En unos días empiezo un nuevo viaje promovido por mi gran sueño de hacer ficción. Me mudo a Los Ángeles a estudiar la maestría en Dirección de Cine en CALARTS (California Institute of The Arts), fundada por Walt Disney en 1961. A propósito de esto, hoy quería compartirles un poco sobre las influencias que inspiran mi trayecto como directora, películas y directores que han marcado un antes y después en mi carrera. Y no me refiero solo a nivel profesional, sino como humana y mujer.

  1. “In the Mood for Love”

Director: Wong Kar-Wai

Para mí la escena más inspiradora de la película es la puesta en escena y la danza que se genera en las escaleras, donde los personajes caminan sin un rumbo fijo en busca de hechos reales, o tal vez no, que van y vienen sin ningún orden lógico. Destaco, además, el recurso de la cámara lenta para ralentizar el tiempo y mostrar el fluir natural, las miradas tímidas, los movimientos agitados y nostálgicos, que crean secuencias que parecen una sola. Particularmente, me gusta ralentizar el tiempo y trabajar con los entendimientos y malentendidos como lo hace Wong Kar Wai.

  1. “Lost in Translation”

Directora: Sofía Coppola

La historia de dos almas perdidas en una tierra extranjera, encontrándose como desconocidas y separándose, más tarde, como amigas, ha inspirado mi último cortometraje en progreso llamado “Nadie Nos Dijo”. Este corto trata sobre los sentimientos compartidos que siguen a 4 mujeres en un camino de búsqueda de identidad, existencial, de sentirse parte de una sociedad que las ha olvidado o con la que no se identifican, en el momento adecuado para vivir lo que tienen que vivir. Disfruto mucho de las escenas de Lost in Translation sin partitura musical, en donde solo se escucha el sonido ambiente natural y podemos quedarnos con Charlotte y Bob como si fuéramos voyeurs, al estilo Hitchcock en “la Ventana Indiscreta”, con un profundo sentido de intimidad.

  1. “Midsommar”

Director: Ari Aster

Lo que me gusta de esta película es que no es la típica historia de terror oscuro, en cambio, es una pesadilla a la luz del día. Se han inventado todos los géneros, pero la originalidad de jugar con ellos como autor es única. Ari Aster juega con las superficies del género en Midsommar, que se trata de empatía y emoción compartida, pero también de una celebración en una remota comuna sueca. Me gusta el diálogo entre los movimientos de la cámara y la historia. La cámara gira sobre sí misma para representar que a partir de ahí lo que vamos a vivir es una nueva experiencia en un mundo completamente diferente al que conocemos. Un viaje para el que ni los protagonistas ni nosotros estamos del todo preparados.

  1. “La Ciénaga”

Directora: Lucrecia Martel

Lucrecia me enseña a valorar la importancia del tiempo en la narración, en este caso, la idea del tiempo suspendido. La historia de La Ciénaga se desarrolla a lo largo de dos o tres días que se representan de forma incierta. Los espacios en los exteriores que intervienen en la historia, la montaña, la ciudad, dan la sensación de un espacio claustrofóbico. Me encanta la sensación de la espesura del tiempo. La sensibilidad de Lucrecia me inspira en mi objetivo por contar historias con esa textura tan romántica y sensorial.

  1. “Little Miss Sunshine”

Directores: Valerie Faris, Jonathan Dayton

Una “roadmovie” con una historia auténtica llena de simbolismo. Me identifica y logra que sienta lo que sienten los personajes hasta el punto en que casi parece que estoy cambiando de lugar con ellos. Esto es algo que busco en mi trabajo como directora, trabajar con símbolos para contar historias genuinas, retratar con otro punto de vista lo que supuestamente se entiende por una sociedad perfecta. En Little Miss Sunshine, los personajes principales son personajes «extraños», pero tanto como cualquiera de nosotros podría serlo. La estética naturalista y los colores realistas son miradas y detalles que le dan una personalidad única a esta película.

50 años después de que la reforma agraria supuestamente acabó con el gamonalismo y todo lo que este representaba, Vladimir Cerrón señaló, el 4 de agosto pasado, que la presentación del Gabinete Bellido en el Congreso de la República será la colisión de dos mundos, el criollo y el andino. Cada uno expresará su interés de clase subjetivo u objetivo, superficial o profundo, conservador o revolucionario, materialista o metafísico. En otras palabras, para Cerrón, Velasco no pasó por aquí, en el Perú no hubo reforma agraria, el Estado no ha extendido sus servicios a todos los distritos de Lima y la informalidad, a su manera, no ha terminado de igualar, en sus propios términos, todo lo que faltaba igualar en este confín que es antes paradoja que país, cada vez lo tengo más claro.

¿Deploro el discurso clasista de Cerrón? Claro que lo deploro. No solo es clasista. A lo que llama, en realidad, es a un choque de civilizaciones, a lo Huntington, de culturas y lo hace explícitamente. Pero partamos de una premisa, si por un lado no somos más la sociedad que, conforme a ley, divide a las personas de acuerdo a su raza y linaje, como sucedió en tiempos coloniales, tampoco somos el ágora ateniense en el que ciudadanos y ciudadanas discurren libremente sabiéndose y sintiéndose iguales. La sola campaña para la segunda vuelta ha revelado que sí subsisten seculares percepciones, actitudes y marginaciones que nos separan y de las que, en muchos casos, no somos ni siquiera consientes. Me refiero al trato cotidiano, al juego de roles, a la manera como nos tratamos unos a otros en la calle.

He escuchado a varios políticos, de los tradicionales, diciéndole al Presidente Castillo: “el Perú no es solo Chota, no es solo la sierra rural, el Perú somos todos”. La afirmación es cierta, cómo no, lo que pasa es que en doscientos años se ha producido todo lo contrario, el Perú ha sido Lima, como diría Valdelomar, y a Lima le ha importado un comino Chota, la sierra rural y el resto del país.

Para no ahondar en ejemplos históricos, vamos al presente: el arrasador voto rural andino por Pedro Castillo es el mismo voto desesperado que se repite en todas las elecciones buscando finalmente a quien pudiese representarlo o abogar por aquel. Hasta que encontraron a Castillo. La pandemia ha demostrado que en el Ande no hay Estado, el friaje de este año y la patética recolección de frazadas para proteger a niños que duermen a 20 o 30 grados bajo cero, es otro persistente ejemplo de dicho abandono.

Nunca nos importó el Perú rural andino, y ahora nos tiene que importar, esa es la cuestión y el problema adopta ribetes de patetismo cuando un sector de la representación parlamentaria, incluida su titular María del Carmen Alva, reaccionan casi asqueados cuando el Presidente del Consejo de Ministros “se arroba la atribución” de saludar y despedirse del país en Quechua y en Aimara. En el Perú no solo nos odiamos tanto: nos negamos y nos tememos patológicamente unos a otros. Dijo bien Jorge Basadre, al señalar que la Independencia debió producirse en 1815, durante la rebelión de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua. De haber sucedido así, hoy seríamos una nación más integrada en sus diversas manifestaciones lingüísticas y culturales.

El Perú no ha votado por el comunismo; ese es un tema que tienen que comprender Castillo y Cerrón; Pero el Perú, mayoritariamente, ha votado por no dejar a nadie fuera del proyecto y por un Estado que se ocupe del Ande, su gente y su cultura, y también a la Amazonía, cómo no, como parte constitutiva de la nación y no como subordinados que esperan la buena fe de los señores del pueblo, como en el Puquio de Arguedas.

 

De la reconciliación entre los peruanos

Pero quería hablarles de reconciliar, lo primero que tengo que decir es que no se reconcilia colocando el problema bajo la alfombra, ni con discursos negacionistas. Todo lo contrario, se reconcilia reconociendo la afectación de quien ha sido afectado. Durante el segundo gobierno de Alan García (2006 – 2011) se creó el Museo Afro-Peruano y se le pidió disculpas a los afrodescendientes por la esclavitud que se prolongó, en tiempos republicanos, hasta mediados del siglo XIX.

Pues bien, el Perú rural andino merece una enorme disculpa, y no reiteradas afrentas, por parte del Estado peruano que permitió se le mantuviese en condición de servidumbre y limitado en sus derechos ciudadanos hasta bien entrado el siglo XX; sin acceso a servicios básicos como los de salud y educación. El perdón es el primer piso del edificio. Los gestos, a este nivel, son más importantes de lo que solemos creer, curan heridas, reivindican, sanan.

Después viene el reconocimiento, poner en valor, rescatar el aporte cultural de una manera más viva y menos “vintage” de lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Lo andino no es solo un producto para vender en ferias internacionales. Reconocer es participar en la fiesta, es escuchar, es aprender, es dejar que aquel a quien siempre vimos como el otro tome el micrófono, sea portador de la iniciativa y no solo el retrato que adorna una muestra fotográfica para una galería limeña o del exterior.

Finalmente vienen la reconciliación, sus políticas y sus espacios. He escrito en el pasado sobre el aula de clase. En el país, los últimos 20 años, se produjo un milagro: a nuestras universidades, públicas y privadas, ha llegado todo el Perú. En una misma aula puedes encontrarte con estudiantes de diferentes regiones, de diferentes distritos de Lima, y de distintos estratos socioeconómicos.

Yo siempre invito a esos jóvenes a charlar entre sí, a conocerse, invitarse en vacaciones a la casa de playa si es el caso, o a la estancia rural, o a la ciudad provinciana. Les digo que ellos tienen la oportunidad de construir la nación pues finalmente se ha operado el milagro de que estén juntos en el mismo espacio y que entonces tienen dos opciones: dividirse en trincheras y enfrentarse, como ha sucedido por siglos, sucede en el Congreso y sucede en las redes sociales juveniles, o conocerse, abrasarse y construir una nación pluricultural y desprejuiciada.

Esta política no es ocurrencia mía, necesariamente. Me inspiran las políticas para la juventud que aplicaron con sus juventudes franceses y alemanes después de la Segunda Guerra Mundial. La intención era que sus nuevas generaciones dejasen de vivir con rencor, como, paradójicamente, porque el tiempo transcurrido es mayor, vivimos aun muchos peruanos y chilenos, rencor de una parte, y orgullo de la otra. Eso sucede porque no hemos trabajado el tema en serio a través de las políticas de estado necesarias, y esto es exactamente lo que estoy proponiendo en el nivel interno, es decir, entre peruanos.

En fin, este es un ejemplo acotado, y ofrece la propuesta de un camino por donde transcurrir si queremos, de aquí a una o dos generaciones, dejar de ser un país de cruces de Borgoña y llamados a la confrontación entre las culturas a las que adhieren los peruanos.

Hay una premisa fundamental: hay que tomarse el problema en serio, lo que implica aceptar la parte que a cada a uno le toca, comprender desde dónde se mira el mundo y aprender a colocarse en la posición del otro. Sólo así lograremos ver la inmensa dimensión del problema que queremos (o no queremos) resolver.

 

*Amar con ternura y devoción

En Youtube:

En Spotify:

En Soundcloud:

Síguenos en Sudaca.pe

#Sudaca​​​​ #Emprende​​​​​​​​ #Podcast​​​​ #DavidGavidia​​​​ #Management

Tags:

Emprendedor, Empresa, Negocio, Pandemia

EL PODCAST DIARIO DE OPINIÓN DE JUAN CARLOS TAFUR.

En Youtube:

En Spotify:

En Soundcloud:

Síguenos en Sudaca.pe

#Sudaca​​​​ #LoÚltimo​​​​​​​​ #Elecciones​​​​ #Elecciones2021​​​​ #Perú​​​​ #JuanCarlosTafur​​ #PieDerecho

Tags:

Cuestión de confianza, Guido bellido, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

El Congreso de la República ha tenido una de las jornadas más vergonzosas de las últimas décadas al otorgarle ampliamente la confianza al que debe ser el peor gabinete ministerial presentado jamás ante el Legislativo.

Ya después de la jornada de ayer, mejor que se elimine la cuestión de confianza y se la den automáticamente al Ejecutivo. Porque si no interesa la calidad moral y profesional de los ministros, si no es relevante la solvencia programática del consejo ministerial, entonces mejor que se descarte ese filtro democrático.

La claudicación del centro político (Alianza para el Progreso, Acción Popular, Podemos y Somos Perú), desplegada supuestamente en aras de la gobernabilidad, va a traer consecuencias negativas para ella, al abrirle la puerta al desmán ideológico que ha supuesto que el presidente Castillo elija el gabinete que finalmente ha elegido y al cual, a pesar de las múltiples y probadas denuncias, se ha aferrado.

Si alguno de los claudicantes cree que su voto amainará las fuerzas radicales que anidan en el gobierno y que, por ende, atemperará su objetivo final de refundar constitucionalmente la República, al antojo de la ideología maximalista de Cerrón, se equivoca groseramente.

Veremos los pasos siguientes. Se ha anunciado la interpelación individual de los ministros impresentables. Si AP, APP, Podemos y Somos Perú le vuelven a conceder la gracia de sus votos a tales ministros, ya implicará no un cálculo político o la desenvoltura de una estrategia light de contención, sino una deleznable concesión que permitirá sospechar que seguramente hay detrás algún beneficio colectivo o particular a favor de tales agrupaciones o de sus líderes y sus intereses empresariales.

Mientras el gobierno, en boca de Castillo, no anuncie que se ceñirá a la autónoma decisión congresal respecto del intento de reforma del artículo 206 de la Constitución -que tiene la intención de permitirle al Ejecutivo la convocatoria a un referéndum que lo faculte a llamar a una Asamblea Constituyente- y que no hará cuestión de confianza por ese proyecto de reforma, el gobierno seguirá siendo un potencial peligro antidemocrático.

Y si eso se plasma, como todo lo hace suponer, entonces los centristas claudicantes que ayer le han dado graciosamente su respaldo al gabinete Bellido, tendrán que responderle al país por su ignominia política y su irresponsabilidad. Ayer, la gobernabilidad democrática del país ha perdido una batalla.

Luego de semanas de tensión con el Legislativo, Guido Bellido obtuvo luz verde para su Gabinete. Fueron 10 horas de exposiciones y supuesto debate en el Pleno, en el que algunos congresistas tomaron decisiones sobre la hora. El resultado: 73 votos a favor, 50 en contra y 0 abstenciones.

Hasta hace diez días, la posición de Acción Popular, la bancada que preside la Mesa Directiva, era incierta. Pero según una fuente con conocimiento del tema, un asesor de la lampa se reunió con Guido Bellido al final de la semana pasada. En el encuentro, el primer ministro se habría asegurado que por lo menos 12 de los 16 congresistas accionpopulistas le otorgarían la confianza.

La fuente apunta que aquel emisario fue Yonhy Lescano, excandidato presidencial y ahora asesor del parlamentario Carlos Zeballos (Puno). Consultado por Sudaca, Lescano confirma que, días antes de la presentación del Gabinete ministerial en el Parlamento, visitó a Guido Bellido, pero asegura que no hablaron “específicamente” de la cuestión de confianza y que no hubo “coordinación” al respecto.

Lo concreto es que, terminado el primer día de debate, los parlamentarios de la lampa ya tenían claro que la intención de la mayoría de la bancada era votar en bloque a favor de la confianza y, según el legislador Elvis Vergara, “dar tranquilidad y estabilidad al país”. 

Muy al contrario de lo que nos tiene acostumbrados, los 12 congresistas de AP presentes en el hemiciclo votaron en bloque a favor de la confianza. No hubo disidentes, aunque sí una clara omisión. La presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, Maricarmen Alva, quien ha sido una de las más críticas del gobierno de Castillo, fue la única que no emitió su voto.

La única congresista presente en el hemiciclo que no votó fue la presidenta del Congreso Maricarmen Alva.

Consultada por el motivo de esa actitud, Alva respondió que “la presidenta del Congreso no vota, solo cuando hay empate y debe dirimir… Merino nunca votó, ni el día de la vacancia”. Sin embargo, de acuerdo al Reglamento del Congreso, ella no contaba con ningún impedimento para hacerlo. José Cevasco, exoficial mayor del Congreso por varios años, es enfático al señalar que Alva sí podía y debía votar. 

Otra bancada cuya postura fue definitiva para inclinar la balanza fue la del partido de César Acuña. A pesar de ser parte de la oposición, la manera en la que sus congresistas votarían dejaba dudas. Hasta ayer en la mañana, cuando se alcanzó la certeza absoluta: 13 parlamentarios le darían su confianza a Bellido y dos se la negarían.

Para llegar a este apoyo casi total al Gabinete, Lady Camones, vicepresidenta del Congreso, cuenta que su bancada participó de varias reuniones partidarias en las que se conversó sobre el tema. En algunas de ellas estuvo presente su líder César Acuña, quien -según Camones- manifestó estar a favor de darle la confianza a Bellido. Pero no fueron las únicas reuniones que tuvieron los de Alianza para el Progreso (APP).

Dos semanas antes de la presentación del Gabinete, los voceros de la bancada se reunieron con Guido Bellido. También visitaron los Ministerios de Economía y Transportes. ¿De qué se habló? Según Camones, su bancada pidió, por ejemplo, que se reevalúe la designación de los ministros cuestionados. Bellido -asegura- respondió que “esperen hasta escucharlo y que más adelante tal vez se tomaba la decisión”. Esto habría sido una de las razones para no tomar una postura con anticipación.

La versión de algunos congresistas es que la decisión de dar la confianza se tomó el mismo jueves, después de escuchar el discurso del premier. “Durante el receso parlamentario [del primer día], estuvimos almorzando y comentando el tono conciliador de Guido Bellido y la omisión del tema de la Asamblea Constituyente”, dice el parlamentario Eduardo Salhuana.

Camones asegura que la decisión de APP no significa, ni de lejos, un cheque en blanco, y que tendrán bajo lupa las carteras de Salud, Educación y Economía. Además, afirma: “Esperamos que se den los cambios en el Gabinete luego de haberles dado la confianza”.

 

OBEDIENCIA Y DESACATO

Si el jueves APP y AP ya habían decidido sumarse a los votos a favor del Gabinete de Bellido, dentro de la bancada conformada por Somos Perú y el Partido Morado no había certeza de qué decisión tomarían estos últimos en la votación de ayer. 

Fuentes de Somos Perú aseguran que estaban convencidos de que sus pares morados votarían por la abstención o se sumarían a su decisión en bloque de dar la confianza. Esto último, siempre y cuando Bellido los convenciera con su última intervención del viernes.

Para su sorpresa, sin embargo, Flor Pablo, Susel Paredes y Edward Málaga-Trillo votaron en contra, al igual que las bancadas de la oposición más radical como Renovación Popular, Avanza País y Fuerza Popular.

Pero esta decisión de la bancada no fue de última hora. Al interior del partido se había expresado la voluntad de que no se le otorgue la confianza al Gabinete desde el 29 de julio, el día que juramentó Bellido. “El equipo de gobierno del Presidente Pedro Castillo no puede estar liderado por una persona que no cree en la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción y el terrorismo”, se lee en un comunicado del Comité Político.

 

Días después, desde el partido también cuestionaron las decisiones de sus tres congresistas de unirse a Somos Perú. Este tipo de decisiones, se lee en otro documento, “deben ser coordinadas con el Comité Político”. 

Y finalmente la presión funcionó. Fuentes del Partido Morado apuntan, además, que esta decisión podría responder a una estrategia de alguno de los congresistas, quienes tendrían intención de participar de las próximas elecciones internas del partido -si es que este mantiene su inscripción-, por lo que lo más conveniente era alinearse con la postura ideológica de este.

Del lado de Somos Perú, el apoyo al Gabinete Bellido se saldó con una disidencia. El jueves, al terminar el debate, Héctor Valer contó a Sudaca que en su bancada había un preacuerdo mayoritario para que den el voto de confianza, pero que no estaba decidido completamente. “Yo sí pienso votar a favor, pero soy disciplinado, y si la bancada dice que no, haré caso”, aseguró.

Aunque el viernes en la mañana se mantenía el convenio para que los seis parlamentarios de SP votarían a favor, inesperadamente la congresista Kira Alcarraz, decidió hacerlo en contra. Rompió, así, el bloque.

Según una fuente del mismo partido, el motivo del voto de la congresista Alcarraz fue “un desencuentro con el primer ministro”. Y es que el martes Guido Bellido habría citado a Alcarraz para conversar sobre algunos temas de interés de la congresista. Sin embargo, no fue atendida, lo que generó su incomodidad.

Valer dice también que desde la bancada de la ultraconservadora Renovación Popular se acercaron a conversar con ellos para convencerlos de votar en contra, pero que finalmente decidieron apostar por la gobernabilidad. Esta vez, la oposición más radical no ganó. Pero la victoria del Gabinete sigue siendo muy frágil.

Tags:

Acción Popular, Cuestión de confianza, Guido bellido, Partido morado

Era la etapa más dura de la pandemia en el año 2020. El Covid nos tenía en confinamiento y los negocios estaban cerrados. Las calles vacías eran una triste señal de un virus que nos atacaba. La incertidumbre era reinante y los emprendedores buscaban la forma de adaptarse a aquello que se bautizó como la “nueva normalidad”: una vida con mascarillas, caretas faciales y esquivar -como dardos- a la muerte. Había que luchar, reinventarse. Rediseñar una nueva forma de vender.

En ese contexto muchos emprendedores miraron la digitalización como una oportunidad para surgir. Fue entonces cuando Andrea Li, una joven administradora de empresas de 27 años y con experiencia en temas de retail, tuvo una idea: Hacer una plataforma que ayudara a los emprendedores a digitalizar sus negocios, creando sus propias páginas web para que exhiban sus productos. Así nació TiendaDa.

“Al inicio de la pandemia hice un emprendimiento (un negocio de comida). Comencé a vender por redes sociales y es ahí donde me doy cuenta que había otros emprendedores que se les dificultaba mostrar su catálogo virtual, sacar promociones y mostrar sus productos. Entonces me junté con mi socio (el ingeniero de sistemas Gi Wah Dávalos) y creamos TiendaDa para ayudar a digitalizar los negocios”.

Crear una tienda virtual

La idea es la siguiente. Un emprendedor ingresa a esta plataforma y crea de manera sencilla su propia página web (Puedes ver aquí -EN VIDEO- los pasos a seguir). Ahí pueden colocar las fotografías de sus productos, descripciones y contactar con clientes de todas las regiones. Es decir: crear su propia tienda virtual en unos cuantos pasos.

“Nosotros tenemos dos versiones. Una gratuita que te permite cargar productos ilimitados, descripciones y fotos. Con esta versión queremos llegar a todos los emprendedores del país”, afirma Li, quien estudió administración de empresas en la Universidad de Lima y en la Universidad de Queensland en Australia.

Pero también, precisa, hay una versión Pro, por un pago que va desde los 30 soles. Esta permite cargar precios al por mayor, las variantes de los productos (tallas, sabores, colores, etc) y gestionar su stock.

Li asegura que todos los negocios deberían tener acceso a una plataforma de venta digital y -enfatiza- que esto ayuda a organizarse mejor en cuestión de data, como ver la lista de clientes que te han comprado y hacerles ofertas especiales.

Para crear una tienda digital en tiendaDa, cuenta Andrea Li, solo se requieren tres pasos: 1) ingresar a TiendaDa.com. 2) Darle clic al botón “Crea tu tienda virtual gratis”. Solo se requiere un correo, una contraseña y un número de WhatsApp. 3) Luego de cargar toda la data del negocio (descripción del emprendimiento, productos, fotos), se creará un dominio, cuando los clientes ingresen a este, podrán ver los productos de tu nueva tienda digital.

Expansión regional

En esta plataforma, 4000 emprendimientos han creado su tienda virtual que ya superan los 100 mil soles en ventas. Los negocios que se ofertan a través de TiendaDa son de diversas categorías: ropa, bisutería, joyería, tiendas de postres, etc.

“El perfil de quienes se están sumando son: emprendedoras, con trabajo fijo pero que su sueldo ha sido reducido. Tienen entre 24 y 35 años con grado universitario. Quieren tener flexibilidad de tiempo, porque están pensando en formar una familia. También está el emprendedor entre los 30 y 40 años, cuyo emprendimiento es su trabajo a tiempo completo, que trabaja desde su casa y también necesita flexibilidad de tiempo”, asegura Li.

Pero ¿cómo se sostiene TiendaDa? Están preparando una ronda de inversiones para levantar capital para seguir potenciando su producto.

En esa línea, TiendaDa piensa en la internacionalización. Lanzarán su plataforma en Colombia, México y Chile para el 2022. “Queremos ser una solución regional”, asegura esta joven emprendedora que tuvo que vencer los temores naturales de emprender en nuestro país.

“Tuve que sentirme segura de poder lograrlo. Muchas personas tienen miedo al fracaso, al futuro. Les resulta difícil lanzarse a la piscina. Son miedos naturales. Pero hay que salir de la zona de confort. Es difícil, pero se debe entender que de toda crisis nace una oportunidad. Hay que adaptarse. La pandemia ha acelerado la digitalización y eso hay que hacerlo”, señala. Y antes de terminar recomienda.

“Lánzate de frente, no la pienses mucho. Si te equivocas, aprende y vuelve a lanzarte. Hay un dicho que dice: ‘Equivócate rápido, equivócate ya. Porque sino te equivocas no has aprendido’. Escuchen a sus clientes y enamórense de su problema y no de su solución: queremos solucionar el problema de la digitalización que todos sepan vender digitalmente. Este es el momento”, sentencia.

Dato:

El equipo de TiendaDa está conformado por Giwah Dávalos, Natalie Luy, Daniel Bonifaz, Gerson Carranza, Guido He y Sebastián Sánchez.

Tags:

Andrea Li, Digitalización, Emprendimientos, Negocios, TiendaDa

El P. Wolfgang Rothe, vicario parroquial en la zona de Múnich conocida como Perlach, además de tener un doctorado en teología y otro en derecho canónico, es un especialista en whisky, habiendo vertido sus conocimientos al respecto en ponencias y artículos en revistas especializadas, así como en programas de radio y televisión. No sólo le gusta degustar, con moderación por cierto, esta bebida espirituosa sino que también sabe relacionarla con temas culturales y espirituales. Además de haber publicado algunos libros sobre el tema, entre ellos “Agua de la vida: Introducción a la espiritualidad del whisky” (“Wasser des Lebens: Einführung in die Spiritualität des Whiskys”, Editions Sankt Ottilien, Sankt Ottilien 2018), también ha organizado peregrinaciones a Escocia, donde los participantes pueden visitar lugares importantes para la cultura del whisky y para la tradición espiritual cristiana.

En septiembre saldrá a la venta un nuevo libro del llamado “vicario del whisky”, que esta vez poco tiene que ver con el licor escocés, sino más bien con otro tema candente de actualidad: el abuso sexual en la Iglesia católica. El título: “Iglesia abusada: Un ajuste de cuentas con la moral sexual católica y sus defensores” (“Missbrauchte Kirche: Eine Abrechnung mit der katholischen Sexualmoral und ihren Verfechtern”, Droemer, München 2021). Puede parecer extraño que un clérigo católico publique un libro crítico sobre la Iglesia en relación a los abusos. Pero en este caso existe una razón de peso. El mismo P. Rothe fue víctima de abuso ya siendo sacerdote, y como ocurre con la mayoría de las víctimas, mantuvo silencio al respecto durante más de una década.

Resulta que en febrero de 2019 estaba viendo un programa de televisión donde Doris Reisinger (Wagner de soltera), una ex monja de la comunidad religiosa austríaca “Das Werk” (“La Obra”) quien había sido sometida sexualmente por un un sacerdote, mantenía un diálogo con el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena. Reisinger le decía al cardenal que durante años nadie le había creído cuando había relatado los abusos espirituales y sexuales que había sufrido en la comunidad. Le pregunta a Schönborn si él le cree. «Yo sí le creo», fue la respuesta del prelado. Cuando el P. Rothe escuchó eso, algo hizo clic en su interior. A él le había ocurrido algo semejante. El obispo emérito de la localidad austríaca de St. Pölten, Klaus Küng, había abusado sexualmente de él en el año 2004. Y durante unos 15 años había reprimido el recuerdo de esa experiencia, porque nadie le hubiera creído. Había llegado el momento de hablar, de modo que redactó una carta de diez páginas detallando todo lo que le había sucedido entonces y se la envío al cardenal Schönborn.

En 2004 ya había estallado el escándalo del seminario diocesano de St. Pölten, del cual el P. Rothe era vicerrector. En el año 2003 la policía había encontrado en los discos duros de las computadoras unas 40 mil imágenes de contenido sexual comprometedor, que incluían pornografía infantil, zoofilia e incluso fotos de seminaristas en situaciones comprometedoras. Incluso se difundió una imagen del mismo P. Rothe, en el cual parecía estar dándole un beso en la boca a un seminarista, lo cual el clérigo ha negado, indicando que no hubo nada de eso y que se trata de un malentendido debido al ángulo desde el cual fue tomada la foto. Sin duda alguna, esta interpretación es posible. A esto se suman las prácticas homosexuales, fiestas gay y romances entre seminaristas, algunos de los cuales también habrían acosado a niños en las parroquias circundantes. El obispo Kurt Krenn, miembro del Opus Dei, se vio obligado a renunciar y el cierre del seminario era inminente.

El sucesor de Krenn, el obispo Klaus Küng —quien fue primero nombrado visitador apostólico de la diócesis—, cita el 6 de diciembre de 2004 al P. Rothe a la residencia episcopal para anunciarle que quedaba relevado de todos sus cargos y que debía tomarse un tiempo de descanso. El sacerdote, descompuesto por la situación y temiendo por su reputación, sufre un desvanecimiento. El obispo, que había estudiado medicina para no tenía licencia para ejercer, le da una pastilla tranquilizante. Más tarde, de regreso en su habitación, el P. Rothe se toma una copa grande de vino tinto, sale al balcón de su departamento ubicado en la planta alta y cae desde lo alto. Afortunadamente, sólo se rompe una mano. Pero el análisis de sangre que le hacen en la clínica revela un dato inquietante: le había sido suministrado benzodiazepina, un psicofármaco.

¿Qué es lo que había sucedido como para que decidiera beber una buena cantidad de vino después de la visita al obispo? Había sido para vencer su asco y repugnancia ante hechos que durante 15 años se resistió a denunciar. El obispo Küng, sentado junto a él en el sofá, lo había acariciado, no en los genitales pero si en partes del cuerpo donde nadie desearía que lo toquen contra su voluntad. A pesar de estar sedado, el P. Rothe logró sustraerse al manoseo episcopal, pero era tal la vergüenza que le había sobrevenido, que calló el incidente. Y mantuvo ese silencio durante más de una década, hasta el momento en que decidió enviar la carta con su testimonio al cardenal Schönborn, quien meses después la remitiría a Roma para iniciar un proceso canónico.

Antes de que eso ocurriera, el P. Rothe ya había presentado una denuncia ante las autoridades civiles. En abril fue interrogado por la Policía Criminal de Múnich, posteriormente por la policía austríaca. Penalmente no se logró esclarecer la imputación contra el obispo Küng, dado que no había pruebas ni testigos de lo que había ocurrido en la residencia episcopal sino solamente palabra contra palabra, y en mayo de 2019 la fiscalía de St. Pölten archivó el proceso por prescripción del delito.

El 14 de septiembre de 2020 la diócesis de St. Pölten, ahora a cargo del obispo Alois Schwarz, emite un comunicado de prensa informando que el sacerdote Wolfgang Rothe había acusado al obispo emérito Klaus Küng de abuso sexual. El Vaticano había archivado el proceso, concluyendo que la acusación era infundada. «Para el obispo Küng, quien siempre rechazó los cargos de la manera más enérgica, con esta decisión de Roma el caso queda resuelto», concluye el comunicado.

Lo que no dice el texto es que en abril de 2020 el obispo Schwarz ya le había informado por carta al P. Rothe sobre la decisión vaticana, amonestándolo canónicamente con la advertencia de no mantener o difundir sus acusaciones en el ámbito público, bajo pena de ulteriores sanciones. Se debe tener en cuenta que este tipo de amonestación suele ser el paso previo a una suspensión.

El incidente sexual no fue el único de que fue víctima el P. Rothe después del accidente del balcón. Él mismo cuenta que se le aisló durante meses en un convento . Por indicación del obispo Küng, se le ordenó someterse a un test psiquiátrico-psicológico para determinar si era maricón, el cual ha sido considerado como “inequívocamente discriminatorio” y “atroz” por el psiquiatra forense Norbert Leygraf, consultado por el “Süddeutsche Zeitung”, uno de los diarios más importantes de Alemania. El obispo habría intentado de esta manera tener argumentos para cuestionar su idoneidad para el trabajo pastoral, especialmente con niños y jóvenes. Además, lo habría presionado a fin de que renuncie al sacerdocio e incluso habría buscado que se le reduzca al estado laical. La caída del balcón habría sido interpretada como un intento de suicidio, lo cual lo habría hecho no apto para seguir ejerciendo el sacerdocio, considerando que el derecho canónico establece que un intento de suicidio incapacita al candidato para recibir las órdenes sacerdotales. El obispo Küng también fracasaría en sus intentos de que el P. Rothe fuera trasladado a Rumanía.

Tras la archivación del proceso canónico y la amonestación recibida, el P. Rothe se sentía en un callejón sin salida. En julio de 2020 el periodista Bernd Kastner del “Süddeutsche Zeitung” toma contacto con él, tras conocerse el caso a través de medios periodísticos austríacos, sin ninguna participación del P. Rothe. Esta vez se le pudo convencer de que era conveniente que contara él mismo su historia a la prensa, y no de manera anónima como quería en un principio, sino con nombres y apellidos. Los dos artículos sobre su caso serían publicados en enero de 2021 en el “Süddeutsche Zeitung”.

El P. Rothe cree que ésta ha sido la decisión correcta. Ninguna autoridad eclesiástica se ha manifestado, ya sea para decirle que creen en su palabra, ya sea para sancionarlo. Romper el código del silencio ha sido para él la única manera de protegerse de los abusos de autoridad. «Hay situaciones en la vida en la que hay poner todo sobre el platillo de la balanza». Y esto es lo que ha hecho al publicar un libro donde no sólo relata su caso sino cuestiona una moral sexual que genera las condiciones para que los abusos se repitan una y otra vez en la Iglesia católica.

Iba en un taxi, el martes pasado, pensando sobre qué escribir para mi columna de hoy, cuando recibí la noticia. Primero fue un mensaje por messenger, luego en el Facebook y grupos de WhatsApp. Por un par de minutos, la posibilidad de que fuera uno de esos «fakes» -como el que anunció, hace una semana, la muerte del charro mexicano Vicente Fernández- me entretuvo revisando fuentes. Infobae, The Guardian, Ultimate Classic Rock, TMZ, The New York Times, CNN, BBC. Ya no hay dudas. Charlie Watts, el inamovible baterista de los Rolling Stones, falleció esa tarde en un hospital de Londres, dos meses después de haber cumplido 80 años.

Su salud ya estaba quebrada, al punto que se había anunciado su no participación en No filter, la gira que traerá de vuelta a esta pandilla de viejos zorros, la primera vez que no subiría al escenario, en casi sesenta años, como integrante de la banda de rock más longeva de la historia -la noticia fue difundida en Twitter por Andrew Loog Oldham (77), amigo y productor del quinteto en sus años más rebeldes. La explicación no ahondaba en detalles, solo mencionaba que el legendario baterista iba a ser sometido a un procedimiento quirúrgico. De hecho, los resultados de aquella operación habían sido positivos, según pudo conocerse. El comunicado oficial de los Stones, en el que informan sobre esta lamentable pérdida, es también escueto y no ofrece pormenores de las causas del deceso. En cambio, muestra profundo cariño y admiración por el compañero caído y pide respeto a la privacidad de sus familiares y amigos.

«Es un día triste para el rock and roll» dijo el músico, productor y personaje de redes sociales Rick Beato, conocido entre músicos y melómanos por sus videos de YouTube en los que decodifica el lenguaje musical. Entre los acordes de Brown sugar (1971), Angie (1973) y Can’t you hear me knocking (1971), el norteamericano rindió homenaje, a su estilo, al motor de este grupo británico que lideró, junto a los Beatles, la escena rockera en sus primeros años. El ritmo sólido y contenido, los redobles colocados con precisión entre las rugosas guitarras, el hábil manejo del hi-hat, la química con Bill Wyman, descritos en 13 minutos cargados de duelo rockero. Keith Richards declaró alguna vez que Watts era «el cuarto de máquinas» de los Rolling Stones. Mick Jagger, durante los febriles y alcoholizados años ochenta, lo llamó «su baterista». Y recibió por respuesta un puñetazo y una aclaración: «Jamás vuelvas a llamarme tu baterista. ¡Tú eres mi cantante!». Aunque siempre declaró no sentirse orgulloso de aquella reacción, el buen Charlie se dio el gusto de poner en su sitio a uno de los cantantes de rock más temidos por su carácter irascible y engreído.

Presente en los Rolling Stones desde el día 1 de su formación -y en los más de sesenta discos que publicaron entre 1963 y 2016-, Charlie Watts mantuvo siempre su perfil bajo, casi invisible si lo comparamos con la extravagante personalidad de los «Glimmer Twins», como se les conocía a Jagger y Richards. Aun cuando muchos consideraban que Bill Wyman era «el tranquilo» -de hecho, un interesante documental sobre el bajista se llama, precisamente, The quiet one (Oliver Murray, 2019)-, este título representa mucho mejor a Watts. A pesar de que pasó también por oscuros lapsos de adicción durante los ochenta (la época del puñetazo a «su cantante»), la vida del baterista fue, en medio de la vorágine de los estudios de grabación y las permanentes giras alrededor del mundo, bastante tranquila: ningún escándalo mediático, ningún ingreso a prisión, un solo matrimonio, una sola hija, no groupies. De hecho, los periódicos ingleses de los años setenta no pensaban en el atildado baterista y diseñador gráfico cuando les preguntaban a las madres de entonces, en sus titulares, si «dejarían a sus hijas escaparse con un Rolling Stone».

Convertidos en íconos del rock y asociados al arte y la cultura de toda una época, los Rolling Stones han sido retratados en libros y documentales de toda clase. Cineastas como Jean-Luc Godard y Martin Scorsese registraron sus movimientos, gestos y procesos creativos, en distintas etapas. El primero en One plus one, desde un punto de vista vanguardista y en el contexto de la lucha por derechos civiles y las protestas estudiantiles, mientras la banda grababa su noveno álbum Beggars banquet (1968), que contiene el clásico Sympathy for the devil, como también se conoció al film; y el segundo en Shine a light (2008), para mostrarnos a la banda en pleno concierto, desde ángulos nunca antes vistos. Watts, de mirada adormecida y sonrisa socarrona, fue testigo y protagonista de una de las sagas más interesantes y desenfrenadas de la música popular contemporánea.

El toque de Charlie Watts es directo, de tamborazos agresivos y secos, rellenos y fraseos impredecibles, y sutiles remates en platillos y hi-hats, recursos aprendidos de su gran amor por el jazz y sus ídolos Max Roach, Roy Haynes o Elvin Jones. Basta con observar su forma de sostener las baquetas, tan diferente a la de sus contemporáneos y grandes amigos Ringo Starr (The Beatles), Mick Avory (The Kinks) o Keith Moon (The Who) para entender ese estilo 100% jazzero, que aportaba singularidad al blues, rock y R&B de la banda. Tampoco tuvo la espectacularidad de Ginger Baker (Cream), Mitch Mitchell (The Jimi Hendrix Experience) ni el protagonismo de Mick Fleetwood (Fleetwood Mac), también afectos al jazz norteamericano. Lo suyo era la base, la tierra firme sobre la cual se sostenía todo el sonido de los Stones. Podía ser estricto rock and roll –Gimme shelter (1969), Hang fire (1981)-; balada –Fool to cry (1976), Wild horses (1971)-; o disco funk –Emotional rescue (1980), Miss you (1978)-, la batería de Charlie Watts siempre resolvía con personalidad y acentos propios. En Waiting on a friend (1981), por ejemplo, acompaña únicamente con el borde de su tarola, bombo y un suave hi-hat, mientras que en Love is strong (1994), el ataque es rotundo, contundente.

En términos de imagen, Watts también se distanciaba de sus compinches, algo que comenzó a notarse más en la tercera y cuarta etapas de la banda. Entre 1963 y 1979 todos lucían relativamente igual: pelos revueltos, uniformes al estilo Beatle (a veces), pantalones acampanados, bufandas coloridas, maquillaje en los ojos. Cómo olvidar su disfraz de dandy psicodélico en Rock and Roll Circus (1968) o la carátula del álbum en vivo Get yer ya-ya’s out! (1970), en la que Charlie aparece, ingrávido, de blanco y con gorro del Tío Sam, sosteniendo dos guitarras junto a un burro. Pero, a partir de los ochenta, mientras Jagger era capaz de aparecer semidesnudo, Wood, Wyman y Richards salían despeinados y, en el caso de Keef, con sus inseparables bandanas y aretes, Watts mantuvo una apariencia muy sobria, dentro y fuera del escenario. Incluso desarrolló una obsesión por el buen vestir, al punto de ser considerado «el rockero más elegante» por una revista especializada en moda.

Entre 1986 y 2017, el baterista formó su propia banda, para tocar jazz, swing y boogie woogie a sus anchas. Con The Charlie Watts Quintet -que, en ocasiones, llegaba a ser una big band de diez músicos- grabó una decena de álbumes, en vivo y en estudio, entre los que destacan un concierto de 1986 en el Fulham Town Hall de Londres (con una orquesta de 30 integrantes) y dos tributos a Charlie Parker –From one Charlie (1991) y With strings (1992). Su capacidad de trabajo era inagotable. Estamos hablando de una persona que, hace apenas un par de años, en el 2019 –tras superar sus adicciones y hasta un cáncer a la garganta que amenazó su vida en el 2004- le decía a New Musical Express, una de las revistas musicales más importantes de Gran Bretaña, que no pensaba para nada en retirarse y, aunque resentía cada vez más eso de salir de giras, estaría junto a los Rolling Stones cada vez que fuera necesario.

Charlie Watts es el segundo miembro fundador de los Rolling Stones que abandona el mundo físico, 52 años después de que Brian Jones fuera hallado muerto, a los 27, en la piscina de su propia casa. En cierto modo, es increíble que Jagger (78), Richards (77) y Wood (74) lo sobrevivan, dados sus excesos a través de los años. Estrellas del rock como Paul McCartney, Elton John y Ringo Starr han expresado su pesar por este fallecimiento, resaltando su amabilidad y estilo. Lars Ulrich, baterista de Metallica, comentó alguna vez que su objetivo de vida era llegar a la edad de Charlie Watts y seguir tocando. Ray Davies, vocalista y líder de The Kinks, recordó cuando Watts le contó, en algún pub londinense mientras tomaban unas cervezas, que lo habían invitado a unirse a una banda llamada The Rolling Stones. “Acepta” –le respondió- “puede ser que paguen bien”. Pero la mejor frase me la regaló la cantautora norteamericana Joan Baez, quien lo recordó como “un príncipe entre ladrones”. Eso era.

Tags:

Charlie Watts, Música, Rolling Stone
Página 4 de 34 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34
x