Elecciones 2021

Usted ha escrito, luego de la primera vuelta, que suele decirles a sus pacientes que la culpa o la ira son asesores catastróficos. ¿Cree que las dos opciones que están en segunda vuelta reflejan eso claramente?

Claramente, sí. Y no es una elección de pobres versus ricos, porque en el Perú hay demasiados pobres y muy pocos ricos. De modo que hay pobres que han votado por Keiko Fujimori también. Sí es una polarización ideológica extrema con el agravante de que ya conocemos las trapacerías del fujimorismo. Sabemos de lo que es capaz y sabemos qué es lo que va a pasar, porque no hay ninguna razón para pensar que eso va a cambiar. De otro lado tenemos un enigma, pero un enigma congelado en el tiempo. Normalmente teníamos claro cuál era el mal menor, hasta que por fin hemos llegado a una situación donde nadie sabe con certeza cuál es y eso nos pone en tensión. Me animo a decir que ya la salud mental que venía bastante deteriorada ha empeorado con esta disyuntiva. Yo escucho a mucha gente, pacientes y amigos hablar de que está durmiendo peor desde las elecciones del domingo.

Se ha hablado de la metáfora del abismo, como si este país se quisiera autoeliminar permanentemente. ¿Le parece acertada?

Digamos que, en una extrapolación un poco arriesgada a lo personal, la tentación del abismo vendría a ser la pulsión tanática, la pulsión de muerte, la tentación de la autodestrucción. Tánatos en realidad se impone y logra su cometido cuando las fuerzas que se le oponen, las fuerzas de la vida, de Eros, están debilitadas, disgregadas. Eso es lo que está ocurriendo en este momento. Nunca hemos tenido una fragmentación tan grande porque nunca hemos tenido una crisis más terrible. Entonces, sí, claro, probablemente Tánatos ahora impera: impera en las colas del oxígeno y, por ejemplo, una persona que trabaja en un hospital de provincias me contaba escenas inenarrables de los viajes que tiene que hacer y las decisiones que tienen que tomar a diario los médicos en el área Covid [de un hospital]. Ahora, cabe recordar algo que me parece que era Nietzsche el que lo decía: si miras durante suficiente tiempo al abismo te vas a reconocer. Ese abismo lo hemos creado entre todos, porque en 200 años no hemos sido capaces de cerrar la brecha.

 

El 9 de abril, en una entrevista donde hablaba de una campaña envenenada con los insultos que se lanzaban los candidatos, dijo que mucha gente llegaba al día de las elecciones asustada y se incluía a usted mismo. Finalmente, ¿se cumplieron sus temores?

Se cumplieron con creces. Me quedé corto, porque lo que yo veía, y sigo viendo, es que la cuerda del arco estaba muy tensa por las circunstancias que todos padecemos: la pandemia, la atroz crisis económica, el miedo y la desesperación. Por supuesto que todo matizado desde qué lugar uno ocupe en la sociedad. Y también [desde] la desafección brutal de la política, porque la mayoría de las personas está enfocada en la supervivencia, literalmente. Entonces, yo me pregunto cuánta gente habría acudido a votar si no fuese obligatorio y con multa. El resultado es la decisión tomada en condiciones extremas. Y, que yo recuerde, nunca hemos vivido en condiciones tan extremas como esta.

 

¿Qué dicen de nosotros, como país, el enfrentamiento de estas dos posturas totalmente antagónicas en segunda vuelta, pero que pueden tener como punto común el autoritarismo?

Sí pues, un síntoma de eso es que en algún momento el candidato más extremista de derecha y antiderechos, valga el juego de palabras, dijo que en medio de todo por lo menos ambos [Castillo y Fujimori] son personas de familia que tienen cosas en común. En otras palabras, si tú escuchas que López Aliaga encuentra algo rescatable en las personas elegidas ya sabes dónde estamos. Y sí revela un fondo muy autoritario, antiderechos, machista, homofóbico, en contra de las minorías. Un problema que corre el grave riesgo de ser invisibilizado en esta elección porque, como hay tantas cosas en juego, fácilmente esto puede ser considerado como una preocupación superficial de personas privilegiadas, pero es todo lo contrario. Eso en realidad define qué tipo de sociedad somos y qué tipo de sociedad queremos ser.

 

Hay mucha gente que no tiene en agenda los derechos de ciertas minorías y por eso también me gustaría referirme a otras libertades que atañen, por ejemplo, a la libertad de prensa. Si uno lee el plan de Vladimir Cerrón, encuentra ciertas restricciones para el ejercicio profesional. Y del fujimorismo ya sabemos.

Completamente de acuerdo. Las dos opciones que tenemos son amenazas para las libertades fundamentales como es la libertad de expresión y de prensa. He leído el plan de Vladimir Cerrón y coincido en que es una amenaza y sabemos que el fujimorismo lo es también. La sociedad civil va a tener que ser un actor fundamental en todo esto, cada quién desde su trinchera, como los jóvenes que se tumbaron a Merino en cinco días. Esa es la imagen a la que yo acudo cuando me inunda la desesperanza. Estos muchachos se bajaron al gobierno usurpador en cinco días. Eso es algo que hay que recordarles a las personas que aspiran a gobernarnos los próximos cinco años. Aspiran, repito, porque no hay ninguna seguridad de que vayan a durar cinco años.

 

Pero incluso con las marchas hemos llegado a este punto: primero, donde el elenco de candidatos era muy poco alentador y, finalmente, a una segunda vuelta que no representa a un porcentaje importante de la población. ¿No cree que la ciudadanía está fallando? Como diría Alberto Vergara, tenemos “espasmos de ciudadanía”.

No hemos construido ciudadanía en este Bicentenario. Está clarísimo que lo que tenemos son irrupciones esporádicas. Claro, la ciudadanía que tenemos es precaria, pero porque no hemos sido capaces de construir otra cosa en estos cinco años. Ese es un enorme desafío. A lo que yo estaba acudiendo no es por supuesto al grado de organización, si no a la energía y a una serie de fenómenos que no estamos entendiendo a cabalidad porque son muy recientes, como la fuerza de la tecnología, de las redes sociales, la crisis de los medios tradicionales. Estamos en una serie de cambios en el Perú y el mundo con efectos imprevisibles, seguramente también en la ciudadanía. Pero es cierto que estamos muy deficitarios en eso como en muchas otras cosas y lo que tú me estás diciendo enfría mi entusiasmo. Pero es importante no caer en opciones maniacas y tampoco depresivas porque, si no, que nos coma el tigre. Se nos vienen tiempos muy duros y eso quiere decir que son tiempos de luchar.Y vamos a tener que luchar venga quien venga en cualquiera de las dos opciones. Con luchar me refiero a exigir que se respete la ley, que se respeten los derechos.

 

Apenas se confirmó la victoria de Castillo, la frase más rápida e irreflexiva, pero no sé si por eso totalmente falsa, era “no lo vimos venir”. ¿No lo vimos venir o no quisimos verlo?

Puedo hablar por mí. Creo que lo que Perú Libre hizo con bastante habilidad fue desplazarse por terrenos que desde el centralismo limeño y desde las grandes urbes se desprecian, se desconocen, no se toman en cuenta, se marginalizan. Entonces sí, creo, salvo alguna que otra persona extremadamente sagaz, la gran mayoría de observadores no vimos la emergencia de este fenómeno. Estoy tentado a utilizar la metáfora de Lacan: la emergencia de lo real. Lo real en el sentido de aquello que no está procesado y no está simbolizado. En este caso no está procesado ni simbolizado por las élites, estas élites limeñas, urbanas y modernas que estamos acostumbrados a movernos en ciertos ámbitos que son de privilegio, de burbuja. Y esta irrupción de fuera de la burbuja produce un efecto de sorpresa muy grande.

 

Hay un sector que está yendo a las urnas con la consigna clara de que se está jugando el modelo económico, ¿pero no está empeñando otras cosas?

Bueno, eso es lo que Goethe llamó muy bien el pacto con el diablo. No importa que el fujimorismo, no el de las esterilizaciones forzadas, el de las matanzas en Barrios Altos o Pativilca, no; sino el del fujimorismo reciente, el de la mototaxi, el de la vacancia, el de la alianza con Hinostroza y con la mafia judicial, el fujimorismo que tiene como principal punto de plan de gobierno secuestrar el Poder Judicial. Claramente, con las investigaciones que tiene Keiko Fujimori, ella puede terminar en la cárcel por un largo tiempo. Entonces tiene una motivación muy poderosa para ganar la elección y, de acá al 2026, ver cómo maneja al Poder Judicial. Las personas que creen que al votar por ella están salvando al modelo, no se dan cuenta que el modelo no es sólo cálculos económicos, sino un sistema legal, una igualdad ante la ley.

 

¿Y el sector antifujimorista duro que va a refrendar a Castillo?

Pedro Castillo ha dicho que va a suprimir el Tribunal Constitucional. Como se dice de manera coloquial: ¡ahora, pues! Ahora sí que nos enfrentamos a una disyuntiva. Yo utilizaba muchas veces un término que se usa mucho en el cine: el dilema sádico. Por ejemplo, tu pareja está amarrada en las vías del tren y por otro lado tienes a tu mamá que se está ahogando en el río. ¿A quién salvas? El cine suele hacer esto. Sólo que, en el cine de Hollywood tradicional, el o la heroína suele salir airoso o airosa salvando a esas dos personas. Acá existe esa disyuntiva, vamos a tener que quedarnos con una persona. Y lamentablemente el voto blanco o viciado no nos es de utilidad. Pero tampoco se puede proscribir esa opción. En fin, aún estamos comenzando la campaña. Ninguna de estas dos personas ha hecho ofrecimientos completos ni ha dado algún tipo de garantías. De modo que a la sociedad le corresponde exigirlas y luego ver la manera de hacer que se cumplan. Por eso yo le pongo mis fichas a los jóvenes con sus banderolas y sus zapatillas en caso de que la cosa se ponga, como es muy probable, muy fea en algún momento.

 

Hablando de que la cosa se va a poner fea. Juan Carlos Tafur ha dicho que los candidatos no se van a moderar y que la campaña va a ser sangrienta. ¿Se va a trasladar eso a la opinión pública? Ya empezamos a ver reacciones feroces en redes sociales.

Si lo que dice Juan Carlos Tafur se cumple, la sociedad se va a ver desgarrada. Ya lo está, pero todavía de una manera incipiente. De aquí a la segunda vuelta esto se puede poner peor. Tienes que decidirte por alguna de las tres opciones: votar por una persona o por otra, o viciar tu voto. Y cuando tienes escenarios tan angustiosos, vamos a necesitar calmarnos, serenarnos y estar muy firmes y valientes para enfrentar esto y espero también que algún aprendizaje salga de esto. No es una casualidad lo que nos está ocurriendo, esto lo hemos engendrado entre todos.

 

Y hay aprendizajes fallidos. Empieza a manifestarse un racismo en redes sociales, que parece un tema que no tiene fin en este país a pesar de todas las políticas, de todas las campañas. ¿Piensa que este es un país irreconciliable?

Seguimos teniendo un gravísimo problema de racismo, claro que sí. Cada vez que las papas queman, mucha gente desentierra el arma racista, por supuesto. En general, como cada vez que una civilización se ve en una situación extrema, el delgado barniz se agrieta y aparecen las bajezas. El racismo es una de nuestras peores bajezas, pero también aparecen una serie de violencias. Y este es un momento violento: violencia contra las mujeres, contra las minorías, el terruqueo. También, en otro sentido, hay una rabia contenida contra sectores de las élites que no han sido capaces de construir un modelo más inclusivo, más equitativo, más considerado con las personas que menos tienen. Y por eso ahora vemos escenas medievales de personas muriendo por falta de oxígeno, falta de camas UCI y enfermeros. Tenemos una sociedad cuyas élites son expertas en levantar muros, a lo Trump, pero no en darse cuenta de que esos muros no los va a mantener a salvo eternamente.

 

La última pregunta: ¿se puede diagnosticar un país a través de una primera vuelta electoral? ¿Esta primera vuelta nos dice algo claro de lo que somos?

Claro que no, pero sí hay algunos indicadores. Creo que somos un país que está en una situación de depresión feroz, y con razón. No es una depresión endógena, sino exógena. Hay circunstancias externas que son terriblemente deprimentes. La feroz crisis económica y el otro jinete del apocalipsis que es la pandemia. En salud mental ahorita los cuadros más significativos son la depresión y el trastorno de ansiedad. Y creo que el Perú está en eso también, porque la mayoría de los peruanos está así. Entonces, es un círculo vicioso. Esa situación ha traído este resultado y eso ha traído más depresión y más ansiedad. Más angustia.

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Elecciones 2021, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Lo mejor que ha hecho el malhadado Congreso que tenemos es haber inhabilitado por diez años, en sus derechos políticos, al expresidente Martín Vizcarra, quien había logrado ingresar al Parlamento entrante mediante su candidatura en Somos Perú.

Ya no hablamos solo -que sería suficiente- de una gestión mediocre en grado sumo (la tragedia de la falta de vacunas se debe exclusivamente a él y a su negligente si no acaso corrupto intento de teledirigir todo a favor de la empresa china), o de un personaje taimado a niveles patológicos.

Se trata de un exgobernante que aprovechó inmoralmente su cargo para gestionarse para sí mismo y sus allegados el beneficio de la vacuna, saltándose a la garrocha todos los protocolos y tirando al tacho de basura la angustia de decenas de miles de compatriotas que han visto a familiares y cercanos fallecer justamente porque no hay vacunas en el país, en gran parte por su culpa.

Por supuesto, Vizcarra tratará de recurrir a estratagemas legales que lo presenten como una víctima de persecución política, pero confiamos en que ningún tribunal nacional o internacional dará crédito a semejante disparate. Sancionado justamente está. Es más, la sanción debería ser perpetua, si cupiese.

No podemos dejar de mencionar, además, que también hablamos de un sujeto que ha intentado ingresar al Congreso no para contribuir a la patria con sus proyectos de ley, sino simplemente para escabullirse de las serísimas denuncias por corrupción que se han conocido en los últimos meses y que lo vinculan a pago de sobornos de empresas constructoras a cambio de obras en su región natal, Moquegua, cuando ejerció el cargo de gobernador.

Que nos sirva, además, de ejemplo, de cómo mantener el ojo avizor respecto de líderes populistas, que suelen crear el proscenio bien/mal, para lucrar políticamente y detrás de ello esconden trasiegos y trastadas que luego, ya tarde, descubrimos.

La política peruana necesita hacer una mejora radical. Ojalá el Congreso entrante no sea la reedición de los últimos que hemos tenido y su fragmentación lo obligue a hacer pactos políticos que construyan algo de sensatez y estabilidad. Lo mejor de todo es que en ese escenario no existirá la mancha de un Vizcarra arrellanado en una curul.

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Candidatos, Congreso, Elecciones 2021, Juan Carlos Tafur

Guillermo Bermejo, virtual congresista electo por Perú Libre

“Es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”

Fecha de declaración:13 de abril del 2021

Fuente:

[1:34-1:37]
FALSO

Durante una entrevista, el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre, desestimó que sea necesaria la aprobación del Congreso de la República para convocar una Asamblea Constituyente, y como parte de sus argumentos, señaló: “También es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”. Luego de revisar la normativa y los antecedentes jurídicos al respecto, Ama Llulla concluye que esto es falso.

 

En primer lugar, cabe señalar que la Constitución Política de 1993 no hace ninguna mención hacia la figura de una Asamblea Constituyente.
Respecto a los mecanismos legales para su reforma, la Constitución establece que la modificación puede ser parcial o total. En el caso de las reformas parciales, estas pueden ser aprobadas por el Congreso de la República en dos legislaturas sucesivas, o de lo contrario, se puede prescindir de la segunda votación, llevando los cambios a ratificarse en un referéndum ciudadano.

 

Título VI
Ahora bien, respecto a la reforma total de la Constitución, la Carta Magna se limita a indicar en su artículo 32 que“pueden ser sometidas a referéndum: La reforma total o parcial de la Constitución; entre otras normas con rango de ley y ordenanzas municipales.

 

Artículo 32

 

Esta es la única referencia que se hace sobre el proceso a seguir para concretar un cambio total de la Constitución en todo el documento.

 

Así también lo señaló el abogado constitucionalista César Landa. “En nuestro sistema no figura una asamblea constituyente, habría que modificar la Constitución para incluir esa figura, si es que se quiere hacer una reforma a través de un órgano distinto”.

 

¿Qué antecedentes existen sobre la reforma total de la Constitución?

 

La propuesta del cambio de la Constitución de 1993 se debate desde el retorno a la democracia en el país, en el año 2000, tras la vacancia por incapacidad moral al expresidente Alberto Fujimori.

 

Por entonces, el gobierno de transición de Valentín Panigua creó una Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional, a través del Decreto Supremo N° 018-2001-JUS, con el fin de cambiar la Constitución de 1993. Ello se sustentó en que la Constitución de 1993 “fue elaborada y debatida en un escenario de crisis política producto de la interrupción del orden constitucional, y ratificada por un referéndum cuestionado por las irregularidades cometidas en su desarrollo”, indicaba dicho decreto.
Como resultado, este grupo de trabajo liderado por el Ministerio de Justicia, dio tres alternativas para el reemplazo de la Constitución Política de 1993, de las cuales, ninguna otorgaba al presidente de la República la facultad para llamar directamente a una Asamblea Constituyente.

 

Por su parte, el Congreso de la República tomó la decisión de reemplazar la Constitución a través de los mecanismos que se precisaban en la Carta Magna, conforme al artículo 32, con un referéndum. Fue así que se aprobó la Ley 27600, que dio a la Comisión de Constitución del Parlamento la tarea de proponer dicha reforma total, la cual debía ser aprobada por la mayoría del Congreso, y finalmente ratificada en un referéndum.

 

Esta ley fue objetada ante el Tribunal Constitucional (TC) por el Colegio de Abogados de Cusco, llevando así al máximo ente constitucional a pronunciarse en 2003 sobre las formas viables para reformar la Constitución. Así, en la sentencia N° 014-2002, el TC desestimó la demanda, y concluyó que el Congreso podía realizar una reforma total de la Constitución.

 

Además, recogió las tres alternativas dadas por el Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú del Poder Ejecutivo y determinó que estas eran viables.

 

La primera alternativa consistía en declarar la nulidad de la Constitución de 1993, y declarar la vigencia de la Carta de 1979. Pero a la vez, se consideraban válidos todas las acciones, nombramientos, compromisos, etc., que hayan sido hechas bajo su vigencia.

 

La segunda posibilidad consistía en utilizar los mecanismos que plantea la misma Constitución de 1993 para reformarla, y así retornar a la Constitución de 1979. Es decir, con la aprobación de dos legislaturas sucesivas, o en una y luego con su ratificación en un referéndum.

 

Mientras que la tercera alternativa fue la única que consideró la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente.

 

Esta podría concretarse al aprobar una ley de referéndum que consista en consultar a la ciudadanía si se quería retornar a la Constitución de 1979. En caso de que el resultado sea positivo, debía convocarse a una Asamblea Constituyente para que realice los cambios.

 

Otra posibilidad era consultar en el referéndum directamente si la población quería una nueva Constitución Política. En este escenario, de aprobarse, también sería necesaria la convocatoria de una Asamblea Constituyente que realice dicho proceso.

 

Consultado para esta verificación, el constitucionalista Luciano López también descartó que el presidente de la República pueda llamar a una Asamblea Constituyente. “Eso no es posible con la Constitución del 93”, precisó.

 

López explicó que en dicha sentencia del TC, el organismo reconoció la existencia de vacíos en la Constitución debido a que no indica cómo llamar a una constituyente. No obstante, advirtió, el tribunal reconoció la viabilidad de hacer una reforma total a través del referéndum.

 

“De las tres propuestas que dio el TC, actualmente, la única viable sería la tercera, que requiere necesariamente de la participación y aprobación del Parlamento”, añadió. “Como [el presidente] no tiene iniciativa de referéndum, entonces tiene que presentar un proyecto de ley de reforma constitucional para que se llame a una Asamblea Constituyente. Y depende del Parlamento, si así lo decide, pasarle la autógrafa al presidente para que convoque el referéndum”.

 

En ese sentido, si bien la figura de la Asamblea Constituyente no existe en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha establecido que el llamado a una Asamblea Constituyente puede darse si esta es aprobada en una ley de referéndum.

¿Es prerrogativa del presidente llamar a un referéndum?

 

Conforme a la Constitución Política y los antecedentes jurídicos, tampoco es una prerrogativa presidencial el llamado a un referéndum.

 

“Eso no es posible con la Constitución de 1993, porque el presidente no tiene iniciativa de referéndum. Es decir, si tú revisas el artículo 118 de la Constitución, que son facultades del presidente. En ninguna tiene la facultad de ir, con acuerdo de su consejo de ministros, a un referéndum sobre lo que le parezca”, explicó López.

 

Por su parte, el abogado César Landa mencionó que la Constitución establece que el presidente tiene iniciativa de reforma constitucional, por lo que puede proponer proyectos de ley al Congreso. Pero, estos deben ser aprobados necesariamente por el Poder Legislativo, recordó Landa. Tal como ocurrió con el referéndum del 2018 sobre la reforma política, que fue propuesto inicialmente por el expresidente Martín Vizcarra.

 

En resumen, ni el llamado a la Asamblea Constituyente, ni el llamado a un referéndum para la reforma total de la Constitución, son prerrogativas del presidente de la República como indicó Guillermo Bermejo. Estas deben pasar necesariamente por el Congreso de la República.

 

Ama Llulla se contactó con el área de prensa del partido Perú Libre para solicitar los descargos de su virtual congresista. También remitió un mensaje directo a Guillermo Bermejo para preguntarle sobre su declaración, pero hasta el cierre de edición, no se obtuvo respuesta.

 

En función a lo expuesto, la red Ama Llulla concluye que es falso que el presidente de la República tenga como prerrogativa el llamado a una Asamblea Constituyente, como aseguró el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre.

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Bicentenario, Elecciones 2021, Red Ama Llulla

Según el reporte de la ONPE en las últimas elecciones presidenciales hubieron 24´151,260 (100%) electores hábiles. 2´666,415 (11 %) votaron por Pedro Castillo, 1´863,704 (8%) votaron por Keiko Fujimori, 1´629,755 (7%) votaron por Rafael López de Aliaga, 1´615,360 (7%) votaron por Hernando de Soto, 1´270,126 (5%) votaron por Yonhy Lescano, 1’096,715 (5%) votaron por Verónica Mendoza, 840,832 (3%) votaron por César Acuña, 784,655 (3%) por George Forsyth, 2’177,194 (9%) votaron por otros candidatos, 3´011,862(12%) votaron en blanco o viciado y 7’194,642 (30%) no votaron.

 

Las cifras entre paréntesis corresponden al porcentaje que sus votos representan si los dividimos entre el total de electores hábiles, redondeado a la unidad para facilitar el desarrollo del argumento a desarrollar.

 

La primera conclusión es que esta debe ser la elección más fraccionada de la historia del Perú. Salvo Castillo ningún candidato recibe un apoyo de 2 dígitos.

 

La segunda conclusión es que la derecha (Fujimori, López de Aliaga y De Soto) tiene el apoyo del 22% de los electores hábiles, la izquierda (Castillo y Mendoza) tiene el apoyo del 16% de los electores hábiles y el centro (los demás candidatos) tienen el apoyo del 20% de los electores hábiles.

 

La tercera conclusión es que una enorme cantidad de votantes, que votaron blanco o viciado o no fueron a votar, 10´206,504, no se sintieron representados por ningún candidato. Esta cifra representa el 42% de los votantes hábiles. Este 42% supera la votación de los 6 candidatos más votados en conjunto!

 

En democracia contamos todos por igual, incluyendo a los que no votaron o lo hicieron en blanco o viciado. Es pues importantísimo intentar entender por qué no se han sentido representados.

 

Mi primera impresión es que este grupo no es de derecha. La derecha estas elecciones ha tenido al menos 3 candidatos con distintos grados de extremismo y ninguno convenció al 42%.

 

Pienso que tampoco este grupo es de izquierda. Pues también tuvimos al menos 3 candidatos de izquierda con distintos grados de extremismo y ninguno convenció al 42%.

 

Por descarte concluyo que este 42% no es de extremos sino es un electorado de centro. ¿Por qué entonces no votaron por ningún candidato de centro?

 

La gran corrupción y el destape de la misma ha barrido a gran parte de la clase política tradicional y de centro. Como ejemplo basta recordar que ninguno de los partidos que llevaron a la presidencia a nuestros 4 últimos presidentes electos participaron en esta elección (si bien el partido de Humala participó y una facción del partido de Kuczynski lo hizo también, el casi inexistente apoyo que tuvieron nos permite darlos como no presentados para efectos de este análisis).

 

Un segundo argumento puede ser que los candidatos de centro fueron, electoralmente hablando, muy malos. Forsyth es un joven con mucho entusiasmo, pero mucho mayor aún es su inexperiencia, no pudo siquiera terminar su período de alcalde. Guzmán, del que hay que destacar que trabajó en la formación de un partido y que supo convocar figuras independientes destacadas, tiene cero carisma y sintonía con el electorado. Lescano, se jugó un partido en todos lados y en ninguno, tenía además una carga muy fuerte por la mala fama de algunos de sus correligionarios. Acuña, quien tiene graves limitaciones para expresarse, tiene un apoyo limitado a su región.

 

Así sean estas las razones  o sean otras, no podemos dejar de considerar a este importantísimo 42% de nuestra población.

 

Mi tesis es que este electorado se da cuenta que en los últimos 20 a 30 años hemos vivido una era de gran crecimiento y paz. Que hay muchísimas cosas por corregir, como la corrupción y la negligencia, pero que el crecimiento y la paz nos ha traído mucho bienestar y felicidad a los peruanos de todos los niveles. Que si bien estamos en medio de una horrible crisis sanitaria esta terminará, luego de lo cual nos espera un muy prometedor desarrollo económico basado en la gran voluntad de trabajo de nuestro pueblo, las inmensas riquezas de nuestro querido país y las muy importantes bases legales, económicas y de infraestructura que tanto esfuerzo nos ha costado construir.

 

Este 42% no recibió ese mensaje de ninguno de los candidatos.

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Elecciones 2021, ONPE, Raúl León Thorne, Resultados

Veinte años de gobiernos mediocres y corruptos no pueden dar si no como resultado que una postura de izquierda radical logre representar casi al 20% de los peruanos.

Si luego de las parciales reformas de los 90 se hubiesen completado las mismas, en primer lugar, y luego se hubiese emprendido la construcción de un Estado digno para las mayorías, no estaría pasando lo que pasa ahora.

Pero no, Toledo, García, Humala, PPK y Vizcarra se zurraron en la necesidad de reformar el Estado, vivieron en piloto automático del crecimiento vegetativo de la economía y hoy pagamos las consecuencias.

Con los dineros fiscales que ha habido, se habría podido construir una salud pública mínimamente decente, una educación pública competitiva con maestros bien pagados, un sistema de seguridad que le evite el sobresalto diario que las personas más humildes sufren a diario, y un sistema de justicia que no proteja a los corruptos y a los poderosos. Todos ellos factores que sirven de caldo de cultivo de los antisistema.

Ese centrismo mediocre, solo salpicado por el régimen proinversión de García (pero que tampoco hizo nada en cuanto a las reformas señaladas), es el que explica la desazón de millones de pobres que, acrecentados por la circunstancia diabólica de la pandemia, ha generado bolsones de disidencia que han encontrado en el profesor Pedro Castillo un vehículo legítimo y democrático de expresión, cuya racionalidad hay que entender y no menospreciar.

Si a lo señalado le sumamos la punible inacción respecto de un proceso de regionalización fallido, que es capaz de producir que en las zonas mineras -donde ha arrasado Castillo- los gobiernos regionales dejen de invertir, en promedio, 1,800 millones de soles al año (como ha publicado en reciente informe El Comercio), el resultado cae por sí solo. Eso ocurre en Ancash, Apurímac, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Junín, Moquegua y Tacna, los bastiones radicales del país.

El acumulado de canon y regalías mineras que los gobiernos regionales (de izquierda, por supuesto), suma en los últimos seis años, la exorbitante suma de 5,046 millones de soles. ¿Cuánto se podría haber hecho con eso para reducir las brechas o emprender las reformas indicadas?

Por desidia política los gobernantes de la transición prefirieron mantener el statu quo. Si hoy el país está bajo la amenaza del triunfo de una izquierda radical que se tire abajo todo el modelo es, en gran medida, resultado de una transición democrática mediocre y corrupta.

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Elecciones, Elecciones 2021, Juan Carlos Tafur

Jacinto Saldívar llegó a Lima desde Ecuador para participar en el cierre de campaña del Frepap. No pensó que el partido donde milita desde 1990 podría  perder su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) por no pasar la valla electoral. A mediodía del 8 de abril se apareció en Villa María del Triunfo. Desde allí, una multitudinaria caravana estaba a punto de partir hacia el centro de la capital. Recibió la bienvenida de decenas de correligionarios, quienes lo esperaban con cariño para que diera inicio al recorrido proselitista. “Soy jubilado y hasta hace tres años fabricaba esponjas para vajilla. Vengo desde Ecuador. Estoy allá haciendo la obra: predicando”, cuenta extendiendo sus dos brazos al cielo.

 

 

Frepap
Desde el año 1990, Jacinto Saldívar participa en las campañas políticas del Frepap (Foto: Frepap).

 

Don Jacinto estaba vestido como en todas las campañas, con una indumentaria que representa al Inca Pachacútec: una túnica de color rojo con la imagen del sol en el pecho, una capa azul y una corona dorada de fantasía que aparentaba estar hecha de oro. El hombre de cabellos largos y barba plateada portaba también una lanza de plástico y una bandera del Tahuantinsuyo.

A las dos de la tarde, la bulliciosa caravana del Frepap comenzó a avanzar por las calles de Villa María del Triunfo con un entusiasmo desmedido, como si fuese la última de sus vidas. El convoy estaba conformado por un centenar de vehículos particulares, desde motos hasta camiones, donde iban candidatos y militantes a los que no parecía importarles el distanciamiento social. En cada luz roja, los participantes repartían volantes, polos, lapiceros y fósforos con propaganda de diversos postulantes al Congreso. Los transeúntes los saludaban a los lejos.

“El Frepap está integrado por personas de todos los oficios: desde vendedores ambulantes hasta profesionales”, dice David Chauca, más conocido como el “hincha israelita”, que trabaja como ambulante, mototaxista y albañil. David se hizo conocido mediáticamente por acompañar en entrenamientos y viajes a la selección peruana de fútbol.

En la campaña congresal del 2020, el “hincha israelita” construyó, soldando fierros retorcidos, un pescado de dos metros y medio al que forró con tela sintética de color azul. Le puso las siglas del Frepap en el vientre y lo enganchó a la parte trasera de su mototaxi. En aquella oportunidad, recorrió casi toda la capital jalando con su vehículo ese pescado, que se ha hecho presente en esta caravana de cierre.

 

David Chauca
David Chauca, el «hincha israelita», milita en el Frepap desde el año 2000. Como en todas las caravanas, estuvo presente el último jueves. Tuvo un presagio: no hubo tanta gente como en el cierre proselitista del 2020.

A las 6:30 de la tarde, el convoy hizo su última parada frente a la sede de América Televisión, en la urbanización Santa Beatriz. Un camión que ha sido acondicionado para realizar espectáculos musicales servía de escenario para que los candidatos bailen al ritmo de canciones de campaña. “Por un gobierno justo y transparente / que trabaje por el pueblo y por su gente / en estas elecciones vamos Frepap / todos juntos a marcar”, dice el estribillo de una de estas. Un hombre disfrazado de tiburón -otro símbolo que empezó a utilizar el partido tras su victoria del 2020- salta y mueve sus brazos junto a los postulantes. Pero el show está a punto de acabar y, en algunas horas más, el entusiasmo de los militantes también.

David Chauca cuenta a Sudaca que no hubo una gran participación en número de militantes en este cierre de campaña como sí la hubo el 2020. Ese hecho, dice, le causó preocupación. Pensó que sería una señal de que alguna sorpresa estaba por venir. Un día antes de las elecciones, el pasado sábado 11, los militantes de Villa María del Triunfo tuvieron otro extraño presagio. Una “hermana” contó en un grupo de Whatsapp el contenido de un sueño que había tenido: iba a ocurrir un fraude electoral contra el Frepap. Todos acordaron rezar para evitarlo. No hubo tal fraude, pero sí habría una ajustada derrota.

Al cierre de esta edición, según el conteo de votos válidos de la ONPE (al 78,86%), el Frepap ha obtenido el 4,65% de votos válidos. Si la tendencia se mantiene, se quedaría a poco de llegar al 5% que le permita obtener curules en el Congreso y mantener su inscripción en el JNE. No sería la primera vez en su historia que sucede algo similar. En el 2012, ese organismo electoral le canceló su inscripción por no participar en las elecciones del 2011.

Horas antes del conteo de votos, los candidatos del Frepap al Congreso, Erik Merino y Héctor Cochón, señalaron a este medio que “sea cual sea el resultado” su partido seguirá trabajando para ayudar a los más necesitados. Para ambos, no sería un problema volver a inscribir al Frepap.

El excongresista del Frepap (1995 – 2000), Javier Noriega, apunta en otra dirección. Noriega, si bien ya no milita, dice mantener contacto con algunas bases del Frepap. “El partido necesita un cambio. Siempre hay problemas internos, como en todo partido, en toda agrupación. Hay un malestar, hay quejas. Mis hermanos me cuentan que no respetan las votaciones de las bases. Hay muchos hermanos cuyos hijos son profesionales y preparados y no los han tomado en cuenta [en estas elecciones al Congreso]”, dice.

 

Javier Noriega

 

Javier Noriega fue el primer congresista del Frepap que fue elegido en el año 1995. Aquí aparece, el día de su juramentación en el Parlamento, junto a sus «hermanos» y al «maestro Ezequiel Ataucusi Gamonal (cuarto de la izquierda). «El Frepap necesita un cambio», aseguró Noriega a Sudaca el día de la votación del domingo 11 (foto de abajo).

 

DNI
Informes – Sudaca.Pe

Noriega señala que la familia materna del presidente del Frepap, Jonás Ataucusi, estaría influyendo en las decisiones del partido. Explica que el expersonero Wilfredo Tenorio Molina, primo de Jonás, ha colocado personas allegadas a él para que trabajen en el Parlamento. «Sus amistades están en el Congreso. Y otros hermanos que están más capacitados y son llamados a experimentar en la política y hacer respetar los derechos de Dios son marginados».

El excongresista dice, además, que el partido se ha alejado de sus principios bíblicos predicados por el «maestro» Ezequiel Ataucusi. Por ejemplo, apunta, la pena de muerte para los adúlteros, los violadores, los ladrones y los asesinos no ha estado en la agenda de Parlamento.

Sólo el tiempo dirá si el movimiento israelita puede volver a repetir ciertas proezas. En la campaña congresal del 2020, el Frepap obtuvo el 8,32% de los votos, lo que le permitió conseguir sus históricas 15 curules. Esa campaña fue la mejor performance que ha tenido desde su creación en 1989. En el año 1992, consiguió dos curules en las elecciones de la Asamblea Constituyente; en 1995, logró por primera vez un escaño en el Parlamento; y en el 2000, obtuvo dos escaños.

 

(*) Fotocomposición: Leyla López

Ha sido usada una fotografía de la caravana del Frepap que ha sido tomada, el pasado jueves 8, en el cono norte de Lima (imagen: Frepap).

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Elecciones 2021, Frepap, Segunda vuelta

Mientras pasan las horas vamos conociendo las verdaderas posiciones de George Forsyth, Yonhy Lescano, Verónika Mendoza y Julio Guzmán. Los resultados de la primera vuelta los ponen en su sitio. Allí donde siempre estuvieron, pero las encuestadoras jamás nos lo dijeron.

 

El caso de Forsyth es para nunca olvidar. Era el puntero durante meses según Ipsos, Datum y según él mismo que hasta actuó como tal al punto de llegar a no querer debatir con nadie ni dar entrevistas. Recuerdo claramente febrero, como si fuera ayer, algunos colegas me decían que «el favorito está inubicable e insoportable». Hoy entendemos que favorito no era más que de la prensa. Me pregunto cómo estará en estos momentos George Forsyth, si seguirá con esos aires de divo ahora que el pueblo lo ha bajado a su realidad: sin banda presidencial ni curules, ya que falta poco para que se confirme que ni siquiera pasará la valla. En fin, así es la mismocracia. Solo él lo entiende.

 

Y sin curules también pueden quedarse los morados, los otros grandes perdedores. Y con sinceridad me alegraría que así fuera porque eso es lo que merecen: nada. Creyeron que capitalizarían las muertes de dos jovencitos desconocidos en noviembre del año pasado, creyeron que con inventarse desaparecidos se encumbrarían en estas elecciones, creyeron que cuidándole el puesto a su referente Martín Vizcarra podrían sacar mucho voto. Julio Guzmán es la anécdota graciosa de estas elecciones y su partido (si se le puede llamar así a eso) es pura ceniza.

 

De Verónika Mendoza qué se puede decir. La izquierda de Vero con las justas ha conseguido escaños en el Parlamento. Es que ella ha desvirtuado el concepto de la izquierda y Pedro Castillo se ha aprovechado de eso. Verónika Mendoza Frisch más se ha preocupado por llevar los reclamos caricaturizados del feminismo y de la agenda elegetebé a la política y se ha olvidado de las culturas de la serranía. No aprendió. Creo que debería fundar no un partido sino una ONG, para esto no necesita recolectar firmas ni alquilar vientres. Pienso que le iría bien porque como procuradora de fondos algo debió haber aprendido con Nadine. Además, haber tenido acceso a sus agendas —escribiendo en ellas— es haber tenido acceso a sus contactos.

Y como los últimos son los primeros, reservé este espacio para el que según las encuestas iba primero y pasaba a la segunda vuelta fijo. Ja, ja, ja… (es una risa macabra). Yonhy Lescano, ¡ay, Yonhy!, cuántos años en política y te dejaste engatusar por unos numeritos con grandes márgenes de error. Le hiciste la campaña a la derecha que siempre estuvo adelante. Nada más que decir sobre ti.

 

Ahora, en la segunda vuelta va a suceder algo ya sabemos. A estos cuatro, la prensa los va a buscar para que digan a quién dirigen sus votos, si a Keiko o a Pedro. Habrá que preguntarse, entonces, ¿cuáles votos?, ¿a quiénes representan Forsyth, Guzmán, Mendoza y Lescano?

 

14 DE ABRIL DEL 2021

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Candidatos, Elecciones 2021, Kevin Carbonell

No avizoro una campaña moderada, con candidatos buscando el centro para ganar y, por ende, comprometiéndose a morigerar sus posturas radicales. Por el contrario, anticipo una guerra ideológica frontal.

Ya Castillo prefiguró su estrategia: es pobres contra ricos, es la exacerbación de la diferencia de clases lo que va a movilizar el líder de Perú Libre para asegurar su crecimiento en las encuestas. Porque, claro, si uno suma su propia votación, con la de Verónika Mendoza (cuyos seguidores rápidamente se han sumado a la nave de Castillo), digamos que la mitad de la votación de Lescano, la de Humala eventualmente y las de Vega, de UPP, y Arana, del Frente Amplio, Castillo no pasa del 31% y pierde la elección. Necesita un mensaje más potente que la sola enunciación de postulados de izquierda y para ello funciona buen la ecuación pobres-ricos que ha planteado. Tonto No es y haría mal la derecha en subestimarlo.

Por su parte, a Keiko Fujimori no le queda otra que subrayar las filiaciones subversivas de su contendor y lo apocalíptico que sería para el país la aplicación de sus propuestas económicas. Y ese mensaje no cala en un discurso protocolar, acomedido y educadito. Se va a ver obligada a confrontar y a desplegar campaña dura.

“Pero pierden el centro, el gran elector del Perú”, dicen algunos. Se equivocan. Es verdad que el centro fue quien le dio el triunfo a Toledo sobre García el 2001, a García sobre Ollanta el 2006, a Humala sobre Keiko el 2011 y a PPK sobre Keiko el 2016. Pero ese centro, esa “coalición paniaguista”, caviarada, o como se le quiera llamar, ha quedado reducida a cenizas.

Si uno suma a un grupo de votantes de Forsyth (aunque éste era más bien un candidato de derecha), con Guzmán y algo de Humala, no llegan ni al 4%. No van a decidir la votación, y ambos candidatos corren el riesgo de que por querer ganarse esa porción minúscula de la torta electoral terminen perdiendo su núcleo duro de seguidores.

Felizmente tenemos dos meses por delante. Porque ni Castillo ni Keiko han sido debidamente confrontados por los líderes políticos ni por la red mediática. Ahora sí lo van a estar y eso es muy bueno, porque va a permitir elegir respecto de dos posturas diametralmente opuestas, en una batalla que anticipamos sangrienta y radical.

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Alberto Fujimori, Elecciones 2021, Fujomorismo, Pedro Castillo
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