Raul-Leon-Thorne

De vacancias e invasiones

Casi al mismo momento en que Bloomberg reportaba que de acuerdo a su índice la economía peruana era la más sólida y estable de Latinoamérica, Rusia invadía Ucrania desarrollando una de las más peligrosas crisis bélicas de los últimos 60 años.

Inmediatamente me vino a la mente la siguiente pregunta: prefiero vivir en un país con un Presidente claramente incapaz de ejercer el cargo dignamente pero donde la sociedad tiene contrapesos efectivos contra el poder presidencial o vivir en un país con un Presidente inteligente, sagaz, muy preparado y con mucha experiencia para ejercer el cargo pero en el cual la sociedad no tiene contrapesos efectivos contra su poder?

La pregunta puede parecer tonta, pero creo que es muy oportuna.

Hace casi un mes en mi última columna, “El ejemplo de Velarde”, comentaba que tenemos razones para sentirnos optimistas en el futuro económico de nuestro país a pesar de nuestro actual Presidente.

Y lo sostenía diciendo: “Vivimos en un estado de derecho, en una democracia, con un pueblo marcadamente trabajador y emprendedor, con una población no solo de propietarios dispuestos a defender sus propiedades, sino con un perfil de la pirámide de edad que nos permite esperar muchos años de crecimiento.”

El índice económico de Bloomberg pareciera coincidir con esa opinión.

Hoy debo añadir que tal vez nuestra mayor fortaleza como país y  economía es la estabilidad de nuestras instituciones. Aunque suene poco creíble estoy convencido de ello.

Si aceptamos la definición de institución del historiador económico Douglass North (1991) ( “ restricciones ideadas por el hombre que estructuran interacciones políticas, económicas y sociales “), es evidente que nuestra sociedad y nuestra democracia han demostrado, en casos extremos con la ayuda de la población en las calles, su capacidad de resolver crisis tremendas. En los últimos años hemos superado muy graves crisis políticas y sanitarias dentro del orden legal establecido lo cual ha permitido mantener el crecimiento robusto de nuestra economía.

Hay muchas “instituciones” que han funcionado de manera muy satisfactoria y responsable en estas épocas de crisis. Por citar un pequeño puñado de ellas mencionaremos  al personal del sector salud que viene trabajando sin desmayo para tratar de la mejor manera a los enfermos de la pandemia, al Banco Central de Reserva, a las Fuerzas Armadas que han continuado brindando sus importantes servicios al país manteniéndose independientes de todas las corrientes políticas y a un reducido pero muy importante sector de la prensa que cumplen su valiosa labor de denuncia e información sin sucumbir a intereses particulares.

En cambio, Putin en Rusia, de un sopapo destruye la paz, destruye Ucrania, terminará destruyendo su economía y dejará como parias a muchos de sus compatriotas. El exabrupto de Putin no solo genera una crisis mundial, sino que generará un retroceso de varias décadas en la sociedad rusa. Eso sólo es posible porque Putin no tiene contrapesos que lo controlen. Rusia no es hoy una democracia funcional.

Por ello debemos preservar con mucho cuidado y esmero nuestras “instituciones” y no intentar resolver nuestras diferencias fuera del marco legal e institucional.

Esta capacidad de resolver nuestros conflictos de manera institucional es muy apreciada por los analistas extranjeros, como lo demuestra el informe de Bloomberg. Sin embargo, no es tan apreciada por nosotros los peruanos.

De la misma manera, los peruanos parecemos no apreciar la fortaleza de nuestra economía y sufrimos un desaliento poco justificado que se esta convirtiendo en una suerte de profecía autocumplida

El presidente del BCRP, Julio Velarde, ha dicho de manera clara que actualmente no tenemos una crisis económica, que la economía se encuentra bastante estable y sólida. El problema que tenemos, ha dicho, es uno de crecimiento. Y ha dejado entrever que este problema se está generando principalmente por una pobre gestión pública, debido a los malos nombramientos y también por el desaliento, incertidumbre y pesimismo de los peruanos.

Este pesimismo es exagerado, por ejemplo, si, como nos indica Velarde, en la crisis del tipo de cambio de las últimas semanas el BCRP ganó divisas a través de sus intervenciones. Si efectivamente estuviéramos en crisis perderíamos reservas en lugar de ganarlas.

Debemos entonces seguir muy atentos y alertas a los errores de los políticos y exigir legalmente y proporcionalmente las correcciones necesarias y no caer en un pesimismo exagerado.

Debemos también, la sociedad civil, ser más responsables y procurar ser más  activos en la generación de soluciones. Por ejemplo, las quejas con los nombramientos de los ministros y los principales cargos en la burocracia estatal son casi unánimes y justificadas, sin embargo la sociedad civil no ha sido capaz de proponer alternativas.

¿No puede el sector salud, a través de sus organizaciones civiles como los decanos de las universidades del sector junto con los representantes de gremios de médicos y enfermeras proponer una terna para el ministerio de salud? ¿No puede el sector educación o el sector economía hacer lo mismo?

Evidentemente esa es una prerrogativa y obligación del Presidente de la República, pero si este es incapaz de encontrar los candidatos adecuados, y son incapaces también de hacerlo los partidos políticos representados en el Congreso, la sociedad civil debiera organizarse y proponer mejores alternativas.

Es de esta manera, ordenada, legal e institucional que debemos superar nuestros conflictos. Así corregiremos a tiempo el problema de crecimiento que tenemos enfrente.

Apreciemos más lo que hemos logrado en tantos años de sacrificio y actuemos de manera responsable siguiendo el buen ejemplo de otros.

 

 

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Gobierno, Rusia, sociedad

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