En esta edición del podcast «Voz en Off» de Camila Vidal: Entrevista a Andrea Hoyos y su película Autoerótica.

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Andrea Hoyos, Autoerótica, Voz en off

A tan sólo diez días de su juramentación, la oposición mediática al gobierno de Pedro Castillo ha expresado —con niveles de estridencia históricos— su malestar y descontento. La retórica de la prensa digital ha sido tanto más artera cuanto poco imaginativa. El subtexto de las criticas son obvias y repetitivas, y de una vez por todas, digámoslo clara y abiertamente, para muchos de los “críticos y observadores” de la oposición: Castillo y compañía son ante todo una banda de “recién bajados” mal hablados, incompetentes, ignorantes, taimados y mentirosos y que además tienen la audacia de querernos gobernar.

Es ese el mensaje que subliminalmente nos es martillado sin cesar a través de las redes sociales. Día a día, en artículos, podcasts y videos las variaciones de este mensaje es lo único que el lector encuentra. Se adula y acicatea al Congreso para que interpele, sancione y condene. No se sabe bien ¿a quién? o ¿por qué? lo importante es que no permitan al gobierno “cerronista” que se adueñe del país.

A nadie parece importarle que el señor Cerrón no ostente cargo alguno en el gobierno. Basta con insistir que, como fundador de Perú Libre, es él, la eminencia gris que teje y desteje la madeja política y, quien conducirá al Perú al precipicio antidemocrático y caótico que es Venezuela, en el peor de los casos, o quien nos hará perder nuestra vida democrática tal y como la conocemos.

Al Primer Ministro Bellido, se le imputa de ser filo senderista, a pesar de que, en repetidas ocasiones, haya afirmado su repudio al terrorismo. Normalmente, y siguiendo las reglas del juego político, una declaración de este tipo es aceptada con su valor de cambio. Para la oposición, esta declaración es inadmisible, porque como dice un columnista de El Comercio, no somos “cojudos”. O sea, vale más, —en un momento de desesperación y para tratar de impedir que el “marxismo-leninismo” se apodere del poder—, creer en el acto de contrición de Keiko Fujimori y su promesa de abjurar de la “corrupción como forma de gobierno”, y celebrar su absolución a través del abrazo a distancia de los Vargas Llosa.

También se le acusa de homofóbico y machista, dejando de lado lo hipócrita, es curioso que la misma prensa que se rasgaba las vestiduras cuando se discutía el material educativo que incluía una visión más liberal sobre la educación sexual, y que temía que la educación “volviera homosexuales a los niños” se haga ahora abanderada de las libertades sexuales. Es cierto que se puede considerar al gabinete Bellido como machista, por estar conformado por sólo dos mujeres, es una observación más que valida y que se debe corregir.

Otra crítica recurrente al gobierno de Castillo es la incompetencia de los funcionarios nombrados en puestos clave del gobierno. Examinemos las credenciales, es obvio que este gobierno no va a tener acceso a profesionales y tecnócratas egresados de Universidades limeñas como la Pacifico, La Católica o la de Lima, al tratarse de un gobierno con raíces provincianas. Probablemente el ministro Pedro Francke a través de sus relaciones con su Alma Mater, la Universidad Católica, pueda proveer de recomendaciones para los puestos de confianza que el Gobierno de Castillo requiere. Pero aquí también hay que decirlo: en el Perú hemos tenido en el pasado funcionarios corruptos provenientes de “buenas universidades”. El criterio clave en este contexto, más que nunca, debe ser probidad moral y vocación de servicio.

Abundan, por supuestos, las noticias tendenciosas que han logrado “investigar” incluso las multas de tránsito que algún recién nombrado ministro pudo haber tenido en el pasado. Se trata de una potestad de la liberta de prensa, no hay duda, lo inquietante es que esas noticias se conviertan poco a poco en lo única realidad que se ofrece a los lectores. El peligro en una sociedad como la nuestra, en la cual la variedad de fuentes de información dignas de ese nombre aún es un lujo, es crear una burbuja que nos imponga una versión fabricada de la realidad.

Por primera vez en su historia, la sociedad peruana vive la experiencia de tener un gobierno de izquierda elegido democráticamente. No hay un problema de legitimidad, las leyes de la democracia establecen las condiciones, y reconoce un vencedor, aunque sea por diferencia de un voto. Los mismos medios que hoy claman “crisis de legitimidad”, coreaban a PPK cinco años atrás cuando la diferencia de votos contra Keiko Fujimori también fue mínima.

Gobernantes como Sánchez Cerro, Manuel Odría o Velasco Alvarado fueron sobre todo dictadores, con programas populistas e incluso demagógicos. Los regímenes de Toledo y Humala —que aprovecharon las expectativas de justicia social de millones de peruanos—, terminaron en debacles de corrupción y desgobierno porque adoptaron los mismos programas y al final generaron los mismos conflictos que los grupos de poder han impuesto al Perú desde hace dos siglos.

Cuenta Basadre en su Historia de la Republica del Perú que, durante la elección del primer Congreso, no todos los recientemente creados departamentos podían cumplir con la elección de sus representantes a la asamblea nacional. Con la sabiduría criolla que nos caracteriza, hubo un tal Manuel Antonio Colmenares que supo hacerse de la representación de Huancavelica —en ese momento aún ocupado por las fuerzas españolas—. Para suplir la falta de votantes, Colmenares fue al mercado y tomó unos cuantos indios de los que cargaban en la puerta del mercado, los condujo al recinto electoral proveyéndoles de cedulas escritas para que votaran por él y por los demás que figuraban en la misma lista y así salió elegido diputado “únicamente por ocho o nueve individuos que él mismo reunió para el acto del sufragio”.

Dos siglos más tarde, hay quienes piensan que el presidente Castillo es el “cholito” de Vladimir Cerrón. Hay quienes creen que a toda esta banda de zopencos mal hablados hay que llevarlos “con las riendas bien ajustadas”. Los más amables —y, quizás los más peligrosos— consideran, como los describe nuestro querido Ricardo Palma en la Tradición “Carta Canta”, que nuestros indios son “seres de sencilla ignorancia”, y que si pretender alguna picardía, serán zurrados y que la palabra escrita siempre penderá como una espada sobre sus cabezas. Ayer en forma de carta, hoy como la prensa digital.

Ginebra, 08 de agosto de 2021

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Guido bellido, Pedro Castillo, Pedro Francke

Andrea, a sus 23 años, fue ganadora del premio DAFO de producción otorgado por el Ministerio de Cultura en el 2018, convirtiéndose, quizás, en la cineasta más joven en recibir este premio. Las entradas de Autoerótica se consiguen a partir del 11 de agosto a través de la página oficial del festival, que se llevará a cabo por segundo año de manera virtual.

Andrea se manifiesta en sus redes sobre la película: “Nunca nos olvidemos de crear en colectivo, de que no basta con ver personas LGBTIQ+ en las pantallas; También hay que tenerlas creando detrás de las cámaras. Existiendo y teniendo una voz.”

A partir de esta frase empezó una enriquecedora conversación sobre el proceso de creación de la película y los temas que se visibilizan en ella. Autoerótica tiene una mirada más horizontal, de amistad, de deconstrucción y redescubrimiento durante un verano.

¿Cómo está plasmada la mirada en Autoerótica?

De hecho, tiene que ver con el momento en el que yo empiezo a proponer cómo es que vamos a hacer para que se consolide el equipo, entonces se empieza a pensar mucho más desde el momento en el que estamos creando que realmente lo que ha salido en la historia. Empieza a ser una mesa de trabajo que en algún momento se piensa como conformada por cabezas de área que sean solo mujeres y a partir de ahí que ellas vayan viendo con quienes querían trabajar. En el camino, la película fue creciendo y me fui dando cuenta que mi mirada iba más allá de eso y pensaba en no solamente las mujeres sino también en las personas LGBTIQ+ y en como me importaba que el proyecto esté enriquecido por esas miradas, que es un poco mi mirada de la vida, de las historias, del amor, del crecimiento, de la adolescencia, del autodescubrimiento y del despertar sexual. En Autoerótica lo que más se refleja es la amistad y como, cuando una es adolescente, es muy competitiva con las otras mujeres de su vida, hay celos, hay un montón de cosas de por medio con connotaciones negativas y creo que ha sido darle un resignificado a ese proceso adolescente y cómo la amistad y esas personas que te hacen crecer, te acompañan y tienen quizás algunas violencias similares que las atraviesan.

¿Autoerótica es el retrato de tu propia adolescencia?

En realidad, es la historia mía y de mis amigas. Yo no necesariamente soy el personaje de Bruna que es la protagonista, creo que soy todos en distintos momentos de mi vida. Para mi significa esas cosas que les han pasado a mis amigas, que me han pasado a mi, cosas en las que he estado y cosas que ellas han vivido a mi lado. Entonces es una película por y para ellas.

¿Quiénes son las protagonistas?

Cuando grabamos la película Rafaella Mey estaba por cumplir 18 y Micaela Céspedes tenía 21. Ambas interpretan a menores de edad, de 15 y 16 años respectivamente. No tenían esas edades cuando grabamos la película, pero si cuando nos conocimos. Ellas se conocieron a raíz de Autoerótica y de hecho en la historia ellas son vecinas y en la vida real también lo eran entonces a través de Autoerótica empezó una amistad muy bonita que tienen hasta este momento entre ellas y conmigo.

¿Cómo se trata el despertar sexual en la película?

El despertar sexual se trata desde el punto de vista de la protagonista, entonces es un despertar desde la rebeldía, desde el adolecer, desde el dolor, desde la búsqueda, pero siempre desde una manera bastante inocente porque la mirada de la película es adolescente. Entonces no es una mirada de la sexualidad que la juzgue, creo que es una película que acompaña su proceso.

¿Qué temas se visibilizan en la película y se dejan de criminalizar?

Lo que más está en la película es como nosotras a pesar de tener 15, 14, 16, 17 o la edad que tengamos tenemos el poder y el control sobre nuestros cuerpos, sobre qué hacemos, sobre cómo llevamos nuestra vida sexual, sobre las decisiones que tomamos, sobre como nos relacionamos. Creo que somos sujetos autónomos desde un momento muy temprano y que muchas veces se ha visto a la adolescencia con condescendencia y sobre todo a las mujeres y a las personas LGBTIQ+ cuando lo que debería existir es esa libertad del goce del cuerpo. En la película está la reivindicación de eso.

¿Consideras a Autoerótica como parte de un cine transfeminista o interseccional?

Diría que transfeminista e interseccional más por mi, pero en realidad creo que lo que se retrata en la película es un acercamiento a lo que puede ser el feminismo en ese momento porque como es una mirada tan adolescente, es algo que el personaje recién de está dando cuenta que existe. Recién se da cuenta que existe su madre, su amiga, que estas personas de su alrededor que ella antes creía que podían ser una competencia en realidad están ahí para ella, para ser un apoyo. Entonces, el feminismo podría ser más como principiante en ese momento porque es una adolescente que recién se da cuenta de eso.

¿Que el equipo, en su mayoría, esté conformado por mujeres, le aporta más coherencia al discurso y a la historia? 

Socialmente habíamos atravesado por cosas muy similares durante nuestra adolescencia y teníamos cuestionamientos muy parecidos sobre nuestra sexualidad. Entonces las conversaciones siempre partieron desde ahí, desde nuestras experiencias de vida, desde cómo contamos un poco de tu historia en la historia. Por eso Autoerótica es de todas, ahora yo la siento así, tiene un poquito de cada una. Cada persona del equipo sentía la adolescencia desde un lugar distinto, inclusive desde la maternidad como en el caso de Micaela Cajahuaringa, directora de fotografía, que su hija se encontraba en plena adolescencia también.

¿Cambió mucho el guion desde su creación hasta después del rodaje?

Rafaella y Micaela no venían de una formación actoral tradicional, sino que todo fue construido mediante los ensayos, sus propias búsquedas, sus propias referencias y otras que yo les iba dando, pero al no ser actrices con formación había muchas formas en las que trabajábamos que hacían que el guion vaya cambiando. Si había momentos en los que ellas a la cuarta toma se cansaban y había que cambiar las cosas, porque no es como alguien que se está aprendiendo todo el tiempo el texto y lo repite y repite, sino acá había tanta honestidad de por medio que, si teníamos que ir variando algunas cosas, incluso momentos en los que se aburrían y la mejor opción era meter un chiste al momento. También lo mismo por cómo se desplazaban en el espacio, se mueven con mucha más libertad que era muy difícil marcarlas. Entonces muchas cosas han ido transformándose desde que empezó la película hasta este momento y que creo que va a seguir sucediendo conforme la gente la mire y la interprete.

¿Y el proceso de postproducción fue complicado?

Justo es como mi frustración en este momento y supongo que seguirá siendo así y ya me acostumbraré y podré vivir con ella. Pero yo cuando he grabado Autoerótica estaba por cumplir 24 años o acababa de cumplirlos entonces esos 2 años siento que todos mis 20s han significado un gran cambio, he ido aprendiendo cosas, me han ido sucediendo otras y he ido entendiendo de formas distintas episodios de mi vida y definitivamente en 2 años he cambiado un montón. Entonces yo veo la película y algunas cosas digo, “esto lo haría de una manera diferente”, pero creo que esa inocencia mía al acercarme al cine desde ese lugar es una inocencia que acompaña al personaje entonces ahí estuvimos conectadas. Por suerte trabajé Irene Cajias, montajista boliviana, que me acompañó durante el proceso de edición como una amiga. Significó un sostén durante este proceso de la película que para mi era: “He cambiado un montón”. No sé qué sería ahora de mi ni como estaría yo en este momento antes de estrenar la película si mi equipo no me escribiera casi todos los días. Autoerótica es de todas nosotras.

¿Cómo participa la cámara en la película?

Cuando recién lo planteamos decidimos que la cámara también fuera adolescente. Una cámara adolescente obviamente es mucho más curiosa, se está moviendo, te acompaña, a veces se acerca, a veces se aleja, depende de lo que le esté pasando. Ahora la siento más como una cámara amiga, como cómplice. Acompaña los sucesos y también se calla, pero al final sabe todo. Está siempre presente con la protagonista. Es un poco ella y su amiga, como alguien que la está acompañando.

¿Cómo ves a la mujer en el cine en Perú?

Yo creo que el problema está en la representación que tenemos y creo que es un problema que no se resuelve hoy y que posiblemente no se vaya a resolver en mucho tiempo. Creo que debemos tener en las escuelas de cine y en las universidades en donde se enseña la carrera de comunicaciones, docentes que sean diversos para que nos acompañen en el proceso de creación de nuestras historias. Si tenemos siempre a los mismos docentes posiblemente vamos a seguir reproduciendo lo mismo. Creo que es importante también analizar qué películas están en cartelera y qué tenemos de referencia. Usualmente las películas peruanas ponen a la mujer en el mismo lugar y parte desde una mirada más ajena de lo que es mundo de esta mujer. Entonces creo que si hay una necesidad de poder contar de forma diversa qué es la adolescencia, qué es llegar a la maternidad, qué es ser mujer en este país que es algo súper complejo de contar y que creo que Autoerótica habla de qué fue para mi ser mujer en ese momento, pero nada más. Habrá algunas personas que se identifiquen y otras que no porque venimos de distintos contextos y de un país tan desigual y diferente. Las adolescencias son totalmente distintas. Entonces lo que necesitamos es esa diversificación de voces, contar historias desde diferentes lugares.

¿Qué se viene para Autoerótica y para Andrea?

No hay mucha información sobre la película, pero hemos venido hablando y llegando a las personas. El 12 de agosto ya viene la venta regular de entradas y para Autoerótica empieza un recorrido que parte por que se vea en territorio peruano que me parece lo más importante, que se conversé aquí y empiecen a pasar cosas. Luego, mandar Autoerótica a otros lugares y esperar que el estreno comercial sea a inicios del próximo año ya que las salas de cine se están abriendo, igual con una capacidad limitada, pero si viendo el posible estreno. Si quisiera que en algún momento haya un recorrido interno por distintos lugares del Perú y llevar la película para poderla proyectar, conversar y ver qué sucede, qué conversación se abre. Yo en este momento estoy pensando mucho en la película, viviendo lo que toca, conectándome con la historia. Además, soy docente, entonces busco la forma de trasladar todo esto que me está pasando a mis alumnos.

¿Qué experiencia o lección de vida te llevas de los días de rodaje de Autoerótica?  

Muchas veces llegábamos de situaciones distintas de la vida que nos pasaban o en la calle, o con nuestras parejas o familias, y como fue un espacio para poder llegar al set y conversarlo. Tengo una imagen que había olvidado, mía, de Rafaella y Micaela que son las dos protagonistas y amigas de la película. No habíamos tenido un buen día y me acuerdo de estar llorando y de que, si se tenía que atrasar el rodaje, bueno que se retrase. Había como una prioridad de que nosotras estemos bien y creo que eso es importante, cuidarnos. Eso es un mensaje con el que me quedo, el cuidado que hay que tener dentro de los sets de rodaje. Sobretodo también pienso en un contexto como el del cine peruano donde ha habido tantas denuncias por acoso laboral que justo se han destapado en el último año. Creo que hay que hacer cine cuidándonos, entendiendo que se necesita un espacio seguro. Finalmente es más importante la persona que el proyecto. Lo que más agradezco son las amigas que Autoerótica me dio, no la película que me ha dado. Quiero mucho a la película, pero más a mis amigas.

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Andrea Hoyos, Autoerótica

El pasado martes la llamada ‘bancada magisterial’, conformada por 16 docentes y más fiel a Pedro Castillo, perdió la vocería parlamentaria de Perú Libre ante el grupo de los ‘militantes’, un ala de 20 congresistas mucho más cercana al secretario general del partido Vladimir Cerrón. De hecho, su hermano Waldemar es ahora el flamante vocero de los oficialistas.

La elección, según algunos medios, causó desencuentros al interior de la bancada. Pero no fue lo único que se conversó en ese cónclave ni lo único que promete causar controversia entre los integrantes del lápiz. En la reunión del martes, y en una segunda que se llevó a cabo dos días después, también comenzó a elaborarse una lista clave: quiénes integrarán las comisiones que le corresponden presidir a Perú Libre.

De acuerdo a fuentes de la Mesa Directiva, a la bancada oficialista le corresponden siete comisiones y “eso es inamovible» salvo que un congresista se pase a otra bancada y el tablero se vuelva a mover, como fue el caso de la alianza de Somos Perú-Partido Morado. En Perú Libre, sin embargo, su vocero alterno, Elías Varas, está convencido de que les tocarían nueve. El asunto se zanjará en la siguiente Junta de Portavoces, pero no parece que les vayan a dar la razón.

Como fuese, en Perú Libre ya se habla de la fórmula para elegir a los presidentes de las comisiones. Según el congresista Óscar Zea, en las últimas reuniones de bancada se planteó que los elegidos sean los congresistas más votados de cada región. No obstante, señala que esa propuesta se podría aplicar recién a partir del próximo año y no para este primer período.

El congresista Jorge Coayla, del ‘ala magisterial’, dice a Sudaca que con esa fórmula los 37 congresistas “llegarán a ser presidentes de las comisiones y se evitará la confrontación entre ellos” en los próximos cinco años. “El acuerdo es que todos vamos a rotar”, dijo.

 

«Sería una brutalidad»

Pero en el partido hay abiertas discrepancias. “Eso no está definido aún, eso sería una brutalidad”, responde el congresista Álex Paredes al ser consultado por esta opción. “¿Cómo voy a comparar Puno con Tacna? Eso [las presidencias de las comisiones] se resolverá cuando se sepa las comisiones que finalmente se van a tener”, añade el exvocero de la bancada.

Bajo la lógica de los más votados, los congresistas con mayores posibilidades de presidir una comisión serían el abogado Jaime Quito (Arequipa), con 41.430 votos; el profesor Óscar Zea (Puno), con 34.450 votos; el doctor en Ciencias de la Educación e investigado por lavado de activos Waldemar Cerrón (Junín), con 25.281 votos; Álex Flores (Ayacucho), con 21.993 votos; la docente Jhakeline Ugarte (Cusco), con 12.700 votos; su colega Elizabeth Medina (Huánuco), con 11.300 votos; y el también profesor Paul Gutiérrez (Apurímac), con 11.124 votos.

Las comisiones de prioridad para la bancada de Perú Libre, explica el profesor Edgar Tello, son Educación, Presupuesto, Agricultura, Salud, Energía y Minas, Trabajo, Transporte, Vivienda y Constitución

Tello señala que en su bancada “hay varios abogados que tienen la capacidad y la experiencia” para asumir la presidencia de este último grupo de trabajo. Pero los oficialistas no la tendrán fácil. Como ya ha explicado Sudaca, las fuerzas opositoras han decidido que no le darán esta comisión al oficialismo. “Sería una locura darle al lápiz Constitución”, dice a Sudaca un congresista que participa en la Junta de Portavoces.

Lo que buscan es evitar que Perú Libre avance con su proyecto de cambiar el artículo 206 de la Constitución para permitir la reforma total de esta a través del referéndum.

¿Cuándo se conocerá de manera oficial las comisiones que les tocará a cada bancada? Según una fuente de la Mesa Directiva, la Junta de Portavoces se reuniría a ver la distribución de las 24 comisiones entre el lunes 9 y el miércoles 11 de este mes. Después, en el Pleno del jueves 12, se someterá a votación la aprobación de las listas.

El profesor Tello explica que, ni bien se conozca cuáles serán las comisiones, habrá una reunión de la bancada en la que se decidirán finalmente cuántas les corresponderá al grupo magisterial y cuál será la fórmula para elegir a los presidentes.

Sudaca ha podido conocer, a través de fuentes del partido de gobierno, que sobre ello ya existe un acuerdo interno, tomado luego de la primera vuelta electoral. Este indica que, en caso se le otorgue siete comisiones a Perú Libre, tres serían presididas por la ‘bancada magisterial’ y cuatro por ‘los militantes’. De ser nueve, la proporción sería de cuatro y cinco. 

En la reunión del último martes se lanzó la propuesta de que el profesor Álex Paredes pase a presidir la Comisión de Educación; la profesora Francis Paredes, la de Energía y Minas; y Oscar Zea, la de Agricultura.

Las negociaciones continúan en medio de un ambiente de discrepancias entre varios parlamentarios. ¿Cree que en algún momento se pueda dividir o fracturar la bancada?, le preguntamos a la congresista y abogada, Betssy Chávez, quien compitió por la vocería con Waldemar Cerrón y perdió. “Espero que no. Pensamos primero en el país. No es el momento. No es la coyuntura. Espero que las otras agrupaciones políticas tampoco planteen la ingobernabilidad. Ni siquiera hay 100 días de gestión y quieren que Pedro Castillo cumpla todas las propuestas”, señala. 

Ella ha creado un tercer grupo al interior de la bancada llamado ‘los nadies’, como el nombre del poema de Eduardo Galeano que simpatizantes de Perú Libre utilizaron para promocionar la candidatura de Castillo ¿Cuántos son ‘Los nadies? “Con fe seremos más. No te puedo decir, por ahora, cuántos somos”, responde.

 

(*) Fotocomposición de portada e infografía: Leyla López

Fotografía de la bancada de Perú Libre de Andina

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Chota, Comisiones, Congreso, Lápiz, Pedro Castillo, Perú Libre, Vladimir Cerrón

La oposición congresal -que felizmente ya está coordinando entre sí- tiene que hilar muy fino para hacerle frente a un gobierno que aparentemente ha optado por la moderación económica al designar a Pedro Francke como ministro de Economía y Finanzas, pero no oculta sus intenciones políticas de confrontar y radicalizar sus posturas para lograr llevar a cabo su propuesta máxima de convocar a una Asamblea Constituyente corporativista, que supondría el fin de la democracia tal cual la conocemos.

El gobierno jugará, probablemente el primer año, a un escenario de diálogo, contemporización y buenas maneras, sobre todo en materia de respeto al modelo económico, pero apenas sienta que posee la legitimidad social suficiente o perciba que la oposición se empieza a quebrar, arremeterá con todo para lograr sus cometidos radicales.

La composición del gabinete y la coalición parlamentaria de Perú Libre se han definido en base, principalmente, a la lógica política de Vladimir Cerrón, quien no oculta sus reales intenciones políticas. Sería muy torpe la oposición si pierde ello de vista y se deja seducir o atontar por mensaje ambiguos en otros terrenos gubernativos.

La vacancia es la última munición a utilizar. Antes que ella hay otros caminos. 1) interpelar ministros y eventualmente censurarlos antes que el Ejecutivo haga cuestión de confianza sobre ello; 2) negarle la confianza al gabinete Bellido, ganando así legitimidad popular (la mayoría del país está en contra de esa designación), gastando una bala de plata, eso sí, pero guardando la siguiente con tino; 3) acotar constitucionalmente las cuestiones de confianza. Y parece mejor hacerlo como reforma de la Carta Magna y no como simple ley interpretativa; eso va a tomar dos legislaturas; 4) designar, con los 88 votos que tiene (suponemos que Valer, al sumarse a la bancada de Somos Perú-morados ha recapacitado de sus iniciales coqueteos con Perú Libre), a los nuevos seis magistrados del Tribunal Constitucional, evitando que la izquierda coopte dicho organismo.

Nadie sobra en este esfuerzo de coordinación. Y lo que se haga en el Congreso debe ir acompañado de manejo de las calles, sumando más activismo al que valiosamente ya existe, y entendimiento con sectores sociales organizados (como el Sutep, por ejemplo).

Cada vez es más claro de que este será un gobierno nefasto y que supone un enorme riesgo para la democracia. Lo último que se ha conocido respecto de lo que se está haciendo en el Ministerio del Interior confirma que el cerronismo radical e intemperante va con todo. La oposición está llamada a liderar al país democrático que debe resistir este proyecto autoritario y radical, sin mandato popular para desplegarse.

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Asamblea Constituyente, Guido bellido, Pedro Francke

Unos minutos antes de ponerse a desmoldar las chocotejas que le han pedido para esta semana, Renato Gordillo el joven fundador de las chocotejas “Renacer” se toma unos minutos para explicar cómo ha hecho para darle sabores, colores y texturas novedosas a la típica cápsula de chocolate que tanto disfrutamos los peruanos.

El joven chef, egresado de la carrera de gastronomía de la Universidad Le Cordon Bleu, recuerda que al inicio su equipo de trabajo era su familia, pero conforme se fueron regularizando las actividades presenciales, logró formar un equipo de ocho personas que ahora son responsables de atender los pedidos que les llegan a diario a través de sus cuentas de Instagram y Facebook.

“Cada semana vamos sumando cosas, sabores nuevos y algo que también me pareció difícil fue el equipo. Al principio era solo yo apoyado por mi familia pero fui sumando a un repartidor, una persona que se encargue de la logística, de las reservas y poco a poco se fueron sumando más. Luego, con todas las medidas y protocolos, pude contactarme con gente cercana a mí con la que quería iniciar este proyecto”, recuerda.

La pandemia y el nuevo inicio

Si bien su negocio empezó a funcionar oficialmente el año pasado, durante la pandemia, su relación con las chocotejas es más antigua. Cuando todavía era estudiante, en el 2012, se le ocurrió preparar y vender estos dulces para costearse un examen que había reprobado. En aquella oportunidad, no solo consiguió el dinero para el sustitutorio y aprobó el curso, además le quedó la experiencia de un emprendimiento al que bautizó como “Renatejas”.

Aunque no continuó con el negocio por seguir sus estudios de chocolatería, que lo llevaron a viajar por distintos países, la idea de hacer algo más con ese dulce se mantuvo firme. “Yo pensé ¿por qué no revalorizar más la chocoteja? ¿por qué no verlo como un lujo? Y así fue que se me ocurrió la idea de reinventarla, revalorizarla y darle el lugar que se merece”, precisa.

En el 2020, cuando se había propuesto retomar el proyecto, vino la pandemia y tuvo que replantearse algunas cosas. A pesar de todo, decidió seguir y lo lanzó con el nombre “Renacer” porque lo considera que es un renacimiento de la marca, de la chocoteja peruana y también un renacer personal.

“Queríamos darle una experiencia a la gente que estaba en casa, preocupada porque no se podía ver con sus familiares, darles una experiencia como una dosis de felicidad, de buena onda, de optimismo en estos tiempos”, comenta.

    Chocotejas_renacer

El valor del proceso artesanal

Es así que entre sus creaciones se puede encontrar a la chocoteja “Motivación” con sabor a torta de chocolate o la chocoteja “Memoria” con sabor a pie de limón, además de una línea vegana con insumos como el aguaymanto o las avellanas.

“Para nosotros, la chocoteja es nuestro lienzo. Entonces, si tenemos un mensaje que queremos transmitir, lo hacemos a través de la chocoteja. Cada temporada cambiamos de menú, como si fuese un restaurante. Cada menú tiene una historia”, refiere.

Los ‘packs’ de seis y de doce chocotejas van acompañados también de un mensaje ilustrado, personalizado y que puede ser encargado a pedido. Eso sí, ensamblar todos estos detalles toma su tiempo y por ello los pedidos requieren de cierta anticipación.

“Es una producción semanal y nos demoramos entre tres y cuatro días. Por ejemplo, el lunes pintamos, el martes rellenamos, el miércoles templamos el chocolate y lo vertemos. El jueves desmoldamos y lo empaquetamos con el nombre respectivo de cada persona. En un fin de semana ya tenemos las reservas para empezar el día lunes. Entonces, se van creando producciones nuevas cada semana”, asegura.

Pese al ritmo de trabajo que han adoptado, su laboratorio de creación es todavía un espacio de su casa. Renato espera en algún momento tener un taller propio y más puntos de venta que le permitan, en el futuro, realizar envíos también fuera de Lima.

“Por el momento no hemos podido hacerlo porque el producto es frágil y no queremos que le suceda algo malo y el cliente tenga una mala experiencia. Lo que tampoco quisiera es industrializarlo porque todo el trabajo es artesanal, hecho a mano. Es el valor agregado que queremos darle”, señala.

En su opinión, la clave para que un negocio marche bien es creer firmemente en las ideas que se tienen y hacer las cosas con amor. “Es el ingrediente secreto”, agrega.

Dato:

Puedes saber más de Renacer en su página de Facebook e Instagram 

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Chocotejas, Renacer, Renato Gordillo

El merengue es, para República Dominicana, lo que la ranchera es para México. Motivo de orgullo e identidad nacional, capaz de resumir, a un solo golpe de vista y oído, lo que significa ser dominicano. Si uno camina por las calurosas calles de Santo Domingo, los barrios populares de Quisqueya, el Cibao o visita los turísticos hoteles y malecones de Punta Cana, se encontrará en cualquier esquina con conjuntos tradicionalistas de merengue que, güiros y tamboras en ristre y a toda velocidad, te sumergen en esa idiosincrasia siempre sonriente y quimbosa, alegre y profundamente afrocaribeña.

Hace unos días, esa alegría dominicana se vio interrumpida por la muerte, eterna aguafiestas, siempre dispuesta a hacer llorar de tristeza hasta al más fiestero. Johnny Ventura –nombre real: Juan de Dios Ventura Soriano-, “El Rey del Merengue”, falleció de un repentino ataque cardíaco a los 81 años, el día de nuestro Bicentenario. Mientras los peruanos escuchábamos el mensaje moderado y hasta reivindicativo del nuevo Presidente de la República (sin saber la ola de zarpazos que daría su administración, apenas un día después y que, hasta hoy sábado, siguen rasgándonos la piel), su colega Luis Abinader Corona –Jefe de Estado de República Dominicana desde el año pasado- salía, con los ojos llorosos, a despedir a este ícono de la cultura popular latinoamericana: “El país entero llora tu muerte” fue una de sus primeras frases tras conocer la noticia, para luego decretar tres días de duelo nacional.

“El Caballo Mayor” –así le decían también a don Johnny- tenía una sonrisa ancha y contagiosa, y una salud de hierro. A mediados del año pasado fue diagnosticado con COVID-19 y lo superó rápidamente, para tranquilidad de sus seguidores. Al poco tiempo, lanzó Me cayó del cielo, una canción que lo trajo de vuelta de la mano del productor cubano Emilio Estefan, gran admirador de su obra. Jandy Ventura, uno de sus siete hijos, contó que el día anterior había conversado con su padre sobre unas actividades pendientes, un día normal de trabajo. «Solo quiero decir -dijo en las exequias- que jamás me aprovecharé de la muerte de mi papá”. En los funerales, la familia del cantante recibió la visita de políticos y artistas, entre ellos Juan Luis Guerra, estrella mundial del merengue y uno de los más aventajados continuadores. Ambos grabaron, en el 2014, la canción De Moca a París, incluida en Todo tiene su hora, décimo tercer álbum del famoso compositor de La bilirrubina y Bachata rosa.

En las radios limeñas, hablar de Johnny Ventura es sinónimo de Patacón pisao (LP Con su sabor original, Kubaney Records, 1985), acaso su canción más conocida en estas tierras. Ya para ese momento, Ventura tenía dos décadas de sostenido trabajo musical, al frente de su Combo Show, con el que armaba la fiesta donde fuera. El carismático compositor, productor y cantante de voz abaritonada y nasal fue el principal responsable de la definitiva internacionalización del merengue y es, junto a Johnny Pacheco, Wilfrido Vargas, Cuco Valoy, Michel Camilo, Ángela Carrasco y Juan Luis Guerra, una de las personalidades musicales más importantes de República Dominicana.

Hasta antes de la aparición de Johnny Ventura y su Combo Show, el merengue era una sencilla música rural que servía de comparsa proselitista al temible dictador Rafael Leonidas Trujillo. Como cuenta el periodista y musicólogo dominicano Carlos Batista Matos en su libro Historia y evolución del merengue (1999), el militar ordenaba la escritura de letras que alabaran a su gestión, para que fueran cantadas en coplas merengueras, con conjuntos clásicos -tamboras, acordeones, guitarras y güiros-, en salones y plazas. Ventura, influenciado por la música cubana que había oído de pequeño y el boogaloo norteamericano de su adolescencia, lo despojó de toda intención política y le añadió pianos, bajos, saxos y trompetas, creando así el sonido del merengue moderno.

Con 106 grabaciones oficiales (entre LPs en estudio y en vivo, discos de 45 RPM y CDs), 28 discos de oro y 1 Grammy honorífico, podemos afirmar que Johnny Ventura es uno de los artistas caribeños más prolíficos de la historia. Llevaba el merengue en las venas y era, como decía la prensa de su país, «un negrito que destilaba miel por los poros». La frenética velocidad de sus canciones no daba tregua como, por ejemplo, La agarradera (1979), una pícara demostración de buen humor y mucha musicalidad. En Bobiné (1975), Ventura rescata el lenguaje creole de una antigua melodía de Haití, sus vecinos en la histórica isla La Española. Este tema de ritmo tribal fue usado por Altamira Banda Show para su exitazo radial Banana (1989), que fuera producido por Wilfrido Vargas, el otro gran merenguero dominicano, quien recibió el apoyo de Ventura al comenzar su carrera con su primera orquesta, Los Beduinos. En entrevista con el periodista cubano Camilo Egaña, de CNN En Español, “El Caballo Mayor” desterró los rumores de una supuesta rivalidad con el creador de clásicos como Abusadora, El baile del perro, entre otros, describiéndolo como “el mejor músico de la República Dominicana”.

Un hecho poco conocido es su gran amistad con la orquesta salsera El Gran Combo de Puerto Rico. Quienes recuerdan con nostalgia la música que programaban las radios en los ochenta, saben que en el conocido tema No hay cama pa’ tanta gente, se menciona a Johnny Ventura entre los célebres personajes de distintas épocas de la música caribeña que asisten a aquella imaginaria fiesta de Navidad narrada en esta canción de 1985. Cuentan que Rafael Ithier, pianista y líder del Gran Combo, le dio casa y comida a Ventura en 1969, tras sus primeros conciertos en San Juan, a partir de lo cual se gestó una estrecha relación entre ambas agrupaciones. Los cantantes Charlie Aponte, Luis “Papo” Rosario y Jerry Rivas, mostraron su dolor ante la muerte de Ventura con sentidos mensajes en redes sociales. Los tres grabaron, en su LP Nuestro aniversario de 1982, el tema Trampolín, compuesta por don Johnny, uno de los temas más conocidos de «La Universidad de la Salsa».

Como Rubén Blades –quien también dedicó un amplio texto recordando al merenguero como “una distinguida persona y destacado servidor público”-, Johnny Ventura fue, además, abogado y político. Fue alcalde de Santo Domingo (1998-2002) y se involucró siempre en los movimientos sociales y políticos de su país. En aquella entrevista para CNN En Español contó que, en 1978, el gobierno de Joaquín Balaguer tenía todo un plan para fusilarlo, pero pudo escapar gracias a un amigo policía que le reveló el tenebroso asunto, tras lo cual pasó unos años exiliado en Puerto Rico. Ventura se declaró siempre defensor de los derechos humanos y de las causas justas, definiéndose a sí mismo como un político de centro izquierda, y militó durante más de 45 años en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). En el último proceso electoral dominicano del 2020 apoyó al derechista Leonel Fernández, quien ya había sido presidente en dos ocasiones, lo cual generó algunos comentarios negativos por este aparente cambio de orientación ideológica.

Pero lo suyo, realmente, era la música. Johnny Ventura sacudió los escenarios de toda Latinoamérica con su frenético ritmo. Combinaba su arrebatada capacidad para hacer bailar al público con un profundo conocimiento y orgullo por la música latina, en general. Por ejemplo, grabó una versión de nuestro vals El plebeyo, en su LP ¡El que venga atrás que arree! (1976). Ese sentido integrador lo aplicó también en sus recordadas actuaciones en la edición de 1984 del Festival Viña del Mar. Para cerrar el show, casi a las 3 de la mañana, Ventura incluyó el conocido coro de Si vas para Chile (1942), en ritmo de merengue, por supuesto. En el video que circula en YouTube de este concierto resulta gracioso ver cómo los chilenos, desprovistos de la gracia natural dominicana, tratan de seguirle el paso a Ventura y sus coristas Anthony Ríos, Pablo Cruz y Roberto Del Castillo, moviéndose de manera descoordinada y en absoluto desorden, poseídos por el merengue.

Al momento de su muerte, Johnny Ventura se encontraba preparando un libro, titulado Merengue visto por mí, que será terminado por sus colaboradores y familiares. Uno de sus más recientes logros artísticos fue el CD Tronco viejo (2015), en el que Ventura se sumerge en los sonidos de Cuba, un sueño que abrazaba desde niño. El disco, grabado en los estudios EGREM de La Habana, es una joya que jamás tuvo difusión alguna, en medio del esperpéntico reggaetón que desprestigia tanto a la música latina. Allí, Johnny Ventura interpreta guarachas, sones y boleros con calidad y elegancia. El álbum incluye tres dúos de antología: Flor de pantano/Yo sé de esa mujer con Silvio Rodríguez (un son de 1920, escrito por Graciano Gómez); La bala junto a Gilberto Santa Rosa, estrella de la salsa portorriqueña y Nada de ti, un bolero acompañado de Omara Portuondo. Mejor, imposible.

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