A la posibilidad de tener algún accidente o desarrollar una enfermedad ocupacional, ahora se ha sumado el riesgo de contagiarse de COVID-19 en el centro de labores, por lo que los empleadores requieren implementar nuevas medidas de prevención y cuidado para los trabajadores
La obligación que tienen las empresas de garantizar ambientes de trabajo seguros y saludables ha enfrentado cambios radicales con la pandemia. En términos de riesgos biológicos, psicológicos y ergonómicos, las obligaciones de los empleadores se han vuelto más complejas, particularmente, entre los empleos considerados como de primera línea.
Desde que surgió la crisis, según datos del informe “Anticiparse a la crisis, prepararse y responder. Invertir hoy en sistemas resilientes de SST” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), siete mil trabajadores sanitarios han fallecido y 136 millones de trabajadores de los servicios sanitarios y de asistencia social corren el riesgo de contraer el COVID-19 en sus trabajos.
En Perú, a pesar de la implementación del trabajo remoto, el 2020 fue el segundo año con mayor porcentaje de reportes de accidentes laborales desde el 2012, según fuentes de la dirección de Seguridad y Salud en el Trabajo del Ministerio de Trabajo.
Medidas por implementar
Para Angel Armijo, gerente de Riesgos Laborales y Colectivos de Pacífico Seguros, las organizaciones deben buscar mejorar constantemente sus protocolos de seguridad y salud, teniendo en cuenta que al menos un 27% de los trabajadores en nuestro país realizan labores de alto riesgo y deberían estar protegidos con un seguro para accidentes y enfermedades ocupacionales.
Entre las recomendaciones que considera importante implementar en el centro de trabajo destaca el fortalecimiento de los comités de seguridad, que deben participar en los procesos, aprobar políticas y monitorear sus cumplimientos. Además, sugiere:
Diagnosticar factores de riesgo. Una de las tareas del comité es la de diagnosticar aquellos factores que ponen en riesgo la salud de los colaboradores. Para ello, también se pueden realizar auditorías internas para tener información más precisa.
Ser inclusivo. Cada colaborador tiene características y necesidades distintas que deben ser consideradas para poder construir una política integral. Además, se deben establecer medidas específicas que protejan a ciertos grupos, como personas con discapacidades o madres de familia.
Implementar talleres y cursos virtuales. Es vital que los colaboradores sean capacitados según los lineamientos de seguridad de la empresa. Esto no se limita solo a disminuir distintos tipos de riesgos sino a generar una cultura de prevención.
Monitorear la salud. Es crucial evaluar los resultados de las políticas con una evaluación inicial de la salud de los colaboradores y un monitoreo constante.