Todo parece indicar que lo mejor que le puede pasar al país es que Dina Boluarte dure hasta el 2026, pero debe haber oposición recia y vigilante, no solo de un sector del espectro ideológico, que, por ende, será el único que cosechará eventualmente de ello. Sin caer en la irresponsabilidad demagógica de la izquierda, el centro y la derecha deben marcar la correcta distancia de un gobierno que muestra severas falencias y ausencia de perspectiva.
–La del estribo: muy recomendable la obra El diablo, en base a un cuento de León Tolstói. Bajo la dirección de Mateo Chiarella y Lucho Tuesta, va en el teatro Blume, hasta el 26 de junio, de viernes a lunes. Entradas en Teleticket.
No es un escenario catastrófico. Hace dos meses había 18 candidatos de centroderecha, cuya dispersión amenazaba con entregarle en bandeja el pase a la segunda vuelta electoral a un candidato de izquierda disruptiva, que se llevaría toda la bolsa poblacional izquierdista, dado el desprestigio enorme en el que se ha visto embarcada la supuesta izquierda moderada (Verónika Mendoza y adláteres).
Ojalá seamos testigos de una segunda vuelta entre dos candidatos de centro o de derecha, lo que aseguraría la continuidad del modelo económico, y se esperaría que las reformas urgentes (salud, educación, seguridad, descentralización, etc.) se empiecen a plasmar. En un ciclo virtuoso, con tranquilidad congresal (habrá que suponer que se ha aprendido la lección del 2016), el Perú podría dar vuelta a la página a la crisis política y la parálisis económica por la que discurre.
Si se conquista la paz social, el Perú habrá logrado superar un trance golpista digitado por los castillistas radicales, dolidos por la legítima expectoración de su líder, y los remanentes senderistas que querían hacer de esta protesta, el reinado del caos y el descalabro. Sería un triunfo de la democracia y de un gobierno que, a pesar de múltiples errores cometidos, demostró templanza y carácter en momentos muy complicados.
Entonces, ante lo nuevo en política que no termina cuajar, ni de ser consistente en el tiempo (léase liderazgo y organización), y ante un gobierno mediocre como el de Castillo (que en su momento significó novedad), lo ya existente–con experiencia político- puede tomar protagonismo. Tengamos en cuenta algo: en un sistema frágil, la habilidad política cobra protagonismo.
El Movimiento Regional Agua de Huancavelica es el más antiguo de los tres que han sido protagonistas en este proceso electoral. Su fundación data de 2015 y, al igual que en los casos de Ancash y Ayacucho, tuvo a su fundador como el candidato a gobernador regional. Samuel Morán Cárdenas de 68 años, a quien sus seguidores se refieren como “padre Samuel” por su paso como docente en una institución educativa religiosa, obtuvo 87,704 votos según el conteo de ONPE, pero no le alcanzaron para superar a su rival del Movimiento Regional Ayni.
La agrupación política de Morán Cárdenas, que se define como independiente, regional y “sin ideologías políticas de codicia y maldad” y también prioriza en su ideario el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales, ha tenido a dos candidatos ganadores en las municipalidades provinciales de Angaraes y Catrovirreyna. Pero, además, han sumado veinticuatro alcaldías distritales en Huancavelica.
No obstante, el proceso electoral no estuvo libre de problemas para el padre Samuel. En agosto, el Jurado Electoral Especial de Huancavelica lo excluyó en primera instancia por no haber declarado empresas que tenía a su nombre. “El padre Samuel no tenía la obligación de hacer declaración de estas empresas en su hoja de vida, a razón que desde el 2014, 2016 y 2018, respectivamente había hecho venta de estas acciones”, señaló su abogada Magaly Contreras en declaraciones recogidas por Diario Correo. El candidato de la gota apeló y, finalmente, fue devuelto a la contienda.
Samuel Morán Cárdenas obtuvo el 44.696% en las elecciones del domingo 2 de octubre. Imagen: Diario Correo
Fuerzas políticas jóvenes en años de existencia aunque no necesariamente con candidatos y que encaran las elecciones dándole un lugar importante en sus discursos al cuidado ambiental lejos del debate dicotómico derecha versus izquierda que sí predomina en la capital. Así se podría definir a estos candidatos de la gota de agua que han rebalsado las ánforas de tres regiones del Perú convirtiéndose en una de las alternativas políticas más ganadoras que dejaron las elecciones de este año. A partir del 2023 se verá si sus representantes en más de cien distritos, trece alcaldes provinciales y un gobernador regional logran consolidar el nombre de sus partidos o si, como tantas veces ha ocurrido en la política nacional, son un fenómeno momentáneo.
Otro aspecto para resaltar en la campaña electoral brasileña es el peso que adquirió en el electorado la sugerencia del futbolista Neymar de votar por Jair Bolsonaro, haciendo que se pierda de vista el apoyo que tuvo de intelectuales a Luis Ignacio Da Silva. Y es que los intelectuales, al estar alejado del mundo de los medios y las redes sociales, se hacen sentir como lejanos del quehacer cotidiano. A comparación de Neymar, que es una figura mediática, que a ritmo de samba y goles motiva mentes y corazones.
Cómo llegarán para el 30 de octubre, día del balotaje. Es una pregunta razonable que generará búsquedas de formatos de audiencia. Como en otros países, Brasil se encuentra a río revuelto, polarizado. Esa elección se decidirá la última semana.
La derecha, sobre todo, dada la aguada constitución del centro en el Perú, tiene la oportunidad de retomar el protagonismo político, aunque va a depender, en mucho, de que la gestión de López Aliaga como burgomaestre de Lima sea buena y no un desastre. Si el líder de Renovación Popular logra cumplir con un porcentaje importante de sus promesas, y él mismo no se presenta el 2026, allanará el camino para que se afiancen candidaturas derechistas más potables y con menos anticuerpos (hay que subrayar que RLA ha ganado con el porcentaje de votos más bajo de la historia electoral edil de la capital).
6. ¿El sur antisistema?: En Apurímac, donde hace poco se vio una buena acogida al primer mitin de Antauro Humala, ha sido el partido de Popy Olivera, Frente de la Esperanza, quién ha ganado la presidencia regional. En El Cusco se disputarán la segunda vuelta Somos Perú y Movimiento Regional Pachakuteq- ninguno de los dos de izquierda. Y en Arequipa, el movimiento regional Yo Arequipa, cuyo candidato parece tener un discurso moderado. ¿Será realmente que el sur tiende a votar por candidatos antisistema, o es que, en las elecciones nacionales, ningún candidato de Lima logra representar los intereses de sus ciudadanos? Algo para reflexionar para los partidos que tienen intenciones en las próximas elecciones generales.
*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.
Hay algo terrible en los discursos de odio, sobre todo porque aumentan las probabilidades de la realización de actos de odio. Pero, ¿no es acaso la realización del acto una certeza absoluta? ¿Y no son acaso la violación y el asesinato la consumación máxima del odio? En el caso de Fujimori-Castillo, muchos optamos por el desastre probable (Castillo), en lugar de la legitimación del desastre ocurrido (Fujimori), en parte, pero no solamente, porque esto traería peores consecuencias. Esto da para una clase de filosofía, pero (¿dónde está mi vodka? Sí, aquí. Eso, Así, puro no más, sin naranja), es posible que para alguien que votó por Castillo en el 2021, sea coherente el haber deseado que gane López-Aliaga en el 2022.
[Nota: no creo que los simpatizantes de RLA lean mis columnas. Si lo hicieran, y tomaran lo dicho como algo positivo, esto simplemente demostraría que no saben leer].
* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas.