Salud Mental

¿Preparando un viaje? Con toda la tranquilidad de una vacuna que se va haciendo universal, menos angustia alrededor de las salidas y encuentros, nos disponemos a apretar las rodillas sobre los flancos de Rocinante. ¡Pero vaya que encontramos molinos del viento en varios puntos del camino! Debe haber un concurso entre nostálgicos de los peores momentos, buscando ganar el premio al trámite más enrevesado. ¡Si cuando el  SRAS-CoV-2 hacía de Pac-Man con nosotros era más sencillo desplazarse!

Y, sí, los especialistas de la salud mental en medio de la carnicería pandémica tuvimos que hacer frente a numerosos casos de ansiedad generalizada, ataques de pánico y cuadros depresivos severos, pero nunca la seguidilla de intentos de suicidio ocurrida cuando las cosas parecen ir mejor. 

Y, espero no ser pájaro de mal agüero, este día de las brujas con jarana criolla, podría dejar a un grupo que no se atreve a sacar la nariz, terriblemente frustrado; y a otro que ha estado —me consta— preparando disfraces, con el hígado bastante maltratado y el rostro desfigurado en alguna bronca monumental. 

¿Qué pasa? Bueno, algo que podríamos calificar de posguerra. Me remito a un relato que escuché muchas veces durante mi adolescencia. 

Inicios de 1945. Habían sacado a los prisioneros de Auschwitz para transferirlos a otros campos. Los soldados alemanes conducían las marchas de la muerte para alejarse del avance aliado. Al atardecer de cada día los encerraban en graneros y en la madrugada los despertaban para continuar. 

Pero ese día no pasó nada. La puerta permaneció cerrada. Y siguió cerrada una, dos, tres horas. Nadie osó abrirla. Los barrotes del cautiverio también habitaban la mente. El ejército rojo los retiró. Mi interlocutora inició el camino de retorno. Lo recorrió como pudo en un mundo que ya no estaba en guerra. 

Fue, según ella, más terrible que el campo de concentración. Una experiencia borrosa en un escenario agitado más que alegre, sin reglas, lleno de personajes que podían pasar de la bondad a la maldad, y de regreso, de manera impredecible. Un interregno pleno de injusticias en nombre de la justicia, venganzas, acaparamientos, delaciones, apropiaciones y expropiaciones. La autoridad estaba escondida mientras los festejos y el desorden encubrían un todo vale cruel. 

Algo como lo que está pasando a estas alturas de la plaga. ¿Por qué ahora que el virus afloja y las calles se abren?

Quizá no sabemos aún qué reglas aplicar. Las que rigieron hasta hace no mucho parecían sencillas, eran dicotómicas, definían mapas con fronteras claras y límites precisos. Aún dentro de la informalidad que caracteriza nuestro país, el espíritu dominante era la protección, el recelo, el evitamiento, la reclusión. Se salía, sí, pero como exploradores a partir de una base de operaciones, para regresar rápido al refugio seguro. 

No es que las condiciones hayan cambiado de manera radical. Nadie en su sano juicio puede declarar que hemos derrotado a la peste. Incluso es posible afirmar que hay indicadores sanitarios que preocupan, como el aumento de las hospitalizaciones. Pero parece que vemos al virus como una suerte de francotirador agazapado que sigue matando porque no se ha enterado del final de las grandes batallas. Hay un estado de ánimo postbélico asumido por una colectividad que se lanza a a vivir sin cortapisas, digan lo que digan ministros, alcaldes y otras autoridades, o las voces sensatas. 

En ese entorno quedan los que no se mueven y siguen encerrados, los que salen a recorrer las calles y visitar las trincheras humeantes, los grupos que se rediseñan y buscan nuevas pertenencias y señales distintivas, así como ritos de iniciación y pasaje que aún no se consolidan. 

Muchos se han quedado sin explicaciones para algunas de sus conductas más estrafalarias en el sentido de la contracción autista o de la expansión transgresora. Nos quedamos frente a tareas pendientes, en todos los momentos del ciclo vital y en todos los papeles y funciones, que se habían trastocado o dejado en pendientes. 

Como dicen los pilotos, ¡a amarrarse los cinturones de seguridad!

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Covid-19, Salud Mental, Vacunación

Las medidas implementadas por el Estado como el confinamiento, el distanciamiento social, las restricciones a la movilidad, las limitaciones para reuniones, la paralización de actividades y el cierre instituciones educativas para contrarrestar la pandemia provocaron cambios radicales en la rutina de millones de personas. El impacto en su salud mental aún no se conoce con exactitud. Menos en la de niñas, niños y adolescentes. 

El cierre de las instituciones educativas primarias y secundarias implicó que ellos no tuvieron acceso a educación, no interactuaron con sus pares y sus docentes, no jugaran, ni practicaran algún deporte, entre otras actividades. ¿Cómo los afecta? ¿se adaptan mejor que los adultos? ¿cómo lo enfrentan hoy en día? ¿cuán resilientes son? 

En ese sentido, es de crucial importancia investigar el impacto emocional de la pandemia en las niñas, niños y adolescentes. Hasta el momento, se han realizado pocas investigaciones desde la academia. Por eso mismo, es loable el esfuerzo llevado a cabo por el Ministerio de Salud y Unicef por conocer la situación de aquellos en el país. Sus hallazgos son muy preocupantes. “Los resultados del estudio visibilizan la afectación de la salud mental en el contexto de la pandemia por la COVID-19 en las niñas, niños y adolescentes, así como de sus cuidadores. Otros estudios refieren que la pandemia es un factor de riesgo para el incremento de la incidencia de problemas de salud mental y exacerbación de quienes tenían dificultades pre existentes”. 

Hace pocos días, Unicef presentó su Estado Mundial de la Infancia, “En mi mente, promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia”. Según el documento, 5 de cada 10 adolescentes de 10 a 19 años padecen ansiedad y depresión en América Latina. Asimismo, 16 de cada 100 jóvenes entre 15 y 24 años “se sienten deprimidos o tienen poco interés en realizar alguna actividad” en el Perú. Niñas, niños y adolescentes que demandan atención del Estado mediante una política pública ad hoc que mitigue la situación descrita. En su formulación el uso de evidencia es imprescindible. Como se conoce, en no pocos casos, el diseño de alguna política pública no toma en cuenta la evidencia producida. Razón por la cual, la generación y el empleo de la misma sigue siendo un desafío en la gestión pública. 

Desafío que puede ser compartido con las universidades públicas y privadas. Se entiende que, luego de su licenciamiento, están en condiciones de realizar investigaciones sistemáticas y  rigurosas. Ellas cuentan con investigadores, recursos y experiencia. Por eso mismo, no les sería difícil investigar el impacto de la pandemia en la salud mental de las niñas, niños y adolescentes. O documentar las buenas prácticas de los 203 centros de salud mental comunitaria ubicados en el territorio nacional.  Modelo de atención comunitaria a la salud mental destacado en el Estado Mundial de la Infancia. Quizás por ello la primera ministra Mirtha Vásquez, durante su presentación del Congreso, afirmó lo siguiente: “implementaremos 300 nuevos centros de salud mental comunitaria y el fortalecimiento de los 203 ya existentes con profesionales para el cuidado prioritario de la salud mental de niñas, niños y adolescentes y de mujeres sobrevivientes de violencia”.

El Estado debe convocar a las universidades para desarrollar una agenda de investigación en salud mental. Es de esperar que de tal encuentro el diseño e implementación de una política pública que mitigue el impacto de la pandemia en la salud mental de los niños, niñas y adolescentes gane en efectividad y eficacia. Los tiempos apremian y la mejora de su salud mental es una condición imprescindible para su bienestar y desarrollo integral.  

 

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Estamos en el mes de la salud mental. Su día central fue el domingo 10 de octubre. Esta conmemoración nos ayuda a reflexionar sobre la importancia de cuidarnos de síntomas como la depresión, el estrés, la ansiedad, psicosis, entre otros. Solo este año, el Ministerio de Salud atendió más de 813 mil casos de personas con los síntomas antes mencionados.

Esto nos hace pensar, en medio de la pandemia ¿Cómo cuidar de nuestra salud mental si nuestro entorno laboral es negativo? Claudia Draghi, profesora de Pacífico Business School, brinda cinco recomendaciones para tener una mente sana y trabajar con tranquilidad.

1.- Bienestar físico

Centrarse en el cuidado de la salud física genera beneficios en todo nivel: desde la generación de endorfinas, la reducción del estrés y la ansiedad, hasta la activación social y la productividad.

2.- Llevar un diario

Permite expresar las emociones, poner en valor las cosas que agradecemos y reconocer patrones de comportamiento, ayudándonos a identificar los signos de alerta en la salud mental.

3.- Socializar

Fortalecer los vínculos valiosos es una parte importante de sentirse conectado y contribuye con encontrar apoyo cuando se requiera.

4.-Presencia auténtica

Decidir vivir un día a la vez para buscar, en cada situación e interacción, un aprendizaje que te permita gestionar tus desafíos y poner en valor tus logros.

5.- Pequeños logros

Ponerse metas pequeñas que permitan reconocer los avances en cada paso, de forma que se favorezca la autoestima y se conecte con la capacidad de logro.

Según una medición realizada por Marsh a más de 3,000 trabajadores, solo el 20 % de ellos no presenta riesgos en su salud mental, mientras que alrededor del 50 % presentó un alto-mediano riesgo en su salud mental.

Mucho cuidado

“En esta medición, se ha encontrado que más del 30 % de trabajadores presentó un nivel de riesgo alto en su salud mental en los meses más graves de la pandemia. Y es que los trabajadores han tenido que adaptarse a un trabajo a distancia en apenas días, con casi nulo contacto humano, aprendiendo sobre la marcha infinidad de procesos, adaptándose a velocidad de vértigo, con muchos temores”, afirmó la consultora sénior de Psicología Ocupacional de Marsh Perú, Claudia Espinoza.

De acuerdo con la medición realizada por Marsh, el impacto en la salud mental de los trabajadores también se ve representada en algunos indicadores como calidad de sueño, dolores musculoesqueléticos, etc.

Los resultados de este estudio detallan que el 53 % manifestó haber tenido alteraciones en su sueño, ya sea por situaciones de insomnio, dificultad leve para dormir e inclusive desear dormir durante el día frecuentemente.

El estado alimenticio es otro de los puntos que más impacto ha sufrido; más del 30 % de los trabajadores encuestados manifestó presentar cambios importantes en su apetito durante el contexto de la pandemia, como comer más de lo debido durante los meses de confinamiento estricto.

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Cada vez se habla más de este tipo de inteligencia y su importancia en el ámbito profesional. El psicólogo y teórico de la Inteligencia Emocional, Daniel Goleman, señala que los principales componentes que integran la Inteligencia Emocional son la autoconciencia emocional, la autorregulación, la automotivación y la empatía.

Más que nunca, es necesario que los líderes de área o equipo tengan estas habilidades para guiar a sus trabajadores. Un liderazgo con pocas habilidades interpersonales puede afectar el clima laboral, e impactar de forma negativa en la salud de los colaboradores. Esto, en el largo plazo, trae graves consecuencias en la empresa.

El informe “Tendencias Globales en Capital Humano 2021”, elaborado por Deloitte, apunta las estrategias donde el liderazgo es clave. Se trata de la importancia de guiar el potencial de los trabajadores, y además construir «superequipos» que unan a las personas con la tecnología para reinventar el trabajo. Al ampliar las contribuciones de los seres humanos a resultados nuevos y mejores, los superequipos pueden desempeñar un papel integral en la capacidad de una organización para prosperar.

Mejores líderes

Isaías Sharon, director ejecutivo de Human Performance Institute International, señala que el coeficiente intelectual se correlaciona directamente con el desempeño laboral. Sostiene además que la inteligencia emocional ayuda a potenciar el desempeño y lograr conducir bien a los equipos. Si bien la demanda de habilidades interpersonales evoluciona con el tiempo, en este momento se valora la adaptabilidad, la capacidad de aprender de forma constante y poder liderar las emociones del equipo y las propias para gestionar los momentos complejos.

Para el ejecutivo, “estas habilidades se pueden aprender, desarrollar y perder si no se entrenan continuamente, pero se debe tener cuidado de hacerlo con metodologías adecuadas y con personas que realmente sepan como instalar nuevas competencias en las personas. De lo contrario, es posible arriesgarse a gastar mucho tiempo y dinero para que el resultado no ocurra”.

Si bien es posible gestionar equipos sin ser un experto en la gestión de habilidades interpersonales, y aunque es muy común en las organizaciones, es importante reflexionar cuál es el costo que esto acarrea. Para Sharon, liderar sin estas habilidades puede generar resultados a corto plazo a costa de dañar el clima laboral, la salud mental de los equipos y hacer insostenible en el tiempo el buen desempeño.

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equipo de trabajo, Liderazgo, Salud Mental

Durante este último año y medio no solo nuestra salud física se ha visto afectada a causa de la pandemia, sino también nuestra salud mental. Desde marzo del 2020 las atenciones en el Servicio de Salud Mental del hospital Edgardo Rebagliati se incrementaron en un 30% y la patología más recurrente ha sido la depresión. Solo por Emergencia, se registran más de 300 casos de depresión y 200 de ansiedad en el hospital Rebagliati.

Además, este año los peruanos hemos estado expuestos a la constante preocupación sobre la crisis política y nuevas elecciones. El psicólogo Luis Martínez-Casasola explica que las personas muy implicadas en la vida política de su país corren el riesgo de sumergirse en una espiral de seguimiento de la actividad e incluso de activismo a favor de uno u otro partido que puede llegar a ser desgastante.

Además, explica que uno de los mayores problemas es el sentimiento de rivalidad que se llega a generar entre las diferentes facciones de pensamiento. “Este estado de activación constante es desgastante a nivel emocional y genera síntomas compatibles con ansiedad y depresión, y una gran irritabilidad que puede desencadenar cambios en el estado de ánimo”, indica.

Cuidar de la salud mental

Frente a este contexto complejo que afecta nuestra estabilidad y armonía personal, estos son algunos aspectos a los que podemos prestar especial atención y generar mayor cuidado sobre nosotros mismos:

1.-Gestión de la ansiedad

La ansiedad es la compañera inseparable tanto de la pandemia como de la inestabilidad política. Las consecuencias de ambas han generado que muchas personas noten que sus vidas se tambalean, y ante esto, es fácil que su sistema nervioso esté siempre en modo “vigilancia”. Aunque como individuos no podemos hacer nada para evitar estas grandes crisis, sí podemos modificar la manera en la que gestionamos nuestras emociones y nuestros patrones de conducta ante esta.

2.-Gestión de la soledad

La tendencia a adoptar hábitos más solitarios sigue presente incluso si ya no se llevan medidas extremas de confinamiento como hace unos meses. El desgaste producido por llevar muchos meses apenas viendo a familiares y amigos puede pasar factura, sobre todo en las personas más extrovertidas y acostumbradas al trato cara a cara. Es importante amistarse con la propia soledad y empezar a tener una buena relación con ella.

3.-El autocuidado

Al perder los referentes de aquello que ya nos habíamos acostumbrado a hacer, como los horarios de trabajo fuera de casa y las rutinas de actividades junto a los amigos, podemos entrar en un estado de pasividad que nos haga interiorizar nuevas costumbres que son fáciles de llevar a cabo. Por ejemplo: quedarnos hasta tarde viendo vídeos en Internet, comer mucho entre horas, o pasarnos horas frente al televisor. Frente a ello es necesario saber seguir una cierta disciplina a la hora de estructurar el día a día y no postergar aquello que de verdad deberíamos hacer por nuestro bien.

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Previo a las elecciones, los peruanos ya estaban atravesando un duro momento de salud mental. Según el Dr. Ayar Nizama Vía, especialista en psiquiatría y miembro del Instituto Nacional de Salud Mental, la ansiedad y la depresión ya afectaba a 1 de cada 3 personas debido al confinamiento obligatorio.

Estos días de incertidumbre y exceso de información, y hasta desinformación, ha causado que estos niveles de ansiedad aumenten en la población. Especialistas en salud mental de la cadena estadounidense de clínicas Mayo Clinic, brindan algunas recomendaciones para manejar la ansiedad:

Escucha a tu cuerpo

El miedo genera una respuesta física: el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran, además de otras respuestas fisiológicas. Cuando tengas estos síntomas, tómate un momento para escuchar a tu cuerpo y recuperar el control. Respira profundo varias veces y desacelera tu respiración. También puedes contar hasta diez o encontrar un patrón verbal a repetir. Controlar la respuesta física al miedo puede influir sobre tu respuesta emocional.

Supera tus propios pensamientos

El miedo generado por la ansiedad es causado en gran medida por tus pensamientos. Tu cuerpo estimula una sensación de miedo y tu mente se dispara, dándote motivos irracionales por los cuales deberías sentir miedo. Estos no siempre son lógicos, pero son lo suficientemente fuertes para desestabilizarte. Identifica esos pensamientos y desafíalos. Lo que piensas de una situación impacta en lo que sientes al respecto. Abordar el miedo de forma racional, realista y con un cambio en la forma en que piensas te ayudará a superar el estímulo intenso e irracional.

Usa tu imaginación para disipar tus temores

Trata de imaginar una situación que te provoque temor mientras estás en un espacio seguro. Siente cómo crece la ansiedad, pero luego agrega más información. Pregúntate: ¿qué te preocupa? ¿Cuáles son los resultados más probables? A continuación, imagina lo que quieres que suceda. Agregar información nueva y asociar elementos positivos a tus temores ayudará a disminuir sus efectos cuando los sientas en la vida real. Esto puede ser difícil de lograr sin orientación de un profesional, por lo que, si fuera necesario, consulta a un profesional de salud mental con experiencia en el control de la ansiedad.

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Tener miedo es algo normal y humano. Se trata de una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo a lo que consideramos una amenaza. Por estos días, un tema sensible viene siendo el Covid-19 y la incertidumbre política por la que atraviesa el país, luego de las elecciones generales del último domingo.

Por ello, es necesario reducir al mínimo las emociones negativas para enfocar la mente en aspectos que nos generen calma y tranquilidad.

La doctora Vanesa Herrera asegura que de nada sirve llenarse de rabia, ira o frustración por haber sido contagiados o estar enfermos con coronavirus. Asegura que hay situaciones que no están bajo nuestro control por lo que, si las afrontamos desde la frustración, el resentimiento o el odio, nada va a mejorar. “Necesitamos tener un afronte positivo y saludable. Recomendamos ser realistas y tener claro que si estoy infectado no significa que voy a fallecer. Hay que refutar esa creencia errónea. La gran mayoría de personas se recupera y un mínimo porcentaje tiene mayor riesgo”, asegura.

 

Sin embargo, las elecciones y la incertidumbre de los resultados de una segunda vuelta electoral entre el candidato Pedro Castillo y Keiko Fujimori también pueden generar cuadros de estrés entre las personas, ante la incertidumbre por el futuro del país. ¿Cómo podríamos superarlo?

 

La psicóloga Rosa Tenazoa, responde que solo podemos controlar lo que está a nuestro alcance, y no los agentes externos, como las decisiones de los candidatos. Por lo tanto, recomendó: “Leer los planes de gobierno de los dos candidatos. Empaparse bien de sus propuestas, analizarlas y educarnos más sobre ellos, pues guiarán nuestro futuro”, dijo. Posteriormente, añadió: “Debemos ver las entrevistas, los debates, conocer qué pactos políticos harán. Saber quiénes los acompañan. Si se radicalizan o se moderan”, afirmó. Para luego agregar: “En base a eso se puede sacar una línea y decidir. Así podemos controlar la ansiedad”.

 

Claves para equilibrar la vida

 

Hablar de estrés e incertidumbre en este contexto es necesario. Por lo que la especialista, Rosa Tenazoa, recordó que -si bien no hay fórmulas mágicas para curar estos sentimientos negativos, sí podrían realizarse pequeñas acciones que si bien parecen obvias, su sola mención sirven para hacernos recordar que son necesarias.

 

No debemos bloquear nuestros sentimientos, ni la ansiedad ni la tristeza. “Lo malo es quedarse estancado en esos sentimientos, porque podrían afectar nuestra salud. La ansiedad podría llevarnos a crisis de pánico y la tristeza a la depresión”, aseguró Tenazoa.

Por ello recomendó acciones sencillas, generales, pero muy importantes que podemos volver rutina como, salir a caminar, darte un tiempo para estar a solas y contigo mismo (unos 30 0 60 minutos al día). Además, señaló lo vital que es ejercitarnos.

La especialista recordó que cuando no estábamos en pandemia podíamos ir a tomar algo, jugar al futbol, ir a fiestas, salir al cine o de compras. Ahora que muchos de nosotros estamos en casa por miedo a contagiarnos podríamos conversar con parientes cercanos sobre nuestros sentimientos, haciendo uso de la tecnología o leer un libro. Practicar meditación.

Como indicó Rosa Tenazoa, lo vital es no guardar los sentimientos negativos ya que eso puede llevarnos a otras enfermedades y podríamos lamentarlo.

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Estrés, Incertidumbre, Salud Mental

Ante los crecientes problemas de salud mental ocasionados por el teletrabajo, la pandemia y la constante incertidumbre.

 

El teletrabajo y las responsabilidades en casa pueden generar complicaciones y espacios de distracción que muchas veces nos llenan de frustración por no poder terminar con los pendientes del día. Es un agotamiento físico, pero sobre todo mental, que puede dañar tu salud mental.

 

Una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) da cuenta de que 7 de cada 10 personas han visto afectada su salud mental durante la pandemia. Es por eso que resulta muy importante el organizarnos para optimizar nuestro tiempo en el trabajo y luego disfrutar de un merecido descanso.

 

Para poder organizarnos y llegar con tranquilidad a descansar, existen diversas herramientas de gestión de tiempo. La que se consolidó como la más popular y eficiente en los últimos años es la Técnica Pomodoro. Se trata de una herramienta que usa el tiempo como un valioso aliado para permitirnos mejorar continuamente la forma en que trabajamos o estudiamos.

 

¿Cómo usar la Técnica Pomodoro?

 

Lo primero es hacer una lista con todos los pendientes del día, así sabremos concretamente a qué dedicaremos nuestro tiempo. Esta técnica trabaja con intervalos de 25 minutos altamente productivos, por lo que el siguiente paso es programar el temporizador con este tiempo y empezar con las tareas en orden hasta que suene el reloj. A estos intervalos los llamaremos Pomodoros.

 

Una vez que el tiempo se cumpla, asigna cinco minutos de descanso. Sigue trabajando, Pomodoro tras Pomodoro, hasta que la tarea que tienes entre manos haya finalizado. Cada 4 Pomodoros tómate un descanso más largo, que puede ir de 15 a 30 minutos.

 

Si necesitas más de 5 o 7 Pomodoros para una tarea, lo mejor será dividirla en tareas más pequeñas. Si necesitas menos de un Pomodoro para una sola tarea, agrégala y júntala con otra. Evita usar la Técnica Pomodoro para las actividades que haces durante tu tiempo libre. ¡Concéntrate en disfrutarlo!

 

Beneficios de la Técnica Pomodoro

 

  • Alivia la ansiedad vinculada a comenzar con los pendientes.
  • Aumenta la concentración y el enfoque disminuyendo las interrupciones.
  • Aumenta la consciencia de las decisiones tomadas.
  • Impulsa la motivación y la mantiene constante.
  • Refuerza la determinación para alcanzar las metas propuestas.
  • Refina el proceso de estimación, tanto en términos cualitativos como cuantitativos.
  • Mejora el flujo de trabajo o de estudio.

 

Existen diversas aplicaciones móviles que funcionan bajo esta técnica para que puedas empezar ahora, como Focus To-Do, Be Focused, o Focus Keeper.

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Pandemia, Pomodoro, Salud Mental

Es natural sentir estrés o ansiedad en contextos complicados. Los cambios radicalmente generados por la pandemia son justamente parte de ello. Según EsSalud, las consultas médicas por estrés, depresión y ansiedad incrementaron en un 40% durante diciembre en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati. Las causas más recurrentes de estas consultas son la pérdida de alguien cercano por la covid-19, la falta de empleo, la preocupación por el futuro, entre otros.

Para la Organización Mundial de la Salud se suman también las nuevas realidades del teletrabajo, el desempleo temporal, la enseñanza en casa y la falta de contacto físico con familiares, amigos y colegas. Tratar nuestra salud mental a veces puede ser un proceso difícil debido al estigma que le rodea, por ello la OMS brinda algunas recomendaciones:

Seguir una rutina: Conservar o establecer una nueva rutina ayudará a mantener un sentido del orden en nuestras vidas. Cosas tan sencillas como levantarse y acostarse todos los días a una hora similar, o fijar horarios de trabajo y descanso, son el primer paso para empezar a trabajar en los hábitos que nos harán sentir mejor.

Controlar el tiempo de pantalla: Es importante ser conscientes del tiempo que pasamos frente a la pantalla. Si bien la computadora es la herramienta principal de trabajo, también lo son nuestros celulares que usamos muchas veces de forma recreativa. Independientemente del uso que se le de, es ideal descansar de las actividades de pantalla.

Organizar un presupuesto mensual: Toma en cuenta si el próximo año retomarás las labores en una oficina o si continuarás bajo la modalidad del teletrabajo. Esto te ayudará a considerar ciertas variables en tu presupuesto mensual. Tener claro el panorama económico podrá brindarte cierta calma y verás en qué tipos de gastos hacer ciertos ajustes para que te permitas ahorrar.

Erick Pérez Vásquez, psicólogo clínico en EsSalud recomienda además, para cerrar el año, realizar actividades sencillas en casa como el armado del árbol navideño en familia, preparar una cena que no involucre grandes gastos, y otros momentos recreativos en casa. “Todo ello puede sacarnos una bella sonrisa”, observó el psicólogo. Añadió que la ansiedad no es un tema inventado para llamar la atención, es una patología real que merece ayuda en el momento indicado.

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