fapjunk.com teensexonline.com
Elecciones 2021 archivos | Página 23 de 23 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Elecciones 2021

Alberto Beingolea dio esta entrevista a mediados de noviembre. La coyuntura, sin embargo, obligó a publicar solamente sus respuestas sobre los sucesos que en esos días ocupaban urgentemente al país: la caída del breve gobierno de Manuel Merino. Pero la convulsión ha pasado y la campaña ya empieza a calentar. Por eso, Sudaca recupera ahora lo que dijo sobre su campaña y sobre el PPC. Este es el candidato Beingolea, el cuarto más votado en las congresales del verano que, sin embargo, no obtuvo una curul porque su partido no pasó la valla.

Después de lo ocurrido en el Congreso, ¿cree que el PPC se hubiera perjudicado si continuaba la alianza con APP, que tuvo un papel central a favor de la vacancia?

Eso ya es pasado, no hablaré de eso. Ahora el PPC tiene una candidatura propia. Hemos tratado durante mucho tiempo de convencer a más gente, resignando inclusive nuestras propias ambiciones. Hemos tratado de convocar, pero la gente no entiende. Hoy vivimos un mundo difícil en donde es un todos contra todos, sin razón. Es “vamos a pelear porque tenemos que pelear”. Nosotros hemos intentado conciliar, buscar, sumar. Creemos en la unidad nacional y, bueno, lo hemos intentado.

¿Hubo alguna otra posibilidad de alianza o algún partido con el que a usted le hubiera gustado hacer esa convocatoria?

Te repito, yo ya no quisiera hablar de eso. Solo te diré esto: nosotros conversamos con prácticamente todas, o todas, las fuerzas de este sector de la cancha, de esto que vamos a definir como centro político. Y con todos encontramos la misma actitud. Todos son divos, todos son los salvadores de la patria. Entonces así es medio difícil, ¿no?

Ahora que ya están corriendo solos, ¿cree que es una ventaja que el PPC no haya colocado congresistas en las últimas dos elecciones?

Sí, a la luz de los hechos es una tremenda ventaja porque queda evidencia, para quienes recuerdan un poco y tienen memoria, que en estos congresos desastrosos el PPC no estuvo. Mientras el PPC estuvo dentro del Congreso por lo menos había una luz de un grupo a veces más grande, a veces más chico, de gente sensata, que ponía tranquilidad y que evitaba que circunstancias como estas ocurriesen. Pero eso terminó.

¿Es un capital político, entonces, que utilizarán en la campaña?

No sé si lo usemos, porque la gente suele no tener mucha memoria, pero espero sí recordarlo. O sea, a nosotros no pueden responsabilizarnos de lo que está ocurriendo. Yo no entiendo cómo después de esto la gente puede votar por APP o por Acción Popular, o por Podemos Perú, o por cualquiera de estos grupos. O por Frepap, que fue el voto tan coolde las últimas elecciones. A ver, quisiera ver que vuelvan a votar por ellos. No lo entendería. El PPC es un partido que mientras estuvo en el Congreso hizo las cosas bien. Tú del PPC solamente escuchabas en el Congreso buenas opiniones. Podías no estar de acuerdo, pero tenías que admitir que era un grupo de gente honesta que trabajaba por el país.

En los últimos años el PPC ha sufrido una serie de reveses: derrotas electorales, alianzas rotas, problemas internos, etcétera. ¿El partido se siente frustrado?

No. Creo que son las historias normales de cincuenta y tantos años de historia. Haber vivido supone haber tenido experiencias, buenas y malas. Eso es algo que un partidito que nace de la noche a la mañana no puede contar, nosotros sí. Hemos enfrentado dictaduras, hemos pasado cierres, hemos perdido inscripción, nos hemos vuelto a inscribir, hemos tenido victorias, derrotas, hemos pasado de todo. Es parte de tener tantos años en la vida de la república. El PPC no es una anécdota en la vida del Perú, el PPC ha acompañado más de medio siglo a la historia del Perú, y toca de todo, ¿no?

Lo preguntaba porque, cuando usted asumió la presidencia del PPC en el 2017, declaró a El Comercio que era urgente una reingeniería partidaria. Dijo: “necesitamos volver a nuestros mejores momentos”. ¿Qué evaluación hace de su gestión como presidente del partido, dado que los reveses han continuado después del 2017?

Ortega y Gasset dice: “yo soy yo en mi circunstancia”. Estos tres años del gobierno del partido habría que analizarlos también en función a las circunstancias. Nadie podría haber pensado, cuando comenzó el gobierno, en diciembre del 2017, que íbamos a tener el cierre del Congreso, unas elecciones congresales. El panorama que nosotros teníamos era unas elecciones municipales inmediatas y, con serenidad, a tres años y medio, unas elecciones presidenciales para las cuales nos íbamos a preparar. El PPC venía de unos descalabros electorales. Por primera vez en la historia el PPC no tenía congresistas. Eso fue con la directiva pasada.

Veníamos de una campaña municipal que había sido desastrosa. Estábamos en nuestro peor momento. Correspondía una reingeniería partidaria. Lo primero que hicimos fue lograr que las comisiones políticas sean expresión real de todas las regiones. Luego vinieron las elecciones municipales en donde tomamos la decisión de participar con la idea de acercar otra vez al PPC al electorado. Creo que no fue mala la campaña. Mucha gente dice que pudimos haber ganado.

La gente dice que nuestro plan de gobierno era el mejor y que en el debate ganamos nosotros. Nadie pensaba que íbamos a tener unas elecciones para las que no estábamos listos y en las que nos presentamos con nuestra mejor voluntad. Y, a pesar de que no pasamos la valla, el candidato número uno a Lima tuvo la cuarta votación más alta en todo el país. Siendo malos los resultados, en ambos hemos subido el porcentaje de lo que veníamos. Y nosotros aspiramos a que esto siga porque nos queda la evidencia que nuestro actual candidato presidencial ha tenido muy buenas votaciones personales.

Usted fue el candidato a la alcaldía de Lima en el 2018 y la cabeza de lista en las congresales del 2020. ¿Siente que el intento de volver a los mejores momentos ha recaído básicamente sobre sus espaldas? ¿Siente ese peso?

[Piensa] Eso tendrás que contestarlo tú, ¿no?

¿Se ha sentido solo en ese intento?

[Piensa] No, me he sentido acompañado de un partido que está presente. Hoy en este esfuerzo me acompaña el directorio, así le llamamos, que está integrado por diez pepecistas, figuras importantes dentro del partido. Está el CEN, por otro lado, en donde tengo una compañía de un grupo de jóvenes dirigentes que son secretarios nacionales. Están los secretarios regionales, con permanente participación en todas las decisiones. Está la gente del plan de gobierno, en donde hay exministros, exviceministros, gente importante que está trabajando en ese rubro. De manera que yo me siento acompañado por un partido vivo, que existe, discute, debate, saca decisiones, y camina adelante.

¿Qué tan ilusionado y comprometido está usted con su precandidatura?

No sé si ilusionado sea la palabra, estoy comprometido. Hace veinte años yo era un abogado con un programa deportivo muy exitoso, mi situación económica era estupenda. O sea, yo muy bien. Y tomé la decisión consciente de meterme de cabeza en mi partido para colaborar con cambiar las cosas y, entonces, comencé a trabajar con intensidad, pensando en la formación de los jóvenes. Luego tomé una decisión que no fue fácil, diez años atrás, la decisión de postular, porque entendí que había que comprometerse más, que el Perú te exigía más compromiso. Me di cuenta de que yo también tenía que jugar. Por eso salió el slogan de “el 10 entra a la cancha”. Porque me decían ‘10’ en la interna. Entonces dije: “okey, hay que salir a jugar”. Con todo el sacrificio personal, familiar, económico que eso significaba. Lo hice con consciencia y con convicción. Si las personas que sabemos que somos buenas no nos metemos, vamos a dejarle esto a la gente que está hundiendo el país. Entonces, absolutamente comprometido. Esa es la palabra, no es ilusión, es compromiso. Es mi deber comprometerme y llegar hasta el final. Y dejar lo último en la cancha. O sea, voy a darlo todo por intentar.

¿Y eso no le genera ilusión?

Me genera compromiso. ¿Ilusión de cambiar las cosas? Por supuesto, es lo primero con lo que comienzas. Más que ilusión es un ideal. O sea, yo soy idealista, toda la vida lo fui, y siempre soñé con un Perú mejor. Pero, más que ilusión lo que me genera es un enorme compromiso con mi patria. La patria es la tierra de tus padres. Yo no soy un improvisado en esta tierra. Y lo digo con convicción porque esa es otra cosa que veo. Casi siempre los peruanos elegimos a un extranjero, o un hijo de extranjeros, o alguien que está vinculado. Yo no entiendo. En ese sentido sí reclamo más nacionalismo. Esta es mi tierra, es la tierra de mi familia, es la tierra de mis hijos. Aquí están enterrados mis abuelos, aquí está enterrado mi padre y aquí estaré enterrado yo el día que me muera.

En las coordinaciones previas a la entrevista me comentó que estaba estudiando un doctorado.  

Sí, en San Marcos.

¿Va a interrumpir el doctorado para hacer campaña?

No quisiera. Voy a tratar de no interrumpir nada. O nada de lo que pueda. Tengo un programa deportivo diario que se emite a nivel nacional. Lo hago todos los días, es mi trabajo. He hablado con mis auspiciadores y les he explicado que no se preocupen, que lo voy a seguir haciendo. Me quita una hora de chamba diaria. Dos, yo dicto clases en la universidad San Martín. Aspiraría a seguir dictando. Si tú me preguntas: ¿en qué momento te sientes más feliz en tu vida? Cuando estoy dictando clase. Me encanta. Es mi cable a tierra. Hago consultorías como abogado, eso sí voy a tener que dejarlo porque algunas las hago para instituciones estatales. Ahí habría un choque evidente. La consulta privada la voy a tener que dejar también.

Pero es lo único que pienso dejar. Si gano la presidencia sí creo que voy a tener que dejar el doctorado, pero lo dejaría faltando un ciclo, me quedaría con la espinita. Si estoy en el cuarto ciclo de seis, no falta nada, ¿no? Yo creo que puedo hacer la campaña mientras curso el quinto y, si salgo presidente, pues bueno, me quedaré debiendo el sexto.

Decía que va a continuar con su programa de periodismo deportivo. Usted ha dedicado mucho tiempo al fútbol, incluso me llamó la atención que en su descripción de Twitter dice “periodista deportivo” antes que “militante del PPC”. Además, no dice “presidente del PPC”, sino “militante”.

Es una tontería, no hay ningún significado en eso. Nada.

La pregunta que quiero hacerle es si le importa más el fútbol que la política, o, en este caso, ¿el fútbol o su campaña?

Me interesa muchísimo más la política que el fútbol, largamente. A mí me decían, cuando yo hacía periodismo deportivo, antiguamente, que no me meta en política. Ese era uno de los problemas que había. En la época de esplendor de mi programa deportivo estábamos en los peores años del fujimorismo y yo pegaba muy duro en mi programa. A mí me llamaban los directivos del canal a decirme que me calle. Porque yo creo que el fútbol, como lo definió no sé quién, pero Markarián lo dijo en su momento, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas que no importan”. O sea, si ya no hay fútbol, no pasa nada. La política es muchísimo más importante. La política significa la organización de nuestra sociedad, la vida del país. No hay punto de comparación. Te digo que voy a continuar con mi trabajo no porque me muera por el fútbol, que por cierto me muero por el fútbol, sino porque es mi trabajo, y yo tengo que vivir. O sea, la gente tiene que saber que yo soy un candidato que trabaja para vivir. Es la manera como mantengo a mis hijos, y cuando esté en campaña tengo que seguir trabajando. Ya lo he hecho en tres campañas, así que no hay ningún problema, se puede. Es difícil, duermes menos, pero se puede y te quedas en paz.

Hay otro precandidato que también ha pasado muchos años vinculado al fútbol. ¿Usted conoce personalmente a George Forsyth?, ¿qué puede decir de él y de su candidatura?

Lo conozco personalmente. No tenemos amistad, lo conozco. Pero no diría nada de su candidatura. No me parece elegante. Te tocaría a ti juzgar su candidatura, ¿no? Solo lamento que haya dejado La Victoria a la mitad de su gestión, no me parece responsable. Si yo busco el voto de la gente, cumplo mi palabra primero, después lo que quieras.

Honestamente, ¿cuáles cree que son las posibilidades reales del PPC en este proceso electoral?

Ganar. Honestamente, el voto en la última elección ha sido muy fragmentado. El que quedó en segundo lugar me parece que alcanzó el 9% o el 9.5%. Eso, ¿qué cosas te dice?, si nosotros duplicamos la votación que obtuvimos en la última elección, estamos en la segunda vuelta. Así de sencillo. Por supuesto, mi análisis es mucho más complicado y no lo voy a compartir contigo, pero, en una matemática simple, nuestra opción es ganar. Nosotros apuntamos a ganar.

Tags:

Alberto Beingolea, Candidatos presidenciables, Elecciones 2021

Debate, Episodio 24

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En el vigésimo cuarto episodio: En las últimas tres elecciones, para diciembre, ya había cuatro candidatos por encima del 8%. ¿Por qué en esta hay tantos ‘pequeños’? ¿Guzmán y Mendoza se quitarán votos? ¿Qué hacer con los gángsters de la política?

 

Tags:

Elecciones 2021

Según la última encuesta del IEP, se empieza a polarizar ideológicamente el país. La gente que se autopercibe de izquierda crece de 20 a 30%, lo mismo sucede con la derecha, que pasa de 21 a 30%, mientras que el centro se reduce, pasando de 42 a 36%.

De hecho, es una clara muestra de que las crisis simultáneas por las que el país está pasando (sanitaria, económica, social y política) ha extremado las posturas a favor de uno u otro bando. El viejo axioma de que al poder en el Perú se sube por el centro parece estar perdiendo paulatina vigencia.

Ir por posturas centradas puede no ser tan rentable en estos momentos aunque cuando las encuestas aún favorecen a sus portavoces (Forsyth, Guzmán y Salaverry), y además el problema que tiene este sector es que va a sufrir el crecimiento del candidato de Somos Perú, quien con la inclusión de Vizcarra en sus listas al Congreso dispara sus posibilidades (un 56% de la población, según la propia IEP está de acuerdo con su postulación al Congreso y cuando se pregunta por preferencias electorales al 2021 -sin colocar nombres en la cédula-, el expresidente supera inclusive a Forsyth en intención de voto). Dicho sea de paso, me parece un caso digno de estudio el alto nivel de popularidad de Vizcarra luego de su mediocre gestión, coronada por la noticia de que respecto de la provisión de las vacunas no hizo nada consistente.

Conforme se acerque la fecha de las elecciones, la ciudadanía va a demandar posturas firmes y claras que le den el aliento de poder salir del desmadre en el que nos encontramos. La izquierda, en ese sentido le está ganándola batalla a la derecha y por eso aparece mejor colocada. Ni Cillóniz, ni López Aliaga, solo Keiko Fujimori y apenas en algunas encuestas Hernando de Soto adquiere relevancia creciente.

Ya de por sí, esta elección está plagada de candidatos que se necesitan distinguir. Va a destacar quien hable más fuerte y más claro. No va a ser una elección para aguas mansas o tibias.

Tags:

Elecciones 2021, Encuestas, IEP

¿Quién va a ser el próximo presidente del Perú? Todo peruano sabe que dar una respuesta certera a esa pregunta es complicado. La mayoría de analistas suele advertir algo irrefutable: en este país puede pasar cualquier cosa. Y esa afirmación es cierta, sobre todo, en una elección tan volátil como la actual, donde ninguna candidatura termina de cuajar y varios posibles ganadores coquetean con el margen de error. Sin embargo, sí se pueden hacer proyecciones informadas. Es muy probable, por ejemplo, que el ganador de las próximas elecciones ya esté entre los cinco primeros puestos de las encuestas. Ha sido así en todas las campañas presidenciales de este milenio, contando cinco meses antes de la primera vuelta.

Lo mismo ocurre con la intención de voto: desde 1995, el presidente electo siempre ha tenido más de 4% en noviembre del año pre-electoral, midiendo el consenso de las encuestadoras. En 1990 ocurrió algo rarísimo: Alberto Fujimori le ganó la carrera a Vargas Llosa empujando desde atrás. Pero se trató de una excepción. Y el refrán popular dice que las excepciones son las que confirman las reglas.

¿Qué candidatos están en ese afortunado ‘pelotón de los cinco a cinco meses’? George Forsyth (16%), Julio Guzmán (7%), Daniel Urresti (6%), Verónika Mendoza (6%) y Keiko Fujimori (5%), según el sondeo de Ipsos de noviembre, realizado de forma presencial justo después de las protestas de ese mes. Luego, hay un candidato que podría empujar por los palos: Hernando de Soto, que apareció sexto en dicho sondeo, con 4%, y hoy está segundo en la medición de Datum de diciembre, con 5%. Su ascenso podría estar influenciado, en parte, por la indecisión: 58% de los electores aún no tiene preferencia definida, dice Datum. De entre esos cuatro hombres y dos mujeres saldría –si la tendencia de más de dos décadas se mantiene– el presidente del Bicentenario. Yonhy Lescano (3%) y César Acuña (3%), según Ipsos, quedan marginados por la estadística.

Información de Ipsos a noviembre, elaboración de Alexandra Ames (el campo de los dos primeros meses es solo urbano; el de los siguientes, urbano-rural).

Se puede cernir aún más ese ‘menjunje’ electoral. Forsyth lidera la intención de voto desde abril, pero difícilmente pueda ganar. El consenso de tres analistas consultados por Sudaca es que seguirá desinflándose. Keiko Fujimori, por su parte, tendrá que remontar un antivoto gigantesco, mayor incluso al de su última derrota. El techo de De Soto, que estaría robándole puntos a la candidata naranja, es bajo. El horizonte parece brillar, entonces, solo para tres candidatos. 

Hacer ‘futurología’ política en el Perú es un ejercicio aventurado, y este medio está dispuesto a someter sus afirmaciones al filtro de la realidad cuando haya calentado la campaña. Hasta entonces, este análisis pretende resumir –en corto y sencillo– qué fuerzas definirán la carrera presidencial del 2021. En días de alta incertidumbre, es oportuno ir aclarando un poco el panorama.

Forsyth y el maldito primer lugar 

Una tendencia (otra) que se ha mantenido, sólida, desde el 2006 es que quienes ocupan el primer lugar a seis meses de las elecciones nunca ganan. Le pasó a Lourdes Flores en la contienda de ese año y a Luis Castañeda en la siguiente. Ninguno pasó, siquiera, a la segunda vuelta. En noviembre del 2015, las encuestas le daban el primer lugar a Keiko Fujimori. Ella ocupó ese puesto en la votación de abril del año siguiente, pero perdió en el ballotage.

Según Ipsos, Forsyth ha caído de 23% a 16% entre setiembre y noviembre. Según Datum, de 20% a 10% entre octubre y diciembre. Su inclinación hacia abajo es clara y no se debe solo a la ‘maldición’ de aparecer primero en los sondeos. Es, más bien, la consecuencia natural de ser un candidato sin mucho que mostrar. “Es un envase vacío”, dice el politólogo José Alejandro Godoy. Y asegura que hay un consenso entre sus colegas: será muy difícil que se mantenga arriba hasta el 11 de abril.

Para Mauricio Saravia, gerente de la consultora InTarget, con más de 15 años interpretando estudios de opinión, la tibieza de Forsyth para definirse políticamente lo convierte en una incógnita sin muchas posibilidades. “No es ni siquiera un candidato viable”, coincide el politólogo Mauricio Zavaleta.

Al frente de la Municipalidad de La Victoria, el exarquero de Alianza Lima ha construido su endeble imagen política sobre el mediático  (y supuesto) ordenamiento de Gamarra. Pero importantes empresarios del emporio, que conversaron con Sudaca indignados por su primer lugar en las encuestas, cuestionaron que su gestión haya logrado avances concretos y aseguraron que no lo apoyan. Zavaleta completa la idea: la debilidad del candidato hace imposible que imponga un discurso de ley y orden.

Si todo eso no fuera suficiente, hay otras dos cosas que nunca ocurren. La primera es que los exalcaldes no llegan al Palacio de Gobierno. Bedoya, Barrantes, Belmont, Andrade y Castañeda: todos gobernaron Lima y luego perdieron la presidencial. Y el capital electoral de Forsyth es más pequeño: un distrito, donde obtuvo apenas 40.654 votos. Lo otro es que, desde 1995, los ganadores han tenido experiencia previa en elecciones presidenciales. Él es debutante.

La ya improbable revancha de Keiko

En el caso de Fujimori, la historia reciente debió haberle jugado a favor. Por casi quince años, el nuevo presidente había perdido la segunda vuelta de la elección anterior. Le pasó a Alejandro Toledo en el 2001, a Alan García en el 2006 y a Ollanta Humala en el 2011. Pero Keiko rompió esa racha en el 2016. Hace cinco años se convirtió en la primera y única candidata del siglo en perder la segunda vuelta dos veces consecutivas.

Foto: Andina

¿Podrá desquitarse ahora? El pronóstico de Sudaca que su mejor oportunidad ya pasó. ¿Por qué? La respuesta está en el antivoto. En los más de tres años que dominó el Congreso, el fujimorismo consolidó a su principal enemigo: el grupo de peruanos que aseguran que no le votarían jamás. Ello, en lugar de afirmarse como opción electoral viable.

Para Saravia, aunque no está escrito en piedra, el antivoto es poderoso y puede marcar un punto de no retorno. El porcentaje de electores que dice de ninguna manera votaría por Fujimori es de 63%, según Datum en diciembre. Esta es una cifra mayor que la de la última elección, en la que fue derrotada precisamente por el antifujimorismo. En enero del 2016, el antivoto de Fujimori era de 39%, según GfK.

El único registro reciente de un candidato sobreponiéndose a una mochila de esa magnitud es Alan García en el 2006, cuando empezó la elección con 62% de rechazo. Sin embargo, en el caso de Fujimori la cifra también marca una diferencia larga respecto a sus competidores. Keiko es la candidata con más antivoto por lejos. Los que la siguen, Ollanta Humala y César Acuña, tienen 48% y 47%, respectivamente.

La otra cara del antivoto es el voto duro, un concepto que se ha convertido en una suerte de leit motiv cuando se analiza electoralmente al fujimorismo. Godoy, sin embargo, asegura que la lealtad fujimorista ronda el porcentaje que obtuvo Martha Chávez en el 2006: 7%. Fue la única vez que se presentaron sin un candidato de apellido Fujimori. En un escenario disperso como el actual, una base de entre cinco y siete puntos sería un gran comienzo para cualquiera. Pero no basta si debes remontar un antivoto de casi la mitad del país.

Según Ipsos, el respaldo de Fujimori está concentrado entre los mayores de 43 años. Sudaca ha podido constatar en sus incursiones a la Escuela Naranja la añoranza con la que algunos peruanos recuerdan el gobierno de Alberto Fujimori. El voto duro sí existe. Sin embargo, Zavaleta también calcula que el fujimorismo puede crecer sólo hasta alrededor de 12% debido a sus errores estratégicos de los últimos años. “La actuación política de Keiko ella la ha dilapidado”, cierra Godoy.

Fuerza Popular (FP) pinta, entonces, más como un partido de nicho. Podría aspirar a tener representación parlamentaria antes que pasar a la segunda vuelta. Todo esto depende de que se desestime la solicitud del fiscal Domingo Pérez para suspenderla. Si el pedido es aceptado por el Poder Judicial, los naranjas no podrán participar en la contienda

.

El problema de ya ‘ser gobierno’

Han pasado más de cuatro años desde que Julio Guzmán postuló con Todos Por el Perú y fue retirado por problemas con su inscripción. Se dedicó, entonces, a formar el Partido Morado. Para Godoy, haber ganado ampliamente las internas legitima su liderazgo. De 3% en julio a 7% en octubre, además, Guzmán viene subiendo. De acuerdo a Ipsos, su intención de voto en el NSE A llega a 11%, una cifra bastante más alta que la que tiene en otros segmentos. También es más respaldado entre los jóvenes hasta 25 años. Tras consolidarse en ambos grupos, tendrá que buscar crecer en los demás.

Foto: Andina

La ruta es parecida a la que tomó Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en las últimas elecciones. No es coincidencia que en estos años el Partido Morado haya involucrado a políticos que antes apoyaron al expresidente, como Gino Costa y Alberto De Belaúnde. Con figuras como esas, además, la candidatura morada puede posicionarse entre los votantes liberales. Aparece hoy como la alternativa más viable para congregar las simpatías del ala más sensata de ese sector.

Zavaleta cree que Guzmán tiene grandes posibilidades de llegar a la segunda vuelta. Las protestas de noviembre –dice– consolidarán el respaldo que ya tenía. “Guzmán ha salido ganando en este contexto, básicamente por tomar una posición adecuada: oponerse a la vacancia”, comenta. Los accidentes de su vida privada, sin embargo, han afectado su credibilidad y su confianza. “Guzmán estaba más entero en las elecciones pasadas”, sostiene Saravia.

Pero el mayor riesgo político de Guzmán –aunque sea paradójico– está en Palacio de Gobierno, a donde su partido llegó antes que él. Para Godoy, sus oponentes van a hacerlo cargar, sí o sí, con el pasivo del gobierno de Francisco Sagasti. Saravia coincide: el Partido Morado puede perjudicarse mucho si da la sensación de ser ineficiente en el poder.

Sagasti puede terminar siendo un búmeran y, aparentemente, los morados lo saben. Esa sería una de las razones por las cuales insisten tanto en la independencia partidaria de Sagasti al mando del Ejecutivo. La distancia que puedan marcar va a ser fundamental para definir el destino de Guzmán en las urnas.

La mejor oportunidad de Mendoza

Las movilizaciones ciudadanas de noviembre no tuvieron liderazgos políticos claros, pero eso no impidió que Humala, Guzmán y Mendoza se sumen al espíritu de la calle. Para Saravia, son los dos últimos los que se han beneficiado. Las encuestas respaldan la hipótesis. Inmediatamente después de las movilizaciones, Guzmán subió al segundo lugar, con 7%, y Mendoza al tercero, con 6%, para Ipsos

Foto: Andina

Pero la candidata de Juntos por el Perú tiene un ingrediente particular. En el libro ‘El mal menor’, Carlos Meléndez sostiene que la política peruana está marcada por una dicotomía pro y anti establishmentHoy, la mayoría de candidatos con alguna posibilidad tienen una clara membresía en el primero de esos grupos. Fujimori y De Soto son evidentes ejemplos. El Partido Morado también, sobre todo ahora que está en el gobierno. El caso de Urresti es más cuestionable: para Zavaleta, Podemos Perú tiene propuestas redistributivas, aunque no sean de izquierda.

En ese espectro, una sola candidata evidencia una definitiva posición anti establishment: Verónika Mendoza. En el texto ‘¿Por qué no se construyen partidos en el Perú?’, Zavaleta y Steven Levitsky indican que hay un alineamiento neoliberal en la oferta política peruana, lo que impide la diferenciación. Y aquí Mendoza es quien se distingue del resto con mayor claridad. 

Zavaleta sostiene que la candidata de izquierda podría sacar ventaja al diferenciarse de un conjunto de partidos de derecha. Y agrega que utilizar una agenda más radical le permitiría fortalecer su base. La derecha, sea conservadora, liberal o popular, sigue teniendo muchos puntos en común. Hay, sin embargo, una salvedad: candidatos como Humala o Lescano podrían restarle votos si se ubican en posiciones de centro izquierda. Ese fraccionamiento es el que definirá si Mendoza supera el 18.7% que, en el 2016, no le alcanzó para llegar a la segunda vuelta.

La imagen autoritaria de Urresti

“Un amplio sector del electorado, especialmente de los estratos populares, quisiera votar por un candidato que fuera autoritario y democrático a la vez”, indica el perfil del candidato ideal definido por Alfredo Torres en el libro ‘Opinión pública 1921-2021’. Los postulantes que compiten en contiendas democráticas pero han construido un perfil de mano dura tienen ventaja. 

Foto: Andina

Zavaleta explica que la creciente delincuencia genera una demanda clara por un discurso enfocado en la seguridad ciudadana. Urresti tiene pasado militar, ha sido ministro del Interior y gerente de seguridad ciudadana de Los Olivos. Ya ha explotado el discurso ‘ley y orden’ en la campaña municipal del 2018, en la que obtuvo más de un millón de votos, y en las elecciones congresales de este año, en las que fue el candidato más votado. Ambas campañas fueron en Lima Metropolitana, donde la victimización (el porcentaje de personas que ha padecido algún delito) subió más de 7 puntos entre el 2018 y el 2020. Los delitos con arma de fuego (los más violentos) aumentaron más de 4 puntos en el mismo periodo, según el INEI.

Pero la popularidad en Lima y Callao no basta para llegar a la segunda vuelta. Por eso, Urresti tiene otro terreno fértil para posicionarse: el sólido norte. Según Ipsos a noviembre, esa es la región en la que tiene más intención de voto fuera de la capital, con 7%. No es casualidad que, en el boletín de seguridad ciudadana del INEI a agosto, el departamento con mayor incremento de víctimas de la delincuencia en el último año sea Lambayeque.

Para seguir creciendo en base al mismo discurso, Urresti también podría concentrarse en la sierra centro-sur. Según los datos del INEI, Puno, Junín y Cusco son los departamentos con mayor índice de victimización en el último año, mientras que Arequipa registró la más alta percepción de inseguridad después del Callao. En Ica, la respuesta de algunos sectores a la protesta de trabajadores agroindustriales también podría ser el discurso autoritario.

La diferencia entre victimización y percepción de inseguridad es altamente favorable para el candidato de la familia Luna. El promedio nacional de percepción de inseguridad es de 81%, cuando la victimización llega solo a 23%. Un país con miedo tiende a buscar liderazgos como el suyo.

Esta, sin embargo, no es una receta infalible. Varias cosas podrían debilitar el discurso de la mano dura: los excesos policiales de las últimas semanas y el juicio –aunque sea por autoría mediata– del Caso Bustíos. Para Godoy, las muertes de Inti y Bryan han marcado un punto de inflexión en la teoría del discurso autoritario. Los próximos meses revelarán cuánto, pero ya podríamos estar viendo una foto preliminar: en Datum de diciembre, Urresti aparece séptimo con apenas 3%. Aunque como el margen de error es 2,8%, todavía entra cómodamente en el pelotón de los cinco.

El concolón con techo

El candidato que empuja por los palos es Hernando De Soto. Con el acorralamiento político de las fuerzas conservadoras, tras su participación en bloque en el breve gobierno de Manuel Merino, él estaría beneficiándose de tomar el liderazgo de ese sector. ¿Por qué? Porque Fujimori carga una mochila muy pesada y la candidatura (casi cívico-religiosa) de Rafael López Aliaga no terminar de pegar. De Soto ha crecido, por ejemplo, tras retar a Mendoza a un debate sobre la nueva Constitución.

“Dentro de las candidaturas conservadoras es la que tiene cierta consistencia”, apunta Godoy. Aunque ese bolsón electoral podría seguir siendo explotado, lo conmina a un techo bajo. De Soto es un representante del liberalismo económico, pero no logra identificarse con posturas sociales de ese tipo. Eso implica un perfil ya conocido: un hombre blanco querido entre los votantes mayores y adinerados, pero que tiene declaraciones desatinadas y es fácilmente caricaturizable por los jóvenes. 

Difícilmente su candidatura pegará entre el imprescindible electorado juvenil. Según Ipsos, al 2019, el 40% de la población peruana ya sería millennial o centennial. “De Soto puede convocar al fujimorismo y al ‘lopezaliaguismo’ pero no al moradismo”, resume Saravia. Entre las opciones de derecha más liberales –asegura– Guzmán y Forsyth “lo harán puré”.

Luego, también tiene el techo de la clase acomodada: su respaldo, según Datum, va de 11% en el NSE A/B a apenas 1% en el mucho más masivo D/E. “De Soto es un candidato para San Isidro y Miraflores que se ve amenazado por una nueva Constitución”, sentencia Godoy. Su mérito estará en seguir acumulando votos de sectores debilitados, como el que le votaba al PPC: limeños, mayores y con dinero. El pronóstico de Sudaca es que no le alcanzará.

Hay otros tres candidatos que podrían colarse en este pelotón de arriba. No dejaría de ser una sorpresa, pero vale la pena nombrarlos: César Acuña, cuya ventaja es que tiene los recursos de su conglomerado educativo-empresarial; Yonhy Lescano, que ha subido a 4%, según Datum, al representar en soledad a Acción Popular; y Ollanta Humala, que podría aprovechar su experiencia para armar un discurso de estabilidad y redistribución. Es probable que, aunque no lleguen a la presidencia, sus partidos sí logren pasar la valla electoral. Lo mismo Somos Perú, arrastrado por Martín Vizcarra. Para el resto, buena suerte.

Es, ciertamente, muy complicado hacer un pronóstico electoral certero cuando ni el verano ni la campaña han calentado todavía. La política peruana ha demostrado que, a veces, solo resiste los análisis ex post. Pero esta es una de las elecciones más importantes de nuestra historia y merece analizarse así: en detalle y desde ahora.

Tags:

Elecciones 2021, Keiko Fujimori

El sol de Solidaridad Nacional se apagó. El amarillo representativo del antiguo partido de Luis Castañeda Lossio, que en algún momento inundó las calles limeñas, se ha vuelto celeste y ha cambiado de liderazgo. Rafael López Aliaga (RLA) es la nueva cara de lo que ahora se llama Renovación Popular.

RLA es un exitoso empresario. Limeño, pero criado en Pomalca y Chiclayo, le debe su fortuna al grupo de negocios financieros ACRES, del cual es fundador. Además, tiene otras compañías bajo su mando: el operador de trenes turísticos y de carga PeruRail, que incluye al tren Hiram Bingham que va a Machu Picchu; el mall de aparatos tecnológicos CompuPalace; y los lujosos hoteles Belmond Monasterio y Nazarenas de Cusco. También es presidente de la asociación educativa PRODEC, que dirige los colegios Los Álamos y Montealto.

Pero por si el lector aún no lo sabe: una de las principales aristas de López Aliaga es que es católico practicante y miembro del Opus Dei (en latín “Obra de Dios”), una institución religiosa fundada por el santo español Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. Sus miembros están –por ejemplo– en contra del aborto en todos sus niveles, la legalización de la marihuana y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El empresario también está vinculado a la conservadora Coordinadora Republicana, de cuyos comunicados suele ser asiduo firmante. Por ejemplo, su nombre aparece en el comunicado de respaldo a Ántero Flores Aráoz –miembro destacado de Coordinadora– luego de su breve y sangriento paso como Presidente del Consejo de Ministros. Luego de que Ántero respaldara públicamente la represión policial, murieron víctimas de esta dos jóvenes peruanos.

Tras fracasar en las últimas elecciones congresales –en las que Solidaridad Nacional obtuvo menos del 1% de los votos–, López Aliaga entendió que debía, como secretario general y mecenas, refundar el partido. La idea fue borrar todo rastro del pasado vinculado a figuras como José Luna Gálvez, quien fuera su enemigo interno años atrás, hasta que emigró y fundó su propia agrupación. Ahora, RLA y Luna se volverán a ver las caras: Renovación Popular competirá con Podemos Perú en las elecciones del 2021. “Cuando entró el señor Pepe Luna yo pedí licencia porque no podía estar en ese ambiente”, declaró a Panamericana Televisión.

En las congresales del 2020, el partido todavía llamado Solidaridad Nacional tuvo como principales candidatas a Rosa Bartra, Yeni Vilcatoma y Nelly Cuadros. Todas ex congresistas fujimoristas. Ahora el presidente de Renovación Popular, López Aliaga, ha cambiado el enfoque: ya no usa a las exfujimoristas como puente para apelar al voto religioso y conservador. Ahora su apuesta es más directa y ha convocado a diversos personajes de derecha radical, entre los que resaltan varios miembros de la comunidad evangélica. 

El objetivo de RLA parece ser apelar a un discurso que durante años estuvo amalgamado en el voto fujimorista. Todo ello se traduce en la campaña “pro-vida” y “pro-familia” que maneja el nuevo partido. ¿Es ese el camino para alcanzar la presidencia del Perú y una nutrida bancada en el Congreso? Sudaca conversó con cuatro académicos e investigadores de la comunidad evangélica peruana para descubrirlo.

Los convocados de López Aliaga

Basta seleccionar algunos nombres de la lista de candidatos al Congreso y revisar quiénes apoyan abiertamente la candidatura del empresario de PeruRail para darse cuenta del perfil electoral que busca Renovación Popular. López Aliaga reclutó –por ejemplo– a Milagros Aguayo, quien junto a su esposo Guillermo dirige la asociación evangélica La Casa del Padre. Ella postula al Congreso por el partido con el número dos.

¿Pero quién es Aguayo? Según Luis Alemán, sociólogo especialista en activismo religioso, es una pastora evangélica neopentecostal de clase media alta con mucha legitimidad dentro de su comunidad gracias a su éxito económico. Ella ha sido panelista y organizadora del Congreso Iberoamericano por la Vida y por la Familia. Ahí se toman acuerdos para establecer agendas en sus propias naciones. “Es un rostro, entre comillas, nuevo y fresco para la política”, agrega.

Además, como explica el también sociólogo Oscar Amat, Aguayo es parte de uno de los bloques más fuertes de Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM), que entró en conflicto con otro sector del mismo movimiento, liderado por Julio Rosas y su hijo Christian, cuando estos compraron un kit electoral. Debido a su condición económica, Amat cree que Aguayo está más “cerca” de López Aliaga.

Vale aclarar que el otro bloque –el de los Rosas– también apoya la candidatura del empresario. Sudaca contactó a Christian Rosas para que explique los motivos de este respaldo. Sin embargo, él se limitó a precisar que a López Aliaga no lo sigue el sector evangélico como tal, sino “los pro vida y pro familia, que son católicos, evangélicos y no confesionales”. Es su candidato, pero no postula de manera oficial como Aguayo.

Para Alemán esto se debe a que mediáticamente Rosas ya ha sido cuestionado, incluso por su propia comunidad. “Cuando empezó a hablar de una forma muy ofensiva sobre temas como el sexo anal y demás, ellos empezaron a deslindar. Para CMHNTM eso era ir muy lejos y ser muy confrontacional con el Estado”, explica.

Pero no todo el armado del equipo de Renovación Popular ha ido viento en popa. Vale recordar aquí que hace dos meses López Aliaga tuvo un desacuerdo con Beatriz Mejía, abogada y vocera de CMHNTM. Ella es recordada por formar parte del colectivo “Padres en Acción”. Este grupo presentó una demanda frente a la Corte Suprema contra el enfoque de género del Currículo Nacional de Educación Básica. La demanda fue declarada infundada. En las últimas elecciones congresales postuló con el partido Avanza País.

Mejía había sido invitada a formar parte de la plancha presidencial de RLA como primera vicepresidenta y también a postular al Congreso. Luego de cuestionar que no le permitieran hablar sobre sus propuestas en la presentación oficial del partido (el último 7 de octubre) fue separada de todos sus chats. Entonces renunció.

“No nos merecemos ese maltrato. Sacaron a todos los candidatos cristianos que yo había invitado, no solo a mí, sin ninguna explicación. Nunca había visto una cosa así, no se nos permitió conversar sobre el tema para llegar a un acuerdo”, comentó Mejía en el programa que tiene para el Diario Expreso.

Para Amat, más allá de los motivos, este episodio es un primer descrédito importante para López Aliaga en el grupo de electores a los que apunta. “No solo ha significado una división antes de empezar la carrera electoral. Su relevancia como líder positivo ha decaído. No puede convocar a una persona y luego deshacerse de ella en menos de 15 días”, asegura.

Alemán comparte esta opinión. Para él, hay desacuerdos ideológicos entre ambos personajes. “Mejía no comparte la visión de derecha popular que tiene RLA. Es probable que le hayan dicho que se puede ‘quemar’ con ella por sus posturas conservadoras”, explica.

Mejía fue reemplazada en la plancha presidencial por Neldy Mendoza Flores. Ella es una de las principales impulsoras de la Marcha Por La Vida en Arequipa: un movimiento opositor del aborto y los métodos anticonceptivos. Como segundo vicepresidente quedó el almirante Jorge Montoya.

Una mención honrosa merecen los siguientes personajes: Frank Krklec y Alejandro Muñante. Krklec fue asesor del pastor Julio Rosas durante su paso por el Congreso disuelto. Además, es recordado por dirigir el blog “Catarsis y Harakiri”, un espacio que es extremadamente crítico con quienes no comparten su opinión, por decir lo menos.

En ese blog y sus redes personales Krklec difundió un vídeo anunciando su candidatura al Congreso por Renovación Popular. “Emprendimos una lucha desde el Poder Legislativo en contra de todos estos movimiento globalistas que pretender imponer la muerte de seres inocentes a través del aborto y uniones ajenas a los valores de la mayoría de peruanos como la unión civil, el matrimonio gay y la ideología de género”, menciona.

Por su parte, el abogado conservador Alejandro Muñante es vocero de la Red Nacional de Abogados por la Defensa de la Familia (RENAFAM). Para Luis Alemán, Muñante es “un activista legal que tiene redes de contacto, no solo dentro de la Iglesia, sino también en el Congreso. Es una figura pública reconocida dentro del mundo evangélico más conservador”.

Esta es solo una pequeña selección del perfil de algunos candidatos que buscan llegar al poder junto a RLA en el 2021. ¿Realmente serán competencia para los demás partidos? Los especialistas consultados por Sudaca lo dudan seriamente.

¿La búsqueda de un voto fragmentado?

El Censo Nacional del 2017 fue claro: el 14% de la población peruana profesa la religión evangélica. En un país de más de 25 millones de electores hábiles esto no es suficiente para ganar unas elecciones generales. Es por eso que para Guillermo Flores, evangélico e investigador de la Universidad del Pacífico, López Aliaga apunta a un público mayor. “Está buscando el voto conservador con justificación cristiana. Lo que ellos tendrían que hacer, siendo prácticos, es apelar a un discurso cristiano genérico que apunte a las agendas pro-vida y pro-familia”, afirma.

Luis Alemán, concuerda con Flores sobre el interés de RLA en un voto conservador que pueda unir a católicos y evangélicos detrás de su partido. Para él, todo eso se ve reflejado en el contenido de su discurso. “Él es clarísimo con lo que dice sobre temas como el aborto o la unión civil. Es pro-patria, pro-vida, pro-familia. Articula una agenda que ya se ha posicionado gracias a Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM)”, asegura.

Oscar Amat lo resume: todo esto corresponde a la ideología política llamada derecha cristiana. “Lo que ocurre frecuentemente es que conservadores y liberales que quieren llamar la atención del electorado católico invocan la doctrina cristiana para argumentar en favor de su propia postura y auto erigirse como representantes políticos válidos. Lo hace el Opus Dei”, explica.

“No existe el voto evangélico”, afirma tajantemente José Luis Pérez Guadalupe, ex Ministro del Interior, teólogo y sociólogo. Dice que el mejor ejemplo de ello es la carrera política de Humberto Lay, pastor evangélico que postuló a la presidencia y alcaldía de Lima en varias oportunidades con su partido Restauración Nacional. “En el 2006 cuando sacó un 4% de los votos todos dijeron que era un éxito, pero yo sostuve que era un fracaso. Los evangélicos eran el 12% en ese momento. Ni la tercera parte votó por él”, explica.

¿Cómo explicar esos resultados? La respuesta está en la composición de la población evangélica, según Flores. No son un grupo homogéneo. Existen cuatro grandes grupos de iglesias. Las Históricas, que son las que llegaron en la primera ola protestante al Perú, como la Luterana, Presbiteriana y los Bautistas. Luego están las Evangelicales, como la Alianza Cristiana Misionera; las Pentecostales, que son las más conservadoras, como las Asambleas de Dios del Perú; y las Neopentecostales, que no pertenecen a una denominación y centran su fe en la figura del pastor líder. A este último grupo pertenecen iglesias como Aposento Alto, de Alberto Santana, recordados por invadir el estadio de Alianza Lima hace algunos años.

CMHNTM ni siquiera tuvo el apoyo total de la comunidad evangélica. Según Flores, “en el grupo de las Históricas tienen oposición porque creen que se trata de aprovechamiento político de la fe. Somos hijos de la reforma protestante y uno de los principios de la reforma fue la separación Iglesia y Estado”, explica.

Con este panorama, es claro que López Aliaga no puede sostener su candidatura buscando solamente votos evangélicos. De hecho, ni siquiera los tiene asegurados, como explican los expertos. Por eso se entiende que su discurso apunte a puntos comunes entre los evangélicos y católicos conservadores. Valores como la “vida” y la “familia”, por ejemplo. Es mucho más realista seducir a un electorado católico conservador, que apenas el sector evangélico peruano.

Pero López Aliaga por sí solo no puede sostener dicha postura. Se trata de un empresario que, si bien pertenecía a Solidaridad Nacional hace dos décadas, no tuvo luces mediáticas hasta el año pasado. Por eso ha necesitado juntarse con diversos voceros que puedan acercarlo a dichas comunidades y hacer creíble su alianza, coinciden los expertos.

El verdadero objetivo

Pero incluso con el mayor optimismo resulta poco creíble que en menos de tres años Renovación Popular pase de 1% en votos a tentar la presidencia. “Hay que evaluar el éxito en la medida de los objetivos de la campaña. No siempre se trata de llegar a Palacio”, asegura Oscar Amat. Para el sociólogo, López Aliaga no puede ser tan iluso de pensar que con votos evangélicos y católico conservadores podrá ser el presidente del Bicentenario.

Amat cree que sus aspiraciones en las elecciones generales del 2021 son otras. “Lo que está tratando es conseguir algunos escaños en el Congreso, o por lo menos, la capacidad de ser un interlocutor pro-vida y pro-familia tan válido como CMHNM y Restauración Nacional en su momento”, afirma. En otras palabras, fortalecer el movimiento ante la opinión pública antes que obtener logros personales.

Flores cree que el discurso de Renovación Popular podría pegar en el sector que busca seducir, pero que ello dependerá de propuestas concretas. “Si bien el partido ha tomado una serie de simbolismos, no tiene un discurso construido aún. Por esa razón no creo que sepan cómo emplear ese discurso en campaña. Tendrían que comunicar esas ideas de una forma bien carismática”, explica.

Además, cree que esos problemas son propios de la imagen que proyecta López Aliaga. “No ha hecho su vida pública de la religión como Christian Rosas, que utiliza herramientas bíblicas en su discurso. Donald Trump, por ejemplo, tuvo que “vestirse” con eso”, agrega. Trump es un ejemplo del tipo de líder laico que apela a valores religiosos y tiene éxito en la política. Otro es el brasileño Jair Bolsonaro, de quien RLA dijo a principios de año que quería ser su versión peruana.

El razonamiento de Flores se enmarca en lo que la comunidad académica entiende como la figura del ‘guerrero cultural cristiano’: una especie de paladín defensor de todo lo que el pensamiento conservador dice respaldar. Se le aceptan exabruptos por eso. Sin embargo, una figura de ese tipo no puede erigirse sobre un discurso netamente religioso. Para acumular un capital político que le dé posibilidades reales de ser presidente –para ser el Trump o el Bolsonaro peruano–, López Aliaga necesita vestir su discurso con propuestas económicas de derecha popular que lleguen al pueblo. También crear una base política más allá del círculo conservador. Eso, solo para empezar.

El pronóstico para Renovación Popular es incierto. Al menos, lo es hoy. Si López Aliaga puede completar su plataforma pro-vida y pro-familia con otro tipo de propuestas, quizás este análisis pueda rehacerse. Amat recuerda que Solidaridad Nacional ya fue incubadora de políticos conservadores en las últimas elecciones congresales. Fracasaron rotundamente, pese a todos sus aspavientos. ¿Tendrán éxito ahora? Todo indica que no.

Tags:

Elecciones 2021, Rafael Lopez Aliaga
Página 23 de 23 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23
x