Navidad

Desde hace ya varias décadas, la avalancha publicitaria y el mantenimiento de una serie de «tradiciones» que más bien son distorsiones configuran el concepto de lo que significa la Navidad para el mundo moderno. Algunas de estas distorsiones fueron excelentemente descritas, hace algunos años, por el periodista Wilfredo Ardito en un artículo titulado «La fiesta de la nueva fe», que publicó originalmente en un blog de la Católica y yo recuperé en mi propio blog, Quiero Hablar

Pero entre todas esas cosas que se alejan tanto de la Navidad, entendida tanto por creyentes como por no creyentes como la celebración del nacimiento, en medio de una pobreza y una humildad que actualmente viven en carne propia cientos de miles de seres humanos, de Jesucristo. En medio de todas esas tradiciones que se confunden y revuelven hasta casi perderse entre las exageraciones de la modernidad, hay una que se mantiene inalterable: escuchar música navideña. 

Los Villancicos o Canciones de Navidad permanecen entre nosotros llenando el ambiente de una alegría infantil, esa ilusión que nos conecta con aquellas cosas inocentes cada vez más extraviadas en los pantanos farragosos en los que se encuentra sumergida nuestra sociedad de consumo y farándula. Y, en estos tiempos de COVID-19 que, a las presiones marketeras del regalo inevitable, la cena familiar y la paranoia de la inseguridad ciudadana, ha sumado nuevas obligaciones (uso de mascarillas, muestra de carnet de vacunación, toque de queda) y temores (la variante Omicrón) a estas fechas, entregarse a la escucha de estas eternas melodías navideñas puede resultar inspirador y relajante, sin caer en la cada vez más desfasada historia de un contexto religioso o espiritual en el que las nuevas generaciones no solo ya no confían sino que ni siquiera tienen interés por conocer o por lo menos entender en este siglo 21, en que el hedonismo y el materialismo irreflexivo dominan las relaciones humanas y sus nociones de éxito, felicidad y realización. 

Hay Villancicos en español y en inglés, en francés y en alemán, en quechua y en checo. Los hay en ritmo de rondas infantiles, salsa, cumbia, rock, jazz y hasta chill-out o heavy metal. Pero ¿qué es exactamente un Villancico? Desde siempre he tenido clara la diferencia entre un Villancico y una Canción de Navidad. Cuando escuchaba a los niños del Coro del Colegio José Pardo de Chiclayo –la recordada Ronda de Pascua que organizó, a mediados de los sesenta, el sacerdote español R. P. José María Junquera- cantando Los peces en el río decía que era un Villancico pero si era la orquesta de Ray Conniff tocando Winter wonderland decía que era una Canción de Navidad. 

Y argumentaba que el «villancico» provenía de España o de Latinoamérica mientras que los otros eran temas compuestos para la Navidad en algún otro país europeo o en EE.UU., pero no se les podía llamar «villancicos». De hecho, esa explicación no es falsa en absoluto, pero parte de una premisa errónea: que el origen del villancico es navideño. Eso no es verdad. 

Si bien es cierto «villancico» es el vocablo genérico que usamos para identificar a todas aquellas melodías que hablan de la Navidad, ya sea desde el punto de vista religioso (el nacimiento de Jesús, el portal de Belén, la llegada de los Reyes Magos, etc.), desde las narrativas divertidas que se hacen a partir de ciertos símbolos relacionados a la Navidad, generalmente importados del hemisferio norte (el árbol salpicado de nieve, Papá Noel y toda su parafernalia fantástica) o desde la reflexión (la felicidad de la época, la unión familiar, la esperanza por tiempos mejores, etc.) su origen no está necesariamente ligado a esta celebración católica cristiana.

Originalmente, el término «villancico» surge para denominar las canciones comunales entonadas por los «villanos». Ojo, no estoy hablando de los malvados personajes de tus series favoritas de Netflix sino de los habitantes de las villas de la Europa medieval, y cuyos temas eran más bien de tipo costumbrista y celebratorio mas no necesariamente religioso. En España, antes de llamarse «villancicos» a estas canciones se les conocía como «villancetes» o «villancejos». En países como Alemania, Francia e Italia se comienzan a asociar las canciones de las villas a los temas religiosos y así fue como, poco a poco, el villancico se fue convirtiendo en lo que actualmente es.

En inglés, el término equivalente es «carol», galicismo proveniente de «caroler», que en nuestro idioma refiere al acto de bailar en grupos organizados en círculos (como las «rondas» de los niños). Los carols, ciertamente más contemporáneos que los villancicos clásicos, enfocan sus temas hacia aspectos más lúdicos y fantasiosos de la simbología navideña, como puede verse en la infinidad de películas dedicadas al tema, desde la clásica El milagro de la calle 34 (George Seaton, 1947) hasta las más de 130 producciones para la televisión del canal Hallmark, que comenzaron en el 2009. 

Por ejemplo, la popular canción Rudolph the red nose reindeer (Rudolph el reno de la nariz roja), basada en un cuento escrito por Robert L. May en 1939. Compuesta por Johnny Marks, cuñado de May, la historia encierra, además del mensaje navideño, una enseñanza: Rudolph, el reno más pequeño del trineo de Santa Claus, es una especie de freak, un fenómeno cuya nariz tiene un intenso brillo rojo. Los demás renos se burlan de él, pero Santa Claus lo reivindica poniéndolo al frente del trineo, para que lo guíe con su extraño talento en la oscura noche de Navidad.

Uno de los villancicos más populares y antiguos es Noche de Paz (Silent night, en inglés, aquí en versión de André Rieu y su orquesta), cuyo título original es Stille nacht, heilige nacht y data de comienzos del siglo XIX. La letra fue compuesta por Joseph Mohr, párroco de un pequeño pueblo de Austria y la melodía, por Franz Gruber, profesor de música de la villa. Otro tema clásico del cancionero navideño es Joy to the world, basado en una de las partes del famoso oratorio El Mesías (1742) del compositor alemán-británico George Friedrich Haendel (1685-1759). La lista de villancicos es larguísima, así como la cantidad de artistas y versiones, instrumentales y cantadas en distintos idiomas, que existen de cada uno de ellos. Algunos de ellos se han convertido en verdaderos clásicos de la música a nivel mundial y están fuertemente internalizados en el imaginario colectivo.

Además de las mencionadas, no podemos olvidar las tiernas melodías escritas por el baladista español José Luis Perales –Navidad (1988), Canción para la Navidad (1974)- o el triste clásico del nuevaolero argentino Luis(ito) Aguilé, Ven a mi casa esta Navidad (1969), de inevitable rotación en radios, incluso en estos tiempos de basura reggaetonera y cumbias cacofónicas. Para marcar la diferencia, Silvio Rodríguez compuso, en 1994, Canción de Navidad. Todas contienen esa vocación latinoamericana por la ternura y la búsqueda de justicia para los que menos tienen. La excepción a esta regla es, por supuesto, el éxito crossover de 1970 Feliz Navidad, del portorriqueño José Feliciano que hasta ahora se escucha en el mundo entero.

En cambio, en inglés, desde las saltarinas Deck the halls (1862) -que han interpretado todos, desde los Muppets hasta Ted Nugent– o We wish you a Merry Christmas, del compositor británico Arthur Warrell quien la escribió a fines del siglo 19, hasta All I want for Christmas is you de Mariah Carey (1994) -el segundo single navideño más vendido de la historia después de White Christmas de Bing Crosby (1942)- o los modernos álbumes del quinteto vocal Pentatonix, todas muestran un lado más luminoso -incluso en sus extremos melancólicos- y hasta juguetones de esa navidad que se niega a morir. 

Tres recomendaciones fuera de programa: los asaltos navideños de Willie Colón y Héctor Lavoe (1970 y 1973); el álbum Christmas Jollies (1976) del colectivo de músicos de sesión The Salsoul Orchestra, muy conocidos en la era disco; y los ejercicios de metal neoclásico de The Trans-Siberian Orchestra, combo norteamericano por el que han pasado guitarristas como Alex Skolnick (Testament) o Al Pitrelli (Megadeth). Hay muchísimas otras opciones, pero quedaría demasiado largo el listado.

Es cierto que, aquello que conocemos como «el espíritu de la Navidad» se ha perdido entre tarjetas de crédito, tráficos estresantes, asaltos a mano armada, ofertas y frenéticas campañas de marketing, cada vez más encanalladas y agresivas, pero también es cierto que si uno se aísla por un breve instante de todo el bullicio consumista y se pone a escuchar villancicos o carols que, a la larga, también terminan siendo accesorios cuando son aprovechados por oportunistas o desnaturalizados en versiones ridículamente malas pero con harto «potencial comercial y masivo», ese espíritu infantil, sencillo y humilde vuelve a llenar el ambiente gracias al maravilloso poder de la música.

 

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25 de diciembre, canciones, Navidad, villancicos

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Elecciones 2021, Ernesto Gozzer, Navidad, Paula Távara, resumen político

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Celebraciones, Navidad, pedidos navideños

-Que, dicho sea con ironía, el presidente Castillo sufra una descompensación grave, que vea de cerca la muerte, y así tal vez se ilumine respecto de las graves responsabilidades que le toca desempeñar y a futuro las ejerza, por ende, con sentido de responsabilidad y con la entereza moral que hasta ahora, en casi cinco meses de gestión, no logra exhibir.

-Que la derecha peruana sea capaz de construir una pronta alternativa electoral, distinta a la fórmula tripartita ya desgastada de Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga y Hernando de Soto. Se necesitan nuevos cuadros, voces frescas, propuestas originales y seductoras, capaces de contrarrestar la demagogia implícita en la mayoría de propuestas radicales.

-Que algún día la izquierda peruana entienda que puede ejercer un gobierno de cambios estructurales sin afectar la economía de mercado y el flujo capitalista normal. Ya le costó, en el caso peruano, dos décadas, aquilatar el valor de la democracia (en los 80s buena parte de la izquierda, hoy formal y electoral, creía aún en la lucha armada); ojalá le cueste menos tiempo entender que la dinámica de las inversiones privadas es el motor de la economía, sin el cual no hay políticas sociales ni redistributivas posibles.

-Que haga carne alguna organización política liberal, que haga suyas no solo las banderas del libre mercado sino también de la institucionalidad democrática y los derechos civiles. Tanto libertario iletrado pulula por estos lares que están logrando distorsionar la imagen de una correcta propuesta liberal. Y como deseo adicional, ojalá esta alternativa tenga éxito electoral y alcance una votación si no triunfal, al menos protagónica en los próximos comicios.

-Que no surja ninguna nueva variante del Covid-19, que sea más letal que las sufridas hasta el momento, y podamos empezar el camino de la vuelta global a la normalidad, como ahora parece. Lo ocurrido ha sido de espanto y va a dejar huella en varias generaciones durante el siglo que corre.

-Que el periodista Christopher Acosta gane el juicio irracional que le ha entablado César Acuña (el líder de APP haría bien en desistir del mismo) y que Paola Ugáz salga bien librada del cargamontón judicial que le han lanzado los turiferarios del Sodalicio.

-Por último, que este año entrante campeone la U, preparando el terreno para el que debe ser un año triunfal imperativo, como es el 2024, en las celebraciones del centenario. Felizmente, los advenedizos de Gremco ya perdieron poder -ojalá salgan, inclusive, como corresponde, de acreedores-, y, por ende, se puede esperar un manejo administrativo no solo decente sino con la camiseta crema bien puesta.

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Celebraciones, Navidad, pedidos navideños

El sector turismo fue uno de los más golpeados durante esta pandemia, en la que todos tuvimos que quedarnos en casa para cuidarnos del Covid–19. Tras el avance de la vacunación, muchos peruanos aprovechan las fiestas para viajar, ya sea para visitar a sus familiares, hacer turismo o descansar del teletrabajo. Siempre cumpliendo con las medidas de bioseguridad vigentes.

Igualmente es importante mantener ciertos cuidados durante los viajes. En ese sentido, Indecopi brinda recomendaciones a los consumidores que han planificado viajar a diferentes regiones del país por Navidad, para que utilicen el servicio de manera segura. Ya sea que viaje por tierra o por aire, la institución recomienda lo siguiente:

Al consumidor

-Tiene derecho a transferir o postergar sus pasajes en cualquier tipo de transporte dentro del territorio nacional y sin restricción alguna. Sólo debe realizar el trámite no menos de 24 horas antes del viaje.

-Su boleto debe precisar el número de asiento, así como los datos de la compañía de seguros que brinda el SOAT o CAT respectivo.

-Tiene derecho a exigir un boleto por el equipaje que transporte en bodega.

-En caso de robo o pérdida de su equipaje, reclame de inmediato. Si transporta objetos de valor, es conveniente informarlo previamente a la empresa.

-Si hubiera algún retraso en la salida de su bus o avión, tiene derecho a ser informado sobre las razones y el tiempo probable de espera. En el caso del transporte aéreo, tiene derecho a ser asistido con alimentos, hospedaje y comunicación con sus familiares, de acuerdo con el tiempo que dura el retraso.

Al proveedor

-Las empresas deben exhibir la lista de precios para que los pasajeros tomen decisiones de compra debidamente informados.

-Deben cumplir con los horarios de salida anunciados.

-Deben poner a disposición de sus clientes el libro de reclamaciones, para que puedan usarlo en el momento que consideren presentar un reclamo.

-La empresa de transporte terrestre está prohibida de recoger pasajeros en ruta o en paraderos no autorizados, para no exponer la seguridad de los pasajeros.

-En el caso de accidentes, la empresa debe activar de forma inmediata el SOAT o CAT respectivo, brindando asistencia a los heridos e información a los familiares. Si por algún motivo las carreteras son bloqueadas, las empresas no deben vender pasajes hasta que se liberen las vías.

Además, debemos tener presente que los casos de Covid-19 y su nueva variante ómicron, viene generando contagios: según cifras oficiales, hasta el momento 47 casos registrados. Al respecto, Felipe Rios, director de Riesgos Generales de MAPFRE Perú, brinda algunas recomendaciones para disfrutar un viaje seguro y protegido:

Uso de mascarilla: Se trata de la protección más importante para prevenir el Covid–19. De acuerdo a información actualizada del gobierno peruano, se deberá usar doble mascarilla o una mascarilla de gran capacidad de filtración como la KN95.

Vacunación completa: Si viajas al extranjero, es importante conocer las restricciones del país al que ingresarás, sobre todo respecto a la vacunación. La recomendación es que cumplas con las dosis completas y portar siempre tu carné físico o digital.

Distanciamiento social: Además de mantener distancia de no menor a un metro y medio, para evitar aglomeraciones en el aeropuerto es recomendable realizar el check-in online y trasladarte siempre con el boarding pass digital.

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Año nuevo, Fin de año, Navidad, Viaje

La temporada navideña suele estar compuesta por reencuentros, comidas, regalos y una sensación de bienestar fraternal y familiar. Esto no significa que sea igual para todos, pues la Navidad para algunos puede implicar recordar a quienes ya no están o una serie de sentimientos negativos que pueden llevar a una temporada de depresión.

Además, según un informe de Psicología y Mente, plataforma de bienestar emocional, no es de extrañarse que sea relativamente común sufrir problemas de ansiedad durante los días y semanas posteriores a las fiestas de Navidad.

Presta atención a algunos factores que pueden dar paso al vaivén de emociones en estas épocas. Detectarlas a tiempo puede ayudarte a manejar mejor tu contención emocional.

Exigencias del trabajo: Antes de la Navidad y Año Nuevo, puede que el trabajo sea muy intenso dado que muchos salen de vacaciones. Además, tras la Navidad ya no existe esa tendencia contagiosa a ser comprensivo y conciliador con los demás, sobre todo en el ámbito laboral.

Culpa por los gastos: Mientras más se acerca la fecha central de la Navidad, desaparecen los efectos psicológicos de las campañas de marketing realizadas en estas fechas y aparece la realidad objetiva del dinero gastado en compras y en comidas. Tener conciencia de esto puede ser un golpe emocional. A ello se le suman los problemas que muchas personas experimentan para conseguir ahorrar.

Malestar por cambios alimentarios: Tras iniciarse los días de encuentros para almorzar o cenar, con comidas prolongadas, puede surgir un malestar que va de lo físico a lo emocional. Además, puede ser complicado pasar de las comidas familiares que duran varias horas a una situación en la que se tiene media hora para prepararse algo en la jornada laboral.

Para contrarrestar estos efectos, el informe de Psicología y Mente brinda algunos consejos prácticos para trabajar en uno mismo:

Regálate algo

Puedes aprovechar los días de Navidad y sus ofertas para hacerte un pequeño obsequio. En lugar de tener la presión de un intercambio de regalos, o de entregar un presente a cada uno de los que conoces, puedes invertir en tu bienestar y tu autoestima. Cuanto más personal y significativo para ti sea un auto-regalo, mejor te sentirás.

Comparte tiempo con los tuyos

Crea tu propio calendario de eventos y anima a tus seres queridos a participar en ellos. Por ejemplo, si en temporada navideña sueles tener más trabajo del normal, propón una cena con amigos cercanos en alguna de las semanas posteriores como alternativa.

Ten un bonito recuerdo para los que faltan

En estas épocas vienen a nosotros los recuerdos de nuestros seres queridos. Aprovecha para recordarlos de la mejor manera posible y agradece por todos los momentos maravillosos que pasaron juntos. Si eso te hace sentir mal, no te obligues a ello, cada cosa debe darse a su tiempo.

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depresión, Emociones, Navidad

En el marco de las próximas fiestas navideñas y cierre de año, José Castro, gerente general de Softline Colombia, brinda cinco recomendaciones que pueden aplicarse tanto en ambientes corporativos como en nuestra familia:

Aplica un plan de depreciación tecnológica en casa

Si bien es cierto las campañas de marketing de grandes fabricantes cumplen con su objetivo de presentar un dispositivo atractivo al mercado, esto no hace que sea 100% necesario que tengas que hacer un cambio cada 12 meses de tus equipos celulares o portátiles, lo que nosotros deberíamos aplicar en casa es lo mismo que hacen las áreas de tecnología donde generan un plan de “depreciación”, con esto sabremos que el celular que compramos en 2020 perfectamente tendrá al menos 3 años más de vida.

Esto mismo pasa con el mercado de las pantallas de televisión, vemos como cada 6 meses lanzan pequeños cambios en mejora de resolución de las pantallas haciendo incrementos de su coste en un 35% sobre el valor del modelo inmediatamente anterior y esto solo con el objetivo de generar más consumo de tecnología. Si podemos tomar en casa la disciplina de hacer ejercicios de depreciación a 5 años de nuestra tecnología, podríamos hacer hasta un fondo de renovación tecnología en casa para 5 años logrando tener un consumo responsable de tecnología.

Evita el consumismo

Hoy en día para nosotros se volvió “normal” comprar lo que no necesitamos, unos claros ejemplos son la cantidad de material que consumimos por medios sociales como TikTok, Instagram, Facebook, twitter, entre otras plataformas donde un montón de jóvenes “influencers” incentivan el consumo de marcas donde presentan sus “unboxings” de productos que no necesitamos pero nos parecen útiles para comprar.

En este punto no estamos hablando de consumos de miles de dólares en tecnología, si no lo que conocemos hoy como tecnología barata o sheaptech que de alguna manera genera una “imagen moderna” del lugar de trabajo, de la cocina, de un accesorio, pero realmente no son necesarios para el día a día y mayormente su calidad es de corto uso, lo que causa incrementos de millones de toneladas diarias de tecnología desecha. Siempre que se quiera hacer una adquisición nuestra invitación es: pensemos antes “realmente lo necesito” o puedo dejarlo pasar para más adelante.

Elabora un Plan de renovación tecnológica

Así como hicimos el plan de depreciación, podemos hacer un plan de adquisiciones donde precisar fechas definidas en el tiempo para hacer los cambios de equipos móviles, portátiles, pantallas. La recomendación es tener un inventario en casa con las fechas de adquisición y hacer tu plan de renovación. Si se vuelve una costumbre, este plan se convertirá en un ejercicio financiero fuerte para el hogar donde se pueden planear mucho las adquisiciones.

Sostenibilidad

Si hemos logrado implementar satisfactoriamente los pasos propuestos, podemos decir que tenemos un entorno sostenible, seremos conscientes de lo que implica el consumo en términos de impacto ambiental y social para nuestro hogar y el país. En este punto podremos ver cuánto hemos gastado, en términos financieros, en adquisición de tecnología para el hogar y así mismo saber cuánto ha crecido este presupuesto año con año. Y lo más importante es que sabrás la cantidad de posible basura tecnológica que estás produciendo, solo entonces podrás ser consciente de cómo contribuimos a la sostenibilidad del medio ambiente.

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Navidad, Sostenibilidad, Tecnología

En los próximos días, las familias empezarán a organizarse para comprar los artículos de la cena navideña, que tradicionalmente incluye al pavo, el panetón, el chocolate de taza, entre otros productos típicos de la temporada.

Antes de hacer sus compras, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) recomienda buscar establecimientos formales y comprar alimentos que no tengan los envases abollados, chancados, oxidados o deteriorados, porque el contenido del producto podría estar alterado.

Además, si va a comprar alimentos envasados, verifique que las etiquetas incluyan la siguiente información, en castellano: nombre del producto, ingredientes y aditivos empleados en su elaboración, nombre y dirección del fabricante o importador, número de registro sanitario, fecha de vencimiento, código o clave del lote y condiciones especiales de conservación, cuando este lo requiera.

Productos con octógonos

Dentro de los alimentos envasados más adquiridos en estas fechas, varios tienen alta concentración de azúcar, sodio, grasas saturadas o grasas trans. En todos los casos, deben llevar los octógonos respectivos en la zona superior derecha de la cara frontal de la etiqueta.

Según Indecopi, el pavo u otro alimento congelado que se adquiera debe contener instrucciones para descongelarlo en la etiqueta. De esa manera evitará perder más humedad de la debida. Tenga en cuenta que, después de descongelarlo, el pavo puede perder en promedio el 8% del peso inicial.

Si va a comprar chocolate para taza también verifique que en la etiqueta se informe el contenido mínimo del 35% de cacao. Existen otros productos denominados “con sabor a chocolate” que tienen menos porcentaje de cacao.

Respecto a los panetones, una guía publicada por Indecopi, donde se comparan las características de 12 panetones, encontró que todas las marcas superaban el límite de azúcar de 10 gramos por cada 100 gramos de masa, en consecuencia, todos llevan octógonos con la leyenda en letras “Alto en azúcar”.

Con estos productos, se aconseja revisar la fecha de vencimiento, la declaración de ingredientes, el etiquetado de octógonos, el registro sanitario, las condiciones especiales de conservación, el contenido neto, y el nombre y dirección del fabricante.

Recuerde que, al ser el panetón un alimento energético, posee, en promedio, 366 kcal por cada 100 g. Por ello, evite su consumo excesivo. Revise la guía en el siguiente enlace: Checa tu compra – panetón 

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Etiquetado, Indecopi, Navidad, Productos envasados
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