Luego dice que a sus hijos no los han incluido e inclusive hace una referencia desafortunada contra el señor Succar, diciendo que ellos son “harina de otro costal”, o sea minimizando el hecho, cuando está claro que en documento enviado por el Country Club de Villa a Alexander Succar dice: “y esta sanción alcanza a su cónyuge y a sus hijos”. Así está escrito, en negro sobre blanco. Yo pregunto por qué un dicho de una médica que no tiene cómo acreditarse puede tener más valor que lo dicho por Succar, quien, dicho sea de paso fue quien se quejó, y Passalacqua lo admite en la carta notarial que le envía a mi cliente.
Ahora qué cosa es rescatable de la carta notarial que le envía Price Passlacqua a Alexander Succar, que existen los videos y los testigos. Puntualmente eso que el señor Succar solicitó desde el primer momento que le iniciaron un proceso disciplinario, además, el señor Succar solicitó una cita presencial, que no se la dieron ni le contestaron. Si tenían todas estas pruebas por qué no se las alcanzaron al señor Succar, ni siquiera respondieron, o sea el Comité continuó con el proceso.
En la carta a título personal que le envía el señor Passalacqua, tampoco adjunta imágenes que efectivamente corroboren lo dicho. Pero acá el hecho fundamental es que al señor Succar se le han conculcado sus derechos constitucionales a un debido proceso, porque han violentado el proceso disciplinario, Price le da 10 días a Succar para presentar sus pruebas y sus alegatos, pero resuelven antes que culmine el plazo, a pesar que se les había solicitado los audios y los videos para poder contestar de forma debida, y eso va en contra de dos derechos constitucionales fundamentales que es al debido proceso administrativo que en este caso ha sido violado y a la efectiva defensa. Cómo alguien se puede defender si no tiene toda la documentación para poder rebatir esas acusaciones, eso es elemental en cualquier proceso administrativo, civil o penal. Eso, además de estar protegido en la Constitución, está normado en el Código Procesal Civil y en la Ley de Procedimiento Administrativo.
Por tal razón, es evidente que Succar tiene temor de entrar al club porque él no se va a prestar para que le abran un tercer proceso disciplinario que significaría que lo separen definitivamente del club.
Doctora Olazábal, usted es la persona que mejor conoce el drama vivido por señor Alexander Succar en Club de Villa, entonces díganos ¿por qué el señor no obtiene justicia?
Las demandas hechas en el juzgado de Chorrillos han sido rechazadas, ni siquiera se ha podido empezar el juicio, el de la denuncia penal por difamación y calumnia, de plano se declaró improcedente; sin embargo, cuando alguien declara improcedente una denuncia penal como esa, lo que está haciendo es no poder entrar al fondo del asunto porque si la declara improcedente es porque él considera que no reúne los requisitos y que es una presentación cuyo rechazo tiene que ser flagrantemente realizado, entonces no puede pronunciarse sobre el fondo del asunto porque no ha habido juicio o sea no ha habido pruebas que se han actuado ni nada.
¿Por qué se rechazan las demandas?
Para mí o es una ignorancia de los jueces tanto de primera instancia como la de segunda instancia o tendría yo que ponerme a pensar sobre alguna mano negra que está habiendo por ahí y que no se puede demostrar. Porque los jueces tienen autonomía, lo que ellos dicen es ley en su terreno y por eso uno tiene que recurrir al superior, pero en este caso como lo han declarado ya en el superior han confirmado la de primera instancia ya no podemos ir a la vía casatoria, porque han modificado la casación y entonces ahora para que los jueces supremos trabajen cada vez menos ya no suben a la Corte Suprema muchos procesos y se quedan ahí.
Hace un montón de años, por lo menos dos generaciones atrás, el cantante Roberto Carlos sorprendió a sus seguidores con la canción ‘Cóncavo y convexo’, una suerte de simplificación del concepto asiático del Ying y el Yang, los opuestos eternos: la feminidad versus la masculinidad, la pasividad contra la actividad, la tierra, la oscuridad y la absorción frente al cielo, la luz y la penetración. Y en el fondo, la lucha permanente de la bondad contra la maldad. Por eso, tal como reseñáramos hace una semana la lucha solitaria de Alexander Succar contra los socios más caracterizados del Country Club de Villa, sus comités de vigilancia y de castigo y los jueces que nunca le dieron la oportunidad de conocer los expedientes de su caso, nosotros acudimos a escucharlos a él y a su abogada y a la parte contraria. Como el abuso se robustece cuando no hay árbitros disponibles, los “dueños del club” llegaron al colmo de sostener que habíamos apelado a la barra brava del club de fútbol más importante del país para lanzarla contra ellos. Por tales consideraciones, le pedimos a usted, apreciado lector, que sopese todas las versiones, para que usted y solo usted llegue a las mejores conclusiones.