A lo largo de la carrera literaria de Vargas Llosa, el ejercicio de la crítica literaria como celebración de la creatividad, la reflexión infatigable sobre el elusivo proceso de la escritura, la indagación sobre el origen insondable de la creación y la vocación misteriosa que obsesiona al escritor, han sido actividades tan importantes ─y felizmente productivas ─ cuanto la invención y escritura misma de sus grandes novelas.

 

Sus autores ─en algún momento considerados “de cabecera”─ a los que Vargas Llosa ha dedicado esos libros, ensayos, conferencias y extensos artículos ─Lezama Lima, Tirante el Blanco, George Bataille, Gustave Flaubert, Faulkner, Onetti, entre los  universales─; ─Arguedas, Eguren, Heraud, Oquendo de Amat, entre los peruanos─ cobran una doble importancia: por un lado, informan al lector del contexto cultural en que el escritor se sitúa en el momento en que se fraguaron las novelas, convirtiéndose así en una suerte de documentación para quizás una futura Biografía Intelectual del escritor; de otro lado, esos textos permiten al lector observar, de manera sesgada, al escritor Vargas Llosa en acción, mientras examina, analiza, reflexiona sobre ciertos elementos propios de la estrategia narrativa, y que casualmente también se hayan en las novelas de Vargas Llosa: el sentimiento de nostalgia por la memoria, los personajes narradores, las anécdotas que se entrelazan y que reverberan hasta convertirse en una voz narrativa coral.

 

Su relación con Borges ─a quien Vargas Llosa ha dedicado un volumen que compila entrevistas, ensayos y conferencias, y que asombrosamente empieza, a modo de homenaje, con un poema titulado “Borges o la casa de los juguetes” ─ impone, sin embargo, una reflexión especial.

 

Porque a diferencia del mano a mano minucioso al que Vargas Llosa se libró, en las 450 páginas de “Historia de un deicidio” (1970), en las cuales inspecciona y reconstruye con rigor académico el recorrido intelectual que Gabriel García Márquez realizó desde sus primeros cuentos hasta “Cien años de soledad”, “Medio siglo con Borges” se anuncia desde el inicio más bien como un testimonio intelectual, pero también personal. El poema inédito, y que abre el volumen, fue escrito en 2004, en Florencia, y el último ─de los once textos que componen este libro de poco más de un centenar de páginas─ fue escrito para El País en septiembre de 2014. Lleva como título El viaje en Globo, y reseña de manera íntima y nostálgica un álbum de fotografías escrito por Borges en colaboración con María Kodama, titulado Atlas.

 

Y tratándose de Vargas Llosa, porque no comenzar por ese artículo que cierra el libro. Podría sorprender que Vargas Llosa dedique una reseña a un proyecto editorial menor de Borges publicado tres décadas antes, “Lo encontré en una librería de lance”. En apariencia, un artículo de circunstancias, en realidad se revelará al lector como un fascinante juego de espejos: el casi octogenario Vargas Llosa ─y, víctima de una tardía pasión amorosa, está a punto de descalabrar su vida familiar y terminar escandalosamente con cinco décadas de matrimonio─, y, ─como solamente un escritor obsesionado por los demonios de la literatura puede hacerlo─ busca orientación y consejo en la biografía amorosa de otro. Ese otro resulta ser ese “octogenario invidente”, quien a escasos dos años de su muerte también decidió entregarse a una relación amorosa e insólita con su secretaria, María Kodama. Así, Vargas Llosa convierte el “Muchas cosas he leído y pocas he vivido” de Borges, en una suerte de “Vivo lo que he leído”. Ese texto que celebra y defiende con exaltación insospechada y anacrónica las aventuras románticas de esa improbable pareja literaria del pasado, se puede leer como un grito a voz en cuello de su propia condición sentimental y que busca proclamarse de manera cifrada ante el mundo.

 

Vargas Llosa conoce a Borges en noviembre de 1963, año clave, en la vida del recientemente estrenado novelista, quien unos meses antes finalmente ha visto publicada la que se convertirá en su primera famosa novela, La ciudad y los perros. Borges está de paso en París, donde Vargas Llosa reside desde hace ocho años. La excusa para encontrar personalmente a ese Borges ─ya ciego, que ha cumplido 65 años, y apenas comienza a cobrar fama internacional─ es una entrevista que no se publicará sino hasta un año después, en El Expreso de Lima y no será recogida en ninguno de los volúmenes de “Contra Viento y marea”.

 

Esa primera entrevista con Borges no ha envejecido bien, y aparece bastante convencional. Se nota una cierta rigidez y distanciamiento en la conversación. Hay, sin embargo, una pregunta que vale la pena rescatar: en relación con Flaubert, Vargas Llosa le pide a Borges que escoja entre el novelista folletinesco de Madame Bovary y el narrador de novela histórica de Salambó. Borges responde que prefiere Bouvard y Pécuchet. Lo interesante es que Madame Bovary se convertirá ─o quizá ya lo sea, en ese momento─ en una novela fetiche de Vargas Llosa, y a la que, años más tarde, dedicará un ensayo. Pero también hay allí una pista de como opera la lectura en la vida del escritor: Emma Bovary ─heroína de la novela─, aburrida de su vida burguesa y de su soso marido se abandona a un adulterio fugaz e infortunado que la conducirá al suicidio.

 

Es interesante señalar que de alguna manera esa pregunta a Borges esté ligada con la vida sentimental de Vargas Llosa, quien en esos momentos está envuelto en una suerte de vorágine sentimental y ha decidido separase de su esposa Julia Urquidi para poder vivir una pasión transgresiva y algo incestuosa con Patricia ─su prima hermana─. Los detalles de cómo se conocieron Vargas Llosa y Julia Urquidi serán reutilizadas, años más tarde, por el escritor durante la creación de la novela “La tía Julia y el escribidor”.

 

Vargas Llosa vuelve a encontrar a Borges en Buenos Aires en 1981. Borges es un octogenario, y la entrevista es quizá utilizada en un programa de televisión dominical que conduce en un canal de la televisión peruana. Vargas Llosa es un escritor consagrado, ha publicado sus grandes novelas peruanas y se ha lanzado con éxito a la ambiciosa conquista literaria del continente latinoamericano con su obra maestra, La guerra del fin del mundo.

 

La visita a la casa de Borges, se convierte más bien en una inspección de la realidad domestica más recóndita del escritor argentino. Guiado por el narrador de la crónica, el lector se adentra con impudicia en el dormitorio de Borges, y descubre esa “celda angosta, estrecha, con un catre tan frágil que se diría de un niño”. Los lectores más avezados de Vargas Llosa sienten que gracias a la magia de la escritura han sido transportados al cubículo de Pedro Camacho ─personaje mítico de La tía Julia y el escribidor, publicada en 1977. También le llama la atención el tigre de cerámica azul ─”el animal borgiano por excelencia” ─ que adorna el salón de Borges, y que podría ser comparado con la serie de Hipopótamos que Vargas Llosa ahora colecciona, y que aparecerán como personajes en una obra de teatro que se estrenará por aquellos meses, “Kathie y el hipopótamo”.

 

Pero lo más importante es la reflexión sobre esa relación de Borges con una cultura localista porteña: “es mentira que se criara en un Palermo criollo, con compadritos en las esquinas”, hay en esa afirmación un programa literario e ideológico que Vargas Llosa seguirá desarrollando en el futuro, si Borges inventó personajes de pampa y cuchillo, los protagonistas del universo ficcional de Vargas Llosa serán dictadores, opresores, figuras políticas con dimensión política latinoamericana.

 

En uno de sus escritos Borges habla de la posibilidad de crear un mapa tan detallado que termine cubriendo la geografía que intenta cartografiar, los once escritos que componen este volumen se pueden leer como la historia de un escritor que al intentar recorrer esos mapas fantásticos de Borges y poblarlos con sus propias creaciones biográficas y ficcionales, termina creando otro universo maravilloso que no distingue entre vida y ficción, y que conocemos modestamente con el nombre de literatura.

 

Medio Siglo con Borges, Mario Vargas Llosa, Alfaguara, Madrid, 2020, 112 páginas

 

Ginebra, 6 de febrero de 2021

Tiene 28 años, nació en Tarma y en redes sociales lo llaman “Tío Free” por la marca de ropa urbana que creo e hizo crecer durante la pandemia: Free. A través de su Instagram (con más de 33 mil seguidores) da tips a emprendedores y su filosofía es apostar por productos de extrema calidad.

“Tío Free, lánzate una ‘promo’”. “¿Para cuando un sorteíto, Tio Free?”. Los mensajes llegan a través del chat del Instagram Live. Es viernes por la noche y Fernando Magno Nuñez Cordero (28), realiza un “Vivo”. No es para promocionar Free, la marca de ropa urbana que hizo crecer durante la pandemia. Tampoco es -como le piden- para hacer un sorteo de sus prendas, que produce en el corazón de Gamarra. La sesión es para dar tips e inspirar a quienes quieren emprender.

Fernando, entonces, habla frente a la pantalla de su celular. Le cuenta a los “conectados” sobre sus fracasos, de sus pequeños triunfos, el diario aprendizaje. Mientras que ellos le hacen preguntas sobre cómo hacer crecer una empresa. Y él contesta  -con la tranquilidad de un negociante- con claves que van desde darle importancia a la contabilidad, hasta como armar la estrategia digital o, incluso, el cómo su pasión lo hizo pasar de vender 10 prendas por semana a más de 10 mil polos, poleras, pantalones o shorts durante la pandemia, usando una fórmula mágica: vender ropa de calidad por internet, enviar sus productos a Lima y regiones a través del courrier y explotar al máximo sus redes sociales para comunicarse con sus clientes y ofrecerles “promociones” al punto de fidelizarlos y que le agarren cariño a su marca. Cariño que se ve traducido en el apelativo, Tío Free, muy sonado durante sus sesiones de Instagram Live.

“Free es por mi nombre, Fernando, y porque traducido del inglés al castellano, significa libre”, explica Nuñez, en un alto a sus funciones como emprendedor de la moda urbana. “Yo solo quería vender y crear mi propia ropa con una visión: hacer prendas que me gusten mucho y que yo mismo pueda usar”, cuenta, a través del Zoom, y nos muestra el polo que lleva puesto. Es uno blanco con cuadrados plomo y negro. “Yo uso mi propia ropa”, enfatiza, con el orgullo de los apasionados, y sugiriendo que él, exigente ingeniero industrial, no podría usar algo que odie por su mala calidad y, por lo tanto, no podría ofrecerles a sus seguidores un producto bajo, chato, que solo le generaría ganancias, mas no respeto. El siempre, dice, quiere lo mejor.

La confusión y el progreso

Fernando Magno tiene 28 años. Nació en Tarma y desde los 17 vive en Lima. Terminó la secundaria y llegó a la capital del Perú para estudiar en la universidad. Pretendía postular a la Universidad Católica. Estudiaría Ingeniería mecánica, como su padre. Fernando alucinaba que, escogiendo la misma carrera de su viejo, el camino laboral sería más fácil. Podría trabajar con papá, aunque la idea no lo terminaba de convencer.

Postuló a la PUCP, cuatro veces. Nunca la cogió. Era el año 2011 y Fernando -adolescente flaco y conflictuado- no entendía por qué las cosas no le salían. Era buen estudiante. Incluso en la academia preuniversitaria les enseñaba a sus compañeros, pero al momento del examen, la cachetada del primer fracaso en la vida juvenil era constante: “No ingresó”, se convertía en una frase común para él.

“¿Qué es lo que pasa?, ¿Me autosaboteaba?, me preguntaba”. Fernando se analizaba y un día se sinceró: por qué estudiar algo que no quería. Pero ¿Qué quería? Tampoco lo sabía.

La casualidad del YouTube

Existen momentos en la vida que resultan claves y aparecen de champazo. Fernando en uno de sus tantos días de confusión encendió la computadora y puso música en YouTube. En el video vio al cantante usar un polo que le gustó. Lo quiso tener pero supuso que no lo hallaría. No tenía nociones del mundo textil, ni cómo cortar una tela, pero la curiosidad estaba instalada. Buscó en internet “cómo estampar polos”, aparecieron tutoriales y luego anuncios invitándolo a que se inscriba en talleres de serigrafía. Se anotó en uno que duró cinco días. Fue el tiempo que necesitó para darse cuenta de que, lo que quería en la vida, era diseñar su propia ropa.

Bueno. Decisión tomada. Ahora el tema era convencer a sus padres, señores tradicionales que seguramente oirían espantados la posibilidad de que el hijo, futuro ingeniero mecánico, eligiera el camino de fabricante de polos al menudeo.

Antes de viajar y contarles la decisión, allá en Tarma, Fernando fue a un confesionario. Habló con un sacerdote a quien le pidió un consejo y fuerza para enfrentar el momento. “No quería decepcionar a mi familia. No quería que me dijeran que no. Conecté mi fe con el trabajo y fui a hablar”. Y sus padres lo oyeron. La conversación terminó con un: “Te apoyamos, hijo”. Pero la aprobación vino con una sugerencia. Por qué no estudiar la carrera de ingeniería textil. Le daría una visión más amplia del asunto. Ahí comenzó todo. Era el Jueves Santo del 2011. La aventura estaba por comenzar.

Para resumir la historia Fernando analizó mallas curriculares de diferentes universidades, postuló e ingresó. Estaba en su mundo. Mientras estudiaba, consiguió trabajo en una empresa de ropa, pero sintió que aprendía muy poco y renunció. Consiguió otro empleo en la fábrica de una marca de ropa ecuatoriana. Allí estuvo cinco meses. En la cancha, aprendió de corte y confección, control de calidad, almacén y logística. Así como a reconocer una buena calidad de tela y hasta conoció proveedores. “Sentía que estaba preparado para hacerlo. Renuncié para crear mi propia marca”, cuenta. Así nació Hope, una tienda de ropa con temática de amor y amistad. El primer emprendimiento de Fernando Magno.

La esperanza Hope

Hope es el gran antecedente de Free y es la marca a la que Fernando le debe todo. Su característica es ofrecer ropa para enamorados. Por ejemplo, si el polo del hombre dice “LO”, el de la mujer dice: “VE”. Unida la pareja para una foto, se leerá “LOVE”. Lo mismo sucede con los polos o poleras. Si en una dice “Nigth” en el otro dice “Day”. O “King” y el otro “Queen”.  El efecto es el mismo. Unir mensajes de pareja a través de sus prendas. Ropa hecha con amor.

Los primeros polos de Fernando con la marca Hope, los vendía a través de Facebook. Pegó tanto en redes sociales que pasó de vender 5 polo a vender decenas y luego cientos y después -con los años- miles. Eso obligó a Fernando a pensar en poner tiendas. Las colocó en San Miguel, Surco e Independencia. De pronto el hacedor de polos para el amor gestionaba tiendas y pensaba en expandirse más.

Para evitar que sus proveedores le den tela de mala calidad. Decidió él mismo abastecerse de los insumos. Elegía las telas, las compraba y luego las transformaba en ropa. Es decir: abrió su propio taller en Gamarra. Había alquilado un local, comprado máquinas y había contratado gente. Su negocio siguió creciendo y lo expandió a un más. Para el 2019, creó Textiles Hope, donde vendía poleras para que otras empresas le pongan sus propios estampados. Le iba tan bien que hasta le tiraban sal en la puerta de sus locales para que la vida deje de sonreírle.

Su visión de diseñador de ropa había cambiado. Ahora gestionaba su propia compañía. Se había convertido en un exitoso empresario gamarrino siendo tan joven. Era el año 2019. Pero el trajín, el manejo de dinero, el sentir que no estaba cumpliendo su sueño de diseñar su propia ropa lo hizo caer en depresión. Llegó la tristeza, la ruptura con su novia, las terapias, el alcohol, y otra vez el camino a hallarse.

En ese hoyo nos cayó la pandemia. La crisis económica, el desempleo, que Gamarra permaneciera cerrado. Sin embargo, él encontró en el caos una oportunidad. Volver a sus inicios.

A la par de Hope y pese a tener que cerrar alguna de sus tiendas por la pandemia, decidió abrir una línea de ropa que calce en lo que él quería: diseñar sus propios modelos, como al inicio lo había hecho con Hope. Tenían que ser modelos urbanos. Tal vez poleras tipo oversize, polos básicos que tengan cortes perfectos para que la caída sea natural y se vea estilizada en el cuerpo de quien la use. Volver a su pasión. El origen de todo.

Así nació Free

Free nace en respuesta a la adversidad. Fernando lo tomó como un proyecto personal. Comenzó a contar sobre su idea en sus redes sociales. Y hubo gente que lo escuchó. Comenzó a vender la ropa que él mismo creaba y los pedidos comenzaron a llegar. Al inicio los clientes tuvieron que esperar hasta mes y medio para que le lleguen sus pedidos. Las restricciones de la cuarentena impedían mayor eficacia. Pero cuando comenzaron a llegar los pedidos -vía Courier- a las casas de sus clientes. Sucedió algo maravilloso. Los clientes satisfechos comenzaron a grabarse videos abriendo la cajita donde venía su prenda, lo subían a sus redes personales, y etiquetaban y agradecían a Free, por la buena calidad de su ropa. Fernando -de inmediato- compartía en el Instagram de Free las “historias” donde lo etiquetaban. Eso generó que más gente etiquete a Free. Y logró la mejor publicidad, el boca a boca a través de las redes. Golazo.

Free comenzó vendiendo cinco polos, hoy ya vendió más de 10 mil prendas, cifra que puede sonar a poco para un gamarrino, pero en realidad no lo es. Hope vende miles, Free es el emprendimiento que nació de las ganas de hacer lo que Fernando soñaba, su línea exclusiva de ropa que captaba clientes vendiendo poleras a 2×89, o tres polos por S/.69. O Polos más short a S/. 59. Además, ha creado un lote de prendas Premium con la marca Free, que vende a precios razonables y que sus clientes deben comprar en preventa antes de su lanzamiento.

Con esta interacción en redes, no solo crecieron las ventas de Free, también sus seguidores. Hoy solo en Instagram tiene más de 33 mil atentos a las ya famosas “promos” del "Tío Free". Y que pueden acabar lotes de prendas recién salidas del taller en cuestión de horas o en escasos días.

Como proyectos Fernando seguirá vendiendo online y enviando sus productos por courier. No quiere colocar una tienda física, para seguir con el “feeling” de fabricar poco y vender ese poco de una manera casi artesanal. Sin embargo, piensa en abrir un almacén con el espíritu de la marca. Uno donde los seguidores le pidan una cita el "Tío Free" y éste los guíe a este espacio para que ellos mismos vean -en almacén- los productos en venta. Puedan retirarlos e irse habiendo vivido una experiencia diferente. Pero para eso tendrá que pasar la cuarentena.

Mientras tanto, Fernando Magno Nuñez Cordero, ya lo sabe. Es el emprendedor que creció en medio de una pandemia.

Podcast

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En el sexagésimo episodio: La presidenta de la Confiep ha vuelto a mencionar a Velasco. El gobierno ya oficializó una nueva fecha para la llegada de las vacunas. Y Urresti en peligro de quedar fuera.

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sudaca · Las fechas para las vacunas y el cuco velasquista

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Los géneros autobiográficos suelen tener dos encantos irresistibles: el primero, la posibilidad de hurgar en la intimidad del personaje; el segundo, una cercanía con la verdad fáctica que la ficción, como mandan los manuales, esquiva, esconde y enmascara de todas las maneras posibles.

 

Tampoco se trata de asumir, como lector, un papel inocente y creer letra a letra lo que dice una memoria, un diario o una autobiografía. La lectura de estos textos es siempre problemática, partiendo de su más radical y manifiesta imposibilidad: relatar de manera total la experiencia.

 

Su naturaleza, entonces, es fragmentaria y, sobre todo, confesional. El autor elige escenas significativas de su propia existencia y las rememora; selecciona personajes y traza el vínculo construido con ellos, pero, sobre todo, construye una imagen de su propia persona.

Estas reflexiones vienen a cuento a propósito de haber leído, con interés y placer, Confesiones de una editora poco mentirosa –aparecido originalmente el 2005–, de Esther Tusquets, volumen que llegó a Lima el año pasado en novísima edición, pero cuya difusión fue de hecho entorpecida por la pandemia.

 

Se trata del primero de tres volúmenes de memorias de la destacada escritora y editora, fundadora de la editorial Lumen, célebre por un catálogo de libros entre extraños y exquisitos que muchos recuerdan como una muestra de singularidad rara vez lograda por otros sellos. Los dos títulos que completan la trilogía son Habíamos ganado la guerra (2007) y Confesiones de una vieja dama indigna (2009).

La historia de una editora se entrecruza con la historia de la literatura misma, su figura es la de una suerte de coautora en la transformación del texto en libro, la conductora de ese mágico proceso –invisible a los lectores– por el cual un manuscrito (¿a qué se podría llamar hoy un manuscrito?) terminaba en las vidrieras de una librería.

 

Pero una editora que es además escritora, y eso Tusquets de sobra lo sabía, tiene un pie en cada orilla y, por lo que se lee en esta memoria, establece relaciones con los autores que edita para las que no encuentro mejor palabra que la complicidad, que es incondicional con los textos, pero relativa con las personas.

 

Así, al final del capítulo en el que narra pormenores de sus tratos con Camilo José Cela, remata, luego de poner de relieve la calidad de buena parte de su escritura: “Era un buen escritor, pero detrás de la aparatosa fachada no había (…) un ser que humanamente pudiera interesarme” (p.52).

 

Otro ejemplo tiene que ver con Mario Vargas Llosa, quien publicó en Lumen aquella irrepetible edición de Los cachorros con las fotografías de Xavier Miserachs. El texto iba y venía de Vargas Llosa a Tusquets, porque su autor, acusa la editora padecía de un perfeccionismo sin “límites ni remedio” (p. 68).

 

La aventura de editar, es una frase que podría sintetizar este libro, lleno de grandes personajes, de figuras míticas del campo literario, excepto por el último capítulo, que da cuenta del final abrupto e injusto de su carrera como editora. Tanta alegría necesitaba unas cuantas gotas de tristeza.

 

Confesiones de una editora poco mentirosa. Lumen: Barcelona, 2020.

El reconocimiento público que evidencie su valor es una gran vía para mantener motivados a los integrantes de tu equipo

El desempleo en Lima subió a 13% en 2020, el doble que en 2019, de acuerdo a la Encuesta Permanente de Empleo del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Tomando en cuenta esta información, y que según un informe de PWC, Perú ya contaba con un índice de rotación laboral del 20%, los trabajadores en nuestro país viven en una situación de constante incertidumbre.

Por ello es importante practicar la motivación laboral, un factor que debe formar parte del día a día entre los trabajadores. Según estudios de la Universidad de Warwick y del Wall Street Journal con Opener Institute for People, cuando un empleado está satisfecho con su puesto de trabajo es un 12% más productivo y un 31% más eficiente.

¿Cómo impulsar a tu equipo?

En estos tiempos de incertidumbre es importante que demos la calma y recursos suficientes a nuestro equipo. En ese sentido, el economista conductual David Laurent recomienda lo siguiente:

  1. Conócelos de verdad: Un líder de equipo debe saber cuáles son las metas profesionales de los integrantes de su equipo, pero es importante también conocer sus objetivos personales, es decir cuáles son sus virtudes, pasiones, o hobbies. “Recuerda que antes de ser trabajador, es una persona”, menciona Laurent. Esto genera un vínculo de confianza que ayuda a ambos lados.
  1. Que no dependan de ti: Capacita a tu equipo en sus labores para brindarles cierta independencia dentro del trabajo. No todas las decisiones pueden pasar por ti porque generaría un cuello de botella y el equipo no desarrollará su criterio propio. Lo mejor es empoderarlos y confiar en su desempeño.
  1. Reconoce su trabajo: Existe una razón por la que cada una de las personas de tu equipo están ahí. “Si está en tu equipo, seguramente hace algo bien”, recuerda el economista conductual. Es importante tomar el tiempo de reconocer directamente sus logros. Evidenciar su valor potencia su motivación. “Un plus es que enumeres a detalle las acciones que lograron con éxito”, recomienda Laurent.

OHL anunció la buena nueva desde su matriz en España hace tres días. “OHL se adjudica dos contratos por más de 80 millones [de euros] en Perú”, dice el comunicado. Se trata de la construcción del Hospital de Apoyo II de Chulucanas, por más de S/136 millones, obtenida a través del acuerdo ‘gobierno a gobierno’ con el Reino Unido; y de la ampliación norte del Metropolitano, ganada con la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), a través de Emape, por más de S/280 millones.  

 

Las relaciones públicas de OHL en Perú, sin embargo, parecen más cautas. Quizás sea porque aquí, pese a que la constructora licita con éxito, todavía tiene algunos pendientes con el Indecopi y el Ministerio Público. A continuación, Sudaca presenta material inédito sobre esos pendientes: correos electrónicos, cuadros de Excel y libros contables que describen el actuar de esta compañía durante el apogeo del llamado Club de la Construcción.

Las investigaciones

En febrero del 2020, el Indecopi abrió procedimiento administrativo sancionador “a 35 empresas constructoras y a 28 de sus ejecutivos porque se habrían puesto de acuerdo para no competir en el mercado y repartirse 112 licitaciones” públicas de carreteras entre el 2002 y 2016. OHL y su ejecutiva María Victoria Tizón figuran en la lista. El proceso abierto por el Indecopi equivale, en el ámbito administrativo, a una acusación. Esta espera ser resuelta por otra instancia del mismo organismo a fines de año.

 

Boletín oficial - OHL
Leyenda: A inicios del 2020 Indecopi publicó el listado de personas jurídicas y naturales responsables en lo que llamó un “cartel empresarial”.

En el ámbito penal, en noviembre del 2019 la jueza María de los Ángeles Álvarez incluyó a OHL, entre otras, como parte de una “presunta organización criminal [el denominado Club de la Construcción]” que “estableció el orden de prelación de quienes se adjudicarían las buena pro de los procesos de contratación convocados por Provías Nacional del Ministerio de Transportes y Comunicaciones”, previo pago de coimas, entre el 2011 y el 2014.

OHL apeló y logró, dos meses después, que una sala superior la excluyera del proceso. El argumento: que la acción penal se había extinguido tras la muerte de Carlos Conde Rodicio, exdirectivo de OHL sobre quien la fiscalía había hallado responsabilidad.

Aquella vez, el fiscal Germán Juárez, el encargado del caso en el equipo especial Lava Jato, argumentó que tenía facturas que vinculaban directamente a OHL con el sistema de pagos de sobornos del ‘club’. También dijo que, además de Conde, habría otros funcionarios involucrados. La sala superior no le dio la razón. Antes de que Juárez pudiera apelar llegó la pandemia.

Fuentes de la fiscalía dijeron a Sudaca que el equipo de Juárez está recabando información adicional contra la firma, pese a las dificultades para tomar declaraciones por la crisis sanitaria. “El equipo realiza actos de investigación ubicando a otros funcionarios que actuaron al mismo nivel que el fallecido a fin de incorporarlos al proceso penal y, con estos elementos, también a la empresa”, declaró una de las fuentes.

Los correos son claros

La española Obrascon Huarte Lain −OHL− ingresó al Perú en 2008, tras comprar el 94% de las acciones de la peruana Constructora TP S.A.C. (CTPSAC). Esta pertenecía al fallecido Carlos Tizón y a su familia. A partir de entonces, la hija del veterano constructor, María Victoria Tizón, pasó de la gerencia de administración a la gerencia comercial.

Doce años después, el Indecopi logró reunir archivos y testimonios que colocaron a la empresa en medio del escándalo llamado ‘Club de la Construcción’. Sudaca ha revisado parte de ese material y lo presenta en exclusiva.

El correo electrónico del 16 de noviembre del 2013, por ejemplo, tiene como asunto las palabras “Informacion prelacion [sic]”. La destinataria es María Victoria Tizón (Mavi) y el emisor, José María Romero Pinto, ex ejecutivo de Superconcreto del Perú, empresa que también es investigada por el Indecopi y el equipo especial Lava Jato.

En ese correo aparecen dos palabras de peso contundente para la investigación. Además del asunto, Romero le dice a Mavi: “quiero saber bien cuáles obras son las que nos están cargando. Cuándo se ejecutaron y sus montos. Además, el tema de cómo fue que nos cargaron 3 vueltas?”.

 

Información prelación
Desde que inició sus investigaciones el 2017, Indecopi trabajó con software norteamericano para lograr copias de archivos existentes o borrados de las computadoras de las empresas inspeccionadas.

La Resolución 003-2020 del Indecopi determinó que las constructoras se comunicaban a través de palabras clave: “una serie de criterios o pautas referenciales denominadas ´turno´, ´vuelta´, ´cuota´, ´prelación´ y ´acompañante´. En líneas generales, estos criterios permitían a los integrantes del cártel definir quién tenía la preferencia para adjudicarse una obra determinada de manera que tenga mayor justificación su asignación”.

Al ser interrogado, el exejecutivo de Cosapi Marco Aranda, quien se encuentra en calidad de confeso en el caso fiscal del Club de la Construcción, relató al Indecopi que “cualquier empresa tenía que esperar que todas las empresas contraten […]. Tenían que, básicamente, sentarse a conversar y a decidir quién iba primero o segundo. Eso es lo que se denominaba la ‘prelación’. Y había muchas reuniones para definir ese tema. […]. Básicamente me acuerdo yo que significaba la situación financiera, el apremio de tener trabajo”.

——- [Audio Marco Aranda, de Cosapi, sobre “prelación” ante Indecopi] ——

[47:32] E: ¿Y luego cómo hacían? Digamos, acababa y había dos empresas que querían la misma obra, ¿había un criterio para definir quién postulaba a qué o simplemente entre las dos tenían que…?

[47:40] MA: Tenían que, básicamente, sentarse a conversar y a decidir quién iba primero o segundo. Eso es lo que se denominaba la ‘prelación’. Y había muchas reuniones para definir ese tema.

[47:55] E: ¿Y cuáles eran los criterios para definir la relación?

[48:00] MA: Básicamente me acuerdo yo que significaba la situación financiera, el apremio de tener trabajo… esos argumentos.

[48:14] E: También hemos encontrado en algunos documentos la referencia a ‘turno’.

[48:20] MA: Claro, o sea, turno o prelación es algo bastante similar en concepto. O sea, yo tengo la prelación, yo tengo mi turno, más o menos. Esa era la definición.

 

Según los testimonios dados al Indecopi por exejecutivos del sector construcción, Aranda tenía un rol importante dentro de los acuerdos que se realizaban en las empresas presuntas miembros del cártel, en la sede de la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO) y restaurantes. Así, hay otra serie de correos que Mavi −de OHL− intercambia con Aranda sobre reuniones y obras.

Era diciembre del 2009 y OHL estaba interesada en la Licitación de la Carretera Punta Bombón – Ilo. En un primer correo, Mavi Tizón le dice al también ejecutivo de OHL, Jorge Aubinel: “hoy tuvimos una reunión en Cosapi para ver el tema de esta carretera [Punta Bombón-Ilo]. Parece que habían malentendidos, pero felizmente todo salió bastante bien […]. Mañana Marco [Aranda] tiene una reunión final con un amigo para confirmar que todo sigue su curso normal. Espero su respuesta”.

El mismo 9 de diciembre, Mavi Tizón pide a Rodolfo Weiss, de la constructora UPACA, conversar sobre la obra y éste le responde al día siguiente: “Por nuestra parte también continúa el interés en esta obra. Un aspecto importante a despejar es si nuestra participación es con cargo al turno del caso”.

 

Carretera Punta Bombom 1

Carretera Punta Bombom 2

En medio de las coordinaciones con UPACA, también investigada por pertenecer al presunto cártel de constructoras, Mavi Tizón le envía un mensaje a su directivo Jaime Crosby poniéndolo al día sobre lo que había quedado con Marco Aranda: “debía llevar a 2 [constructoras] más por el monto de la obra”.

Estas otras dos empresas, se menciona en el correo, no debían aparecer a la luz como socias en un consorcio y optaron por la modalidad de subcontratos. De las confesiones dadas a Indecopi se desprende que las empresas más pequeñas obtenían, gracias a estas modalidades, una democrática participación en los acuerdos del club.

Licitaciones MTC

 

Días después, el 19 de enero del 2010, siete postoras, además de OHL, fueron evaluadas y esta última no calificó. Mavi Tizón envió, entonces, un correo a Marco Aranda diciéndole: “los españoles están furiosos por la descalificación!!! […]. A ver cuándo conversamos sobre este tema y sobre Ayacucho 4”. Aranda intentó calmarla:“lo que les dijimos se mantiene incólume”.

Tizón insistió con su reclamo y Aranda le recordó que “por ejemplo, en mi caso, el tema se ha postergado por razones de involuntaria equivocación de los promotores y ahora yo me voy para después–cuando era el primero. Y yo entiendo y acepto y no perturbo nada. En el tema que tú dices además han quedado afuera otros amigos importantes”. La obra, dos semanas después, fue entregada a Obrainsa, otra de las investigadas por el caso del ‘club’.

Licitación Punta Bombom 3

 

Eventos actuales y futuros

Durante los interrogatorios con el Indecopi, Fernando Camet, ex directivo de JJ Camet, reconoció el sistema de concertación con el que trabajaron entre el 2002 y 2016. Explicó que los acuerdos de “turnos” tuvieron sus fallas, como la que se ve en esos correos. “Nunca tenía uno el camino allanado de que el turno se respetaba como ley. Siempre había alguien que argumentaba tener derechos o interés para tomar esa obra. Siempre había discusiones largas, argumentadas y había que pelearse para tomar un turno”, afirmó.

——- [Audio Fernando Camet, de JJCamet, sobre “turnos” ante Indecopi] ——

[Audio Fernando Camet, de JJCamet, en Indecopi]: [49:06] FC: La idea era que, de la cantidad de miembros, cada uno tomara un turno o medio turno o menor turno si era una empresa de menor tamaño y la idea era que al haber tomado cada uno ya su turno pasábamos a la segunda vuelta. Por eso se denominaba ‘vuelta’. Se trataba de que todos en la primera vuelta tomaran; todos en la segunda vuelta tomaran, y así sucesivamente. Cuando ya se había completado que todos habían tomado su turno, entonces se pasaba a la siguiente vuelta.

[49:52] E: ¿Y eso se cumplía? [49:44] FC: Nunca tenía uno el camino allanado de que el turno se respetaba como ley. Siempre había alguien que argumentaba tener derechos o interés para tomar esa obra. Siempre había discusiones largas, argumentadas y había que pelearse para tomar un turno.]

 

La contabilidad de los sobornos

Ante la justicia y ante los medios de comunicación, OHL siempre ha rechazado haber formado parte del Club de la Construcción. Incluso, ha llegado a asegurar que todos sus procesos los ganó con transparencia y que “mantiene una política de tolerancia cero con la corrupción”.

Sin embargo, todos sus pasos en Perú tienen registro. Sudaca presenta en exclusiva dos archivos contables que vinculan a OHL de forma directa con Lual Contratistas. Lual, según confesión de parte ante la fiscalía, fue usada de fachada por los operadores del club a fin de emitir facturas que permitieron a las constructoras justificar ante Sunat la salida de los millonarios pagos por coimas.

En los libros contables de Lual Contratistas de enero y febrero del 2013, que aquí presentamos, figuran tres facturas con OHL, por un monto total de  S/3.320.946. Un extrabajador de esta compañía ratificó a este medio que las facturas siempre se giraban por órdenes de servicios falsas o trabajos que jamás se realizaban.

Registro de ventas e ingresos 1

Registro de ventas e ingresos 2

 

Estos documentos, que Sudaca entregará a las autoridades de justicia, se suman a tres facturas que el equipo especial Lava Jato ya tiene en su poder y que ratifican los vínculos entre OHL y Lual.

Indecopi, por su parte, también ha logrado recabar un cuadro de Excel elaborado en el 2012 por Marco Aranda, de Cosapi, y que sintetiza −año a año hasta el 2014− los “turnos” con los que los empresarios se habrían repartido las licitaciones de carreteras. En dicho cuadro aparece el nombre de las constructoras Tizón y OHL como dueñas de siete turnos o licitaciones.

 

Licitaciones en obras públicas

El equipo investigador del Indecopi ha calculado que entre el 2002 y el 2016, años que ha estimado operó el sistema de repartición, OHL se hizo de contratos con Provías-MTC por un monto superior a los S/587 millones.

 

Nuevas obras: ¿licitaciones con criterios ‘éticos’?

El último 29 de diciembre, la MML anunció la firma del contrato para la construcción de la ampliación norte del Metropolitano con OHL y la mexicana Gami Ingeniería e Instalaciones. Ambas empresas, unidas en el llamado Consorcio Metropolitano Norte, ganaron la obra “por un monto mayor a los S/280 millones”. El alcalde limeño Jorge Muñoz encabezó la colocación de la ‘primera piedra’ de la obra el miércoles pasado.

El corredor de buses incluye 18 estaciones que irán desde la actual estación Naranjal, en Independencia, hasta la intersección de las avenidas Universitaria y Chimpu Ocllo en Carabayllo. Al cierre de esta edición, la comuna limeña no respondió sobre los detalles del proceso, las empresas que compitieron con OHL, ni los criterios de transparencia y fiscalización para la misma.

También terminando diciembre del año pasado, la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) adjudicó a OHL la construcción del Hospital Apoyo II de Chulucanas, en Piura, por S/136 millones.

El proceso de contratación se ejecutó a través del Acuerdo de Gobierno a Gobierno con el Reino Unido e Irlanda del Norte. El equipo de comunicaciones de la ARCC respondió a Sudaca que dicho país, “como parte del proceso de precalificación, incluyó como uno de los parámetros de evaluación el criterio denominado ‘Ética’”. Explicó la ARCC que, en este acápite, el Reino Unido “buscaba obtener información de las empresas participantes sobre si fueron condenadas por algún incumplimiento ético incluyendo, pero sin limitarse a, soborno, malversación, hurto, fraude, y/o extorsión en los últimos cinco años”. ¿Calza una empresa vinculada al Club de la Construcción en ese parámetro de ‘ética’?

Sobre este punto, el abogado Alberto Retamozo, árbitro y consultor en contrataciones con el Estado, explicó que si bien OHL no tiene condenas efectivas a nivel penal, “sí debió poner en conocimiento, por un tema de transparencia [ético, precisamente], que el Indecopi le había iniciado a la fecha un procedimiento administrativo sancionador por concertación y vulneración de la libre competencia”.

La gravedad de la omisión de OHL, explicó Retamozo, está en que el proceso abierto por el Indecopi podría acabar con un fallo en contra y ello “implicaría, además de la sanción, que el Tribunal de Contrataciones del Estado podría inhabilitarla para contratar con el Estado por vulnerar el principio de libre competencia. Esto constituye un riesgo ya que, de ganar [una obra] y luego ser sancionada, generaría un problema de gestión para el órgano público que la contrató”.

 

Clausula Anticorrupción
El Reino Unido establece una “Clausula Anticorrupción” para sus contratos bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno. Este modelo rige la obra del Hospital de Chulucanas obtenida por OHL.

OHL niega cargos

Sudaca solicitó entrevistas a voceros de OHL en España y el Perú, pero no obtuvo respuestas. Sin embargo, este portal sí logró conversar con María Victoria Tizón, ex accionista y ejecutiva de OHL, protagonista de varios de los correos que obran en el expediente del Indecopi.

Tizón informó que no tiene vínculo con el grupo OHL desde octubre del año pasado. Respecto a las sospechas de corrupción en contra de la compañía, respondió que nunca participó en esos actos, pero que no sabe “si la empresa, a través de otros funcionarios, lo habrá hecho”.

Sobre sus diálogos con Marco Aranda, Tizón sostuvo que solo se enmarcan en el contexto de que ella debía mantener un fluido contacto con el premio luego de que OHL adquiriera la empresa Tizón en el 2008. Admitió que existió un nivel de diálogo entre los constructores: “ese tipo de conversaciones era normal. Había veces que decía ´pero si tú tienes 3 obras, a los que no tenemos nada déjanos presentarnos para ganar algo´. Ese tipo de conversaciones sí ha habido, no lo niego. Eso no es concertación”.

La hija heredera de la constructora Tizón, que fue adquirida por OHL, aseguró también que desconoce la existencia de facturas entre Lual Contratistas y OHL: “yo no lo he hecho ni me consta, no sé si la empresa lo habrá hecho”. Sin embargo, la ingeniera sí reconoció que en un evento en Capeco le presentaron a Rodolfo Prialé. “Me dijo qué gusto conocerte, aquí estoy en lo que necesites, y punto. Nunca más lo volví a ver”, aseguró. Prialé, quien se ha allanado a las investigaciones, fue dueño de Lual Contratistas y es sindicado como el operador del Club de la Construcción cuyo rol era ser el nexo entre las empresas y los funcionarios corruptos del MTC.

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Club de la construcción, OHL

Los nuevos ambientes de trabajo serán predominantemente virtuales con el avance de la pandemia. Por ello, Gabriel Regalado, CEO de Mercer Perú recomienda afrontar este proceso de adaptación o “reskilling” con la mayor apertura física y emocional

Conforme se prolonga la pandemia, la necesidad de desarrollar habilidades digitales se hace más urgente. Un estudio de EY Perú, publicado en setiembre del año pasado, encontró que el 55% de empresas peruanas ya había implementado cambios en su estructura organizacional para contar con equipos que tengan mayores capacidades digitales, principalmente, debido al trabajo remoto.

En todo el mundo el escenario es similar. De acuerdo a un análisis del Foro Económico Mundial, casi un tercio de todos los empleos del mundo se transformarán por la tecnología en la próxima década. Para Gabriel Regalado, CEO de Mercer Perú, lo abrupto de esta transición obliga a que sean los propios profesionales quienes busquen formas de adaptarse al nuevo contexto.

“Es evidente la necesidad de capacitarnos en nuevas habilidades, sin embargo, la velocidad del avance tecnológico imposibilita una respuesta eficiente de la academia y los gobiernos. Por ello, la carga del proceso recae en las compañías y nosotros mismos”, afirma.

Estrategias para reinventarse

Como lo indica el artículo “La transformación digital es sobre el talento, no sobre la tecnología”, de la revista Harvard Business Review, es posible adquirir muchas herramientas distintas, pero el talento de un buen equipo es invaluable. En esa misma línea, Regalado considera que existen al menos cuatro principios para el “reskilling” o adaptación de las habilidades:

Las fortalezas. Enfocarnos en las fortalezas nos permite desarrollar con mayor rapidez ciertos conocimientos y habilidades, ganando la confianza necesaria para proseguir.

Establecer un “quick win”. Entender las demandas de habilidades alrededor del área de experiencia que se tiene. Esto ayuda a establecer objetivos de corto plazo y es fundamental para seguir potenciando la confianza.

Revisar la tendencia de la industria. Entender lo que sucede en las compañías del mismo giro empresarial ofrece algunas pistas sobre qué habilidades se deben potenciar primero. Ello, siempre que tu plan sea continuar en la misma industria.

Consultar al círculo de confianza. Todos tenemos un grupo de colegas y profesionales a los que respetamos, por lo cual consultarles sobre su opinión en nuestro desarrollo nos permitirá ver este proceso desde otros ojos. Esto con seguridad brinda otra perspectiva sobre el camino a seguir.

“Si bien estos puntos se basan en áreas conocidas –fortalezas, industrias, y colegas–, no es menos cierto que debemos afrontar el proceso desde la apertura mental y emocional para adquirir nuevos conocimientos, considerando que el mismo podrá hacernos sentir incómodos, y tendremos que lidiar con ello enfocados en nuestro objetivo”, precisa.

​​​​​​​Las pasarelas de pago son muy importantes para lanzarse al mercado de las ventas por internet. Experto recomienda escoger una que cuente con la tecnología necesaria para soportar una gran cantidad de compras.

Debido a las restricciones en el libre tránsito y la nueva cuarentena, incluso los bienes esenciales están siendo vendidos a través de internet. Por lo tanto, ahora más que nunca, los negocios requieren de una herramienta que les permita tener pagos seguros a través de sus tiendas virtuales. Es allí donde entran a tallar las pasarelas de pago.

Según la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (Capece), una pasarela de pago es la que se activa a partir del botón “pagar” y permite que el comprador utilice distintos medios de pago (tarjetas de crédito, de débito, cuenta de depósitos, pagos en banco, en efectivo, entre otras opciones). Se encarga de “transportar la transacción a las redes procesadoras de los pagos”.

En el Perú, existen más de diez pasarelas de pago distintas, pero cada una tiene sus propios atributos y diferentes maneras de integrarse al sitio web del negocio. Para Óscar Quevedo, Head of Marketing and Design de la pasarela de pagos Kushki, la seguridad en las compras tiene que ser uno de los focos para cualquier empresario.

“Se debe contar con aliados estratégicos que ofrezcan garantías para los clientes en cuanto al resguardo de sus datos e información financiera. Los empresarios deben entender que, si no ajustan sus procesos desde tener una buena página web, procesos de compras seguras y estrategias de entrega eficientes, pondrán en juego muchas cosas como la reputación y la credibilidad del sector”, precisa.

Tecnología y buen servicio

Respecto a la experiencia del cliente, Quevedo recuerda que el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) emitió recientemente una normativa que sanciona el fraude, las demoras en pagos y las entregas de productos. Por ello, es fundamental trabajar con pasarelas de pago que garanticen la seguridad de los clientes.

“Las pasarelas de pago deben contar con varias medidas dentro de su infraestructura como políticas y procesos de seguridad. En Kushki, trabajamos sobre la plataforma AWS (Amazon Web Services) quien provee de diversas herramientas de seguridad como firewall perimetral, WAF, segmentación de red, escáner de vulnerabilidades interno y externo (ASV), antimalware, cifrado de base de datos, bóveda de contraseñas, entre otros”, comenta.

Vale la pena mencionar que las certificaciones también permiten conocer que la pasarela que está ofreciendo sus servicios a los comercios tiene la tecnología para aguantar una gran cantidad de compras. Esta capacidad es muy importante para que los consumidores no tengan problemas a la hora de hacer sus compras.

Si las organizaciones garantizan que su infraestructura tecnológica puede recibir un alto tráfico, y eso se suma a un buen posicionamiento, seguramente la coyuntura les ayudará a potenciar sus ventas y mitigar los efectos de la crisis.

Ser capaces de adaptarnos con resultados positivos a situaciones adversas es un factor clave para el desarrollo en un escenario tan cambiante como el actual

El 2020 fue un año distinto a cualquier otro. Todo lo planificado cambió y, de una u otra forma, tuvimos que adaptarnos a los efectos de la pandemia de la COVID-19. Muchos cambios por factores externos producen una crisis personal que nos aleja del desarrollo planificado. Se hace necesario, entonces, aprender a vivir en tiempos de incertidumbre y aun ante la crisis, adaptarnos con resultados positivos. Esa habilidad de supervivencia puesta en práctica ante la adversidad se conoce como resiliencia.

Para la Asociación Americana de Psicología ser resiliente significa llevar “el proceso de adaptación exitosa frente a la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o las fuentes significativas de estrés, tales como problemas familiares, o en las relaciones interpersonales, graves problemas de salud, así como situaciones de estrés a nivel laboral o financiero”.

Ya en el 2018, INEI describe este valor como una característica necesaria para el desarrollo sostenible del Perú hacia el 2030 y se propone “fomentar la resiliencia de las personas ante situaciones de vulnerabilidad a los fenómenos externos relacionados con el clima y otras perturbaciones y desastres económicos, sociales y ambientales”. Por ello, es importante cultivar este valor en beneficio de nuestra vida personal y laboral. Además, es una característica importante también de las organizaciones con proyección a un desarrollo sostenible.

Resistiendo a la pandemia

José Miguel Marchena, director de Innovación y Desarrollo de ISIL detalla que para septiembre de 2020, el 44% de los ejecutivos de las principales empresas manifiestan tener un mal clima laboral y por ello, se hará necesario invertir en servicios de salud y bienestar. “Estos resultados son el reflejo de la necesidad de las personas en poner como prioridad su salud mental y física y en el caso de las empresas, el protagonismo que tienen sus colaboradores de cara a la situación que vivimos por la pandemia”, manifestó Marchena. Por ello, las organizaciones y emprendimientos deben cuidar ese equilibrio y bienestar que necesita toda persona para desarrollar su trabajo de la mejor manera y así, la empresa también pueda sobrevivir y reinventarse en tiempos complejos. Esa característica es conocida como resiliencia organizacional. 

Resiliencia organizacional: Para la compañía de normas comerciales, BSI, la resiliencia organizacional se define como la capacidad de una organización para anticiparse, prepararse, responder y adaptarse a los cambios cada vez mayores y a las interrupciones repentinas con el fin de sobrevivir y prosperar.

Equilibrio entre la vida laboral y personal: Para la doctora Patricia Cossío Torre, una organización es considerada como resiliente solo si sus empleados tienen un equilibrio entre su vida personal y laboral. De esta forma, los objetivos de la compañía se cumplen si la persona siente también que cumple sus objetivos personales y si considera que la empresa lo valora y cuida con empatía, considerando las dificultades personales que puede atravesar en una época de tanta incertidumbre como la actual. Ese clima de reciprocidad permite también que el trabajador se adapte con mayor facilidad a las nuevas estrategias y enfoques de la empresa.

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