Elecciones 2021

Aún nada está dicho. Al momento de escribir esta columna, la ONPE llevaba contabilizado el 94% de las actas (97% del Perú) y asomaba Castillo como ajustado ganador. Falta aún contabilizar las actas más alejadas de provincias, que deben favorecer a Castillo, y el 78% de las actas del extranjero, que deben favorecer a Keiko.

Habrá que esperar al 100%. El 2016, el conteo rápido de Ipsos le otorgó a Kuczynski una ventaja respecto de Keiko de 1% (50.5 versus 49.5%) y el resultado final de la ONPE terminó siendo 50.12% a favor de PPK y 49.88% para Keiko, una diferencia de apenas 0.24%. Anoche el conteo rápido ha dado una ventaja de 0.4% a favor de Castillo (50.2% Castillo, 49.8% Keiko). Matemática e históricamente se puede revertir.

En cualquier caso, lo relevante en estos momentos de zozobra y tensión por la incertidumbre del resultado, es justamente necesario hacer hincapié en el imperativo ciudadano de respetar los resultados sean cuales sean los mismos.

Personalmente, como consta a mis lectores, he considerado y considero que un eventual triunfo de Castillo, aún en su escenario moderado causaría enorme perjuicio al país, económica y políticamente. Y si opta por el camino radical, la catástrofe sería inminente.

Pero no obstante ello, si termina ganando la elección, pues habrá que dar la batalla para que se respete el resultado y los sectores termocéfalos de la derecha (civiles y militares), no crean que la Constitución se puede pisotear si no sale elegido el candidato de sus preferencias.

Solo cabría un “golpe restaurador” si Castillo se aparta de la Constitución, aplasta las instituciones democráticas y nos pretende llevar a la deriva venezolana. Mientras eso no ocurra, los cuarteles deben guardar cívico silencio verbal y práctico respecto de la voluntad popular expresada ayer en la segunda vuelta electoral.

Las responsabilidades de lo sucedido anoche, con la altísima votación de un candidato radical, improvisado y mediocre, son de muchos, pero entre otros, en gran medida, de la conducta secular de quienes ahora gritan histéricos y tocan descaradamente las puertas de los cuarteles.

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Elecciones 2021, IPSOS
[OPINIÓN] [CAJA NEGRA] No solo necesitamos un buen perdedor o perdedora que acepte los resultados sino un buen ganador o ganadora convocante y que reconozca e incluya a la otra mitad del Perú que no la/lo eligió.

 

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6 de junio, Elecciones 2021

Lo único cierto que tenemos hoy lunes 7 de junio es que no tenemos presidente. ¿Qué pasó en esta semana que no hizo posible la remontada de nadie? Tratamos de descifrar este acertijo.

Son las 6 de la mañana y al momento del cierre de este artículo la distancia por la que Fujimori separa a Castillo es de apenas 100,000 votos. El problema para Fujimori es que hace unas pocas horas era bastante más amplia la brecha. El problema para Castillo es que mientras más avance el ingreso de datos, más se normaliza y menos probable que la alcance.

¿Deja vu? Esto lo vivimos hace cinco años con la misma intensidad que ahora, solo que con mayor lentitud en el ingreso de los datos. En aquella ocasión PPK peleó con Fujimori voto a voto y se hizo de la elección con solo 42 mil votos de diferencia. ¿Pasará algo similar? ¿A favor de quién?

Esa predicción es complicada de hacer ahora mismo. Consideramos que por la dinámica de ingreso de datos y de lo cerradas de las cifras, recién al 95%-96% podremos tener un mejor panorama de quién será el presidente del bicentenario.  Por ahora, aterricemos como llegaron en esta última semana.

Las últimas encuestas publicadas daban cuenta de algo que no se había logrado visibilizar hasta este momento: Fujimori pasaba a Castillo. En empate estadístico feroz, pero la pasaba. Es decir, sin poder precisar la posición específica, la tendencia de los datos hacía que se pudiera presagiar una llegada más cómoda del fujimorismo al día D. Con debate no incluido en la evaluación encima, donde la mayoría de los analistas presagiaba que sería a favor de la candidata de Fuerza Popular, lo que le haría ganar un par de puntos adicionales.

Aparentemente así fue. Reportes de encuestas privadas dejan ver que no se detuvo la mínima pero creciente remontada fujimorista al menos hasta el jueves. A partir de allí parece que Castillo retomó algunos puntos perdidos y volvió a emparejar el conteo hacia el sábado. ¿Qué pasó?

A nivel simbólico, el remate de campaña de Fujimori no le jugó a favor. El último día de apariciones públicas, estar en los programas de magazine mientras que Castillo regresaba a su tierra generó -otra vez- un contraste innecesario de la fuerza mediática que acompañaba a Fuerza Popular. Incluyendo la aparición con su familia y sus hijas menores a las que ya había decidido incorporar en sus apariciones públicas (recordar el viaje a Chincha cuando se le vio con su hija mayor).  La incorporación además de la frase “palabra de mamá” fue extraña, contraproducente, pues fue la misma candidata la que metió en la campaña de una manera torpe el tema de las esterilizaciones forzadas. Otra vez la figura de David y Goliath se hizo presente.

Sumado a ello, la derrota aplastante de la selección peruana, un símbolo del que el equipo de campaña naranja se apropió, pudo haber generado una sensación de malestar y fastidio por el tema. Finalmente, la última de todas las juramentaciones que hizo, acompañada de Vargas Llosa, Cateriano, Leopoldo López, entre otros, nos genera la duda de si es que le sumó o restó.

En el aspecto simbólico, nos preguntamos si Fujimori no llegó al tramo final sumando negativos que al final le jugaron en contra. No logró recomponer la credibilidad que nunca llegó a tener y por lo tanto todos estos gestos se pudieron evaluar como falsos.

Desde el lado que -por como se planteó la campaña- tenían mejor desarrollado, también consideramos que tuvieron una parada en seco: la apelación al racional. Los últimos dos días fueron muy racionales y se metió en el debate la consideración de las implicancias del voto por Fujimori. Los endosos que algunos se animaron a hacer como Ed Málaga, también lograron acercar esa diferencia que Fujimori había logrado consolidar. La publicación de la encuesta del viernes con un evidente empate activó más aún la relevancia del voto antifujimorista.

En la vereda del frente después de un inicio de semana para el absurdo, con la presentación de un nuevo equipo técnico (?) y un “infiltrado”, le supieron poner paños fríos, aislaron al candidato y esperaron. La remezón de que era Cerrón el que dirigía el cierre de campaña parece que tampoco les afectó. No se aprovechó tampoco en suficiencia un discurso de cierre de campaña que tuvo varias “perlas”. Preferir darle toda la cobertura a Fujimori tuvo su consecuencia.

Lo que se viene es de pronóstico muy reservado. Nadie está en capacidad, salvo la ONPE, de dar un ganador de manera precisa. Anoche tuvimos tres resultados: el boca de urna, el conteo rápido (ambos de Ipsos) y los primeros resultados (ONPE).

EL boca de urna es una encuesta a la salida de los locales de votación. Tiene mucho error no muestral y suele ponderarse con el simulacro del día previo. En dicha encuesta, Fujimori ganaba por 0.6%.

El conteo rápido es levantamiento de información sobre la base de actas de mesas. Se muestrea, por lo tanto mesas y es información más confiable. En este indicador, Ipsos dio empate también, aunque con Castillo adelante por un muy ligero margen. Y los primeros resultados de ONPE daban ganadora a Fujimori como era predecible.

Como presentíamos, llegamos al final con más dudas que certezas. No hay un ganador claro. Nadie logró dispararse. Tenemos que esperar los resultados oficiales sí o sí. El resto es especulación. Lo que falta contarse en el Perú es mucho rural y en el extranjero casi todo. De esas sumas y restas saldrá el o la presidente del Perú.

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Antifujimorismo, Elecciones 2021, ONPE

 

Reporte Mensual de Fondos Mutuos Mayo 2021, de la Asociación de Administradoras de Fondos Mutuos del Perú. Infografía: Leyla López

El reporte de la asociación indica que el desempeño de mayo estuvo marcado por la coyuntura local y las expectativas de los inversionistas respecto al posible ganador de la elección presidencial. 

“Gran parte de ese dinero, según las divisiones de los bancos, que son los administradores más grandes, se cambió de soles a dólares y muchos de estos se enviaron afuera. En mayo [el retiro de fondos mutuos] se ha acentuado y lo vemos en el tipo de cambio. Hubo días en que el Banco Central de Reserva [BCR] tuvo que vender muchos dólares o intervenir con ‘forwards’ [operaciones de política monetaria para aliviar la subida del tipo de cambio]. Eso es bastante demanda, y no solo de compañías, sino también de inversionistas chiquitos”, explica Rojas. 

Movimientos como estos parecen haber asustado a los directivos de bancos como el BBVA Perú, que ayer cubrió con paneles protectores las fachadas de 35 oficinas a nivel nacional. El mensaje de temor se concentró principalmente en el centro y sur del país: las ciudades con agencias que colocaron la protección son Lima, Arequipa, Madre de Dios, Puno, Juliaca, Tacna, Ayacucho, Pasco y Moquegua, según detalló a Sudaca la oficina de prensa del banco. 

“Se trata de una medida preventiva de protección a nuestros empleados y clientes en algunas zonas sensibles donde en otras ocasiones las oficinas bancarias se han visto afectadas por hechos relacionados a protestas o manifestaciones. Son 35 oficinas de 320 a nivel nacional. Las oficinas atenderán con normalidad el lunes, pero se debe dar seguridad a los empleados o clientes por si se presenta algún disturbio. Más de 280 oficinas bancarias no tienen esa protección. Con disturbios, nos referimos a marchas”, explicaron. 

Refugiados en el dólar

También ha habido un claro movimiento hacia la divisa de refugio por excelencia. De acuerdo a las cifras del Banco Central de Reserva (BCR), entre marzo y abril de este año, los depósitos en soles del sistema financiero peruano han caído entre 1.5% (depósitos a plazos) y 6.4% (dinero de libre disponibilidad), y las cuentas en dólares se incrementaron entre 5.5% y 5.8%, respectivamente frente a marzo. Pero aún más: S/4.709 millones -su equivalente en moneda nacional o extranjera- han sido retirados del sistema. 

Hugo Perea, economista jefe para el Perú del BBVA Research, explica que lo usual en un proceso electoral es que personas y empresas opten por dolarizar sus portafolios de manera preventiva, pero que la incertidumbre ahora ha sido más alta de lo común. “Mi impresión es que en este proceso electoral la dolarización ha sido más acentuada. Creo que es básicamente una demanda vinculada a un factor precautorio”, comenta. 

Perea segura que las cifras de mayo -que aún no han sido publicadas- reflejarán la misma tendencia, sobre todo por el lado de las personas naturales, ya que las empresas se han movido primero porque suelen ser más rápidas. Por el lado de las personas, recordó que esta vez algunos han podido acceder al 100% de sus cuentas CTS, que tradicionalmente han estado en soles. y podrían haber hecho la conversión a dólares.  

Si la tendencia se acentúa después de las elecciones, el economista consideró que el sistema financiero tiene suficiente liquidez para afrontarlo. “Ante la eventualidad de que las cosas sean más complicadas, el BCR también tiene herramientas para proporcionar apoyo transitorio de liquidez en dólares. Tiene disponibilidad de reservas internacionales, más de US$7 mil millones, por ese lado creo que hay un cierto “colchón” que va a permitir enfrentar episodios de volatilidad intensos”, afirmó.

Para Rojas, existe un segmento de la población que siempre confía más en el dólar y ante la incertidumbre hay un efecto de contagio. “La gente se desespera pensando que ya perdió su oportunidad y creo que hay esa sensación de contagio donde lo poco que tengo lo mando a dólares. Hay un tema de emoción en este momento en el que todos estamos muy sensibles y que te incentiva a tomar decisiones emocionales”, afirma. 

De momento, el nerviosismo ha servido para multiplicar las operaciones en las casas de cambio digitales. Según Matías Maciel, Co-Founder & CFO de Rextie, entre abril y mayo su ritmo de captación de nuevos clientes se duplicó. 

“En estos contextos de volatilidad el precio es como un llamado a operar porque el que cree que está caro, vende, el que cree que va a seguir subiendo, compra. Las personas, normalmente, operaban un monto promedio de US$1.000 a US$1.200 dólares por operación y ahora [desde abril] el promedio subió a US$1.500. Los volúmenes claramente aumentaron”, detalla. 

Servicios migratorios con alta demanda

Y así como el dinero se puso en marcha en los últimos días, algunas personas han retomado planes de viaje, incrementando la demanda de pasaportes. La Superintendente Nacional de Migraciones, Roxana Del Águila Tuesta, explicó que antes de la pandemia se entregaban 800 pasaportes por día. Cuando se empezaron a reanudar los viajes, se repartían 300. Actualmente, en cambio, se entregan 2.000 diarios a nivel nacional.

“Dada la inmensa cantidad de solicitudes se han cubierto las citas hasta septiembre. Vamos a trabajar en Breña de lunes a sábado y así vamos a poder entregar 4.000 pasaportes por día a nivel nacional. En Tumbes antes entregábamos 10 pasaportes por día, ahora son 150 por día”, indicó a Sudaca durante la inauguración de una nueva oficina en el Jockey Plaza.

Del Águila se excusó de pronunciarse sobre temas políticos, pero precisó que este incremento de la demanda se registra desde marzo, antes incluso de la primera vuelta, por lo que lo vincula más al aumento de las frecuencias aéreas o a la posibilidad de vacunarse en Estados Unidos. No hay, sin embargo, una medición formal de los motivos detrás del fenómeno de la renovación de pasaportes. 

“El 2020 nadie viajaba y por eso, de pronto, no se dieron cuenta que sus pasaportes vencieron. Podemos apreciar que son grupos familiares. Con esta apertura y estas decisiones esperamos que las citas lleguen solo hasta julio y podamos atender a los que ya sacaron cita”, agregó. Según los vuelos directos que han contabilizado, unos 117,000 peruanos han viajado a Estados Unidos desde febrero hasta los primeros días de junio. Allí muchos buscan una dosis del antídoto contra la Covid-19. 

*Fotoportada: Leyla López

 

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Ahorros, BBVA, Dólar, Dólares, Elecciones 2021, Migración

Oscar Galarza es psicólogo, tiene 60 años y recientemente ha tenido que bloquear de su Facebook a su mejor amigo de la juventud. La razón, explica, son los ataques que recibía de este por hacer pública su decisión de votar por Perú Libre. “Yo me pregunto: si psicólogos pierden la amistad por cosas que no valen la pena, por una señora Fujimori que nos dice que va a cambiar, por un señor Pedro Castillo que dice que no va a ser totalitario, ¿qué podemos esperar?”, comenta Galarza, presidente de la Asociación de Psicólogos de Lima.

 

No es el único. La periodista Victoria Pineda contó el pasado 3 de junio en su cuenta de Twitter: “En serio, es increíble las cosas que tengo que ver y responder por WhatsApp. Estas elecciones estoy perdiendo a varios «amigos», pero no me arrepiento”. Y acompañó su mensaje con el pantallazo de la discusión.

En una reciente entrevista para Sudaca, la también periodista Rosa María Palacios contó un pasaje similar acerca de las interacciones que tiene con sus conocidos por redes sociales. “Un sector de mi familia cree que soy comunista. Aunque tú no lo creas. No sé por qué, probablemente por no decir ‘Keiko, te amo’, o algo por el estilo. Y otro sector cree que soy demasiado de derecha, ¿cómo es posible?”, apuntó.

“Bruno” (22), por ejemplo, es un estudiante del último año de psicología de la Universidad de Lima. Utilizamos un seudónimo porque el entrevistado no quiere revelar su identidad por temor a quedar expuesto a reacciones hostiles. Pero cuenta su experiencia con su entorno universitario. “Más [me han afectado] las reacciones que tienen otras personas que el mismo resultado de las elecciones. Creo que se ha cerrado bastante el diálogo al menos en varios grupos sociales limeños. El que no tiene tu opinión es el enemigo […] Muchos están totalmente decididos a irse del país”, dice. 

Y si en grupos privados la polarización es notoria, redes públicas como Twitter son un verdadero caldero. “Mucha gente esta semana ha renunciado a Twitter. ‘Esta semana he decidido no abrir Twitter’ es como la frase de la semana. Como Twitter puede ser anónimo y la gente habla sin reparos. Veo cosas tan fuertes de los dos lados, ‘mi amiga tal y mi amigo tal se han dicho esto’, me cuentan. Qué difícil será volver a hablarte con el enemigo”, dice Graciela Cardó, vicepresidenta de la Sociedad de Peruana de Psicoanálisis.

¿Qué hay detrás de estas interacciones? “Es el famoso pensamiento binario”, sostiene la especialista. “En los momentos de crisis, de cambio, tendemos a pensar de nuevo así: los buenos, los malos; los míos, los otros; el nativo, el extranjero; hombre, mujer; yo, tú. Y el pensamiento binario implica dominación, implica que uno es mejor que otro, siempre es así”, añade. 

Óscar Galarza coincide y se anima a poner un ejemplo personal. “El ‘yo-tú’, que es una relación humanizante, se empieza a transformar en un ‘yo-ello’. Por ejemplo, a los que vamos a Pedro Castillo nos están llamando ignorantes, brutos, comunistas, que queremos un país como Venezuela o Cuba. Y los de esta parte llaman a los que van a votar por Keiko Fujimori: delincuentes, autocráticos, corruptos. Al final, ¿qué tengo que ver yo, que voto por Pedro Castillo, con un comunista? ¿Qué tienes que ver tú, que votas por Keiko Fujimori, con una corrupta? La consecuencia es un mecanismo muy violento. Es: yo soy bueno, tú eres malo”, explica.

Óscar Galarza, presidente de la Asociación de Psicólogos de Lima, en conversación con Sudaca vía Zoom.

«Todo es defensa acérrima de su posición, ni siquiera del candidato o candidata, todo es lo que tú quieres, son tus ideales, tus esperanzas, son procesos psíquicos complejos», complementa Graciela Cardó.

La distancia que los separa

Hoy, a menos de nueve horas del flash, la preocupación por la situación del país va alcanzando su pico y pueden surgir algunos síntomas. “Hay bastante insomnio, ansiedad, somatizaciones como dolores de cabeza, de cuerpo. Mucha gente ha estado definitivamente más ansiosa, preocupada, fastidiada, irritada, y es que si estás peleando todo el tiempo…”, dice Cardó.

La familia Taboada vive algo similar a lo que describe la psicóloga. Lucía Taboada (23), una estudiante de derecho en la Universidad del Pacífico, dice que ella y su hermana -que estudia la misma carrera en la Universidad Católica- viciarán su voto. Los actos de corrupción y violación de derechos humanos cometidos por el fujimorismo han sido decisivos para ambas.

Pero sus padres, de 60 y 52, votarán por Fuerza Popular. El recuerdo del terrorismo que vivieron durante las década del 80 fue una de las razones. Y llegó a su momento más álgido luego del atentado en el VRAEM. “Así era todos los días”, recuerda Lucía que dijo su papá evocando aquella época. “El medio televisivo que mi papá más consume es Willax y es notoria la campaña de miedo [de ese canal]”, apunta.

Su madre, por otro lado, insistía en lo peligrosa que era la opción de Perú Libre para la economía. “He invertido tanto en ustedes para que al final se queden sin trabajo”, le escuchó decir a su mamá, quien, preocupada, recordaba que durante el primer gobierno de Alan García ganaba el equivalente a S/20 al mes. “Sí, estaba triste al punto que se puso a llorar”, comparte Lucía.

En medio de la polarización, algo que apunta Graciela Cardó parece pasar desapercibido: “Los dos intentan proponer mejoras. Obviamente. Nadie va a proponer destruir el país. Pero la gente lo vive así. [A los ojos de ambos bandos], los dos candidatos están proponiendo destruir el país”.

Graciela Cardó, psicoterapeuta y vicepresidenta de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis (SPP). Foto: Crecedu.

Desde su consultorio en San Miguel, Oscar Galarza ha advertido un paralelo quizás más profundo. “En todos los años, nunca se ha visto una polarización tan fuerte y, por lo tanto, lo que veo en muchos hogares es que los hermanos se están distanciando, padres e hijos pelean por situaciones electorales, amigos que están perdiendo la amistad, y ciertamente [esto] va a traer como consecuencia demasiados problemas en las interrelaciones familiares. Ello aunado al Covid-19, que ya por sí solo es un problema”, apunta. La votación empieza y acaba hoy. ¿Habrá futuro para las relaciones rotas que deja?

 

Fotocomposición de portada por Leyla López.

 

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Elecciones 2021, Flash electoral, Fuerza Popular, Perú Libre, relaciones familiares, Voto

Es curiosa la manera tan distinta que tiene cierto sector de la izquierda para juzgarse a sí misma y para hacerlo con los de la otra orilla. Ella sí es capaz de tragarse los sapos de votar por un candidato que difiere radicalmente de sus propuestas más moderadas, soslayar las barbaridades conservadores que ese candidato ha esbozado en materia de políticas de género, pasarse por alto la pavorosa improvisación demostrada en la campaña y que no augura un buen gobierno, y llama a su voto por él voto vigilante y crítico. Un voto límpido y digno.

Pero cuando desde la derecha, los sectores más liberales y progresistas, no fujimoristas, expresan igualmente un sentido crítico y vigilante respecto de su voto por Keiko Fujimori, a sabiendas de sus pasivos históricos (de los 90 y de los últimos cinco años), pero evalúan que dadas las circunstancias es imposible que se reedite un escenario autoritario, allí los militantes de la izquierda solo ven cinismo y complicidad.

Por supuesto, importa poco la intolerancia de un sector que se ha desnudado en su verdadera opción apoyando sin cautelas reales a un candidato como Castillo, pero es importante anotarlo y subrayarlo, para dejar expresa constancia de las inconsecuencias y acomodos intelectuales que han debido hacer para justificar su voto.

Es mucho menos grande el abismo moral e intelectual que un derechista liberal debe saltar para expresar su voto por una candidata que propone la manutención del modelo económico que tanto éxito ha tenido en el Perú, que el que trasponen los izquierdistas dizque moderados para inclinarse por un candidato que promete llevarnos a la deriva socialista autoritaria (que al final no vaya a poder hacerlo es otro cantar) y que no ha dado muestra de enmienda alguna durante la campaña.

La única manera de construir un país desarrollado pasa por seguir la senda del capitalismo competitivo y por la construcción de un Estado eficaz e inclusivo en cuatro materias básicas: salud, educación, seguridad y justicia. A la vez, el camino de la estatización de la economía, la sobrerregulación de los mercados, la reversión del libre comercio y la erección de un Estado empresario, no solo será un fracaso económico que llevará a millones de peruanos a la pobreza, sino que, consustancialmente, necesitará de la disposición creciente de un Estado políticamente autoritario para poder perpetrar sus propósitos.

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6 de junio, Elecciones 2021

Un domingo como hoy, hace 31 años, a las 4 de la tarde, las empresas encuestadoras anunciaron por televisión lo que ya se avizoraba semanas atrás: el outsider de origen japonés, Alberto Fujimori, un ilustre desconocido, derrotó cómodamente al célebre escritor Mario Vargas Llosa, representante de la derecha neoliberal, quien contaba con el respaldo del poder económico y había sido ungido como “salvador del Perú” en circunstancias en las que el país atravesaba por la peor crisis económica y política de su historia republicana.

Muchos hemos reparado en las similitudes entre aquella segunda vuelta y la que transcurre el día de hoy. También esta vez, hemos visto enfrentarse a una candidata que cuenta con el respaldo de los poderes fácticos a otro salido de la nada; también está vez, la estrategia de dichos poderes ha sido la demolición política del adversario y el país se ha dividido, en el imaginario y en la realidad, de la misma manera como lo separaron, hace siglos, los virreyes peninsulares: una república para los españoles y otra para los indios.

Existen, además, algunas paradojas notables entre ambos procesos. La principal es cómo el apellido Fujimori ha modifica su rol, desde el sorprendente outsider, protagonizado por papá Alberto en 1990, una suerte de candidato de los desvalidos, hasta la implacable candidata de los poderosos que hoy personifica su hija Keiko. También es paradójico ver a Mario Vargas Llosa sumido en el limbo de la ambigüedad y apoyar al fujimorismo que siempre deploró por corrupto y autoritario, so pretexto de combatir el comunismo. El novelista, 31 años después, parece situarse en la misma posición ideológica ¿lo está realmente?

Luego llaman la atención ciertas diferencias entre una circunstancia y la otra. En 1990 no hubo cuco comunista y el racismo antijaponés, chino y anti todo lo que no sea blanco fue mucho más explícito -31 años después algo se le disimula, después de todo- como si los defensores de Vargas Llosa desconociesen las reglas matemáticas más sencillas. Esta vez se instauró el terruqueo general, no solo en contra del provincianísimo candidato de un partido de izquierda radical, sino en contra de todo aquel al que se le ocurriese anunciar en sus redes que eventualmente votará blanco o nulo el día de hoy.

Una diferencia fundamental, entre ambos procesos, es que hace 31 años no era tan malo ser de izquierda; al contrario, fue por eso que la victoria de Alberto Fujimori estuvo cantada desde el 8 de abril de 1990, tras conocerse los resultados de la primera vuelta. El APRA y las dos izquierdas de entonces, juntos, habían obtenido 30% de los votos, los que se endosaron completos al outsider japonés para evitar que triunfe el proyecto neoliberal de Vargas Llosa. Fue la última trinchera victoriosa de la izquierda -cuando el PAP todavía se situaba dentro de su espectro y el muro de Berlín mantenía de pie buena parte de su trazo- pero fue inútil, días después de asumir la presidencia, Fujimori adoptó el modelo del vaquero Reagan, George Bush padre y la Dama de Hierro Thatcher.

Al anochecer del 10 de junio de 1990, hace 31 años, con el gesto afligido, Vargas Llosa se dirigió a las masas frenéticas en Miraflores. Como nunca las clases acomodadas se habían movilizado políticamente y habían convertido a “Mario” en un líder casi mesiánico, lloraban, gritaban y clamaban por un golpe de estado. Pero “Mario”, al fin y al cabo, era un demócrata cabal y adhería a las libertades políticas tanto como a las económicas. Entonces hizo un llamado a la calma, al civismo, al respeto de la voluntad popular expresada en las urnas e instó a las miles de personas congregadas en el frontis del local del Fredemo a volver a casa, en orden y tranquilidad, así lo hicieron.

En pocas horas tendremos resultados y un ganador o ganadora; por eso es fundamental que los actores políticos de hoy actúen, al momento de saberse los resultados, como lo hicieron sus pares de 1990. La voluntad popular se está expresando en estos momentos. No solo debemos respetarla, también debemos otorgarle al candidato o candidata triunfador/a la oportunidad de superar todos los miedos que nos han infundido en una campaña para el olvido y ejercer el periodo de gracia que todo gobierno requiere para organizarse y merece en virtud de nuestro contrato social. Solo después debe activarse la vigilancia ciudadana para continuar defendiendo y construyendo una democracia como la nuestra, que nos cuesta la calle, en largas jornadas de lucha y resistencia civil.

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Alberto Fujimori, Elecciones 2021, Mario Vargas Llosa

Debería quedar claro, a partir de esta elección, que los sectores populares necesitan algo más que solo ingresos económicos. Si solo fuera ello, bastaría la disminución de la pobreza monetaria de 58.7% a 20.2% de la población entre el 2004 y el 2019, o de la extrema pobreza, en el mismo lapso, de 16.4 a 2.9%, para suponer que habría pleno consenso respecto del establishment.

Es verdad que en el último año, producto de la pandemia, la pobreza general ha crecido a 30.3% y la extrema a 6.3%, un retroceso de casi diez años, pero no basta ello como factor explicativo del descontento ciudadano que ha impregnado esta elección y que explica en gran medida el voto duro detrás de Pedro Castillo.

Hay un reclamo por ciudadanía. Y ello pasa por sentirse incluido en la sociedad formal, por sentirse parte del colectivo. Y no hay manera de que eso ocurra mientras subsistan las groseras desigualdades que hay en materia de salud, educación, seguridad y justicia. En términos económicos, en las últimas décadas se ha reducido la desigualdad económica, pero la desigualdad institucional que se menciona en los cuatro criterios señalados, debe haber aumentado de manera considerable.

Es tarea del próximo gobierno reducir esa brecha lacerante de ciudadanía. No podemos llamarnos república en formación si no atendemos, con carácter de prioridad, esos elementos básicos de la vida social. Jamás seremos país desarrollado mientras un pobre no reciba atención médica de primer orden, educación competitiva, mínima seguridad vital y acceso a un sistema judicial que no lo discrimine por no tener recursos económicos.

Todo ello no pasa por destruir el mercado, sino por apoyarse en él para construir un Estado mínimamente eficaz y transparente. En los últimos 20 años, la recaudación fiscal ha crecido cuatro veces y la burocracia lo ha hecho 10 veces -señala un informe de Lampadia-, y no se considera en ese aumento de personal un solo profesor, médico, enfermera, policía o militar. Son burócratas de escritorio que han engrosado las filas del aparato estatal seguramente en base al clientelaje político de los distintos últimos gobiernos. No ha crecido el Estado sino que ha engordado, siendo incapaz de brindar servicios ciudadanos de calidad. Ese Estado debe ser disuelto y construir uno moderno e inclusivo, cabalmente democrático.

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Desigualdad, Elecciones 2021, Pobreza

Los dos candidatos ya firmaron documentos reafirmando su compromiso con ciertos principios democráticos, ¿a quién le cree menos?

Yo no le creo a ninguno de los dos. Creo que sus compromisos democráticos son bien endebles. Lo que sí creo es que la ciudadanía se va a movilizar para recordárselos. Creo mucho más en el poder de movilización popular que en los candidatos. Y espero que nos pasemos cinco años vigilando que estos compromisos se cumplan.

Cree más en los contrapesos de la calle que en los institucionales.

Hoy por hoy, sí. Creo que han dado mejor resultado.

Usted dijo cuatro meses antes de la primera vuelta que creía que Keiko Fujimori, “pese a todos los problemas, puede ser la mejor candidata de la derecha”. Pero a pesar del apoyo mediático, puntualmente del Grupo El Comercio, no ha logrado superar al profesor en las encuestas. ¿Qué cree que pasó?

De lo que produjo la derecha, ella era la mejor candidata [de la primera vuelta]. Como creía que la mejor candidata de izquierda era Verónika Mendoza. Porque López Aliaga no era un candidato viable para el Perú, era un candidato que postula un fascismo con el que no estoy, en absoluto, de acuerdo. Y creo que Hernando de Soto, en una segunda vuelta contra Verónika Mendoza, hubiese naufragado. Creo que la única que podía dar pelear, si es que optábamos por los extremos, era Keiko Fujimori. Han ganado dos extremos. Y el voto de la derecha encontró en Keiko Fujimori, pese a que la derecha la rechaza también, una mejor candidata. Si Hernando de Soto o López Aliaga enfrentaban a Pedro Castillo, les hubiese ido mucho peor, porque no tienen base popular.

Por lo que escucho en su programa, para usted el peligro de un gobierno del señor Castillo pasa más por su plan de gobierno, que usted describe como “el hambre”, que por un gobierno autoritario. ¿Es así?

Creo que el gobierno autoritario de Pedro Castillo, si se da, que se va a dar, tiene al frente un Congreso que lo va a parar. Pedro Castillo no tiene 80 congresistas, tiene 42. Entonces sí hay posibilidad de poner límites. Recordemos que no está postulando a dictador o a virrey. Está postulando a presidente. Pero en la ejecución de presupuesto, que sí es una atribución presidencial, tiene una mayor libertad. Y la capacidad de hacer daño ahí es inmensa. El presidente de la República tiene la facultad de fijar aranceles por sí mismo, sin pasar por el Congreso, y eso implica un impacto en toda la política de comercio exterior. Un candidato que ha anunciado alegremente que va a sustituir importaciones es un candidato que le está diciendo a la población que los precios se van a encarecer. Y eso es el hambre: precios más caros.

Ahora, la gente ya tiene hambre. Leo hoy una columna de El Comercio [de Norma Correa] que señala que el 2016 se ha detenido esta disminución de la pobreza y en los últimos años se ha disparado.

No se disparó. El Perú llegó a tener un porcentaje altísimo de la población por debajo de la línea de pobreza [en 1990]. Hacia el 2016, casi el 20% de la población estaba por debajo de la línea de pobreza. El avance más rápido se dio del 2006 al 2011, el ciclo se empieza a estancar a partir del 2013, pero se sigue creciendo, poco. Y ahí se estanca hacia el 2016, pero no deja de ocurrir. Pero a partir del 2019 veníamos mal y el 2020 es un frenazo que hace que esto retroceda 10 años. Entonces tú tienes gente que había dejado la línea de pobreza y ha regresado. Y en vez de darle la oportunidad de sacarla de la línea de pobreza, la vas a hundir con más. [Castillo] es peor que una pandemia. Porque además son recetas económicas que en el Perú ya se aplicaron y no funcionaron. Son recetas que en la región se están aplicando y no funcionan. Fue lo que llevó a Ollanta Humala a cambiar su plan económico. Entró con las mismas ideas y, cuando entendió que eso era el hambre, simplemente retrocedió. No porque fuera un traidor a sus principios, sino porque no quería hacerle daño a la población.

Y usted no cree que Castillo pueda seguir esa vía.

El problema de Castillo es que hay conceptos económicos básicos que no conoce y que ha empezado a aprender en la campaña. Por ejemplo, no distinguía el PBI del presupuesto nacional. Espero que aprenda rápido.

¿Pero para eso no está el equipo técnico?

Es que no es poca cosa no saber qué es el PBI y querer ser presidente de un país. Es un asunto muy serio, eso no es que te lo va a enseñar el equipo económico. Son cosas elementales. El presidente de la república es quien finalmente firma la ley de presupuesto. Si él dice que va a destinar el equivalente de 10% del PBI a la salud y otro 10% a la educación, es un gasto del presupuesto nacional. Si él en una entrevista dice que un monopolio es Ripley, el concepto monopolio no lo ha aprendido. Y es muy importante que un presidente que va a combatir el monopolio sepa qué cosa es. Sus prejuicios contra la inversión extranjera no se sustentan en nada que no sea prejuicios, xenofobia, no hay más que eso, no entiendo yo por qué el capital extranjero es pecaminoso, es malo.

Hoy el exministro Castilla escribe en El Comercio una crítica al elevado costo que van a tener ambos planes. Pero también apunta a las propuestas de Fuerza Popular. ¿A usted le parecen razonables estas propuestas?

Lo que tiene que estar claro es de qué forma se va a financiar. ¿se va a financiar con tesoro público? El programa bono oxígeno, un programa muy ambicioso, ¿se va a entregar a todas las personas que tengan un fallecido o a aquellas familias que hayan quedado en situación de pobreza a raíz del fallecimiento de su familiar? Con lo cual acotas completamente el programa. Una cosa es anunciar que vas a duplicar Pensión 65 y otra incorporar 500.000 más cada año sin financiamiento. El caso de Pedro Castillo también es muy caro por varias razones. Primero, poner un equipo de resonancia magnética en cada establecimiento de salud… yo estoy segura de que no tiene idea de cuánto cuesta. Es carísimo, un equipo normalmente se pone en un establecimiento de tercer nivel, no los de primer nivel. No hay ni siquiera cómo mantenerlos. Hay muchísimo más populismo que en las propuestas de Keiko Fujimori. Y hay otro problema: cuando tú expropias capital extranjero, vas a pagar tarde o temprano. Y la cuantificación de Camisea, por ejemplo, va más allá del presupuesto anual. Estamos hablando de inversiones gigantescas. ¿Cómo vas a pagar esto? Es carísimo. Esto es el programa económico de Maduro y de Chávez, que al principio, con toda la riqueza que tienen, sí te alcanza para todo, pero poco a poco se va deteriorando.

Aterrizando entonces su lectura, a unas horas de las elecciones, ¿ya decidió su voto?

Yo no digo por quién voy a votar, porque considero que es un derecho constitucional. Y que debemos proteger a mucha gente, con mi ejemplo, que se ha sentido muy maltratada por decir por quién va a votar. De los dos lados ah.

Hablaba en uno de sus recientes programas sobre los grupos de amigos o familiares que se han peleado por expresar o no expresar su posición política…

De esos chats donde ya se mete mucha gente salgo corriendo.

¿No le han insistido a usted que diga por quién va a votar?, ¿no le han dicho que necesitan su apoyo?

Un sector de mi familia cree que soy comunista. Aunque tú no lo creas. No sé por qué, probablemente por no decir ‘Keiko, te amo’, o algo por el estilo. Y otro sector cree que soy demasiado de derecha, ¿cómo es posible? Te juro. Nunca vas a satisfacer a todos. Además, porque hay veces en que creo que no se entiende nuestro trabajo. Mi trabajo no es hacer campaña por un candidato, mi trabajo es llevar información a la gente que le permita tomar una decisión. Yo no soy neutral frente a un programa económico, no soy neutral frente al conservadurismo de Keiko Fujimori o de Castillo, porque en eso son tal para cual. No soy neutral frente a las ideas, pero sí soy imparcial frente a las personas. Y considero que ambos han llegado a la segunda vuelta y merecen un trato justo.

¿Esa es una de las razones por la cual no se ha sumado usted a la campaña de Mario Vargas Llosa y compañía a pesar de compartir con él una posición liberal?

Pero comparto su nobleza. Me parece que ha sido un gesto muy noble, sobre todo de Pedro Cateriano, porque él ha sido perseguido judicialmente por estas personas. Lo que él está haciendo es decir: ‘miren, a pesar de que Becerril y compañía me citaban al Congreso todos los días, me creaban comisiones investigadoras’… Porque lo llevaron al Poder Judicial varias veces, se pasó tres años defendiéndose de apristas y fujimoristas. A pesar de eso, es una persona tan noble que entiende perfectamente que el plan de Pedro Castillo es muy malo para el Perú.

¿No cree que ha sido muy apresurado este apoyo? Castillo pudo haber tenido algún margen para convencerlos.

Ni Vargas Llosa ni Cateriano son periodistas. Ellos pueden decidir sus tiempos. Yo hubiera esperado un poco más, para sacarle más cosas a Keiko Fujimori. Ahora, creo que le han sacado bastante. Le han sacado el pedido de perdón, que ella reconoce que los maltrató, le han sacado un compromiso democrático, porque el talante autoritario de ella no le viene solo del legado del padre, sino de su conducta del 2016 en adelante. Yo hubiese esperado primero los compromisos y después hubiese dado el respaldo. Pero esa es una cuestión estratégica, ya cada uno lo decide. Pero sí aprecio la nobleza de los dos. Porque el fujimorismo se ha dedicado a hablar pestes de Mario Vargas Llosa. A Cateriano no le costaba nada liderar “Fujimori nunca más”, “Keiko no va” y hubiese sido un éxito. Razones tenía de sobra, pero no es su conveniencia lo que les importa. Si el público no lo sabe apreciar, bueno….

Organizar un evento en Ecuador, planear un cóctel después y decir que Keiko Fujimori representa la libertad, ¿no es una posición demasiado acrítica?

No creas. Es bastante crítica, porque para que ella haya llegado a ese punto ha tenido que tener compromisos bien claros. Mira, Vargas Llosa le pidió a la gente que vote por Alan García, frente a Humala por la misma razón, porque Humala salió abrazado de Hugo Chávez el 2006 y ahí arruinó su campaña. Vargas Llosa ha sido siempre consistente no con las personas, sino con las ideas, que es lo más difícil de ser. Siempre ha apostado por un régimen democrático y liberal. Entonces, entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala, apoyó a Humala porque Keiko Fujimori representaba un autoritarismo que aquel se comprometió a cambiar.

¿Cree que Keiko Fujimori perdonará una nueva derrota? Teniendo en cuenta sus antecedentes…

Yo creo que se retiraría de la política y eso es lo que más incentiva, en mi opinión, a la izquierda. Porque tres derrotas en segunda vuelta… yo creo que ya te retiras. Presumo.

O haces una campaña de venganza, como el 2016.

Ya no puede hacer eso. No tendría el poder con 24 congresistas. ¿Qué va a conseguir? Nada.

Su partido aún es una institución fuerte.

Ya no. Si ella pierde las elecciones, no. 24 congresistas en un congreso de 130 pueden ayudar a cualquiera, al mejor postor, pero no para una campaña de venganza.

¿Y Cerrón, él que es tan intransigente, cree que soporte perder?

Va a tener que soportarlo. Yo estoy cada vez más convencida de la tesis de tu jefe [Tafur], yo creo que Fujimori va a ganar. Es que el programa económico de Castillo es muy malo, porque nadie se juega al final del día su futuro así nomás. Me preocupa más eso y que la izquierda acepte que ha perdido. Y eso va a ser muy duro para la izquierda. Yo espero que sea cual sea el resultado ambas partes acepten el resultado.

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Elecciones 2021, Keiko Fujimori, Pedro Castillo, Rosa María Palacios
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