sociedad

Incluso ha contribuido a la narrativa de la defensa del Estado ruso y de la población rusoparlante en otros países con su concepto de la “seguridad espiritual”. Siempre subraya el carácter distinto del mundo ruso y sus valores en contraposición al “Occidente decadente”. De este modo, también pone en cuestión los derechos humanos universales. Las intervenciones militares, ya sea en el Donbás o en Siria, así como la anexión de Crimea, son justificadas con una explicación metafísica y elevadas a a categoría de “lucha sagrada”. Se defiende no sólo militarmente el país y a su población de supuestos peligros, sino también los propios valores, la propia espiritualidad y tradición, que son mucho más valiosas que la vida humana. Las guerras rusas en la historia son presentadas por la autoridad eclesiástica siempre como guerras defensivas y las acciones militares de los soldados son mitificadas insistentemente como hechos heroicos.

A esto se suma que el patriarca siempre ha dependido del Estado. Pero su nivel de sumisión y falta de libertad en la actual situación es particularmente chocante, pues muestra el enorme miedo que le tiene al gobernante y evidentemente su falta de fe en Dios. Por otra parte, el patriarca está cautivo de su propia propaganda. Padece, al igual que Putin, de una enorme pérdida del sentido de la realidad. Ambos se han recluido en los últimos años debido a la pandemia y viven palpablemente en su burbuja, manteniendo contacto sólo con un reducido círculo de personas. Ya no tienen la capacidad de estimar adecuadamente la situación en Ucrania, ni siquiera en el mundo entero.

Sea como sea, el poder religioso que establece alianzas con los poderes políticos, económicos y fácticos, además de perder su libertad de acción y traicionar el mensaje de Jesús consignado en los Evangelios, termina siendo el aval de las más perversas atrocidades y se convierte en una amenaza para la humanidad. La historia así lo demuestra.

 

 

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Iglesia, Rusia, sociedad

La crónica está siempre del lado de la vida. Las historias que reúne Alexiévich nos invitan a pensar en la vida, en la urgente necesidad de defenderla de la brutalidad, la indiferencia y el olvido. El recuerdo de una infancia inocente, el monstruo de la guerra. En esa sucesión ocurren las pérdidas, el terrible vacío en que las víctimas viven su oscuro desamparo.

Y aunque Alexiévich se refiera a víctimas de otro tiempo, esas historias podrán repetirse y pondrán, una y otra vez, el telón de fondo con el que los seres humanos adornamos nuestra decadencia: ejerciendo el poder de destruir a los otros. Dudo que esta sea solo una lectura recomendable, la considero obligatoria.

 

Svetlana Alexiévich

Svetlana Alexiévich. Últimos testigos. Los niños de la Segunda Guerra Mundial. Barcelona: Debolsillo, 2020.

 

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Libros, Literatura, sociedad

Eso es lo que actualmente vemos y eso lo que, desde una mirada sensata, se debe cambiar. Cambiar para invitar a construir diálogo y entendimiento con la inmensa mayoría del país que ha logrado – a lo largo de décadas- poseer una propiedad, educar a sus hijos y generar ingresos a través de la creación de riqueza. El cambio pasa por reformar el país y no para llevar al abismo lo construido sensatamente por décadas.

 

 

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Gobierno, sociedad

4.

En un gobierno que podría ser reconocido como el que menos importancia le ha dado al trabajo de cierre de brechas de género, que retrocede cada vez más en representación de la mujer en puestos de gobierno, que ha insultado la lucha por los derechos de la mujer con funcionarios de primera línea maltratadores y misóginos, en este gobierno, una feminista reconocida y de trayectoria intachable, hasta ahora, es la ministra de la mujer.

He planteado abiertamente la pregunta de si es que el movimiento feminista también habría aceptado la cuota en un gobierno fujimorista o de derecha extrema. Aún sin respuesta alguna. Porque es lo mismo. Porque la presencia de la ministra Milaslovich, por quien tenemos el mayor respeto por su lucha directa en la conquista de los derechos de las mujeres y las minorías sexuales, es una fachada, una manita de pintura, un brochazo que solo sirve para decir mira qué bonito lo hicimos. A diferencia de la gestión Durand, que sí podía tener el respaldo de una línea de gobierno encabezada por la PCM Vasquez, ahora el tener un ministerio progresista es una falacia mayúscula.

Respetamos al movimiento feminista y entendemos que hay espacios para el trabajo que deben poder aprovecharse. Pero también consideramos que este es un sinsentido mayor. En una entrevista para la Revista Ideele, otra dirigente reconocida, Violeta Barrientos defiende la posición señalando que “No ha significado una alianza o un respaldo al Gobierno del presidente Castillo”. Este argumento me parece de terror. No hay mayor alianza política que un ministerio de Estado. Negarlo es miope o tratar al lector de estúpido. Resulta que la ministra no apoya al gobierno. Pero es ministra. Recursos discursivos sin sentido que hieren mucho.

 

Los derechos siempre se conquistan por fuera del poder. Negociar una plataforma -en este caso la presencia del feminismo en el ministerio- considerándola una oportunidad en un espacio marcado por la sospecha de corrupción y la certeza de que es un gobierno al que la paridad y el cierre de brechas le interesa un pepino, es la mejor manera de traicionar esa trayectoria. Y las principales perjudicadas a la larga serán la mujeres de este país.

 

5.

Hay más. Todos los días, solo leyendo los periódicos o escuchando las noticias nos preguntamos siempre, ¿qué hay detrás? ¿Por qué son así? ¿Por qué jamás encontramos lógica en un discurso? Las paradojas del Perú son casos de estudio.

 

 

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Comunismo, Liberalismo, sociedad

Finalmente, no pocos hablaron de dos asuntos en los que se anuncia una cierta nostalgia frente a la época que ensayamos concluir: “de repente nos vemos frente a un montón de reglas, un código de vestimenta y arreglos corporales que me parecen exagerados, además de súper machistas ya que sobre todo conciernen a las mujeres”, me dice un púber con cara de extrañar la libertad del aula/cuarto. Y una que ha iniciado su último año, me sorprende con una afirmación tajante: “odio los viajes de ida y vuelta, el ruido de los carros y el desorden de la pista. Me quitan el placer del regreso”.

 

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Educación, sociedad

Además, este 16 de marzo los especialistas Miguel Pachas Almeyda (uno de los mayores biógrafos del poeta) y el escritor Jorge Díaz Herrera sostendrán un diálogo sobre Vallejo en la Biblioteca Municipal de Chaclacayo. También la Asociación Cultural «Capulí, Vallejo y su Tierra» organiza un gran evento ese día (puede encontrarse información en su página de Facebook).

Y no hablemos de los estupendos congresos internacionales que viene coordinando la Asociación Internacional de Peruanistas: en la Universidad de Sevilla, España, el 26-27 de abril, y en Casa de las Américas, Cuba, el 10-11 de noviembre por el centenario de Trilce, además del congreso que el profesor Stephen Hart, reconocido vallejólogo inglés, está organizando en Londres para el mes de octubre.

Sigamos celebrando a nuestro poeta bandera y tratemos de leer su poesía así como sus demás obras literarias –novela, cuentos, y dramas– con el humor y el erotismo que merecen.

¡Odumodneurtse!

 

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Literatura, poesía, sociedad

Concluida la gira del álbum Tim, en 1986, Bob Stinson fue despedido por sus problemas con el alcohol y las drogas, que lo llevaron a una prematura muerte, en 1995, a los 35 años. Como trío, The Replacements editó Pleased to meet me (1987) y para la siguiente gira se les unió el guitarrista Bob “Slim” Dunlap, quien los acompañó hasta la separación definitiva, que llegó luego de dos álbumes más, Don’t tell a soul (1989) y All shook down (1990), con un sonido totalmente distinto, con sonoridades más cercanas a R.E.M. y U2, añadiendo teclados y secciones de vientos. Aunque de buena factura, esos discos finales carecen de la fuerza arrolladora de sus primeros años y también de la diversidad de su período medular, que se sostuvo más o menos hasta Pleased to meet me, donde encontramos canciones como I don’t know o Alex Chilton, otro tema-tributo, esta vez al líder de Big Star quien, además, colabora con ellos en Can’t hardly wait, en guitarra y coros.

Paul Westerberg desarrolló una interesante carrera en solitario, en la que exploró sus aristas más sensibles como letrista y un sonido mucho más accesible, en la línea del rock norteamericano confesional y carretero que representaban nombres como Jackson Browne o Tom Petty, aunque sin mayores pretensiones comerciales. Títulos como 14 songs (Reprise Records, 1993), Suicaine gratifaction (1999), 49:00… of your time/life (2008, disponible solo en formato digital) o Wild stab (2016), a dúo con la joven guitarrista Julianne Hatfield, bajo el nombre The I don’t cares, recibieron muy buenas críticas. En el 2002 participó del soundtrack de I am Sam, la excelente película protagonizada por Sean Penn, con un noctámbulo cover del himno beatlesco Nowhere man.

Por su parte, Tommy Stinson se reinventó a sí mismo como bajista en Guns ‘N Roses, reemplazando a Duff McKagan entre 1998 y 2014. Aparte de W. Axl Rose, Stinson fue el único músico estable en las grabaciones del accidentado álbum Chinese democracy (2008), cuyo lanzamiento tardó más de una década. En cuanto a Chris Mars, decidió dedicarse a su otra pasión, el diseño gráfico y las artes plásticas. El año 2013, Paul Westerberg y Tommy Stinson rearmaron The Replacements, con el baterista John Freese (ex Guns ‘N Roses) y el guitarrista Dave Minehan para una gira de casi dos años, que incluyó una participación estelar en la edición 2014 del Festival de Coachella, en la que estuvieron apoyados por el cantante y guitarrista de Green Day, Billie Joe Armstrong, quien declaró “haber cumplido un sueño al compartir escenario con una de sus bandas favoritas”.

The Replacements dejaron una huella profunda en el pop-rock no comercial de Norteamérica, en una década luminosa como fue la de los ochenta. Marginales y autodestructivos, influyeron en las siguientes generaciones por su autenticidad y esa actitud que parecía contener la receta de lo que debía ser una banda de rock, siempre al borde de la cornisa, divirtiéndose y evitando caerse mientras van cambiándole la vida a otros, sin siquiera darse cuenta, como registró el documentalista Gorman Bechard en Color me obssessed (2011), una ronda de entrevistas con personas cercanas a la banda, desde colegas músicos hasta fieles seguidores de su trayectoria.

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Cultura, Música, sociedad
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