[MIGRANTE DE PASO]Me tuvieron que criar entre algodones según mi madre. Era demasiado sensible ante el ambiente y fácilmente me ahogaba en pensamientos y sentimientos creados por mi propia cabeza. Creaba escenarios disruptivos ante nimiedades. En mis primeros años ya era grande. Siempre contamos la anécdota de que cuando nací, un pequeño salió corriendo y gritando: ¡Mamá, ha nacido un bebé gigante! Pesaba casi 5 kilos.

Sólo me podía cargar mi familia, mi hermano con esfuerzo por el peso, y, Marilú, mi nana. Cualquier otra persona que intentaba cargarme recibía rechazo de los cachetes y ojos grandes. “Ño” fue mi primera palabra. De bebé desarrollé un cariño especial por Mari, quien correspondía a todos mis caprichos. Mis padres le pagaron los estudios y ella salió adelante como una campeona. Cuando recién estaba estudiando practicaba sus cortes de pelo con mi hermano y yo. Después, cada vez que venía a la casa de visita, con morochas o triángulos, yo sentía que había llegado una heroína. Actualmente, es una mujer mega exitosa, no sólo por sus logros económicos sino también por la hermosa familia que ahora tiene. Hasta el día de hoy sólo me siento cómodo si ella me corta el poco pelo que me queda. Conversamos y reímos con anécdotas. Si alguna vez necesito un consejo de vida se lo pediré. Su aptitud de sobreviviente se asemeja a la de una tigresa en la jungla.

Ya de niño, desde kínder hasta sexto grado de primaria, una familia entera compartía casa con la mía. Mis padres se aseguraron de que quien trabaje en la casa tenga planilla y seguro como si fuera una empresa. No había diferencia entre las comidas y en gran parte mi crié en la cocina. Mis padres trabajaban hasta tarde. Era una relación totalmente distinta a la que veía en casas ajenas de familias privilegiadas como la mía. Por esa razón particular nunca me llevé bien con ellos, ahora más grande entiendo que eran hogares que creían que la servidumbre seguía existiendo y tenían complejo de hacendado. Me generaba rechazo.

Manuelita, que para mí tenía 100 años; Elena por quien sentía un gran amor; Julián, el desgraciado de su esposo; Carla y Juan Carlos, los hijos con quienes jugábamos todos los días. Era una familia disfuncional por el maltrato del padre. Mis padres lo notaron después, mi hermano no confiaba en ese desagradable ser, pero como siempre fue de tener enamoradas pasaba las tardes con ellas o hablando por teléfono. Yo me gané con varias anécdotas que no debí presenciar a esa edad.

Por alguna extraña razón que aun no entiendo nunca dije ni una palabra, me mantenía mudo. Recuerdo a Juan Carlos con el puño levantado amenazando a su padre con pegarle. Yo saqué fuerzas, tal vez por mi entrenamiento karateka, para detener el conflicto midiendo menos de un metro y medio. Resulta que Julián era sacavueltero, pegalón, borracho y policía. Manchó la imagen de esa profesión que tenía engrandecida por mi abuelo, que nunca conocí, pero también fue policía.  Hasta ahora la palabra “policía” en lugar de darme seguridad me da desconfianza.

Hubo muchas experiencias desagradables, pero mis recuerdos son de un ambiente amoroso y divertido que pasé con ellos. Los quería y moldeé mi personalidad en ese entorno. Un fin de semana llegó Elena con el ojo morado. Mi padre no soporta las injusticias y nos protegía ante cualquier posible daño. Es de armas tomar. Tuve la ventaja de nunca verlo agachar la cabeza cuando era necesario defenderse y de sí hacerlo cuando lo ameritaba. Tras la muerte de uno de sus hermanos se distanció, no conozco los detalles, pero el recuerdo de verlo pedirme perdón es de las memorias que más atesoro. Ante la cara golpeada de Elena dio un ultimátum. Ellos podían quedarse todo lo que querían, pero Julián no volvería a pisar la casa.

Fue un domingo cultural donde íbamos en familia a museos o a conocer distintos lugares. Esta vez fue un largo camino hacia Chincha para conocer la historia de La Melchorita. Yo recuerdo el camino lacrimógeno y extraño. No llegaba a comprender bien, pero era lo suficientemente susceptible para percibir lo que pasaba. Después del largo día llegamos de vuelta a la casa. Yo corrí hacia el cuarto de Elena y ya no había nada, ni el más pequeño rastro de su existencia. No hubo despedida, fue una desaparición por completo. Mi vida dio un vuelco sin retorno y ya de grande, gracias a terapia, me di cuenta de lo fundamental que fue ese momento para mi desarrollo. Era niño y un pedazo de mi vida había sido extirpado, en ese momento todo se reducía a que habían escogido a Julián sobre mí. Sentí por primera vez el abandono y de manera brutal.

Mi vida escolar medida en notas se vio afectada y la pregunta estúpida de una profesora que me hizo elegir entre mis calificaciones y mis amigos detonaron una rebeldía y disidencia en la que renací y determinaron lo que soy hoy. La vida era equivalente a un sinfín de oportunidades y la muerte era la eliminación determinante de ellas. ¿Por qué tengo que ir al colegio? ¿Debo estudiar para después ir a la universidad? ¿Luego trabajar en algo que no me gusta y morir? ¿Como una gallina sacrificada porque ya no pone huevos? Le saqué el dedo medio a esa solicitud impuesta por el caos que llamamos orden o mundo. No era lo mío. Viví bajo la ilusión de que yo iba a decidir mi propia muerte. Detestaba cualquier sistema moral o de vida externo que me querían imponer. Hice de mis palabras puñetes que impacten a quien sea que quisiera normalizarme. Entendí el beneficio de no encajar y que la vida es más que estudio y dinero. Opté por un camino de cuestionamientos y contemplación.

Ya en secundaria comenzó a llevarme al colegio John, quien me enseñó que no todo es juego y diversión, y Luis, que para mí es el mejor cocinero, me enseñó a defenderme de quien sea y como sea. Tras innumerables pichangas, noches de PlayStation y conversaciones sobre la vida se volvieron mis hermanos y nunca dejarán de serlo. Yo no era jefe de nadie y siempre se mantuvo una relación de igualdad. Agradezco el ambiente que se creó en mi hogar y no haber caído en las creencias ridículas de otras familias.

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[MIGRANTE DE PASO] Aún era muy temprano para entrar al hospedaje. Dejé mi maleta y enrumbé hacia la plaza San Martín y las dos principales iglesias de Córdoba, a casi 700 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. Es una ciudad hermosa, llena de áreas verdes y zonas peatonales; no me la esperaba así. La llaman la ciudad de las campanas por el inmenso número de iglesias. Siendo la segunda ciudad más poblada de Argentina rebalsa historia y modernidad. Hay todo.

Me sentí un poco más cómodo al escuchar a la gente hablar con un dejo más cercano al peruano, y me atrevo a decir que el trato es más amable. La plaza, como es común, estaba llena de pájaros gordos, turistas y vendedores animados. Me quedé un rato, fumando como de costumbre, bajo la sombra de San Martín galopando con la espada desenvainada.

Fue un punto clave para la evangelización letal que arrasó Sudamérica durante la época colonial. Luego de ser fundada por órdenes del virrey Toledo del Perú, en honor a la ciudad homónima española, se instaló como un punto central evangelista de la Compañía de Jesús u orden Jesuita. Previamente los aborígenes Comechingones habían sido aniquilados, los sobrevivientes fueron en su mayoría adjuntados a las órdenes religiosas.

(FOTO IGLESIA DE LOS CAPUCHINOS)

La catedral, “Iglesia nuestra señora de la asunción”, no es nada extraordinaria por fuera. Fue construida en 1582 pero no sentí el poder retador que percibo ante iglesias monumentales que he tenido oportunidad de visitar. Por dentro sí era hermosa, una cúpula pintoresca de gran altitud y cuadros oscuros y siniestros. Siempre me pregunté por qué las pinturas eclesiásticas tienen ese carácter terrorífico. No olvidemos que lo bello también puede ser perverso. Como es costumbre, en los templos virreinales hay indicios o detalles aborígenes.

Salí con una sensación de miedo infantil y continué hacia la Iglesia de los Capuchinos. Lleva ese nombre porque los sacerdotes y miembros de la orden franciscana se vestían con túnicas y capuchas. Esta sí era imponente por la altura y la arquitectura gótica, lamentablemente estaba cerrada y no pude ingresar. No tengo simpatía por ninguna rama de las religiones monoteístas pero esta orden en particular me genera curiosidad. El vínculo entre la sonrisa y la paz es de mi agrado, me gusta la idea de que la risa sea la manifestación de lo benigno.

Después de caminar varias horas fui a la cripta jesuita, que oculta una anécdota ocurrente. Había sido tapiada y se construyó la avenida Colon, la más importante del centro de Córdoba, encima. Se mantuvo oculta por 60 años hasta que quisieron instalar un cableado telefónico y se derrumbó parte de la cuadra dejando al descubierto este pedazo de historia. Descendí por unas escaleras al estilo de cualquier metro y llegué a lo que hoy funciona como museo de la cripta. Tiene la forma de un pequeño laberinto y está toda iluminada menos una esquina.

Me sumergí en esa oscuridad y pensé en cómo había ordenado mis recuerdos religiosos. Las historias de los profesores de mi padre en el colegio La Inmaculada; los relatos de mis amigos que se confirmaron y pasaron por un lavado de cabeza ridículo; mi abuelo que quiso ser sacerdote; las 5 misas que he presenciado; la hostia que nunca probé; San Francisco de Asís y San Agustín. Todas esas ideas que nos reservamos para uno mismo salieron a flote en la esquina de las tinieblas. Es algo parecido a la total oscuridad que precede las obras de teatro.

(FOTO CRIPTA JESUITICA)

Soy ateo sin lugar a dudas, no fui criado bajo la culpa cristiana y aborrezco al sistema llamado iglesia. La pedofilia y las guerras dadas en su nombre me dan náuseas. En el cuento que es mi vida, la cruz o imagen de cristo siempre ha despertado una pulsión de lucha e ira: como pelear contra un dragón de escamas impenetrables. Le doy autoridad a mi locura para no perder ante la ilusión llamada paraíso. Estoy más satisfecho con la noción de la muerte y con no tener enemigos. Sin embargo, si se manifestara el dios de las tres grandes religiones monoteístas lo proclamaría el primero y lo enfrentaría aun estando al filo del vació. Al día siguiente descansé de mis reniegos y fui a la Cumbrecita, a dos horas de la ciudad, donde, a mi parecer, te acercas más a lo divino mezclándote con la naturaleza.

Faltando media hora de camino te vez rodeado de bosques de pinos y lagos lejanos. Entre curvas y caminos en construcción llegas a lo que llaman la primera ciudad peatonal. Los carros se estacionan afuera del pueblo y sigues tu camino a pie. En 1932 una familia alemana migró a la sierra cordobesa e iniciaron una pequeña urbanización. Parece que uno estuviese caminando en un pueblo germánico del siglo XV. La casas, hoteles y restaurantes son de madera y baja estatura. Todas preparadas para inviernos nevados. Este pequeño lugar se armoniza perfectamente con los riachuelos, árboles y cumbres que la rodean.

Aparte de una pequeña capilla en la cima de un cerrito, mi principal objetivo era la cascada grande, sí, así se llama. Una hora caminando por un sendero bastante arriesgado entre piedras, acantilados y raíces con las que puedes fácilmente tropezar. Eres tu propio guía en esta senda confusa, pero instintivamente llegas al destino. Me sorprendí de mi físico, aun lo mantengo. Me emocioné y me caí por saltar de piedra en piedra. Ya no tengo 20. Descansé un rato tendido y me reía. Finalmente llegué a la cascada y me senté en una piedra insular. No había mucha gente e intenté meditar, una actividad que he iniciado hace pocos meses. Me imaginaba como un transformador que absorbe y manipula energía externa a la mía. Evidentemente no ocurrió ni me funcionó, pero sólo ponerlo en práctica es satisfactorio. Metí la cabeza al agua helada para refrescarme de la ardua caminata y volví. Una hora más de vuelta. Estaba molido. Me comí un plato exquisito de cabrito e inicié el regreso a la capital provincial.(FOTO CATARATA)

Al día siguiente visité la manzana jesuítica y la universidad de Córdoba. La primera, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Fue un recorrido silencioso porque ante todo está el respeto. El interior es bastante atractivo para la vista. Es de los interiores mas bonitos que he visto. Tiene una iluminación lúgubre, pero tiene la particularidad de hacerte sentir que estás en territorio sagrado.

Vi a mucha gente rezando y eso me conmovió en cierto sentido. Mi conflicto es con la institución no con la gente creyente. Creo en la libertad de credo y puede ser un buen canal de refugio y bienestar. Me quedé viendo a un señor confesándose y recordé la primera y única vez que yo lo hice.

—A veces me peleo con mi hermano y digo lisuras como mierda —se me escapó por la costumbre de mi habla.

—Un padre nuestro y dos aves marías, por la honestidad —me dijo el cura riéndose. Yo fui y fingí hacerlo porque no me conocía ninguno de los dos rezos y todavía no los sé.

(FOTO MANZANA JESUITICA)

No podía dejar de conocer la Universidad de Córdoba, fundada en 1608, que es la cuarta mas antigua de toda América. Dentro de estas instalaciones se generó uno de los cambios mas importantes de América Latina. En 1918, lo que inició como una junta estudiantil se transformo en la reforma universitaria o grito de Córdoba. Fue un movimiento democratizador de las instalaciones universitarias para darle un carácter más académico y científico. Por meses se dieron enfrentamientos violentos entre reformistas y católicos. Revolucionó el continente, el movimiento se extendió al país y luego a toda América Latina. Inicio una amplia tendencia de activismo estudiantil y uno de los ejemplos mas cercanos que tenemos fue el inicio del APRA.

(FOTO REVOLUCION UNIVERSITARIA)

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[MIGRANTE DE PASO] Con la cabeza rapada, Gokú en la cabeza, vestido de karategui (uniforme de karate), pies descalzos y guantes. Arrodillado sobre el tatami, de espaldas al rival, sentí por primera vez el mal uso de la violencia. Era un campeonato, pero en las ligas infantiles los puntos se dan con golpes de contacto mínimo, esta vez había golpeado muy fuerte a mi rival. Como es costumbre, en nombre del honor, recurres al ritual de respeto. Sentía los ojos furibundos y llorosos en mi nuca y mis párpados cerrados no dejaban mostrar mi arrepentimiento. Tenía 9 años. Gané la competencia y la medalla de oro se balanceaba de mi cuello en la cima del podio. Por mi pánico escénico no solía disfrutar mucho el momento de premiación, pero aun así estaba orgulloso de mi desempeño. Durante las peleas aprendí a olvidarme del ambiente y enfocarme sólo en la batalla. Pero esa vez aún tenía la mirada rabiosa de mi contrincante en la mente.

—Mamá gané, pero le pegué muy fuerte a ese chico —le dije preocupado.

—Hiciste lo que tenías que hacer al mostrar el respeto que debías, por eso, ganaste bien —me respondió; ella era mi madre karateka, implacable dentro y fuera del arte marcial.

Mi hermano comenzó a los 6 años, yo a los 3 años y junto conmigo inició mi madre. De esta manera comenzó una familia que sabe pelear y dar la cara cuando sea necesario. El cinturón obi nos unió. La primera clase, en fila junto a otros pequeños, nos hicieron golpear una hoja de papel. Era la primera prueba. Todos golpeamos duramente la hoja y desaprobamos. La idea era ejecutar el puñete con fuerza, pero sólo rozar el papel. Tener el autocontrol suficiente como para detener el impacto antes. Esa primera lección sigue grabada en mi cabeza. Aún recuerdo a mi sensei Liz, de tan solo 1.50 metros, pero con la agilidad y fiereza de una cheetah. Pasaron las clases y era bastante hábil en el kumite, que es la pelea. El kata es la danza artística; presenciar uno bien ejecutado tiene una belleza inexplicable. Me llamaban parchís o gasparín por mi cabeza a coco y piel pálida.

(FOTO NIÑO KARATEKA)Pasaron los años, varios campeonatos, medallas y trofeos acumulados, exámenes para ascender al siguiente cinturón, y antes de los 13 años ya éramos cinturón negro. Mi hermano mayor llegó a segundo dan, el siguiente nivel del último color. Se volvió mi guía y mano derecha en las competencias. Sus estrategias me ayudaron a ganar un sinfín de veces y él lideraba a todo el grupo de la academia. A temprana edad ya éramos senpais de gente mucho mayor y guiábamos los primeros minutos de las clases. El shihan, quien aprendió el arte marcial en Okinawa, era quien nos enseñaba ahora y nos apodó “los tigres”, por nuestro nivel de concentración al momento de pelear. Te olvidabas de todo, sin mente, sólo la contienda. Fuimos convocados al mundial interclubes que se dio en Brasil, pero yo era muy pequeño y no tuve la oportunidad de competir. Mi madre fue campeona mundial de kata y mi hermano tercer puesto. Éramos buenos por naturaleza y esfuerzo.

Gracias a mis prácticas marciales, durante el colegio fui alguien pacífico que evitaba las peleas, sólo eran un último recurso. Conocía mis habilidades y no había nada que demostrar. El karate es un estilo de lucha defensiva que consiste en deshabilitar al oponente en un movimiento. Te enseñan a defender a los que no pueden hacerlo. Aprendes a conocer tu propia violencia y de esa forma puedes canalizarla de buena manera. Negar el aspecto violento y conflictivo que está dentro de todos es un error garrafal. Unas cuantas veces fui suspendido por defender ferozmente a compañeros de bullys mayores, era algo que no podía permitir. Mi personalidad había sido moldeada para eso. La respuesta de mis padres siempre fue que en casa no recibiría castigo. Me sentía como un pequeño samurai. Cuando terminé secundaria, abandoné el karate y con eso olvidé gran parte del núcleo de mi ser.

(FOTO OKINAWA)Se originó en Okinawa en el siglo XVI, los soldados lo usaban luego de que prohibieran portar katanas. El karate imita el kenjutsu, que es el arte de la espada samurái. Está altamente influenciado por la filosofía de vida que seguían los legendarios guerreros japoneses. Luego se expandió a todo el país y, finalmente, al mundo. El nombre nipón se compone por “kara” (Vacío) y “te” (mano), mano vacía. La cortesía, rectitud, coraje, bondad, desprendimiento, sinceridad, honor, modestia, lealtad, autodominio, amistad, integridad, generosidad, imparcialidad, paciencia, serenidad y autoconfianza; estos son los principios enseñados por el código samurái (bushido) de donde florece el karate.

Mis años siguientes estuvieron plagados de depresión, desmotivación, desesperanza y conductas autodestructivas. Había perdido el camino. Noches embriagado de alcohol, sustancias y conductas violentas me llevaron a múltiples peleas en la calle, bares y discotecas; siempre con gente más grande. Tal vez en el fondo quería que me peguen. Lloraba en mi cama antes de dormir, había decepcionado las enseñanzas y sentía que no había vuelta atrás.

Mi cuerpo atrofiado y mi mente turbulenta y atormentada. Las lágrimas bañaron mis almohadas por años. No sabía qué hacer. Estaba perdido en incertidumbre y agobiado por falta de sentido. Pensamientos sucios, malos hábitos y furia incontenible eran factores cotidianos. El camino del guerrero ya no era lo mío, ya que uno verdadero no tiene enemigos y yo había hecho de mi propio ser el mayor de todos. Hubo una noche tan espeluznante como determinante. 21 años, alcoholizado e intoxicado de drogas me involucré en lo que fue mi pelea final. Me dieron una paliza entre 5 o 6 personas. El recuerdo es borroso.  Me defendí, pero ya no sabía por qué luchaba. Me abrieron los labios, los ojos hinchados, sangre en la nariz y un nudillo completamente destruido. Me tuvieron que operar y poner clavos para reconstruirlo; aún quedan fragmentos óseos sueltos

(FOTO TATUAJE)¿Tenía que hacer algo con mi vida? Regresar a mi antiguo yo, pero con las malas experiencias acumuladas analizadas y convertidas en lecciones. En el olvido no se gana sabiduría. Con el tiempo me di cuenta que sólo fue un desvío y a largo plazo reforjaron mi ser. Aún más fuerte que antes. Regresaron los abrazos a mis padres, las conversaciones con mi hermano, el cariño a mi abuela y el amor propio. Con su ayuda retomé la voluntad de fuego y esta vez me prometí no apagarlo jamás. Luego de años tranquilo y con la mente clara me tatué una katana en el antebrazo derecho. Como recordatorio del autocuidado, bondad y valentía que no debo olvidar jamás. Una espada que sólo se desenvainará como último recurso. Ahora camino calmado, contemplo la vida y tengo como ley autoimpuesta ayudar a quienes están a mi alcance.

 

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[MIGRANTE DE PASO] “No se trata de cambiar el mundo. Se trata de hacer nuestro mejor esfuerzo antes de partir de éste, tal y como es. Consiste en respetar la voluntad de los demás y creer en la tuya” (Metal Gear Solid 3)

“No te lamentes, sé mejor” (God of War)

“Querer algo no te da el derecho de tenerlo” (Assasins Creed)

“Es increíble lo que una persona puede llegar a olvidar, pero más sorprendente lo que puede llegar a esconder” (Final Fantasy 7)

“Una espada no ejerce fuerza a menos que la mano que la sostiene tenga valor” (La leyenda de Zelda)

Despertamos temprano después de una noche de chancho, pavo y familia. Apresurados, con pijamas de Pokémon, bajamos las escaleras casi saltándonos los escalones. Nuestro pastor alemán nos resguardaba. Nuestros padres ya estaban junto al árbol, corrimos para abrir lo que Papa Noel nos había traído. Una enorme caja llamó nuestra atención: era un PlayStation 1. Todavía puedo escuchar nuestras carcajadas de júbilo y lágrimas de agradecimiento. No lo podíamos creer. Así comenzó nuestro camino de las mil aventuras.

Leche chocolatada y pan con pavo recalentado, de lo mejor que se puede comer. Fuimos temprano a Polvos Rosados, el paraíso de infancia para muchos limeños. -Maestro, hazme un descuento. Hace unos días te compré la consola -dijo mi padre regateando. Así me entere que el gordito de rojo y regalón no existía. Igual, qué importaba, teníamos el PlayStation.  Salimos con decenas de juegos pirata, era alucinante, podías comprar un juego a solo 5 soles. Los originales costaban 70 dólares. Las consolas chipeadas y los juegos baratos duraron hasta la segunda edición.

Por la voluntad de jugar - FOTO SNAKELlegamos a casa y por primera vez vimos el logo de Sony en la pantalla. Metal Gear Solid nuestro primer juego. Éramos un espía con la misión imposible de enfrentar super armas de destrucción masiva en nombre de la paz. Hideo Kojima, el creador, es un genio en todo su esplendor.  Todo el día jugando. Aprendimos a usar el control: es como montar bicicleta, uno nunca lo olvida. Nos enamoramos de Snake, el protagonista, y discutíamos por quién se parece más. Niños felices. Aprendimos a estar agradecidos por lo que teníamos y eso marcó en gran parte nuestra personalidad. La gratitud es clave para el buen desarrollo. Mas importante que la inteligencia y el talento.

Muchos subestiman lo que los videojuegos te enseñan, incluso creen que son un mal hábito. Probablemente es porque nunca los jugaron o simplemente no se dieron el tiempo de entenderlos. En mi opinión, basta la sonrisa de un niño para que ya sea algo bueno. Los juegos construyen las bases de un buen desarrollo cognitivo, forjamiento de vínculos emocionales, saber ganar, y, sobre todo, aprender a perder. La experiencia inmersiva hizo de los personajes mis compañeros, amigos y maestros. Viví miles de vidas y situaciones ajenas a través de ellos.  Son arte, aunque no lo crean, y grandes obras maestras narrativas florecieron de este concepto.

Por la voluntad de jugar - FOTO ZELDAFui un espía, un viajero en el tiempo en busca de conocimiento, un niño elegido por el destino para salvar al mundo, un humano que se vuelve el dios de la guerra por venganza, un fontanero que se enrumba en una aventura, una saqueadora de tumbas, un maestro Pokémon, un vigilante que cuida el inconsciente colectivo, el hijo de un demonio, un jedi, un futbolista profesional, Batman, un brujo, y muchos personajes más que aun llevo conmigo. Pero más importante que todo, un pequeño feliz.

Alrededor de esta caja mágica se fortalecieron amistades que continúan hasta hoy. Pasábamos noches enteras compitiendo, pensando juntos y disfrutando de estas historias. Todos lo recordamos con añoranza. Ahora somos inseparables, incluso estando lejos. Siempre estaremos el uno para el otro. Un grupo de chicos valientes y sensibles que compartieron experiencias nutritivas. Todos vivíamos situaciones diferentes y estos juegos eran nuestro escape. Potenció nuestra imaginación hasta niveles inimaginables. La idea que escapar es malo, es una tontería, la idea es no quedarse en el otro mundo, pero huir por un rato para luego volver es de las mejores maneras de afrontar alguna situación.

Existen diversos estudios sobre los beneficios de los videojuegos. Al encontrarse en situaciones donde tienes que mapear el ambiente y reaccionar rápidamente ante ataques o derrumbes, aumenta la capacidad de respuesta. Los juegos están llenos de enigmas y acertijos, también están los juegos cooperativos, se tiene que pensar en conjunto para resolverlos y a veces varias mentes son mejor que una; de esta manera, se fomenta el trabajo en equipo y eso se refleja en la realidad. De la mano con lo anterior, los juegos dan libertad para superar los enfrentamientos, entonces se desarrolla una mejor capacidad de estrategia y liderazgo.

Otro gran aporte se da en el leguaje. La mayoría de juegos está en inglés. Me atrevo a decir que el 50% de mi vocabulario en el idioma foráneo se lo debo a los juegos. La historia misma te obligaba a conocerlas y qué mejor que aprender jugando. La suma de todos estos aportes aumenta el pensamiento crítico de las personas y aún más a temprana edad. Las mejores personas son aquellas que pueden llegar a sus propias respuestas y decisiones basándose en su propio criterio. Si todos recibieran estos incentivos el mundo sería mejor.

FOTO DARK SOULS

La travesía virtual aumentó al descubrir los juegos RPG (Role Playing Game) donde uno crea a su propio personaje en un mundo abierto, donde se permite explorar de manera no lineal. Cada juego de este estilo consiste en subir habilidades según la experiencia que se va ganando. Es totalmente inmersivo y la imaginación vuela. Mi hermano me dijo una vez que yo estaba atormentado y confundido de sentido: “Mira la vida como subir habilidades, como los juegos RPG”. Sigo pensando así, aprendí de esa forma a disfrutar del entrenamiento y adquirir conocimientos. Puede ser desde aprender a cocinar hasta leer los libros complejos.

Ahora que vivo lejos, estos juegos mantienen la cercanía con las personas con las que los comparto por las modalidades online. Todas las semanas hablo con mis amigos por ese medio y se siente como si estuvieran sentados a mi costado. Es hora de romper el tabú de los videojuegos e incluso fomentarlos, sólo son malos cuando se utilizan exceso, como cualquier otro estimulo existente. Hay que mantener vivo al niño interior que tenemos dentro: si lo dejamos morir estamos renunciando a la vida.

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[MIGRANTE DE PASO] Tengo 29 años y en mi corta vida como peruano he tenido 11 presidentes. Algo no cuadra, al parecer la norma de mandatos de cinco años sólo son tinta en la Constitución. Evidentemente, los presidentes sustituidos lo tenían merecido. Ocho de ellos han sido procesados, en algunos casos encarcelados y otro se disparó: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Alan García, Pedro Pablo Kuczynski, Pedro Castillo y Manuel Merino. No se puede pretender una mejora con sujetos de esta calaña. La percepción del panorama político de nuestro país, cada vez es más fatalista. Yo opté por no depositar mi confianza en ningún político y mantener mi postura, siempre de oposición. Ya no tengo simpatías políticas. Esto debido a decepciones que viví. En estos momentos que la democracia está bajo asedio, ya nada me sorprende. Pensemos si alguna vez fuimos democráticos. Vale la pena analizarlo.

Presidentes del Perú

En la serie “Vikingos”, el carismático protagonista Ragnar Lothbrok (personaje histórico y de carácter mitológico) soltó una frase que me marcó de por vida: “El poder siempre es peligroso, atrae a los peores y corrompe a los mejores”.

Se aplica al caso peruano. Muchos entran a la jauría política buscando dinero y beneficio propio. Otros, con ímpetu de cambio, se ven envueltos en la maraña corrupta que ha contaminado hasta las ramas más profundas de los tres poderes estatales. A veces me pregunto si siempre estuvimos jodidos (recordando la incógnita de Mario Vargas Llosa) ¿Es posible erradicar esta perversión? Algún día lo sabremos.

No voy a escribir sobre los casos de corrupción y escándalos actuales. Viviendo lejos, la tristeza y decepción son muy fuertes para ponerlo en palabras. Más de una vez he borrado redes sociales por la frustración y rabia que me generan las noticias. El Perú es un país de violadores, de sicariato y de constante opresión. Me limitaré a contar mi experiencia y observaciones sobre la perspectiva política del ciudadano común, como yo.

En tercero de secundaria desarrollé una obsesión con las rondas campesinas debido a la espectacular muestra fotográfica “Yuyanapaq”. La figura de una mujer en poncho sosteniendo un rifle sigue siendo mi retrato favorito, al verla te sentías paralizado. La exposición tomó lugar en una casa chorrillana, republicana, asemejando los desastres ocurridos durante el periodo de terrorismo. Los huesos se te congelaban al caminar por ahí y el miedo se hacía presente paso a paso. Fue en este momento que despertó mi interés político.

Yuyanapaq

Durante este año escolar teníamos que desarrollar un ensayo a lo largo del año, mi tema: La importancia de los comités de autodefensa para combatir a Sendero Luminoso y el MRTA. Los ciudadanos de ciertas poblaciones fueron armados por la falta de alcance militar. Pasaba las tardes investigando y la tristeza me invadía al pensar en los campesinos que se vieron atrapados en medio de una guerra sin cuartel. Los terroristas no tenían identidad y los militares acribillaban pueblos enteros.

Al año siguiente exploré las ideas de izquierda revolucionaria y, en su momento me fascinaron. Las historias de la revolución cubana me deslumbraban y encendían un brillo en mi inocente mirada. La expulsión de Batista, el Granma, Cienfuegos, el Che Guevara, la bahía Cochinos y el ingreso a La Habana me parecían cuentos heroicos. Soñaba con eso. La ilusión fue derrumbándose de a pocos.

Mi asesor de una monografía escolar mostraba sin escrúpulos un resentimiento hacia mi posición privilegiada. Yo no entendía cómo alguien que buscaba la libertad plena tenga como enemigo a un niño de 15 años.

Hicimos un viaje familiar a La Habana y me encontré con una sociedad precaria que parecía estar atrapada en los años 50s. Carros antiguos, edificios maltratados, prostitutas en las esquinas y niños hambrientos. No sólo estaban atrapados temporalmente, tampoco podían salir del territorio cubano. Escuché incontables historias de escape que rápidamente me desilusionaron. Cuba se había vuelto una dictadura severa. Fidel Castro entró al poder en 1959 y rompiendo su promesa de nuevas elecciones se mantuvo hasta el 2008, ocho años antes de su muerte.

Fidel Castro

Quisimos invitar a un taxista a comer con nosotros y nos dijo que estaba prohibido. La idea de estar encerrado en tu propio país me llenó de ira hacia la isla blindada. Al regresar, una sensación nauseabunda se infiltró en mis pensamientos por meses. Una sensación que la direccioné al profesor resentido. Me dura hasta hoy. Después de ese viaje aprendí a no confiar en las promesas de quienes anhelan poder.

Aprendí que es mejor estar siempre enterado, sólo así sabes dónde estás parado. Los autodenominados apolíticos jamás podrán romper el cascarón en el que viven y se mantendrán como pececitos en una diminuta pecera.

Cabe recalcar que las noticias mal administradas también fomentan la desilusión.  Actualmente pierden calidad, transformándose en boletines informativos sin reflexión alguna.  Las fake news no son el único enemigo. También lo políticamente correcto transforma las ideas en algo insípido y desabrido. Todos opinan lo mismo, salvo algunas excepciones. ¡Es imposible que todos piensen igual! Adaptan sus discursos para no perder seguidores y tienen como regla decir lo que quiere ser escuchado. Esto entorpece el desarrollo de una identidad política.

“Libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”

-George Orwell

Durante mi época escolar, intentaban orientarme a ciertas tendencias políticas. Por más neutral que sea el profesor, lo normal es que no puedan desprenderse de sus orientaciones. Se les escapaba la doctrina. Había que responder en las evaluaciones sin estar de acuerdo con la contestación. No entendía qué era izquierda y derecha. Aun siendo niño esas atribuciones me parecían infantiles ¿De verdad toda la coyuntura y realidad podía estar abarcada en esa dicotomía?

Otro gran golpe a mi cautela política. No me parecía viable continuar con tendencias que llevan siglos en la delantera. Escuchaba a amigos y familiares idolatrar candidatos sólo por promesas. Me enfurecía. Ollanta Humala tomó la presidencia al año siguiente de salir del colegio. “Es el último eslabón de la izquierda”. “Por fin las élites van a recibir lo que merecen”. “La primera dama parece muy capaz”. Me alejé de muchas personas histéricas, apenado de ver en lo que se habían convertido. Distanciado de todo espejismo político busqué lo bonito de la vida en las artes y filosofías. Con sólo 20 años ya estaba convencido que la belleza no se encuentra en la política.

Ya en la universidad, con pelo largo, tatuajes y rebeldía punk, me percaté de las diferencias ideológicas y siempre encajaban en inclinaciones preexistentes. Seguía sin ningún hallazgo novedoso. Siendo sincero, las disputas entre ambos bandos me parecen berrinches infantiles dignos de pequeños en guardería. Opino lo mismo del Congreso. Siglos con la misma división y nada inédito. Parecen charlatanerías adornadas de falsa inteligencia. Antes me molestaba, ahora me da lástima. Es notorio cómo el conocimiento ha rebasado nuestra sabiduría. Los estudios académicos llevan años bajo el mismo paradigma y, en consecuencia, los avances estancados ¿Qué pensaría Thomas Kuhn?

Foto castillo - 29 años de fiasco político

Durante la pandemia salí a marchar en contra de Merino. Prendido por las muertes de Inti y Brian. Nadie merece morir al protestar por sus derechos. Descubrí lo que es respirar gas lacrimógeno. Presencié palizas de parte de los policías. También vi cómo personas incitaban la violencia disfrazándose de protestantes pacíficos. Tuve la oportunidad de detener a un sujeto despreciable que quería tirarle un ladrillo a una policía sin justificación alguna. Esos días de marcha detonaron en mí una desilusión, probablemente irremediable.

A pesar de los constantes ataques por parte del Estado, las personas parecen no aprender y siguen reacios a sus doctrinas. Seguidores de tendencias, aduladores de personajes e ídolos que son sombras de nada. Parecen estar sometidos a un cocowash en masa. A esto le llamo inocencia política y colectiva. Con Pedro Castillo bastaron unas estupendas fotos y su personalidad de outsider para encender las llamas de la esperanza. La atractiva idea de un maestro rural al mando no fue suficiente para contentar a la población. Su gobierno duró año y medio, en el cual se dieron 60 cambios ministeriales. Las banderas de izquierda, como la educación y salud pública, jamás fueron izadas. Este fue el inicio de la debacle gubernamental de mayor gravedad, en mis pocas décadas de vida. El pánico también forma parte de la inocencia mencionada. Sucedió con Humala y Castillo. No había pasado ni un día y la clase alta ya temía lo peor. “Somos un país comunista”, deliraban las elites. Al final, fue más de lo mismo.

A diferencia de los seguidores acérrimos existen otros de mayor riesgo: los que creen no tener agencia. Recurro al término psicológico de indefensión aprendida, donde los sujetos están convencidos de no poder generar cambios en situaciones adversas, viviendo de manera pasiva. Que quede claro que esta conducta es aprendida y en el caso de nuestro país, los maestros son las autoridades. ¡Igual los van a soltar! ¡Nunca me darán cita en el hospital! ¡A la policía no le importa proteger a gente como nosotros! ¡Ir a la capital es en vano! ¡Soy muy tonto para la universidad! Estos son ejemplos de pensamientos desesperanzados que han sido enseñados por la sociedad misma. Estos dos tipos de reacción predominan en el clima sociopolítico del Perú y nacen de la misma órbita gubernamental. Se retroalimentan mientras los políticos se regocijan.

“He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”

-Charles de Gaulle

Tenía 19 años, recién había sacado mi brevete y estaba emocionado por mis primeros días en el volante. Si sabes manejar en Lima, lo puedes hacer donde sea. El tráfico era de locos y los conductores que le quieren sacar la vuelta a las normas de tránsito abundan. Regresaba escuchando música para aliviar la infinita fila de carros. De pronto una combi repleta intentó colarse yendo en contra. En ese momento todavía pensaba que dar lecciones era fácil e impedí su avance. Quedamos ventana a ventana. Insultos y amenazas. Tal vez este sea un tercer tipo de ciudadano: el sacavueltero. “Lo que haces es ilegal y obstruyes las vías” le dije ingenuo. Su respuesta me dejó mudo: ¡Qué tiene! ¿Dónde está la autoridad? Después de todo, somos un país huérfano de Estado.

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Crísis, indefensión, presidentes

[MIGRANTE DE PASO] La humanidad se forjó en base a migraciones, desde tiempos en que la historia, como estudio, no pertenecía al imaginario colectivo. Previo a la escritura e ismos. Anterior a las religiones y cunas de civilización. Hace 100 mil años, nuestra especie recién evolucionada, vivió en movimiento constante. Era supervivencia y desarrollo. Este carácter fundamental de la naturaleza humana se encuentra bajo amenaza. Una tendencia antimigratoria va creciendo exponencialmente y de manera global. La fobia al recién llegado está reviviendo políticas de extremo signo. Aparentemente, jamás fueron enterradas. La gama sociopolítica se extiende y los polos contienen mayor respaldo. La xenofobia y el odio están ganando poder ¿Por qué la inmigración está despertando extremismos?

El escritor del aclamado libro, “Cometas en el cielo”, nacido en Kabul y exiliado en Estados Unidos, mencionó: “Los refugiados son madres, padres, hermanos, hermanas, hijos, con las mismas ilusiones y ambiciones que el resto de las personas, excepto que un giro del destino ha vinculado sus vidas con una crisis humanitaria global a una escala sin precedentes”.

Inmigrantes no son solo extranjeros en otros países. Están los desplazados que se vieron obligados a dejar todo por causas económicas y sociales (Invasiones, guerras y más tragedias). Los refugiados son personas fuera de su región por causa de uno de los temores primarios del ser humano: la persecución. Ya sea por etnia, religión, nacionalidad u opiniones políticas (término definido por las Naciones Unidas).

Suena inhumano, pero los hechos demuestran lo contrario. Las ideologías extremistas, en la actualidad, tienen una diferencia particular en comparación al fascismo, que destruyó Europa durante las guerras mundiales, y al comunismo de la vieja escuela que divulgaba ríos de sangre como medio. Los movimientos mencionados respondían a periodos de intensa confrontación social. Igual fueron injustificables.  Lo que sucede hoy, me atrevo a decirlo, son manotazos ahogados, xenófobos, racistas y conservadores que despiertan principalmente a la ultra derecha y, en menor medida, a la extrema izquierda.

Percepciones conservadoras sobre inmigrantes

El despecho anti migrante se ha consolidado como una ideología política. El conservadurismo está al acecho y no se encuentra escapatoria. Lo que está claro es que los Estados se han rendido ante el negacionismo y ahora son cómplices de la exclusión, presentándose como reivindicadores de una nación de antaño.

Gran parte de los ciudadanos se han unido para acabar con lo que llaman hordas invasoras. Cohesionados, buscan controlar el orden público de sus territorios. Se basan en excusas poco sustentadas y disparatadas. ¡Expulsen a los venezolanos, sirios, mexicanos, a todos! ¡Nos están quitando el trabajo! ¡Los ilegales deben ser extraditados! ¿Por qué el Estado debe mantenerlos? ¡Están erosionando nuestra cultura! Escuchar estas quejas se ha vuelto cotidiano. Normalizarlo, un síntoma de decadencia.

Consideran a los extranjeros como agentes que atentan contra la seguridad nacional. Pasaron a ser enemigos de la democracia y humanidad, cuando son los imputadores los que ensucian la libertad y no se percatan. Hay un perjuicio que correlaciona directamente la delincuencia con la inmigración. Son discriminados y marginados, tachados como un otro generalizado. Esto deriva en un racismo institucional de los Estados.

Los acusan de vulnerar los derechos laborales. No olvidemos que arquitectos, científicos, abogados, doctores, psicólogos y matemáticos forman parte de estos “otros”. Hay profesionales de alto calibre. Les echan la culpa de quitarles trabajo a los ciudadanos oriundos y de incrementar la competencia ¿De verdad es culpa suya?

Acusan su estadía como un factor para exceder el gasto público. Los aborrecen por el aumento del costo de vivienda y renta por falta de vacantes. Todo esto es indicio de personalidades miedosas y cobardes. Temen ser desplazados por diferencias étnicas y culturales que podrían dañar el sentido de comunidad. Patriotismo frágil y arcaico. Conociendo un poco de historia: el progreso nace de la interculturalidad ¿Acaso quieren mantenerse iguales para siempre?

Es gracias a esto que la extrema derecha se ha vuelto tendencia en Europa, continente pionero de la libertad. El virus se está propagando a Estados Unidos y Sudamérica. Nos enfrentamos a una pandemia ideológica y, espero me equivoque, puede fulminar la igualdad.

La inmigración y los ultras: una relación estrecha

El anhelo social ya estaba marcado por un nacionalismo excluyente. Se había esparcido de forma general en una gran cantidad de partidos políticos. El populismo fue el gran incentivo, respondía al apetito de las masas. Prometían reforzar y endurecer las medidas inmigratorias. Creando países blindados. En las últimas décadas, una ola imparable apoyaba a la extrema derecha. Esto coincide con la marea de inmigrantes que sucedía al mismo tiempo.

En 1990, se estimaban 154 millones de migrantes. En el 2000, aumentó a 174 millones. Fueron 221 millones en el 2010. Para la siguiente década, creció drásticamente a 281 millones. Es aproximadamente 3.5% de la población mundial. India, Rusia, China, México, Venezuela y Siria son los de mayor emigración. Podemos ver que los desplazamientos no son novedad, solo fueron pasados por alto. Un manejo paupérrimo de la problemática radicalizó a las masas y a ellos les responden los gobiernos. Justamente durante estas décadas incrementaron las políticas extremas.

Hungría fue pionero en el despertar ultraderechista. Viktor Orbán, primer ministro de 1998 al 2002, inicio una cacería inquisidora de inmigrantes. Incluso amenazó con pena de cárcel para quienes los ayudaran. Desde el 2010, retomó su cargo y continuó con el asedio. La índole xenófoba fue tan grande que en el 2015 se construyeron kilómetros de alambres de espinas a lo largo de las fronteras con Serbia y Croacia. Un caso menos radical fue el de Japón. En el 2009 ofrecía 3 mil dólares a los latinos nacidos en el país nipón para que se vayan. Luego fueron ablandando las medidas.

Italia es un caso particularmente brusco. Durante el gobierno de Sergio Mattarella comenzaron a supervisar los puertos y amagaron con cerrarlos para impedir desembarcos. En el 2018 aprobaron el “Decreto Salvini”, tomando el nombre del ministro del Interior. La primera arremetida fue el desalojo del segundo mayor centro de acogida migrante. Se limitaron las protecciones de refugiados y facilitaron las expulsiones.

En octubre del 2022, Giorgia Meloni asumió el cargo de presidenta en Italia. “De Giorgio a Giorgia” fue su eslogan haciendo referencia al dictador Benito Mussolini. Eso ya explica bastante. Los migrantes que cruzan el mediterráneo, en muchos casos haciendo de ese mar su tumba, tienen acceso negado al territorio. Pero eso no es lo más escandaloso. Los que llegaron de manera clandestina son escogidos al azar y encerrados en “centros de repatriación permanente”, funcionan como cárceles, pero con convictos inocentes.

En Australia, 2019, ganó el partido conservador Coalición Liberal-Nacional. Bajo la estrategia “Fronteras Soberanas” regularon los flujos migratorios, dificultaron el acceso a la visa e impedían el desembarco de refugiados, principalmente indonesios.

En Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump se inició la construcción de una muralla que se prolonga por toda la frontera con México.  Un ataque letal sumado a las balas rancheras que apuntan a quienes cruzan el Rio Bravo. Echando leña al fuego dijo: “fue un gran error en toda Europa dejar entrar a millones de personas que cambiaron tan fuerte y violentamente su cultura”. Luego de su mandato la tendencia no se detuvo. El actual gobernador de Florida, Ron DeSantis pone limitaciones inviables para los trabajadores ilegales que sostienen la economía del país.

La ultraderecha no es la única enaltecida y contagiada por políticas antinmigrantes, los países nórdicos socialdemócratas también han caído en la misma inclinación. Dinamarca, que era reconocida por el buen trato hacia los refugiados, pasó de un paraíso liberal a una isla de destierro. Estos comenzaron a ser expulsados a otros países fuera de la Unión Europea. Se anunció que los refugiados ya no eran bienvenidos.

Finlandia, con su nuevo gobierno conservador, tras desbancar a la socialdemocracia, se une a la dinámica que se extiende en los países nórdicos. Todo detonado por la explosión migratoria del 2015 que intoxicó las tendencias sociales. Los permisos de residencia y ciudadanía han sido endurecidos. Las condenas penales serán más duras para extranjeros y las brutales medidas fronterizas han reducido la entrada de ilegales.

La xenofobia colectiva se propaga rápido y en Perú ya se respira. El líder etnocacerista, Antauro Humala, quiere crear campos de concentración para los venezolanos y dice: “Soy xenófobo y a mucha honra”. El actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga mencionó: “Creo que el Perú debería ir más allá de expulsar: empadronar a todas las personas extranjeras y darles un plazo. Si no lo hacen se les expulsa. No podemos ser tan buena gente”.

La explosión migratoria de refugiados y desplazados vino con racismo, xenofobia y actitudes excluyentes de parte de los países donde llegaron. Surgió una tendencia antimigratoria plagada de discursos de odio. Los partidos políticos lo usaron como alimento y con medidas populistas llegaron al poder mandatos de extrema. Es increíble cómo algo tan humano como la migración haya despertado un monstruo hambriento de aversión. Tanto la derecha como la izquierda. Los ultras han renacido por la inmigración y la tendencia no parece detenerse ¿Qué será de aquellos cuya patria los ha abandonado? Las políticas antimigratorias, el extremismo y la xenofobia populista son hechos que van en contra del valor más sagrado que debería preservar Occidente: la libertad.

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[MIGRANTE DE PASO] ¿Por qué ese niño pedía comida y lloraba? Tenía mi edad, pero yo estaba en una mesa con platos deliciosos, coca colas y limonada frozen. Las horas que miraba el techo se prolongaron. Era muy niño para entenderlo. No conocía las injusticias en las que se basa la estructura social. Una que espero se rompa en las décadas que me quedan de vida. Nada me decía que yo era más inteligente, talentoso o capaz. Él podría haber sido un genio ¿Quién sabe?

Solo sé que un niño no debería tener esa mirada desesperanzada. La única diferencia es la suerte y el azar. Yo no decidí nacer y crecer donde lo hice. Quien no pueda aceptar esta diferencia está perdido. En ese momento hice de esa desesperación algo mío. Se quedó archivado en mis recuerdos junto con la primera noche sin descanso. En quinto o sexto de primaria fue mi primer día de clases desvelado. ¿Cómo creo un mundo sin hambre? Todos merecen vivir con el estómago lleno. Una incógnita jamás respondida.

La percepción que tenía del ambiente rebasaba mi madurez emocional. Todavía lo hace. Al interactuar con los demás, directa o indirectamente, estaba consciente de sus emociones. Era abrumador. Simplemente es una característica de mi personalidad. Hay muchos como yo pasando desapercibidos. De lágrima fácil y sueño dificultado. Así comenzó una vida de insomnio.  Colegio, universidad y trabajo sin pegar el ojo. No crean que todo es tortura, a veces lo disfrutaba. Soñando despierto forjé los pilares de un alma noctambula. La voluntad de vivir usó la locura desatada por no dormir como alimento. Explorando lugares recónditos y oscuros de la existencia desde temprana edad, a pesar de un desarrollo físico tardío.

¿Por qué hice eso? ¿Seré una mala persona? Exceso de pasado y futuro ¿Qué será de mí? Odio hacer las tareas y los profesores me dan rabia. No quiero que mis padres mueran. ¿Algún día podré dormir tranquilo? Ya quiero ver a Luffy volverse el rey pirata ¿Es posible seguir el paso de mis héroes? Boca arriba, boca abajo, de costado. Ya me tengo que alistar para el colegio. El calor de mi perro en los pies se siente increíble. Mi hermano está hablando dormido. Ja, Ja ¿Ahora qué hago? Ya tengo 24 años. Me tengo que levantar en una hora. ¿Se puede cambiar el mundo con un libro? La biblia lo hizo, no sé si para bien o mal. ¿Qué es el bien y el mal? ¿Cuál es el sentido de la vida? Le agradezco a Camus por poder disfrutar de lo absurdo. Voy a ver series hasta que me dé sueño. Administración, psicología, arqueología y filosofía. Ninguno me llenó. No estoy cómodo con mis privilegios.

¿En qué momento amaneció? ¿Cuál es el primer paso? Definitivamente soltar la culpa impuesta desde chicos. ¿Sistema de valores? Ninguno exterior me satisface. Tendré que crear mi propio camino, como Naruto. La marihuana ya no me da sueño, al contrario. ¿Aportes? Lo nuevo por lo nuevo es ridículo. Nada menos original que intentar ser original. Ya voy a cumplir 30. ¿Cómo crecer? Hay un mundo infinito por conocer. ¡Vamos! ¡Tú puedes! Para adelante con los puños. Estoy convencido. Créetela. No voy a ser un viejo negacionista y fatalista. La melatonina no me hace ni cosquillas. Me siento bien. Mejor que nunca ¿Cómo ayudo? Supongo que tengo que comenzar por lo que está a mi alcance. Ahora estoy bien. Por fin puedo hacer algo por los demás ¿Soy bueno? Todos somos una moneda con cara y sello ¿Altruista? Más bien una buena perspectiva egoísta. Nunca se sabe la potencia de un gesto amable.  

Así es, miedos, deseos, preguntas y pensamientos particulares emergen. Siempre hay algo que pensar. Siempre hay un intruso ansioso. A veces no importa lo cansado que estás. Te mueres de sueño, pero tu mente no te deja dormir. Eventualmente caes, tu cuerpo se apaga. No dormir es de lo más perjudicial para la salud mental; por eso es necesario contrarrestarlo. Recordemos que no dejar dormir es un método de tortura milenario. La gente termina enloqueciendo. El ejercicio, la meditación y la terapia son fundamentales. Cuando dicen que se debe entrenar mente y cuerpo no es un engaño. El insomnio es un campo minado para la salud y calidad de vida. No sólo es no dormir, también es dormir poco y no poder retomar el sueño. Te sigues sintiendo cansado al despertar. Es muy difícil mantener una estabilidad en estas condiciones.

El estrés, ansiedad y malos hábitos alimenticios son las causas principales, pero hay personas que la padecen sin razón aparente. Puede ser crónico y durar años. En niños puede ser síntoma de una dinámica de hogar alterada o casos de abuso. No se puede pasar por alto. Aún recuerdo a mi padre: “los niños dicen las cosas por algo”. Nunca hay que subestimar sus palabras, la intuición infantil puede llegar a ser más acertada que la de un adulto.FOTO CIUDAD

Estar toda la noche escuchando música, viendo animes y películas, leyendo o escribiendo. En el colegio y universidad me quedaba dormido sobre las carpetas. Trabajando me mantenía a punta de café, que odio o red bull, que me encanta. Vivir con esas sustancias en exceso no es viable. En mi caso, sentía que mi productividad y creatividad aumentaba en las noches, pero no hay nada determinante. Todo se puede cambiar con un poco de esfuerzo. Actualmente sólo me da insomnio en días bastante espaciados y siento lo contrario. De día funciono mejor y mi horario está bastante mejor ordenado.

El insomnio no es algo para tomar a la ligera. Las consecuencias pueden ser graves. El desempeño en el trabajo y estudios se ve afectado. Los reflejos se ralentizan y, por ejemplo, para alguien que maneja, puede ser letal. Puede generar trastornos mentales como depresión, ansiedad e incluso drogadicción por intentar contrarrestarla incorrectamente. En cuanto a temas fisiológicos, aumenta el riesgo de enfermedades a largo plazo como problemas cardíacos y aumento de presión. No dormir no es cosa de juego. En estado de manía o alta energía puede parecer que no pasa nada; sin embargo, si se mantiene en plazos largos sólo es perjudicial. Yo recomiendo buscar ayuda profesional, aunque el caso no sea extremo. En tan solo unos días de dormir y descansar bien se siente una diferencia drástica. El ánimo aumenta y, como consecuencia, las relaciones y calidad de vida.

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desorden del sueño, insomnio, Salud Mental

[MIGRANTE DE PASO] Crecí entre perros y recuerdo a cada uno de ellos como si siguieran a mi lado. Fueron parte de mi desarrollo y sus apariciones en sueños son algo normal. Siempre protegiéndome. De niño sólo podía ir al parque de la esquina si me acompañaba Max. Era un pastor alemán gigante y con un hocico más grande que mi cabeza. En mi memoria está como un personaje mayor que cuidaba de mí. A diferencia de los perros que tuve después donde el rol estaba invertido.

Teníamos alrededor de 10 años, mi primer amigo y yo, cuando vivimos uno de los recuerdos que más atesoro y está implantado en mí. Hasta el día de hoy recordamos esta historia con cariño. Al igual que mi hermano y yo, él también tenía alma canina, de hecho, su apodo es “cachorro”.

Después de largas noches de videojuegos compartía cama con Max. Miles de historias, peleas en la calle y consuelos convierten una amistad en hermandad y dura para toda la vida. Tengo la bendición de estar rodeado de amigos de ese nivel. Hay muchas personas que nunca llegan a conocer la verdadera naturaleza de estos vínculos. No suelo llevarme bien con ellos.

Por un alma caninaFuimos al parque con Max, nuestras cabezas lo superaban en altura por pocos centímetros. Un borracho que habrá tenido 20 años, en ese momento lo vimos cómo alguien adulto en su totalidad, nos gritó: ¡Ese es el perro que ladra todas las mañanas! (era mentira porque nunca lo paseábamos tan temprano). Después del grito abusivo le dio una patada en la cabeza. Inmediatamente el pastor alemán se puso frente a nosotros y parecía convertirse en lobo, dejando su domesticidad atrás. Su pelaje dorado se erizo, retrajo las encías y mostró los enormes colmillos que lo caracterizaban. Nosotros, los de alma canina, no solemos tenerle miedo al conflicto, pero éramos niños y no podíamos defendernos efectivamente. Soltamos la correa sin pensarlo dos veces. La enorme bestia saltó hacia el tipo desagradable y lo tumbó al piso sin morderlo. Solo lo sometió con su peso y presencia amenazante que lo mantenía en el suelo.

-¡Max! -Bastó una llamada para que regrese a su estado natural y deje al borracho levantarse. El susto lo obligó al tipo a alejarse, como con la cola entre las patas.

Como todo buen perro, él tenía en el ADN el deber de proteger a los niños. Hay algo heroico detrás de toda gran mascota. El adorable e imponente pastor se aseguraba que mi hermano y padres estén bien antes de irse a dormir a los pies de mi cama. Aun cuando envejeció y sus patas traseras se habían debilitado, ponía todo su esfuerzo para subir las escaleras y cumplir con su rutina protectora. Por más que insistiéramos en que durmiese en el primer piso no lo iba a hacer. En sus últimos meses teníamos que cargarlo.

Un día, al regresar del colegio, su enorme figura no estaba esperándonos en la puerta. Algo iba mal. Encontramos que un mantón cubría el cuerpo lobezno al costado de un hueco que habían hecho en el jardín. Hasta hoy su cuerpo descansa ahí. Aun de niño imaginaba cómo seguía protegiéndonos. El típico apetito voraz post colegio había desaparecido. Comía con lágrimas silenciosas. Intenté hacerme el fuerte sin lograrlo. Todavía puedo escuchar el sonido de un golpe desesperanzado de mi hermano a una madera en la pared. Por más que era algo invariable, éramos muy chicos para aceptar la muerte de un ser querido. Vinieron unas semanas con los pies fríos, sin ladridos bulliciosos y con pensamientos que por primera vez eran invadidos por la muerte. Al final seguimos viviendo con la fiereza que nos había contagiado Max.

Las personas caninas tienen esta característica. Nunca olvidaremos las lecciones que nuestras queridas mascotas nos dieron. Mi hermano y yo compartimos, ahora mayores, la idea de que los niños se tienen que defender con un cuchillo entre los dientes, como lo hacía Max. No sólo por ficciones que ponen a la infancia como el verdadero rey de la sociedad (Naruto) y una educación excelente de mis padres y abuela, que nos sigue defendiendo. Más importante que las notas y el colegio estaba nuestro bienestar junto con siempre defendernos de quien sea y de ayudar a quienes no pueden hacerlo. Actualmente existe una obsesión por logros académicos, por medir el éxito en dinero y determinar el valor de una persona según esos factores. Yo le atribuyo a esa visión repugnante la culpa de ser una sociedad sin sabiduría, ensimismada y poca empática.

Se subestiman los beneficios de crecer con uno o varios perros. Son fundamentales para contrarrestar lo mencionado antes. Está comprobado que es beneficioso para el desarrollo emocional ya que cuentas con una fuente de apoyo y amor incondicional. También aumenta el sentido de responsabilidad al darse uno cuenta de que todo animal doméstico requiere de cuidados. Para los pequeños también fomenta el desarrollo cognitivo como las habilidades de comunicación, trabajo en equipo y la empatía. Por último, tiene beneficios fisiológicos, como mejorar el sistema inmune.Por un alma canina

Está claro que si tienes una mascota es para que sea parte de la familia. Existe un sinfín de personas que las tiene para estar encerradas, para cuidar la casa y peor aún para pelear. Un sinfín de gente que no merece el cariño de un animal. Seres humanos despreciables. Estas acciones llenan a los perros de ansiedad y miedo. Los convierte en animales incontrolables y peligrosos. Siempre es culpa del dueño y no del animal.

Después de meses sin mascotas la casa se sentía vacía. Los ánimos familiares habían disminuido y mis padres tomaron la decisión de tener nuevamente perros. Lo mejor que pudieron hacer para que sus hijos recuperen el ímpetu diario, no había desaparecido, pero fue un impulso anímico.  Esta vez fueron dos. Primero llegó Apu, un boxer marrón. Unas semanas después Quipu, un siberiano husky que enamoraba, por su belleza, a quien sea que se lo cruce.

Junto con ellos también hubo gran aprendizaje. Ver cómo se van estableciendo las dinámicas de comportamiento entre ellos te enseña mucho. Incluso desarrollas una visión “científica” al analizar cómo funcionan en grupo. Ya de adolescente las noches de videojuegos continuaban, pero también había fiestas y visitas de personas que no eran parte de mi círculo cercano. Desarrollé la particular costumbre de tener una primera impresión de las personas según su trato a los perros. Aprendí a diferenciar entre miedo y antipatía.  Las personas que juegan con los perros y sonríen al verlos suelen tener una visión de la vida optimista y lúdica. Los perros responden a esto dando cariño y cercanía.

Nunca se llegó a establecer una jerarquía entre Apu y Quipu. Lamentablemente nuestro boxer tenía una enfermedad genética no detectada que lo llevó a una muerte prematura. Esta vez el bajón emocional también afectó al otro perro. Los siberianos tienen una naturaleza de manada y de cuidado. Se domesticaron prácticamente solos porque se metían instintivamente a las casas acechadas por heladas intensas y calentaban a los bebes y niños. De esa manera, se creó un vínculo estrecho entre ellos y los humanos.

Quipu ya no quería comer porque había perdido a su compañero. Recibimos una lección sobre la mente animal. Los perros no sólo tienen sentimientos, sino que muestran sistemas de emociones complejas. En parte por ser mamíferos y contar con estructuras cerebrales similares a nosotros. Acudimos al veterinario para buscar una solución a la depresión canina. Efectivamente existe y los síntomas son similares a la de los humanos. La respuesta estaba en tener más perros.Quipu

Mi hermano y yo queríamos otro pastor alemán y mi madre quería un perro pequeño. Ante las discusiones optamos por tener dos perros más.  Brego, por el caballo de Aragorn en El Señor de los Anillos, fue el pastor alemán. El otro, Gruñón, por su carácter, un Jack Russell. Quipu recuperó el apetito y desde un inicio se estableció como el perro alfa de la manada. Hubo una diferencia en él, esta vez mantuvo una postura dominante y de líder. Es increíble notar los intercambios de energía que ocurren diariamente entre los perros. Extrañamente los tres comían del mismo plato sin pelearse, cuando hay varios perros estas conductas son establecidas por el alfa.

Gruñón creció más de lo normal y se volvió un Jack Russell enorme. Eso lo ayudó a mantener su posición entre los otros dos, que eran significativamente más grandes. El y Quipu siguen viviendo, ya viejos, en la casa de mis padres. Gruñón está canoso y gordo, incluso tuvo que tomar pastillas para el colesterol en un momento. Quipu de 14 años ahorra energía durmiendo constantemente y se mantiene gracias a un tratamiento de rayos láser y acupuntura. Siguen felices bajo el cuidado de mis padres.pitbull

Luego de años llegó un cuarto perro. Maui que supuestamente era un pitbull normal, pero llegó a crecer hasta pesar 55 kilos, claramente no era normal para la raza. Con él noté los prejuicios que existe hacia este tipo de perros. Cuando lo paseaba la gente cruzaba la vereda e incluso cuando otros perros lo han atacado y él se ha mantenido tranquilo he escuchado a personas gritar “que maten a ese perro”. Yo respondía sin asco a los ataques. Entre mis perros y esta gente desagradable los prefiero a ellos.

Brego, el pastor alemán, estaba un poco loco, pero no era violento. A veces parecía desconectarse y ladraba descontroladamente. Durmió conmigo hasta su ultimo día. Vivió largos años y por fin entendí lo que habían vivido mis padres con Max. Pedí permiso en mi trabajo para estar con él en el momento que lo harían dormir para siempre. A pesar del sufrimiento de su enfermedad no se iba a quedar tranquilo sin que estemos ahí. Con mi mano acariciándolo se fue quedando dormido. Cerró los ojos para no abrirlos de nuevo. Ya adulto quería quedarme con él y salir del lugar donde estaba ha sido de las cosas más difíciles que he vivido. Supongo que la edad no importa ante eventos tristes. La reacción fue distinta, pero la emoción similar.

Ser conocidos como el mejor amigo del humano no es casualidad. Los lobos, antepasados de todos los perros, se unieron naturalmente a los humanos para comer de las sobras. Al final terminaron trabajando juntos. La historia entre las dos especies se remonta a más de 40 mil años. Ahora nos acompañan cotidianamente. Todos deberíamos cuidar de ellos y es importante fomentar el desarrollo de los niños trabajando con perros y otros animales. En algún momento, la crueldad animal se va a detener. La clave está en pensar en los animales de alta inteligencia como personas no humanas.

 

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[MIGRANTE DE PASO]  Nunca había visto una sala de oración en un aeropuerto. Antes de cruzar a las puertas de embarque en Salta, a un lado, hay un reclinatorio para dos personas frente a un pequeño altar con la cruz católica y otras herramientas religiosas. Una de las cosas que más llama la atención al viajar a Salta y Jujuy es el valor que le dan a la iglesia en sí. Aparte del cambio en el acento, no hablan con “sho” y usan el “yo”.

En Buenos Aires no se siente tanto la devoción a la institución religiosa por más de tener un pensamiento que sí lo es. Por ejemplo, endiosan a jugadores de fútbol y políticos como Maradona y “Santa Evita”. No es que no haya gente creyente, pero a diferencia de Perú no se ven tantas iglesias. En estas provincias de la sierra argentina abundan los centros católicos, ves a gente persignarse al pasar frente a ellos y los carros tienen figuras de cristo o la virgen. Yo no soy creyente de ningún dios, pero aprecio la belleza dentro del misterio que hay en las religiones y también en la arquitectura e historia de sus recintos. En este viaje vi varias iglesias hermosas.

Después de un vuelo de dos horas y 1 hora en carro llegue a San Salvador de Jujuy, capital de la provincia de Jujuy. Está en la sierra de Argentina a 1500 kilómetros de Buenos Aires, al norte. La provincia tiene frontera con Bolivia. El mismo día viaje a Purmamarca recorriendo en carro una hora entre cerros puntiagudos, llamas e infinitos cactus. Hay un encanto peculiar en los paisajes efímeros cuando vas en carreteras.

El pueblo se encuentra en la base de la montaña de siete colores, se puede ver casi desde cualquier lado. No pude diferenciar los colores, pero es alucinante, sobre todo al costado del pueblo que es pintoresco de por sí y parece sacado de alguna novela fantástica. Es similar a la montaña de siete colores que está en Cusco, pero está a 2 mil metros de altura, en Perú se encuentra a 5 mil.

Tras caminar entre las calles rojizas y de techos bajos llegue a la plaza 9 de julio donde había una pequeña feria. No pude evitar sonreír al ver la ropa y telas coloridas, me sentía en la sierra del Perú. Ya con la sensación familiar me llevé la sorpresa de que la capilla central se llama Santa Rosa de Lima, no solo eso, la santa peruana es la patrona del pueblo. Adentro hay cuadros de la escuela cusqueña del siglo XVIII.

En los alrededores de la iglesia hay unos algarrobos antiguos rodeados de leyenda histórica. Cuentan que el ejército independentista descansaba en la sombra de estos árboles. Durante la colonia esta zona era parte del Alto Perú. Un grupo militar de 1500 hombres, con pocas armas, pobre y enfermo bajo el mando de Manuel Belgrano, una de las figuras históricas más importantes en Argentina, fue protagonista de lo que se llamó el éxodo jujeño. El general dió la orden a los pobladores, incluidos niños y ancianos, de abandonar sus casas y quemar todo a su paso, cultivos y hogares. El ejercito realista que los seguía estaría hambriento y no debía encontrar descanso ni alimentos. Caminaron 250 kilómetros hasta llegar a Tucumán.

La orden de Belgrano del éxodo tenía como contraparte el fusilamiento y no había excepción para los ricos. Le puso énfasis al decir esto: “que no sea solo carga de los pobres miserables exponer su vida para que los poderosos se mantengan gozando del sudor de aquellos mismos”.

Seguí mi recorrido hacia la ciudad de Tilcara. A las afueras de este pueblo a 2500 metros de altura se encuentran un pucara o pukara, que en quechua significa fortaleza. Este lugar fue un centro administrativo inca. Es impresionante la extensión que tuvo el imperio inca, que es tan importante en la historia de mi país. Caminando entre las estructuras de piedra extrañamente me sentía más en casa que dentro del departamento que alquilo en Buenos Aires. Siempre fui fanático de la historia y arqueología.

Al caminar entre ruinas la cerradura hacia la imaginación y ficción se abre con facilidad. Pierdes la noción del tiempo presente. Es una habilidad que tienen todos sin excepción alguna. Lo único que se tiene que hacer es alimentar constantemente la capacidad de sorpresa que lamentablemente está en riesgo de apagarse por uso obsesivo de redes sociales, malos enfoques académicos, noticias fake, discursos de odio y una sociedad que subestima la importancia de la salud mental. Supongo que la clave está en no tener miedo a vulnerarse.

Al día siguiente partí hacia la ciudad de Salta, capital de la provincia del mismo nombre, a casi dos horas de Jujuy. En comparación a San Salvador, la ciudad es mucho más turística y amigable para caminar, por las edificaciones coloniales y restaurantes. Lo primero que hice fue comer las famosas empanadas salteñas, de carne, llama y queso. Nunca había comido llama y sorprendentemente me gustó. Después de 10 empanadas -estaban deliciosas-, caminé sudando por el calor calcinante de 35 grados hacia la plaza 9 de julio. Sin lugar a dudas es de las plazas más bonitas que he visto, me senté a fumar unos cigarros rodeado de palomas gordas que no le tienen miedo a los humanos y palmeras, nunca había visto palmeras en la sierra. Lo único disruptivo que no entiendo cómo lo permitieron es que una de las esquinas, sin respetar la armonía arquitectónica, está el banco Macro, un edificio con vidrios oscuros. Inmediatamente recordé como en la plaza de Cusco, los bancos y restaurantes están perfectamente adaptados a los alrededores.

Hay un recorrido de iglesias coloniales. Hay dos que llamaron más mi atención. La Basílica y Convento de San Francisco fundada en 1625 es conocida por ser una de las iglesias que mejor mantiene su fachada colonial. En 1813 Manuel Belgrano estuvo presente para una misa en honor a los soldados caídos en la batalla de Salta el mismo año. La pintura rojiza de la fachada y una torre de mayor altura llaman tu mirada desde unas cuantas cuadras de distancia. A pocos metros se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña, es de poca altura, pero su fachada azulada y la torre que está separada del edificio principal tienen una belleza única. Lleva ese nombre por albergar una imagen de la Virgen de la Candelaria y es “de la viña” por antes formar parte de una hacienda. La construcción original de 1630 se encontraba en ruinas y en 1886 se construyó lo que es actualmente.

En Salta y Jujuy se respira historia. Desde ruinas incas, iglesias coloniales y pueblos con historias independentistas. Hay algo en común entre la relación provincia-capital en Argentina. Conversando con el taxista camino al aeropuerto me decía que los “porteños” los hacían quedar mal y que ellos pensaban que vivían entre vacas y llamas. No les agrada mucho la capital y muestran cierto rechazo.

No puedo dejar de mencionar lo sucedido este julio en Jujuy. El gobernador Jorge Morales aprobó una reforma de la constitución en la provincia donde las tierras de comunidades originarias que contienen litio se veían amenazadas. Eso despertó una ola de protestas en toda la región que se vio manchada por detenciones a periodistas y represión descontrolada por parte de los policías. Se registraron 4 muertos y 60 heridos en el desalojo de tierras.

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