Elecciones 2021

 

Fotocrónica de Luis Julián

Keiko Fujimori

Keiko Fujimori inició el domingo 11 de abril con el típico desayuno junto a su familia y la nueva camada de militantes. Los sondeos la colocaban como una de las favoritas para pasar a la segunda vuelta. Por unas horas, quedaron atrás las acusaciones de pitufeo, la arremetida parlamentaria y la inestabilidad provocada de la que fue protagnosta su partido.

 

Keiko Fujimor

 

Por la tarde, en medio del tumulto periodístico y una portátil improvisada, Keiko llegó a ejercer su derecho al voto. Parte de su campaña fue buscar el respaldo a través de la reivindicación de su condenado padre, Alberto Fujimori, a quien había desaparecido de su campaña anterior.

 

Keiko Fujimori

Con una sonrisa llegó al local partidario y se desmarcó, nuevamente, de los rostros más polémicos y cuestionados del fujimorismo. Ya no estaban los becerriles ni las betetas, parte de la maquinaria de 74 congresistas que arremetieron contra los gobiernos de PPK y Martín Vizcarra. Ahora usaba la imagen de una nueva generación, los de la ‘escuelita naranja’. Abajo de del estrado, sin embargo, y sin llamar la atención, algunos candidatos ya saboreaban el pase a la segunda vuelta.

 

Keiko Fujimori

 

Tras el flash electoral, el balconazo. La familia Villanela Fujimori saludaba victoriosa. Nadie supo si la candidata volvió a pisar alguna maceta con plantas.

 

Keiko Fujimori

Keiko Fujimori: ¿trae cola política?

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Elecciones 2021, Fuerza Popular

Jamás tres siglos de genocidio, vasallaje y desprecio sistemático van a desaparecer fácilmente de nuestra memoria colectiva, y menos con 200 años posteriores de república colonialista. No se toma real conciencia de la tragedia colectiva que significó la invasión española, porque la mayoría de nosotros seguimos mentalmente colonizados, y miramos las cosas desde los valores y desprecios que nos inocularon. Fue más o menos así: llegaron otros más fuertes y letales – monstruosamente despiadados casi siempre – a quitarnos todo lo que consideraban valioso y a esclavizarnos para obtenerlo, a violar a nuestras mujeres e hijas, a humillarnos, y a obligarnos a admitir que su cultura es superior y la nuestra es vergonzosa. Esto ha implicado una frustración y una depresión social históricas, que se han ido heredando de padres a hijos, aún cuando muchas veces no se tenga conciencia de ello.

No pudieron desaparecer a una cultura milenaria que tiene como parte de sus valores cosmovisionarios la sabiduría de recogerse y dispersarse frente al peligro sistémico, y la genialidad humana de esperar con paciencia – y mucha valentía – el inevitable retorno de un orden más conveniente. Sin duda, muchos antiguos peruanos terminaron cediendo por falta de fuerzas o por sobrevivencia, pero hay cerca de un 30% (el Perú rural de hoy) que sigue siendo muy pachamámico y pre-hispanista en espíritu. Lo que sí lograron fue sacar de nuestras mentes – y no los colonos sino sus émulos republicanos – la idea clara del abuso esclavista y del saqueo, y de sus terribles consecuencias en nuestra historia. Para la mayoría de peruanos, la invasión española es un evento propio de su tiempo, y no guarda relación con nuestro fracaso republicano. 

En términos psicoanalíticos – que tanto entusiasman a las élites limeñas – se trata de un inmensurable trauma colectivo, que como todos los de su naturaleza, es permanente e ineludible. Puede manejarse y servir de impulso, pero sólo cuando se le enfrenta como corresponde. Si la injusticia sigue reiterándose – así sea grado – el trauma no se irá ni mucho menos, y se manifestará tarde o temprano . Desde la filosofía pre-hispánica, estamos en un largo pachakuti, que es la crisis terminal de un tiempo, que llevará a una nueva síntesis de todo lo recibido e interiorizado hasta entonces. Nada se crea ni se destruye, todo se transforma.

Y en medio de esta larga transición histórica, el Perú rural se está manifestando con una tesitura política nunca vista en 200 años de convalecencia emocional y subordinación republicana. Tienen cada vez más liderazgos propios con volumen nacional, entre ellos Pedro Castillo. Se han revalorizado geopolíticamente producto de la crisis ambiental y la creciente escasez de recursos naturales, y sus cabezas más prolijas lo tienen muy claro. También los ha ayudado mucho – así como a todas las culturas no occidentales – las redes digitales: son más visibles, reciben más información del mundo y la infamia extrema en su contra ya no procede tan fácilmente, pues hay demasiados ojos vigilantes. Desde luego, los liderazgos del pachakuti peruano no son filigranas estratégicas de un fino planeamiento, sino fuerzas resistentes que enfrentan asimetrías radicales, y que pelean en esos términos. Pedro Castillo es un radical porque lo que tiene al frente lo lleva y obliga a ello, pero se ha sometido a las formas electorales democráticas, y no tiene el poder necesario para dejar de hacerlo. Es una persona de valiosa experiencia, y no parece ser el irracional absurdo que algunos pretenden: es rondero, líder campesino, docente de escuela rural y reconocido sindicalista. Y fue dirigente regional de Perú Posible hasta su extinción.

Su éxito, efectivamente, representa a los olvidados históricos, que no son ignorantes por esta preferencia ni merecen comprensión indulgente (como creen algunos de peruanidad poco razonada), sino gente marginada que desde su experiencia y sus largos antepasados se da cuenta de que “esas formas democráticas” no le garantizan nada, y menos en el contexto de “eso que llaman liberalismo”, donde hay unos pocos privilegiados y muchos excluidos. Es decir, es un público con demandas de izquierda, conciente o no del rótulo. Frente a ello, Pedro Castillo ha sido largamente el mejor candidato, si de triunfar con ideas sencillas pero trascendentes, reaccionar con astucia y conectarse con públicos se trata. No estoy seguro, por ejemplo, de que Verónica Mendoza se haya mostrado superior a él en contenidos. Quizá en algunos puntos relevantes, pero no en el fundamento del izquierdismo – que es la explicación económica de nuestro rezago material como país y de la exclusión de la mayoría peruanos -, ni tampoco en su conocimiento operativo del Perú profundo, que es lo que podría diferenciarla. Es desde ese tipo de insumos estructurales que el presidenciable teje sus mejores golpes de campaña, a veces con sólo la suficiente capacidad comunicacional.

La candidatura de Verónica Mendoza mejoró mucho desde el debate final por grupos, incluso en algunos aspectos lógico-verbales y emotivos que determinan si un político tiene madera para las grandes presentaciones, pero se quedó corta al lado de un líder que no sólo ha nacido en el Perú profundo, sino que convive y dialoga con él, como es Pedro Castillo. No fueron sus propuestas económicas el mayor problema: morigerarlas y explicarlas mejor sólo conquistó nuevos votos entre los indecisos de la clase media y alta de Lima. Tampoco su postura sobre Venezuela, como lo demuestra el mismo Castillo. Es su mosaico cultural – que incluye su relación con el mundo occidental – lo que no terminó de penetrar en el Perú regional y rural. Es posible que su defensa de las libertades sexuales y de género también hayan pesado algo en esta desconexión.

Un tema muy polémico han sido las declaraciones conservadoras que sobre el enfoque de género y el matrimonio igualitario ha emitido el evangelista Pedro Castillo. Pero no me queda claro si éstas son parte de una estrategia para ganarse el duro y mayoritario voto conservador – muy afín a su actual oponente – o si realmente piensa tan así. Lo digo porque en su plan de gobierno se legaliza el aborto y se denuncia frontalmente el machismo. De cualquier forma, Castillo ha comentado que todos estos dilemas serán tratados en la asamblea constituyente que planea convocar, y es meridianamente claro que su rival de turno es más regresiva en estos temas. Lo que le puede costar mucho – en votos – es su decisión de amnistiar a Antauro Humala, y su cercanía “sindical” al Movadef. Sin duda, aquí hay un radicalismo que excede al necesario, y un autoritarismo violentista que merece ser vigilado seriamente. Pero, nuevamente, al otro lado hay cómplices de criminales y mafiosos mucho más nocivos, que han sido pillados y esperan librar su condena con la llegada de su lideresa a palacio.

En relación a las propuestas económicas del plan de gobierno de Perú Libre, éstas no son otras que las de una izquierda latinoamericana pan-andina, cuyas referencias son Bolivia y Ecuador. Y más allá de lo dicho en las elecciones, toda la verdadera izquierda peruana debe apoyar este camino de inmediato, si toda ella sabe que el rezago del sur se origina, agrava y reproduce por decisiones que favorecen a la riqueza del norte. No caben medias tintas conceptuales aquí, la historia demuestra con claridad esta realidad conflictiva y abusiva, como también está evidenciando que nada terrible pasó en el Ecuador de Correa, y que Bolivia ha dado grandes pasos hacia su verdadero desarrollo. Así, este proyecto político implica un Estado distributivo, igualitarista, ambientalista, industrializador y nacionalista en relación a los recursos naturales estratégicos (donde nos dejan migas, se llevan millones y destrozan nuestra naturaleza). Y dadas nuestras ventajas ecosistémicas frente al mundo, propone un Estado que apuesta por el desarrollo de la agricultura rural, y por la seguridad alimentaria como instrumento de soberanía decisoria frente al ánimo impositivo de los poderes globales. Ya se conoce la voluntad de elevar, superlativamente, los presupuestos de educación y salud. Y no sorprende la apuesta integracionista latinoamericana. Es claro que este esquema puede tener asegunes, pero es innegable que es el camino lógico a explorar, dado que el capitalismo aplicado a nuestras latitudes ha fracasado largamente, y no tiene ya nada para ofrecernos. Lo inventaron otros para beneficio propio, como se ha explicado en columnas previas de este mismo espacio.

Sumado a lo anterior, el plan de gobierno de Perú Libre plantea introducir políticas de gobierno muy vanguardistas y vigentes: descentralización tributaria con responsabilidad económica a nivel regional,  plurinacionalismo constitucional, consulta popular vinculante para explotación de recursos naturales, elección democrática de magistrados, jueces y tribunos constitucionales, medidas de desconcentración económica y pluralidad ideológica en la oferta mediática, abolición del concordato con el Vaticano, desaparición del secuestro inconstitucional de las AFP, y otros. Muchas son medidas de compleja implementación, pero todas tienen un indiscutible espíritu democrático y progresista. La aseveración de que el Tribunal Constitucional es una entidad técnica y no política, y que los peruanos no sabríamos a quién elegir, es ignorante y manipuladora. Nada más político que dicha institución, cuyos miembros los designa nada menos que el congreso.

Pienso que este programa de transformación deposita mucha confianza en la capacidad técnica y ejecutiva del Estado peruano, que jamás será capaz de hacer tanto y tan bien en plazos políticamente realistas, pues es creación del subdesarrollo. Esto debería llevar a tener claras las prioridades factibles y las energías administrativas a invertir: todo Latinoamérica se ha querido capitalizar e industrializar alguna vez en los últimos 100 años, para ir a la velocidad del mundo avanzado y merecer su tipo de bienestar social. Todos lo han hecho desde el Estado, pues es claro que el mercado nos aleja de ese destino. Y nadie ha tenido éxito: nuestro territorio, los destrozos coloniales heredados y buena parte nuestra matriz cultural son disfuncionales al gran capitalismo occidental, que tiene su particular contexto y tuvo que explotar a otros – por siglos – para consolidarse. Por eso me gustaría que las soluciones económicas de Perú Libre sean más pachamamistas que neo-marxistas. No creo que nuestro principal asunto revolucionario sea la lucha de clases como piensa Vladimir Cerrón, ni tampoco de desarrollo capitalista industrial pendiente, sino el dilema histórico de si nos reconocemos o no con nuestras fuentes milenarias, y de si nos reconectamos o no con la naturaleza.

También celebraría que el programa no tuviera el sinsentido conservador de creer que los médicos y docentes profesionales son los protagonistas del cambio, cuando deben muchas explicaciones y nadie los ha designado para ello. Otra cosa es que el profesor Castillo y el galeno Cerrón los necesiten como brazo político, para lo cual no deberían usar el presupuesto público y las oficinas del Estado aprovechando demandas sociales. Y, sin duda, me gustaría que promuevan la igualdad de género, y la sexualidad plena y responsable entre nuestros niños y adolescentes. Pero nada de esto me impide saber que Pedro Castillo empuja el norte que corresponde en este Pachakuti, y que Keiko Fujimori no lo supera en ningún punto, ni tiene nada que ofrecerle al país.

Creo que Pedro Castillo tiene muchas posibilidades de ganarle a Keiko Fujimori la segunda vuelta presidencial, por margen de movimientos, por contenidos esenciales y por superioridad moral. Obviamente, y él lo sabe, va a tener que hacer concesiones vinculadas a la sucesión democrática quinquenal y al control inflacionario, a su opinión sobre el Movadef y Sendero Luminoso, y al indulto en favor de Antauro Humala. Cuánto entregue de todo este paquete va a depender mucho de lo que haga su oponente. 

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Carlos Trelles, Elecciones 2021, Pedro Castillo, Segunda vuelta

“Luego de las elecciones del último domingo, y siendo evidente que la segunda vuelta se realizará entre un candidato “antimercado” y una “promercado”, primará la incertidumbre en los agentes económicos del país, al menos hasta el domingo 6 de junio, que volvamos a las urnas”, aseguró Jorge Carrillo Acosta, experto en finanzas y profesor de Pacífico Business School, al comentar una muy posible segunda vuelta entre los candidatos Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular), quienes al 95% de actas procesadas por la ONPE, ocupaban los dos primeros lugares de las preferencias electorales.

 

Para Carrillo Acosta, los efectos económicos se verán reflejados en la inestabilidad del dólar -según las futuras encuestas- y que las empresas dejarán en stand by futuros proyectos o inversiones a la expectativa de quién sea el nuevo presidente o nueva mandataria para el periodo 2021-2026.

 

El dólar, por ejemplo, el último lunes inició la jornada con una tendencia al alza y se ubicó en S/. 3.69 para cerrar el día con S/. 3.62. Para el martes 13, abrió con un S/ 3.62 a nivel interbancario.

 

Un billete volátil

“El dólar tendrá muchas fluctuaciones y lamentablemente lo que digan las encuestas con el candidato que tenga mayores posibilidades de ganar va a definir un poco cómo se moverá el tipo de cambio”, explica Carrillo Acosta. “Si al señor Castillo las encuestas lo favorecen, es muy probable que el tipo de cambio suba. Y al revés, si la señora Fujimori, tiene las preferencias, es muy probable que baje. Pero cada error que comentan ellos va a mover el tipo de cambio, por lo que desde ahora hasta las próximas ocho semanas el dólar fluctuará mucho”, señaló el experto, quien precisó que ayer lunes el Banco Central de Reserva (BCR) salió a vender dólares para controlar un poco el alza del billete verde, lo que provocó una subida moderada, no tan brusca y que luego volviera a sus niveles iniciales.

Suspenderán nuevas contrataciones

Para Carrillo Acosta, muchas empresas suspenderán la contratación de nuevo personal y, en general, los planes de inversión de las organizaciones y de las personas también se frenarán. “Cuando hay mucha incertidumbre como la que tendremos las próximas ocho semanas, las empresas y las personas prefieren aguantar un poco sus inversiones”, señala, al explicar que, si una compañía pensaba abrir un segundo local, tal vez -y de momento- ya no lo haga. Lo mismo sucedería con una persona que pensaba comprar un inmueble, quizás se aguante un poco.

 

“Las empresas prefieren ver cómo se vislumbra el panorama, para ver quién finalmente gane y con qué condiciones contará su mercado en los próximos meses o años. Por lo tanto, al frenarse la inversión, también frena las contrataciones de gente, a todo nivel. Tanto para las grandes empresas como para las Mypes. Eso se verá a todo nivel”, señala.

 

Además, asegura, que muchas personas podrían reducir sus consumos privados, priorizando el ahorro.

 

¿Las Mypes se verán afectadas ante la incertidumbre política?

“El microempresario suele ser un poco más resistente que la empresa mediana o grande con los temas políticos. De pronto siente que esto no le afecta tanto y sigue en su marcha. Creo que el efecto será menor que en la gran corporación, o la mediana. Los microempresarios apuestan a lo seguro. Ellos no paran tanto como sí frenarán las más grandes”.

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Economía, Elecciones 2021

Se cocinan desafíos drásticos a la estructura de poder dentro del Partido Morado. Si mantiene su inscripción, un grupo de bases regionales ya coordina pedir la cabeza de Julio Guzmán, a quien ven como el directo responsable del fracaso en esta primera vuelta. Y si necesitasen reinscribir el partido, buscarán hacerlo prescindiendo de su fallido candidato.

 

Militantes principalmente de La Libertad, Cusco y Arequipa están resentidos con Guzmán, según fuentes cercanas a las coordinaciones consultadas por Sudaca. “La gente de Arequipa está furiosa, se han rajado y dicen que Guzmán, cada vez que iba, los hundía más. En lugar de ayudar, les ha desinflado el globo. No tenía afán de hacer campaña, caminar, quedarse a dormir, solo mucha distancia”, relata una de ellas.

En las internas moradas, la que llevó como bandera la representación regional fue la lista de Carolina Lizárraga. De hecho, tuvo como candidata en la segunda vicepresidencia a Jackeline Mathews, coordinadora del eje regional del plan de gobierno de la agrupación. Tras perder, Lizárraga se volvió abierta opositora de Guzmán, el presidente fundador. Sudaca conoció que la congresista está en contacto con los militantes de regiones para conocer sus cuestionamientos al manejo del partido, que califican de poco democrático.

Para las bases regionales mencionadas, es necesario que los dirigentes a cargo de las decisiones de campaña que han llevado a estos bajos resultados den un paso al costado. Su objetivo, dicen, es que la organización pueda seguir adelante, así sea con una nueva inscripción. Si no ven señales de un cambio, aseguran que el descontento puede dar lugar a renuncias y a una crisis interna.

Las fuentes consultadas por Sudaca coinciden en señalar que los problemas empezaron con el ingreso de candidaturas parlamentarias que no fueron sometidas al voto interno, sino más bien impuestas desde Lima. Eso incluye la alianza con Fuerza Ciudadana, agrupación representada por la candidata Susel Paredes y otros que se sumaron en setiembre a las listas parlamentarias.

Si bien algunos de estos invitados y nuevos militantes sumados para la elección tienen capacidades académicas o profesionales rescatables, el hecho de no haber pasado por un proceso de consulta interna generó desazón entre un sector de la militancia que estuvo desde el inicio del joven partido.

Aunque Julio Guzmán ha dicho que Carolina Lizárraga sigue siendo uno de los principales cuadros morados y niega cualquier distanciamiento, la congresista casi no ha tenido apariciones durante la campaña.

 

A la espera de los resultados finales

Con los resultados a boca de urna de Ipsos Perú, el sueño que tenían los morados de convencer a los indecisos quedó hecho tierra. Como distintas encuestas adelantaron desde febrero, la candidatura presidencial liderada por Guzmán obtuvo en ese sondeo preliminar una votación menor (3%) a la de su lista congresal (5.4%).

Si se mantienen esos números en los resultados finales, el partido podría pasar la valla electoral de 5% de los votos válidos a nivel nacional y tener congresistas, pero perdería su inscripción al no colocar 5 representantes de más de una circunscripción, en virtud de un cambio legislativo que se introdujo en agosto de 2019.

Solo un botón grafica el rotundo fracaso electoral: de los 9 escaños que obtuvieron en las elecciones extraordinarias del año pasado, según las proyecciones de Ipsos Perú, se quedarían solo con 4. Las bases regionales están esperando que termine el conteo para decidir qué camino tomar.

Consultada acerca de la posibilidad de que el partido pudiera quedarse sin pasar la valla, Flor Pablo, candidata a la vicepresidencia de Guzmán, respondió a Sudaca que todavía no están en ese escenario y que van a esperar a que concluya el conteo de los resultados oficiales.

“No me anticiparía a ver cómo va a quedar la elección, pero sea cual sea el escenario, nos cuestiona y nos obliga a replantear nuestras estrategias. Uno de los planteamientos centrales, definitivamente, es trabajar un acercamiento mayor a las regiones, a las localidades. Creo que como partido lo hemos venido trabajando, pero es una agenda todavía en construcción. El partido tiene su inscripción recién desde el 2019. Hemos trabajado mucho en eso y ahora lo que nos toca es fortalecer las bases a nivel distrital, provincial y seguir en este camino de construir un camino sólido”, precisó.

Otro de los fundadores del partido, Luis Durán, candidato al Congreso por Lima Metropolitana, confía en que sí podrán pasar la valla e incluso, en el hipotético escenario en que no lo lograran, cree que habrá militantes dispuestos a afiliarse nuevamente para reinscribir el partido.

“Eso no se pone en duda. No somos un vientre de alquiler ni un club de amigos. Tenemos una doctrina y nos extendemos por todo el país”, sostuvo.

 

¿Y Julio Guzmán?

Con esta etapa de la campaña electoral cumplida, a Julio Guzmán le tocará dar las pautas para la posición que tome el partido en segunda vuelta, pero, sobre todo, hacer una evaluación de daños y enfrentar a esta militancia descontenta.

Profesionalmente, va a poder retomar la actividad docente que dejó en pausa durante la campaña y continuaría dirigiendo la organización sin fines de lucro “Instituto de Formación y Desarrollo del Talento Peruano”, en la que se dedica a capacitar personas en temas de gestión pública. Al final, sus videos de “La pizarra de Julio” y sus interpretaciones musicales generaron más simpatía que su candidatura al sillón presidencial.

 

*Fotoportada: Leyla López (imágenes: ANDINA)

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Elecciones 2021, Julio Guzmán, Partido morado

Llegamos al cierre de la primera vuelta de unas elecciones complejas. Si le daban una semana más o Castillo ganaba en primera vuelta o no pasaba. Así de frágiles nuestras apuestas políticas. Tenemos tres países en uno y la tarea urgente es convertirnos en uno solo.

 

Al cierre de este artículo, la ONPE ya reportó avances a más del 55%. Pero el conteo rápido de IPSOS al 100% ya nos dijo que tendremos una segunda vuelta clara: Castillo – Fujimori. La semana pasada ya se veía venir el movimiento. Lo que no sabíamos era qué movimiento se venía. Alcanzamos nivel 10 de turbulencia en la escala el jueves. Ya el domingo nos agarró algo más prevenidos.

 

Subidas, bajadas, estacionados. El siguiente lunes tendremos un mejor y más oficial mapa. Y más tranquilos los ánimos ya que hoy todos nos preguntamos qué pasó con cierto estupor de resaca. Por ahora, algunas cosas que valen la pena ir colocando en su sana dimensión.

 

Un Perú, dos Perús, tres Perús

 

No es nuevo pero por viejo no es menos relevante. Revisando el 100% del boca de urna de IPSOS, que es lo que más podemos hacer mientras ONPE avanza (más rápido de lo planeado además) vemos con claridad el origen de los votos de Castillo y cómo se “comió” a Lescano por donde compitió. También vemos bloques conservadores de derecha muy claros.

 

Perú 1. Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Puno (el único sitio donde Lescano le compite y aún así le gana), Castillo ha ganado arrasando, con más del 35% de votos. Es clave. El Perú más pobre y el más rural masivamente votó por Castillo y dejó de lado a quien venía ganando cierto espacio. Pero además, allí, la izquierda moderada de Mendoza dejó de prender desde el 2016. Aún muy pronto para evaluar qué pasó con la candidata y sus tropiezos de campaña.

 

Pero no solo allí. Castillo ganaría con holgura también en Amazonas, Ancash, ¡Arequipa!, Cuzco, Huánuco, Junín, Lima Provincias, Madre de Dios, Moquegua, Pasco San Martín y Tacna son departamentos donde el candidato obtendría más del 20% y el primer lugar. El lápiz pintó más de lo previsto.

 

Perú 2. Pero no solo está Castillo. La costa norte, Piura, Lambayeque,  La Libertad más Ica de la costa sur, apuesta como casi siempre por el fujimorismo y además por López Aliaga que ha entrado con fuerza en estas ciudades. Es importante ver cómo el fujimorismo cedió parte de su capital político de antaño a una opción más a la derecha de ellos como la de López Aliaga.

 

Perú3. Y nos queda Lima. Una Lima que elige a De Soto, Fujimori y López Aliaga. La mitad de limeños apuesta por una de estas tres opciones. Pero es la capital y es lo que casi termina metiendo a De Soto en la pelea. Tal vez ahí era donde Las Vegas tomaba la información para sus apuestas. Lima es una incógnita cerrada. Muy difícil también de comprender cómo su apuesta es principalmente por opciones tan de derecha.

 

 

El eje conservador

 

Una de las cosas que más me llamó la atención con la aparición de López Aliaga en la escena electoral nacional fue su discurso abiertamente conservador y a la vez tan confrontacional y agresivo. Muchos antes tal vez intentaron exponer una lógica en ese sentido, pero RLA tuvo los medios, el medio y el discurso para hacerlo.

 

Lo terrible es que no es el único. Haciendo una suma de fuerzas políticas que suman a Castillo, Fujmori, Lescano y Lopez Aliaga, estamos hablando de una fuerza de 50% del electorado. La mita del país que vota hoy por una alternativa de control de los derechos individuales. Que desea que el ejercicio del gobierno impida la ampliación del ejercicio de los derechos individuales. Si quitamos a Castillo y nos quedamos con el eje conservador de derecha, la cifra llega a la cuarta parte de la población. Uno de cada cuatro.

 

Lo peor es que es un discurso que basa su premisa en una palabra: libertad. Aunque suene paradójico, en nombre de la libertad se apuesta por un Estado menos inclusivo y más represivo. Hoy, los movimientos que consideran que el Estado “no debe imponerles una forma de vida liberal” ya tienen una cara política que se va a quedar allí.

 

El centro que no existía

 

El Partido Morado que se debate entre la valla y la desaparición. El experimento Forzai (estoy seguro de que da para una película). Buena parte de Juntos por el Perú. Representan al 18% de los electores. La alternativa ganadora decíamos. El modelo no quiere extremos decíamos. Al final fueron propuestas que se consideraron tibias y que no significaron mucho ni siquiera en Lima, que era donde debieron prender.

 

¿Por qué? Porque si de algo este columnista está seguro sin pruebas -aún- pero sin dudas también, es que los candidatos no prendieron, que sus apuestas no funcionaron y que se relacionaron muy mal con sus electores.

 

Pero tienen un fiel de balanza muy importante que es donde será importante pelear. Si logran amalgamar una bancada única van a tener peso propio y van a poder construir. Quién sabe si de allí no se vislumbra algo para las regionales y para el 2026. Gente hay. Proyecto no.

 

El Congreso del terror

 

No conocemos a los congresistas. Tampoco a sus partidos de procedencia. Qué van a proponer, cómo lo van a negociar, qué tipo de relación tendrán con el ejecutivo. Fragmentado además. No habrá mayoría de nadie. Pero parece evidente por donde vendrán las alianzas. Parece que la principal bancada no llegaría a 30 congresistas (la de Perú Libre), pero acá siempre es buena la variedad.

 

No es menor que el candidato que mayor votación ha sacado ha manifestado su intención de cerrar el Congreso si le bloquea la posibilidad de una nueva Constitución. Llevado a ese extremo, ¿el país se puede someter a otros cinco año de tensión permanente entre Ejecutivo y Legislativo? ¿Seremos capaces de aguantarlo?

 

El ajedrez

 

Fujimori salió anoche, antes de saberse -quizás sabiéndolo- ganadora otra vez del segundo lugar a lanzar el primer piropo a Hernando de Soto con quien hasta ese momento disputaba el pase al balotaje. Comienza así la temporada de ofertas y alianzas, del dame-que-te-doy político. Claro, con menos de 15% del país van a necesitar mucho de los perdedores. También salió el VP de López Aliaga, almirantazo él, a tender puentes de apoyo, pero con condiciones: no comunistas, no cambios a la constitución, que crean en la libertad (ya explicamos su significado líneas arriba). Le hablaba ¿a quién?

 

¿Quién va a convocar a Acción Popular y a cuál Acción Popular además? ¿Quién se va a sentar con Forzai papá y con la Vero a animarlos? ¿Con Urresti y Luna? ¿Será posible? ¿Castillo tiene al lado operadores políticos para hacerlo?

 

JP es la incógnita. ¿Se pegarán a la izquierda de Castillo como parecería el derrotero natural y después de que por haber endosado a PPK el 2016 Mendoza dejó de conectar con el sur? ¿Dejarán libertad a sus votantes? Lo que es claro es que no van por el fujimorismo de ninguna manera. Esa ficha va a estar interesante y no se espera una definición pronta.

 

De estas alianzas depende, en buena parte, nuestro país.

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Bicentenario, Elecciones 2021, Mauricio Saravia, ONPE

“A veces voy al lado de la carpa y grito su nombre. Al menos para que sepa que estoy aquí y esté más tranquila”, dice Rocío Inza. Su novia, Milagros Barreto, cumple una semana sentada en una silla de ruedas del Hospital de Emergencias de Villa El Salvador (HEVES), uno de los más grandes de Lima Sur. Desde que ingresó, a las 10 de la noche del 4 de abril, no ha podido verla. Y tampoco lleva consigo un celular, porque está prohibido.

Cuando Milagros llegó a una saturación de 76, ambas decidieron que debían correr a un hospital. Allí la conectaron a un balón de oxígeno y le indicaron que tenía comprometido el 70% de los pulmones. Una vez al día, una doctora llama por WhatsApp a Rocío para contarle sobre Milagros. Hoy le dijo que su saturación está en 96. “Pero a veces baja y sube. Estoy insistiendo para que me digan la verdad”. No poder verla le causa desconfianza.

En estos días Rocío le ha mandado cartas escritas a mano, que aprovecha para colocar en la bolsa de ropa que le entrega al personal médico interdiariamente. “Ayer me pidieron papel y lápiz, y se los puse en la bolsa; pero no me escribió de regreso. Eso me preocupa”, dice. Es media mañana y el sol le pega con fuerza a los familiares de pacientes Covid-19. Son unos 20. Algunos se agolpan en la puerta principal del hospital a la espera de que perifoneen los apellidos de su familiar.

Hospitales
Solo unos metros la separan de la carpa donde el personal médico del HEVES atiende su novia, pero desde hace una semana no ha vuelto a verla. Foto: Luisa García.

Rocío esperaba encontrar un mensaje en la bolsa con ropa usada que le devolvieron hace 10 minutos, pero no ha recibido nada. La misma impaciencia se nota en los gestos del resto de personas que esperan noticias sobre sus seres queridos. Otros se cobijan debajo de un toldo, a unos metros, y un par acampa en el pasto. Nadie parece preocupado por llegar a su local de votación.

¿Pensaría usted en ir a votar con la preocupación de que su pareja pueda empeorar en ese interín? Rocío no deja de mirar hacia la carpa, por entre las rejas. Espera que alguien deje la entrada entreabierta y le permita ver a Milagros unos momentos.

“Estar acá es horrible, todos los días veo cómo personas llegan con fiebre o dificultad para respirar. El día que entró mi pareja, vi entrar hasta diez más luego. No solo personas mayores, sino jóvenes también”, cuenta. “Su recuperación es lenta. Está luchando, estamos orando cada día”.

Lima Centro, 11 de abril, 11:30 a.m.

Jorge (usamos un seudónimo a su pedido), de 35 años, traslada a su esposa a la Clínica Internacional de San Borja. Los síntomas son claros: dolor en la espalda y dificultad para respirar. Más temprano, ella no tuvo fuerzas para ir a su local de votación.

La Clínica Internacional es el centro de salud donde la esposa de Jorge suele atenderse vía su plan EPS. Aún no tiene certeza de si su seguro cubrirá todo. Adentro, un toldo le da sombra a alrededor de 15 personas en sillas distanciadas. Todos tienen síntomas respiratorios. Los familiares no pueden acompañarlos. A solo unos pasos, la tranquilidad de los votantes a las afueras del colegio particular Santa Rosa de Lima contrasta con la preocupación de los familiares que rondan la clínica.

Hospitales
Entrada reservada para pacientes Covid. Foto: Luisa García.

La batería del celular de Jorge está por acabarse, pero alcanza a recibir un mensaje de su esposa: acaba de pasar triaje y ha regresado a su asiento por indicación del personal médico. Se toma unos segundos para enviar otro mensaje: es un aviso a su hermana para alertarle de que probablemente luego tenga que ir al Hospital Guillermo Almenara. Su abuela paterna también está internada allí por Covid-19. Tiene ochenta años y ha estado evolucionando bien. Es posible que le den de alta en unas horas, pero él no sabe cuántas le quedan a las afueras de la Clínica Internacional.

El sábado 3 de abril por la noche, al llamarla por teléfono, Jorge había notado que su abuela se agitaba al hablar y que tosía. Fue a su casa y le midió la saturación. Marcaba 85. Debido a su urgente necesidad de oxígeno, no fue fácil conseguir que la ingresen a un hospital. Jorge relata que en el Uldarico Rocca Fernández, de EsSalud, en Villa El Salvador, no tenían el gas medicinal. Tampoco en el Edgardo Rebagliati. “Dejarla acá es maldad”, cuenta que allí le dijo un médico, luego de advertirle que solo podrían tenerla sentada en el patio.

Casi a media noche y en un tercer intento, el Almenara aceptó recibirla. No tenían cama, solo una silla de ruedas, pero sí contaban con oxígeno. Y no hubo cama para ella recién hasta hace tres noches. El nieto subraya su agradecimiento al personal médico porque hoy su saturación ya está normalizada. “Ella pensaba que iba a ir, la iban a revisar y que regresaría a casa ese mismo día. Debe haber sido duro para ella”, comenta.

Lima Norte, 11 de abril, 9:30 a.m.

Rita Palacios acaba de salir de su casa en Los Olivos. Tiene 33 años y es licenciada en enfermería. Siete pacientes Covid-19 la esperan en distintos puntos de Lima Norte. Aunque aún no lo sabe, el llamado desesperado de una hija por la baja saturación de su madre le impedirá votar. Todavía tiene previsto hacerlo por la tarde. Son las elecciones presidenciales del Bicentenario, pero la pandemia ha alcanzado uno de sus picos: tan solo hace dos días el Ministerio de Salud reportó 384 fallecidos confirmados, cifra máxima hasta la fecha.

Hospitales
Rita Palacios coordina al personal de enfermería del área de Emergencias del Centro Materno Infantil Juan Pablo II, en Los Olivos; en sus días libres atiende a pacientes Covid a domicilio. Foto: Archivo personal.

De momento, Comas es su primera parada. La urbanización se llama El Retablo. Allí la espera un paciente de 67 años, luego atenderá otra de 49 en el mismo distrito y uno último en su turno de la mañana, en Pro. Su labor: enseñarle a la familia cómo manejar un balón de oxígeno, así como la aplicación de otros tratamientos previamente recetados por un médico. “A veces me piden quedarme 12 horas, pero yo les indico que no puedo por el tema de la exposición [al virus]. Estar tantas horas en un solo lugar es un poco más complicado”, explica.

“Ha sido un día terrible”, dice a las 5.40 p.m., camino a atender al primer paciente de su turno de la tarde. Aún no ha votado, ni lo hará. “Ahora me estoy yendo a San Miguel, de ahí voy a José Granda, luego a Independencia. Y de allí debo regresar a Comas, [El] Retablo. Pronostico terminar a las 11.30 de la noche”, cuenta a Sudaca. «Hubo un paciente que ya no pude aceptar. Querían que les ayude a conectar el oxígeno. Les dije que podía ayudarles vía videollamada». Las elecciones ocurren en otra realidad. Una que no es la suya. Tampoco la de los pacientes que ve.

 

Fotocomposición de portada por Leyla López.

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Covid-19, Elecciones 2021, Luisa García Tellez, Oxígeno

“Pedro Castillo: la fuerza nace del pueblo”, “El lápiz es cultura popular” y “No más pobres en un país de ricos”. Con estos lemas y arengas, el local de campaña de Perú Libre en Lima celebró el pase de Pedro Castillo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Cerca de treinta personas aplaudían y se abrazaban ante la ausencia de cámaras de televisión. La gran prensa limeña se olvidó que la popularidad de Pedro Castillo también había llegado al centro de la capital. Apenas conocieron los resultados a boca de urna, los reporteros tuvieron que recular y llegaron a la sede de la celebración.

El pasado jueves 8 de abril, sin embargo, a solo unas cuadras de su local, Castillo ya había realizado su cierre de campaña con una multitud de simpatizantes que terminó cerrando el tránsito vehicular hacia la Plaza Dos de Mayo. Castillo no terminó “tomando” Lima, pero sí arrasó en sus provincias y ganó en 16 de las 24 regiones del Perú. En las últimas 24 horas, las búsquedas de su nombre en Google se dispararon.

El maestro y dirigente gremial natural de Chota (Cajamarca) se estrenó en política el 2002. Ese año se lanzó como candidato a la alcaldía del distrito cajamarquino de Anguía por el partido que lideraba Alejandro Toledo, Perú Posible. Luego de perder las elecciones, permaneció sin mayor trascendencia en el partido de la chakana hasta el 2017. Ese mismo año ganó protagonismo al liderar la huelga magisterial durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, que puso en jaque al Ministerio de Educación y al propio año escolar.

Hace apenas unas semanas, las imágenes de Pedro Castillo llenando plazas al interior del país aparecían mientras él subía en las encuestas. En Apurímac y Huancavelica, dos plazas en las que protagonizó mítines masivos, el profesor habría pasado el 50% de las preferencias, según Ipsos. “La acogida que está teniendo es considerable. Hemos visto que en los lugares que estaba visitando aquí en la región y en los distintos distritos la recepción ha sido considerable”, dice Juan Romero, periodista del distrito de Paucará, en cuyas mesas de votación Castillo arrasó con más del 71%.

Hace una semana, Castillo llegó a un hipódromo del distrito donde, según Romero, habría acudido cerca de 3,000 personas. El periodista recuerda que Castillo propuso la reducción del sueldo de los funcionarios públicos, un menor costo de energía eléctrica y prometió defender al pueblo de los presuntos pasivos ambientales de las mineras que operan en la zona. Romero no había visto convocatoria similar con otros candidatos, como Yonhy Lescano y Geroge Forsyth. “Con ellos no hubo aglomeraciones, llegaron como de pasada”, dice.

En su natal Cajamarca, donde según Ipsos habría obtenido el 37% de las votaciones, su conquista fue más difícil. Pero ningún otro candidato le pudo hacer frente. “Acá Castillo ha tenido buena convocatoria. Antes de ayer (miércoles) ha congregado a entre 3,000 y 4,000 personas en la Plaza de Armas. Pero Cajamarca siempre ha estado dividida en dos: en promineros y antimineros”, comenta Walter Silva, periodista de la región.

Al parecer Castillo también ha dividido las preferencias entre las rondas campesinas, a quienes dice representar. Incluso hay líderes históricos que desmienten cualquier participación de este entre los ronderos. Aladino Fernández, presidente regional de las rondas campesinas, es uno de ellos. “Nunca lo he visto en esas rondas. He sido dirigente en las rondas campesinas y nunca le hemos visto en actividades. Recién lo conocemos de la huelga magisterial”, dice Fernández a Sudaca.

Por su parte, Mariano Mendoza, con 40 años de actividad en las rondas campesinas, dice que tampoco ha tenido mayor contacto con Castillo. “Las rondas hemos trabajado con el SUTEP, pero a Castillo nunca se le ha conocido. Él se presenta como profesor y rondero, pero nunca lo he conocido, ni siquiera en Chota”, precisa.

Lo que sí es innegable es su peso al interior de una facción escindida del sindicato magisterial: el Comité Nacional de Reorientación del Sutep, o Conare. En la ciudad de Cusco, según una fuente del magisterio, las cuatro facciones del Sutep que existen en la región terminaron más fracturadas con la irrupción de Castillo; y en Madre de Dios, región que venía luchando a favor de la institucionalidad del magisterio, la presencia del ahora candidato se tradujo en una serie de ataques a los dirigentes que finalmente hizo que el proyecto naufrague, de acuerdo a una fuente de esta región.

No es lo único. Un informe publicado en Hildebrandt en sus Trece reseña, con información documentada de la Dircote, los vínculos de Conare con el Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso. Pedro Yaranga, además, indicó a Perú21 que Conare fue dirigida inicialmente por Robert Huaynalaya, “abiertamente un admirador de la línea de Sendero Luminoso». Yaranga precisó que esta escisión del Sutep fue creciendo en la sierra centro, sur y Cajamarca como brazo político de la organización fundada por Abimael Guzmán.

Willy Ñaui, jefe de campaña de Perú Libre en Lima, defiende a rajatabla a su candidato y califica las informaciones como “refritos”. «Siempre está la acusación de calificar a un partido democrático para bajarnos, pero no tiene asidero», indica.

 

Polarización a la vista

Si hay algo que a Castillo no le falta son críticos. Lucio Castro, secretario general del SUTEP y opositor del ahora candidato desde las protestas magisteriales, dice que la votación ha revelado un clamor por cambios importantes, pero considera que quienes manejan el poder fáctico le han dado facilidades a Castillo para crecer. “La elección pasada lo hicieron con Gregorio Santos, ahora quieren hacerlo con Castillo”, indica.

Castro critica un supuesto doble discurso del ahora candidato a la presidencia que arrastra. “Ha dicho en entrevistas que es contrario a la ideología de género, plantea 10% del PBI con desconocimiento completo. Antes decía que más presupuesto significaba corrupción, pero ahora pide 10% de PBI. Es bastante débil en su sustentación”, afirma convencido Castro.

Lo cierto es que, al cierre de esta edición, Castillo ya se posicionó como el virtual ganador de la primera vuelta electoral con más del 16% de los votos a nivel nacional. Paolo Sosa, politólogo de la PUCP e investigador del Instituto de Estudios Peruanos, explica que su crecimiento es, en realidad, una constante en la que el candidato viene trabajando desde finales de 2020 combinada con un escenario político fragmentado.

“Creo que es en realidad una combinación de virtud y fortuna. Tiene que ver con la dinámica de la campaña, que es fragmentada y volátil: hay olas, descontento, indecisos que escogen a un candidato por un momento, saltan a otro, el que se beneficia es el que toma la última ola. Ese ha sido Castillo”, explica Sosa.

El politólogo indica que existe un nicho de elector antistablishment pro-estado que se ha encontrado huérfano y en el que, por ejemplo, Veronika Mendoza no logró aterrizar. Sosa resalta que hasta el 2016 el electorado tendía a un área política de centro, mientras que, en los últimos años, esta tendencia empezó a aglutinarse en los extremos. “La segunda vuelta va a azuzar la polarización. Quien gane la presidencia, llegará con legitimidad de paja, construida en el último tramo de la campaña, con un Congreso fragmentado no solo a nivel de bancadas, sino también de forma interna”, dice el politólogo.

 

*Con la colaboración de Julio Rospigliosi

Fotoportada: Leyla López (imágenes: La República y Geraldo Caso)

Fecha de publicación: 12/04/2021

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Elecciones 2021, Pedro Castillo

A pocas horas del flash electoral, la Casa del Pueblo luce completamente vacía. Luego de varias décadas de ser el epicentro de las celebraciones y lamentos apristas, hoy parece una vieja casona abandonada. No es la pandemia la que ha impedido a sus militantes reunirse, sino la falta de representantes en las elecciones presidenciales y congresales. La crisis que vive el histórico partido -con una dirigencia a la que muchos rechazan- también se vio reflejada en sus preferencias de cara al 11 de abril.

Quien tuvo el respaldo más claro, para decepción del ala aprista más joven, fue Rafael López Aliaga. Pero no fue el único. Verónika Mendoza generó unos cuantos adeptos. Este endoso, aunque pequeño, no fue muy bien visto dentro del partido. Cuando Gustavo Saberbein, exministro de Economía durante el primer gobierno de Alan García, escribió en uno de los chats apristas que él apoyaría a Mendoza, inmediatamente empezaron a lloverle decenas de críticas, cuenta Nicola Sabroso Palomino (23), quien milita en el APRA desde su adolescencia.

Y aunque haya uno que otro ‘verolover’, en el APRA persiste el rechazo hacia la ‘izquierda comunista’. De hecho, el gran ganador de la jornada del domingo ni siquiera fue tomado en cuenta. “Pedro Castillo es más un meme dentro del APRA que una opción”, dice Sabroso Palomino.

Los militantes más mediáticos y la dirigencia en pleno decidieron apoyar, en cambio, al ultraconservador López Aliaga. “Recuerdo las palabras de un compañero que dijo ‘en este momento hay una comunista que está buscando llegar al poder y tiene bastante apoyo, entonces el APRA debe apoyar a su enemigo, por lo que tenemos que apoyar a López Aliaga’. Se están yendo por extremismos ideológicos”, dice con pena Nicola Sabroso.

Hernán Garrido Lecca, dos veces ministro de Alan García, comentó en una reciente entrevista que muchos militantes iban a votar por el candidato de Renovación Popular. “Ahora que nosotros no tenemos candidatos, yo he hablado con bases en todo el país y él [López Aliaga] tiene muchísimo respaldo dentro del partido. En el contexto actual, creo que él ha recogido muchas de las posiciones del APRA en muchos temas y es por eso que se ha granjeado la simpatía de muchos de los militantes de mi partido”, declaró.

Abelardo Chura Bárcena (21), aprista de la ciudad de Tacna, dice que dentro del partido no se ha conminado a nadie a votar por el candidato de Renovación Popular y responde que no se puede hablar de “muchas bases al interior del país que lo apoyen” porque a los militantes de provincias no se les tiene en cuenta ni en las elecciones internas.

Pero sí hubo un sector del partido que no solo decidió su voto por Renovación Popular, sino que hizo campaña por López Aliaga. “Hay bastantes compañeros que, lamentablemente, desean votar por López Aliaga, y que están participando activamente de su campaña […] Varios militantes creemos que hay un pasito cerca de la traición, porque no solo piensan no votar por alguien, sino que están poniendo su logo por todas partes: son prácticamente de otro partido”, sostiene Nicola Sabroso.

Carlos Torres Ponce (24), militante de la base de Ica, también habla de traición. “Es visto como traición a todos aquellos compañeros que hacen una campaña expresa, activa, sea cual sea la persona. Así sea el mismísimo Federico Danton [el hijo de García] haciéndole campaña a otro candidato, sería visto como traición a ojos de los militantes”, sostiene.

Los vínculos entre el APRA y Renovación Popular quedaron claros cuando el hijo de Jorge del Castillo, Miguel del Castillo, militante aprista desde 2008, fue acreditado como representante de Rafael López Aliaga en los ensayos del debate presidencial organizado por el JNE, tal como lo informó la periodista Karla Ramírez. Y aunque después lo desacreditaron, su acercamiento al partido celeste generó mucho rechazo, al menos entre los militantes más jóvenes, porque la dirigencia permaneció en silencio.

“La acreditación de Del Castillo, a ojos de la militancia, se ve como una traición al partido de Haya de la Torre, por lo que nosotros los apristas deslindamos de este tipo de acciones […] Se le está haciendo un daño terrible al partido, por lo que esperamos que Miguel del Castillo renuncie”, expresa Carlos Torres.

Lo más lamentable para esta facción de jóvenes apristas es que los mismos dirigentes de su partido participaran activamente en coordinaciones con el representante de la ‘ola celeste’. Casos como los del secretario nacional de la Juventud Aprista Peruana, César Aranguren; Laura Angulo, secretaria nacional de la mujer; y el mismo presidente de la Comisión de Plan de Gobierno del partido, Renán Nuñez, quienes se reunieron con López Aliaga, han generado muchísima indignación dentro de las bases apristas.

Aunque han pedido que se les expulse, o que al menos se les separe de sus cargos, los militantes no han recibido ninguna respuesta a sus denuncias. Los dirigentes acusados, según Torres, han intentado lavarse las manos argumentando que este acercamiento era una postura democrática para compartir las propuestas del Apra. Sin embargo, dice el joven militante, “no se les ha  visto a ellos reunirse con otros partidos políticos por lo que esa [supuesta] democracia no se ve, porque en vez de ir con todos los candidatos y tratar de diseñar un pliego de propuestas, simplemente se han reunido con ‘Porky’”.

Sudaca se comunicó con algunos viejos apristas para recoger sus opiniones. Hernán Garrido Leca no quiso participar, pero envió un sarcástico mensaje: “Willax es el canal que nadie ve y el PAP (Partido Aprista Peruano) el partido que no existe”. Nidia Vilchez comentó que no estaba enterada de nada, pero que “si son dirigentes [los que apoyaron a un candidato], ahí habría un grave delito de acuerdo a nuestros estatutos”. Por su parte, Aurelio Pastor dijo que tampoco tenía conocimiento de algún tipo de apoyo y que ni se acordaba de que el domingo debía ir a votar.

“Hay bastante incertidumbre, internamente la gente se ha quedado con la desazón de no haber podido presentar una candidatura del APRA. Una dirigencia más fuerte podría indicar a los militantes por quién votar, pero una dirigencia deslegitimada como esta no tiene fuerzas para nada”, explica Jaicec Espinosa, un militante aprista de 36 años. Y agrega: “Hemos perdido la inscripción y los dirigentes en vez de tratar de solucionar los problemas internos, se metan de lleno a una campaña en la que no estamos participando”.

 

Fotoportada: Leyla López (imágenes: Andina y Alessandro Azurín)

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Apra, Bicentenario, Elecciones 2021
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