mujeres indígenas y sus comunidades los más violentados por el terrorismo de Estado y Sendero Luminoso. Una de esas voces silenciadas es Maria Sumire, mujer quechua, ex-congresista y autora de la Ley N. 29735 que regula el uso, preservación, fomento y difusión de las lenguas originarias del Perú.

Para las mujeres quechuas no existen oportunidades para contar sus experiencias sobre racismo y violencia económica. Sus experiencias son invisibilizadas por las experiencias de las mujeres privilegiadas. Parte de sus vidas transcurren en la organización colectiva, largas jornadas laborales en el campo e intentar vender sus productos a un precio justo. Sus voces no dominan la vida académica de universidades privadas ni se escuchan en intercambios de exposiciones en conferencias de alto nivel ni en los medios de comunicación. Para la derecha macartista, la voz de mujeres como Maria Sumire tampoco importa. Vivimos en un país que cuando la gente privilegiada se victimiza cuenta con los recursos para convertir su causa en parte de la agenda nacional y escoger al perpetrador según la pertinencia de su narrativa.

Maria es hija del legendario líder campesino Eduardo Sumire Qqelcca, el Tayta Awqatinku, quien fundó la Federación Departamental de Campesinos del Cusco (FDCC) y movilizó a miles de campesinos para recuperar sus tierras en los 60s y 70s. Eduardo Sumire permanece injustamente excluido de nuestra historia oficial pero su lucha sigue vigente en las comunidades campesinas. Maria lleva en la sangre y en la vida el ejemplo de su padre. Una organizadora por naturaleza. De muy joven fue trabajadora del hogar en casas en Cusco y expuesta, como la mayoría de trabajadoras de ese sector, a distintas formas de discriminacion y explotación. Con el valor que siempre la ha caracterizado agrupó a otras trabajadoras y fundó el primer Sindicato de Domésticas.

Las mujeres de nuestros pueblos originarios viven desde hace mucho tiempo las feroces consecuencias del terruqueo. A mediados de los 80s, Maria Sumire enfrentó un hecho que le cambió la vida. El alcalde del distrito de Pomacanchi, quien era un abusivo descendiente de terratenientes, había convocado a la comunidad de Huáscar para hacer una faena para el mantenimiento de una carretera. Fayna o faena es un trabajo comunal para el bien común. Como es costumbre los alcaldes dan refrigerio que consiste en hojas de coca, chicha y pan para sostener la dura jornada laboral. El alcalde se negó, y los faneantes decidieron paralizar la obra para tener una asamblea e informar que no recibirían el refrigerio. En plena asamblea aparecieron policías de la Guardia Civil encapuchados para detener a los dirigentes campesinos. “No sabíamos quienes eran, pero nos enteramos que el alcalde había denunciado diciendo que los campesinos estaban haciendo una asamblea para arrasar el pueblo de Pomacanchi y que eran terroristas”, recuerda Maria. Al contactar a grupos de derechos humanos le dijeron que no tenían tiempo para ayudarla. Cuando reclamó por sus derechos, la policía le dijo “para los indios no hay derechos humanos”. La impotencia ante la injusticia y ver como una mujer campesina yacia inconsciente llena de sangre por un aborto provocado por la policia, le hizo tomar la decisión de estudiar derecho.

Ingresó a la Universidad San Antonio de Abad en la ciudad del Cusco. Maria dice “me costó muchísimo terminar mi carrera. A veces no podía asistir a clases por mi trabajo de campo en el fondo rotativo de papa, comedores infantiles, alfabetización a mis hermanas de las comunidades que asesoraba como los Comités de Mujeres, Club de Madres en la provincia de Anta y en Quispicanchis. El viaje desde Sicuani a la universidad tomaba casi tres horas”.

Esa valentía de Maria Sumire y compromiso con su comunidad la llevó a ser congresista del 2006-2011 propuesta por las comunidades y no escogida a dedo. En 2006 Maria Sumire juramentó en su lengua materna. Por ejercer su derecho al idioma, Maria fue degradada públicamente por la entonces congresista fujimorista Martha Hildebrandt, lingüista y furibunda racista. “Aunque te saquen las tripas nunca llores delante del enemigo”, le había dicho su padre. La valentía y dignidad de Maria demostró la fuerza de la mujer andina en el mismo centro del poder político colonial. Se enfrentó a Hildebrandt y le encaró su racismo. Un par de congresistas mujeres le demostraron solidaridad pero la mayoría le criticó por “levantarle la voz” a la famosa lingüista. Una muestra de la hipocresía de mujeres privilegiadas que sistemáticamente han tratado de silenciar otras voces para mantener el orden social y económico, porque en el Perú las mujeres de pueblos originarios no tienen derecho al reclamo o la indignación.

Debido a que el feminismo es eminentemente urbano y centralizado en Lima, continúa siendo una vía limitada para la liberación de todas las mujeres. La cuota de género sigue siendo una demanda de mujeres de clase media. En un país donde la educación es un privilegio y los estereotipos racistas excluyen a mujeres profesionales en polleras y con trenzas, la cuota no resuelve desigualdades ni avanza los derechos de las mujeres de pueblos originarios. “Las mujeres campesinas a pesar de ser profesionales no somos consideradas por el racismo y la discriminacion. Nosotras no somos parte de los gobiernos” dice Maria. “Nuestra lucha es por la supervivencia, nuestra identidad cultural, acceso a derechos como la salud y educación, al territorio, seguridad alimentaria y mejorar nuestra economía local como la artesanía y el trabajo en el campo. Mujeres y hombres somos explotados en el campo. Nuestra lucha como mujeres debe empezar allí. Hay que trabajar para acabar con el machismo que también hay en nuestra comunidad pero sin silenciar la violencia racial y de clase.”

Después de hablar con Maria Sumire me queda más claro que el feminismo debe transformarse e incluirse en un movimiento anti-capitalista y antirracista de mujeres y hombres. Solo así empezaremos a desmantelar el patriarcado. Tupananchiskama o hasta que la vida nos vuelva a encontrar, Maria!

 

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Discriminación, mujer indígena, Oportunidades, Perú, Racismo

A las 6:40 de la mañana del 11 de septiembre del 2021, Abimael Guzmán murió. El terrorista más sangriento, el cabecilla de la organización más cruel de la historia peruana y tal vez latinoamericana, falleció solo y en prisión. Con la derrota más grande que pudo tener: el sistema lo confinó y lo transformó a la mínima expresión. La elocuencia con la que enfrentó a sus captores señalando la imposibilidad de encerrar el mundo de las ideas, estaba muda frente a su cadáver.

Sin que hayan pasado dos horas de la noticia y mientras algunos resultábamos aliviados y fortalecidos por ella, empezó la contracampaña en redes sociales y en TV por los mismos de siempre. Que no se ha muerto, que se fue a Cuba, que el helicóptero, que no hay cuerpo, que lo sacaron ya…

Como si este país no sufriera lo suficiente ya con la información oficial, nos hemos acostumbrado a la existencia de un subsistema de información falsa en la que nos gusta creer porque satisface y confirma nuestra propia visión del mundo. No se trata de un fenómeno muy antiguo, pero tampoco es tan reciente. Tal vez la crisis de la pandemia del COVID 19 es la que mejor nos ilustra este panorama. La abundancia de noticias falsas basadas en necesidades antes que en hechos, pero que motivaban acciones fueron incontables. De allí en más, su llegada a la política. Las elecciones de Trump, la política de Bolsonaro en Brasil, las elecciones peruana y ahora el Perú y sus devaneos.

La posverdad

Para entender como este tipo de conocimiento se propaga con cierta facilidad en la sociedad actual conviene revisar un poco el concepto de la posverdad y cómo esto ha generado la apertura para que el universo de noticias falsas impere.

La posverdad se define como el fenómeno por el cual los hechos objetivos son menos influyentes en las personas que los que corresponden con las creencias personales. Esto es, que aprendemos a definir el mundo de acuerdo con nuestro propio marco de referencia que con aquello que puede ser considerado objetivo.

A.C. Grayling, intelectual británico, encuentra en los picos de desigualdad económica y en la expansión de información por redes sociales los factores que la explican. En el primer caso, debido a que existe una clase media que pierde poder adquisitivo y que busca explicaciones nada “normales” a ello. En el segundo caso, los elementos virales generan tal cantidad de repetición de los mensajes -de gente influyente o cercana- que terminan ocasionando la percepción de realidad, sea esta objetiva o no. 

Wetiko

Estos mensajes logran calar porque son los que queremos recibir. Nuestra opinión vale más que los hechos. Y, Grayling mismo lo explica, es increíblemente narcisista en la medida en que todos pueden publicar su opinión. Se pierde un componente gregario, de consenso, verificador. 

Wetiko es una palabra que la tribu canadiense de los Algonquines tiene para designar al “virus del egoísmo”. Es el ansia del dominio sobre los demás, es la energía que nos hace querer apropiarnos de la voluntad de los demás¹. Es un concepto, como el artículo citado indica, que nos separa de nuestro contexto, de nuestro hábitat, y nos sumerge en una suerte de canibalismo simbólico.

Así llegamos a afirmar que los demás, los que no son yo, pueden ser capaces de las peores aberraciones, las peores locuras, las más increíbles conspiraciones. Porque nuestra estructura de personalidad se ha ido preparando para que así sea.

 

“La egofrenia maligna o wetiko, es una enfermedad de civilización. La civilización moderna sufre del dominio excesivo de la mente racional o intelectual que nos desconecta de la naturaleza, de la empatía y de nosotros mismos. Wetiko opera en múltiples dimensiones simultáneamente: entre nosotros (interpersonal), dentro de nosotros (intrapersonal) y colectivamente (como especie).”²

 

Es más fácil creer que no creer

Porque en todo este universo paralelo es más fácil dar fe de que lo que se nos está presentando como elementos de convicción realmente lo son y se deja a la objetividad más bien como áreas de fe. El mundo al revés. Cómo no creer en la teoría de un Guzmán libre si anoche se vieron un helicóptero cubano en el Callao

Todo muy lógico, ¿verdad?

Vamos a buscar militares cubanos

Mejor publicamos varias veces

Se le empieza a dar un áurea de credibilidad a cada tema, no vaya a ser que suene increíble. La mejor desestabilización es la que parte de la credibilidad del mensaje. Si es demasiado increíble, pierde sentido y pasa a ser un meme (estimado Daniel Córdova, con cariño, va para ti).

Más allá de la intención

Si somos conscientes del peligro que este tipo de informaciones y mensajes pueden conllevar y de las cosas que pueden significar dejaremos de difundirlas. Pero aún así algunas penetran las barreras que tenemos y nos dejan la duda. Tanto va la mentira a la neurona que al final la convence. Cuidado.

Una cosa es generar la duda interior y la desconfianza básica sobre un tema particular y otra es alimentar el frenesí de las negaciones con las divulgaciones de informaciones. A veces quedarnos callados es el mejor remedio a todo. 

La potencia de la ivermectina, el “ranking” de las vacunas, el “fraude” electoral, el cuerpo de Abimael, la tierra es plana. Todas son premisas que no debimos vivir. Aprendamos a salir de ellas.

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¹ https://www.kosmosjournal.org/article/seeing-wetiko-on-capitalism-mind-viruses-and-antidotes-for-a-world-in-transition/

² https://www.diariocolatino.com/egofrenia-maligna-y-su-expresion-historica/

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Abimael Guzmán, egoísmo, Perú, Wetiko

«Quiero abandonar este mundo como un comunista» le escribió, en octubre del 2020, Mikis Theodorakis a Dimitri Koutsoumbas, líder del KKE, la principal fuerza política de izquierda de Grecia, en una carta en la que dejaba indicaciones precisas sobre cómo y dónde debían ser sus funerales, un tema que, a una semana de su fallecimiento, ha desatado intensas polémicas que enfrentaron a cortes judiciales con los deudos del compositor y activista, quien dejó el mundo físico el pasado 2 de septiembre, un mes y medio después de cumplir 96 años de edad.

El daño más grave que hizo Sendero Luminoso fue haber terminado, de formas sanguinarias y brutales, con la vida de decenas de miles de compatriotas en las zonas más pobres y abandonadas de nuestro país. Pero la estela de terror y barbarie de SL dejó, además de esa concreta sombra de muerte en familias que nunca hallaron paz ni justicia, un perjuicio subjetivo que viene afectando a prácticamente dos generaciones: la estigmatización de la izquierda como sinónimo de maldad, resentimiento y pobreza espiritual.

Cuando, en septiembre de 1992, vimos aquellas tomas borrosas de video casero en las que Abimael Guzmán y su cúpula de crápulas hacían la ronda y palmoteaban como oligrofrénicos al compás de Zorba El Griego, algo pasó en la mente de los jóvenes que observábamos esa danza, entre ridícula y macabra. En nuestras charlas de universidad, la alegre y mediterránea melodía ya no nos remitía a aquella entrañable película que protagonizó Anthony Quinn en 1964 sino que se volvió la banda sonora de la captura del esperpéntico líder terrorista.

Muchos salimos pronto de la oscuridad, a través de lecturas, películas y canciones. Pero muchos otros no lograron escapar de aquello y hoy llenan, con polos de la selección peruana y boqueando pestíferos prejuicios, las manifestaciones contra el comunismo como si tal sistema de ideas fuera equivalente del terrorismo ramplón y asesino, cosa imposible por muy anacrónicos y desfasados sean la mayoría de sus postulados. Y que celebrarían, en sus eventos auspiciados por Erasmo Wong, la muerte de Mikis Theodorakis, comunista hasta los huesos. Si supieran quién fue, por supuesto.

Esa ignorancia primordial es, además, acicateada por una élite que, desde los medios concentrados y asociados a la derecha más recalcitrante, se dedica a invisibilizar a aquellas personalidades que ensalzan a la izquierda, para evitar que toda esa masa, por lo menos, se entere de que también existen seres humanos valiosos formados desde un pensamiento «de ala zurda más que diestro», parafraseando a Silvio Rodríguez.

La trayectoria personal, artística y política de Mikis Theodorakis (Chíos, 1925) plantea un grave problema a esa derecha bruta y embrutecedora. ¿Cómo criticar a un músico que enfrentó, cara a cara, una de las peores dictaduras del siglo 20 -la Junta Militar que aplastó los derechos civiles en Grecia de 1966 a 1974-, que lo encarceló, censuró y torturó? ¿Qué podrían reprocharle al artista que peleó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que rechazó la Guerra del Golfo Pérsico, que tendió puentes de hermandad entre Grecia y Turquía y criticó al gobierno de su país por estrechar lazos con Benjamín Netanyahu?

Se me ocurre que, por esa imposibilidad de mencionar su nombre sin decir que se trataba de un hombre de izquierda, es que el fallecimiento de este músico universal desapareció de los medios locales al día siguiente, mientras sigue siendo noticia en Grecia y otros países de Europa, donde no cesan de reseñar hasta hoy su importancia como principal responsable de la internacionalización del folklore griego, además de impulsar ideas elevadas sobre cultura, humanismo, arte y su relación con la vida del pueblo. Como político, Theodorakis sirvió a su país como activista, parlamentario y ministro, durante el gobierno de Konstantinos Mitsotakis (1990-1993), padre del actual Primer Ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, quien decretó tres días de duelo nacional y acondicionó una capilla ardiente en la Catedral de Atenas, donde cientos de personas se hicieron presentes para despedir a su ídolo.

Para el mundo entero, el nombre de Mikis Theodorakis es sinónimo directo de Zorba, The Greek, la mencionada película (basada en libro epónimo de Nikos Kazantzakis), en que un rústico y desenfadado hombre cretense, Zorba, enseña a vivir a un acartonado señorito inglés. Michael Cacoyannis, director de la cinta, lo convocó también para su ciclo de largometrajes basados en clásicas tragedias griegas, entre las que destaca la sensacional partitura de The Trojan Women (1971), protagonizada por Katherine Hepburn. Además, puso música a dos importantes películas de su compatriota Costa-Gavras: Z (1969) y State de siege (1972), ambientada en Uruguay en tiempos de la guerrilla urbana de los Tupamaros. Aunque Hollywood también se rindió a los encantos de Zorba, su relación con el cine norteamericano fue más bien de distancia y hasta cierta hostilidad, con la excepción de su trabajo en Serpico (Sidney Lumet, 1973), en que Al Pacino encarna al valiente oficial de policía que desmontó, con sus denuncias, las redes corruptas del departamento de policía de New York.

Pero la obra musical de Mikis Theodorakis trasciende, por mucho, a esta danza, también conocida como sirtaki. Theodorakis ha compuesto cientos de canciones, decenas de sinfonías, conciertos y óperas -la mayoría basadas en textos clásicos y modernos de la literatura griega- y obras cargadas de su ideología política. Por ejemplo, en Bulgaria se editó su obra Lithurgy of the children killed in the war (Balkanton Records, 1986), de gran impacto en este país de Europa Oriental. O la sobrecogedora Mauthausen Trilogy (1965), también conocida como The ballad of Mauthausen (con textos del poeta griego Iakovos Kambanellis). La suite, inspirada en los horrores del campo de concentración de Mauthausen, Austria, en el que fueron sacrificados casi 300,000 judíos, fue interpretada por famosos cantantes, entre ellos, la norteamericana Joan Baez

Luego de pasar cuatro años en prisión -y de recibir el apoyo de grandes nombres de la comunidad artística mundial como el compositor ruso Dmitri Shostakovich, el escritor inglés Arthur Miller, los músicos norteamericanos Leonard Bernstein y Harry Belafonte, entre otros-, se dedicó a escribir contundentes canciones de protesta que inspiraron a las juventudes que finalmente forzaron la caída del régimen militar. Estas canciones se hicieron muy populares en el área mediterránea, en las voces de María Farantouri y Antonis Kalogiannis (fallecido en febrero de este año) quienes, junto a Theodorakis, se convirtieron en la conciencia social del pueblo griego. En 1971 fue invitado a Chile por Salvador Allende y devolvió la cortesía musicalizando el Canto general de Pablo Neruda. Aquí podemos ver y oír al compositor dirigiendo a la orquesta y al grupo Quilapayún, en un programa especial realizado en España en 1981.

A diferencia de Vangelis -el otro gran músico griego del siglo 20-, la música de Theodorakis conecta a sus oyentes con el alma y espíritu del pueblo griego desde sus entrañas regionales, pero desde un punto de vista clásico, orquestal, sinfónico, donde violines y pianos se unen a bouzoukis y panderetas en comunión atemporal. Pero si de explorar sus amplios recursos se trata, una recomendación puede ser el álbum Song and guitar pieces (Columbia Records, 1967). En estas grabaciones participa el reconocido guitarrista australiano John Williams y contiene adaptaciones musicales del Romancero gitano de Federico García Lorca. 

Pero, además de Zorba, The Greek –aquí bailada de manera intensa por el compositor y Anthony Quinn, en 1995-, hay una melodía de Theodorakis que es muy conocida para nosotros. Una canción sinuosa y romántica, de quiebres ondulantes y bouzoukis picados, que hasta ha sido cantada por los Beatles. Se trata de la adaptación al español de The Honeymoon Song (título original: An thimithis t’oniro mou), un tema de 1959. Grabada en los setenta por la cantante Gloria Lasso, con textos del poeta Rafael de Penagos, se hizo muy popular en la voz de Paloma San Basilio, con el nombre de Luna de miel (LP Grande, 1987). Como Zorba, este tema universalizó el sonido del folklore griego y condicionó, para bien y para mal, su uso en el cine, la televisión y el turismo.

Como el macartismo más rancio e intolerante, el mundo occidental orientado a la derecha le ha dado la espalda al bagaje musical de uno de los compositores más prolíficos de música instrumental contemporánea, alumno del director de orquesta y compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992) y constante animador del Epidaurus Festival, donde estrenó varias de sus obras. Este festival, que se celebra cada año desde 1955, ya anunció que la edición del 2022 tendrá un programa especial de homenaje a Mikis Theodorakis, a quien describen como “una figura icónica de la música, cuya obra visionaria y amplia muestra el lenguaje griego de forma única, con canciones que expresan apasionadamente las luchas de nuestro país por la libertad y la auto determinación”. 

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Perú, sendero luminoso, sociedad

Keiko Fujimori: “Yo no voy a terruquear a nadie” empezando la segunda vuelta electoral.

A través de nuestras vidas forjamos opiniones en función de narrativas que se piensan objetivas pero son mecanismos de control social que responden a los intereses de las clases dominantes. Durante los últimos meses hemos visto el uso del terruqueo como un mecanismo de persecución mediática y judicial contra personas, desde políticos a artistas, que se atreven a salir de las normas impuestas por la narrativa dominante. El relato oficial sobre nuestra historia más reciente, es decir del conflicto armado, ha facilitado que el terruquear sirva para legitimar a las clases dominantes remecidas por un nuevo orden social desde el triunfo de Pedro Castillo y Perú Libre.

Para la comunidad PEX el terruqueo tampoco es ajeno. Después de Lima, EEUU es uno de los bastiones de la derecha peruana más importantes ya que alberga a más de 300 mil votantes. Con spots en la TV con Pedro Castillo junto a Hugo Chavez y Abimael Guzman, el fujimorismo grotescamente intentó crear “pánico” entre la comunidad peruana. Fiel a su estilo usó las redes sociales además para amenazar con la deportación a simpatizantes de Perú Libre con el cuento de que el comunismo está prohibido en EEUU. Lo cierto es que existen varios partidos comunistas en EEUU que son legales, y muchos partidos de izquierda siguen creciendo como el partido Democratic Socialist of America (DSA) que tiene a la popular Alexandra Ocasio-Cortez como una de sus líderes y seguidoras más entusiastas del izquierdista Bernie Sanders.

La narrativa dominante post-conflicto armado que contiene relatos falsos y medias verdades se ha normalizado por la aceptación de la sociedad, el Estado y sus instituciones y amplificada por la prensa. Eso también ha afectado a una parte de la izquierda peruana que está sumergida en la narrativa neoliberal y anti-comunista, y caen en posiciones tibias y no confrontacionales. La cultura dominante refleja los miedos y la desinformación selectiva de la clase media limeña, y ganarse a esos grupos es para cierta izquierda un objetivo, por lo tanto es mejor ser tibios que ser terruqueados.

El relato oficial del conflicto armado tiene en parte su origen en las conclusiones del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). A 20 años de su creación, aún sigue siendo un documento importante. Mientras es encomiable que en las conclusiones se haya extendido en el análisis y explicación de los crímenes contra los derechos humanos cometidos por Sendero Luminoso, no se explica de igual manera en profundidad y rigurosidad sobre la responsabilidad de violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas armadas durante los gobiernos de F. Belaunde, A. Garcia y A. Fujimori. De alguna manera las conclusiones de la CVR justifican esos crímenes como falta de preparación e improvisación del Estado. Este desbalance ha sido usado como argumento perfecto para la creación de un relato a favor de las clases dominantes.

Investigaciones del economista Silvio Rendón demuestran que la CVR redujo en sus proyecciones el porcentaje de víctimas a manos de agentes del Estado*. Estas omisiones y otras como el rol de los empresarios y el clero en la guerra antisubversiva, la razón de crear el Plan Verde paralelamente al avance de Sendero Luminoso y otros temas irresueltos impidieron crear un momento político para exigir una reforma militar y desmantelar la “fujimorización” del estado peruano. Ahora estamos pagando eso con el terruqueo y la intromisión de las fuerzas armadas en el gobierno como la Marina, y permitimos políticos golpistas y ex militares como W. Zapata, J. Montoya, R.Chiabra y D. Urresti vinculados a la corrupción y violaciones de derechos humanos.

Han pasado más de 40 años desde que empezó el conflicto armado y una generación espera justicia antes de morir. Es necesaria una revisión de la historia y la construcción de una verdad que sirva para el país y no para una elite. Se necesitan organizar conversaciones difíciles pero necesarias sobre los sucesos de Uchuraccay, Los Molinos, El Frontón, Castro Castro, y la embajada de Japón así como otros crímenes del Estado no resueltos. Se necesita acceder a información desclasificada sobre las acciones de las fuerzas armadas y policiales, conocer el rol de la C.I.A. en la lucha antisubversiva, e incorporar las voces y poder de decisión de las comunidades directamente impactadas por la violencia. Tenemos derecho a la verdad.

Como el premier Guido Bellido hay peruanos y peruanas que no son parte de la elite limeña y tienen una interpretación sobre el conflicto armado diferente al relato oficial. Eso no los convierte en senderistas. No debemos escoger quienes son y no son víctimas. No puede haber reconciliación sin primero descolonizar nuestras mentes de la narrativa dominante que solo ha servido para afianzar el capitalismo corporativo en el Perú.

*Capturing correctly: A reanalysis of the indirect capture–recapture methods in the Peruvian Truth and Reconciliation Commission publicado por la revista Research and Politics, SAGE Journals, 2019

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Una reciente encuesta de opinión pública nacional publicada por CPI a comienzos de esta semana sugiere que el turbulento comienzo del Presidente Castillo parece seguir una trayectoria relativamente similar a la de gobiernos anteriores, aunque partiendo de una base bastante menor. La aprobación del Presidente sube a 44%, del 40% registrado en agosto, con su desaprobación también en 44%. Esos números pueden sonar sorprendentemente altos considerando las circunstancias, pero deben ser puestos en contexto histórico: tanto los Presidentes Humala como Kuczynzki también experimentaron crecidas en su aprobación en el setiembre siguiente a su juramentación, posteriormente al otorgamiento de confianza a sus primeros gabinetes – sólo que ambos superaban entonces el 60%, muy por encima del nivel de aprobación del Presidente Castillo. 

Igual, el incremento de la aprobación presidencial en medio de un mes donde salió a la luz evidencia adicional de vínculos entre integrantes del Gabinete y el MOVADEF, así como de afinidad con las ideas de Sendero Luminoso, ha sorprendido – y desolado – a muchos. La expectativa era ver reflejado un rechazo más contundente al Gobierno en función de estas revelaciones. No ha sido el caso.

La razón de ello es sencilla: a esta altura, el electorado ya está perfectamente al tanto de la cercanía de este Gobierno a personas e ideas de la esfera de influencia de Sendero Luminoso. Las revelaciones periodísticas sobre el tema han sido abundantes y constantes desde la campaña de segunda vuelta. Nuevas denuncias harán poco por cambiar la percepción sobre la importancia de las mismas, por más difícil que nos resulte entender que no despierten para la mitad del electorado la misma repulsión y sentido de urgencia que nos genera a los que pululamos por twitter consumiendo noticias políticas a diario, repitiendo hasta el cansancio, sin mayor evidencia que nuestra propia exasperación que “este Gobierno es insostenible” y que “así no va a durar”. 

Hay quienes ven en esto evidencia de que la estrategia del Gabinete  de posicionar el conflicto entre el Gobierno y la oposición como una extensión de las tensiones entre Lima y “el Perú profundo”, entre el establishment y “el Pueblo”, ha tenido éxito y que el apoyo al Gobierno se ha tornado fundamentalmente identitario.   No estoy de acuerdo con esa impresión – al menos, no en la dimensión que se sugiere. 

Más bien, creo que buena parte de dicha aprobación obedece a votantes que ven a este Gobierno como a cualquier otro que lo haya precedido, como un gobierno nuevo ordinario, normal, y al que por ende están dispuestos a concederle – por ahora – el mismo apático optimismo que les mostraron a Humala y a Kuczynski en sus primeros días. El razonamiento es bastante simple: ¿qué alternativa hay más que darle una oportunidad a un gobierno que recién empieza? 

Estos son electores que no tienen tiempo ni interés para andar pendientes de cada reportaje periodístico sobre los vínculos del Gobierno con lo que para ellos constituyen fantasmas del pasado, y que están más avocados a lidiar con los problemas de su vida diaria. Ellos juzgarán al Gobierno en función de que tan competente se muestre en atender sus prioridades, que la encuesta muestra con claridad: reactivar la economía, poner bajo control la inflación y normalizar la vida cotidiana conforme amaina la Pandemia (el ejemplo más concreto de ello es el pedido de asegurar un retorno seguro a las clases).

En dicho sentido, el Gobierno haría bien en no malinterpretar la aprobación que mantiene: esta constituye un llamado al Gobierno a ponerse a trabajar, ya mismo. Ciertamente no es un endoso a agendas de cambios estructurales bruscos que más bien entorpezcan la recuperación económica. Ya es sabido lo impaciente que puede llegar a ser el electorado Peruano con sus autoridades cuando percibe que estas no están poniendo la atención en sus problemas. El rápido colapso de la aprobación de los últimos tres Gobiernos electos – que partieron con niveles de aprobación mucho mayores – resulta más que ilustrativo del destino que le espera al actual si no está a la altura de las expectativas de la población.

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