Subleva el reciente informe publicado en el diario Gestión, elaborado por la organización Más Igualdad, que muestra cómo buena parte del talento académico, profesional, científico y artístico del país ha debido migrar y labrar su futuro en el extranjero por ser parte de la comunidad LGTBQ y ser rechazado o discriminado en el Perú.
La lucha por la tolerancia a la diversa variedad de géneros es una batalla liberal por excelencia. El erotismo humano -felizmente liberado de las ataduras biológicas del instinto animal- permite una explosión de variantes sexuales, perfectamente normales y, por ende, merecedoras de un trato constitucional igualitario.
Es en las sociedades capitalistas liberales, modernas e inclusivas, que existe mayor tolerancia. Sucede como con el arte contemporáneo o el feminismo, que florecen en sociedades de ese tipo (por más que paradójicamente haya artistas o feministas que crean que su lucha pasa por ser anticapitalista). La tolerancia a la múltiple orientación sexual que alberga el ser humano es, por ello, una batalla que debe ir a la par de la conquista de las libertades políticas y económicas.
Evitar la discriminación pasa, entre otros factores, por insistir en que se disponga de estrategias educativas de género no solo en las escuelas, también en las universidades, institutos tecnológicos, escuelas de formación policial y cuarteles, ambientes laborales, academia de la magistratura, escuela diplomática, etc.
Preocupa por ello que en la elección política que estamos a punto de tener haya candidatos que abiertamente señalen que se van a tumbar lo poco que se ha avanzado en materia de políticas de género. Entre ellos, el oscurantista López Aliaga, faltaba más. O que el puntero de las encuestas, Yonhy Lescano, manifieste también posiciones conservadoras. O que Keiko Fujimori (en esto no parece acordarse de lo que fue el fujimorismo de los 90), mire de costado cuando se trata de hablar de derechos sexuales y reproductivos. Y ni qué decir de agrupaciones como el Frepap, abiertamente antimodernas y antiliberales, y que amenaza con colocar una bancada congresal numerosa.
Una de las luchas liberales más importantes a librar en el futuro es ésta. No sólo afianzar la democracia, extender y profundizar la economía de mercado, o establecer un shock de inversiones privadas. También, asentar las libertades civiles y la tolerancia -amparada legalmente- a todo tipo de identidad de género.