La polémica contratación -porque no es ningún delito o falta a la norma- de Carlos Cabieses Bertoni como técnico para el despacho congresal de María del Carmen Alva es un hecho que sucede en todas las bancadas y en cada despacho congresal. Por favor, señores congresistas y amigos «indignados» del Twitter, no nos digan que no lo sabían.

Defiendo una tesis distinta a aquella que nos demuestra el reinado del doble rasero. La contratación de Cabieses por la presidenta del Congreso es para un cargo de confianza. No es un asesor como quisieron venderlo; es un técnico y los requisitos para tener el puesto son muy distintos al perfil del asesor. Pero ya vemos el doble rasero de nuestra izquierda peruana, que sabe que tiene en sus despachos a los amigos más cercanos y de campaña de cada congresista, y que no son ni los más capaces y tampoco las mentes más brillantes del país, iniciando por una de sus congresistas.

La Hipocresía.

En mayo del 2018, el programa «Panorama» reveló que la congresista de izquierda del partido Frente Amplio, María Elena Foronda, había contratado como asistente en su despacho a la emerretista Nancy Madrid Bonilla, sentenciada a 18 años de cárcel por terrorismo, quien trabajó desde el 27 de julio del 2016 hasta mayo del 2018. Es decir, la ex congresista de izquierda -de los que se consideran la reserva moral del país- mantenía con dinero de nuestros impuestos a una terrorista.

Hago la siguiente pregunta: ¿Cuál de esos hechos es una falta grave? y ¿cuál es una polémica mal armada? Aquí la respuesta: Foronda fue suspendida por 120 días y sin recibir sus haberes durante todo el tiempo de la suspensión. Ella cometió una falta gravísima al contratar a una terrorista.

María del Carmen Alva contrató a su personal de confianza con los requisitos que se pedía para el cargo. ¿Cometió una falta? No. ¿Alva es poco inteligente para responder y argumentar una pregunta tan fácil? Sí. ¿No controla su energía? Sí. Es evidente que saben que la presidenta del Congreso es una pieza clave para el proceso de vacancia que ya se está cocinando y van a buscar bajarla del coche para seguir jugando al poder.

En el 2018, no se vieron tantos insultos y calificativos fuertes y toscos en las redes contra Foronda por su gravísima falta cometida. Pero hoy, han llevado a otro nivel el calibre de insultos contra una mujer, que como no es de izquierda, no recibe el apoyo de los que se rompen por dentro y sienten morir cuando a sus amigas congresistas de Juntos por el Perú las critican por su doble rasero. Para nuestros amigos de Hugo Chávez, la lucha contra la violencia a la mujer es selectiva.

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contratación de Cabieses, María del Carmen Alva

La situación de permanente tensión entre los principales miembros del gobierno con el Congreso, muy común en el desarrollo de la política local, está siendo peligrosamente desplazada por los conflictos entre los que disputan el poder dentro del Gobierno y el partido Perú Libre.

Los protagonista de la Agenda Setting son las disputas dentro del gobierno para demostrar quién tiene el verdadero poder de decisión en este país. Y ha quedado certificado que al presidente que elegimos se toca de nervios cuando de tomar decisiones importantes e inmediatas se trata. Decisiones que ante la opinión pública deberían ser acertadas, aceptadas y avaladas, y dejarían sin armas al Congreso para próximos ataques o excusas de vacancia.

En el 2016, cuando el programa de investigación Panorama reveló que Mariano González, el llamado «ministro del amor», tenía una relación con su guapa asesora, fue despedido del cargo de inmediato. El presidente Kuczynski no necesitó reunirse con Fernando Zavala, el primer ministro de entonces. Bastó con su decisión, porque la falta era evidente. Pero a Pedro Castillo le tomó dos días decidir si destituía o no a un ministro que puso contra las cuerdas a su propio gobierno. ¡Increible¡

El gobierno de Pedro Castillo es el único culpable de esta crisis. El presidente es el único responsable de que el sector empresarial, en todas sus inversiones, sienta que, además de no existir evidencia de un rumbo claro y seguro; el conductor de barco no sabe manejarlo y lo está desgastando. El presidente es el responsable de las excusas para que diversos sectores griten: ¡vacancia!

El poder de la toma de decisiones en el momento oportuno puede hacer la diferencia entre un gobierno pusilánime que tiene miedo a ejercer un poder que realmente dirija un país; y otro gobierno, que si bien jamás será perfecto y cuerdo, proyecta la imagen de saber qué rumbo quiere. El gobierno de Pedro Castillo es el primer caso. Es pusilánime no por miedo a lo que haga el Congreso o sus enemigos de otros sectores, sino por lo que hacen sus propios miembros y cómo los fanáticos de Perú Libre están acorralando al presidente y este no sabe qué hacer.

Miramos con horror desde nuestras casas la forma en cómo el presidente ha demorado dos días en sacar del gabinete a un elemento llamado Luis Barranzuela. No sólo era tóxico, sino que además era la imagen de una repartija de poder para blindar corruptos dentro de un gabinete, que ni siquiera recibía el voto de confianza.

La primera ministra Mirtha Vásquez ha tratado de hacer lo correcto. Lo que Barranzuela y Perú Libre le hicieron con ese inaceptable e injustificable acto del pasado domingo 31 de octubre, era una clara muestra de obstrucción interna contra el gabinete recién formado. Lo que hicieron con Mirtha Vásquez y Pedro Castillo fue escupirles en la cara y voltear para decirle al Perú que ellos no hicieron nada, armando un show al estilo Laura Bozzo y Vladimiro Montesinos: ¡Qué pase la vecina!

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Crisis política, política peruana, Presidente Castillo, sector empresarial, Vacancia

Dentro de pocos días, Pedro Castillo cumplirá cien días en el poder como presidente de la República. Durante todo este proceso de desarrollo de las bases de su gobierno hemos visto al político sindicalista, al profesor de las marchas y reclamos, al candidato en campaña, dispuesto a enfrentarse a todo y a todos; pero no hemos visto al político y presidente de un país.

El gobierno de Castillo nació desorganizado, sin cuadros, sin rumbo, sin metas claras sobre cómo enfrentar la realidad adversa en la que vivimos y cómo ha demostrado total incompetencia para retos gigantes como el conducir un país. Primero delegó la responsabilidad y el poder que le dimos con nuestro voto a los fanáticos del partido que lo llevó al poder. Y como esto no funcionó ni funcionará jamás, decidió traicionarlos para, en está segunda oportunidad, ceder el poder a la izquierda «posera» de este país.

Esta izquierda, con lo mejor que tiene en la caja de personajes y políticos, se ha sometido al Congreso de la República para solicitar- seamos claros en esto-, y no exigir, el voto de confianza. Es decir, presentar la política general del gobierno y lograr convencer a los congresistas de las distintas bancadas y con distintos valores políticos, que el gobierno del profesor Pedro Castillo tiene «claro el horizonte» y que la confrontación no es una opción.

La primera ministra Mirtha Vasquez lo hizo bien, con un discurso centrado en dar soluciones, propuestas realistas; y con un discurso con cero confrontación. Sin embargo, soslayamos un importante y determinante aspecto que afecta directamente la decisión del Congreso: el presidente es impertinente cuando habla, dice lo primero que tiene en la cabeza y lo dice mal. No ayuda a la ministra, no ayuda a su gobierno, no se ayuda a él mismo, y lo que hace no suma al país. Ahora entendemos el por qué en tres meses no ha dado una entrevista a profundidad sobre las políticas de su gobierno. Con el pobre nivel de argumentación que tiene, haría que una gran parte del país considere que una vacancia es una posibilidad.

El presidente Pedro Castillo no entiende que el camino para el voto de confianza no se inicia con la presentación de la ministra en el Congreso. El camino se inició desde que la ministra fue nombrada en el cargo. Cada acción, declaración, gesto o presentación influye en la decisión de las bancadas, y la política sindical no sirve para manejar un país. La confrontación innecesaria, las declaraciones populistas cargadas de ataques sólo para mantener a tu público saltando y arengando no sirven para manejar un país. ¿Podrían los asesores presidenciales decirle eso a Pedro Castillo?

En pocos días, el presidente Castillo cumplirá cien días en el poder, y hasta el momento ha permanecido escondido en palacio, sin decirle a los peruanos qué es lo que está haciendo por el país. Esa responsabilidad se la ha delegado a la izquierda «posera» con la que se ha aliado. Deje de boicotear a sus nuevos aliados, presidente. Recuerde la famosa frase de René Descartes: «pienso, luego existo». Piense antes de hablar, presidente.

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Un apreciado profesor de San Marcos solía decirnos en clase que en el Congreso hay tres tipos de parlamentarios: los que hablan, los que no hablan y hacen lobby, y los que hablan tonterías. En cada nuevo periodo legislativo, nuestro Congreso nos sorprende con la «calidad» de parlamentarios que diversos partidos decidieron poner como sus «mejores alfiles políticos», pero que, cuando abren la boca, incluso para defender a su partido o a sus aliados, nos generan la desoladora idea que nuestros impuestos sirven para pagarles un sueldo mensual que no merecen.

En este irónico escenario, ningún partido se salva. Todos y cada uno ha contribuido para que el Congreso reciba el apelativo de «circo». El problema e ironía de la situación es cuando el típico doble rasero se apodera de esa facción política que siempre está viendo la piedra en el ojo ajeno, pero no quiere analizar la roca que tienen en el suyo.

Los únicos responsables de la baja calidad de parlamentarios son los partidos políticos, los mismos que nos han impuesto a personajes como Esther Saavedra, Bienvenido Ramirez, Tamar Arimborgo, Karina Beteta, todos de Fuerza Popular; María Elena Foronda, del Frente Amplio; Luciana Leon, Apra; Maria Cabrera Vega, de Podemos Perú y, por último, la presentación de la figura más reciente de Juntos por el Perú, la congresista Isabel Cortez, conocida como «Chabelita».

Cuando se trata de Fuerza Popular, del APRA o de cualquier otro partido cuyos congresistas demuestran sus limitaciones argumentativas, el doble discurso, defensa de lo indefendible y el doble rasero; cuando mienten o realizan cualquier acción que genere una mínima indignación colectiva, los primeros que están alistando las mejores burlas y críticas son ese sector de izquierda «posera» que se cree la reserva moral del país. Pero esconden la cabeza y la piedra cuando son sus amigos los que generan la tendencia de vergüenza ajena.

Primer acto. Esa misma izquierda nos ha presentado a Isabel Cortez, una parlamentaria que hasta ahora ha basado su posición política y discurso en símbolos y narrativas básicas para alegrar y entretener a su elector. Hasta el momento no se ve ninguna acción concreta, ningún proyecto de ley que tenga una base realista de la situación actual del país. Los proyectos que ha presentado han sido calificados como inconstitucionales o mamarrachos, como el proyecto de «Ley de muerte cruzada», que sólo ayudó a conocer las evidentes deficiencias y limitaciones de esta congresista, que ni siquiera pudo explicar ni defender su proyecto ante los medios. ¿Cómo es posible que una congresista no pueda argumentar la defensa de su propio proyecto de ley?

Segundo acto. Más de veinte congresistas de Lima y Callao cobraron los jugosos S/15,600 para gastos de instalación. Entre esos parlamentarios estaba Isabel Cortez, que usó el dinero para, según ella, amoblar la «casa del trabajador»; pero resulta que esa casa es para ella y, efectivamente, compró una serie artefactos y muebles para el mencionado lugar. Si esto lo hubiese hecho cualquier congresista del lado «oscuro», la izquierda posera que logró el 6,6% de la votación nacional ya habría pedido una investigación en la Comisión de Ética y habrían llenado las redes de insultos y memes contra ese congresista. Pero como se trata de Isabel Cortez, ka amiga «luchadora», las ganas de criticar y hacer memes se esfuman hasta nuevo aviso.

Tercer acto. No es culpa de Isabel Cortez verse en el Congreso y no tener idea de dónde está parada. Lo siento, congresista: esa es la imagen que está proyectando y creo que hasta ahora no se da cuenta. La culpa de esta deficiente presentación es de su partido, Juntos por el Perú, por no capacitar a sus candidatos o a sus «mejores» cuadros. No es culpa de Isabel Cortez; es culpa de Juntos por el Perú por no entender que al Congreso no se ingresa a jugar a la política anodina. Y lo que es peor, no sentir la mínima preocupación y vergüenza por no saber exponer claramente tus ideas.

En el Congreso, según mi apreciado profesor, hay tres tipos de congresistas: los que hablan, los que no hablan y hacen lobby, y los que hablan tonterías. Le pregunto a la Congresista Isabel Cortez, ¿en qué grupo desea estar?

Y no me responda «el grupo de los que luchan por el pueblo». Dejemos la demagogia y seamos serios.

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Comisión de Ética, congresistas

El gobierno del profesor Castillo nació sin cabeza y fue creciendo desorganizado. Desde la campaña electoral, los peruanos sabíamos -sí, tú sabías- de las deficiencias y la evidente falta de liderazgo de Pedro Castillo, no como líder sindical o político cajamarquino; sino para un cargo presidencial. Los dos primeros meses de gobierno no tuvimos una real figura de presidente que sepa dónde está parado y tome el timón del país con una seguridad que no haga dudar. Pero esas dudas sobre Castillo que se hicieron tendencia en Twitter durante la campaña electoral ahora se han convertido en certezas. Tenemos un presidente débil, pero sus fanáticos seguidores no lo quieren decir.

Es evidente que Pedro Castillo calló y pasó por paños tibios por largos dos meses -tiempo en el que su imagen como «líder» se debilitó- las acciones y declaraciones irresponsables e impertinentes, no sólo de Guido Bellido, también de otros ministros cuya continuidad sólo ayudó a dejarnos claro que Castillo no es el líder que necesitamos.

Sin embargo, el twitt que colmó la «paciencia» o quizás sacudió, sólo un poco, al presidente fue el que publicó el expresidente de Consejo de Ministros, Guido Bellido, respecto a Camisea. El premier, quien debe responder al presidente, pretendió marcar la agenda al mismo, sin reunión de Consejo de Ministros, sin una llamada al jefe del Estado. Guido Bellido se creyó el Sony Corleone izquierdista de la política, pero sólo quedó como un Fredo Corleone en su escaño.

Señor presidente: usted permitió que le marcaran la agenda durante estos meses y delegó el poder que le dimos para que lo ejerzan los más radicales del partido que lo llevó al poder: Perú Libre. Sin embargo, con sus nuevas alianzas vemos cómo de un error pasa a otro de manera rápida, desleal y derrotista. Pedro Castillo ha cedido el manejo del país a esa izquierda «caviar», como muchos «opinólogos» y políticos de derecha han calificado, a un grupo de políticos y «opinólogos» con tendencias progresistas e izquierdistas que siempre ven la piedra en el ojo del adversario, pero jamás en el suyo. Yo los llamo la «Izquierda posera», que ha estado en diversos gobiernos, pero que siempre difunden el discurso del cambio.

Es importante hacer la pregunta: ¿Qué objetivo busca el presidente con este coqueteo en el tiempo con la izquierda de Verónika Mendoza? La excandidata presidencial está ubicando a sus «mejores» cuadros en el gabinete y ha logrado sentar en la PCM a su compañera Mirtha Vásquez, quien hasta el momento no tiene ningún cuestionamiento grave para manchar su inauguración como jefa de ministros, y ello genera más molestia en la oposición, porque saben que será un poco más complicado lanzar los dardos. Pero para nada imposible.

El presidente quiere cambiar la percepción y rostro de su gobierno que inició con el puño rojo de guerra, por otro puño rojo de guerra, pero con un discurso un poco más florido, sin llamar «explotadoras» a las empresas y que le encanta colgarse de la figura del genocida Alberto Fujimori para alborotar y hacer gritar a su público en Twitter, porque más allá no han logrado nada transcendental más que diversas marchas, nuevamente, contra los Fujimori.

Entiendo la molestia y sentimiento de traición de Perú Libre: el presidente está delegando la responsabilidad de gobierno a una izquierda «posera» que en las elecciones generales obtuvo 6.6% de la votación nacional, sólo un punto arriba del desaparecido Partido Morado, los dos partidos con menos representación en el Congreso. El Perú les dio la espalda, pero Pedro Castillo les está regalando el poder, sin merecerlo

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Guido bellido, Izquierda, Presidente Castillo

Cada nuevo gobierno que llega al poder realiza cambios en todas las instituciones. Ello es totalmente válido. Nuevo gobernante, «nueva» administración. Todos los partidos lo hicieron, iniciando por el segundo gobierno de Alan García, quien no dudó en llenar de militantes apristas cada rincón de TV Perú. La gestión de Humala hizo lo suyo y no dudaron en sentirse poderosos, al punto de humillar a diversos reporteros del canal del Estado.

Efectivamente, los ministros de Ollanta Humala miraban por encima del hombro a los periodistas del canal de los peruanos: Pedro Cateriano.

¿Cómo olvidar –YouTube guarda el registro– cuando reporteros de TV Perú intentaron realizar preguntas al exministro Pedro Cateriano, en vivo, y el ex aliado de la campaña de la señora K lanzaba miradas de desprecio y actitudes de hombre con poder? Todo televidente del canal de todos los peruanos pudo verlo. Don Pedro Cateriano no supo disimular o el poder lo embriagó.

En los pasillos de Tv Perú siempre se supo que Nadine Heredia contaba con una cobertura especial por parte del canal. Eso no es periodismo gubernamental. ¡Ni de lejos!

Ahora bien. Lo que viene para Tv Perú en la era de Perú Libre en el poder. No es muy distinto, es peor. No sólo porque van a instalar a sus amigos en el canal del Estado, sino porque no tienen cuadros capaces para dichos puestos. Hasta el momento, no tenemos un presidente ejecutivo del IRTP y el ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva Villegas, tuvo la osadía de quejarse sobre la línea informativa de TV Perú.

Es evidente que, para Perú Libre y aliados más fanáticos, la información que proporciona el canal del Estado y la opinión de sus trabajadores debe ser monolítica y alineada a los intereses del partido y del gobierno. ¡No hay forma, señores, de ninguna manera!

¿Qué pretende el gobierno de Castillo con declaraciones y actitudes que sólo demuestran sus raíces autoritarias? ¿Qué concepto tiene el partido de gobierno sobre la libertad de expresión como derecho fundamental? Soslaya que todo medio de comunicación, con clara oposición a su gestión, tiene el derecho de expresar su posición en temas políticos, y que los ciudadanos tenemos el derecho a la información, algo que este gobierno no tiene claro, y lo demuestra con la relación agresiva que mantiene con los diversos medios, incluso contra el canal de Estado.

TV Perú necesita una reingeniería. No podemos permitir que los gerentes o directivos del canal controlen y manipulen el trabajo de reporteros que deciden realizar preguntas importantes e incómodas a ministros que creen que el canal de Estado es la caja de resonancia para sus pésimas gestiones: preguntas que generan indignación para ciertos ministros porque no saben qué, ni cómo responder. Cuando esto sucede, el reportero es llamado a gerencia y es «regañado» porque al ministro y a su equipo de prensa no les gustó sus preguntas. Lo digo por experiencia personal. El equipo de prensa de la exministra de Salud de Pedro Pablo Kucsynzki, Silvia Pesaj, puso mi nombre en gerencia de prensa porque no les gustó mi entrevista.

Seamos claros y directos. La línea editorial del Canal de los peruanos es definida por lo que decide el gobierno que ingresa. Ha sido así por muchos años. Pero es necesario que eso cambie. Sí. ¿Cómo hacerlo? El presidente ejecutivo no puede seguir siendo elegido a dedo por el Ministerio de Cultura. Dicho puesto debe dejar de ser un cargo de confianza, al igual que el gerente de prensa. ¿Tal vez es momento de dejar la creación de los contenidos a terceros? La elección de los altos cargos debería darse mediante un riguroso concurso público. La responsabilidad del canal del Estado es cubrir e informar las actividades del presidente y sus ministros, por supuesto.

Sin embargo, señores ministros, informar significa dar a conocer las distintas aristas de un tema. Lo malo, lo bueno y lo feo. Necesitan una aceptable percepción de imagen. Lo sabemos. Pero esa responsabilidad no es del canal de Estado. La responsabilidad es sólo suya.

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Gobierno peruano, línea editorial, Tv Perú

Han pasado casi tres años desde que cientos de vecinos de la zona de Los Tusilagos, en San Juan de Lurigancho, vieron sus viviendas inundadas por primera vez. Fue un aniego enorme causado por la ruptura de un colector de desagüe. En aquella oportunidad, el Ministerio de Vivienda señaló como responsables a la tardía respuesta de Sedapal, y a las empresas contratadas para el mantenimiento y reparación de aquellos colectores: la española Acciona Agua y H&M Servicios Industriales.

Sin embargo, aspectos claves de lo ocurrido no se conocían hasta hoy. Diversos documentos revelan que Sedapal exoneró de responsabilidad a Acciona Agua S.A, al no exigirle que termine con la reparación de una tubería dañada en el colector ubicado en la zona de Canto Grande. Una tarea que estaba estipulada en el contrato, pero que ninguna de las partes cumplió. 

Por el contrario, tomaron la decisión de apartar a la compañía del lugar, apuntalando una coartada pública que este medio desmontará a continuación.

Según el contrato firmado entre Sedapal y Acciona Agua en el 2017, las funciones que debió cumplir la empresa española eran «el mantenimiento preventivo y correctivo del sistema de alcantarillado». Es decir, el desatoro, la reparación de rupturas, el reforzamiento de tuberías, la limpieza mecánica y otros aspectos necesarios para el buen funcionamiento de los colectores. La autoridad a cargo de supervisar el servicio de la empresa contratada era Yuri Sanchez, actual jefe del Equipo de Recolección Primaria de Sedapal y presidente del comité que le dio la buena pro a la empresa española. 

El contrato también indica que Acciona Agua daría mantenimientos a colectores de aguas residuales con diámetros entre 350 a 2.400 mm (milímetros). La tubería afectada del colector tenía 1.500 mm, por lo tanto se encontraba dentro del rango de responsabilidad y aplicación de trabajo establecidos en los términos de referencia.

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Parte del contrato entre Sedapal y Acciona donde se aclara que toda negligencia o deficiencia en el trabajo será responsabilidad del contratista.

 

RED DE MENTIRAS

El 2 de enero de 2019, Sedapal informó a la Municipalidad de Lima que iniciarían labores de rehabilitación de un colector en La Huayrona. Las obras, anunciaron, estarían a cargo de Acciona por el lapso de un mes.

Pero apenas iniciado el trabajo, el 3 de enero, Sedapal le pidió a Acciona retirarse del lugar y contrató, mediante un seguro del Estado, a la empresa H&M Servicios Industriales para que acudiese de emergencia a la zona. Así quedó registrado en un correo, donde Yuri Sanchez, funcionario de Sedapal, alertaba de una avería en el colector de Canto Grande, ubicado a pocos metros del de La Huayrona. ¿Qué había pasado?

Lo sabríamos poco tiempo después de la madrugada del 13 de enero, cuando ocurrió el aniego. En ese momento Sedapal admitió que se dio debido a un “represamiento” -un atoro- en el colector Canto Grande. El Colegio de Ingenieros precisaría un mes después, en un informe, que el colector tenía un forado en su superficie que permitió el ingreso de «una gran cantidad de conglomerado».

“El aniego fue un proceso que se incubó a lo largo de varios días. Se inició el 3 de enero de 2019 y derivó en el atoro del 13 de enero de 2019”, señaló la entidad. Es decir, que los trabajos en La Huayrona dañaron al otro colector, el que generó la inundación.

Sedapal nunca responsabilizó a Acciona por este hecho. Lo extraño es que la empresa estatal tampoco emplazó a su contratista para que -como lo estipula su contrato- repare la tubería dañada. Oficialmente todo quedaba en manos de H&M. Y a eso apuntó la empresa española.

Correo enviado por Yuri Sánchez para la activación de un seguro para reparar una tubería que se encontraba en el rango de responsabilidades de Acciones Agua.

En una nota periodística del diario Gestión, Acciona señaló que no habían tocado el mentado colector y que sólo estuvieron los días 2 y 3 de enero realizando trabajos en la zona. Es decir, desviaron la atención hacia H&M.

Las versiones de la empresa y Sedapal coincidían. Pero diversos correos enviados a Yuri Sanchez, jefe del Equipo de Recolección Primaria de Sedapal, evidencian que mintieron y que Acciona sí estuvo trabajando en el lugar por más tiempo.

Cuatro correos demuestran que en los días 07, 09, 10 y 11, dos días antes del desastre, la empresa Acciona Agua continuaba en la zona del tubo afectado. Es decir, no se retiraron como aseguraron a los medios. Este es uno de ellos.

Los días 7, 9, 10 y 11 de enero, el equipo de seguridad de Sedapal reportó que en el lugar del desastre se encontraba trabajando personal de H&M y también de Acciona. Además, se comunicó que ningún trabajador de la empresa estatal se encontraba en la zona supervisando los trabajos, una falta grave de la institución. Dos días después, San Juan de Lurigancho estaba cubierta de excrementos.

Otro de los correos que muestra que Acciona siguió trabajando en el lugar, según informaron a Yuri Sánchez funcionarios que llegaron al lugar. Sudaca tuvo acceso a todos los correos.

El exministro de Vivienda, Carlos Bruce, señala a Sudaca que, si Sedapal le ordenó a Acciona Agua que se retire, como aseguran en la nota de Gestión, la empresa no debió haber estado los demás días en el lugar del colector dañado.

Bruce recuerda el informe del Colegio de Ingenieros “en el que se demuestra el ingreso de materiales, piedra, basura a las tuberías del colector Canto Grande por la ruptura”. “Acciona Agua debió limpiar eso y no ocultarlo con una tabla, como indica el informe final», asegura.

Asimismo, Christian Castillo Luna, experto en contrataciones del Estado, señala que, si Sedapal decidió retirar a la empresa del trabajo en los colectores primarios, debió de cancelar el contrato por incumplimiento y ejecutar cartas fianzas. “Lo que me preocupa es por qué no se resolvió ese contrato, porque había daños que pagar”, agregó Castillo Luna. 

El abogado apunta que la negligencia de Sedapal es evidente. “Al resolver el contrato, la española debía ser sancionada por el OSCE y, al suceder esto, la empresa ya no podría contratar más con el Estado, menos con Sedapal. Como que los han protegido con ese tema”, añade.

Sudaca se comunicó con el funcionario Yuri Sánchez, el protagonista de los correos, pero no quiso participar de este reportaje. También nos comunicamos con el área de prensa de Sedapal y enviamos un pliego de preguntas que no fueron respondidas. Con la empresa española tampoco hubo suerte. Este medio envió preguntas a la gerencia de proyectos, pero al cierre de esta edición ninguna fue resuelta.

La empresa Acciona, involucrada en el desastre que mantuvo bajo aguas residuales y por varios días a cientos de vecinos de San Juan de Lurigancho, continúa aún contratando con el Estado. En total son once contratos, de los cuales diez son con Sedapal por montos cercanos a S/1.000 millones. El negocio de la compañía española sobrevive en nuestro país gracias a la empresa pública de agua y desagüe.

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San Juan de Lurigancho, sedapal

Los principales motivos de discriminación racial y social en el Perú son el nivel de ingresos, la forma de hablar y la vestimenta. Quienes no estamos en los estándares de almorzar cada fin de semana en restaurantes Michelin, no hablamos como a mi vecino de San Isidro le gusta, o no usamos cashmere en nuestros mestizos cuerpos, estamos condenados a seguir bajo la lupa de la discriminación de una pequeña parte de la sociedad, la cual detesta que sus representantes políticos no estén a su «altura» social.

Un estudio de la Universidad del Pacifico identificó que el Perú es el país con más altos índices de discriminación en la región. Entre peruanos nos miramos por encima del hombro. En este punto es donde exponemos la ridícula, pero muy acentuada, bandera del racismo que las derechas «todopoderosas» deciden alzar para tratar de deslegitimar a un gobierno débil y atribulado como el de Perú Libre.

Las derechas son tan poco estratégicas que caen en lo más bajo de la crítica hacia una o un grupo de personas: la forma de hablar, vestir, caminar, hasta de peinarse. No aprendieron nada de sus últimas derrotas en campañas políticas. ¿Acaso no se percatan que atacar al votante de Pedro Castillo por su origen sólo significa su derrota en la construcción de símbolos y narrativas exitosos? Definitivamente, no saben cómo hacerlo.

Tenemos que preguntarle a esos estrategas que quieren dejar en ridículo al gobierno, aunque la gestión de Cerrón y Castillo no necesita de sus adversarios para quedar mal parados (para eso tienen a Guido Bellido), ¿quiénes son su público objetivo? ¿a qué sector social pretenden llegar con sus mensajes clasistas y racistas? ¿A los mismos que gritaron “fraude”, “comunismo”, “estatismo”? ¿Para qué? Ese sector está más que convencido que Cerrón y Castillo nunca fueron una opción de gobierno.

Si pretenden llegar a otro sector de la población, ese que migró de las distintas provincias a Lima, y que hasta ahora experimenta los atropellos de la discriminación por su color o su vestimenta, están alimentando aún más la identificación de ese mismo sector con ese grupo de personas que llevó a Palacio de Gobierno sus costumbres e idiosincrasia.

Los defensores del fujimorismo en diversos medios, algunos programas de televisión y, por ahí, uno que otro partido de esa derecha fascista que no logró pasar a segunda vuelta, están pisoteando la Constitución Política del Perú (por la que inflan el pecho, por cierto), que condena la discriminación por motivo de origen, raza, sexo, idioma, condición económica o de cualquier otra índole. ¡Nadie los detiene!

Queridos amigos que perdieron las elecciones del Bicentenario. No necesitan mostrar su podredumbre humana para enfrentarse al gobierno de Cerrón y Castillo. Este gobierno está haciendo todos los méritos para socavar su propia imagen y dejar claro que son un grupo de improvisados e incapaces, y que son capaces de boicotearse a sí mismos, sea ante la prensa o en las redes sociales. ¿Ustedes serían distintos? No lo creo. La mafia, aunque se vista de democracia, mafia se queda.

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Derecha, Perú Libre, Racismo

El fanatismo es cuna de la intolerancia. Ahora bien, sumemos a ese fanatismo un elemento altamente tóxico que, en la historia de nuestro país, ha significado violaciones de los derechos humanos, delitos de homicidio, secuestro agravado, desapariciones, el uso de las fuerzas armadas para amedrentar a los enemigos políticos. Este elemento se llama «fujimorismo». Tras más de 20 años de su caída como régimen dictatorial y corrupto, hay quienes son capaces de demostrar con insultos, agresiones y difamaciones su frustración naranja de no estar en el poder.

La cobarde agresión de parte de un fanático fujimorista contra Avelino Guillén, que ha sido identificado por el portal Epicentro TV como Gianpiero Silva Montejo, gerente de Infinite Communications SAC, empresa contratista de la Policía Nacional del Perú.

Este personaje persiguió por el estacionamiento de un supermercado e insultó al ex fiscal supremo Avelino Guillén, quien denunció y logró encarcelar al dictador Fujimori, es el botón más representativo del pensamiento, agresividad y deseos escondidos que los herederos de Fujimori y Montesinos tienen contra sus enemigos. Para los fujimoristas, no existen adversarios políticos: ellos solo tienen enemigos y su praxis es destruir a ese enemigo. Pero contra Avelino Guillén nunca pudieron ni podrán.

Tengo una curiosidad: ¿han visto a algún fujimorista o aliado indirecto de dicho partido condenar la agresión contra Avelino Guillén? No, jamás, eso no pasará. ¿Y saben por qué? Porque el fujimorismo disfruta por dentro esas agresiones. Se revuelcan en el lodo de la herencia de violencia que ha dejado el padre. Encuentran un bálsamo rejuvenecedor cuando sus fascistas agreden al adversario que no piensa como ellos. Aplauden por dentro, porque por fuera no pueden hacerlo. Tienen que seguir fingiendo que creen en el respeto a las diferentes posiciones, para ver si así logran limpiar su rostro autoritario.

El fujimorismo maneja un doble juego: por un lado difunden en sus medios aliados el mensaje de «tolerancia», «respeto» y «disposición al diálogo»; por otro, sin embargo, son los ideólogos de grupos como La Resistencia, radicales que hostigan y agreden a periodistas y políticos de izquierda. Sus integrantes son descritos como fanáticos fascistas que buscan protagonismo en el escenario político bajo la ridícula estrategia de gritos, insultos y amedrentamientos, como si el Perú no estuviese harto de esa forma de hacer política. ¿En realidad creen que lograrán algo rentable?

Este grupo de choque es la más grande imagen escondida que el fujimorismo no puede mostrar en público, pero que reunidos en su cuarto de guerra, es decir, ese grupo que genera las acciones y maneja la estructura del partido, sí pueden manifestarse. En su momento de mayor resentimiento, el desaforado por su propia bancada, Kenji Fujimori, reveló una de las conocidas estrategias del fujimorismo: «A todo aquel que no piense como ellos, lo terruquean».

Esa es la esencia del fujimorismo sin cámaras de televisión, sin periodistas que armen un show con firmitas absurdas de «compromisos» con la democracia. La base del fujimorismo nunca fue la democracia ni la tolerancia de posiciones. La herencia de violencia que dejó Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos sigue viva en la superficie del partido fujimorista. Es un arma de amedrentamiento para ellos, pero que por estrategia la reprimen para lavarse el rostro. Para el fujimorismo, la democracia está sobrevalorada.

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