Perú

La violencia de género es una pandemia que no ha sido superada y que afecta la vida de miles de mujeres, niñas, adolescentes y de la población LGBTI a diario. En el actual contexto electoral, de segunda vuelta, las propuestas orientadas a enfrentar esta problemática han estado por completo ausentes; lo que es un mal indicador y evidencia el perfil conservador y poco vinculado a una lógica de derechos de ambas candidaturas.

Mientras tanto el feminicidio, las desapariciones de mujeres, la violencia sexual, el embarazo forzado, el embarazo adolescente y el odio hacia las personas de diversidad sexual son problemáticas que se han profundizado causando dolor, indignación, miedo y preocupación en las víctimas y sus familiares. La indiferencia frente a estos problemas es más que preocupante.

¿Puede hablarse de democracia sin que se garantice el derecho a la igualdad?, ¿Puede hablarse de un cambio real si las mujeres, niñas y población LGBTI siguen sufriendo – tanto en el ámbito rural como urbano- por la discriminación de género y la violencia que profundiza la exclusión y desigualdad?

En el debate electoral protagonizado por los equipos técnicos sólo una persona – Avelino Guillén del partido Perú Libre- enfatizó la importancia de la prevención de los crímenes, incluyendo la violencia contra las mujeres y los feminicidios, para garantizar la seguridad ciudadana. Esto es fundamental y representa un atisbo de esperanza para que la agenda urgente no quede atrás. Sin embargo, ningún otro representante se refirió a estas problemáticas ni hablo del impacto de la discriminación. Preocupa – a la vez – que no se escucha ninguna propuesta del señor Pedro Castillo frente a estos temas.

En relación a la candidata Keiko Fujimori, su equipo no presentó ninguna propuesta en materia de igualdad de género ni lucha contra la violencia. Si bien esto preocupa, no sorprende en la medida que su partido y ella misma ha sido una permanente opositora a los derechos de las mujeres y de la población LGBTI, habiendo hecho mucho daño con su apoyo a la Campaña antiderechos “Con mis hijos no te metas”.

En días previos al debate, la candidata lejos de presentar alguna propuesta en este nuevo y supuesto escenario de “arrepentimiento” negó – nuevamente- las esterilizaciones forzadas cometidas durante el gobierno de su padre y se atrevió a nombrar a las mismas como un “plan de planificación familiar”. Con ello volvió recordar no sólo su indiferencia frente a lo que se considera un crimen de lesa humanidad, sino además nos recordó su gran desprecio por la vida de miles de mujeres que llevan más de 25 años buscando justicia.

A pocos días de la segunda vuelta electoral es claro que cualquiera sea el resultado tendremos un escenario – probablemente- adverso para la defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad, por lo que tocará mantenerse alertas y vigilantes para denunciar e impedir retrocesos.

Este domingo 30 de mayo es el debate presidencial, los candidatos tienen una última oportunidad para presentar propuestas orientadas a hacer frente a la discriminación y violencia de género. De no hacerlo quedará clara su indiferencia. Habrá que recordarles que no hay democracia sin igualad y que trabajar por la erradicación de todas las formas de violencia de género es defender la vida; y que nuestras vidas importan.

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Elecciones 2021, Perú

Fue Luis Bedoya Reyes quien construyó la definitiva frase “los técnicos se alquilan”. Como se sabe, la dijo en un debate electoral para la alcaldía de Lima, en 1966. Buscaba reelegirse e imponerse sobre el ingeniero Jorge Grieve, de imagen menos ideológica y más ejecutiva. El aserto ha sido harto repetido, pero quizá no lo suficientemente razonado. De ahí que la estratégica e insistente demanda del fujimorismo a  Pedro Castillo, sobre la urgencia y trascendencia de mostrar equipos técnicos y propuestas de gestión, haya calado tanto entre keikistas e indecisos diversos.

El alquiler de los técnicos no sólo hace alusión a la evidencia de que éstos suelen no tener consideraciones ideológicas para contratar con el Estado, lo que los hace muy asequibles, sino también al hecho de que la acción tecnocrática ofrece soluciones y planes a partir de un contexto doctrinario valorativo, donde se definen los objetivos políticos de las medidas a plantear. No existe la solución técnica absoluta e irrebatible frente a los grandes problemas de un país, porque eso sería  poseer teorías éticas y económicas definitivas, o contar con una capacidad cognitiva que ningún humano posee. Existen políticas públicas procedentes de un ideario – explícito o implícito – que las delimita y hace predecibles. Por eso no es tan difícil ubicarlas o diseñarlas, sobre todo si se tiene algo de experiencia en el ámbito. Todo es cosa de googlear, preguntar sobre un problema público específico y cruzarlo con la perspectiva o escuela que se utilizará de lente ideológico. A partir de ello, toca un laborioso camino que, sin ninguna duda, llevará a las soluciones buscadas. Sí, la revolución digital es muy democratizadora en innumerables aspectos.

Pero si la importancia de lo técnico es así de relativa durante una gestión de gobierno, en una campaña presidencial casi que se pulveriza. En el ideal, el grupo tecnocrático se dedica a evaluar – semanas antes – la factibilidad de las propuestas que los líderes políticos presentan, a partir de la doctrina partidaria y con respaldo de las bases. Luego pasan consolidarlas con datos y argumentos. Si los líderes políticos no han hecho planteamientos sobre algún tema relevante, los técnicos tienen espacio para proponer y dejar a decisión de aquellos. Salvo en la foto periodística de rigor, durante el proceso electoral mismo la tecnocracia interactúa muy ocasionalmente con el candidato, o tal vez nunca. Se entiende que el aspirante a palacio ya tiene interiorizados los conocimientos esenciales que expondrá, lo que por fuerza de formato son pocos y de escaso detalle, incluso para situaciones de entrevistas amplias. No compiten los planes de gobierno, sino las ideas fuerza que emiten y sugieren los líderes.

Los fujimoristas creen, con cierta lógica, que el único terreno en el que pueden competir – según ellos con superioridad – es el de las ideas y propuestas, y por eso han denunciado la ausencia de especialistas en el entorno de Castillo, han exigido la aparición del profesor en medios y han fomentado cuanto debate han podido. Al final ni ha sido cierta su desubicada impresión de preminencia, ni lo técnico – y más en una segunda vuelta – tiene la trascendencia que le quieren atribuir.

Muestra de lo aquí comentado es el debate entre equipos técnicos de este fin de semana. El cómodo alquiler, en el sentido de Bedoya, se observa en la conformación de los grupos. En ambos casos, la mayoría son invitados, e incluso Perú Libre convocó a sus cuadros muy recientemente. Como se pudo observar, los contenidos estuvieron lejos del ideal, pero aun si no lo hubieran estado, tampoco se habría dicho mucho más, porque el tiempo siempre queda corto para tantos temas. Veamos, por ejemplo, el desempeño de Luis Carranza, el distinto de la jornada según el sentido común periodístico. El cada vez más polémico ex-ministro no hizo otra cosa que decir en orden unas cuantas ideas repetidas – vinculadas a perspectivas que ya fracasaron – y ofrecer políticas de gasto que hoy no tienen discusión. Es mentira que apoyarían a los micro-empresarios si ganaran, pues no tienen forma de hacerlo en este modelo, dado que sus niveles de productividad son tan bajos que tienen anulada toda posibilidad competitiva, y más bien pelean por evitar la quiebra. Mucho menos impulsarían el desarrollo de la gran agricultura, porque el esquema que defienden apuesta por la agro-exportación como único camino, y eso no incluye a más del 5% de todo nuestro universo de tierras cultivables. Las cifras reactivadoras que dio el ex-ministro son números grandes, pero juntas son insuficientes y no lograrían que el 80% de la economía eleve irremediablemente su precariedad. Al final, todo fue una receta para rescatar el capitalismo subdesarrollado peruano a cualquier costo, lo que sólo es bueno para unos pocos.

Más bien Carranza fue innovador en aquello que siempre han negado sus aliados y correspondería explicar, que es la oferta de universalizar y mensualizar Pensión 65. También fue muy didáctico, y narrativamente oportuno, para meter miedo subliminal con una realidad y una inflación venezolanas que de ninguna manera están en nuestro horizonte, y que merecen un análisis mucho más sistémico que comparar las capacidades de compra entre dicha economía y la nuestra, en uno o dos productos. Ese fue el desempeño del “técnico” del debate: reiteraciones conceptuales, sencillez, claridad y secuencia narrativa a partir de las muy cuestionadas y declinantes premisas de la economía liberal ortodoxa. El fujimorismo no puede decir que superó a Perú Libre, aún cuando tuvo más momentos de orden argumentativo, pues no dijo nada nuevo, ni de enfoque ni de propuestas concretas. Y debió, porque su fórmula no sólo ha fracasado en los últimos treinta años, sino por dos siglos. Lo novedoso en todo caso – aunque muchas veces no pasó de la perspectiva a la operatividad – lo dijeron Pari, Cevallos, Guillén y Alencastre, con diferentes niveles de elocuencia.

El efecto de la discusión técnica y su reciente debate será muy marginal, porque como sugirió Bedoya, los técnicos se consiguen con relativa facilidad. Lo que no se alquilan son los líderes políticos con volumen, pues ni abundan ni se contratan, y tienen la muy exigente tarea de mostrar con claridad el norte de país que nos ofrecen, en cuanto a valores y grandes rutas de acción. En una confrontación electoral, y más sí es de segunda vuelta, son los liderazgos políticos los que discuten y confrontan. Mientras tanto, nuestros votantes están buscando asegurase de tres cosas sobre su próximo presidente: que haga propuestas razonables (cada cual lo entiende a su manera, pero importa), que sea honesto y que esté verdaderamente comprometido con la mayoría. Casi nadie está pensando que la democracia está en juego.

En ese comparación de liderazgos políticos, no es un exceso decir que no hay punto de comparación en cuanto a la calidad moral y las motivaciones personales de los candidatos, por más que los medios, el fujimorismo y los conservadores inconscientes hayan intentado equipararlos. Así como tampoco puede negarse que Pedro Castillo todavía tiene pendiente explicarnos con claridad el gobierno que tiene pensado, para lo que no debería desaprovechar el debate final de la campaña. No sólo porque sería incauto no reparar en que su rival no tendrá reparos ni escrúpulos para reducirlo públicamente – lo que siempre puede hacer peligrar su favoritismo por más cómodo que esté en las encuestas -, sino porque las profundas transformaciones y cambios de sentido común que quiere iniciar – en nuestro polarizado país – lo obligan al diálogo para convocar y convencer, y eso pasa por explicar con sencillez y seguridad lo que se piensa y lo que se intentará implementar.

Aunque Pedro Castillo todavía no ha logrado una presentación que despeje toda duda sobre su capacidad de argumentar para liderar (siempre ha escapado o ha sido derrotado cuando las preguntas han profundizado un poco), me queda bastante claro que posee las herramientas para superar airoso este pendiente, sobre todo si consideramos su condición de docente y las funciones divulgativas que en ello cumple. Tiene todo a la mano para imponerse sobre Keiko Fujimori el 30 de mayo: promueve valores igualitarios y olvidados, tiene planes progresistas que hoy la gente está dispuesta a escuchar, y su rival está llena de debilidades y explicaciones pendientes, en responsabilidades casi innegables y de gravedad penal. Castillo debe simplemente esforzarse en explicar con orden y calma lo que busca, y llenarse de argumentos (tenerlos a la mano) para responder los cuestionamientos y encajar puyas de su rival. No es importante la corrección lingüística, menos cuando se tiene semejante superioridad moral. Tampoco que se deje algún vacío poco trascendente. El punto es la convicción del líder, su coraje adulto y su razonabilidad para defender las causas justas y sus correspondientes medidas.

Visto en perspectiva, el profesor Castillo tiene, en el debate de este domingo, la oportunidad de empezar a construir el liderazgo genuino, dialogante y comprometido que todos esperamos. El país de hoy no puede perder un solo minuto, y está realmente urgido de confianza y calma. Así que quien quiera ser presidente de nuestro bicentenario debe estar, a toda hora, en capacidad de satisfacer dicha demanda de gobierno, con el solo peso de sus verdades y su existencia.

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Elecciones 2021, Perú

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 138: El Comando Conjunto y su imprecisión conceptual. Los temores que crecen y crecen a poco de la segunda vuelta. Y una combinación de factores hace necesaria la pregunta: ¿estamos al borde de una crisis enorme?

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Elecciones 2021, Perú, Terrorismo

El debate técnico del domingo fue ganado por Fuerza Popular en líneas generales. No fue una goleada, pero en los rubros importantes marcó la diferencia, especialmente en el tema económico (¡qué broncas debe haber al interior de Perú Libre que no permitieron la participación de los economistas de Juntos por el Perú, Oscar Dancourt, Pedro Francke o Alan Fairlie, que de hecho hubieran desempeñado un mejor papel que un deslucido Juan Pari, apabullado por Luis Carranza).

Patricia Juárez perdió con Dina Boluarte (ésta la llevó al terreno político y la vocera de Fuerza Popular no supo cómo responder); José Recoba fue más claro que Hernando Zevallos, pero podemos suponer un empate en este segmento; Fernando Rospigliosi apabulló a Avelino Guillén; Carlos Bruce tuvo más oficio que Andrés Alencastre; y, finalmente, si bien Nano Guerra García estuvo poco inspirado, le ganó por walk over a Celeste Rosas, quien nunca entendió de qué trataba este debate.

Fue, como se esperaba, más un debate político que técnico. Y en esa medida habrá que ponderar su impacto en la campaña electoral. El leve triunfo de Fuerza Popular puede ayudar a revertir la diferencia que le ha sacado Castillo a Keiko Fujimori en las últimas encuestas.

Fue visto masivamente. Han sido como 33 puntos sumando todos los canales de señal abierta. Actualizando valores, 1 punto = 25,000 familias (que representan 3.5 personas por cada una): igual 2’887,500 ciudadanos. A ello hay que sumarle los canales de cable, las radios nacionales (RPP y Exitosa), las radios regionales (que son líderes en sus respectivas localidades) y todos los portales digitales que lo transmitieron.

En total deben haber sido alrededor de cinco millones los espectadores, más que los que vieron el de Chota, el cual marcó un punto de inflexión en la campaña y le permitió remontar la gran diferencia inicial que Castillo le llevaba a Keiko Fujimori.

Pero sin duda, la gran definición va a ser el próximo domingo en el debate presidencial. Allí la audiencia seguramente se duplicará y considerando la estrecha diferencia que existe entre los candidatos, puede ser el factor decisivo para marcar la tendencia final en la última semana. Ya en otras elecciones, los debates inclinaron la balanza a favor de un candidato en desmedro del otro. Esta vez, probablemente no sea la excepción.

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Debate, Elecciones 2021, Perú

Como si la democracia tuviera un precio, cada cinco años el terrorista nos cobra la sangre de más peruanos, incluso de niños.

En el 2011, un día antes de la segunda vuelta electoral, una emboscada subversiva apagó el futuro de cinco militares. Ellos fueron atacados cuando se dirigían en su patrulla a custodiar el regular desarrollo de las elecciones en una zona peligrosa del Cusco. La noticia dio la vuelta al mundo como la masacre de este lunes.

En el 2016 los hechos simplemente se repitieron. Esta vez, diez muertos. Fue otra emboscada de Sendero Luminoso. También era víspera de la elección presidencial. Los delincuentes terroristas dispararon contra un convoy de tres vehículos que llevaba material electoral a una comunidad de Junín, en el centro del país. De las diez víctimas, ocho eran militares y dos eran civiles, los conductores. Dos años antes, en el Valle de los ríos Apurímac y Ene, previo a las elecciones regionales y municipales, en el 2014, 28 policías que daban seguridad a ánforas y cédulas de sufragio, interceptados por Sendero, fueron también recibidos a balazos.

Son hechos atroces, pero predecibles. Poco o nada valen los lamentos y los mensajes de condolencias presidenciales, los rostros compungidos de quienes ejercen el poder desde un sillón en Palacio de Gobierno. Más acción, menos discursos de duelo. Ir y acabar con el terrorismo de una vez por todas para que nadie más sufra el impacto de una dinamita. Esa es tarea pendiente del próximo gobierno que espero sea de Keiko Fujimori.

Pero a parte de poner en evidencia la tarea que debe atenderse en el siguiente quinquenio, lo que hoy me lleva a escribir sobre este hecho miserable, es que, al ser este último atentado parte parte de un patrón de actividades terroristas siempre a vísperas de unas elecciones desde el 2011, existan individuos como Lucía Alvites, vocera de la agrupación política de izquierda derrotada en las urnas Juntos por el Perú, que, sin tapujos, vociferen que todo se trata de un «psicosocial», que es parte de la campaña del adversario para ganar la contienda electoral. Claro, no es la única de ese partido que piensa así: Verónika Mendoza, la gran perdedora de la primera vuelta también mira a los 18 muertos y, sin afectarse, piensa en Fujimori.

Otro personaje de izquierda, el virtual congresista electo del Partido Morado, Ed Málaga-Trillo, llama «confuso incidente» al ataque perpetrado por terroristas de Sendero Luminoso. Le cuesta mucho hablar claro.

Lo que no quieren reconocer es que los terroristas detestan el orden social y la estabilidad política, y que por eso estas fechas son sus preferidas. Los terroristas que se resisten a desaparecer quieren convertir cada jornada electoral en su Año Nuevo senderista. Salen a quemar peruanos como quien quema muñecos de trapo en Nochevieja. Quieren hacerlo cada cinco años como cábala de terror. ¿Lo vamos a seguir permitiendo? ¡Terrorismo nunca más! Si callo o barajo mis palabras me convierto en cómplice. Lo que no seré jamás.

«Limpiar al Vraem y al Perú de antros de mal vivir y de parásitos», dicen las proclamas de los senderistas. Pues hay que empezar por ellos.

Que los 18 peruanos masacrados anoche sean los últimos en sufrir el odio de Sendero Luminoso.

25 DE MAYO DEL 2021 

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Izquierda, Perú, VRAEM

Ha pasado una nueva semana y han aparecido nuevas encuestas. Las tres principales empresas, Datum, Ipsos e IEP coinciden en el pare de la tendencia que ponía estancado a Castillo y una subida lenta de Fujimori. Esta última semana las cosas se dan vuelta y la distancia se amplía en lugar de seguir reduciéndose. De 5 a 10 puntos.

Como siempre hemos manifestado en este espacio, la guerra por el norte y el NSE C son particularmente relevantes. En ambos segmentos y de manera consistente en las compañías de encuestas, Castillo saca ventaja y así asegura un primer lugar destacado a 14 días de la elección. Cada vez será más complejo para Fujimori darle vuelta.

Discutir más de las cifras de intención de voto, cuando incluso JC Tafur ya lo hizo en su columna acá en Sudaca es entonces una tarea ya realizada. Vamos a discutir algunos elementos que más bien van a ayudar a entender qué pasó que esta semana la foto cambiara de esta forma.

 

“Amor filial”

Un 70% de la población considera que la supuestamente espontánea y honesta reunión de los hermanos Fujimori en el mitin de Santa Mónica fue un truco de campaña. No es poca cosa. Abrazos, lágrimas, impulso, se perciben falsos. La relación de los dos hermanos mágicamente recompuesta para la campaña se interpreta de una manera engañosa. Sabemos la importancia que la familia tiene en los valores y la intención de los peruanos. Son el motor y las aspiraciones para casi todo. La percepción de instrumentalización de estas relaciones, de falsear una reconciliación, de imponerla, puede ser muy chocante para la opinión pública. La historia entre los hermanos Fujimori es -por decir lo menos- espinosa como para que mágicamente se hayan levantado los roces y se crea que la relación hoy es armoniosa. Se percibe que ha sido un juego burdo y esa valoración ha podido influir de manera importante para que haya algunos puntos perdidos de Fujimori

 

Pedro no se corrió

Si un 40% de entrevistados de Datum -equivalentes con la intención de voto que saca Fujimori- considera que Castillo se corrió del debate de Santa Mónica, un 45% sostiene que no lo hizo y que estaba atendiendo temas de su campaña. Tanta historia generada alrededor de esto, para que al final esa percepción no haya avanzado más allá de sus propios votantes. La percepción de que Fujimori le está marcando la agenda a Castillo se queda corta y también puede frenar su consideración ciudadana.

 

Reminiscencias del pasado

Es claro (79%) que se percibe que hay un cargamontón de la prensa contra Castillo que no le hace ningún favor a la candidata Fujimori. En un contexto en el que se reclaman -justamente- las agresiones físicas a la prensa, este cargamontón atenúa la gravedad de ese hecho y genera una imagen de David contra Goliat que puede también darle contrapesos en la intención de voto a Castillo. No se entiende cómo no se genera una muestra de equilibrio que no haga que un candidato se vea como víctima de un acoso mediático. Las explicaciones y las acciones deberían pensar más en los efectos que generan. Los candidatos que reciben el cargamontón de todos suelen tener beneficio de la opinión pública desde 1990 en este país.

 

Las razones del voto

Las razones que explican el voto son otro espacio que hace crecer a Castillo frente a Fujimori. ¿Por qué? Porque en el caso del candidato de Perú Libre se trata más de una característica intrínseca: el 47% considera que votará por él porque “ofrece el cambio que el país necesita” y un 14% “se preocupará por los que menos tienen”. Un 29% solamente lo hace por oposición: porque no quiere que el fujimorismo llegue al poder. Por el contrario, en las razones de voto para Fujimori, el 55% no lo hace por ella, sino por evitar que la izquierda llegue al poder. No por ella o su programa, sino porque no se elija la otra opción. Esa falta de identificación con algo orgánico es contraproducente.

 

El antifujimorismo como Ave Fénix

Han despertado a un gigante dormido. Carlos Meléndez ha planteado desde hace varios años que el antifujimorismo es el partido político con mayor identidad y más importante de este país. Estaba dormido. Se le ha despertado. Declaraciones de Fujimori sobre esterilizaciones forzadas, la comentada percepción de que la unidad de los hermanos es falsa, la “búsqueda” de Cerrón, entre tantos gestos, han movilizado a la organización que contribuyó en las elecciones pasadas a dar la vuelta a la tendencia electoral. Hoy han vuelto al ruedo. Una marcha importante el sábado a nivel nacional y probablemente una más antes de la elección va a evidenciar más el recuerdo negativo de Fujimori

 

Hasta allí el recuento de lo que puede haber influido en el cambio de tendencias. ¿Ello quiere decir que Castillo tuvo su semana perfecta? Para nada. Seguimos en medio de una campaña mediocre, sin ideas, sin confianza, sin -para este columnista- entusiasmo alguno. Llevar al veterinario Fernández, las agresiones a la prensa, las idas y vueltas en casi todo lo que haga, es bastante problemático. Pero parece que sus baños diarios los hace en teflón. O realmente no conocemos nada (tarea pendiente para todos los analistas) o realmente el antifujimorismo es de una fortaleza poco usual en nuestro país.

El resumen es claro entonces. Fujimori pierde el paso esta semana. Y las razones por las que intentamos entender esta caída se sitúan más en la progresiva pérdida de confianza que Fujimori está generando en la población, que no cree en sus acciones de campaña. En elementos más emocionales que pueden tener su origen en la falta de propuestas conocidas o identificadas de parte de los dos candidatos.

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Elecciones 2021, Perú, Voto

Según la última encuesta del IEP, la diferencia a favor de Castillo se acrecienta. En la anterior medición, le llevaba 6.9 puntos, ahora la brecha se ha ampliado a 10.4 puntos.

Lo llamativo es que ambos candidatos suben en casi todos los segmentos (salvo la caída de Castillo en el oriente y la de Keiko en el Perú rural). La clave está, al parecer, en la reducción de los indecisos: los blancos/nulos se reducen de 23.6% en la anterior medición a 12.8% en la actual, y ese margen lo habría cosechado con creces el candidato de Perú Libre, consonantemente con el aumento simultáneo de los antivotos. Castillo pasa del 35 al 37% de gente que definitivamente no votaría por él y Keiko trepa de 47 a 50%.

Donde más crece Castillo es en el sector rural (13.2 puntos), norte (10.2), sur (12.9) y D/E (10.7). La candidata de Fuerza Popular, por su parte, lo hace en Lima metropolitana (7.4), Perú urbano (8), centro (13.7) y también en el D/E (5.7).

Castillo le llevaba en el norte 8.3 puntos, ahora la supera a Keiko por 18 puntos. En el sur la diferencia era de 29.7 puntos, ahora es de 42.2; en el sector C se distanciaban por 3.1 puntos, ahora por 9.2; en el D/E le llevaba 19.4, ahora 24.4. Solo en el centro se ha reducido de 19.9 a 14.9 y en el Perú urbano, de 13.8 a 11.2 (sin contar Lima metropolitana o el A/B, únicos segmentos donde gana Keiko).

Estaría funcionando la estrategia estilo Frepap que Castillo desplegó en la primera vuelta (mítines relámpago, trabajo en redes sociales y evitamiento de la prensa tradicional) y ha reiterado en la segunda. Keiko, por su parte, no logra enganchar un discurso antisistema con su defensa del modelo (la mayoría de gente quiere cambios en el modelo, aun los que quieren mantenerlo).

Por cierto, es impresionante el voto duro castillista, refractario a cualquier contracampaña. No hay denuncia que lo toque ni error que lo afecte. Tiene un teflón de titanio. En esa línea, si se le quiere ganar la elección, ello, al parecer, no pasa por atacarlo o golpear sus flancos débiles sino, más bien, por enfilar las baterías hacia el bolsón de indecisos o dudosos que todavía no se inclinan por uno u otra.

Todavía no está definida la elección. En el 2010 y en el 2016, a estas mismas alturas de la contienda Keiko le ganaba la elección a Ollanta y Kuczynski respectivamente, con relativa holgura, y al final los resultados le fueron adversos. Pero hay tarea por hacer. Y mucha, para las dos semanas que restan, donde hay dos debates cruciales en el medio (hoy el de equipos técnicos y el próximo domingo el definitorio entre ambos candidatos).

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Elecciones 2021, Encuestas, Perú

La encuesta de Datum ha sorprendido, porque todo hacía suponer que las tendencias eran que Keiko se siguiese acercando a Castillo y no ha ocurrido así. En el simulacro de Datum, el candidato de Perú Libre pasa de 44.4 a 45.5% y la candidata de Fuerza Popular cae de 40.8 a 40.1%, una ligera caída. En la encuesta, Castillo sube de 42 a 44.9% y Keiko de 40 a 40.1%.

Lo significativo en términos estadísticos es el crecimiento de Castillo en el centro (sube de 61 a 70% y Keiko cae de 25% a 18.6%), pero lo más incidente es el movimiento en el sector E, donde Castillo pasa de 51 a 55.1% y Keiko se desploma, de 34 a 26.5%. Como dato adicional, según la encuesta es en el E donde hay mayor número de blanco, viciado, no sabe, llegando al 18.4% de este sector poblacional.

Lo que demostraría esta encuesta es que Keiko tiene una tarea urgente en el sector E (al centro se ha dirigido hoy desafiando a Cerrón), y al respecto parece quedar claro que no basta con mensaje vinculados a programas sociales o con respaldos aparentemente populares como los de los jugadores de la selección de fútbol.

El mensaje de las encuestas es claro. La mayoría está a favor del modelo, pero quiere cambios. Según la medición de Ipsos, el 54% quiere mantener el modelo, pero con cambios, y solo el 32% quiere cambios radicales.

Pues hasta el momento no se le oye a Keiko Fujimori decir qué cambios propone al modelo. Y encuestas anteriores se veía que la población identificaba los cambios al modelo, no desde el punto de vista económico, sino que lo atribuía a temas como corrupción, educación y salud. No se escucha un claro plan de ambos sobre la materia, pero la urgida de mostrarlos es Keiko, que todavía está abajo en todas las encuestas.

Keiko está obligada a realizar un milagro del marketing político, como es lanzar el mensaje de que defiende el modelo y a la vez desplegar una narrativa antiestablishment, que le permita llegar a los sectores D y, sobre todo, E, que es el que menos se ha beneficiado del modelo, además ha pasado por el apocalipsis de la pandemia, tiene toda la razón del mundo para estar irritado por el statu quo, y está dispuesto a dar el salto al vacío y respaldar a alguien como Castillo que propone un cambio radical.

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Elecciones 2021, Encuestas, Perú

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 136: Evaluamos la gestión del actual presidente. ¿Aprueba? ¿Cómo calificar su manejo de la pandemia? Castillo no suelta el primer lugar. ¡Y se viene el debate de técnicos!

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